Capítulo 30
EL NUEVO COMIENZO
Índice del Capítulo (Haz clic para desplegar)
Introducción
1. El nuevo comienzo se convierte ahora en el foco central de nuestro programa de estudios. ²No hay duda con respecto a cuál es la meta, pero ahora se necesitan métodos específicos para alcanzarla. ³La rapidez con la que puedes hacerlo depende únicamente de esto: que estés dispuesto a poner en práctica cada paso. ⁴Cada uno de ellos te ayudará un poco más cada vez que lo practiques. ⁵Y todos conjuntamente te conducirán más allá de los sueños de juicios a los de perdón, liberándote así del dolor y del miedo. ⁶Ninguno de estos pasos es algo nuevo para ti, pero todavía son ideas más que reglas por las que riges tu pensamiento. ⁷Por lo tanto, necesitamos ponerlos en práctica por algún tiempo, hasta que se conviertan en las reglas por las que riges tu vida. ⁸Nuestro propósito es ahora convertirlos en hábito, de modo que estén a tu disposición en caso de necesidad.
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I. Reglas para tomar decisiones
1. Tomar decisiones es un proceso continuo, ²pero no siempre te das cuenta de cuándo las estás tomando. ³Mas con un poco de práctica con aquellas de las que ya eres consciente, comienza a establecerse un patrón que te ayudará con las demás. ⁴No es conveniente que te preocupes por cada paso que tengas que dar. ⁵Si adoptas una perspectiva correcta al despertar, habrás ganado ya una gran ventaja. ⁶Mas si experimentas una gran resistencia y ves que tu resolución flaquea, es que todavía no estás listo. ⁷No luches contra ti mismo. ⁸Piensa más bien en la clase de día que te gustaría tener y dite a ti mismo que hay una manera muy fácil de que este mismo día pueda transcurrir así. ⁹Trata entonces una vez más de tener la clase de día que deseas.
2. (1º) Este enfoque comienza con la siguiente declaración:
²Hoy no tomaré ninguna decisión por mi cuenta.
³Esto quiere decir que estás eligiendo no ser el juez de lo que debes hacer. ⁴Pero quiere decir también que no juzgarás las situaciones en las que te veas llamado a tomar una decisión. ⁵Pues si las juzgas, habrás establecido las reglas que determinan cómo debes reaccionar ante ellas. ⁶Y así, una respuesta diferente no haría sino causarte confusión, incertidumbre y temor.
3. El mayor problema que tienes ahora ²es que todavía decides primero lo que vas a hacer y luego decides preguntar qué es lo que debes hacer. ³Y es posible que lo que oigas no resuelva el problema tal como lo percibiste inicialmente. ⁴Esto conduce al temor porque contradice tu percepción, de modo que te sientes atacado ⁵y, por ende, furioso. ⁶Hay ciertas reglas mediante las cuales esto se puede evitar. ⁷Pero es inevitable que ocurra al principio, mientras aún estás aprendiendo a escuchar.
4. (2º) Siempre que te acuerdes de ello a lo largo del día y dispongas de un momento de calma para reflexionar, repítete a ti mismo nuevamente la clase de día que te gustaría tener, los sentimientos que deseas abrigar, las cosas que quieres que te sucedan, así como lo que quieres experimentar y di:
²Si no tomo ninguna decisión por mi cuenta, ésa es la clase de día que se me concederá.
³Si practicas estos dos procedimientos debidamente, te ayudarán a dejarte guiar sin temor, pues no permitirán que primero surja la oposición para luego convertirse en un problema de por sí.
5. Mas habrá ocasiones en las que ya habrás juzgado de antemano. ²En esos casos la respuesta suscitará un ataque, a no ser que rectifiques tu mente de inmediato para que sólo desee una respuesta efectiva. ³Ten por seguro que eso es lo que ha sucedido si no estás dispuesto a detenerte por un momento y pedir que se te dé la respuesta. ⁴Pues eso quiere decir que ya has tomado una decisión por tu cuenta y que no puedes ver cuál fue la pregunta. ⁵Necesitas ahora un rápido reconstituyente antes de volver a preguntar.
6. (3º) Recuerda nuevamente la clase de día que te gustaría tener y reconoce que ha ocurrido algo que no forma parte de ello. ²Date cuenta entonces de que has hecho una pregunta por tu cuenta y de que debes haberla contestado de acuerdo con las condiciones que tú mismo has establecido. ³Di entonces:
⁴No tengo ninguna pregunta. ⁵Me olvidé de lo que tenía que decidir.
⁶Esto cancela las condiciones que estableciste y permite que la respuesta te muestre cuál debió haber sido la pregunta realmente.
7. Trata de observar esta regla sin demora, a pesar de tu resistencia, ²pues ya estás enfadado. ³Y tu temor de que se te vaya a dar una respuesta que no coincida con la pregunta tal como la planteaste cobrará ímpetu y acabarás creyendo que el día que deseas es uno en el que a tus preguntas se les dan tus respuestas. ⁴Y no será así, pues ello te arruinaría el día al privarte de lo que realmente deseas. ⁵Esto puede ser muy difícil de entender, una vez que has decidido por tu cuenta qué reglas te prometen un día feliz. ⁶No obstante, esa decisión todavía puede revocarse mediante métodos sencillos que puedes aceptar.
8. (4º) Si estás tan reacio a recibir que ni siquiera puedes olvidarte de tu pregunta puedes empezar a cambiar de parecer con lo siguiente:
²Por lo menos puedo decidir que no me gusta cómo me estoy sintiendo ahora.
³Esto por lo menos es obvio y allana el camino para el siguiente paso, que es muy sencillo.
9. (5º) Una vez que has decidido que no te gusta cómo te estás sintiendo, qué podría ser más fácil que continuar con:
²Por lo tanto, espero haber estado equivocado.
³Esto mitiga la sensación de resistencia y te recuerda que no se te está forzando a que aceptes ayuda, sino que es algo que deseas y necesitas porque no te gusta cómo te estás sintiendo. ⁴Esta ínfima apertura bastará para que puedas seguir adelante y dar los pocos pasos que te faltan para dejar que se te ayude.
10. Ahora has llegado a un punto crucial porque te has dado cuenta de que saldrías ganando si lo que decidiste no es lo que quieres. ²Hasta que no llegues a este punto, creerás que tu felicidad depende de tener razón. ³Pero por lo menos ya has alcanzado un cierto grado de sensatez: te has dado cuenta de que sería mejor para ti que estuvieses equivocado.
11. (6º) Este ápice de sabiduría bastará para llevarte aún más lejos. ²No se te está forzando a ello, sino que simplemente esperas lograr algo que quieres. ³Por lo tanto, puedes decir con perfecta honestidad:
⁴Quiero ver esto de otra manera.
⁵Ahora has cambiado de parecer con respecto a la clase de día que deseas tener y has recordado lo que realmente quieres. ⁶Su propósito ya no está velado por la demente idea de que lo quieres para satisfacer tu empeño de tener razón cuando en realidad estás equivocado. ⁷De este modo, el hecho de que estás dispuesto a pedir llega hasta tu conciencia, pues no puedes estar en conflicto cuando pides lo que realmente quieres y comprendes que eso es lo que estás pidiendo.
12. (7º) Este último paso es sólo el reconocimiento de que no te opones a recibir ayuda. ²Es la declaración de una mente receptiva, que aunque todavía no está segura, está dispuesta a que se le muestre lo que necesita ver:
³Tal vez hay otra manera de ver esto.
⁴¿Qué puedo perder con preguntar?
⁵Ahora puedes, por lo tanto, hacer una pregunta que tenga sentido y, consecuentemente, la respuesta tendrá sentido también. ⁶Y no te opondrás a ella, pues comprenderás que es a ti a quien dicha respuesta beneficiará.
13. Debe quedar claro, no obstante, que es más fácil que tu día transcurra felizmente si no permites que la infelicidad haga acto de presencia en primer lugar. ²Pero esto requiere tener práctica con las reglas que te protegen de los embates del temor. ³Cuando hayas dominado estas reglas, el amargo sueño de juicios habrá sido des-hecho para siempre. ⁴Pero mientras tanto, necesitas poner en práctica las reglas que lo des-hacen. ⁵Examinemos una vez más, pues, la primera de las resoluciones que aquí se ofrecen.
14. Hemos dicho que puedes comenzar el día felizmente si decides no tomar ninguna decisión por tu cuenta. ²Esto de por sí parece ser una decisión. ³Sin embargo, tú no puedes tomar decisiones por tu cuenta. ⁴La única cuestión es entonces con quién eliges tomarlas. ⁵Eso es todo. ⁶La primera regla, pues, no es una coacción, sino la simple afirmación de un simple hecho. ⁷No tomas decisiones por tu cuenta, independientemente de lo que decidas. ⁸Pues o bien se toman con ídolos o bien con Dios. ⁹Y le pides ayuda al anti-Cristo o a Cristo, y aquel que elijas se unirá a ti y te dirá lo que debes hacer.
15. Tu día no transcurre al azar. ²La clase de día que tienes lo determina aquello con lo que eliges vivirlo y la manera en que percibe tu felicidad el amigo a quien acudes en busca de consejo. ³Siempre pides consejo antes de tomar cualquier decisión. ⁴Es esencial que entiendas esto, para que te des cuenta de que no hay coerción ni ningún motivo para pensar que coarta tu libertad. ⁵Nadie puede escaparse de lo que inevitablemente ha de ocurrir. ⁶Y si tú crees que puedes, estás equivocado.
16. La segunda regla es asimismo un hecho. ²Pues tu consejero y tú tenéis que estar de acuerdo con respecto a lo que deseas antes de que pueda ocurrir. ³Es este convenio lo que permite que todas las cosas ocurran. ⁴Pues nada puede ocurrir sin algún tipo de unión, ya sea con un sueño de juicios o con la Voz que habla en favor de Dios. ⁵Las decisiones producen resultados precisamente porque no se toman aisladamente. ⁶Las tomáis tu consejero y tú, y son tanto para ti como para el mundo. ⁷El día que deseas tener se lo ofreces al mundo, pues transcurrirá tal como lo hayas pedido y reforzará el dominio de tu consejero en el mundo. ⁸¿A qué reino le pertenece tu mundo hoy? ⁹¿Qué clase de día vas a decidir tener?
17. Hoy sólo se necesitan dos que deseen gozar de felicidad para que se la ofrezcan al mundo entero. ²Sólo se necesitan dos que comprendan que no pueden tomar decisiones por su cuenta para garantizar que el júbilo que pidieron sea plenamente compartido por todos. ³Pues han entendido la ley básica que les otorga poder a todas las decisiones y les confiere todos los efectos que puedan tener jamás. ⁴Sólo se necesitan dos. ⁵Estos dos tienen que haberse unido antes de que se pueda tomar una decisión. ⁶Permite que esto sea lo único que tengas presente, y tendrás la clase de día que deseas tener y, al tenerlo, se lo ofrecerás al mundo. ⁷El juicio que habías emitido sobre el mundo queda anulado mediante tu decisión de tener un día feliz. ⁸Y tal como has recibido, así tienes que dar.
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II. El libre albedrío
1. ¿No te das cuenta de que oponerte al Espíritu Santo es luchar contra ti mismo? ²Él sólo te dice lo que es tu voluntad; Él habla por ti. ³En Su Divinidad radica la tuya. ⁴Y del único conocimiento de que goza es del tuyo, que ha sido salvaguardado para ti a fin de que puedas hacer tu voluntad a través de Él. ⁵Dios te pide que hagas tu voluntad. ⁶Él se une a ti, ⁷pues no estableció Su Reino solo. ⁸Y el Cielo mismo, donde todo lo creado es para ti, no representa otra cosa que tu voluntad. ⁹Ni una sola chispa de vida fue creada sin tu grato consentimiento y tal como quisiste que fuera. ¹⁰Ni uno solo de los Pensamientos que Dios haya tenido alguna vez pudo haber nacido sin tu bendición. ¹¹Dios no es tu enemigo. ¹²Él sólo quiere oírte llamarle “Amigo”.
2. ¡Qué maravilloso es hacer tu voluntad! ²Pues eso es libertad. ³A nada más debería llamársele por ese nombre. ⁴A menos que hagas tu voluntad no serás libre. ⁵¿Y hubiera podido Dios dejar a Su Hijo sin lo que éste eligió para sí mismo? ⁶Lo único que Dios hizo al darte Su perfecta Respuesta fue asegurarse de que nunca perdieses tu voluntad. ⁷Escúchala ahora, para que te puedas acordar de Su Amor y conocer tu voluntad. ⁸Dios no podría haber permitido que Su Hijo fuese un prisionero de aquello que no desea. ⁹Él se une a tu voluntad de ser libre. ¹⁰Y oponerte a Él es decidir ir en contra de ti mismo y elegir estar encadenado.
3. Contempla una vez más a tu enemigo, al que elegiste odiar en vez de amar. ²Pues así es como nació el odio en el mundo y como se estableció en él el reino del miedo. ³Escucha ahora a Dios hablarte a través de Aquel que es Su Voz así como la tuya, recordándote que tu voluntad no es odiar ni ser un prisionero del miedo, un esclavo de la muerte o una insignificante criatura de escasa vida. ⁴Tu voluntad no tiene límites, pues no es tu voluntad que sea limitada. ⁵Lo que mora en ti se ha unido a Dios Mismo en el nacimiento de toda la Creación. ⁶Acuérdate de Aquel que te creó, Quien a través de tu voluntad creó todo. ⁷Todo lo creado te está agradecido, pues nació gracias a tu voluntad. ⁸Ni una sola luz celestial podría brillar si no fuera por ti, pues fue tu voluntad lo que las ubicó en el Cielo.
4. ¿Qué motivos podrías tener para sentir ira contra un mundo que simplemente aguarda tu bendición para ser libre? ²Si fueras un prisionero, entonces Dios Mismo no podría ser libre. ³Pues lo que se le hace a quien Dios ama, se le hace a Dios Mismo. ⁴No pienses que Aquel que te hizo co-creador del universo junto con Él quiere aprisionarte. ⁵Él sólo desea que tu voluntad sea eternamente ilimitada. ⁶Este mundo aguarda la libertad que le otorgarás cuando hayas reconocido que eres libre. ⁷Pero no perdonarás al mundo hasta que no hayas perdonado a Aquel que te dio tu voluntad. ⁸Pues es a través de tu voluntad como el mundo se libera. ⁹Y no puedes ser libre estando separado de Aquel Cuya santa Voluntad compartes.
5. Dios se dirige a ti y te pide que salves al mundo, pues mediante tu salvación el mundo sana. ²Y todo el que camina sobre la faz de la tierra depende de tu decisión para aprender que la muerte no tiene ningún poder sobre él, toda vez que comparte tu libertad y voluntad. ³Tu voluntad es sanarlo, y puesto que esto es una decisión que tomaste con él, él ha sanado. ⁴Y ahora Dios ha sido perdonado, pues decidiste ver a tu hermano como amigo.
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III. Más allá de todo ídolo
1. Los ídolos son algo muy concreto. ²Mas tu voluntad es universal, puesto que es ilimitada. ³Y así, no tiene forma ni su contenido se puede expresar en función de la forma. ⁴Los ídolos son límites. ⁵Representan la creencia de que hay ciertas formas que pueden brindar felicidad y de que limitando se consigue todo. ⁶Es como si dijeras: “No tengo necesidad de todo. ⁷Lo único que quiero es este trocito y para mí será como si fuera todo”. ⁸Y esto no puede sino dejarte insatisfecho porque tu voluntad es que todo sea tuyo. ⁹Decídete en favor de los ídolos y estarás buscando perder. ¹⁰Decídete por la verdad y todo será tuyo.
2. No es la forma en sí lo que andas buscando. ²¿Qué forma puede ser un substituto del Amor de Dios el Padre? ³¿Qué forma puede ocupar el lugar de todo el amor que reside en la Divinidad de Dios el Hijo? ⁴¿Qué ídolo puede dividir en dos lo que es eternamente uno? ⁵¿Y se podría acaso limitar lo que es ilimitado? ⁶No deseas ningún ídolo, ⁷pues ésa no es tu voluntad. ⁸Ningún ídolo puede concederte el regalo que buscas. ⁹Cuando decides qué forma debe tener lo que quieres, dejas de entender su propósito. ¹⁰Y de ese modo, ves tu voluntad en el ídolo, reduciéndola así a una forma concreta. ¹¹Mas eso nunca podrá ser tu voluntad porque lo que es partícipe de toda la Creación no puede contentarse con ideas triviales o con cosas insignificantes.
3. Tras la búsqueda de todo ídolo yace el anhelo de compleción. ²Lo pleno no tiene forma porque es ilimitado. ³Buscar una persona o una cosa especial para añadir a lo que eres y así alcanzar la compleción, sólo puede querer decir que crees que te falta algo que una forma puede proporcionarte. ⁴Y que al encontrarla, alcanzarás la compleción en una forma que a ti te gusta. ⁵El propósito de todo ídolo es éste: que no mires más allá de él a la raíz de la creencia de que te falta algo. ⁶Esto sólo podría ser cierto si hubieses pecado. ⁷Pues el pecado es la idea de que te encuentras solo y aparte de lo que es pleno. ⁸Es necesario, por lo tanto, que la búsqueda de la plenitud se lleve a cabo más allá de los límites que tú mismo te has impuesto.
4. No es nunca el ídolo lo que realmente quieres. ²Mas lo que crees que te ofrece, eso ciertamente lo quieres y tienes derecho a pedirlo. ³Y es imposible que te sea negado. ⁴El que tu voluntad sea estar completo es la Voluntad de Dios, y por tal razón se te concede. ⁵Dios no sabe nada de formas. ⁶No te puede contestar utilizando términos que no tienen sentido. ⁷Y tu voluntad no se puede satisfacer con formas huecas, concebidas exclusivamente para llenar una brecha que no existe. ⁸No es esto lo que quieres. ⁹La Creación no le da a ninguna persona ni a ninguna cosa separada el poder de completar al Hijo de Dios. ¹⁰¿A qué ídolo se puede apelar para que le dé al Hijo de Dios lo que ya es suyo?
5. Alcanzar la compleción es la función del Hijo de Dios. ²Sin embargo, no tiene necesidad de buscarla. ³Más allá de todo ídolo se alza su santa voluntad de ser únicamente lo que es. ⁴Pues ser más que pleno no tiene sentido. ⁵Si se hubiese producido algún cambio en el Hijo de Dios o si se le pudiera reducir a alguna forma y limitar a lo que no se encuentra en él, entonces no sería tal como Dios lo creó. ⁶¿Qué necesidad tiene de ídolos para ser Quien es? ⁷¿Podría acaso desprenderse de alguna parte de sí mismo? ⁸Lo que no es pleno no puede otorgar plenitud. ⁹Mas lo que se pide sinceramente no puede ser negado. ¹⁰Tu voluntad se te concede. ¹¹No en una forma que no habría de satisfacerte, sino en el Pensamiento pleno y completamente hermoso que Dios abriga de ti.
6. Lo que Dios no conoce no existe. ²Y lo que Él conoce existe para siempre y es inmutable. ³Pues los pensamientos duran tanto como la mente que los pensó. ⁴Y la Mente de Dios no tiene fin ni puede haber un instante en que Sus Pensamientos puedan estar ausentes o cambiar. ⁵Los pensamientos ni nacen ni mueren. ⁶Comparten los atributos de su creador y no tienen una vida separada aparte de la de él. ⁷Tus pensamientos están en tu mente, tal como tú estás en la Mente que te pensó. ⁸Por lo tanto, no hay partes separadas en lo que existe dentro de la Mente de Dios. ⁹Su Mente es por siempre Una y está eternamente unida y en paz.
7. Los pensamientos parecen ir y venir. ²Sin embargo, lo único que esto significa es que algunas veces eres consciente de ellos y otras no. ³Un pensamiento del que te has olvidado parece nacer de nuevo en ti cuando retorna a tu conciencia. ⁴Mas no murió cuando lo olvidaste. ⁵Siempre estuvo ahí, sin embargo, no eras consciente de él. ⁶El Pensamiento que Dios abriga de ti no se ha visto afectado en modo alguno por tu olvido. ⁷Siempre será exactamente como era antes de que te olvidaras de él, como seguirá siendo cuando lo recuerdes ⁸y como fue durante el lapso en que lo habías olvidado.
8. Los Pensamientos de Dios están mucho más allá de cualquier posibilidad de cambio y su resplandor es eterno. ²No están esperando a nacer, ³sino a que se les dé la bienvenida y se les recuerde. ⁴El Pensamiento que Dios abriga de ti es como una estrella inmutable en un eterno firmamento. ⁵Se encuentra tan alto en el Cielo que aquellos que se encuentran fuera del Cielo no saben que está allí. ⁶No obstante, brillará por toda la eternidad sereno, puro y hermoso. ⁷En ningún momento ha dejado de estar allí ni ha habido jamás un instante en que su luz se haya atenuado o haya perdido su perfección.
9. El que conoce al Padre conoce esta luz, pues Él es el eterno firmamento que la mantiene a salvo, por siempre elevada y firmemente anclada. ²La perfecta pureza de esa luz no depende de si se ve en la tierra o no. ³El firmamento la envuelve y la mantiene dulcemente en su perfecto lugar, el cual está tan lejos de la tierra como la tierra lo está del Cielo. ⁴No es la distancia ni el tiempo lo que hace que esta estrella sea invisible desde la tierra. ⁵Mas aquellos que andan en pos de ídolos no pueden saber que la estrella está ahí.
10. Más allá de todo ídolo se encuentra el Pensamiento que Dios abriga de ti. ²Este Pensamiento no se ve afectado en modo alguno por la confusión y el terror del mundo, por los sueños de nacimiento y muerte que aquí se tienen ni por las innumerables formas que el miedo puede adoptar, sino que, sin perturbarse en lo más mínimo, sigue siendo tal como siempre fue. ³Rodeado de una calma tan absoluta que el estruendo de batallas ni siquiera llega hasta él, dicho Pensamiento descansa en la certeza y en perfecta paz. ⁴Tu única realidad se mantiene a salvo en él, completamente inconsciente del mundo que se postra ante ídolos y no conoce a Dios. ⁵El Pensamiento que Dios abriga de ti, completamente seguro de su inmutabilidad y de que descansa en su eterno hogar, nunca ha abandonado la Mente de su Creador, al que conoce tal como su Creador sabe que dicho Pensamiento se encuentra en Su Propia Mente.
11. ¿Dónde podría existir el Pensamiento que Dios abriga de ti sino donde te encuentras? ²¿Podría acaso tu realidad ser algo aparte de ti y encontrarse en un mundo que le es completamente desconocido? ³Fuera de ti no hay eterno firmamento ni estrella inmutable ni realidad alguna. ⁴La mente del Hijo del Cielo, en el Cielo está, pues ahí la Mente del Padre y la del Hijo se unieron en la Creación, la cual no tiene fin. ⁵Tú no tienes dos realidades, sino una sola, ⁶y no puedes ser consciente más que de una. ⁷Tu realidad es o bien un ídolo o bien el Pensamiento que Dios abriga de ti. ⁸No olvides, por lo tanto, que los ídolos tienen que mantener oculto lo que eres, no de la Mente de Dios, sino de la tuya. ⁹La estrella sigue brillando y el firmamento jamás ha cambiado. ¹⁰Mas tú, el santo Hijo de Dios, no eres consciente de tu realidad.
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IV. La verdad que yace tras las ilusiones
1. Atacarás lo que no te satisfaga y, así, no te darás cuenta de que fuiste tú mismo quien lo inventó. ²Tu batalla es siempre con las ilusiones. ³Pues la verdad que yace tras ellas es tan hermosa y tan serena en su amorosa dulzura, que si fueras consciente de ella te olvidarías por completo de tus defensas y te apresurarías a echarte en sus brazos. ⁴La verdad jamás puede ser atacada. ⁵Y sabías esto cuando inventaste los ídolos. ⁶Los concebiste precisamente para olvidarte de este hecho. ⁷Lo único que atacas son las ideas falsas, nunca las verdaderas. ⁸Los ídolos son todas las ideas que concebiste para llenar la brecha que crees se formó entre lo que es verdad y tú. ⁹Y las atacas por lo que crees que representan. ¹⁰Pero lo que yace tras ellas no puede ser atacado.
2. Los dioses que inventaste—opresores e incapaces de satisfacerte—son como juguetes infantiles descomunales. ²Un niño se asusta cuando una cabeza de madera salta de una caja de resorte al ésta abrirse repentinamente o cuando un oso de felpa, suave y silencioso, emite sonidos cuando lo aprieta. ³Las reglas que había establecido para las cajas de resorte y para los osos de felpa le han fallado y le han hecho perder el “control” de lo que le rodea. ⁴Ahora tiene miedo, pues pensó que las reglas lo protegían. ⁵Ahora tiene que aprender que las cajas y los osos no lo engañaron ni violaron ninguna regla, y que lo ocurrido no quiere decir que su mundo se haya vuelto caótico y peligroso. ⁶Es él quien estaba equivocado. ⁷No sabía qué era lo que lo mantenía a salvo y pensó que lo había abandonado.
3. La inexistente brecha se encuentra repleta de juguetes de innumerables formas. ²Cada uno parece violar las reglas que estableciste para él. ³Sin embargo, ninguno de ellos fue jamás lo que tú pensabas que era. ⁴Y así, no pueden sino dar la impresión de que violan las reglas de seguridad que estableciste, toda vez que éstas son falsas. ⁵Mas tú no estás en peligro. ⁶Puedes reírte de los muñecos que saltan de cajas de resorte y de los juguetes que emiten sonidos, de la misma manera en que lo hace el niño que ya ha aprendido que no suponen ningún peligro para él. ⁷Sin embargo, mientras le guste jugar con ellos, seguirá percibiéndolos como si respetaran las reglas que él estableció para su propio deleite. ⁸Por lo tanto, todavía habrá reglas que dichos juguetes parecerán violar y, consecuentemente, se asustará. ⁹Mas ¿está realmente a merced de sus juguetes? ¹⁰¿Y pueden éstos realmente suponer una amenaza para él?
4. La realidad obedece las Leyes de Dios y no las reglas que tú estableces. ²Son Sus Leyes las que garantizan tu seguridad. ³Las ilusiones que creas con respecto a ti mismo no obedecen ninguna ley. ⁴Parecen danzar por un rato, al compás de las leyes que promulgaste para ellas. ⁵Mas luego se desploman para no levantarse más. ⁶No son más que juguetes, hijo mío, de modo que no lamentes su pérdida. ⁷Su danza jamás te brindó felicidad alguna, ⁸pero tampoco eran cosas que pudieran asustarte o mantenerte a salvo si respetaban tus reglas. ⁹Las ilusiones no deben ni apreciarse ni atacarse, sino que simplemente se deben considerar como juguetes infantiles, sin ningún significado intrínseco. ¹⁰Ve significado en una sola de ellas y lo verás en todas ellas. ¹¹No veas significado en ninguna, y no podrán afectarte en absoluto.
5. Las apariencias engañan precisamente porque son apariencias y no la realidad. ²No les prestes atención sea cual sea la forma que adopten. ³Lo único que hacen es distorsionar la realidad y producir temor, debido a que ocultan la verdad. ⁴No ataques lo que tú mismo hiciste a fin de ser engañado, pues eso demostraría que has sido engañado. ⁵El ataque tiene el poder de hacer que las ilusiones parezcan reales. ⁶Mas en realidad no hace nada. ⁷¿Quién podría tener miedo de un poder que no tiene efectos reales? ⁸¿Qué podría ser dicho poder sino una ilusión que hace que las cosas parezcan ser como él mismo? ⁹Observa calmadamente sus juguetes y comprende que no son más que ídolos que no hacen sino danzar al compás de vanos deseos. ¹⁰No los veneres, pues no existen. ¹¹Cuando atacas, no obstante, te olvidas de esto. ¹²El Hijo de Dios no necesita defenderse de sus sueños. ¹³Sus ídolos no suponen ninguna amenaza para él. ¹⁴El único error que comete es creer que son reales. ¹⁵Mas ¿hay algo que las ilusiones puedan lograr?
6. Lo único que las apariencias pueden hacer es engañar a la mente que desea ser engañada. ²Pero tú puedes tomar una decisión muy simple que te situará por siempre más allá del engaño. ³No te preocupes por cómo se va a lograr esto, pues eso no es algo que puedas entender. ⁴Pero sí verás los grandes cambios que se producirán de inmediato una vez que hayas tomado esta simple decisión: que no deseas lo que crees que un ídolo te puede dar. ⁵Pues así es como el Hijo de Dios declara que se ha liberado de todos ellos. ⁶Y, por lo tanto, es libre.
7. ¡Qué paradójica es la salvación! ²¿Qué otra cosa podría ser, sino un sueño feliz? ³Lo único que te pide es que perdones todas las cosas que nadie jamás hizo nunca, que pases por alto lo que no existe y que no veas lo ilusorio como si fuera real. ⁴Se te pide únicamente que permitas que se haga tu voluntad y que dejes de buscar las cosas que ya no deseas. ⁵Y se te pide también que permitas que se te libere de los sueños de lo que nunca fuiste y desistas de tu empeño en querer substituir la Voluntad de Dios por la fuerza de los deseos vanos.
8. Llegado este punto, el sueño de separación empieza a desvanecerse y a desaparecer. ²Pois aquí la brecha inexistente comienza a percibirse libre de los juguetes de terror que tú inventaste. ³Esto es lo único que se te pide. ⁴Alégrate en verdad de que la salvación no pida mucho, sino de que pida tan poco. ⁵En realidad no pide nada. ⁶Y aun en las ilusiones sólo pide que el perdón sea el substituto del miedo. ⁷Ésa es la única regla para tener sueños felices. ⁸La brecha se vacía de todos los juguetes de temor, poniéndose así de manifiesto su irrealidad. ⁹Los sueños no sirven para nada ¹⁰y el Hijo de Dios ya no tiene necesidad de ellos. ¹¹No le ofrecen ni una sola cosa que él pudiera alguna vez desear. ¹²El Hijo de Dios se libera de las ilusiones por su propia voluntad y simplemente es restaurado a lo que es. ¹³¿Qué podría ser el plan de Dios para su salvación sino un medio para darse a Sí Mismo Su Hijo?
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V. El único propósito
1. El mundo real es el estado mental en el que el único propósito para el mundo es el perdón. ²El miedo ha dejado de ser el objetivo, pues escapar de la culpa se ha convertido ahora en la meta. ³Se reconoce el valor del perdón, que pasa a ocupar el lugar de los ídolos, los cuales dejan de perseguirse porque ya no se les atribuye ningún valor a sus “regalos”. ⁴No se establecen reglas fútiles ni se le exige a nada ni a nadie que cambie y se amolde al sueño de miedo. ⁵Por el contrario, hay un deseo de querer comprender todas las cosas creadas tal como realmente son. ⁶Y se reconoce que todas las cosas tienen que ser primero perdonadas y luego comprendidas.
2. En este mundo se piensa que el entendimiento se consigue mediante el ataque. ²En el mundo real es evidente que atacando es como se pierde, ³y se reconoce claramente la insensatez de tener como objetivo a la culpabilidad. ⁴En dicho mundo no se desean los ídolos, pues se entiende que la culpabilidad es la única causa de cualquier dolor. ⁵Nadie sucumbe ante su vana atracción, pues el sufrimiento y la muerte se han percibido como cosas que ya no se desean y por las cuales no vale la pena esforzarse. ⁶Se ha vislumbrado la posibilidad de liberación y se le ha dado la bienvenida, y ahora por fin se comprenden los medios por los que se puede alcanzar. ⁷El mundo se convierte en un lugar de esperanza porque su único propósito es ser un lugar donde la esperanza de ser feliz pueda ser colmada. ⁸Y nadie está excluido de esta esperanza porque todos se han unido en la creencia de que el propósito del mundo es uno que todos tienen que compartir, si es que dicha esperanza ha de ser algo más que un simple sueño.
3. Aún no se recuerda el Cielo totalmente, pues el propósito del perdón todavía necesita alcanzarse. ²Sin embargo, todo el mundo está seguro de que irá más allá del perdón y de que sólo seguirá aquí hasta que éste se consuma perfectamente en él. ³Ése es su único deseo. ⁴Todo temor ha desaparecido porque él está unido a sí mismo en su propósito. ⁵Su esperanza de felicidad es tan segura y constante que apenas puede seguir esperando aquí por más tiempo con los pies aún tocando la tierra. ⁶Aun así, se siente feliz de poder esperar hasta que todas las manos se hayan unido y todos los corazones estén listos para elevarse e ir con él. ⁷Pues así es como se prepara para dar el paso con el que se transciende el perdón.
4. El paso final lo da Dios porque únicamente Él pudo crear un Hijo perfecto y compartir Su Paternidad con él. ²Nadie que no se encuentre en el Cielo puede entender esto, pues entenderlo es en sí el Cielo. ³Incluso el mundo real tiene un propósito que se encuentra por debajo de la Creación y la eternidad. ⁴Pero el miedo ha desaparecido de él porque su propósito es el perdón, no la idolatría. ⁵Y así, el Hijo del Cielo está listo para ser Quien es, y para recordar que el Hijo de Dios sabe todo lo que su Padre entiende y que lo entiende perfectamente junto con Él.
5. El mundo real ni siquiera se aproxima a eso, pues ése es el propósito de Dios y sólo de Dios, si bien se comparte totalmente y se logra perfectamente. ²El mundo real es un estado en el que la mente ha aprendido cuán fácilmente desaparecen los ídolos, que, aunque todavía se perciben, ya no se desean más. ³¡Cuán fácilmente los puede abandonar la mente que ha comprendido que no son nada, que no están en ninguna parte y que no tienen ningún propósito! ⁴Pues sólo entonces se puede entender que el pecado y la culpabilidad no tienen propósito alguno y que no significan nada.
6. De esta manera es como el propósito del mundo real se lleva dulcemente hasta tu conciencia para que reemplace al objetivo de pecado y culpabilidad. ²Y el perdón purifica felizmente todo lo que se interponía entre tu imagen de ti mismo y lo que realmente eres. ³Sin embargo, Dios no necesita crear a Su Hijo nuevamente para que a éste se le restituya lo que es suyo. ⁴Jamás existió brecha alguna entre tu hermano y tú. ⁵Y el Hijo de Dios volverá a saber lo que supo cuando fue creado.
7. Cuando dos o más hermanos comparten un mismo propósito en el mundo del miedo, se encuentran ya en el umbral del mundo real. ²Puede que aún miren atrás y piensen que ven un ídolo que todavía desean. ³Mas su trayectoria ha sido ya firmemente trazada en dirección contraria a la de los ídolos: hacia la realidad. ⁴Pues cuando se dieron la mano, fue la mano de Cristo la que tomaron, y contemplarán a Aquel de CuYa mano van asidos. ⁵La faz de Cristo se ve antes de que se pueda recordar al Padre, ⁶pues Éste permanece en el olvido hasta que Su Hijo haya llegado más allá del perdón hasta el Amor de Dios. ⁷El Amor de Cristo, no obstante, se acepta primero. ⁸Y entonces aflora el conocimiento de que Ambos son Uno.
8. ¡Cuán fácil y ligero es el paso que te saca de los estrechos confines del mundo del miedo una vez que has reconocido de Quién es la mano de la que vas asido! ²Tienes a mano todo lo necesario para poder alejarte del miedo para siempre con perfecta certeza, y para seguir adelante y llegar lo antes posible a las puertas del Cielo. ³Pues Aquel de CuYa mano vas asido sólo estaba esperando a que te unieras a Él. ⁴Y ahora que has venido, ¿se demoraría en mostrarte el camino que debe recorrer contigo? ⁵Su bendición descansa sobre ti tan indudablemente como el Amor de Dios descansa sobre Él. ⁶Su gratitud hacia ti sobrepasa tu entendimiento, pues le has permitido liberarse de sus cadenas para que juntos os dirijáis a la morada de Su Padre.
9. Un viejo odio está desapareciendo del mundo. ²Y con él va desapareciendo también todo miedo y rencor. ³No vuelvas la vista atrás, pues lo que te espera más adelante es lo que siempre anheló tu corazón. ⁴¡Renuncia al mundo! ⁵Pero no con una actitud de sacrificio, ⁶pues nunca lo deseaste. ⁷¿Qué felicidad que alguna vez buscaste en él no te ocasionó dolor? ⁸¿Qué momento de satisfacción no se compró con monedas de sufrimiento y a un precio exorbitante? ⁹La dicha no cuesta nada. ¹⁰Es tu sagrado derecho, pues por lo que pagas no es felicidad. ¹¹¡Que la honestidad te acelere en tu camino y que al contemplar en retrospectiva las experiencias que has tenido aquí no te dejes engañar! ¹²Por todas ellas hubo que pagar un precio descomunal y sufrir penosas consecuencias.
10. No mires atrás excepto con honestidad. ²Y cuando un ídolo te tiente, piensa en lo siguiente:
³Jamás te dio un ídolo cosa alguna, excepto el “regalo” de la culpabilidad. ⁴Cada cosa que te dio se compró con la moneda del dolor, y nunca fuiste únicamente tú quien pagó por ella.
⁵Sé, pues, misericordioso con tu hermano. ⁶Y no aceptes nunca un ídolo irreflexivamente ni olvides que tu hermano pagará el costo al igual que tú. ⁷Pues se demorará cada vez que tú vuelvas la vista atrás y no percibas de Quién es la amorosa mano de la que vas asido. ⁸Mira, pues, sólo hacia adelante; y camina lleno de confianza con el corazón latiendo felizmente con esperanza y no palpitando con temor.
11. La Voluntad de Dios reside para siempre en aquellos cuyas manos están unidas. ²Hasta que se unieron, pensaban que Él era su enemigo. ³Mas cuando se unieron y compartieron un mismo propósito, les fue posible entender que su voluntad es una. ⁴Y así, la Voluntad de Dios no puede sino llegar hasta sus conciencias. ⁵Y no van a poder seguir olvidándose por mucho más tiempo de que no es sino la suya propia.
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VI. La justificación del perdón
1. La ira nunca está justificada. ²El ataque no tiene fundamento. ³Con esto comienza uno a escapar del miedo y con esto también es como lo logrará. ⁴Con esto se intercambian los sueños de terror por el mundo real. ⁵Pues es en esto donde yace el perdón, lo cual es tan sólo natural. ⁶No se te pide que concedas perdón allí donde se debería responder con ataque y donde el ataque estaría justificado. ⁷Pues eso querría decir que perdonas un pecado pasando por alto lo que realmente se encuentra ahí. ⁸Eso no es perdón, ⁹ya que supondría que, al reaccionar de una manera que no está justificada, tu perdón se ha convertido en la respuesta al ataque que se ha perpetrado. ¹⁰Y así, el perdón no habría sido apropiado, al haberse concedido donde no era debido.
2. El perdón está siempre justificado. ²Sus cimientos son sólidos. ³No perdonas lo imperdonable ni pasas por alto un ataque real que merece castigo. ⁴La salvación no reside en que a uno le pidan responder de una manera antinatural que no concuerda con lo que es real. ⁵En lugar de ello, la salvación sólo te pide que respondas adecuadamente a lo que no es real, no percibiendo lo que no ha ocurrido. ⁶Si el perdón no estuviera justificado, se te estaría pidiendo que sacrificaras tus derechos cuando devuelves perdón por ataque. ⁷Mas se te pide simplemente que consideres el perdón como la respuesta natural ante cualquier aflicción basada en un error que, por ende, no es más que una petición de ayuda. ⁸El perdón es la única respuesta cuerda, ⁹pues impide que tus derechos sean sacrificados.
3. Este entendimiento es el único cambio que le permite al mundo real alzarse para ocupar el lugar de los sueños de terror. ²El miedo no puede surgir a menos que se justifique el ataque; y si éste tuviera una base real, el perdón no tendría base alguna. ³El mundo real se alcanza cuando percibes que aquello en lo que el perdón se basa es completamente real y está plenamente justificado. ⁴Mientras creas que el perdón es un regalo inmerecido, no podrás sino reforzar la culpa que quieres “perdonar”. ⁵El perdón que no está justificado es un ataque. ⁶Y eso es todo lo que el mundo puede jamás ofrecer. ⁷Puede que algunas veces perdone a los “pecadores”, pero sigue siendo consciente de que han pecado. ⁸De modo que no se merecen el perdón que les concede.
4. Éste es el falso perdón del que el mundo se vale para mantener viva la sensación de pecado. ²Y puesto que se considera que Dios es justo, parece imposible que Su perdón pueda ser verdadero. ³De este modo, el temor a Dios es el resultado inevitable de considerar que el perdón es algo inmerecido. ⁴Nadie que se considere a sí mismo culpable puede evitar sentir temor a Dios. ⁵Pero se salva de este dilema si perdona. ⁶La mente tiene que considerar al Creador tal como se considera a sí misma. ⁷Si puedes ver que tu hermano es digno de perdón, es que has aprendido que tú tienes el mismo derecho a ser perdonado que él. ⁸Y no pensarías que Dios tiene destinado para ti un juicio temible que tu hermano no se merece. ⁹Pues la verdad es que tú no mereces ni más ni menos que él.
5. Todo perdón que se considera merecido sana, ²pois le otorga al milagro la fuerza para pasar por alto las ilusiones. ³Así es como aprendes que tú también tienes que haber sido perdonado. ⁴No hay ninguna apariencia que no pueda pasarse por alto. ⁵Pues si la hubiera, sería necesario que primero hubiese algún pecado que estuviera más allá del alcance del perdón. ⁶Tendría que haber algún error que fuera más que una simple equivocación, un tipo especial de error que fuese inmutable y eterno, y que estuviera más allá de cualquier posibilidad de corrección o escape. ⁷Tendría que haber un error capaz de des-hacer la Creación y de construir un mundo que pudiera reemplazarla y destruir la Voluntad de Dios. ⁸Sólo si esto fuera posible podría haber algunas apariencias capaces de ser inmunes al milagro y de no ser sanadas por él.
6. No hay prueba más contundente de que lo que deseas es la idolatría, que la creencia de que hay algunas clases de enfermedad y de desdicha que el perdón no puede sanar. ²Esto quiere decir que prefieres conservar algunos ídolos y que todavía no estás completamente listo para abandonarlos todos. ³Y así, piensas que algunas apariencias son reales y que no son apariencias en absoluto. ⁴No te dejes engañar con respecto al significado de la creencia fija según la cual algunas apariencias son más difíciles de pasar por alto que otras. ⁵Pues eso siempre significa que crees que el perdón tiene límites. ⁶Y te habrás fijado una meta en la que el perdón es parcial y en la que puedes liberarte de la culpa sólo en parte. ⁷¿Qué otra cosa puede significar esto sino que el perdón que te concedes a ti mismo así como a todos los que parecen estar separados de ti es falso?
7. Tiene que ser verdad que o bien el milagro cura toda clase de enfermedad o bien no cura en absoluto. ²Su propósito no puede ser juzgar qué formas son reales y qué apariencias verdaderas. ³Si se tuviera que excluir una sola apariencia de la curación, habría una ilusión que formaría parte de la verdad. ⁴Y no podrías escapar totalmente de la culpa, sino sólo en parte. ⁵Tienes que perdonar al Hijo de Dios completamente, ⁶pois, de lo contrario, conservarás una imagen de ti mismo fragmentada y seguirás temiendo mirar en tu interior y encontrar allí tu liberación de todos los ídolos. ⁷La salvación descansa en la fe de que es imposible que haya algunas clases de culpa que tú no puedas perdonar. ⁸Por lo tanto, no hay ninguna apariencia que hubiese podido ocupar el lugar de la verdad con respecto al Hijo de Dios.
8. Contempla a tu hermano con el deseo de verlo tal como es. ²Y no excluyas ninguna parte de él de tu deseo de que se cure. ³Curar es hacer íntegro. ⁴Y a lo que es íntegro no le pueden faltar partes que se hayan dejado fuera. ⁵El perdón consiste en reconocer esto y en alegrarnos de que no haya ninguna forma de enfermedad que el milagro no tenga el poder de curar.
9. El Hijo de Dios es perfecto, ya que de otro modo no podría ser el Hijo de Dios. ²Y no lo podrás conocer mientras creas que no merece librarse de todas las consecuencias y manifestaciones de la culpa. ³De la única forma que debes pensar acerca de él si quieres conocer la verdad acerca de ti mismo es así:
⁴Te doy gracias, Padre, por Tu perfecto Hijo,
⁵pues en su gloria veré la mía propia.
⁶He aquí la jubilosa afirmación de que no hay ninguna forma de mal que pueda prevalecer sobre la Voluntad de Dios; el feliz reconocimiento de que la culpa no ha triunfado porque tú hayas deseado que las ilusiones fuesen reales. ⁷¿Y qué es esto sino una simple afirmación de la verdad?
10. Contempla a tu hermano con esta esperanza en ti y comprenderás que él no pudo haber cometido un error que hubiese podido cambiar la verdad acerca de él. ²No es difícil pasar por alto errores a los que no se les ha atribuido efectos. ³Mas no perdonarás aquello que consideres que tiene el poder de hacer del Hijo de Dios un ídolo. ⁴Pues en ese caso él se habrá convertido para ti en una imagen sepulcral y en un signo de muerte. ⁵¿Podría ser eso tu salvador? ⁶¿Podría acaso el Padre estar equivocado con respecto a Su Hijo? ⁷¿No será más bien que te has engañado a ti mismo con respecto a aquel que se te dio para que lo curases a fin de que tú te pudieras salvar y liberar?
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VII. La nueva interpretación
1. ¿Cómo iba a haber dejado Dios que el significado del mundo estuviera sujeto a tu interpretación? ²Si hubiera hecho eso, el mundo no tendría significado. ³Pues es imposible que el significado de algo cambie constantemente y que, aun así, sea verdad. ⁴El Espíritu Santo ve en el mundo un solo propósito, el cual es eternamente inmutable. ⁵Ninguna situación puede alterar este objetivo, sino que tiene que estar de acuerdo con él. ⁶Pues sólo si el objetivo del mundo pudiera cambiar con cada situación, podría cada una de ellas estar sujeta a diferentes interpretaciones cada vez que se pensase en ella. ⁷Añades nuevos elementos al guion que escribes para cada minuto del día, y así, todo lo que sucede ahora tiene otro significado. ⁸Elimina algún elemento y el significado cambiará consecuentemente.
2. ¿Qué reflejan tus guiones sino tus planes acerca de cómo debería transcurrir el día? ²Y así, determinas lo que es un desastre o un triunfo, un avance o un retroceso, una ganancia o una pérdida. ³Estos juicios se hacen en conformidad con los papeles que el guión asigna. ⁴El hecho de que de por sí no significan nada queda demostrado por la facilidad con que estas designaciones cambian a la luz de otros juicios que se hacen acerca de diferentes aspectos de la experiencia. ⁵Y luego, visto en retrospectiva, crees ver otro significado en conexión con lo que ocurrió previamente. ⁶¿Qué has hecho realmente sino demostrar que nada de ello tenía significado alguno? ⁷Mas tú le atribuías significado a la luz de objetivos cambiantes, que alteraban el significado a medida que cambiaban.
3. Solamente un propósito firme puede otorgarle a cualquier acontecimiento un significado estable. ²Pero tiene que otorgarles a todos el mismo significado. ³Si a cada acontecimiento se le otorga un significado diferente, quiere decir que cada uno de ellos tiene un propósito diferente. ⁴Y ése sería todo el significado que tendrían. ⁵¿Qué clase de significado sería ése? ⁶¿Cómo puede ser que el significado de “significado” sea confusión? ⁷La percepción no puede estar fluctuando constantemente y al mismo tiempo tener un significado estable en alguna parte. ⁸El miedo es un juicio que nunca está justificado. ⁹Su presencia no significa nada, excepto que sirve para mostrarte que escribiste un guion tenebroso y que, como resultado, tienes miedo. ¹⁰Pero no porque eso que temes tenga de por sí un significado temible.
4. Abrigar un propósito común es el único medio por el que la percepción puede estabilizarse y por el que se le puede dar una sola interpretación al mundo y a todas las experiencias que se tienen en él. ²En ese propósito común, todo el mundo y todas las cosas que ves comparten el mismo juicio. ³Ahora no tienes por qué juzgar, pues has aprendido que a todo se le ha dado el mismo significado y te alegras de poder verlo por todas partes. ⁴Dicho significado no puede cambiar porque tu deseo es percibirlo en todas partes, inalterado por las circunstancias. ⁵Por lo tanto, se lo otorgas a todos los acontecimientos y dejas que ellos te ofrezcan estabilidad a ti.
5. Librarte de juzgar radica simplemente en esto: todas las cosas tienen el mismo propósito, el cual tú compartes con todo el mundo. ²Y no hay nada en el mundo que pueda oponerse a ese propósito, pues es el propósito de todas las cosas y también el tuyo. ³Tener un mismo propósito pone fin a todas las ideas de sacrificio, las cuales no pueden sino atribuir un propósito para el que gana y otro para el que pierde. ⁴Sin esta idea no podría haber pensamientos de sacrificio. ⁵Y es esta idea de que puede haber diferentes objetivos lo que hace que la percepción oscile y el significado cambie. ⁶Con un objetivo unificado esto se vuelve imposible, pues tu conformidad hace que la interpretación sea estable y duradera.
6. ¿Cómo se iba a poder entablar comunicación mientras los símbolos que se usan tengan diferentes significados? ²El objetivo del Espíritu Santo ofrece una sola interpretación, la cual tiene significado para ti y para tu hermano. ³Y así, te puedes comunicar con él y él contigo. ⁴Cuando se usan símbolos que ambos podéis comprender se deja de sacrificar el significado. ⁵Todo sacrificio supone la pérdida de tu capacidad de ver la conexión que hay entre todos los acontecimientos. ⁶Pues si se observan por separado no tienen ningún significado, ⁷ya que les falta la luz bajo la cual se pueden ver y comprender. ⁸Y así, carecen de propósito ⁹y no se puede entender cuál es su finalidad. ¹⁰Ningún pensamiento de pérdida significa nada, ¹¹pois nadie está de acuerdo contigo con respecto a su significado. ¹²Es parte de un guion disparatado que no puede ser interpretado de manera que tenga sentido. ¹³Siempre será ininteligible. ¹⁴Esto no es comunicación. ¹⁵Tus sombríos sueños no son más que los absurdos guiones que escribes por tu cuenta mientras duermes. ¹⁶No trates de encontrar significado en sueños de separación. ¹⁷Sólo los sueños de perdón se pueden compartir, ¹⁸pues significan lo mismo para ti que para tu hermano.
7. No hagas interpretaciones desde una perspectiva de soledad, pues lo que veas no tendrá ningún significado y lo que representa cambiará. ²Y creerás que el mundo es un lugar incierto, por el que caminas en peligro, lleno de incertidumbre. ³Son únicamente tus interpretaciones las que carecen de estabilidad, pues no están en armonía con lo que realmente eres. ⁴Es éste un estado tan peligroso en apariencia, que es imposible que no surja el temor. ⁵Hermano mío, no sigas por ese camino. ⁶Tenemos un solo Intérprete. ⁷Y a través del uso que Él hace de los símbolos nos unimos y, de esta forma, todos ellos tienen el mismo significado para todos nosotros. ⁸Nuestro idioma común nos permite hablar con todos nuestros hermanos y entender con ellos que el perdón se nos ha otorgado a todos y, por ende, podemos comunicarnos otra vez.
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VIII. La realidad inmutable
1. Las apariencias engañan, pero pueden cambiar. ²La realidad, en cambio, es inmutable. ³No engaña en absoluto, y si tú no puedes ver más allá de las apariencias, te estás dejando engañar. ⁴Pues todo lo que ves cambiará; sin embargo, antes pensabas que era real y ahora crees que es real nuevamente. ⁵De este modo, la realidad se ve reducida a formas y se la considera susceptible de cambiar. ⁶La realidad, no obstante, es inmutable. ⁷Esto es lo que hace que sea real y lo que la distingue de todas las apariencias. ⁸Tiene que estar más allá de toda forma para poder ser ella misma. ⁹No puede cambiar.
2. El milagro es un medio para demostrar que todas las apariencias pueden cambiar precisamente porque son apariencias y porque carecen del atributo de inmutabilidad que la realidad entraña. ²El milagro da fe de que te puedes salvar de las apariencias al demostrar que éstas pueden cambiar. ³En tu hermano reside una inmutabilidad que está más allá de cualquier apariencia o engaño. ⁴Mas se ve nublada por tus cambiantes ideas acerca de él, que tú percibes como su realidad. ⁵Lo que constituiría un sueño feliz con respecto a él adopta la forma de una apariencia en la que goza de perfecta salud, se encuentra completamente inmune a cualquier clase de carencia y está perfectamente a salvo de cualquier clase de desastre. ⁶El milagro es la prueba de que no está limitado por ninguna clase de pérdida o sufrimiento, ya que todo ello puede cambiar tan fácilmente. ⁷Esto demuestra que nunca fueron reales y que no pudieron haber surgido de su realidad. ⁸Pues ésta es inmutable y no hay nada en el Cielo o en la tierra que pueda jamás alterar sus efectos. ⁹Es evidente, en cambio, que las apariencias son irreales precisamente porque pueden cambiar.
3. ¿Qué es la tentación sino el deseo de hacer que las ilusiones sean reales? ²No parece ser el deseo de hacer que lo que es real no lo sea. ³Sin embargo, es la afirmación de que algunas clases de ídolos ejercen una poderosa atracción que los hace más difíciles de resistir que aquellos que tú preferirías que no fueran reales. ⁴Toda tentación, por lo tanto, no es más que esto: una plegaria para que el milagro no ejerza influencia sobre algunos sueños, y para que, en vez de ello, mantenga su irrealidad oculta y les otorgue realidad. ⁵El Cielo no responde a tal oración ni tampoco se te puede conceder un milagro para sanar las apariencias que no te gustan. ⁶Has establecido límites. ⁷Lo que pides se te concede, pero no por el Dios que no conoce límites. ⁸Sólo tú te has limitado a ti mismo.
4. La realidad es inmutable. ²Los milagros no hacen sino demostrar que lo que tú has interpuesto entre la realidad y tu conciencia es ilusorio y que no es en modo alguno una interferencia. ³El costo de la creencia de que algunas apariencias están más allá de cualquier esperanza de cambio es que el milagro no se obra a través de ti de manera consistente. ⁴Pues has pedido que no tenga el poder de sanar todos los sueños. ⁵No hay milagro que no se te pueda conceder si realmente deseas la curación. ⁶Pero no se te puede conceder ninguno a menos que la desees. ⁷Elige lo que quieres sanar, y a Aquel que otorga todos los milagros se le niega la libertad de concederle Sus dones al Hijo de Dios. ⁸Cuando el Hijo de Dios cae en la tentación, niega la realidad. ⁹Y de este modo, se convierte voluntariamente en esclavo de lo que eligió a cambio.
5. Precisamente porque la realidad es inmutable, existe en ella un milagro que sana todas las cosas cambiantes y te las ofrece para que las veas de una forma que te brinda felicidad y que está libre de temor. ²Se te concederá poder ver a tu hermano de esta forma. ³Pero no mientras quieras que sea de otra manera con respecto a ciertas cosas. ⁴Pues eso sólo significaría que no lo quieres ver curado e íntegro. ⁵El Cristo en él es perfecto. ⁶¿Es esto lo que quieres contemplar? ⁷No dejes entonces que haya sueños acerca de él que tú prefieras ver en lugar del Cristo en él. ⁸Y verás al Cristo en él porque permitiste que Él viniera a ti. ⁹Y cuando se te haya aparecido, tendrás la certeza de que eres como Él, pues Él es lo inmutable en tu hermano y en ti.
6. Eso es lo que contemplarás cuando decidas que no hay ninguna apariencia que prefieras conservar en lugar de lo que tu hermano realmente es. ²No dejes que la tentación de preferir un sueño permita que la incertidumbre se presente ahí. ³No te sientas culpable y temeroso cuando un sueño acerca de lo que él es te tiente. ⁴Pero no le atribuyas a ese sueño el poder de reemplazar lo inmutable en tu hermano en la percepción que tienes de él. ⁵No hay falsa apariencia que no desaparezca, si en lugar de ella pides un milagro. ⁶No hay dolor del que él no se pueda liberar, sólo con que desees que él sea lo que no puede sino ser. ⁷¿Por qué habrías de temer ver a Cristo en él? ⁸Pues en todo lo que ves no haces sino contemplarte a ti mismo. ⁹Y conforme él sana, tú te liberas de la culpa, pues lo que él aparenta ser es la imagen que tienes de ti mismo.
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