Texto Capítulo 28 - EL DES-HACIMIENTO DEL MIEDO - Un Curso de Milagros

“Con lentitud, constancia y amabilidad se gana esta carrera” Ken Wapnick
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Capítulo 28

EL DES-HACIMIENTO DEL MIEDO

Índice del Capítulo (Haz clic para desplegar)

I. El recuerdo del presente


1. El milagro no hace nada. ²Lo único que hace es des-hacer. ³Y de este modo, cancela la interferencia a lo que se ha hecho. ⁴No añade nada, sino que simplemente elimina. ⁵Y lo que elimina hace mucho que desapareció, pero puesto que se conserva en la memoria, sus efectos parecen estar teniendo lugar ahora. ⁶Hace mucho que este mundo desapareció. ⁷Los pensamientos que lo originaron ya no se encuentran en la mente que los concibió y los amó por un breve lapso de tiempo. ⁸El milagro no hace sino mostrar que el pasado ya pasó y que lo que realmente ya pasó no puede tener efectos. ⁹Recordar la causa de algo tan sólo puede dar lugar a ilusiones de su presencia, pero no puede producir efectos.

2. Todos los efectos de la culpabilidad han desaparecido, ²pues ya no existe. ³Con su partida desaparecieron sus consecuencias, pues se quedaron sin causa. ⁴¿Por qué querrías conservarla en tu memoria, a no ser que desearas sus efectos? ⁵Recordar es un proceso tan selectivo como percibir, al ser su tiempo pasado. ⁶Es percibir el pasado como si estuviera ocurriendo ahora y aún se pudiese ver. ⁷La memoria, al igual que la percepción, es una facultad que tú inventaste para que ocupara el lugar de lo que Dios te dio en tu creación. ⁸Y al igual que todas las cosas que inventaste, se puede emplear para otros fines y como un medio para obtener algo distinto. ⁹Se puede utilizar para sanar y no para herir, si ése es tu deseo.

3. Nada que se utilice con el propósito de sanar conlleva esfuerzo alguno. ²Es el reconocimiento de que no tienes necesidades que requieran que hagas algo al respecto. ³No es una memoria selectiva ni se utiliza para obstruir la Verdad. ⁴Todas las cosas de las que el Espíritu Santo puede valerse para sanar le han sido entregadas libres del contenido y los propósitos para las que fueron concebidas. ⁵Son sencillamente facultades que aún no tienen una aplicación concreta ⁶y que sólo esperan a que se haga uso de ellas. ⁷No han sido consagradas a nada en particular ni tienen ningún objetivo.

4. El Espíritu Santo puede ciertamente hacer uso de la memoria, pues Dios Mismo se encuentra en ella. ²Mas no es ésta una memoria de sucesos pasados, sino únicamente de un estado presente. ³Has estado acostumbrado por tanto tiempo a creer que la memoria contiene sólo el pasado, que te resulta difícil darte cuenta de que es una facultad que puede recordar el ahora. ⁴Las limitaciones que el mundo le impone a ese recordar son tan vastas como las que permites que el mundo te imponga a ti. ⁵No existe vínculo alguno entre la memoria y el pasado. ⁶Si quieres que haya un vínculo, lo habrá. ⁷Mas es sólo tu deseo lo que lo establece y sólo tú quien lo limita a una parte del tiempo donde la culpabilidad aún parece persistir.

5. El uso que el Espíritu Santo hace de la memoria no tiene nada que ver con el tiempo. ²El Espíritu Santo no la utiliza como un medio para conservar el pasado, sino como una manera de renunciar a él. ³La memoria retiene los mensajes que recibe y hace lo que se le encomienda hacer. ⁴No escribe el mensaje ni establece su propósito. ⁵Al igual que el cuerpo, no tiene un propósito intrínseco. ⁶Y si parece servir para abrigar un viejo odio y presentarte escenas de injusticias y de resentimientos que has estado guardando, eso fue lo que le pediste que fuera su mensaje, y ése fue el que te dio. ⁷La historia de todo el pasado del cuerpo se encuentra oculta en la memoria, confinada en sus bóvedas. ⁸Todas las extrañas asociaciones que se han hecho para mantener vivo el pasado y el presente muerto, están depositadas ahí, esperando tu orden de que se te traigan y vuelvan a revivirse. ⁹Y de este modo, sus efectos parecen haber aumentado con el tiempo, el cual eliminó su causa.

6. El tiempo, no obstante, no es más que otra fase de lo que no hace nada. ²Colabora estrechamente con todos los demás atributos con los que intentas mantener oculta la verdad acerca de ti. ³El tiempo ni quita ni restituye. ⁴Sin embargo, lo utilizas de una manera extraña, como si el pasado hubiera causado el presente y éste no fuera más que una consecuencia en la que no se puede hacer cambio alguno, toda vez que su causa ha desaparecido. ⁵Un cambio, no obstante, tiene que tener una causa duradera, pues, de otro modo, no perduraría. ⁶Es imposible poder cambiar nada en el presente si su causa se encuentra en el pasado. ⁷Tal como usas la memoria, sólo el pasado está en ella y, así, no es más que un modo de hacer que el pasado predomine sobre el ahora.

7. Olvídate de todo lo que te has enseñado a ti mismo, pues no fuiste un buen maestro. ²¿Y quién querría conservar en su mente una lección absurda cuando puede aprender y retener una mejor? ³Cuando memorias de viejos rencores vengan a rondarte, recuerda que su causa ya desapareció. ⁴Por lo tanto, no puedes entender cuál es su propósito. ⁵No permitas que la causa que quieres atribuirles ahora sea la misma que hizo que fuesen lo que fueron o parecieron ser. ⁶Alégrate de que su causa haya desaparecido, pues de eso es de lo que se te perdona. ⁷Y contempla, en cambio, los nuevos efectos de una Causa que se acepta ahora y cuyas consecuencias se encuentran aquí. ⁸Su hermosura te sorprenderá. ⁹Las nuevas ideas de antaño que traen consigo, serán las felices consecuencias de una Causa tan ancestral que excede con mucho el lapso de memoria que tu percepción ve.

8. Ésta es la Causa que el Espíritu Santo ha recordado por ti, cuando tú la habrías olvidado. ²No es una causa pasada porque Él jamás permitió que no se recordase. ³Nunca ha cambiado porque en ningún momento dejó Él de mantenerla a salvo en tu mente. ⁴Sus consecuencias te parecerán ciertamente nuevas porque pensabas que no recordabas su Causa. ⁵Mas Ésta nunca estuvo ausente de tu mente, pues no era la Voluntad de tu Padre que Su Hijo no Lo recordase.

9. Lo que tú recuerdas nunca sucedió, ²pues procedió de una ausencia de causa, que pensaste que era una causa. ³Cuando te des cuenta de que has estado recordando consecuencias que carecen de causa y de que, por lo tanto, jamás pudieron haber tenido efectos, no podrás por menos que reírte. ⁴El milagro te recuerda una Causa que está eternamente presente y que es inmune al tiempo y a cualquier interferencia. ⁵Dicha Causa nunca ha dejado de ser lo que es. ⁶Y tú eres Su Efecto, tan inmutable y perfecto como Ella Misma. ⁷Su recuerdo no se encuentra en el pasado ni aguarda al futuro. ⁸Tampoco se revela en los milagros. ⁹Éstos no hacen sino recordarte que esa Causa no ha desaparecido. ¹⁰Cuando Le perdones tus pecados, dejarás de negarla.

10. Tú que has querido condenar a tu Creador no puedes comprender que no fue Él Quien condenó a Su Hijo. ²Quieres negarle Sus Efectos, sin embargo, Éstos jamás han sido negados. ³Es imposible que Su Hijo pudiera haber sido jamás condenado por lo que carece de causa y es contrario a Su Voluntad. ⁴De lo único que tu memoria quiere dar testimonio es del temor a Dios. ⁵Él no ha hecho eso que temes. ⁶Ni tú tampoco. ⁷Por lo tanto, jamás perdiste tu inocencia. ⁸No tienes necesidad de curación para estar sano. ⁹Desde la quietud de tu interior, ve en el milagro una lección en cómo permitir que la Causa tenga Sus Efectos y en no hacer nada que pueda interferir.

11. El milagro llega silenciosamente a la mente que se detiene por un instante y se sumerge en la quietud. ²Se extiende dulcemente desde ese instante de quietud y desde la mente a la que en ese momento sanó hasta otras mentes para que compartan su quietud. ³Y éstas se unirán en su cometido de no hacer nada que impida el retorno de la radiante extensión del milagro a la Mente que dio origen a todas las mentes. ⁴Puesto que el milagro nació como resultado de un acto de compartir, no puede haber ninguna pausa en el tiempo que pueda hacer que el milagro se demore en llegar cuanto antes a las mentes perturbadas, para brindarles un momento de quietud en el que el recuerdo de Dios pueda retornar a ellas. ⁵Lo que creían recordar se acalla ahora, y lo que ha venido a ocupar su lugar no se olvidará completamente después.

12. Aquel a Quien dedicas parte de tu tiempo te da las gracias por cada instante de silencio que le ofreces. ²Pues en cada uno de esos instantes se le permite al recuerdo de Dios ofrecer todos sus tesoros al Hijo de Dios, que es para quien se han conservado. ³¡Cuán gustosamente se los ofrece el Espíritu Santo a aquel para quien le fueron dados! ⁴Y Su Creador comparte Su agradecimiento porque a Él no se le puede privar de Sus Efectos. ⁵El instante de silencio que Su Hijo acepta le da la bienvenida a la eternidad así como a Él, permitiéndoles a Ambos entrar donde es Su deseo morar. ⁶Pues en ese instante el Hijo de Dios no hace nada que le pueda producir temor.

13. ¡Cuán rápidamente aflora el recuerdo de Dios en la mente que no tiene ningún temor que se lo impida! ²Lo que recordaba desaparece. ³Ya no hay pasado que con su imagen tenebrosa impida el feliz despertar de la mente a la paz presente. ⁴Las trompetas de la eternidad resuenan por toda la quietud, mas no la perturban. ⁵Y lo que ahora se recuerda es la Causa, no el miedo, el cual se inventó con vistas a anularla y a mantenerla en el olvido. ⁶La quietud habla con suaves murmullos de amor que el Hijo de Dios recuerda de antaño, antes de que su propio recordar se interpusiera entre el presente y el pasado para acallarlos.

14. Ahora el Hijo de Dios se ha vuelto por fin consciente de una Causa presente y de Sus benévolos Efectos. ²Ahora comprende que lo que él ha hecho carece de causa y que no tiene efectos de ninguna clase. ³Él no ha hecho nada. ⁴Y al reconocer esto, se da cuenta de que nunca ha tenido necesidad de hacer nada y de que nunca la tuvo. ⁵Su Causa son Sus Efectos. ⁶Jamás hubo otra causa aparte de Ella que pudiera generar un pasado o un futuro diferentes. ⁷Sus Efectos son por siempre inmutables y se encuentran enteramente más allá del miedo y del mundo del pecado.

15. ¿Qué se ha perdido por dejar de ver lo que carece de causa? ²¿Y dónde está el sacrificio una vez que el recuerdo de Dios ha venido a ocupar el lugar que antes ocupaba la pérdida? ³¿Qué mejor modo hay de cerrar la diminuta brecha entre las ilusiones y la realidad, que dejar que el recuerdo de Dios fluya a través de ella y la convierta en un puente en el que sólo un instante es suficiente para cruzarlo? ⁴Pues Dios ha cerrado la brecha Consigo Mismo. ⁵Su recuerdo no ha desaparecido ni ha dejado al Hijo encallado para siempre en una costa desde donde puede divisar otra a la que nunca podría llegar. ⁶Su Padre ha dispuesto que él sea elevado y llevado dulcemente hasta ella. ⁷Él construyó el puente y es Él Quien transportará a Su Hijo a través de él. ⁸No temas que vaya a dejar de hacer lo que es Su Voluntad ⁹ni que vayas a ser excluido de lo que Ésta dispone para ti.


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II. La inversión de efecto y causa


1. Sin causa no puede haber efectos, mas sin efectos no puede haber causa. ²Lo que hace que una causa sea causa son sus efectos; el Padre es Padre por razón de Su Hijo. ³Los efectos no crean su causa, pero sí establecen su condición de causa. ⁴De este modo, el Hijo otorga Paternidad a su Creador y recibe el regalo que le ha dado. ⁵Y puesto que es el Hijo de Dios, tiene que ser a su vez un padre, que crea tal como su Padre lo creó a él. ⁶El círculo de creación no tiene fin. ⁷Su punto de partida y su punto final son el mismo, ⁸pero dentro de sí encierra a todo el universo de la Creación, sin principio ni fin.

2. La paternidad es creación. ²El amor tiene que extenderse. ³La pureza no está limitada en modo alguno. ⁴La naturaleza del inocente es ser eternamente libre, sin barreras ni limitaciones. ⁵La pureza, por lo tanto, no es algo propio del cuerpo, ⁶ni tampoco puede hallarse allí donde hay limitaciones. ⁷El cuerpo se puede sanar gracias a los efectos de la pureza, los cuales son tan ilimitados como ella misma. ⁸No obstante, toda curación tiene lugar cuando se reconoce que la mente no está dentro del cuerpo, que su inocencia es algo completamente aparte de él y que está allí donde reside la curación. ⁹¿Dónde se encuentra, entonces, la curación? ¹⁰Únicamente allí donde a su causa se le confieren sus efectos. ¹¹Pues la enfermedad es un intento descabellado de adjudicar efectos a lo que carece de causa y hacer de ello una causa.

3. La enfermedad es siempre un intento por parte del Hijo de Dios de ser él su propia causa y de no permitirse a sí mismo ser el Hijo de su Padre. ²Como consecuencia de este deseo irrealizable, él no cree ser el Efecto del Amor, sino que él mismo debe ser su propia causa debido a lo que es. ³La causa de la curación es la única Causa de todo ⁴y sólo tiene un Efecto. ⁵En este reconocimiento no se le adjudica ningún efecto a lo que carece de causa y no se percibe ninguno. ⁶Una mente contenida en un cuerpo y un mundo poblado de otros cuerpos, cada uno con una mente separada, son tus “creaciones”, y tú eres la “otra” mente que crea efectos diferentes a ti. ⁷Pero al ser su “padre”, tienes que ser como ellos.

4. En realidad no ha ocurrido nada, excepto que te quedaste dormido y tuviste un sueño en el que eras un extraño para ti mismo y tan sólo una parte del sueño de otro. ²El milagro no te despierta, sino que simplemente te muestra quién es el soñador. ³Te enseña que mientras estés dormido puedes elegir entre diferentes sueños, dependiendo del propósito que le hayas adscrito a tu soñar. ⁴¿Deseas sueños de curación o sueños de muerte? ⁵Un sueño es como una memoria, en el sentido de que te presenta las imágenes que quieres que se te muestren.

5. Todos los retazos de memorias y de sueños se conservan en un almacén vacío, cuyas puertas están abiertas de par en par. ²Pero si tú eres el soñador, puedes percibir cuando menos esto: que eres el causante del sueño y, por lo tanto, que puedes aceptar otro sueño. ³Pero para que este cambio en el contenido del sueño tenga lugar, es esencial que te des cuenta de que fuiste tú quien soñó el sueño que no te gusta. ⁴Pues no es otra cosa que un efecto que tú causaste y del que ya no quieres ser la causa. ⁵Cuando los sueños son de asesinato y ataque, tú eres la víctima en un cuerpo herido y moribundo. ⁶Pero cuando los sueños son de perdón, a nadie se le pide ser la víctima o el que padece. ⁷Ésos son los felices sueños que el milagro te ofrece a cambio de los tuyos. ⁸No te pide que concibas otro sueño, sino sólo que te des cuenta de que inventaste el que quieres intercambiar por el de perdón.

6. Este mundo carece de causa, al igual que todos los sueños que alguien haya tenido en él. ²Ningún plan es posible en él ni hay nada que sea comprensible. ³¿Qué otra cosa se puede esperar de lo que no tiene causa? ⁴Sin embargo, si no tiene causa, tampoco tiene propósito. ⁵Puedes ser el causante de un sueño, pero jamás podrás hacer que sus efectos sean reales. ⁶Pues ello cambiaría su causa y eso es precisamente lo que no puedes hacer. ⁷El soñador de un sueño no está despierto ni sabe que duerme. ⁸En sus sueños tiene fantasías de estar enfermo o sano, deprimido o feliz, pero sin una causa estable con efectos garantizados.

7. El milagro establece que estás teniendo un sueño y que su contenido no es real. ²Éste es un paso crucial a la hora de lidiar con ilusiones. ³Nadie tiene miedo de ellas cuando se da cuenta de que fue él quien las inventó. ⁴Lo que mantenía vivo al miedo era que no se daba cuenta de que él era el autor del sueño y no una de sus figuras. ⁵Él se causa a sí mismo lo que sueña que le causó a su hermano. ⁶Y esto es todo lo que el sueño ha hecho y lo que le ha ofrecido para mostrarle que sus deseos se han cumplido. ⁷Y así, teme su propio ataque, pero lo ve venir de la mano de otro. ⁸Como víctima que es, sufre por razón de los efectos del ataque, pero no por razón de su causa. ⁹No es el autor de su propio ataque y es inocente de lo que ha causado. ¹⁰El milagro no hace sino mostrarle que él no ha hecho nada. ¹¹De lo que tiene miedo es de una causa que carece de los efectos que habrían hecho de ella una causa. ¹²Y, por lo tanto, nunca lo fue.

8. La separación comenzó con el sueño de que el Padre estaba privado de Sus Efectos y de que era incapaz de conservarlos, pues había dejado de ser su Creador. ²En el sueño, el soñador se hizo a sí mismo. ³Pero lo que hizo se volvió contra él, asumiendo el papel de creador suyo, tal como él mismo había hecho. ⁴Y así como él odió a su Creador, del mismo modo las figuras del sueño lo odian a él. ⁵Su cuerpo es su esclavo, y abusan de él porque los motivos que él le adjudicó al cuerpo ellas los han adoptado como propios. ⁶Y odian al cuerpo por la venganza que éste quiere consumar contra ellas. ⁷Mas la venganza de ellas contra el cuerpo es lo que parece probar que el soñador no es el autor del sueño. ⁸Primero se separan efecto y causa y luego se invierten, de forma que el efecto se convierte en causa y la causa en efecto.

9. Ése es el último paso de la separación, con el que da comienzo la salvación, la cual se encamina en dirección contraria. ²Este último paso es un efecto de lo que ha sucedido antes, que ahora parece ser la causa. ³El milagro es el primer paso en el proceso de devolverle a la Causa la función de ser causa y no efecto. ⁴Pues esta confusión ha dado lugar al sueño, y mientras no se resuelva, despertar seguirá siendo algo temible. ⁵Y la Llamada a despertar no será oída, pues parecerá ser la llamada al temor.

10. Al igual que todas las lecciones que el Espíritu Santo te pide que aprendas, el milagro es inequívoco. ²El milagro es la demostración de lo que Él quiere que aprendas, y te enseña que lo que te interesa son sus efectos. ³En Sus sueños de perdón, los efectos de tus sueños quedan des-hechos, y aquellos que eran tus enemigos acérrimos se perciben ahora como amigos que te desean el bien. ⁴Ahora se ve que vuestra enemistad jamás tuvo causa, puesto que ellos no la causaron. ⁵Y puedes aceptar que fuiste tú el autor de su odio porque te das cuenta de que éste no tiene efectos. ⁶Te has liberado del sueño lo suficiente como para darte cuenta de que el mundo es neutral y de que no es necesario tener miedo de los cuerpos que parecen moverse por él como entes separados. ⁷Por lo tanto, no están enfermos.

11. El milagro te devuelve la causa del miedo a ti que lo inventaste. ²Pero también te muestra que, al no tener efectos, no es realmente una causa porque la función de lo causativo es producir efectos. ³Y allí donde los efectos han desaparecido, no hay causa. ⁴De este modo, el cuerpo se cura gracias a los milagros porque éstos demuestran que la mente inventó la enfermedad y que utilizó al cuerpo para ser la víctima, o el efecto, de lo que ella misma fabuló. ⁵Mas la mitad de la lección no es toda la lección. ⁶El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que aprendes es que el cuerpo se puede curar, pues no es ésta la lección que se le encomendó enseñar. ⁷La lección que se le encomendó enseñar es que lo que estaba enfermo era la mente que pensó que el cuerpo podía enfermar. ⁸Proyectar su culpabilidad no causó nada ni tuvo efecto alguno.

12. Este mundo está repleto de milagros. ²Se alzan en radiante silencio junto a cada sueño de dolor y sufrimiento, de pecado y culpabilidad. ³Representan la alternativa al sueño, la elección de ser el soñador, en vez de negar el papel activo que has desempeñado en la fabricación del sueño. ⁴Los milagros son los felices efectos de devolver la enfermedad—la consecuencia—a su causa. ⁵El cuerpo se libera porque la mente reconoce lo siguiente: “Nadie me está haciendo esto a mí, sino que soy yo quien lo está haciendo”. ⁶Y así, la mente es ahora libre de llevar a cabo otra elección. ⁷A partir de ahí, la salvación procederá a cambiar el rumbo de cada paso que se haya dado en el descenso hacia la separación, hasta que lo andado se haya desandado, la escalera haya desaparecido y todos los sueños del mundo hayan sido des-hechos.


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Comentario de Isa Castrillón sobre este tema
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III. El acuerdo a unirse


1. Lo que espera en perfecta certeza más allá de la salvación no nos concierne ahora, ²pues apenas has empezado a dejar que se te guíe en tus primeros e inciertos pasos de ascenso por la escalera que la separación te hizo descender. ³El milagro es lo único que debe concernirte ahora. ⁴Éste es nuestro punto de partida. ⁵Y habiendo comenzado, el camino de ascenso hacia el despertar y el final del sueño quedará libre y despejado. ⁶Cuando aceptas un milagro, no añades tu sueño de miedo a uno que ya está siendo soñado. ⁷Sin apoyo, el sueño se desvanecerá junto con todos sus aparentes efectos, ⁸pues es tu apoyo lo que lo refuerza.

2. Ninguna mente puede estar enferma a menos que otra mente esté de acuerdo en que están separadas. ²Por lo tanto, su decisión conjunta es estar enfermas. ³Si te niegas a dar tu conformidad y admites el papel que desempeñas en hacer que la enfermedad sea real, la otra mente no podrá proyectar su culpabilidad, ya que no has colaborado en dejar que se perciba a sí misma como separada y aparte de ti. ⁴De este modo, ninguna de las dos percibe el cuerpo como enfermo desde diferentes puntos de vista. ⁵Unirte a la mente de un hermano bloquea la causa de la enfermedad y sus percibidos efectos. ⁶La curación es el efecto de mentes que se unen, tal como la enfermedad es la consecuencia de mentes que se separan.

3. El milagro no hace nada precisamente porque las mentes están unidas y no se pueden separar. ²En el sueño, no obstante, esto se ha invertido, y las mentes separadas se ven como cuerpos, los cuales están separados y no pueden unirse. ³No permitas que tu hermano esté enfermo, pues si lo está quiere decir que lo dejaste a merced de su sueño al compartirlo con él. ⁴Él no ha visto dónde reside la causa de su enfermedad y tú has obviado la brecha que os separa, que es donde la enfermedad se ha incubado. ⁵De esta forma, os unís en la enfermedad para dejar sin sanar la diminuta brecha donde se protege celosamente a la enfermedad, donde se estima y donde se sustenta por una firme creencia, no sea que Dios venga y la salve con un puente que conduzca hasta Él. ⁶No te opongas a Su llegada combatiéndolo con ilusiones, pues Su llegada es lo que deseas por encima de todas las cosas que parecen titilar en el sueño.

4. El final del sueño es el fin del miedo, pues el amor nunca formó parte del mundo de los sueños. ²La brecha es diminuta. ³Sin embargo, contiene las semillas de la pestilencia y toda suerte de males, puesto que es el deseo de perpetuar la separación e impedir la unión. ⁴Y así, parece conferirle a la enfermedad una causa que no es su causa. ⁵El propósito de la brecha es la única causa de la enfermedad. ⁶Pues se concibió a fin de mantenerte separado y dentro de un cuerpo que tú ves como si fuera la causa del dolor.

5. La causa del dolor es la separación, no el cuerpo, el cual es sólo su efecto. ²Sin embargo, la separación no es más que un espacio vacío, que no contiene nada ni hace nada, y que es tan insubstancial como la estela que los barcos dejan entre las olas al pasar. ³Dicho espacio vacío se llena con la misma rapidez con la que el agua se abalanza a cerrar la estela según las olas se funden. ⁴¿Dónde está la estela que había entre las olas una vez que éstas se han fundido y han llenado el espacio que por un momento parecía separarlas? ⁵¿Dónde está la base de la enfermedad una vez que las mentes se han unido para cerrar la diminuta brecha que había entre ellas y en la que las semillas de la enfermedad parecían germinar?

6. Dios tiende el puente, pero sólo en el espacio que el milagro ha dejado libre y despejado. ²Mas no puede tender un puente sobre las semillas de la enfermedad y la vergüenza de la culpa, pues no puede destruir una voluntad ajena que Él no creó. ³Deja que los efectos de ésta desaparezcan y no te aferres a ellos desesperadamente, tratando de conservarlos. ⁴El milagro los hará a un lado, haciendo así sitio para Aquel Cuya Voluntad es venir y tender un puente para que Su Hijo regrese a Él.

7. Considera, entonces, los plateados milagros y los dorados sueños de felicidad como los únicos tesoros que quieres conservar dentro del almacén del mundo. ²La puerta está abierta, no para que entren ladrones, sino tus hermanos hambrientos, quienes confundieron el brillo de una piedrecilla con oro y almacenaron un puñado de nieve reluciente creyendo que era plata. ³Sin embargo, a este lado de la puerta abierta no tienen nada. ⁴¿Qué es el mundo sino una diminuta brecha que parece desgarrar la eternidad y fragmentarla en días, meses y años? ⁵¿Y qué sois vosotros que vivís en el mundo sino una imagen fragmentada del Hijo de Dios, donde cada uno de los fragmentos está oculto dentro de un trocito de barro separado e incierto?

8. No tengas miedo, hijo mío, sino deja más bien que los milagros iluminen dulcemente tu mundo. ²Y allí donde la diminuta brecha parecía interponerse entre tu hermano y tú, únete a él. ³Y de este modo, será evidente que la enfermedad no tiene causa. ⁴El sueño de curación reside en el perdón, que dulcemente te muestra que nunca pecaste. ⁵El milagro no dejará ningún vestigio de culpa que pueda traer testigos de lo que nunca fue. ⁶Y preparará en tu almacén un lugar de bienvenida para tu Padre y tu Ser. ⁷La puerta está abierta para que todos aquellos que no quieran seguir hambrientos y deseen gozar del festín de abundancia que allí se les ha preparado puedan entrar. ⁸Y se reunirán con tus Invitados, a quienes el milagro invitó a venir a ti.

9. Este festín es muy distinto de los que se acostumbran a dar en el sueño del mundo. ²Pues aquí, cuanto más reciba cada uno, más habrá para ser compartido por todos los demás. ³Los Invitados han traído Consigo provisiones ilimitadas. ⁴Y a nadie se le priva de nada ni nadie puede privar a otro de nada tampoco. ⁵He aquí el festín que el Padre tiende ante Su Hijo y que comparte con él equitativamente. ⁶Y en ese compartir no puede haber una brecha en la que la abundancia merme y disminuya. ⁷Aquí los años de escasez no se presentarán, ya que el tiempo no forma parte de este festín, pues es eterno. ⁸El Amor ha desplegado su mesa en el espacio que parecía mantener a tus Invitados alejados de ti.


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IV. La unión mayor


1. Aceptar la Expiación para ti mismo significa no prestar apoyo a los sueños de enfermedad y muerte de nadie. ²Significa que no compartes con ningún individuo su deseo de estar separado, ni dejas que vuelque sus ilusiones contra sí mismo. ³Tampoco deseas que éstas se vuelquen contra ti. ⁴De este modo, no tienen efecto alguno. ⁵Y te liberas de los sueños de dolor porque permites que él se libere de ellos. ⁶A menos que lo ayudes, sufrirás con él, ya que ése es tu deseo. ⁷Y te convertirás en un protagonista en su sueño de dolor, tal como él lo es en el tuyo. ⁸De esta manera, los dos os convertís en ilusiones sin ninguna identidad. ⁹Puedes ser cualquier persona o cualquier cosa, según de quién sea el sueño de maldad que compartas. ¹⁰Pero de una cosa puedes estar seguro: que eres perverso, pues compartes sueños de miedo.

2. Hay un modo de encontrar certeza aquí y ahora. ²Niégate a ser parte de ningún sueño de miedo, sea cual sea su forma, pues si lo haces perderás tu identidad en ellos. ³La manera de encontrarte a ti mismo es negándote a aceptar tales sueños como tu causa o como que tienen efectos en ti. ⁴No tienes nada que ver con ellos, pero sí con aquel que los sueña. ⁵De esta manera, separas al soñador del sueño, al unirte a uno y abandonar lo otro. ⁶El sueño no es más que una ilusión de la mente. ⁷Y a ésta te puedes unir, pero nunca al sueño. ⁸Es del sueño de lo que tienes miedo, no de la mente. ⁹Sin embargo, los ves como si fueran lo mismo porque crees que tú no eres más que un sueño. ¹⁰No sabes lo que es real acerca de ti o lo que es ilusorio, y no puedes distinguir entre lo uno y lo otro.

3. Al igual que tú, tu hermano cree que él es un sueño. ²No compartas con él su ilusión acerca de sí mismo, pues tu Identidad depende de su realidad. ³Piensa en él más bien como una mente en la que todavía persisten ilusiones, pero con la que tienes una relación fraternal. ⁴Lo que él sueña no es lo que lo convierte en tu hermano, ni tampoco su cuerpo, el “héroe” del sueño, es tu hermano. ⁵Su realidad es lo que es tu hermano, de la misma manera en que tu realidad es lo que es hermano suyo. ⁶Tu mente y la suya están unidas en hermandad. ⁷Su cuerpo y sus sueños tan sólo aparentan abrir una diminuta brecha en la que tus sueños se han unido a los suyos.

4. Entre vuestras mentes, sin embargo, no hay ninguna brecha. ²Unirte a sus sueños significa que no te unes a él, pues sus sueños lo separan de ti. ³Libéralo, por lo tanto, proclamando sencillamente tu hermandad con él y no con sueños de miedo. ⁴Ayúdale a que reconozca Quién es, negándote a apoyar sus ilusiones con tu fe, pues si lo haces, no podrás sino tener fe en las tuyas. ⁵Y al tener fe en las tuyas, él no podrá liberarse y tú quedarás atrapado en sus sueños. ⁶Y sueños de terror vendrán a rondar la diminuta brecha, la cual está poblada únicamente por las ilusiones que habéis apoyado en la mente del otro.

5. Ten absoluta certeza de que si haces lo que te corresponde hacer, él hará lo que le corresponda hacer, pues se unirá a ti allí donde estés. ²No lo invites a unirse a ti en la brecha que hay entre vosotros, pues si lo haces, creerás que ésa es tu realidad así como la suya. ³No puedes llevar a cabo su papel por él, mas esto es precisamente lo que haces cuando te vuelves una figura pasiva en sus sueños, en vez del soñador de los tuyos. ⁴Tener una identidad carece de significado en los sueños porque el soñador y el sueño son uno. ⁵El que comparte un sueño no puede sino ser el sueño que comparte porque el acto de compartir es lo que produce la causa.

6. Como consecuencia de compartir confusión estás confundido, pues en la brecha no existe un yo estable. ²Lo que es lo mismo parece diferente porque lo que es lo mismo aparenta ser algo distinto. ³Los sueños de tu hermano son los tuyos porque tú permites que lo sean. ⁴Mas si lo librases de tus sueños, él se liberaría de ellos, así como de los suyos. ⁵Tus sueños dan testimonio de los suyos y, los suyos, de la verdad de los tuyos. ⁶No obstante, si vieras que no hay verdad en los tuyos, sus sueños desaparecerían y él comprendería qué fue lo que dio origen al sueño.

7. El Espíritu Santo mora en vuestras dos mentes, y Él es Uno porque no hay brecha que pueda dividir Su Unicidad. ²La brecha que separa vuestros cuerpos es irrelevante, pues lo que está unido en Él es siempre uno. ³Nadie puede estar enfermo si alguien acepta su unión con él. ⁴Su deseo de ser una mente enferma y separada no puede seguir vigente sin un testigo o una causa. ⁵Y tanto el testigo como la causa desaparecen si alguien decide unirse a él. ⁶En su sueño él estaba separado de su hermano, quien, al no compartir su sueño con él, ha eliminado el espacio que había entre ellos. ⁷Y el Padre viene a unirse con Su Hijo, a quien el Espíritu Santo se unió.

8. La función del Espíritu Santo es tomar la imagen fragmentada del Hijo de Dios y poner cada fragmento nuevamente en su lugar. ²Él muestra esta santa imagen, completamente sanada, a cada fragmento separado que piensa que en sí es una imagen completa. ³A cada uno de ellos le ofrece su Identidad, que la imagen en su totalidad representa, en vez de la fragmentada y diminuta porción que él reiteraba que era él. ⁴Mas cuando vea esta imagen, se reconocerá a sí mismo. ⁵Si no compartes con tu hermano su sueño de maldad, ésa es la imagen con la que el milagro llenará la diminuta brecha, la cual quedará así libre de todas las semillas de enfermedad y de pecado. ⁶Y ahí el Padre recibirá a Su Hijo porque Su Hijo ha sido misericordioso consigo mismo.

9. Te doy las gracias, Padre, sabiendo que sellarás cada diminuta brecha que se encuentra entre los fragmentos separados de Tu santo Hijo. ²Tu Santidad, absoluta y perfecta, mora en cada uno de ellos. ³Y están unidos porque lo que mora en uno solo de ellos, mora en todos ellos. ⁴¡Cuán sagrado es el más diminuto grano de arena cuando se reconoce que forma parte de la imagen total del Hijo de Dios! ⁵Las formas que los diferentes fragmentos parecen adoptar no significan nada, ⁶pues el Todo reside en cada uno de ellos. ⁷Y cada aspecto del Hijo de Dios es exactamente igual a todos los demás.

10. No te unas a los sueños de tu hermano, sino a él, y ahí donde te unes a Su Hijo, ahí está el Padre. ²¿Quién iría en busca de substitutos si se diese cuenta de que no ha perdido nada? ³¿Quién querría disfrutar de los “beneficios” de la enfermedad cuando ha recibido la simple bendición de la salud? ⁴Lo que Dios ha dado no puede suponer pérdida alguna y lo que no procede de Él no tiene efectos. ⁵¿Qué podrías percibir, entonces, en la brecha? ⁶Las semillas de la enfermedad proceden de la creencia de que es posible encontrar felicidad en la separación y de que renunciar a ella sería un sacrificio. ⁷Mas los milagros son el resultado de no seguir intentando ver en la brecha lo que no se encuentra en ella. ⁸Lo único que requiere el Sanador del Hijo de Dios es que estés dispuesto a abandonar todas las ilusiones. ⁹Él sembrará los milagros de curación allí donde antes se encontraban las semillas de la enfermedad. ¹⁰Y no habrá pérdidas de ninguna clase, sino sólo ganancias.


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Comentario de Jorge Luis Álvarez Castañeda sobre este tema
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V. La alternativa a los sueños de miedo


1. ¿Qué puede ser la sensación de estar enfermo, sino la sensación de estar limitado ²o de estar desunido de algo y separado de ello? ³¿O de una brecha que percibes entre tu hermano y tú y lo que ahora consideras la salud? ⁴De este modo, lo bueno se ve como si estuviera fuera y lo malo, dentro. ⁵Y así, la enfermedad aparta al ser de lo bueno y conserva dentro lo malo. ⁶Dios es la Alternativa a los sueños de miedo. ⁷El que es partícipe de sueños de miedo, no puede ser partícipe de Él. ⁸Pero el que se niega a ser partícipe de ellos, participa de Él. ⁹No hay ninguna otra alternativa. ¹⁰Nada puede existir a menos que tú compartas su existencia. ¹¹Y tú existes porque Dios compartió Su Voluntad contigo para que Su Creación pudiese crear.

2. Lo que les confiere realidad a los perniciosos sueños de odio, maldad, rencor, muerte, pecado, sufrimiento, dolor y pérdida es el hecho de compartirlos. ²Si no se comparten, se perciben como algo sin sentido. ³Pues al no prestarles apoyo dejan de ser una fuente de miedo. ⁴Y el amor no puede sino llenar el espacio que el miedo ha dejado vacante porque ésas son las únicas alternativas que existen. ⁵Donde uno aparece, el otro desaparece. ⁶Y el que compartas, será el único que tendrás. ⁷Y tendrás el que aceptes, pues es el único que deseas tener.

3. Si perdonas al soñador y percibes que él no es el sueño que él mismo tejió, no estás compartiendo con él su nefasto sueño. ²Por lo tanto, él no puede ser parte del tuyo, del cual ambos os liberáis. ³El perdón separa al soñador del sueño nefasto y, así, lo libera. ⁴Recuerda que si compartes un sueño de maldad, creerás ser ese sueño que compartes. ⁵Y al tener miedo de él, no desearás conocer tu verdadera identidad porque pensarás que es temible. ⁶Y negarás tu Ser y caminarás por tierras extrañas que tu Creador no creó, donde parecerás ser algo que no eres. ⁷Lucharás contra tu propio Ser, el cual parecerá ser tu enemigo, y atacarás a tu hermano como parte de lo que odias. ⁸En esto no hay términos medios. ⁹O bien eres tu Ser o bien eres una ilusión. ¹⁰¿Qué puede haber entre la ilusión y la verdad? ¹¹Creer que hay un lugar intermedio donde puedes ser algo que no eres, no puede ser verdad, sino un sueño.

4. Has concebido una diminuta brecha entre las ilusiones y la verdad para que sea el lugar donde reside tu seguridad y donde lo que has hecho mantiene celosamente oculto a tu Ser. ²Ahí es donde se ha establecido un mundo enfermizo, que es el que los ojos del cuerpo perciben. ³Ahí están los sonidos que oye, las voces para las que sus oídos fueron concebidos. ⁴Sin embargo, los panoramas y los sonidos que el cuerpo percibe y oye no significan nada. ⁵El cuerpo no puede ver ni oír. ⁶No sabe lo que es ver ni para qué sirve escuchar. ⁷Es tan incapaz de percibir como de juzgar; de entender como de saber. ⁸Sus ojos son ciegos; sus oídos, sordos. ⁹No puede pensar, por lo tanto, no puede tener efectos.

5. ¿Podría haber creado Dios algo para que enfermara? ²¿Y cómo podría existir algo que Él no haya creado? ³No permitas que tus ojos se posen en un sueño ni que tus oídos den testimonio de una ilusión. ⁴Pues los ojos fueron concebidos para que vieran un mundo que no existe, y los oídos, para que oyesen voces insonoras. ⁵Mas hay otros panoramas y sonidos que sí se pueden ver, oír y comprender. ⁶Pues los ojos y los oídos son sentidos sin sentido, y lo único que hacen es informar de lo que ven y de lo que oyen. ⁷Mas no son ellos los que ven y oyen, sino tú, quien ensambló cada pieza irregular, cada fragmento absurdo y la más mínima evidencia para que diera testimonio del mundo que deseas. ⁸No permitas que los ojos y los oídos del cuerpo perciban estos innumerables fragmentos dentro de la brecha que tú inventaste ni permitas que persuadan a su hacedor de que sus fabricaciones son reales.

6. La Creación es la prueba de la realidad porque comparte la función que toda la Creación comparte. ²No se compone de trocitos de cristal ni de un pedazo de madera o quizá de una hebra o dos, ensamblados para que den testimonio de la verdad. ³La realidad no depende de eso. ⁴No hay brecha que separe a la verdad de los sueños o de las ilusiones. ⁵La verdad no ha dejado sitio para ellos en ningún lugar o tiempo, ⁶pues ocupa todo lugar y tiempo, haciendo que sean absolutamente indivisibles.

7. Tú que crees que entre tu hermano y tú hay una diminuta brecha, no te das cuenta de que es ahí donde os encontráis prisioneros en un mundo que se percibe como que existe aquí. ²El mundo que ves no existe porque el lugar desde donde lo percibes no es real. ³La brecha se halla celosamente oculta entre las tinieblas, e imágenes nebulosas surgen para cubrirla con formas vagas e indefinidas y con siluetas cambiantes, por siempre insubstanciales e inciertas. ⁴Sin embargo, en la brecha no hay nada. ⁵No hay secretos impresionantes ni tumbas tenebrosas desde las que el terror surge de los huesos de la muerte. ⁶Observa la diminuta brecha, y contemplarás la inocencia y la ausencia de pecado que verás dentro de ti cuando ya no tengas miedo de reconocer el amor.


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Comentario de Carlos David Ameliach sobre este tema
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VI. Los votos secretos


1. El que castiga el cuerpo está loco, ²pues ahí es donde ve la diminuta brecha, que, sin embargo, no está ahí. ³El cuerpo no se ha juzgado a sí mismo ni se ha convertido en lo que no es. ⁴No procura hacer del dolor un gozo ni espera encontrar placer duradero en lo que no es más que polvo. ⁵No te dice cuál es su propósito ni tampoco puede él mismo entender para qué es. ⁶No hace de nadie una víctima porque no tiene una voluntad propia ni tampoco tiene preferencias o dudas. ⁷No se pregunta qué es. ⁸Por lo tanto, no tiene necesidad de competir. ⁹Se puede hacer de él una víctima, pero él no puede considerarse a sí mismo como tal. ¹⁰No acepta ningún papel, sino que hace lo que se le dice sin atacar.

2. Atribuir la responsabilidad de lo que ves a aquello que no puede ver y culparlo por los sonidos que te disgustan cuando no puede oír, es ciertamente una perspectiva absurda. ²El cuerpo no sufre el castigo que le impones, pues no tiene sensaciones. ³Se comporta tal como tú deseas que lo haga, y nunca toma decisiones. ⁴No nace ni muere. ⁵Lo único que puede hacer es vagar sin rumbo por el camino que se le haya indicado. ⁶Y si cambias de rumbo, camina con igual facilidad por esa otra dirección. ⁷No se pone de parte de nada ni juzga el camino que recorre. ⁸No percibe brecha alguna porque no odia. ⁹Puede ponerse al servicio del odio, pero no puede por ello convertirse en algo odioso.

3. Lo que odias y temes, deseas y detestas el cuerpo no lo conoce. ²Lo envías a buscar separación y a que sea algo separado. ³Luego lo odias, no por lo que es, sino por el uso que has hecho de él. ⁴Te desvinculas de lo que ve y oye, y odias su debilidad y pequeñez. ⁵Detestas sus actos, pero no los tuyos. ⁶Mas el cuerpo ve y actúa por ti. ⁷Oye tu voz. ⁸Y es frágil e insignificante porque ése es tu deseo. ⁹Parece castigarte, y así, merece que lo odies por las limitaciones que te impone. ¹⁰No obstante, eres tú quien lo ha convertido en el símbolo de las limitaciones que quieres que tu mente tenga, vea y conserve.

4. El cuerpo representa la brecha que se percibe entre la pequeña porción de mente que consideras tu mente y el resto de lo que realmente es tuyo. ²Lo odias, sin embargo, crees que es tu ser, el cual perderías sin él. ³Éste es el voto secreto que has hecho con cada hermano que prefiere caminar solo y separado. ⁴Éste es el juramento secreto que renuevas cada vez que percibes que has sido atacado. ⁵Nadie puede sufrir a menos que considere que ha sido atacado y que ha perdido como resultado de ello. ⁶El compromiso a estar enfermo se encuentra en tu conciencia, aunque sin expresarse ni oírse. ⁷Sin embargo, es una promesa que le haces a otro de que él te herirá y de que en respuesta, tú lo atacarás.

5. La enfermedad no es sino la ira que se ha descargado contra el cuerpo para que sufra. ²Es la consecuencia natural de lo que se hizo en secreto, en conformidad con el deseo secreto de otro de estar separado de ti, tal como el tuyo es estar separado de él. ³A menos que ambos estéis de acuerdo en que ése es vuestro deseo, éste no podría tener efectos. ⁴Todo aquel que dice: “Entre tu mente y la mía no hay separación” es fiel a la promesa que le hizo a Dios y no al miserable voto de serle eternamente fiel a la muerte. ⁵Y al él sanar, su hermano sana también.

6. Que éste sea el acuerdo que tengas con cada uno de tus hermanos: que estarás unido a él y no separado. ²Y serás fiel a la promesa que le hagas porque es la misma que él le hizo a Dios y que Dios le hizo a él. ³Dios cumple Sus promesas; Su Hijo cumple las suyas. ⁴Esto fue lo que su Padre le dijo al crearlo: “Te amaré eternamente, como tú a Mí. ⁵Sé tan perfecto como Yo, pues nunca podrás estar separado de Mí”. ⁶Su Hijo no recuerda que Le contestó: “Sí, Padre”, si bien nació como resultado de esa promesa. ⁷Con todo, Dios se la recuerda cada vez que se niega a mantener la promesa de estar enfermo y permite, en cambio, que su mente sea sanada y unificada. ⁸Sus votos secretos son impotentes ante la Voluntad de Dios, Cuyas promesas él comparte. ⁹Y lo que ha usado como substituto de éstas no es su voluntad, pues él se consagró a sí mismo a Dios.


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VII. El arca de seguridad


1. Dios no pide nada, y Su Hijo, al igual que Él, no necesita pedir nada, ²pues no le falta nada. ³Un espacio vacío o una diminuta brecha, supondría una insuficiencia. ⁴Y sólo en esa condición podría él querer tener algo que no tiene. ⁵Un espacio donde Dios no se encuentra o una brecha entre Padre e Hijo no es la Voluntad de ninguno de Ellos, que prometieron ser Uno. ⁶La promesa de Dios es una promesa que Él se hizo a Sí Mismo, y no hay nadie que pueda ser desleal a lo que Su Voluntad dispone como parte de lo que Él es. ⁷La promesa de que no puede haber brecha alguna entre Él y lo que Él es no puede ser falsa. ⁸¿Qué otra voluntad podría interponerse entre lo que no puede sino ser Uno y en Cuya Plenitud no puede haber brecha alguna?

2. La hermosa relación que tienes con todos tus hermanos es parte de ti porque es parte de Dios Mismo. ²¿Cómo no ibas a enfermar si te niegas a ti mismo tu plenitud, tu salud, tu Fuente de ayuda, la Llamada a la curación y la Llamada a curar? ³Tu salvador espera la curación y el mundo espera con él. ⁴Y tú no estás excluido, ⁵pues la curación o bien será una o bien no tendrá lugar en absoluto, ya que en el hecho de que es una radica la curación. ⁶¿Qué podría corregir la separación sino su opuesto? ⁷No hay términos medios en ningún aspecto de la salvación. ⁸O bien la aceptas completamente o bien no la aceptas en absoluto. ⁹Lo que no está separado tiene que estar unido. ¹⁰Y lo que está unido no puede estar separado.

3. O bien hay una brecha entre tu hermano y tú o bien sois uno y lo mismo. ²No hay nada entremedias: ninguna otra opción ni ninguna lealtad que se pueda dividir entre esas dos posibilidades. ³Una lealtad dividida significa que le eres infiel a ambas, lo cual no hace sino ponerte a dar tumbos, sin que te quede otro remedio que agarrarte a cualquier brizna de paja que parezca ofrecerte apoyo. ⁴Mas ¿quién puede edificar su hogar sobre pajas y esperar que lo proteja del viento? ⁵Ése es el tipo de hogar que se puede hacer del cuerpo porque no está cimentado en la Verdad. ⁶Sin embargo, por esa misma razón puede verse que no es tu hogar, sino simplemente un medio para ayudarte a llegar al hogar donde mora Dios.

4. Cuando ése se vuelve tu propósito, el cuerpo se cura, pues no se utiliza para dar testimonio del sueño de separación y enfermedad. ²Tampoco se le culpa fútilmente por lo que no hizo. ³Su propósito es ayudar a que el Hijo de Dios sane, y dado este propósito, no puede estar enfermo. ⁴No se une a ningún propósito que tú no hayas aceptado, y tú has decidido que no esté enfermo. ⁵Todos los milagros se basan en esta decisión, y se te conceden en el mismo instante en que la tomas. ⁶Ninguna forma de enfermedad está excluida de dicha decisión porque la decisión no puede tomarse en función de la forma. ⁷La decisión de estar enfermo parece ser una decisión entre diferentes formas de enfermedad. ⁸Sin embargo, la enfermedad es una, al igual que su opuesto. ⁹Por consiguiente, o estás enfermo o estás sano.

5. Pero nunca tú solo. ²Este mundo no es más que el sueño de que puedes estar solo y de que puedes pensar sin que ello afecte a los que están separados de ti. ³Estar solo significa que estás separado, y si lo estás, no puedes por menos que estar enfermo. ⁴Esto parece probar que definitivamente estás separado. ⁵No obstante, lo único que significa es que has tratado de mantener la promesa de serle fiel a la infidelidad. ⁶Mas la infidelidad significa enfermedad. ⁷Es como la casa edificada sobre pajas. ⁸De por sí parece ser muy sólida y real. ⁹Su estabilidad, no obstante, no se puede juzgar sin tomar en consideración sus cimientos. ¹⁰Si descansa sobre pajas, de nada sirve atrancar las puertas, cerrar las ventanas o correr los cerrojos. ¹¹El viento la derrumbará, y las lluvias la azotarán y la arrastrarán al olvido.

6. ¿Qué sentido tiene buscar refugio en lo que se construyó precisamente para fomentar el peligro y el miedo? ²¿Por qué recargarlo con más cerraduras, cadenas o pesadas anclas cuando su debilidad no reside en sí mismo sino en la fragilidad de la brecha insubstancial sobre la que se erige? ³¿Qué seguridad te puede ofrecer algo que descansa sobre una sombra? ⁴¿Edificarías tu casa sobre algo que pudiera derrumbarse con el peso de una pluma?

7. Tu hogar está edificado sobre la salud de tu hermano, sobre su felicidad e impecabilidad, así como sobre todo lo que su Padre le prometió. ²Ningún pacto secreto que hayas hecho en lugar de eso ha estremecido en lo más mínimo los Cimientos de este hogar. ³El viento podrá soplar sobre él y la lluvia azotarlo, pero sin consecuencia alguna. ⁴El mundo será arrastrado, pero este hogar permanecerá en pie para siempre, pues su fuerza no reside sólo en él. ⁵Es un arca de seguridad, que descansa sobre la promesa que Dios le hizo a Su Hijo de que él siempre moraría a salvo en Él. ⁶¿Qué brecha podría interponerse entre la seguridad de este refugio y su Fuente? ⁷Desde aquí se puede ver al cuerpo como lo que es, sin atribuirle más o menos valor del que tiene como medio para liberar al Hijo de Dios a fin de que pueda regresar a su hogar. ⁸Y con este santo propósito se convierte por un tiempo en un hogar de santidad, ya que comparte la Voluntad de tu Padre contigo.


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