Capítulo 7
LOS REGALOS DEL REINO
Índice del Capítulo (Haz clic para desplegar)
- I. El último paso
- II. La Ley del Reino
- III. La realidad del Reino
- IV. La curación como reconocimiento de la verdad
- V. La curación y la inmutabilidad de la mente
- VI. De la vigilancia a la paz
- VII. La totalidad del Reino
- VIII. La creencia increíble
- IX. La extensión del Reino
- X. La confusión entre dicha y dolor
- XI. El estado de gracia
I. El último paso
1. El poder creador de Dios y el de Sus Creaciones es ilimitado, pero no existe entre Ellos una relación recíproca. ²Te comunicas plenamente con Dios, tal como Él se comunica contigo. ³Es éste un proceso continuo del que participas, y porque participas en él te sientes inspirado a crear como Él crea. ⁴En la Creación, no obstante, no existe una relación recíproca entre tú y Dios, ya que Él te creó a ti, pero tú no lo creaste a Él. ⁵Ya te dije que tu poder creador difiere del Suyo solamente en ese punto. ⁶Incluso en este mundo existe un paralelo. ⁷Los padres traen al mundo a sus hijos, pero los hijos no traen al mundo a sus padres. ⁸No obstante, traen al mundo a sus propios hijos y, de este modo, procrean tal como sus padres lo hicieran.
2. Si tú hubieses creado a Dios y Él te hubiese creado a ti, el Reino no podría expandirse mediante Su Propio Pensamiento creador. ²La Creación estaría, por lo tanto, limitada y no podrías ser co-creador con Dios. ³De la misma manera en que el Pensamiento creador de Dios procede de Él hacia ti, así tu pensamiento creador no puede sino proceder de ti hacia tus creaciones. ⁴Sólo de esta manera puede extenderse todo poder creador. ⁵Las obras de Dios no son tus obras, pero tus obras son como las Suyas. ⁶Él creó a la Filiación y tú la expandes. ⁷Tienes el poder de acrecentar el Reino, aunque no de acrecentar a su Creador. ⁸Reivindicas ese poder cuando te mantienes alerta sólo en favor de Dios y de Su Reino. ⁹Al aceptar que posees ese poder, aprendes a recordar lo que eres.
3. A tus creaciones les corresponde estar en ti del mismo modo en que a ti te corresponde estar en Dios. ²Eres parte de Él, tal como tus hijos son parte de Sus Hijos. ³Crear es amar. ⁴El amor se extiende hacia afuera simplemente porque no puede ser contenido. ⁵Al ser ilimitado no puede dejar de extenderse. ⁶El amor crea para siempre, aunque no en el tiempo. ⁷Las Creaciones de Dios han existido siempre porque Él ha existido siempre. ⁸Tus creaciones han existido siempre porque sólo puedes crear como Dios crea. ⁹La eternidad es tuya porque Él te creó eterno.
4. El ego, por otra parte, siempre exige derechos recíprocos, ya que es competitivo en vez de amoroso. ²Está siempre dispuesto a hacer tratos, pero no puede comprender que ser igual a otro significa que no es posible hacer ningún trato al respecto. ³Para ganar tienes que dar, no regatear. ⁴Regatear es imponer límites en lo que se da y eso no es la Voluntad de Dios. ⁵Disponer lo mismo que Dios es crear como Él. ⁶Dios no limita en modo alguno Sus regalos. ⁷Tú constituyes Sus regalos, por consiguiente, tus regalos son necesariamente como los Suyos. ⁸Los regalos que le haces al Reino no pueden sino ser como los regalos que Él te hace a ti.
5. Yo le di al Reino únicamente amor porque creí que eso era lo que yo era. ²Lo que tú crees ser determina los regalos que haces; y si Dios te creó extendiéndose a Sí Mismo hasta dar lugar a lo que eres, sólo puedes extenderte a ti mismo tal como Él lo hizo. ³Sólo la dicha aumenta eternamente, pues la dicha y la eternidad son inseparables. ⁴Dios se extiende hacia afuera, más allá de todo límite y más allá del tiempo; y tú que eres co-creador con Él, extiendes Su Reino eternamente y más allá de todo límite. ⁵La eternidad es el sello indeleble de la Creación. ⁶Los eternos son felices y viven en paz eternamente.
6. Pensar como Dios es compartir Su Certeza acerca de lo que eres; y crear como Él es compartir el Amor perfecto que Él comparte contigo. ²Hacia esto te conduce el Espíritu Santo para que tu dicha sea total porque el Reino de Dios es íntegro. ³He dicho que el último paso en el redespertar al Conocimiento lo da Dios. ⁴Esto es verdad, pero es difícil de explicar con palabras porque las palabras son símbolos y lo que es verdad no necesita explicación. ⁵El Espíritu Santo, no obstante, tiene la tarea de traducir lo inútil a lo útil, lo que no tiene significado a lo significativo y lo temporal a lo eterno. ⁶El Espíritu Santo puede, por consiguiente, decirte algo acerca de este último paso.
7. Dios no da pasos porque Sus obras no se realizan de forma gradual. ²No enseña porque Sus Creaciones son inalterables. ³No hace nada al final porque Él creó primero y para siempre. ⁴Debe entenderse que la palabra “primero”, cuando se aplica a Dios, no es un concepto temporal. ⁵Él es el primero en el sentido de que es el Primero en la Santísima Trinidad. ⁶Es el Creador Principal porque creó a Sus co-creadores. ⁷De ahí que el tiempo no le ataña a Él ni a lo que creó. ⁸Por lo tanto, el “último paso” que Dios dará fue cierto al principio, es cierto ahora y será cierto eternamente. ⁹Lo que es eterno está siempre presente porque su estado de ser es por siempre inmutable. ¹⁰No cambia al aumentar porque fue creado para expandirse eternamente. ¹¹Si no percibes su expansión significa que no sabes lo que es ¹²ni tampoco Quién lo creó. ¹³Dios no te revela esto porque nunca estuvo oculto. ¹⁴Su Luz jamás estuvo velada porque Su Voluntad es compartirla. ¹⁵¿Y cómo iba a ser posible que lo que se comparte plenamente se hubiese ocultado primero para luego ser revelado?
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II. La Ley del Reino
1. Curar es el único tipo de pensamiento en este mundo que se asemeja al Pensamiento de Dios, y por razón de los elementos que ambos tienen en común, puede transferirse fácilmente hasta Éste. ²Cuando un hermano se percibe a sí mismo enfermo, se está percibiendo como un ser incompleto y, por ende, necesitado. ³Si tú también lo percibes así, lo estás viendo como si realmente no formara parte del Reino y se encontrase separado de él, con lo cual el Reino queda velado para ambos. ⁴La enfermedad y la separación no son de Dios, pero el Reino sí. ⁵Si enturbias el Reino estarás percibiendo lo que no es de Dios.
2. Curar es, por consiguiente, corregir la percepción de tu hermano y la tuya compartiendo con él el Espíritu Santo. ²Esto os sitúa a ambos dentro del Reino y reinstaura la plenitud del mismo en vuestras mentes. ³Es también un reflejo de la Creación porque unifica al aumentar e integra al extender. ⁴Lo que proyectas o extiendes es real para ti. ⁵Ésta es una ley inmutable de la mente, tanto en este mundo como en el Reino. ⁶El contenido, sin embargo, es diferente en este mundo porque los pensamientos que dicha ley gobierna aquí son muy diferentes de los Pensamientos del Reino. ⁷Las leyes deben adaptarse a las circunstancias si es que han de mantener el orden. ⁸La característica más sobresaliente de las leyes de la mente, tal como operan en este mundo, es que al obedecerlas—y yo te aseguro que tienes que obedecerlas— puedes obtener resultados diametralmente opuestos. ⁹Esto se debe a que dichas leyes han sido adaptadas a las circunstancias de este mundo, en el que parece posible obtener resultados diametralmente opuestos porque puedes responder a dos voces que se oponen entre sí.
3. La ley que prevalece dentro del Reino se adapta fuera de él a la premisa: “Crees en lo que proyectas”. ²Ésa es la manera en que enseña porque fuera del Reino es esencial aprender. ³Dicha manera de enseñar implica que aprenderás lo que eres de lo que has proyectado sobre los demás y de lo que, por lo tanto, crees que ellos son. ⁴En el Reino ni se enseña ni se aprende porque en él no hay creencias. ⁵Tan sólo hay certeza. ⁶Dios y Sus Hijos, en la certeza de ser, saben que eres lo que extiendes. ⁷Esa expresión de la ley no se puede adaptar a nada porque es la Ley de la Creación. ⁸Dios Mismo creó la ley al crear mediante Ella; ⁹y Sus Hijos, que crean de la misma manera que Él, la acatan de buen grado sabiendo que la expansión del Reino depende de Ella, tal como de Ella dependió su propia creación.
4. Para que las leyes puedan ser útiles tienen que comunicarse. ²En efecto, tienen que ser traducidas para aquellos que hablan distintos idiomas. ³No obstante, un buen traductor, si bien tiene que alterar la forma de lo que traduce, jamás altera el significado. ⁴De hecho, su único propósito es cambiar la forma de modo que la traducción conserve el significado original. ⁵El Espíritu Santo es el Traductor de las Leyes de Dios para aquellos que no las entienden. ⁶Tú no podrías hacer eso por tu cuenta porque una mente en conflicto no puede serle fiel a un solo significado y, por lo tanto, altera el significado para conservar la forma.
5. El propósito del Espíritu Santo al traducir es exactamente el opuesto. ²Traduce únicamente para conservar—en todos los idiomas y desde cualquier punto de vista—el significado original. ³Por consiguiente, se opone a la idea de que las diferencias en lo relativo a la forma sean significativas, subrayando siempre que esas diferencias no importan. ⁴El significado de su mensaje es siempre el mismo: lo único que importa es el significado. ⁵La Ley de Dios que rige a la Creación no entraña el uso de la verdad para convencer a Sus Hijos de la verdad. ⁶La extensión de la verdad—que es la Ley del Reino—radica únicamente en el conocimiento de lo que es la verdad. ⁷Ésta es tu herencia y no tiene que aprenderse en absoluto, pero cuando te desheredaste a ti mismo te convertiste por necesidad en un alumno.
6. Nadie pone en duda la relación que existe entre el aprendizaje y la memoria. ²Es imposible aprender sin memoria, mas lo que se aprende debe ser consistente para que se pueda recordar. ³Por eso es por lo que la enseñanza del Espíritu Santo es una lección en cómo recordar. ⁴Dije anteriormente que el Espíritu Santo enseña a recordar y a olvidar, pero olvidar sirve únicamente para que tu recordar sea más consistente. ⁵Olvidas para poder recordar mejor. ⁶No entenderás Sus traducciones mientras sigas escuchando dos maneras de interpretarlas. ⁷Por lo tanto, tienes que olvidar o renunciar a una para poder entender la otra. ⁸Ésta es la única manera en que puedes aprender lo que es la consistencia, para que finalmente tú mismo puedas ser consistente.
7. ¿Qué significado puede tener la perfecta consistencia del Reino para los que están confundidos? ²Es evidente que la confusión del alumno interfiere en su entendimiento de tal significado y, por lo tanto, le impide apreciarlo. ³En el Reino no hay confusión porque sólo hay un significado. ⁴Este significado procede de Dios y es Dios. ⁵Puesto que es también lo que tú eres, es algo que compartes y extiendes tal como tu Creador lo hiciera. ⁶Esto no tiene que ser traducido porque se entiende perfectamente, pero sí necesita extensión porque significa extensión. ⁷La comunicación es perfectamente directa y está perfectamente unificada. ⁸Es completamente libre porque nada discordante puede jamás infiltrarse en ella. ⁹Por eso es por lo que es el Reino de Dios. ¹⁰Le pertenece a Él y es, por lo tanto, como Él. ¹¹Ésa es su realidad y no hay nada que pueda afectarla.
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III. La realidad del Reino
1. El Espíritu Santo enseña sólo una lección, y la aplica a todo el mundo y en toda circunstancia. ²Dado que está libre de conflictos, aprovecha al máximo todos los esfuerzos y todos los resultados. ³Al enseñarte el poder del Reino de Dios, el Espíritu Santo te enseña que todo poder te pertenece. ⁴Su aplicación no importa. ⁵Es siempre máxima. ⁶Tu vigilancia no establece que el poder sea tuyo, pero te permite usarlo en todo momento y de cualquier manera. ⁷Cuando dije: “Estoy siempre con vosotros”, lo dije en un sentido muy literal. ⁸Jamás me aparto de nadie en ninguna situación. ⁹Y puesto que estoy siempre contigo, tú eres el camino, la verdad y la vida. ¹⁰Tú no creaste ese poder, como tampoco lo creé yo. ¹¹Fue creado para ser compartido y, por lo tanto, no tiene ningún sentido percibirlo como si fuera el patrimonio de uno solo a expensas de los demás. ¹²Tal percepción lo desproveería de significado al eliminar o pasar por alto su único y verdadero significado.
2. El Significado de Dios espera en el Reino porque allí es donde Él lo ubicó. ²No espera en el tiempo. ³Simplemente descansa en el Reino porque allí es donde le corresponde estar, al igual que a ti. ⁴¿Cómo puedes percibirte a ti mismo como algo aparte del Significado de Dios cuando tú mismo eres ese significado? ⁵Sólo experimentándote a ti mismo como irreal podrías verte como separado de tu significado. ⁶Por esto es por lo que el ego es demente: te enseña que no eres lo que eres. ⁷Eso es tan contradictorio que es claramente imposible. ⁸Es, por lo tanto, una lección que no puedes aprender realmente y que, por consiguiente, no puedes realmente enseñar. ⁹Mas siempre estás enseñando. ¹⁰Tienes, entonces, que estar enseñando otra cosa, a pesar de que el ego no sabe lo que es. ¹¹El ego, pues, está siendo des-hecho continuamente, y sospecha de tus motivos. ¹²Tu mente no puede estar unificada cuando le es fiel al ego porque la mente no le pertenece a él. ¹³Sin embargo, lo que para el ego es “traición” para la paz es lealtad. ¹⁴El “enemigo” del ego es, por lo tanto, tu amigo.
3. Dije anteriormente que el amigo del ego no forma parte de ti porque el ego se percibe a sí mismo en estado de guerra y, por ende, en necesidad de aliados. ²Tú que no estás en guerra debes ir en busca de hermanos y reconocer en todo aquel que veas a tu hermano, ya que únicamente los que son iguales están en paz. ³Puesto que los Hijos de Dios gozan de perfecta igualdad, no pueden competir porque lo tienen todo. ⁴Sin embargo, si perciben a cualquiera de sus hermanos de cualquier otra forma que no sea con perfecta igualdad significa que la idea de competencia se ha adentrado en sus mentes. ⁵No subestimes la necesidad que tienes de mantenerte alerta contra esa idea, ya que todos tus conflictos proceden de ella. ⁶Dicha idea es la creencia de que es posible tener intereses conflictivos, y significa, por lo tanto, que has aceptado que lo imposible es verdad. ⁷¿No es eso lo mismo que decir que te percibes a ti mismo como si fueras irreal?
4. Estar en el Reino quiere decir que pones toda tu atención en él. ²Mientras sigas creyendo que puedes prestar atención a lo que no es cierto, estarás eligiendo aceptar el conflicto. ³Mas ¿es esto realmente una elección? ⁴Parece serlo, pero las apariencias y la realidad no pueden ser lo mismo. ⁵Tú que eres el Reino no tienes nada que ver con las apariencias. ⁶La realidad es tuya porque tú eres la realidad. ⁷De esta manera es como en última instancia tener y ser se reconcilian en tu mente, no en el Reino. ⁸El altar que se encuentra allí es la única realidad. ⁹El altar es perfectamente inequívoco en el pensamiento porque es un reflejo del Pensamiento Perfecto. ¹⁰Tu mente recta ve únicamente hermanos porque ve únicamente en su propia luz.
5. Dios Mismo iluminó tu mente, y la mantiene iluminada con Su Luz porque Su Luz es lo que tu mente es. ²Esto está más allá de cualquier duda, y cuando lo pones en duda se te da una respuesta. ³La respuesta simplemente cancela la pregunta al establecer el hecho de que poner en duda la realidad no tiene sentido. ⁴De ahí que el Espíritu Santo nunca ponga nada en duda. ⁵Su única función es eliminar lo cuestionable y, por ende, conducir a la Certeza. ⁶Los que tienen certeza gozan de perfecta calma porque no tienen dudas. ⁷No cuestionan nada porque en sus mentes no entra nada que sea cuestionable. ⁸Esto los mantiene en un estado de perfecta serenidad, ya que al saber lo que son, eso es lo que comparten.
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IV. La curación como reconocimiento de la verdad
1. La verdad sólo puede ser reconocida y necesita únicamente ser reconocida. ²La inspiración procede del Espíritu Santo y la certeza de Dios, tal como lo estipulan Sus Leyes. ³Ambas cosas, por lo tanto, proceden de la misma Fuente porque la inspiración procede de la Voz que habla en favor de Dios, y la certeza, de las Leyes de Dios. ⁴La curación no procede directamente de Dios, Quien sabe que Sus Creaciones gozan de perfecta plenitud. ⁵Aun así, la curación sigue siendo parte del ámbito de Dios porque procede de Su Voz y de Sus Leyes. ⁶Es el resultado de Éstas, en un estado mental que no conoce a Dios. ⁷Ese estado le es desconocido a Él, por lo tanto, no existe, pero aquellos que duermen no son conscientes. ⁸Y puesto que no son conscientes, no saben nada.
2. El Espíritu Santo tiene que operar a través de ti para enseñarte que Él mora en ti. ²Es éste un paso intermedio encaminado al conocimiento de que tú estás en Dios porque formas parte de Él. ³Los milagros que el Espíritu Santo inspira no pueden entrañar grados de dificultad porque todas las partes de la Creación son de un mismo orden. ⁴Ésa es la Voluntad de Dios y la tuya. ⁵Las Leyes de Dios así lo estipulan y el Espíritu Santo te lo recuerda. ⁶Cuando curas, estás recordando las Leyes de Dios y olvidándote de las del ego. ⁷Dije anteriormente que olvidar es simplemente una forma de recordar mejor. ⁸Olvidar, por lo tanto, cuando se percibe correctamente, no es lo opuesto a recordar. ⁹Si se percibe incorrectamente, da lugar a una percepción que está en conflicto con alguna otra cosa, como ocurre con toda percepción incorrecta. ¹⁰Mas si se percibe correctamente, puede usarse como un medio para escapar del conflicto, como ocurre con toda percepción correcta.
3. El ego no quiere enseñarle a nadie lo que éste ya ha aprendido, pues eso sería contrario a su propósito. ²Por lo tanto, no aprendería nada en absoluto. ³El Espíritu Santo te enseña a usar lo que el ego ha fabricado a fin de enseñarte lo opuesto a lo que el ego ha “aprendido”. ⁴Lo que el ego ha aprendido es tan irrelevante como la facultad particular que utilizó para aprenderlo. ⁵Lo único que tienes que hacer es esforzarte por aprender, pues el Espíritu Santo tiene un objetivo unificado para tus esfuerzos. ⁶Si se aplican diferentes facultades a un solo objetivo durante un período de tiempo lo suficientemente largo, las facultades en sí se unifican. ⁷Esto se debe a que se canalizan en una sola dirección o de la misma manera. ⁸En última instancia, pues, todas contribuyen a un mismo resultado y, en virtud de ello, se pone de relieve lo que tienen en común en vez de sus diferencias.
4. Todas las capacidades deben entregársele, por consiguiente, al Espíritu Santo, Quien sabe cómo usarlas debidamente. ²Las usa exclusivamente para curar porque sólo te conoce en tu plenitud. ³Al curar aprendes lo que es la plenitud; y al aprender lo que es la plenitud, aprendes a recordar a Dios. ⁴Te has olvidado de Él, pero el Espíritu Santo entiende que tu olvido tiene que ser transformado en una forma de recordar.
5. El objetivo del ego es tan unificado como el del Espíritu Santo y, debido a ello, sus respectivos objetivos jamás podrán reconciliarse en modo alguno ni desde ningún punto de vista. ²El ego siempre trata de dividir y separar. ³El Espíritu Santo, de unificar y curar. ⁴A medida que curas, eres curado, ya que el Espíritu Santo no ve grados de dificultad en la curación. ⁵Curar es la manera de desvanecer la creencia de que existen diferencias, al ser la única manera de percibir a la Filiación como una sola entidad. ⁶Esta percepción, por lo tanto, está en armonía con las Leyes de Dios, aun cuando tiene lugar en un estado mental que no está en armonía con el Suyo. ⁷La fuerza de la percepción correcta es tan grande que pone a la mente en armonía con la Mente de Dios, pues se encuentra al servicio de Su Voz, la cual mora en todos vosotros.
6. Pensar que puedes oponerte a la Voluntad de Dios es un verdadero desvarío. ²El ego cree que puede hacerlo y que puede ofrecerte su propia “voluntad” como regalo. ³Mas esa voluntad no te interesa. ⁴No es un regalo. ⁵No es nada en absoluto. ⁶Dios te ha dado un regalo que simultáneamente tienes y eres. ⁷Cuando no lo usas, te olvidas de que lo tienes. ⁸Al no recordarlo, no sabes lo que eres. ⁹Curar, por consiguiente, es una manera de abordar el Conocimiento, pensando de acuerdo con las Leyes de Dios y reconociendo su universalidad. ¹⁰Sin este reconocimiento, haces que no signifiquen nada para ti. ¹¹Aun así Sus Leyes siguen teniendo sentido, ya que encierran todo el significado que existe, el cual está contenido en ellas.
7. Busca primero el Reino de los Cielos porque ahí es donde las Leyes de Dios operan verdaderamente, y no pueden sino operar verdaderamente porque son las leyes de la verdad. ²Pero busca sólo eso, puesto que no puedes encontrar nada más. ³No hay nada más. ⁴Dios es el Todo de todo en un sentido muy literal. ⁵Todo ser existe en Él, que es todo Ser. ⁶Por lo tanto, tú existes en Él, ya que tu Ser es el Suyo. ⁷Curar es una manera de olvidar la sensación de peligro que el ego ha sembrado en ti, al no reconocer la existencia de esta sensación en tu hermano. ⁸Esto refuerza al Espíritu Santo en ambos porque significa que te has negado a darle validez al miedo. ⁹El amor sólo necesita esta invitación. ¹⁰Y llega libremente a toda la Filiación, al ser lo que la Filiación es. ¹¹Cuando despiertas al amor, estás simplemente olvidando lo que no eres, ¹²lo cual te capacita para recordar lo que sí eres.
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V. La curación y la inmutabilidad de la mente
1. El cuerpo no es más que un marco para desarrollar capacidades, lo cual no tiene nada que ver con el uso que se hace de ellas. ²Dicho uso procede de una decisión. ³Los efectos de la decisión del ego al respecto son tan evidentes que no hay necesidad de hablar más de ello, pero la decisión del Espíritu Santo de utilizar el cuerpo únicamente como un medio de comunicación tiene una conexión tan directa con la curación que sí requiere aclaración. ⁴El sanador que no se ha curado obviamente no entiende su propia vocación.
2. Sólo las mentes pueden comunicarse. ²Puesto que el ego no puede destruir el impulso de comunicar porque es también el impulso de crear, sólo puede enseñarte que el cuerpo puede comunicarse así como crear y, por ende, que no tiene necesidad de la mente. ³Por consiguiente, trata de enseñarte que el cuerpo puede actuar como la mente y que es, por lo tanto, autosuficiente. ⁴Sin embargo, hemos aprendido que ni la enseñanza ni el aprendizaje tienen lugar en el nivel del comportamiento, toda vez que puedes actuar de acuerdo con lo que no crees. ⁵Al hacerlo, sin embargo, pierdes fuerza como maestro y como estudiante porque, tal como se ha señalado repetidamente, enseñas lo que crees. ⁶Las lecciones contradictorias se enseñan mal y se aprenden mal. ⁷Si enseñas enfermedad y curación, eres al mismo tiempo un mal maestro y un mal estudiante.
3. La capacidad de curar es la única capacidad que cada persona puede y debe desarrollar si es que se ha de curar. ²Curar es el medio de comunicación del Espíritu Santo en este mundo y el único que acepta. ³No reconoce ningún otro porque no acepta la confusión que el ego tiene entre mente y cuerpo. ⁴Las mentes se pueden comunicar, pero no pueden hacer daño. ⁵El cuerpo, al servicio del ego, puede hacer daño a otros cuerpos, pero eso no puede ocurrir a no ser que ya se le haya confundido con la mente. ⁶Esta situación, no obstante, puede usarse en beneficio de la curación o de la magia, pero debes recordar que la magia siempre implica la creencia de que la curación es algo perjudicial. ⁷Esta creencia completamente irracional es su premisa y, por consiguiente, no puede sino proceder irracionalmente.
4. La curación tan sólo fortalece. ²La magia siempre procura debilitar. ³La curación no percibe nada en el sanador que todos los demás no compartan con él. ⁴La magia ve siempre algo “especial” en el sanador, que él cree que puede ofrecer como regalo a aquellos que no lo tienen. ⁵Puede que dicho sanador crea que ese regalo procede de Dios, pero resulta evidente que no entiende a Dios si cree tener algo que los demás no poseen.
5. El Espíritu Santo no actúa al azar; y toda curación que procede de Él es siempre eficaz. ²A menos que el sanador cure siempre por mediación Suya los resultados variarán. ³Sin embargo, la curación en sí es consistente, puesto que sólo la consistencia está libre de conflicto y sólo los que están libres de conflicto son íntegros. ⁴Cuando el sanador reconoce que hay excepciones y admite que algunas veces puede curar y otras no, está obviamente aceptando la inconsistencia. ⁵Está, por lo tanto, en conflicto, y eso es lo que enseña. ⁶¿Sería posible que lo que es de Dios no fuera para todos y para siempre? ⁷El amor es incapaz de hacer excepciones. ⁸Sólo si hay miedo parece tener sentido la idea de excepciones. ⁹Las excepciones son amedrentadoras porque las engendra el miedo. ¹⁰La expresión “sanador temeroso” es una contradicción intrínseca y es, por lo tanto, un concepto que sólo para una mente en conflicto podría tener sentido.
6. El miedo no produce alegría. ²La curación sí. ³El miedo siempre hace excepciones. ⁴La curación nunca las hace. ⁵El miedo produce disociación porque genera separación. ⁶La curación siempre produce armonía porque procede de la integración. ⁷Es predecible porque se puede contar con ella. ⁸Se puede contar con todo lo que es de Dios porque todo lo que es de Dios es completamente real. ⁹Se puede contar con la curación porque la inspira Su Voz y procede de acuerdo con Sus Leyes. ¹⁰Mas si la curación es consistente tu entendimiento acerca de ella no puede ser inconsistente. ¹¹Entendimiento significa consistencia porque Dios significa consistencia. ¹²Puesto que ése es Su Significado, es también el tuyo. ¹³Tu significado no puede estar en desacuerdo con el Suyo porque todo lo que significas y lo único que significas procede de Su Significado y es como el Suyo. ¹⁴Dios no puede estar en desacuerdo Consigo Mismo y tú no puedes estar en desacuerdo con Él. ¹⁵No puedes separar tu Ser de tu Creador, Quien te creó al compartir Su Ser contigo.
7. El sanador que no ha sanado desea la gratitud de sus hermanos, pero él no les está agradecido. ²Esto se debe a que cree que les está dando algo y que no está recibiendo algo igualmente deseable a cambio. ³Lo que enseña se ve limitado por lo poco que está aprendiendo. ⁴Su lección de curación se ve limitada por su propia ingratitud, que es una lección de enfermedad. ⁵El verdadero aprendizaje es constante y tan vital en su poder de producir cambios, que un Hijo de Dios puede reconocer su propio poder en un instante y cambiar el mundo en el siguiente. ⁶Ello se debe a que al cambiar de mentalidad, se produce un cambio en el instrumento más poderoso que jamás se le haya dado para cambiar. ⁷Esto no contradice en modo alguno la inmutabilidad de la mente tal como Dios la creó, pero mientras sigas aprendiendo a través del ego creerás que has efectuado un cambio en ella. ⁸Esto te pone en una situación en la que tienes que aprender una lección aparentemente contradictoria: tienes que aprender a cambiar de mentalidad con respecto a tu mente. ⁹Sólo así puedes aprender que tu mente es inmutable.
8. Eso es exactamente lo que estás aprendiendo cuando llevas a cabo una curación. ²Estás reconociendo que la mente de tu hermano es inalterable, al darte cuenta de que es imposible que él hubiera podido cambiarla. ³Así es como percibes al Espíritu Santo en él. ⁴Y el Espíritu Santo en él es lo que nunca cambia de mentalidad. ⁵Tu hermano tal vez piense que él puede, pues de otro modo no se percibiría a sí mismo como enfermo. ⁶Por lo tanto, no conoce a su Ser. ⁷Si sólo ves en él lo inalterable en realidad no lo has cambiado. ⁸Al cambiar de mentalidad acerca de su mente por él, le ayudas a anular el cambio que su ego cree haber efectuado en él.
9. De la misma forma en que puedes oír dos voces, también puedes ver de dos maneras distintas. ²Una de ellas te muestra una imagen o un ídolo al que tal vez veneres por miedo, pero al que nunca amarás. ³La otra te muestra sólo la verdad, a la que amarás porque la entenderás. ⁴Entender es apreciar porque te puedes identificar con lo que entiendes y, al hacerlo parte de ti, lo aceptas con amor. ⁵Así es como Dios Mismo te creó: con entendimiento, con aprecio y con amor. ⁶El ego es absolutamente incapaz de entender esto porque no entiende lo que fabrica ni lo aprecia ni lo ama. ⁷El ego incorpora a fin de arrebatar. ⁸Cree literalmente que cada vez que priva a alguien de algo, él se engrandece. ⁹He hablado a menudo de la expansión que se produce en el Reino mediante tus creaciones, las cuales pueden ser creadas únicamente como lo fuiste tú. ¹⁰El Reino, que no es sino gloria excelsa y júbilo perfecto, reside en ti para que lo des. ¹¹¿No te gustaría darlo?
10. No puedes olvidarte del Padre porque yo estoy contigo y yo no puedo olvidarme de Él. ²Cuando te olvidas de mí, te olvidas de ti mismo y de Aquel que te creó. ³Nuestros hermanos son olvidadizos. ⁴Por eso es por lo que necesitan que te acuerdes de mí y de Aquel que me creó. ⁵Mediante ese recuerdo puedes cambiar sus mentes con respecto a ellos mismos, tal como yo puedo cambiar la tuya. ⁶Tu mente es una luz tan potente que puedes contemplar las mentes de tus hermanos e iluminarlas, tal como yo puedo iluminar la tuya. ⁷No quiero compartir mi cuerpo en el acto de comunión porque no estaría compartiendo nada. ⁸¿Por qué iba a querer compartir una ilusión con los santísimos Hijos de un santísimo Padre? ⁹Quiero, no obstante, compartir mi mente contigo porque somos de una misma Mente y esa Mente es nuestra. ¹⁰Contempla sólo esa Mente en todas partes porque sólo esa Mente está en todas partes y en todas las cosas. ¹¹Dicha Mente lo es todo porque abarca a todas las cosas dentro de Sí. ¹²Bendito seas tú que percibes únicamente esto porque estás percibiendo únicamente lo que es verdad.
11. Ven, por lo tanto, a mí y descubre la verdad que mora en ti. ²La mente que tú y yo compartimos la compartimos con todos nuestros hermanos, y a medida que los veamos tal como verdaderamente son, ellos se curarán. ³Deja que tu mente brille junto con la mía en sus mentes, y que mediante el agradecimiento que sentimos hacia ellos, cobren conciencia de la luz que hay en ellos. ⁴El resplandor de esta luz retornará a ti y a toda la Filiación porque ésa es tu perfecta ofrenda a Dios. ⁵Él la aceptará y se la dará a la Filiación porque al ser aceptable para Él lo es también para Sus Hijos. ⁶Esto es auténtica comunión con el Espíritu Santo, Quien ve el Altar de Dios en todos y, al llevarlo a tu conciencia para que lo aprecies, te exhorta a que ames a Dios y a Su Creación. ⁷Sólo puedes apreciar a la Filiación como una sola. ⁸Esto es parte de la ley que rige a la Creación y, por lo tanto, gobierna todo pensamiento.
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VI. De la vigilancia a la paz
1. Aunque sólo puedes amar a la Filiación como una sola, la puedes percibir como fragmentada. ²Mas es imposible ver algo en alguna parte de ella y no atribuírselo a toda ella. ³Por eso es por lo que los ataques no son nunca parciales y por lo que hay que renunciar a ellos completamente. ⁴Si no se renuncia a ellos completamente, no se renuncia a ellos en absoluto. ⁵El miedo y el amor fabrican o crean, dependiendo de si es el ego o el Espíritu Santo el que los engendra o inspira, pero en cualquier caso retornan a la mente del pensador y afectan su percepción. ⁶Eso incluye el concepto que tiene de Dios, de Sus Creaciones y de sí mismo. ⁷Dicho pensador no apreciará ni a unos ni a otros si los contempla con miedo. ⁸Pero los apreciará a todos si los contempla con amor.
2. La mente que acepta el ataque es incapaz de amar. ²Ello se debe a que cree que puede destruir el amor, lo cual quiere decir, por lo tanto, que no comprende lo que éste es. ³Si no comprende lo que es el amor, no se puede percibir a sí misma como amorosa. ⁴Esto hace que pierda su conciencia de ser, induce sentimientos de irrealidad y lo que resulta de ello es una confusión total. ⁵Tu pensamiento ha dado lugar a esto debido a su poder, pero puede también salvarte de ello porque su poder no lo creaste tú. ⁶La capacidad de dirigir tu pensamiento tal como tú mismo lo determines es parte de su poder. ⁷Si no crees que puedes dirigirlo, es que has negado el poder de tu pensamiento y, así, has hecho que sea impotente para ti.
3. El ingenio del ego para asegurar su supervivencia es enorme. ³Sin embargo, dicho ingenio emana del mismo poder de la mente que el ego niega. ²Esto quiere decir que el ego ataca lo que lo sustenta, lo cual no puede sino producir una gran ansiedad. ³Por eso es por lo que el ego jamás reconoce lo que está haciendo. ⁴Es perfectamente lógico, pero a todas luces demente. ⁵Pues para subsistir se nutre de la única fuente que es totalmente adversa a su existencia. ⁶Temeroso de percibir el poder de esa fuente, se ve forzado a menospreciarla, ⁷lo cual amenaza su propia existencia, produciendo un estado que le resulta intolerable. ⁸Prosiguiendo de manera lógica, aunque todavía demente, el ego resuelve este dilema completamente descabellado de un modo igualmente descabellado: ⁹deja de percibir que su existencia esté amenazada proyectando la amenaza sobre ti y percibiendo a tu Ser como inexistente. ¹⁰Esto asegura su continuidad si te pones de su parte, garantizando así el que no puedas conocer tu seguridad.
4. El ego no puede permitirse saber nada. ²El Conocimiento es total, y el ego no cree en totalidades. ³En este descreimiento estriba su origen y, aunque no te quiere, le es fiel a sus propios antecedentes y engendra tal como fue engendrado. ⁴La mente siempre se reproduce tal como fue producida. ⁵El ego, que es un producto del miedo, reproduce miedo. ⁶Le es leal a éste, y esa lealtad le hace traicionar al amor porque tú eres amor. ⁷El amor es tu poder, que el ego tiene que negar. ⁸Tiene que negar también todo lo que este poder te confiere porque te lo confiere todo. ⁹Nadie que lo tenga todo quiere al ego. ¹⁰Su propio hacedor, pues, no lo quiere. ¹¹Por lo tanto, si la mente que lo fabricó se reconociera a sí misma, lo único que el ego podría encontrar sería rechazo. ¹²Y si esa mente reconociese a cualquier parte de la Filiación, se conocería a sí misma.
5. El ego, por consiguiente, se opone a toda muestra de aprecio, a todo reconocimiento, a toda percepción sana, así como a todo conocimiento. ²Percibe la amenaza que todo ello representa como una amenaza total porque sospecha que todos los compromisos que la mente contrae son totales. ³Forzado, por lo tanto, a separarse de ti, está dispuesto a unirse a cualquier otra cosa. ⁴Pero no hay nada más. ⁵La mente, no obstante, puede tejer ilusiones, y si lo hace creerá en ellas porque creyendo en ellas fue como las tejió.
6. El Espíritu Santo desvanece las ilusiones sin atacarlas, ya que no puede percibirlas en absoluto. ²Por consiguiente, no existen para Él. ³Resuelve el aparente conflicto que éstas engendran percibiendo cualquier conflicto como algo sin sentido. ⁴He dicho anteriormente que el Espíritu Santo percibe el conflicto exactamente como es, y el conflicto no tiene sentido. ⁵El Espíritu Santo no quiere que entiendas el conflicto; quiere, no obstante, que te des cuenta de que el conflicto no es comprensible puesto que no tiene sentido. ⁶Como ya dije anteriormente, el entendimiento suscita aprecio y el aprecio suscita amor. ⁷El amor es lo único que se puede entender, ya que sólo el amor es real y, por lo tanto, sólo el amor tiene sentido.
7. Si tuvieras presente lo que el Espíritu Santo te ofrece, no podrías mantenerte alerta excepto en favor de Dios y de Su Reino. ²La única razón por la que te puede resultar difícil aceptar esto es porque tal vez aún creas que hay algo más. ³Las creencias no requieren vigilancia a menos que estén en conflicto. ⁴Si lo están, es que hay elementos conflictivos en ellas que han desencadenado un estado de guerra, haciendo que sea imprescindible mantenerse alerta. ⁵Cuando se está en paz no es necesario estar alerta. ⁶El estado de alerta es necesario contra las creencias que no son ciertas, y el Espíritu Santo nunca lo habría solicitado si tú no hubieras creído lo falso. ⁷Cuando crees en algo, haces que sea real para ti. ⁸Cuando crees en lo que Dios no conoce, tu pensamiento parece contradecir al Suyo y esto hace que parezca que Lo estás atacando.
8. He señalado repetidamente que el ego cree que puede atacar a Dios, y trata de convencerte de que eso es lo que tú has hecho. ²Si la mente no puede atacar, el ego—con perfecta lógica—arriba a la conclusión de que tú no puedes ser otra cosa que un cuerpo. ³Al negarse a verte tal como eres, puede verse a sí mismo como él quiere ser. ⁴Consciente de sus debilidades, el ego quiere que le seas leal, pero no como realmente eres. ⁵Desea, por lo tanto, involucrar a tu mente en su propio sistema ilusorio, ya que de otra manera la luz de tu entendimiento lo desvanecería. ⁶No quiere tener nada que ver con la verdad porque él en sí no es verdad. ⁷Si la verdad es total, lo que no es verdad no existe. ⁸Tu compromiso con cualquiera de esas dos posibilidades tiene que ser total. ⁹La verdad y lo falso no pueden coexistir en tu mente sin dividirla. ¹⁰Si no pueden coexistir en paz, y si lo que quieres es estar en paz, tienes que abandonar por completo y para siempre la idea de conflicto. ¹¹Esto requiere vigilancia de tu parte sólo en la medida en que no reconozcas lo que es verdad. ¹²Mientras sigas creyendo que dos sistemas de pensamiento completamente contradictorios pueden compartir la verdad, es obvio que tienes que mantener la vigilancia.
9. Tu mente está dividiendo su lealtad entre dos reinos, y tú no te has comprometido completamente con ninguno de los dos. ²Tu identificación con el Reino de Dios es incuestionable y sólo tú pones en duda este hecho cuando piensas irracionalmente. ³Lo que eres no lo establece tu percepción ni se ve afectado en modo alguno por ella. ⁴Cualquier problema de identificación, independientemente del nivel en que se perciba, no es un problema que tenga que ver con hechos reales. ⁵Es un problema que procede de una falta de entendimiento, puesto que su sola presencia implica que albergas la creencia de que es a ti a quien le corresponde decidir lo que eres. ⁶El ego cree esto ciegamente al estar completamente comprometido a ello. ⁷Pero no es verdad. ⁸El ego, por lo tanto, está completamente comprometido a lo falso, y lo que percibe es lo opuesto a lo que percibe el Espíritu Santo, así como al Conocimiento de Dios.
10. Puesto que tu Ser es el Conocimiento de Dios, la percepción que el Espíritu Santo tiene de ti es la única que tiene significado. ²Cualquier creencia que aceptes aparte de ésta acallará en ti la Voz de Dios y ocultará a Dios de ti. ³No podrás conocer al Creador a menos que percibas Su Creación tal como es, ya que Dios y Su Creación no están separados. ⁴La unidad que existe entre el Creador y la Creación constituye tu plenitud, tu cordura y tu poder ilimitado. ⁵Este poder ilimitado es el regalo que Dios te hace porque eso es lo que eres. ⁶Si separas tu mente de dicho poder, no podrás sino percibir la fuerza más grande del universo como si fuera débil, ya que no creerás formar parte de ella.
11. Cuando percibes a la Creación como que tú no formas parte de Ella, la consideras débil, y los que se consideran a sí mismos débiles no pueden sino atacar. ²Mas el ataque tiene que ser ciego porque no hay nada que atacar. ³Por lo tanto, inventan imágenes, las perciben como despreciables y luego las atacan por su falta de valor. ⁴Esto es todo lo que el mundo del ego es: ⁵nada. ⁶No tiene sentido. ⁷No existe. ⁸No trates de entenderlo, porque si tratas de entenderlo es que crees que se puede entender y, por lo tanto, que se puede apreciar y amar. ⁹Eso justificaría su existencia, la cual es injustificable. ¹⁰Tú no puedes hacer que lo que no tiene sentido lo tenga. ¹¹Eso no sería más que un intento demente.
12. Si permites que la locura se adentre en tu mente, es que has juzgado que la cordura no es algo enteramente deseable. ²Si deseas otra cosa, fabricarás otra cosa, pero al ser otra cosa, atacará tu sistema de pensamiento y dividirá tu lealtad. ³En ese estado de división no te será posible crear y tendrás que mantenerte alerta contra dicho estado porque lo único que se puede extender es la paz. ⁴Tu mente dividida está obstruyendo la extensión del Reino, y en la extensión de éste reside tu felicidad. ⁵Si no extiendes el Reino, es que no estás pensando con tu Creador ni creando como Él creó.
13. Ante esta deprimente situación, el Espíritu Santo te recuerda dulcemente que estás triste porque no estás llevando a cabo tu función de co-creador con Dios y, por lo tanto, te estás privando a ti mismo de felicidad. ²Esto no es algo que Dios haya decidido, sino que fuiste tú quien lo decidió así. ³Si tu mente pudiera estar en desacuerdo con la de Dios, lo que tu voluntad dispusiese no tendría sentido. ⁴Sin embargo, puesto que la Voluntad de Dios es inalterable, no es posible ningún conflicto de voluntades. ⁵Ésta es la enseñanza perfectamente congruente del Espíritu Santo. ⁶La Creación, no la separación, es tu voluntad porque es también la Voluntad de Dios, y nada que se oponga a ella tiene sentido en absoluto. ⁷Al ser una obra perfecta, la Filiación sólo puede obrar con perfección, extendiendo la dicha en la que fue creada e identificándose con su Creador y Sus Creaciones, sabiendo que son Uno.
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VII. La totalidad del Reino
1. Siempre que le niegas la bendición a un hermano te sientes desposeído, ya que la negación es tan total como el amor. ²Negar parte de la Filiación es tan imposible como lo es amarla sólo en parte. ³No es posible tampoco amarla totalmente sólo a veces. ⁴No puedes estar totalmente comprometido sólo en algunas ocasiones. ⁵La negación de por sí no tiene ningún poder, pero tú puedes conferirle el poder de tu mente, el cual es ilimitado. ⁶Si lo utilizas para negar la realidad, ésta desaparece de tu conciencia. ⁷Es imposible apreciar la realidad parcialmente. ⁸Por eso es por lo que cuando niegas parte de ella, pierdes la conciencia de toda ella. ⁹La negación, no obstante, es una defensa y, por ello, puede usarse constructivamente así como negativamente. ¹⁰Si se usa negativamente es destructiva porque se usa para atacar. ¹¹Pero puesta al servicio del Espíritu Santo puede ayudarte a reconocer parte de la realidad y, por consiguiente, a apreciarla en su totalidad. ¹²La mente es demasiado poderosa como para estar sujeta a ninguna exclusión. ¹³Nunca podrás excluirte a ti mismo de tus pensamientos.
2. Cuando un hermano actúa insensatamente, te está ofreciendo una oportunidad para que lo bendigas. ²Su necesidad es la tuya. ³Tú necesitas la bendición que puedes darle. ⁴No hay manera de que puedas disponer de ella excepto dándola. ⁵Ésa es la Ley de Dios, la cual no hace excepciones. ⁶Careces de aquello que niegas, no porque haya carencia de ello, sino porque se lo has negado a otro y, por lo tanto, no eres consciente de ello en ti. ⁷Lo que crees ser determina tus reacciones, y lo que deseas ser es lo que crees que eres. ⁸Lo que deseas ser, entonces, determina forzosamente todas tus reacciones.
3. No necesitas la bendición de Dios porque de ella ya dispones para siempre, pero sí necesitas la tuya propia. ²La imagen que el ego tiene de ti es la de un ser desposeído, vulnerable e incapaz de amar. ³No puedes amar semejante imagen. ⁴Sin embargo, puedes escaparte muy fácilmente de ella abandonándola. ⁵No formas parte de esa imagen ni ella es lo que tú eres. ⁶No veas esa imagen en nadie o la habrás aceptado como lo que eres tú. ⁷Todas las ilusiones acerca de la Filiación se desvanecen al unísono tal como fueron forjadas al unísono. ⁸No le enseñes a nadie que él es lo que tú no querrías ser. ⁹Tu hermano es el espejo en el que ves reflejada la imagen que tienes de ti mismo mientras perdure la percepción. ¹⁰Y la percepción perdurará hasta que la Filiación reconozca que es íntegra. ¹¹Tú inventaste la percepción, y ésta perdurará mientras la sigas deseando.
4. Las ilusiones son inversiones. ²Perdurarán mientras les sigas atribuyendo valor. ³Todos los valores son relativos, mas todos son poderosos porque son juicios mentales. ⁴La única manera de desvanecer las ilusiones es retirando de ellas todo el valor que les has atribuido. ⁵Al hacer eso dejan de tener vida para ti porque las has expulsado de tu mente. ⁶Mientras sigas incluyéndolas en tu mente estarás infundiéndoles vida. ⁷Mas no hay nada en ellas que pueda recibir tu regalo.
5. El don de vida es tuyo para que lo des, ya que fue algo que se te dio. ²No eres consciente de él porque no lo das. ³No puedes hacer que lo que no es nada tenga vida, puesto que es imposible darle vida a lo que no es nada. ⁴Por lo tanto, no estás extendiendo el don que a la vez tienes y eres y, consecuentemente, no puedes conocer tu propio Ser. ⁵Toda confusión procede de no extender vida, ya que ésa no es la Voluntad de tu Creador. ⁶Separado de Él no puedes hacer nada, y ciertamente no haces nada separado de Él. ⁷Sigue el camino que Él te señala para que puedas recordar Quién eres, y muéstraselo a otros, no sea que te olvides de ti mismo. ⁸Honra únicamente a los Hijos del Dios viviente y alégrate de poder contarte entre ellos.
6. Honrar a tus hermanos es el único regalo apropiado para quienes Dios Mismo creó dignos de honor y a quienes honra. ²Muéstrales el aprecio que Dios siempre les concede, pues son Sus Hijos amados en quienes Él se complace. ³No puedes estar separado de ellos porque no estás separado de Él. ⁴Descansa en Su Amor y protege tu descanso amando. ⁵Pero ama todo lo que Él creó—de lo cual formas parte—o no podrás aprender lo que es Su Paz y aceptar Su don para ti mismo y como tú mismo. ⁶No podrás conocer tu propia perfección hasta que no hayas honrado a todos los que fueron creados como tú.
7. Sólo un Hijo de Dios es un maestro lo suficientemente digno como para poder enseñar a otro. ²En todas las mentes hay un solo Maestro que enseña la misma lección a todo el mundo. ³Siempre te enseña la inestimable valía de cada Hijo de Dios y lo hace con infinita paciencia, nacida del Amor infinito en nombre del cual habla. ⁴Todo ataque es un llamamiento a Su paciencia, puesto que Su paciencia puede transformar los ataques en bendiciones. ⁵Los que atacan no saben que son benditos. ⁶Atacan porque creen que les falta algo. ⁷Por lo tanto, comparte tu abundancia libremente y enseña a tus hermanos a conocer la suya. ⁸No compartas sus ilusiones de escasez, o te percibirás a ti mismo como alguien necesitado.
8. El ataque nunca podría suscitar más ataques si no lo percibieras como un medio para privarte de algo que deseas. ²Sin embargo, no puedes perder algo a no ser que no lo valores y que, por lo tanto, no lo quieras. ³Esto hace que te sientas privado de ello, y al proyectar tu propio rechazo, crees entonces que son otros los que te lo están quitando a ti. ⁴No podrás por menos que sentirte atemorizado si crees que tu hermano te está atacando para arrebatarte el Reino de los Cielos. ⁵Ésta es la base fundamental de todas las proyecciones del ego.
9. Puesto que el ego es aquella parte de tu mente que no cree ser responsable de sí misma y, dado que no le es leal a Dios, es incapaz de tener confianza. ²Al proyectar su creencia demente de que tú has traicionado a tu Creador, el ego cree que tus hermanos, que son tan incapaces de ello como tú, están intentando desposeerte de Dios. ³Siempre que un hermano ataca a otro, eso es lo que cree. ⁴La proyección siempre ve tus deseos en otros. ⁵Si eliges separarte de Dios, eso es lo que pensarás que otros están haciendo contigo.
10. Tú eres la Voluntad de Dios. ²No aceptes nada más como tu voluntad, pues, de lo contrario, estarás negando lo que eres. ³Niega lo que eres y atacarás, al creer que has sido atacado. ⁴Mas ve el Amor de Dios en ti y lo verás en todas partes porque está en todas partes. ⁵Ve Su Abundancia en todos y sabrás que estás en Él junto con todos tus hermanos. ⁶Ellos forman parte de ti, tal como tú formas parte de Dios. ⁷Cuando no entiendes esto, te sientes tan solo como se siente Dios Mismo cuando Sus Hijos no Lo conocen. ⁸La Paz de Dios radica en entender esto. ⁹Sólo hay una manera de escaparse del pensamiento del mundo, del mismo modo en que sólo hubo una manera de adentrarse en él: ¹⁰entendiendo totalmente al entender la totalidad.
11. Percibe cualquier parte del sistema de pensamiento del ego como completamente demente, completamente ilusoria y completamente indeseable, y habrás evaluado correctamente todo el sistema. ²Esta corrección te permite percibir cualquier parte de la Creación como completamente perfecta, completamente real y completamente deseable. ³Al desear sólo esto, tendrás sólo esto, y al dar sólo esto, serás sólo esto. ⁴Las ofrendas que le haces al ego siempre se experimentan como sacrificios, pero las que le haces al Reino son ofrendas que te haces a ti mismo. ⁵Dios siempre las estimará porque les pertenecen a Sus Hijos amados y Sus Hijos le pertenecen a Él. ⁶Todo poder y gloria son tuyos porque el Reino es Suyo.
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VIII. La creencia increíble
1. Hemos dicho que sin proyección no puede haber ira, pero también es verdad que sin extensión no puede haber amor. ²Todo ello refleja una ley fundamental de la mente y, por consiguiente, una ley que siempre está en vigor. ³Es la ley mediante la cual creas y mediante la cual fuiste creado. ⁴Es la ley que unifica al Reino y lo conserva en la Mente de Dios. ⁵El ego, sin embargo, percibe dicha ley como un medio para deshacerse de algo que no desea. ⁶Para el Espíritu Santo es la ley fundamental del compartir, mediante la cual das lo que consideras valioso a fin de conservarlo en tu mente. ⁷Para el Espíritu Santo es la ley de la extensión. ⁸Para el ego, la de la privación. ⁹Por lo tanto, produce abundancia o escasez dependiendo de cómo eliges aplicarla. ¹⁰La manera en que eliges aplicarla depende de ti, pero no depende de ti decidir si vas a utilizar la ley o no. ¹¹Toda mente tiene que proyectar o extender porque así es como vive, y toda mente es vida.
2. El uso que el ego hace de la proyección tiene que entenderse plenamente antes de que la inevitable asociación entre proyección e ira pueda por fin erradicarse. ²El ego siempre intenta perpetuar el conflicto. ³Es sumamente ingenioso en encontrar soluciones que parecen mitigar el conflicto, ya que no quiere que el conflicto te resulte tan intolerable que decidas renunciar a él. ⁴Por lo tanto, trata a toda costa de persuadirte de que él puede librarte del conflicto, no sea que lo abandones y te liberes a ti mismo. ⁵Utilizando su propia versión distorsionada de las Leyes de Dios, el ego se vale del poder de la mente sólo para quebrantar el verdadero propósito de ésta. ⁶Proyecta el conflicto desde tu mente a otras mentes en un intento de persuadirte de que te has librado del problema.
3. Hay dos errores fundamentales en este intento: ²el primero es—estrictamente hablando—que el conflicto no puede ser proyectado porque no puede ser compartido. ³Cualquier intento de conservar una parte de él y deshacerse de la otra no tiene realmente ningún sentido. ⁴Recuerda que un maestro en conflicto no es un buen maestro ni un buen aprendiz. ⁵Sus lecciones son confusas y el valor de transferencia de las mismas se ve limitado por su confusión. ⁶El segundo error es la idea de que puedes deshacerte de algo que no deseas dándoselo a otro. ⁷Dándolo es precisamente como lo conservas. ⁸La creencia de que viéndolo fuera de ti lo eliminas de tu interior es una distorsión total del poder de la extensión. ⁹Por eso es por lo que los que proyectan se preocupan tanto por su seguridad personal. ¹⁰Temen que sus proyecciones van a retornar a ellos y a hacerles daño. ¹¹Puesto que creen haberlas desalojado de sus mentes, creen también que esas proyecciones están tratando de volverse a adentrar en ellas. ¹²Pero como las proyecciones no han abandonado sus mentes, se ven obligados a mantenerse continuamente ocupados a fin de no reconocer esto.
4. No puedes perpetuar una ilusión acerca de otro sin perpetuarla en ti mismo. ²No hay forma de poder escapar de esto, ya que es imposible fragmentar a la mente. ³Fragmentar es dividir en pedazos, y la mente no puede atacar ni ser atacada. ⁴La creencia de que puede—error que el ego siempre comete—sirve de fundamento para el uso que él hace de la proyección. ⁵El ego no entiende lo que es la mente y, por lo tanto, no entiende lo que eres tú. ⁶Su existencia, sin embargo, depende de tu mente porque el ego es una creencia tuya. ⁷El ego es una confusión con respecto a tu identidad. ⁸Al no haber tenido nunca un modelo consistente, no se desarrolló nunca de manera consistente. ⁹Es el resultado de la aplicación incorrecta de las Leyes de Dios llevada a cabo por mentes distorsionadas que están usando indebidamente su poder.
5. No le tengas miedo al ego. ²Él depende de tu mente, y tal como lo inventaste creyendo en él, puedes asimismo desvanecerlo dejando de creer en él. ³No proyectes sobre otros la responsabilidad por esa creencia o, de lo contrario, prolongarás su existencia. ⁴Cuando estés dispuesto a asumir total responsabilidad por la existencia del ego, habrás dejado a un lado la ira y el ataque, pues éstos surgen como resultado de tu deseo de proyectar sobre otros la responsabilidad de tus errores. ⁵Mas una vez que los hayas aceptado como tus propios errores, no te detengas ahí. ⁶Entrégaselos de inmediato al Espíritu Santo para que Él los des-haga completamente, de manera que todos sus efectos desaparezcan de tu mente y de la Filiación en su totalidad.
6. El Espíritu Santo te enseñará a percibir más allá de tus creencias porque la verdad está más allá de cualquier creencia; y la percepción del Espíritu Santo es verdadera. ²Te puedes olvidar del ego por completo en cualquier momento que así lo elijas porque el ego es una creencia completamente inverosímil, y nadie puede seguir abrigando una creencia que él mismo haya juzgado como no creíble. ³Cuanto más aprendes acerca del ego, más te das cuenta de que no se puede creer en él. ⁴Lo inverosímil no se puede entender porque no es creíble. ⁵Es evidente que una percepción basada en lo que no es creíble no tiene sentido, pero tal vez no hayas reconocido que dicha percepción está más allá de lo que se puede creer precisamente porque fue concebida por una creencia.
7. Este curso no tiene otro propósito que enseñarte que el ego no es creíble y que nunca lo será. ²Tú que lo inventaste al creer lo que no es creíble, no puedes emitir ese juicio por tu cuenta. ³Pero cuando aceptas la Expiación para ti mismo, decides en contra de la creencia de que puedes estar solo, desvaneciendo así la idea de la separación y afirmando tu verdadera identificación con todo el Reino como algo que literalmente forma parte de ti. ⁴Esta identificación está más allá de cualquier duda, del mismo modo en que está más allá de cualquier creencia. ⁵Tu plenitud es ilimitada porque el estado de ser es infinito.
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IX. La extensión del Reino
1. Sólo tú puedes limitar tu poder creador, aunque la Voluntad de Dios es liberarlo. ²No es Su Voluntad que te prives a ti mismo de tus creaciones, de la misma manera en que tampoco es Su Voluntad privarse a Sí Mismo de las Suyas. ³¡No prives a la Filiación de tus regalos o te privarás a ti mismo de Dios! ⁴El egoísmo es cosa del ego, pero la plenitud del Ser pertenece al ámbito del Espíritu porque así es como Dios lo creó. ⁵El Espíritu Santo mora en la parte de la mente que yace entre el ego y el Espíritu, mediando entre ellos siempre en favor del Espíritu. ⁶Para el ego eso es ser parcial y, así, reacciona como si algo estuviera contra él. ⁷Para el Espíritu eso es la verdad porque el Espíritu conoce Su propia llenura y no puede concebir que haya alguna parte de la que esté excluido.
2. El Espíritu sabe que la conciencia de todos sus hermanos está incluida en Su propia Conciencia, tal como está incluida en Dios. ²El poder de toda la Filiación y de su Creador es, por lo tanto, la propia llenura del Espíritu, que hace que Sus creaciones sean igualmente plenas e igualmente perfectas. ³El ego no puede prevalecer contra una totalidad que incluye a Dios, y toda totalidad tiene que incluir a Dios. ⁴Dios le da todo Su Poder a todo lo que creó porque forma parte de Él y comparte Su Ser con Él. ⁵Crear es lo opuesto a perder, tal como la bendición es lo opuesto al sacrificio. ⁶El Ser tiene que ser extendido. ⁷Así es como conserva el conocimiento de sí mismo. ⁸El Espíritu anhela compartir Su Ser tal como Su Creador lo compartió. ⁹Puesto que el Espíritu fue creado como resultado de un acto de compartir, Su voluntad es crear. ¹⁰No desea limitar a Dios, sino que Su voluntad es extender el Ser de Dios.
3. Extender el Ser de Dios es la única función del Espíritu. ²Su llenura no puede ser contenida, de la misma manera en que la Llenura de Su Creador no se puede contener. ³Llenura significa extensión. ⁴El sistema de pensamiento del ego obstaculiza la extensión y, así, obstaculiza tu única función. ⁵Obstaculiza, por lo tanto, el fluir de tu gozo y, como resultado de ello, te sientes insatisfecho. ⁶A menos que crees, estarás insatisfecho, pero Dios no conoce la insatisfacción, por lo tanto, no puedes por menos que crear. ⁷Puede que no conozcas tus propias creaciones, pero eso no afecta su realidad, de la misma forma en que ser inconsciente de tu Espíritu no afecta en modo alguno Su Ser.
4. El Reino se extiende para siempre porque está en la Mente de Dios. ²No conoces tu propio gozo porque no conoces la llenura de tu propio Ser. ³Excluye de ti cualquier parte del Reino y no podrás gozar de plenitud. ⁴Una mente dividida no puede percibir su llenura y necesita que el milagro de su plenitud alboree en ella y la cure. ⁵Esto vuelve a despertar la plenitud en dicha mente, y su aceptación de dicha plenitud la reincorpora al Reino. ⁶La completa apreciación de la llenura de Ser de la mente hace que el egoísmo se vuelva imposible y la extensión inevitable. ⁷Por eso es por lo que el Reino goza de perfecta paz. ⁸El Espíritu está cumpliendo Su función y sólo el pleno cumplimiento produce paz.
5. Tus creaciones están protegidas porque el Espíritu Santo, que se encuentra en tu mente, las conoce y las puede llevar a tu conciencia siempre que se Lo permitas. ²Moran allí como parte de tu propio Ser porque tu plenitud las incluye. ³Las creaciones de cada Hijo de Dios son tuyas, ya que toda Creación les pertenece a todos, al haber sido creada para la Filiación en su totalidad.
6. No has dejado de incrementar la herencia de los Hijos de Dios, por lo tanto, no has dejado de asegurarte de que fuera tuya. ²Puesto que la Voluntad de Dios fue dártela, te la dio para siempre. ³Y puesto que Su Voluntad fue que dispusieras de Ella para siempre, te proporcionó los medios para que la pudieras conservar. ⁴Y eso es lo que has hecho. ⁵Desobedecer la Voluntad de Dios es algo que sólo tiene sentido para los dementes. ⁶En realidad es imposible. ⁷La llenura de tu Ser es tan ilimitada como la de Dios ⁸y, al igual que la Suya, se extiende en paz perfecta y para siempre. ⁹Su esplendor es tal que crea en perfecta dicha, y de Su plenitud sólo lo pleno puede nacer.
7. Ten por seguro que nunca perdiste tu Identidad ni tampoco las extensiones que la mantienen en un estado de plenitud y de paz. ²Los milagros son expresiones de esta certeza. ³Son a la vez reflejos de tu correcta identificación con tus hermanos, así como de tu conciencia de que esta identificación se conserva mediante la extensión. ⁴El milagro es una lección de percepción total. ⁵Al incluir cualquier parte de la totalidad en la lección, incluyes a la totalidad.
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X. La confusión entre dicha y dolor
1. Al igual que este mundo, el Reino es el resultado de ciertas premisas. ²Puede que hayas llevado el razonamiento del ego a su conclusión lógica, que es una confusión total con respecto a todo. ³Si realmente vieses lo que resulta de ese razonamiento, lo repudiarías. ⁴La única razón por la que pudieras desear algún aspecto de él, es porque no alcanzas a verlo en su totalidad. ⁵Estás dispuesto a examinar las premisas del ego, pero no su conclusión lógica. ⁶¿No sería posible que hubieses hecho lo mismo con las premisas de Dios? ⁷Tus creaciones son la conclusión lógica de Sus premisas. ⁸El Pensamiento de Dios las ha establecido para ti. ⁹Se encuentran exactamente donde les corresponde estar. ¹⁰Y donde les corresponde estar es en tu mente, como parte de tu identificación con la Suya. ¹¹Sin embargo, tu estado mental, así como tu reconocimiento de lo que se encuentra en tu mente, dependen de lo que crees acerca de ella. ¹²Sean cuales sean estas creencias, constituyen las premisas que habrán de determinar lo que aceptes en tu mente.
2. No cabe duda de que puedes aceptar en tu mente lo que no se encuentra en ella, así como también negar lo que sí se encuentra allí. ²Sin embargo, aunque puedes negar la función que Dios Mismo le encomendó a tu mente a través de la Suya, no puedes entorpecerla. ³Dicha función es la conclusión lógica de lo que eres. ⁴La capacidad para ver la conclusión lógica de algo depende de que estés dispuesto a verla, pero la verdad de esa conclusión no tiene nada que ver con que estés dispuesto a que así sea. ⁵La verdad es la Voluntad de Dios. ⁶Comparte Su Voluntad y estarás compartiendo Su Conocimiento. ⁷Niega que Su Voluntad sea la tuya y estarás negando Su Reino y el tuyo.
3. El Espíritu Santo te dirigirá sólo a fin de evitarte dolor. ²Obviamente nadie se opondría a este objetivo si lo reconociera. ³Mas el problema no estriba en si lo que el Espíritu Santo dice es verdad o no, sino en si quieres o no escucharle. ⁴No puedes reconocer lo que es doloroso, de la misma manera en que tampoco sabes lo que es dichoso y, de hecho, eres muy propenso a confundir ambas cosas. ⁵La función primordial del Espíritu Santo es enseñarte a distinguir entre una y otra. ⁶Lo que a ti te hace dichoso le causa dolor al ego; y mientras tengas dudas con respecto a lo que eres, seguirás confundiendo la dicha con el dolor. ⁷Esta confusión es la causa del concepto de sacrificio. ⁸Obedece al Espíritu Santo y estarás renunciando al ego. ⁹Pero no estarás sacrificando nada. ¹⁰Al contrario, estarás ganándolo todo. ¹¹Si creyeses esto, no tendrías conflictos.
4. Por eso es por lo que tienes que demostrarte a ti mismo lo obvio. ²Para ti no es obvio. ³Crees que hacer lo opuesto a la Voluntad de Dios va a ser más beneficioso para ti. ⁴Crees también que es posible hacer lo opuesto a la Voluntad de Dios. ⁵Por lo tanto, crees que tienes ante ti una elección imposible, la cual es a la vez temible y deseable. ⁶Sin embargo, Dios dispone, ⁷no desea. ⁸Tu voluntad es tan poderosa como la Suya porque es la Suya. ⁹Los deseos del ego no significan nada porque el ego desea lo imposible. ¹⁰Puedes desear lo imposible, pero sólo puedes ejercer tu voluntad en armonía con la de Dios. ¹¹En eso estriba la debilidad del ego, así como tu fortaleza.
5. El Espíritu Santo siempre se pone de tu parte y de parte de tu fortaleza. ²Mientras de una u otra forma rehúses seguir las directrices que te da, es que quieres ser débil. ³Mas la debilidad es atemorizante. ⁴¿Qué otra cosa, entonces, podría significar esta decisión, excepto que quieres estar atemorizado? ⁵El Espíritu Santo nunca exige sacrificios, el ego, en cambio, siempre los exige. ⁶Cuando estás confundido con respecto a la diferencia entre esas dos motivaciones, sólo puede deberse a la proyección. ⁷La proyección es una confusión de motivaciones y, dada esta confusión, tener confianza se vuelve imposible. ⁸Nadie obedece de buen grado a un guía en el que no confía, pero eso no quiere decir que el guía no sea digno de confianza. ⁹En este caso, siempre significa que el seguidor es el que no lo es. ¹⁰Sin embargo, esto también depende de sus propias creencias. ¹¹Al creer que puede traicionar, cree que todo lo puede traicionar a él. ¹²Mas esto se debe únicamente a que eligió acatar un falso consejo. ¹³Incapaz de seguir ese consejo sin miedo, asocia el miedo con el consejo y se niega a seguir cualquier tipo de consejo. ¹⁴No es sorprendente que lo que resulta de esta decisión sea confusión.
6. El Espíritu Santo, al igual que tú, es digno de toda confianza. ²Dios Mismo confía en ti, por lo tanto, el hecho de que eres digno de toda confianza es incuestionable. ³Y será siempre incuestionable, no importa cuánto dudes de ello. ⁴Dije antes que tú eres la Voluntad de Dios. ⁵Su Voluntad no es un deseo trivial y tu identificación con Su Voluntad no es algo optativo, puesto que es lo que eres. ⁶Compartir Su Voluntad conmigo no es optativo tampoco, aunque parezca serlo. ⁷La separación radica precisamente en este error. ⁸La única manera de escaparse del error es decidiendo que no tienes nada que decidir. ⁹Se te dio todo porque así lo dispuso Dios. ¹⁰Ésa es Su Voluntad y tú no puedes revocar lo que Él dispone.
7. Ni siquiera el abandono de la falsa prerrogativa de tomar decisiones—que con tanto celo guarda el ego—se puede lograr deseándolo. ²La Voluntad de Dios, Quien nunca te dejó desamparado, lo logró por ti. ³Su Voz te enseñará a distinguir entre el dolor y la dicha y te librará de la confusión a la que has dado lugar. ⁴No hay confusión alguna en la mente de un Hijo de Dios cuya voluntad es la Voluntad del Padre, toda vez que la Voluntad del Padre es Su Hijo.
8. Los milagros están en armonía con la Voluntad de Dios, la cual no conoces porque estás confundido con respecto a lo que tú dispones. ²Esto significa que estás confundido con respecto a lo que eres. ³Si eres la Voluntad de Dios y no aceptas Su Voluntad, estás negando la dicha. ⁴El milagro es, por lo tanto, una lección acerca de lo que es la dicha. ⁵Por tratarse de una lección en cómo compartir es una lección de amor, que es a su vez dicha. ⁶Todo milagro es, pues, una lección acerca de lo que es verdad, y al ofrecer lo que es verdad estás aprendiendo a distinguir entre la dicha y el dolor.
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XI. El estado de gracia
1. El Espíritu Santo siempre te guiará acertadamente porque tu dicha es la Suya. ²Eso es lo que Su voluntad dispone para todos porque habla en representación del Reino de Dios, que no es sino dicha. ³Seguirle, por consiguiente, es la cosa más fácil del mundo y lo único que es fácil, ya que no es de este mundo. ⁴Por lo tanto, es algo natural. ⁵El mundo va en contra de tu naturaleza, al estar en desacuerdo con las Leyes de Dios. ⁶El mundo percibe grados de dificultad en todo. ⁷Eso se debe a que el ego no percibe nada como completamente deseable. ⁸Al demostrarte a ti mismo que no hay grados de dificultad en los milagros, te convencerás de que, en tu estado natural, no hay grados de dificultad en absoluto porque tu estado natural es un estado de gracia.
2. La gracia es el estado natural de todos los Hijos de Dios. ²Cuando no están en estado de gracia, están fuera de su medio ambiente y, por lo tanto, no se desenvuelven bien. ³Todo lo que hacen les produce tensión porque no fueron creados para el medio ambiente que ellos mismos se han labrado. ⁴No pueden, por lo tanto, adaptarse a él ni hacer que dicho ambiente se adapte a ellos. ⁵De nada sirve intentarlo. ⁶Un Hijo de Dios es feliz únicamente cuando sabe que está con Dios. ⁷Ése es el único medio ambiente en el que no sufre tensión porque ahí es donde le corresponde estar. ⁸Es también el único medio ambiente que es digno de él porque su valía está más allá de cualquier cosa que él pueda inventar.
3. Examina el reino que fabricaste y juzga su valor imparcialmente. ²¿Es acaso digno de ser la morada de una Criatura de Dios? ³¿Protege tal mundo su paz e irradia amor sobre ella? ⁴¿Evita acaso que su corazón se vea afectado por el miedo y le permite dar siempre sin experimentar ninguna sensación de pérdida? ⁵¿Le enseña que esa forma de dar es su dicha y que Dios Mismo le agradece lo que da? ⁶Ése es el único ambiente en el que puedes ser feliz. ⁷Tú no lo puedes “crear”, como tampoco puedes “crearte” a ti mismo. ⁸Fue creado para ti, tal como tú fuiste creado para él. ⁹Dios vela por Sus Hijos y no les niega nada. ¹⁰Mas cuando ellos lo niegan a Él, dejan de ser conscientes de eso porque se niegan todo a sí mismos. ¹¹Tú que podrías estar dando el Amor de Dios a todo lo que ves, a todo lo que tocas y a todo lo que recuerdas, estás literalmente negándote el Cielo a ti mismo.
4. Te exhorto a recordar que te he escogido a ti para que le enseñes al Reino lo que es el Reino. ²Esta lección no admite excepciones porque la falta de excepciones es la lección en sí. ³Cada Hijo que regresa al Reino con esta lección en su corazón ha sanado a la Filiación y ha dado gracias a Dios. ⁴Todo aquel que aprende esta lección se convierte en el maestro perfecto porque la ha aprendido del Espíritu Santo.
5. Cuando una mente contiene solamente luz, conoce solamente la luz. ²Su propia luminiscencia alumbra todo en su derredor, y se extiende hasta la penumbra de otras mentes y las transforma en majestad. ³La Majestad de Dios se encuentra en ellas para que la reconozcas, la aprecies y la conozcas. ⁴La manera de aceptar tu herencia es reconociendo la Majestad de Dios en tu hermano. ⁵Dios sólo da de manera equitativa. ⁶Si reconoces Su don en cualquiera, habrás reconocido lo que Él te ha dado a ti. ⁷Nada es más fácil de reconocer que la verdad, ⁸ya que es un reconocimiento inmediato, inequívoco y natural. ⁹Te has enseñado a ti mismo a no reconocerla y esto ha sido muy difícil para ti.
6. Al hallarte fuera de tu ambiente natural es muy posible que te preguntes: ”¿Qué es la verdad?” toda vez que la verdad es el medio ambiente por el cual y para el cual fuiste creado. ²No te conoces a ti mismo porque no conoces a tu Creador. ³No conoces tus creaciones porque no conoces a tus hermanos, quienes las crearon junto contigo. ⁴He dicho que únicamente la Filiación en su totalidad es digna de ser co-creadora con Dios, ya que únicamente la Filiación en su totalidad puede crear como Él. ⁵Siempre que sanas a un hermano reconociendo su valía, estás reconociendo su poder para crear, así como el tuyo propio. ⁶Él no puede haber perdido lo que tú reconoces en él y tú no puedes sino poseer la misma gloria que ves en él. ⁷Él es un co-creador con Dios al igual que tú. ⁸Niega su poder creador, y estarás negando el tuyo y el de Dios, que te creó.
7. No puedes negar parte de la verdad. ²No conoces tus creaciones porque no conoces a su creador. ³No te conoces a ti mismo porque no conoces el tuyo. ⁴Tus creaciones no pueden establecer tu realidad, tal como tú tampoco puedes establecer la de Dios. ⁵Pero sí puedes conocer tu realidad y la de Dios. ⁶Al Ser se le conoce mediante el acto de compartirlo. ⁷Puesto que Dios compartió Su Ser contigo, Lo puedes conocer. ⁸Pero tienes también que conocer todo lo que Él creó, para saber lo que comparten. ⁹Sin tu Padre no podrás conocer tu propia paternidad. ¹⁰El Reino de Dios incluye a todos Sus Hijos y a los hijos de éstos, que son tan semejantes a los Hijos como éstos son semejantes al Padre. ¹¹Conoce, entonces, a los Hijos de Dios y habrás conocido a toda la Creación.
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