Texto Capítulo 11 - DIOS O EL EGO - Un Curso de Milagros

“Con lentitud, constancia y amabilidad se gana esta carrera” Ken Wapnick
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Capítulo 11

DIOS O EL EGO

Índice del Capítulo (Haz clic para desplegar)

Introducción


1. O Dios está loco o bien es el ego el que lo está. ²Si examinas imparcialmente las pruebas que ambas partes presentan, te darás cuenta de que eso tiene que ser verdad. ³Ni Dios ni el ego proponen un sistema de pensamiento parcial. ⁴Ambos sistemas son internamente coherentes, aunque diametralmente opuestos en todo, de tal modo que una lealtad parcial es imposible. ⁵Recuerda también que sus resultados son tan diferentes como sus cimientos y que sus naturalezas fundamentalmente irreconciliables no pueden ser reconciliadas alternando entre ellos. ⁶Nada que esté vivo es huérfano, pues la vida es creación. ⁷Por lo tanto, toda decisión que tomas es invariablemente la respuesta a la pregunta: “¿Quién es mi padre?” ⁸Y serás fiel al padre que elijas.

2. No obstante, ¿qué le dirías a alguien que creyese que esta pregunta realmente entraña conflicto? ²Si tú concebiste al ego, ¿cómo habría podido él concebirte a ti? ³El problema de la autoridad sigue siendo la única fuente de conflictos porque el ego se originó como consecuencia del deseo del Hijo de Dios de ser el padre de su Padre. ⁴El ego, por lo tanto, no es más que un sistema ilusorio en el que tú concebiste a tu propio padre. ⁵No te equivoques con respecto a esto. ⁶Parece una locura cuando se expone con perfecta honestidad, pero el ego nunca examina lo que hace con perfecta honestidad. ⁷Sin embargo, ésa es su premisa demente, la cual está cuidadosamente oculta bajo la tenebrosa piedra angular de su sistema de pensamiento. ⁸Y o bien el ego—que tú concebiste—es tu padre o bien todo su sistema de pensamiento se viene abajo.

3. Tú fabricas mediante la proyección, mas Dios crea mediante la extensión. ²Eres la piedra angular de la Creación de Dios, pues Su sistema de pensamiento es la Luz. ³Recuerda que los Rayos están ahí aunque no se vean. ⁴Cuanto más te aproximas al centro del sistema de pensamiento de Dios, más clara se hace la luz. ⁵Cuanto más te aproximas al sistema de pensamiento del ego, más tenebroso y sombrío se vuelve el camino. ⁶Sin embargo, incluso la pequeña chispa que se encuentra en tu mente basta para iluminarlo. ⁷Lleva esa luz contigo sin ningún temor, y valerosamente enfócala en los cimientos del sistema de pensamiento del ego. ⁸Estáte dispuesto a juzgarlo con absoluta honestidad. ⁹Pon al descubierto la tenebrosa piedra angular de terror sobre la que descansa y sácala a la luz. ¹⁰Ahí verás que se basaba en la insensatez y que todos tus miedos eran infundados.

4. Hermano mío, eres parte de Dios y parte de mí. ²Cuando por fin hayas visto los cimientos del ego sin acobardarte, habrás visto también los nuestros. ³Vengo a ti de parte de nuestro Padre a ofrecerte todo nuevamente. ⁴No lo rechaces a fin de mantener oculta la tenebrosa piedra angular, pues la protección que te ofrece no te puede salvar. ⁵Yo te daré la lámpara y te acompañaré. ⁶No harás este viaje solo. ⁷Te conduciré hasta tu Padre, Quien, como yo, tiene necesidad de ti. ⁸¿Cómo no ibas a responder jubilosamente a la llamada del amor?


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Comentario de Isa Castrillón
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I. Los regalos de la paternidad


1. Te has dado cuenta de tu necesidad de curación. ²¿Le ofrecerías entonces cualquier otra cosa a la Filiación, habiendo reconocido la necesidad que tú mismo tienes de ella? ³Pues en esto estriba el comienzo del retorno al Conocimiento; los cimientos sobre los que Dios te ayudará a construir de nuevo el sistema de pensamiento que compartes con Él. ⁴Ni una sola piedra que coloques sobre esos cimientos dejará de ser bendecida por Él, pues estarás restaurando la santa morada de Su Hijo, donde Él dispone que Su Hijo esté y donde está. ⁵Sea cual sea la parte de la mente del Hijo de Dios en la que reinstauras esta realidad, la reinstauras también en ti mismo. ⁶Moras en la Mente de Dios junto con tu hermano, pues la Voluntad de Dios no es estar solo.

2. Estar solo es estar separado de lo infinito, mas ¿cómo iba a ser posible esto si lo infinito no tiene fin? ²Nadie puede estar más allá de lo ilimitado porque lo que no tiene límites está necesariamente en todas partes. ³En Dios no hay principios ni finales, pues Su universo es Él Mismo. ⁴¿Cómo ibas a poder excluirte a ti mismo del universo o de Dios que es el universo? ⁵Mi Padre y yo somos uno contigo, pues tú formas parte de nosotros. ⁶¿Crees realmente que parte de Dios puede extraviarse o estar ausente de Él?

3. Si no formaras parte de Dios, Su Voluntad no estaría unificada. ²¿Es concebible esto? ³¿Podría una parte de Su Mente no contener nada? ⁴Si nadie excepto tú puede ocupar tu lugar en Su Mente y el que lo ocuparas constituyó tu creación, sin ti habría un lugar vacío en la Mente de Dios. ⁵La extensión no puede ser bloqueada ni tampoco tiene vacíos. ⁶Continúa eternamente, por mucho que sea negada. ⁷Negar su realidad puede constituir un retraso en el tiempo, pero no en la eternidad. ⁸Por eso es por lo que tus creaciones no han cesado de extenderse y por lo que hay tanto esperando tu retorno.

4. Esperar es posible únicamente en el tiempo, pero el tiempo carece de significado. ²Tú que inventaste las demoras puedes dejar atrás el tiempo reconociendo simplemente que ni los principios ni los finales fueron creados por el Eterno, Quien no impuso límites a Su Creación o a aquellos que crean como Él. ³Desconoces esto debido simplemente a que has tratado de limitar lo que Él creó y, por lo tanto, crees que la Creación está limitada. ⁴¿Cómo, entonces, ibas a poder conocer tus creaciones habiendo negado lo infinito?

5. Las leyes del universo no admiten contradicciones. ²Lo que es válido para Dios es válido para ti. ³Si no crees que estás en Dios, tampoco creerás que Él está en ti. ⁴Lo infinito no tiene sentido sin ti y tú no tienes sentido sin Dios. ⁵Dios y Su Hijo no pueden tener fin, pues somos el universo. ⁶Dios no está incompleto ni desprovisto de Hijos. ⁷Puesto que Su Voluntad no fue estar solo, creó un Hijo como Él. ⁸No Le niegues Su Hijo, pues tu renuencia a aceptar Su Paternidad te ha negado a ti la tuya. ⁹Ve en Sus Creaciones a Su Hijo, pues las tuyas fueron creadas en Su honor. ¹⁰El universo del amor no se detiene porque tú no lo veas, ni tus ojos han perdido la capacidad de ver por el hecho de estar cerrados. ¹¹Contempla la gloria de Su Creación y te darás cuenta de lo que Dios ha salvaguardado para ti.

6. Dios te ha dado un lugar en Su Mente que es tuyo para siempre. ²Pero sólo puedes conservarlo si lo das de la misma manera en que se te dio. ³¿Cómo ibas a poder estar solo allí cuando se te dio precisamente porque Dios no dispuso estar solo? ⁴No es posible reducir la Mente de Dios. ⁵Tan sólo se puede expandir, pues todo lo que Él crea tiene la función de crear. ⁶El amor no limita, y lo que crea no está limitado. ⁷Dar sin límites es lo que Dios ha dispuesto para ti porque eso es lo único que puede brindarte Su Júbilo, el cual es Su Voluntad compartir contigo. ⁸Tu amor es tan ilimitado como el Suyo porque es el Suyo.

7. ¿Cómo iba a ser posible que una parte de Dios estuviera excluida de Su Amor o que una parte de Su Amor pudiera ser restringida? ²Dios es tu patrimonio porque Su único regalo es Él Mismo. ³¿Cómo puedes conocer el regalo que Él te dio salvo dando como Él da? ⁴Da, pues, sin límites ni mesura, para que te des cuenta de cuánto te ha dado Él. ⁵Tu capacidad para aceptar a Dios depende de que estés dispuesto a dar como Él da. ⁶Tu paternidad y tu Padre son uno. ⁷La Voluntad de Dios es crear, y tu voluntad es la Suya. ⁸De ello se deduce, entonces, que tu voluntad es crear, toda vez que tu voluntad emana de la Suya. ⁹Y al ser tu voluntad una extensión de la Suya tiene que ser, por lo tanto, idéntica a la de Él.

8. No sabes, no obstante, lo que tu voluntad dispone. ²Eso no es extraño si te percatas de que negar equivale a “no saber”. ³La Voluntad de Dios es que tú eres Su Hijo. ⁴Al negar esto, niegas tu propia voluntad y, por lo tanto, no puedes saber lo que es. ⁵Debes preguntar cuál es la Voluntad de Dios con respecto a todo porque Su Voluntad es también tu voluntad. ⁶Tú no sabes lo que es, pero el Espíritu Santo lo recuerda por ti. ⁷Pregúntale, por lo tanto, cuál es la Voluntad de Dios para ti, y Él te dirá cuál es la tuya. ⁸No se puede hacer demasiado hincapié en el hecho de que tú no lo sabes. ⁹Siempre que lo que el Espíritu Santo te diga parezca ser una coacción, es únicamente porque no has reconocido tu voluntad.

9. La proyección del ego hace que la Voluntad de Dios parezca ser algo externo a ti y, por lo tanto, que no es tu voluntad. ²De acuerdo con esta interpretación parece que fuera posible que la Voluntad de Dios y la tuya estuviesen en conflicto, ³pues Dios parece estar exigiéndote algo que tú no le quieres dar, y así privarte de lo que anhelas. ⁴¿Cómo iba a ser posible que Dios, que sólo desea lo que es tu voluntad, fuera capaz de eso? ⁵Tu voluntad es Su Vida, que Él te ha dado. ⁶Ni siquiera en el tiempo puedes vivir separado de Él. ⁷Dormir no es estar muerto. ⁸Lo que Él creó puede dormir, pero no puede morir. ⁹La inmortalidad es Su Voluntad para Su Hijo y la voluntad de Su Hijo para sí. ¹⁰El Hijo de Dios no puede disponer la muerte para sí mismo porque su Padre es Vida y Su Hijo es como Él. ¹¹La Creación es tu voluntad porque es Su Voluntad.

10. No puedes ser feliz a menos que hagas lo que realmente es tu voluntad, y esto no se puede cambiar porque es inmutable. ²Es inmutable porque es la Voluntad de Dios y la tuya, pues de otro modo Su Voluntad no podría extenderse. ³Tienes miedo de saber cuál es la Voluntad de Dios porque crees que no es la tuya. ⁴Esta creencia es lo que da lugar a la enfermedad y al miedo. ⁵Todo síntoma de enfermedad y de miedo emana de ella porque es la creencia que hace que no quieras saber. ⁶Al creer esto te ocultas en la obscuridad, negando que la luz se encuentre en ti.

11. Se te pide que confíes en el Espíritu Santo únicamente porque Él habla por ti. ²Él es la Voz que habla por Dios, pero nunca olvides que Dios no dispuso estar solo. ³Él comparte Su Voluntad contigo, no te la impone. ⁴Recuerda siempre que lo que Dios da, Él lo conserva, de modo que nada que ÉI dé puede contradecirle. ⁵Tú, que compartes Su Vida, tienes que compartirla para poder conocerla, pues compartir es conocer. ⁶Bienaventurado tú que estás aprendiendo que oír la Voluntad de tu Padre es conocer la tuya. ⁷Pues tu voluntad es ser como Él, Cuya Voluntad es que así sea. ⁸La Voluntad de Dios es que Su Hijo sea uno y que esté unido a Él en Su Unicidad. ⁹Por eso es por lo que la curación representa el inicio del reconocimiento de que tu voluntad es la Suya.


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Comentario de Martín Musarra
sobre los párrafos 1- 6 de este tema
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Comentario de Martín Musarra
sobre los párrafos 7- 11 de este tema
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II. La invitación a curar


1. Si la enfermedad es separación, la decisión de curar y de ser curado es entonces el primer paso en el proceso de reconocer lo que verdaderamente quieres. ²Todo ataque te aleja de esto, y todo pensamiento curativo te acerca. ³El Hijo de Dios incluye tanto al Padre como al Hijo porque es a la vez Padre e Hijo. ⁴Unir tener y ser es unir tu voluntad a la Suya, pues lo que Su Voluntad ha dispuesto para ti es Él Mismo. ⁵Y tu voluntad es entregarte a Él porque, en tu perfecto entendimiento de Él, sabes que no hay sino una sola Voluntad. ⁶Mas cuando atacas cualquier parte de Dios o de Su Reino tu entendimiento no es perfecto y, por consiguiente, pierdes lo que realmente quieres.

2. Curar, por lo tanto, se convierte en una lección de entendimiento, y cuanto más la practicas mejor maestro y alumno te vuelves. ²Si has negado la verdad, ¿qué mejores testigos de su realidad podrías tener que aquellos que han sido curados por ella? ³Pero asegúrate de contarte a ti mismo entre ellos, pues estando dispuesto a unirte a ellos es como te curarás. ⁴Todo milagro que obras te habla de la Paternidad de Dios. ⁵Todo pensamiento curativo que aceptas, proceda éste de un hermano o de tu propia mente, te enseña que eres el Hijo de Dios. ⁶En todo pensamiento hiriente que albergues, independientemente de dónde lo percibas, yace la negación de la Paternidad de Dios y de que eres Su Hijo.

3. Y la negación es tan total como el amor. ²No puedes negar parte de ti mismo porque el resto parecerá estar separado de ti y, por lo tanto, desprovisto de significado. ³Y al no tener significado para ti, no lo entenderás. ⁴Negar el significado de algo equivale a no comprenderlo. ⁵Únicamente puedes curarte a ti mismo porque únicamente el Hijo de Dios tiene necesidad de curación. ⁶Tienes necesidad de ella porque no te entiendes a ti mismo y, por consiguiente, no sabes lo que haces. ⁷Puesto que te has olvidado de lo que es tu voluntad, no sabes lo que realmente quieres.

4. La curación es señal de que quieres reinstaurar la plenitud. ²Y el hecho de que estés dispuesto a ello es lo que te permite oír la Voz del Espíritu Santo, Cuyo mensaje es la plenitud. ³Él te capacitará para que vayas mucho más allá del proceso de curación que has decidido emprender, pues a tu pequeña dosis de buena voluntad para restaurar la plenitud Él sumará toda Su Voluntad, haciendo así que la tuya sea plena. ⁴¿Qué podría haber que el Hijo de Dios no pudiera alcanzar cuando la Paternidad de Dios se encuentra en él? ⁵Mas la invitación tiene que proceder de ti, pues sin duda debes haber aprendido que aquel a quien invites a ser tu huésped, será quien morará en ti.

5. El Espíritu Santo no puede hablarle a un anfitrión que no le dé la bienvenida, pues no sería oído. ²El Eterno Invitado jamás se ausenta, pero Su Voz se vuelve cada vez más tenue en compañía de extraños. ³Necesita tu protección únicamente porque la atención que le prestas es señal de que deseas Su compañía. ⁴Piensa como Él aunque sólo sea por un momento y la pequeña chispa se convertirá en una luz tan resplandeciente que inundará tu mente para que Él se convierta en tu único Invitado. ⁵Siempre que le abres las puertas al ego, menoscabas la bienvenida que le das al Espíritu Santo. ⁶Él no se ausentará, pero habrás hecho una alianza contra Él. ⁷Sea cual sea la jornada que decidas emprender, Él irá contigo y esperará. ⁸Puedes confiar plenamente en Su paciencia, pues Él no puede abandonar a ninguna parte de Dios. ⁹Mas tú necesitas mucho más que paciencia.

6. No podrás descansar mientras no sepas cuál es tu función y la lleves a cabo, pues sólo en esto pueden estar completamente unidas la Voluntad de tu Padre y la tuya. ²Tener a Dios es ser como Él, y Él se ha dado a Sí Mismo a ti. ³Tú que tienes a Dios debes ser como Dios, pues mediante Su regalo Su Función se convirtió en la tuya. ⁴Invita este conocimiento de nuevo a tu mente y no dejes entrar ninguna otra cosa que lo pueda enturbiar. ⁵El Invitado que Dios te envió te enseñará cómo hacer esto sólo con que reconozcas la pequeña chispa y estés dispuesto a dejar que se expanda. ⁶No es necesario que estés enteramente dispuesto porque Él lo está. ⁷Si simplemente le ofreces un pequeño lugar, Él lo iluminará tanto que gustosamente dejarás que se expanda. ⁸Y mediante esta expansión, comenzarás a recordar la Creación.

7. ¿Qué prefieres ser, rehén del ego o anfitrión de Dios? ²Aceptarás únicamente a aquel que invites. ³Eres libre de determinar quién ha de ser tu invitado y cuánto tiempo ha de permanecer contigo. ⁴Mas esto no es auténtica libertad, pues depende todavía de cómo lo consideres. ⁵El Espíritu Santo se encuentra ahí, pero no puede ayudarte a menos que tú se lo pidas. ⁶Y el ego no es nada, tanto si lo invitas a que entre como si no. ⁷La auténtica libertad radica en darle la bienvenida a la realidad; y de tus invitados, sólo él Espíritu Santo es real. ⁸Date cuenta, pues, de Quién mora en ti, reconociendo simplemente lo que ya se encuentra ahí, y no te conformes con consoladores imaginarios, pues el Consolador de Dios se encuentra en ti.


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Comentario de Jorge Luis Álvarez Castañeda sobre este tema
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III. De las tinieblas a la luz


1. Cuando te sientas abrumado, recuerda que te has hecho daño a ti mismo. ²Tu Consolador te proveerá descanso, pues tú no puedes proveértelo a ti mismo. ³No sabes cómo hacerlo porque si supieras nunca habrías podido sentirte abrumado. ⁴Si no te hicieras daño a ti mismo no podrías sufrir en absoluto, pues ésa no es la Voluntad de Dios para Su Hijo. ⁵El dolor es algo ajeno a Él, ya que no sabe de ataques, y Su Paz te rodea silenciosamente. ⁶Dios permanece en perfecta quietud, ya que en Él no hay conflicto alguno. ⁷El conflicto es la raíz de todos los males, pues al ser ciego no ve a quien ataca. ⁸Siempre ataca, no obstante, al Hijo de Dios, y el Hijo de Dios eres tú.

2. El Hijo de Dios necesita ciertamente consuelo, pues no sabe lo que hace al creer que su voluntad no es la suya. ²El Reino es suyo, sin embargo, vaga sin hogar. ³Aunque su hogar está en Dios, se siente solo, y rodeado de hermanos, se siente sin amigos. ⁴¿Cómo iba a permitir Dios que esto fuese real, cuando Él no dispuso estar solo? ⁵Y si tu voluntad es la Suya, estar solo no puede ser verdad con respecto a ti porque no lo es con respecto a Él.

3. ¡Ay, Criatura de Dios, si supieras lo que Dios dispone para ti, tu gozo sería absoluto! ²Y lo que Él dispone ha ocurrido, pues siempre fue verdad. ³Cuando venga la luz y hayas dicho: “La Voluntad de Dios es la mía”, verás una belleza tal que sabrás que no procede de ti. ⁴Como resultado de tu gozo crearás belleza en Su Nombre, pues tu gozo es tan incontenible como el Suyo. ⁵El mundo desolado e insignificante se desvanecerá en la nada, y tu corazón estará tan rebosante de alegría que de un salto se elevará hasta el Cielo, ante la Presencia de Dios. ⁶No puedo describirte cómo será esto, pues tu corazón no está todavía listo. ⁷Puedo decirte, no obstante, y recordártelo a menudo, que lo que Dios dispone para Sí Mismo lo dispone para ti y lo que Él dispone para ti es tuyo.

4. El camino no es arduo, pero es muy diferente. ²El tuyo es el camino del dolor, del cual Dios no sabe nada. ³Ése es el camino que en verdad es arduo y muy solitario. ⁴El miedo y la aflicción son tus invitados y moran en ti, acompañándote dondequiera que vas. ⁵Pero la jornada tenebrosa no es el camino que el Hijo de Dios desea recorrer. ⁶Camina en la luz y no veas a los siniestros compañeros, pues no son compañeros dignos del Hijo de Dios, que fue creado de la luz y en la luz. ⁷La Gran Luz siempre te rodea e irradia desde ti. ⁸¿Cómo podrías ver a los compañeros siniestros en una luz como ésa? ⁹Si los ves es únicamente porque estás negando la luz. ¹⁰Niégalos a ellos en vez de a la luz, pues la luz está aquí y el camino ha sido despejado.

5. Dios no le oculta nada a Su Hijo, aun cuando Su Hijo quiere ocultarse a sí mismo. ²El Hijo de Dios, no obstante, no puede ocultar su gloria, pues Dios dispuso que fuese glorioso y le dio la luz que refulge en él. ³Nunca perderás el rumbo, pues Dios te guía. ⁴Cuando vagas sin rumbo no haces sino emprender una jornada que no es real. ⁵Los compañeros siniestros y el camino tenebroso no son sino ilusiones. ⁶Vuélvete hacia la luz, pues la pequeña chispa que se encuentra en ti es parte de una Luz tan espléndida que te puede liberar para siempre de las tinieblas. ⁷Pues tu Padre es tu Creador y tú eres como Él.

6. Las Criaturas de la Luz no pueden morar en la obscuridad, pues no hay obscuridad en ellas. ²No te dejes engañar por los consoladores siniestros ni permitas que entren en la mente del Hijo de Dios, pues no tienen cabida en Su templo. ³Cuando te sientas tentado de negar a Dios recuerda que no hay otros dioses que puedas anteponer a Él y acepta lo que Su Voluntad dispone para ti en paz, ⁴pues no lo puedes aceptar de ninguna otra manera.

7. Sólo el Consolador de Dios puede darte consuelo. ²En la quietud de Su templo, Él espera para darte la paz que es tuya. ³Da de Su paz, para que puedas entrar en el templo y encontrarla allí esperándote. ⁴Mas sé santo en Presencia de Dios o, de lo contrario, no sabrás que estás allí, ⁵pues lo que no es como Dios no puede entrar en Su Mente porque no fue Su Pensamiento y, por lo tanto, no es de Él. ⁶Y si quieres saber lo que es tuyo, tu mente tiene que ser tan pura como la Suya. ⁷Protege cuidadosamente Su templo, pues Él Mismo mora allí en paz. ⁸No puedes entrar en la Presencia de Dios con los compañeros siniestros a tu lado, pero tampoco puedes entrar solo. ⁹Todos tus hermanos tienen que entrar contigo, ya que hasta que no los hayas aceptado, tú no podrás entrar. ¹⁰Pues no podrás entender lo que es la plenitud a menos que tú mismo seas pleno, y ninguna parte del Hijo puede ser excluida si su deseo es conocer la Plenitud de su Padre.

8. Puedes aceptar en tu mente a la Filiación en su totalidad y bendecirla con la luz que tu Padre le dio. ²Serás entonces digno de morar en el templo con Él, puesto que tu voluntad no es estar solo. ³Dios bendijo a Su Hijo para siempre. ⁴Si tú le bendices mientras estás en el tiempo, morarás en la eternidad. ⁵El tiempo no puede separarte de Dios si lo usas en favor de lo eterno.


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Comentario de Carlos David Ameliach
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IV. La herencia del Hijo de Dios


1. Nunca olvides que la Filiación es tu salvación, pues la Filiación es tu Ser. ²Al ser la Creación de Dios, es tuya, y al pertenecerte a ti, es Suya. ³Tu Ser no necesita salvación, pero tu mente necesita aprender lo que es la salvación. ⁴No se te salva de nada, sino que se te salva para la gloria. ⁵La gloria es tu herencia, que tu Creador te dio para que la extendieras. ⁶No obstante, si odias cualquier parte de tu Ser pierdes todo tu entendimiento porque estás contemplando lo que Dios creó como lo que eres, sin amor. ⁷Y puesto que lo que Él creó forma parte de Él, le estás negando el lugar que le corresponde en Su Propio Altar.

2. ¿Cómo ibas a poder saber que estás en tu hogar si tratas de desalojar a Dios del Suyo? ²¿Podría el Hijo negar al Padre sin creer que el Padre lo ha negado a él? ³Las Leyes de Dios existen para tu protección y no existen en vano. ⁴Lo que experimentas cuando niegas a tu Padre sigue siendo para tu protección, pues el poder de tu voluntad no puede ser reducido a menos que Dios intervenga contra él, y cualquier limitación de tu poder no es la Voluntad de Dios. ⁵Recurre, por lo tanto, únicamente al poder que Dios te dio para salvarte, recordando que es tuyo porque es Suyo, y únete a tus hermanos en Su Paz.

3. Tu paz reside en el hecho de que es ilimitada. ²Limita la paz que compartes con Él, y tu Ser se vuelve necesariamente un extraño para ti. ³Todo altar a Dios forma parte de ti porque la luz que Él creó es una con Él. ⁴¿Le negarías a un hermano la luz que posees? ⁵No lo harías si te dieses cuenta de que con ello sólo podrías nublar tu propia mente. ⁶En la medida en que lo traes de regreso, regresas también tú. ⁷Ésa es la Ley de Dios para la protección de la plenitud de Su Hijo.

4. Sólo tú puedes privarte a ti mismo de algo. ²No resistas este hecho, pues es en verdad el comienzo de la iluminación. ³Recuerda también que la negación de este simple hecho adopta muchas formas, y que debes aprender a reconocerlas y a oponerte a ellas sin excepción y con firmeza. ⁴Éste es un paso crucial en el proceso de re-despertar. ⁵Las fases iniciales de esta inversión son con frecuencia bastante dolorosas, pues al dejar de echarle la culpa a lo que se encuentra fuera, existe una marcada tendencia a albergarla dentro. ⁶Al principio es difícil darse cuenta de que esto es exactamente lo mismo, pues no hay diferencia entre lo que se encuentra dentro y lo que se encuentra fuera.

5. Si tus hermanos forman parte de ti y los culpas por tu privación, te estás culpando a ti mismo. ²Y no puedes culparte a ti mismo sin culparlos a ellos. ³Por eso es por lo que la culpa se tiene que des-hacer y no verse en otra parte. ⁴Échate a ti mismo la culpa y no te podrás conocer, pues sólo el ego culpa. ⁵Culparse uno a sí mismo es, por lo tanto, identificarse con el ego, y es una de sus defensas tal como culpar a los demás lo es. ⁶No puedes llegar a estar en Presencia de Dios si atacas a Su Hijo. ⁷Cuando Su Hijo alce su voz en alabanza de su Creador, oirá la Voz que habla por su Padre. ⁸Mas el Creador no puede ser alabado sin Su Hijo, pues Ambos comparten la Gloria y a Ambos se les glorifica juntos.

6. Cristo está en el Altar de Dios, esperando para darle la bienvenida al Hijo de Dios. ²Pero ven sin ninguna condenación, pues, de lo contrario, creerás que la puerta está atrancada y que no puedes entrar. ³La puerta no está atrancada, y es imposible que no puedas entrar allí donde Dios quiere que estés. ⁴Pero ámate a ti mismo con el Amor de Cristo, pues así es como te ama tu Padre. ⁵Puedes negarte a entrar, pero no puedes atrancar la puerta que Cristo mantiene abierta. ⁶Ven a mí que la mantengo abierta para ti, pues mientras yo viva no podrá cerrarse, y yo viviré eternamente. ⁷Dios es mi vida y la tuya, y Él no le niega nada a Su Hijo.

7. En el Altar de Dios, Cristo espera Su propia reinstauración en ti. ²Dios sabe que Su Hijo es tan irreprochable como Él Mismo, y la forma de llegar a Él es apreciando a Su Hijo. ³Cristo espera a que lo aceptes como lo que tú eres, y a que aceptes Su Plenitud como la tuya propia. ⁴Pues Cristo es el Hijo de Dios, que vive en Su Creador y refulge con Su Gloria. ⁵Cristo es la Extensión del Amor y de la Belleza de Dios, tan perfecto como Su Creador y en paz con Él.

8. Bendito es el Hijo de Dios Cuyo resplandor es el de Su Padre y CuYa Gloria Él quiere compartir tal como Su Padre la comparte con Él. ²No hay condenación en el Hijo, puesto que no hay condenación en el Padre. ³Dado que el Hijo comparte el perfecto Amor del Padre, no puede sino compartir todo lo que le pertenece a Él, pues de otra manera, no podría conocer ni al Padre ni al Hijo. ⁴¡Que la paz sea contigo que descansas en Dios, y en quien toda la Filiación descansa!


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Comentario de Lennys
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V. La “dinámica” del ego


1. Nadie puede escapar de las ilusiones a menos que las examine, pues no examinarlas es la manera de protegerlas. ²No hay necesidad de sentirse amedrentado por ellas, pues no son peligrosas. ³Estamos listos para examinar más detenidamente el sistema de pensamiento del ego porque juntos disponemos de la lámpara que lo desvanecerá, y puesto que te has dado cuenta de que no lo deseas, debes estar listo para ello. ⁴Mantengámonos en calma al hacerlo, pues lo único que estamos haciendo es buscar honestamente la verdad. ⁵La “dinámica” del ego será nuestra lección por algún tiempo, pues debemos primero examinarla para poder así ver más allá de ella, ya que le has otorgado realidad. ⁶Tranquilamente desvaneceremos juntos este error, y después miraremos más allá de él hacia la verdad.

2. ¿Qué es la curación sino el acto de despejar todo lo que obstaculiza el Conocimiento? ²¿Y de qué otra manera puede uno disipar las ilusiones, excepto examinándolas directamente y sin protegerlas? ³No tengas miedo, por lo tanto, pues lo que estarás viendo es la fuente del miedo, y estás comenzando a darte cuenta de que el miedo no es real. ⁴Te das cuenta también de que sus efectos se pueden desvanecer sólo con que niegues su realidad. ⁵El siguiente paso es, obviamente, reconocer que lo que no tiene efectos no existe. ⁶Ninguna ley opera en el vacío, y lo que no lleva a ninguna parte no ha ocurrido. ⁷Si la realidad se reconoce por su extensión, lo que no conduce a ninguna parte no puede ser real. ⁸No tengas miedo de mirar al miedo, pues no puede ser visto. ⁹La claridad, por definición, desvanece la confusión, y cuando se mira a la obscuridad a través de la luz, ésta no puede por menos que disiparla.

3. Comencemos esta lección acerca de la “dinámica del ego” dándonos cuenta de que la expresión en sí no significa nada. ²Dicha expresión encierra una contradicción intrínseca que la priva de todo sentido. ³”Dinámica” implica el poder para hacer algo, y toda la falacia de la separación radica en la creencia de que el ego tiene el poder de hacer algo. ⁴Tienes miedo del ego porque crees eso. ⁵No obstante, la verdad es muy simple:

⁶Todo poder es de Dios.
⁷Lo que no procede de Él no tiene el poder de hacer nada.

4. Cuando observamos al ego, por lo tanto, no estamos examinando ninguna dinámica, sino tan sólo ilusiones. ²Puedes ciertamente examinar un sistema ilusorio sin miedo, pues si su origen no es real no puede tener efectos. ³El miedo se vuelve claramente más impropio si reconoces el objetivo del ego, el cual está tan obviamente desprovisto de sentido que cualquier esfuerzo en su favor es, por fuerza, inútil. ⁴El objetivo del ego es claramente alcanzar su propia autonomía. ⁵Desde un principio, pues, su propósito es estar separado, ser autosuficiente e independiente de cualquier poder que no sea el suyo. ⁶Por eso es por lo que es el símbolo de la separación.

5. Toda idea tiene un propósito, y su propósito es siempre el resultado natural de lo que dicha idea es. ²Todo lo que procede del ego es lo que resulta naturalmente de su creencia central, y la manera de cancelar sus resultados es reconociendo simplemente que la fuente de éstos no es natural, ya que está en desacuerdo con tu verdadera naturaleza. ³He dicho anteriormente que ejercer la voluntad en oposición a Dios es querer que los deseos ilusorios se hagan realidad, pero eso no es realmente ejercer la voluntad. ⁴Su Voluntad es Una porque la Extensión de Su Voluntad no puede ser diferente de Ella. ⁵El verdadero conflicto que experimentas, por lo tanto, es entre los deseos vanos del ego y la Voluntad de Dios, que tú compartes con Él. ⁶¿Cómo iba a ser eso un conflicto real?

6. Tuya es la independencia de la Creación, no la de la autonomía. ²Tu función creadora radica en tu completa dependencia de Dios, Quien comparte Su Función contigo. ³Al estar dispuesto a compartirla, se volvió tan dependiente de ti como tú lo eres de Él. ⁴No le adscribas la arrogancia del ego a Aquel cuya Voluntad no es ser independiente de ti. ⁵Él te ha incluido en Su Autonomía. ⁶¿Puedes realmente creer que la autonomía significa algo aparte de Él? ⁷La creencia en la autonomía del ego te está costando el conocimiento de tu dependencia de Dios, en la cual reside tu libertad. ⁸El ego considera cualquier dependencia como una amenaza, e incluso ha tergiversado tu añoranza de Dios y la ha convertido en un medio para consolidarse a sí mismo. ⁹Pero no te dejes engañar por la interpretación que hace de tu conflicto.

7. El ego siempre ataca en defensa de la separación. ²Al creer que tiene el poder de hacerlo no hace otra cosa, ya que su objetivo de autonomía no es otra cosa. ³El ego está totalmente confundido con respecto a la realidad, pero no pierde de vista su objetivo. ⁴Está mucho más alerta que tú porque está completamente seguro de su propósito. ⁵Tú estás confundido porque no reconoces el tuyo.

8. Debes reconocer que lo que menos quiere el ego es que te des cuenta de que le tienes miedo. ²Pues si el ego pudiera producir miedo, ello menoscabaría tu independencia y debilitaría tu poder. ³Sin embargo, su único argumento para que le seas leal es que él puede darte poder. ⁴Si no fuera por esta creencia no le escucharías en absoluto. ⁵¿Cómo iba a poder, entonces, seguir existiendo si te dieses cuenta de que al aceptarlo te estás empequeñeciendo y privándote a ti mismo de poder?

9. El ego puede permitir, y de hecho lo hace, que te consideres altanero, incrédulo, frívolo, distante, superficial, insensible, desapegado e incluso desesperado, but no permite que te des cuenta de que realmente tienes miedo. ²Minimizar el miedo, pero no des-hacerlo, es el empeño constante del ego, y es una capacidad para la cual demuestra ciertamente gran ingenio. ³¿Cómo iba a poder predicar separación a menos que la reforzase con miedo? ⁴¿Y le seguirías escuchando si reconocieras que eso es lo que está haciendo?

10. La más seria amenaza para el ego, pues, es que te des cuenta de que cualquier cosa que parezca separarte de Dios es únicamente miedo, sea cual sea la forma en que se manifieste e independientemente de cómo el ego desee que lo experimentes. ²Su sueño de autonomía se estremece hasta su raíz cuando cobras conciencia de esto. ³Pues si bien puedes tolerar una falsa idea de independencia, no aceptarías el costo en miedo que ello supone una vez que lo reconocieras. ⁴Pero ése es su costo y el ego no puede reducirlo. ⁵Si pasas por alto el amor estás pasándote por alto a ti mismo, y no podrás sino tener miedo de la irrealidad porque te habrás negado a ti mismo. ⁶Al creer que tu ataque contra la verdad ha tenido éxito, creerás que el ataque tiene poder. ⁷Dicho llanamente, pues, te has vuelto temeroso de ti mismo. ⁸Y nadie quiere encontrar lo que cree que le destruiría.

11. Si el objetivo de autonomía del ego se pudiera lograr, el propósito de Dios podría ser truncado, y eso es imposible. ²Solamente aprendiendo lo que es el miedo puedes por fin aprender a distinguir lo posible de lo imposible y lo falso de lo verdadero. ³De acuerdo con las enseñanzas del ego, su objetivo se puede lograr, pero el propósito de Dios no. ⁴De acuerdo con las enseñanzas del Espíritu Santo, únicamente el propósito de Dios se puede lograr, y ya se ha logrado.

12. Dios depende de ti tanto como tú de Él porque Su Autonomía incluye la tuya y, por lo tanto, está incompleta sin ella. ²Sólo puedes establecer tu autonomía identificándote con Él y llevando a cabo tu función tal como es en verdad. ³El ego cree que alcanzar su objetivo es la felicidad. ⁴Pero te ha sido dado conocer que la función de Dios es la tuya y que la felicidad no se puede encontrar aparte de vuestra Voluntad conjunta. ⁵Reconoce únicamente que el objetivo del ego, que tan diligentemente has perseguido, no te ha aportado más que miedo, y se hará muy difícil mantener que el miedo es felicidad. ⁶Respaldado por el miedo, esto es lo que el ego quiere que creas. ⁷Pero el Hijo de Dios no está loco y no lo puede creer. ⁸De reconocer esto, no lo aceptaría, ⁹pues sólo un loco elegiría el miedo en lugar del amor y sólo un loco podría creer que atacando es como se alcanza el amor. ¹⁰Pero el que ha sanado se da cuenta de que sólo el ataque, del que el Amor de Dios lo protege completamente, puede producir miedo.

13. El ego analiza; el Espíritu Santo acepta. ²Sólo por medio de la aceptación se puede llegar a apreciar la plenitud, pues analizar significa fragmentar o separar. ³Tratar de entender la totalidad fragmentándola es, claramente, el enfoque típicamente contradictorio que el ego utiliza para todo. ⁴El ego cree que el poder, el entendimiento y la verdad radican en la separación, y que para establecer esta creencia tiene que atacar. ⁵Al no darse cuenta de que es imposible establecer esa creencia, y obsesionado por la convicción de que la separación es la salvación, el ego ataca todo lo que percibe, desmenuzándolo en partes pequeñas y desconectadas sin ninguna relación significativa entre sí y, desprovistas, por lo tanto, de todo significado. ⁶El ego siempre substituirá lo que tiene significado por el caos, pues si la separación es la salvación, la armonía es una amenaza.

14. Las interpretaciones que el ego hace de las leyes de la percepción son, y no pueden sino ser, exactamente lo opuesto a las del Espíritu Santo. ²El ego se concentra en el error y pasa por alto la verdad. ³Hace que todos los errores que percibe sean reales, y concluye—utilizando su razonamiento típicamente circular—que la idea de una verdad consistente no tiene sentido por razón de los errores. ⁴El siguiente paso, entonces, es obvio. ⁵Si la idea de una verdad consistente no tiene sentido, la inconsistencia tiene que ser verdad. ⁶Teniendo muy presente el error y protegiendo lo que ha hecho “real”, el ego procede al siguiente paso en su sistema de pensamiento: el error es real y la verdad es un error.

15. El ego no trata de comprender esto, lo cual es obviamente incomprensible, pero trata por todos los medios de demostrarlo y eso es lo que hace constantemente. ²Valiéndose del análisis para atacar el significado, el ego logra pasarlo por alto, y lo que le queda es una serie de percepciones fragmentadas que unifica en beneficio propio. ³Esto se convierte, entonces, en el universo que él percibe. ⁴Y es este universo lo que a su vez se convierte en la demostración de su realidad.

16. No subestimes el poder de atracción que las demostraciones del ego ejercen sobre aquellos que están dispuestos a escucharle. ²La percepción selectiva escoge sus testigos cuidadosamente, y el testimonio de esos testigos es congruente. ³Los argumentos en favor de la locura son convincentes para los locos, ⁴pues todo razonamiento concluye allí donde comienza, y no hay sistema de pensamiento que pueda trascender su propia fuente. ⁵Aun así, el razonamiento que carece de sentido no puede demostrar nada, y aquellos a quienes convence no pueden sino estar engañados. ⁶¿Cómo iba a poder el ego enseñar verdaderamente cuando pasa por alto la verdad? ⁷¿Cómo iba a poder percibir lo que ha negado? ⁸Sus testigos dan testimonio de su negación, pero no de lo que ha negado. ⁹El ego mira de frente al Padre y no lo ve, pues ha negado a Su Hijo.

17. ¿Te gustaría recordar al Padre? ²Acepta a Su Hijo y Lo recordarás. ³No hay nada que pueda demostrar que Su Hijo es indigno, pues no hay nada que pueda probar que una mentira es verdad. ⁴Lo que ves en Su Hijo a través de los ojos del ego es una demostración de que Su Hijo no existe. ⁵Sin embargo, dondequiera que el Hijo esté allí tiene que estar el Padre. ⁶Acepta lo que Dios no niega y ello te demostrará su verdad. ⁷Los testigos de Dios se alzan en Su Luz y contemplan lo que Él creó. ⁸Su silencio es la señal de que han contemplado al Hijo de Dios, y en la Presencia de Cristo no tienen que demostrar nada, pues Cristo les habla de Sí Mismo y de Su Padre. ⁹Gardan silencio porque Cristo les habla, y son Sus palabras las que brotan de sus labios.

18. Cada hermano con quien te encuentras se convierte en un testigo de Cristo o del ego, dependiendo de lo que percibas en él. ²Todo el mundo te convence de lo que quieres percibir y de la realidad del reino en favor del cual has decidido mantenerte alerta. ³Todo lo que percibes da testimonio del sistema de pensamiento que quieres que sea verdad. ⁴Cada uno de tus hermanos tiene el poder de liberarte si tú decides ser libre. ⁵No puedes aceptar falsos testimonios acerca de un hermano a menos que hayas convocado falsos testigos contra él. ⁶Si no te habla de Cristo, es que tú no le hablaste de Cristo a él. ⁷No oyes más que tu propia voz, y si Cristo habla a través de ti, Le oirás.


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Comentario de Adriana Caviedes
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VI. El despertar a la redención


1. Es imposible no creer en lo que ves, pero es igualmente imposible ver lo que no crees. ²La percepción se construye sobre la base de la experiencia, y la experiencia conduce a las creencias. ³La percepción no se estabiliza hasta que las creencias se cimientan. ⁴De hecho, pues, lo que ves es lo que crees. ⁵Eso es lo que quise decir con: “Dichosos los que sin ver creyeron”, pues aquellos que creen en la resurrección la verán. ⁶La resurrección es el triunfo definitivo de Cristo sobre el ego, no atacándolo, sino transcendiéndolo. ⁷Pues Cristo ciertamente se eleva por encima del ego y de todas sus “obras”, y asciende hasta el Padre y Su Reino.

2. ¿Qué prefieres, unirte a la resurrección o a la crucifixión? ²¿Condenar a tus hermanos o liberarlos? ³¿Te gustaría trascender tu prisión y ascender hasta el Padre? ⁴Estas preguntas son todas la misma y se contestan al unísono. ⁵Ha habido mucha confusión con respecto a lo que significa la percepción, debido a que la palabra se usa con el significado de “conciencia” y también con el de “interpretación de la conciencia”. ⁶No obstante, no puedes ser consciente sin interpretar, pues lo que percibes es tu propia interpretación.

3. Este curso es muy claro. ²Si no lo ves así, es porque estás haciendo interpretaciones contra él y, por lo tanto, no crees lo que dice. ³Y puesto que lo que crees determina tu percepción, no percibes el significado del curso y, consecuentemente, no lo aceptas. ⁴Con todo, diferentes experiencias conducen a diferentes creencias, y a través de éstas, a diferentes percepciones. ⁵Pues las percepciones se aprenden mediante creencias, y la experiencia ciertamente enseña. ⁶Te estoy conduciendo a una nueva clase de experiencia que cada vez estarás menos dispuesto a negar. ⁷Aprender de Cristo es fácil, pues percibir con Él no entraña ningún esfuerzo. ⁸Sus percepciones son tu conciencia natural, y lo único que te fatiga son las distorsiones que tú mismo introduces. ⁹Deja que sea el Cristo en ti Quien interprete por ti, y no trates de limitar lo que ves con creencias pueriles indignas del Hijo de Dios. ¹⁰Pues hasta que Cristo no sea aceptado completamente, el Hijo de Dios se considerará a sí mismo huérfano.

4. Yo soy tu resurrección y tu vida. ²Vives en mí porque vives en Dios. ³Y todos tus hermanos viven en ti, tal como tú vives en cada uno de ellos. ⁴¿Cómo ibas a poder, entonces, percibir indignidad en un hermano sin percibirla en ti mismo? ⁵¿Y cómo ibas a poder percibirla en ti mismo sin percibirla en Dios? ⁶Cree en la resurrección porque ésta se ha consumado, y se ha consumado en ti. ⁷Esto es tan cierto ahora como lo será siempre, pues la resurrección es la Voluntad de Dios, Quien no sabe de tiempo ni de excepciones. ⁸Pero no hagas excepciones o, de lo contrario, no percibirás lo que se ha consumado para ti. ⁹Pues ascendemos hasta el Padre juntos, como fue en un principio, como es ahora y como será siempre, pues ésa es la naturaleza del Hijo de Dios tal como su Padre lo creó.

5. No subestimes el poder de la devoción del Hijo de Dios ni el poder que el dios al que venera ejerce sobre él, ²pois el Hijo de Dios se postra ante el altar de su dios, tanto si es el dios que él inventó como si es el Dios que lo creó a él. ³Por eso es por lo que su esclavitud es tan total como su libertad, pois obedecerá únicamente al dios que acepte. ⁴El dios de la crucifixión exige que él crucifique, y sus devotos le obedecen. ⁵Se crucifican a sí mismos en su nombre, creyendo que el poder del Hijo de Dios emana del sacrificio y del dolor. ⁶El Dios de la resurrección no exige nada, pues no es Su Voluntad quitarte nada. ⁷No exige obediencia, pues la obediencia implica sumisión. ⁸Lo único que quiere es que te des cuenta de cuál es tu voluntad y que la hagas, no con un espíritu de sacrificio y sumisión, sino con la alegría de la libertad.

6. La resurrección no puede sino atraerte irresistiblemente a que le ofrezcas tu lealtad con agrado porque es el símbolo de la dicha. ²Su irresistible poder reside en el hecho de que representa lo que tú quieres ser. ³La libertad de abandonar todo aquello que te hiere, te humilla y te atemoriza no se te puede imponer, pero se te puede ofrecer a través de la Gracia de Dios. ⁴Y tú puedes aceptarla mediante Su Gracia, pues Dios es misericordioso con Su Hijo y lo acepta sin reservas como Suyo. ⁵¿Quién es, entonces, tuyo? ⁶El Padre te ha dado todo lo que es Suyo, y Él Mismo es tuyo junto con todos tus hermanos. ⁷Protégelos en su resurrección, pues, de lo contrario, no podrás despertar en Dios, rodeado de la seguridad de lo que es tuyo para siempre.

7. No hallarás paz hasta que hayas extraído los clavos de las manos del Hijo de Dios y sacado la última espina de su frente. ²El Amor de Dios rodea a Su Hijo, a quien el dios de la crucifixión condena. ³No enseñes que mi muerte fue en vano. ⁴Más bien, enseña que no morí, demostrando que vivo en ti. ⁵Pues poner fin a la crucifixión del Hijo de Dios es la tarea de la redención, en la cual todo el mundo desempeña un papel igualmente importante. ⁶Dios no juzga a Su inocente Hijo. ⁷Habiéndose dado a Sí Mismo a él, ¿cómo podría juzgarlo?

8. Te has crucificado a ti mismo y te has puesto una corona de espinas sobre la cabeza. ²Aun así, no puedes crucificar al Hijo de Dios, pues la Voluntad de Dios no puede morir. ³Su Hijo ha sido redimido de su propia crucifixión y tú no puedes condenar a muerte a quien Dios ha dado vida eterna. ⁴El sueño de la crucifixión aún descansa pesadamente sobre tus ojos, pero lo que ves en sueños no es la realidad. ⁵Mientras sigas percibiendo al Hijo de Dios como crucificado, significa que estás dormido. ⁶Y mientras creas que puedes crucificarle estarás simplemente teniendo pesadillas. ⁷Tú que estás comenzando a despertar, aún eres consciente de tus sueños y todavía no los has olvidado. ⁸Te olvidarás de ellos y cobrarás conciencia de Cristo cuando otros despierten para compartir contigo tu redención.

9. Despertarás a tu propia llamada, pues la Llamada a despertar se encuentra dentro de ti. ²Si vivo en ti, tú estás despierto. ³No obstante, tienes que ver las obras que llevo a cabo a través de ti o, de lo contrario, no percibirás que las he llevado a cabo en ti. ⁴No pongas límites a lo que crees que puedo hacer a través de ti o no aceptarás lo que puedo hacer por ti. ⁵Esto, no obstante, ya ha tenido lugar, y a menos que des todo lo que has recibido, no sabrás que tu redentor vive y que has despertado con él. ⁶La redención se reconoce únicamente compartiéndola.

10. El Hijo de Dios está a salvo. ²Lleva únicamente esta conciencia a la Filiación, y tu papel en la redención será tan importante como el mío. ³Pues tu papel tiene que ser como el mío si lo aprendes de mí. ⁴Si crees que el tuyo es limitado, no haces sino limitar el mío. ⁵No hay grados de dificultad en los milagros porque todos los Hijos de Dios tienen el mismo valor, y su igualdad es su unicidad. ⁶Todo el Poder de Dios reside en cada parte de Él, y nada que contradiga Su Voluntad es grande o pequeño. ⁷Lo que no existe no tiene tamaño ni medida. ⁸Para Dios todo es posible. ⁹Y a Cristo le es dado ser como el Padre.


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Comentario de Mariano Noé
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VII. La condición de la realidad


1. El mundo que percibes no pudo haber sido creado por el Padre, pues el mundo no es como tú lo ves. ²Dios creó únicamente lo eterno, y todo lo que tú ves es perecedero. ³Por lo tanto, tiene que haber otro mundo que no estás viendo. ⁴La Biblia habla de un nuevo Cielo y de una nueva tierra, mas esto no puede ser cierto en un sentido literal, pues lo que es eterno no puede volver a ser creado. ⁵Percebir de manera diferente es sencillamente percibir de nuevo, lo cual implica que antes, o en el ínterin, no estabas percibiendo en absoluto. ⁶¿Cuál es entonces el mundo que le espera a tu percepción cuando finalmente lo veas?

2. Todo pensamiento amoroso que el Hijo de Dios alguna vez haya tenido es eterno. ²Los pensamientos amorosos que su mente percibe en este mundo constituyen la única realidad de éste. ³Siguen siendo percepciones porque él todavía cree estar separado. ⁴Mas son eternos porque son amorosos. ⁵Y al ser amorosos son semejantes al Padre, por lo tanto, no pueden morir. ⁶El mundo real ciertamente se puede percibir. ⁷Lo único que se requiere es que estés dispuesto a no percibir nada más. ⁸Pues si percibes tanto el bien como el mal, estarás aceptando lo falso y lo verdadero sin hacer una clara distinción entre ellos.

3. El ego tal vez vea algo bueno, pero nunca ve sólo lo bueno. ²Ésa es la razón de que sus percepciones sean tan variables. ³No rechaza la bondad por completo, pues eso sería inaceptable para ti. ⁴Pero siempre añade a lo real algo que no es real, confundiendo así la ilusión con la realidad. ⁵Pues las percepciones no pueden ser parcialmente verdaderas. ⁶Si crees tanto en la verdad como en la ilusión, no podrás saber cuál de ellas es cierta. ⁷Para establecer tu propia autonomía trataste de crear de manera diferente de como crea tu Padre, creyendo que lo que hiciste podía ser distinto de Él. ⁸No obstante, todo lo que es verdad es como Él. ⁹Percibir únicamente el mundo real te conducirá al cielo real, porque te capacitará para comprenderlo.

4. Percibir la bondad no es conocimiento, mas negar lo opuesto a la bondad te permite reconocer una condición en la que los opuestos no existen. ²Y ésta es la condición del Conocimiento. ³Sin esta conciencia no habrás satisfecho sus condiciones, y hasta que no lo hagas no sabrás que ya dispones de él. ⁴Has concebido muchas ideas que has interpuesto entre tu Creador y tú, y estas creencias constituyen el mundo que percibes. ⁵La verdad no está ausente aquí, pero está velada. ⁶No sabes cuál es la diferencia entre lo que tú has fabricado y lo que Dios creó, y de este modo no sabes cuál es la diferencia entre lo que has fabricado y lo que has creado. ⁷Creer que puedes percibir el mundo real es creer que puedes conocerte a ti mismo. ⁸Puedes conocer a Dios porque Su Voluntad es que se le conozca. ⁹De todo lo que has fabricado, el mundo real es lo único que el Espíritu Santo ha conservado para ti, y la salvación consiste en percibir únicamente eso, ya que es el reconocimiento de que la realidad es únicamente lo que es verdad.


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Comentario de Isa Castrillón
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VIII. El problema y la respuesta


1. Este curso es muy simple. ²Quizá pienses que no necesitas un curso que en última instancia enseña que sólo la realidad es verdad. ³Pero ¿crees realmente esto? ⁴Cuando percibas el mundo real, reconocerás que no lo creías. ⁵Mas la rapidez con la que tu nueva y única percepción real se convertirá en conocimiento no te dejará más que un instante en el que darte cuenta de que solamente eso es verdad. ⁶Y luego todo lo que inventaste pasará al olvido, lo bueno y lo malo, lo falso y lo verdadero. ⁷Pues cuando el Cielo y la tierra se vuelvan uno dejarás de ver incluso el mundo real. ⁸El mundo no acabará destruido, sino que se convertirá en el Cielo. ⁹Lo que constituye la reinterpretación del mundo es la transferencia de toda percepción a Conocimiento.

2. La Biblia dice que os volváis como niños. ²Los niños reconocen que no entienden lo que perciben, por lo tanto, preguntan cuál es su significado. ³No cometas la equivocación de creer que entiendes lo que percibes, pues su significado se te escapa. ⁴Mas el Espíritu Santo ha preservado su significado para ti, y si le permites que lo interprete, Él te devolverá lo que tú despreciaste. ⁵Sin embargo, mientras creas que sabes cuál es el significado de lo que percibes, no verás la necesidad de preguntárselo a Él.

3. No sabes cuál es el significado de nada de lo que percibes. ²Ni uno solo de los pensamientos que albergas es completamente verdadero. ³Reconocer esto sienta las bases para un buen comienzo. ⁴No es que estés desencaminado, es que no has aceptado ninguna guía. ⁵Tu mayor necesidad es aprender a percibir, pues no entiendes nada. ⁶Reconoce esto, pero no lo aceptes, pues el entendimiento es tu herencia. ⁷Las percepciones son algo que se aprende y ya dispones de un Maestro. ⁸Mas para estar dispuesto a aprender de Él tienes que estar dispuesto a poner en duda todo lo que aprendiste por tu cuenta, pues tú que no te enseñaste a ti mismo bien no deberías ser tu propio maestro.

4. Solamente tú puedes privarte a ti mismo de la verdad. ²Dios, no obstante, no te negará la respuesta que Él dio. ³Pide, pues, lo que es tuyo, lo cual no es obra tuya, y no te defiendas contra la verdad. ⁴Tú ocasionaste el problema que Dios ha resuelto. ⁵Por lo tanto, hazte únicamente esta simple pregunta:

⁶¿Deseo el problema o la solución?

⁷Decídete por la solución y la tendrás, pues la verás como es, y que ya dispones de ella.

5. Tal vez te quejes de que este curso no es lo suficientemente específico para poderse entender y aplicar. ²Mas tal vez no hayas hecho lo que específicamente propugna. ³Éste no es un curso de especulación teórica, sino de aplicación práctica. ⁴Nada podría ser más específico que el que le digan a uno que si pide recibirá. ⁵El Espíritu Santo te dará la respuesta para cada problema específico mientras creas que los problemas son específicos. ⁶Su respuesta es a la vez una y muchas mientras sigas creyendo que lo que es uno es muchos. ⁷Puede que tengas miedo de Su especificidad por temor a lo que crees que pueda exigirte. ⁸Mas es únicamente pidiendo como aprenderás que lo que procede de Dios no te exige nada en absoluto. ⁹Dios sólo da, nunca quita. ¹⁰Cuando te niegas a pedir, es porque crees que pedir equivale a quitar en vez de a compartir.

6. El Espíritu Santo te dará sólo lo que es tuyo, sin pedirte nada a cambio. ²Pues lo que es tuyo es todo lo que existe, y lo compartes con Dios. ³Ésa es su realidad. ⁴¿Podría el Espíritu Santo, que sólo dispone restituir, ser capaz de malinterpretar la pregunta que necesitas hacer para comprender Su respuesta? ⁵Has oído la respuesta, pero has malentendido la pregunta. ⁶Crees que pedirle consejo al Espíritu Santo es pedir que se te prive de algo.

7. Criatura de Dios, no entiendes a tu Padre. ²Crees en un mundo que arrebata porque crees que arrebatando puedes obtener lo que quieres. ³Y esa percepción te ha costado perder de vista el mundo real. ⁴Tienes miedo del mundo tal como lo ves, pero el mundo real sigue siendo tuyo sólo con que lo pidas. ⁵No te lo sigas negando, pues únicamente puede liberarte. ⁶Nada que proceda de Dios puede esclavizar a Su Hijo, a quien Él creó libre y cuya libertad está al amparo de Su Ser. ⁷Bienaventurado tú que estás dispuesto a pedirle la verdad a Dios sin miedo, pues sólo así podrás aprender que Su Respuesta es la liberación del miedo.

8. Hermosa criatura de Dios, estás pidiendo solamente lo que te prometí. ²¿Crees que yo te iba a engañar? ³El Reino de los Cielos está dentro de ti. ⁴Ten fe en que la verdad está en mí porque yo sé que está en ti. ⁵Los Hijos de Dios no tienen nada que no compartan. ⁶Pídele la verdad a cualquier Hijo de Dios y me la habrás pedido a mí. ⁷Cada uno de nosotros tiene dentro de sí la respuesta para poder dársela a quienquiera que la pida.

9. Pídele cualquier cosa al Hijo de Dios y su Padre te lo concederá, pues Cristo no se engaña con respecto a Su Padre ni Su Padre se engaña con respecto a Cristo. ²No te engañes, entonces, con respecto a tu hermano, y considera sus pensamientos amorosos como lo único que constituye su realidad, pues al negar que su mente esté dividida sanarás la tuya. ³Aceptalo como su Padre lo acepta y cúrale en Cristo, pues Cristo es su curación así como la tuya. ⁴Cristo es el Hijo de Dios que no está en modo alguno separado de Su Padre y cuyos pensamientos son tan amorosos como el Pensamiento de Su Padre, mediante el cual fue creado. ⁵No te engañes con respecto al Hijo de Dios, ya que, si lo haces, no podrás sino engañarte con respecto a ti mismo. ⁶Y al engañarte con respecto a ti mismo te engañarás con respecto a tu Padre, para Quien cualquier engaño es imposible.

10. En el mundo real no hay enfermedades, pues en él no hay separación ni división. ²En él sólo se reconocen los pensamientos amorosos y, puesto que todo el mundo dispone de tu ayuda, la Ayuda de Dios va contigo a todas partes. ³A medida que muestras tu buena voluntad de aceptar esta Ayuda, la ofrecerás porque la desearás. ⁴Nada estará fuera del alcance de tu poder sanador porque nada que pidas te será negado. ⁵¿Qué problema puede haber que no desaparezca ante la Presencia de la Respuesta de Dios? ⁶Pide, entonces, conocer la realidad de tu hermano porque eso es lo que percibirás en él, y en su belleza verás reflejada la tuya.

11. No aceptes la percepción variable que tu hermano tiene de sí mismo, pues su mente dividida es la tuya, y no aceptarás tu propia curación sin la suya. ²Compartís el mundo real de la misma manera en que compartís el Cielo, y la curación de tu hermano es tu curación. ³Amarte a ti mismo es curarte a ti mismo, y no puedes percibir una parte de ti como enferma y lograr tu objetivo. ⁴Hermano mío, sanamos juntos según vivimos juntos y amamos juntos. ⁵No te engañes con respecto al Hijo de Dios, pues él es uno consigo mismo y uno con su Padre. ⁶Ama a aquel que es el bienamado de su Padre, y te darás cuenta del amor que tu Padre te profesa a ti.

12. Si percibes que un hermano te ha ofendido arranca la ofensa de tu mente, pues sería el Cristo el que te ofende y estás engañado con respecto a Él. ²Sana en Cristo y no te sientas ofendido por Él, pues en Él la ofensa no tiene cabida. ³Si lo que percibes te ofende, te ofendes a ti mismo y condenas al Hijo de Dios a quien Dios no condena. ⁴Deja que el Espíritu Santo elimine todas las ofensas que el Hijo de Dios comete contra sí mismo y no percibas a nadie si no es a través de Su consejo, pues Él quiere salvarte de toda condenación. ⁵Acepta Su poder sanador y extiéndelo a todos los que Él te envíe, pues Su voluntad es sanar al Hijo de Dios, con respecto al cual Él no se engaña.

13. Los niños perciben fantasmas, monstruos y dragones espantosos y se aterran. ²Mas si preguntan a alguien en quien confían cuál es el significado de lo que perciben, y están dispuestos a abandonar sus propias interpretaciones en favor de la realidad, su miedo desaparece junto con ellas. ³Cuando se ayuda a un niño a que se dé cuenta de que lo que pensaba que era un fantasma es en realidad una cortina; el “monstruo” una sombra y el “dragón” un sueño deja entonces de tener miedo y se ríe felizmente de su propio temor.

14. Hijo mío, tienes miedo de tus hermanos, de tu Padre y de ti mismo. ²Pero estás simplemente engañado con respecto a ellos y con respecto a ti. ³Pregúntale al Maestro de la realidad lo que ellos son y lo que eres tú, y al escuchar Su respuesta, tú también te reirás de tus miedos y los reemplazarás con la paz. ⁴Pues el miedo no se encuentra en la realidad, sino en las mentes de aquellos niños que no entienden lo que ésta es. ⁵Es únicamente su falta de entendimiento lo que les asusta, mas cuando aprenden a percibir correctamente dejan de tener miedo. ⁶Y así, cuando vuelvan a tener miedo preguntarán cuál es la verdad. ⁷No es la realidad de tus hermanos ni la de tu Padre ni la tuya lo que te asusta. ⁸No sabes lo que son, y así los percibes a ellos y a ti mismo como fantasmas, monstruos y dragones. ⁹Pregúntale cuál es su realidad a Aquel que la conoce y Él te dirá lo que ellos son. ¹⁰Pues tú no lo sabes y, puesto que estás engañado con respecto a lo que ves, necesitas la realidad para poder desvanecer tus miedos.

15. ¿No intercambiarías tus miedos por la verdad, teniendo en cuenta que puedes lograrlo sólo con pedirlo? ²Pues si Dios no está engañado con respecto a ti, únicamente tú puedes estar engañado con respecto a ti mismo. ³Puedes, no obstante, aprender del Espíritu Santo cuál es la verdad acerca de ti, y Él te enseñará que, al ser tú parte de Dios, el engaño no tiene cabida en ti. ⁴Cuando te percibas a ti mismo sin engaño alguno, aceptarás el mundo real en lugar del mundo falso que fabricaste. ⁵Y entonces tu Padre descenderá hasta ti y dará el último paso por ti, elevándote hasta Él.


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Comentario de Martín Musarra sobre párrafos 1 al 7 de este tema
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Comentario de Martín Musarra sobre párrafos 8 al 15 de este tema
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