Texto Capítulo 4 - LAS ILUSIONES DEL EGO - Un Curso del Milagros

“Con lentitud, constancia y amabilidad se gana esta carrera” Ken Wapnick
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Capítulo 4

LAS ILUSIONES DEL EGO

Introducción


1. La Biblia dice que si un hermano te pide que camines con él una milla, que le acompañes dos. ²Ciertamente no sugiere que le retrases en su viaje. ³Tu dedicación a un hermano no puede tampoco retrasarte a ti. ⁴Sólo puede conducir a un progreso mutuo. ⁵El resultado de una dedicación genuina es la inspiración, palabra que es lo opuesto a la fatiga si se entiende correctamente. ⁶Estar fatigado es estar des-animado, mas estar inspirado es estar en el Espíritu. ⁷Ser egocéntrico es estar des-animado, mas estar centrado en Sí Mismo, en el buen sentido de la expresión, es estar inspirado o en el Espíritu. ⁸Los verdaderamente inspirados están iluminados y no pueden morar en las tinieblas.

2. Puedes hablar desde el Espíritu o desde el ego, según elijas. ²Si hablas desde el Espíritu es que has decidido acatar las palabras “Aquiétate y reconoce que Yo soy Dios”. ³Éstas son palabras inspiradas porque reflejan conocimiento. ⁴Si hablas desde el ego estás renegando del Conocimiento en vez de ratificándolo y, por lo tanto, estás des-animándote. ⁵No te embarques en viajes inútiles, pues ciertamente no llevan a ninguna parte. ⁶Puede que el ego los desee, pero el Espíritu no puede emprenderlos porque nunca está dispuesto a apartarse de Sus Cimientos.

3. El viaje a la cruz debería ser el último “viaje inútil”. ²No sigas pensando en él, sino dalo por concluido. ³Si puedes aceptarlo como tu último viaje inútil, serás libre también de unirte a mi resurrección. ⁴Mientras no lo hagas, estarás desperdiciando tu vida, ⁵ya que ésta simplemente seguirá siendo una repetición de la separación, de la pérdida de poder, de los esfuerzos fútiles que el ego lleva a cabo en busca de compensación y, finalmente, de la crucifixión del cuerpo o muerte. ⁶Estas repeticiones continuarán indefinidamente hasta que voluntariamente se abandonen. ⁷No cometas el patético error de “aferrarte a la vieja y rugosa cruz”. ⁸El único mensaje de la crucifixión es que puedes superar la cruz. ⁹Hasta que no la superes eres libre de seguir crucificándote tan a menudo como quieras. ¹⁰Éste no es el Evangelio que intenté ofrecerte. ¹¹Tenemos otro viaje que emprender, y si lees cuidadosamente las lecciones que aquí se ofrecen, te ayudarán a prepararte para emprenderlo.


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Comentario de Lennys sobre este tema
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I. La enseñanza y el aprendizaje correctos


1. Un buen maestro clarifica sus propias ideas y las refuerza al enseñarlas. ²En el proceso de aprendizaje tanto el maestro como el alumno están a la par. ³Ambos se encuentran en el mismo nivel de aprendizaje, y a menos que compartan sus lecciones les faltará convicción. ⁴Un buen maestro debe tener fe en las ideas que enseña, pero tiene que satisfacer además otra condición: debe tener fe en los estudiantes a quienes ofrece sus ideas.

2. Muchos montan guardia en torno a sus ideas porque quieren conservar sus sistemas de pensamiento intactos, y aprender significa cambiar. ²Los que creen estar separados siempre temen cambiar porque no pueden concebir que los cambios sean un paso hacia adelante en el proceso de subsanar la separación. ³Siempre los perciben como un paso hacia una mayor separación debido a que la separación fue su primera experiencia de cambio. ⁴Crees que si no permites ningún cambio en tu ego alcanzarás la paz. ⁵Esta marcada confusión sólo puede tener lugar si sostienes que un mismo sistema de pensamiento puede erigirse sobre dos cimientos distintos. ⁶Nada puede llegar al Espíritu desde el ego ni nada puede llegar al ego desde el Espíritu. ⁷El Espíritu no puede ni reforzar al ego ni aminorar el conflicto interno de éste. ⁸El ego en sí es una contradicción. ⁹Tu falso ser y el Ser de Dios están en oposición. ¹⁰Y lo están con respecto a sus orígenes, rumbos y desenlaces. ¹¹Son fundamentalmente irreconciliables porque el Espíritu no puede percibir y el ego no puede gozar de conocimiento. ¹²No están, por lo tanto, en comunicación, ni nunca lo podrán estar. ¹³Sin embargo, el ego puede aprender, aun cuando su hacedor esté equivocado. ¹⁴Éste, no obstante, no puede hacer que lo que fue infundido con vida sea completamente exánime.

3. El Espíritu no tiene necesidad de que se le enseñe nada, pero el ego sí. ²El proceso de aprender se percibe, en última instancia, como algo aterrador porque conduce, no a la destrucción del ego, sino al abandono de éste a la luz del Espíritu. ³Éste es el cambio que el ego no puede sino temer, puesto que no comparte mi caridad. ⁴La lección que yo tuve que aprender es la misma que tú tienes que aprender ahora, y puesto que la aprendí, puedo enseñártela. ⁵Nunca atacaré a tu ego, si bien estoy tratando de enseñarte cómo surgió su sistema de pensamiento. ⁶Cuando te recuerdo tu verdadera creación, tu ego no puede por menos que reaccionar con miedo.

4. Aprender y enseñar son los mayores recursos de que dispones ahora porque te permiten cambiar de mentalidad y ayudar a otros a hacer lo mismo. ²Negarte a cambiar de mentalidad no conseguiría probar que la separación no ocurrió. ³El soñador que duda de la realidad de su sueño mientras todavía está soñando no está realmente sanando su mente dividida. ⁴Tú sueñas con un ego separado y crees en el mundo que se basa en él. ⁵Todo ello te parece muy real. ⁶No puedes des-hacerlo sin cambiar de mentalidad al respecto. ⁷Si estás dispuesto a renunciar al papel de guardián de tu sistema de pensamiento y ofrecérmelo a mí, yo lo corregiré con gran delicadeza y te conduciré de regreso a Dios.

5. Todo buen maestro espera impartir a sus estudiantes tanto de lo que él mismo ha aprendido que algún día dejen de necesitarle. ²Éste es el verdadero y único objetivo del maestro. ³Es imposible convencer al ego de esto porque va en contra de todas sus leyes. ⁴Pero recuerda que las leyes se decretan para proteger la continuidad del sistema en que cree el que las promulga. ⁵Es natural que el ego trate de protegerse a sí mismo una vez que lo inventaste, pero no es natural que desees obedecer sus leyes a menos que tú creas en ellas. ⁶El ego no puede tomar esta decisión debido a la naturaleza de su origen. ⁷Pero tú puedes tomarla debido a la naturaleza del tuyo.

6. Los egos pueden chocar en cualquier situación, pero es imposible que el Espíritu choque en absoluto. ²Si percibes a un maestro simplemente como “un ego más grande” sentirás miedo, ya que agrandar un ego es aumentar la ansiedad que produce la separación. ³Enseñaré contigo y viviré contigo si estás dispuesto a pensar como pienso yo, pero mi objetivo será siempre eximirte finalmente de la necesidad de un maestro. ⁴Esto es lo opuesto al objetivo del maestro que se deja guiar por el ego. ⁵A ése sólo le interesa el efecto que su ego pueda tener sobre otros egos y, por consiguiente, se sirve de su interacción con ellos como un medio de conservar su propio ego. ⁶Yo no podría dedicarme a enseñar si creyese eso y tú no serás un maestro dedicado mientras lo creas. ⁷Se me percibe constantemente como un maestro al que hay que exaltar o rechazar, pero yo no acepto ninguna de esas dos percepciones de mí mismo.

7. El que enseñes o aprendas no es lo que establece tu valía. ²Tu valía la estableció Dios. ³Mientras sigas oponiéndote a esto, todo lo que hagas te dará miedo, especialmente aquellas situaciones que tiendan a apoyar la creencia en la superioridad o en la inferioridad. ⁴Los maestros tienen que tener paciencia y repetir las lecciones que enseñan hasta que se aprendan. ⁵Yo estoy dispuesto a hacer eso porque no tengo derecho a fijar los límites de tu aprendizaje por ti. ⁶Una vez más, nada de lo que haces, piensas o deseas es necesario para establecer tu valía. ⁷Este punto no es debatible excepto en fantasías. ⁸Tu ego no está nunca en entredicho porque Dios no lo creó. ⁹Tu Espíritu no está nunca en entredicho porque Él lo creó. ¹⁰Cualquier confusión al respecto es ilusoria, y mientras esta ilusión perdure ninguna forma de dedicación es posible.

8. El ego trata de convertir todas las situaciones en elogios para él a fin de superar sus propias dudas. ²Y seguirá lleno de dudas mientras tú sigas creyendo en su existencia. ³Tú que lo inventaste no puedes tener confianza en él porque cuando estás en tu mente recta te das cuenta de que no es real. ⁴La única solución cuerda es no tratar de cambiar la realidad—lo cual sería ciertamente aterrador—sino aceptarla tal como es. ⁵Formas parte de la realidad, la cual permanece inmutable más allá del alcance del ego, aunque fácilmente al alcance del Espíritu. ⁶Cuando sientas miedo, aquiétate y reconoce que Dios es real y que tú eres Su Hijo amado en Quien Él se complace. ⁷No dejes que tu ego refute esto porque el ego no puede conocer algo que está tan lejos de su alcance como lo estás tú.

9. Dios no es el autor del miedo. ²El autor del miedo eres tú. ³Has elegido crear en forma diferente de como crea Él y, por lo tanto, has hecho posible el que puedas tener miedo. ⁴No estás en paz porque no estás desempeñando tu función. ⁵Dios te encomendó una función muy elevada que no estás llevando a cabo. ⁶Tu ego ha elegido estar atemorizado en vez de llevarla a cabo. ⁷Cuando despiertes te será imposible entender esto porque es literalmente increíble. ⁸No creas lo increíble ahora. ⁹Cualquier intento de incrementar su credibilidad es simplemente un intento de posponer lo inevitable. ¹⁰La palabra “inevitable” le causa terror al ego, pero es motivo de júbilo para el Espíritu. ¹¹Alcanzar a Dios es inevitable y tú no puedes eludirlo, de la misma manera en que Él no te puede eludir a ti.

10. El ego tiene miedo del gozo del Espíritu porque una vez que lo hayas experimentado dejarás de proteger y de atribuirle valor al miedo. ²Le atribuyes gran valor ahora porque el miedo es un testigo de la separación y tu ego se regocija cuando das testimonio de ella. ³¡Repúdialo! ⁴No le escuches ni lo ampares. ⁵Escucha únicamente a Dios, Quien es tan incapaz de engañar como lo es el Espíritu que Él creó. ⁶Libérate y libera a otros. ⁷No les ofrezcas a los demás una imagen de ti mismo falsa e indigna ni tampoco aceptes una imagen similar de ellos.

11. El ego ha construido para ti un hogar mísero e inhóspito porque no puede construir de ninguna otra manera. ²No trates de mantener en pie ese hogar ruinoso. ³En su debilidad radica tu fuerza. ⁴Sólo Dios pudo erigir un hogar digno de Sus Creaciones, las cuales eligieron dejarlo vacío, desahuciándose así a sí mismas. ⁵No obstante, Su hogar seguirá en pie eternamente, listo para cuando decidas entrar a ocuparlo. ⁶De esto puedes estar completamente seguro: ⁷Dios es tan incapaz de crear lo perecedero como el ego es de fabricar lo eterno.

12. Desde tu ego no puedes hacer nada para salvarte o para salvar a otros, pero desde tu Espíritu puedes hacer cualquier cosa para salvar a otros o para salvarte a ti mismo. ²La humildad es una lección para el ego, no para el Espíritu. ³El Espíritu está más allá de la humildad porque reconoce Su esplendor y gustosamente irradia Su luz por todas partes. ⁴Los mansos heredarán la tierra porque sus egos son humildes y esto hace que su percepción sea más fidedigna. ⁵El Reino de los Cielos es el derecho del Espíritu, cuya belleza y dignidad están mucho más allá de cualquier duda, más allá de la percepción, y se alzan para siempre como las señales del Amor de Dios hacia Sus Creaciones, las cuales son absolutamente dignas de Él y sólo de Él. ⁶Ninguna otra cosa es lo suficientemente valiosa como para poder ser una ofrenda para una Creación de Dios.

13. Yo seré un substituto de tu ego si así lo deseas, pero nunca de tu Espíritu. ²Un padre puede dejar su hijo al cuidado de un hermano mayor que haya demostrado ser responsable, pero esto no entraña confusión alguna acerca de quién es el padre. ³El hermano puede proteger el cuerpo y el ego del niño, pero eso no lo lleva a creer que él sea el padre. ⁴Me puedes confiar tu cuerpo y tu ego debido únicamente a que eso te permite desentenderte de ellos y me deja mostrarte que no son importantes. ⁵Yo no podría entender lo importantes que son para ti si yo mismo no hubiese estado tentado de creer en ellos. ⁶Aprendamos juntos esta lección para que juntos podamos liberarnos de tu cuerpo y de tu ego. ⁷Necesito maestros dedicados que compartan mi objetivo de sanar a la mente. ⁸El Espíritu no tiene ninguna necesidad de que ni tú ni yo lo protejamos. ⁹Recuerda lo siguiente:

10 En este mundo no hay por qué tener tribulaciones porque yo he vencido al mundo. 11 Por eso es por lo que debes estar jubiloso.


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Lectura de Adriana Caviedes sobre este tema
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II. El ego y la falsa autonomía


1. Es razonable preguntarse cómo pudo la mente haber inventado al ego. ²De hecho, ésa es la mejor pregunta que puedes hacerte. ³Sin embargo, no tiene objeto dar una respuesta en función del pasado porque el pasado no importa, y la historia no existiría si los mismos errores no siguieran repitiéndose en el presente. ⁴El pensamiento abstracto es pertinente al Conocimiento porque el Conocimiento es algo completamente impersonal y para entenderlo no se necesita ningún ejemplo. ⁵La percepción, por otra parte, es siempre específica y, por lo tanto, concreta.

2. Todo el mundo inventa un ego o un yo para sí mismo, el cual está sujeto a enormes variaciones debido a su inestabilidad. ²También inventa un ego para cada persona a la que percibe, el cual es igualmente variable. ³Su interacción es un proceso que los altera a ambos porque no fueron creados por el Inalterable o mediante Él. ⁴Es importante darse cuenta de que esta alteración ocurre con igual facilidad tanto si la interacción tiene lugar en la mente como si entraña proximidad física. ⁵Pensar acerca de otro ego es tan eficaz en el proceso de cambiar la percepción relativa como lo es la interacción física. ⁶No puede haber mejor ejemplo que éste de que el ego es solamente una idea y no un hecho.

3. Tu propio estado mental es un buen ejemplo de cómo fue inventado el ego. ²Cuando repudiaste el Conocimiento fue como si nunca lo hubieses tenido. ³Esto es tan evidente que basta con que lo reconozcas para constatar que eso es lo que en realidad ocurre. ⁴Y si eso ocurre en el presente, ¿por qué habría de sorprenderte que hubiese ocurrido en el pasado? ⁵Asombrarnos ante lo inusual es una reacción comprensible, pero asombrarnos ante algo que ocurre con tanta frecuencia no lo es en absoluto. ⁶No olvides, no obstante, que la mente no tiene por qué operar así, aunque así es como opera ahora.

4. Piensa en el amor que los animales sienten por sus crías y en la necesidad que sienten de protegerlas. ²Eso se debe a que las consideran parte de sí mismos. ³Nadie repudia lo que considera parte de sí mismo. ⁴La manera en que reaccionas ante tu ego es similar a como Dios reacciona ante Sus Creaciones: con amor, con protección y con caridad. ⁵Tus reacciones ante el yo que inventaste no son sorprendentes. ⁶De hecho, son muy similares a la forma en que algún día reaccionarás ante tus creaciones reales, las cuales son tan eternas como tú. ⁷No es cuestión, por lo tanto, de cómo reaccionas ante el ego, sino de lo que crees ser. ⁸Creer es una función del ego y, mientras tu origen siga sujeto a interpretaciones, lo seguirás viendo desde el punto de vista del ego. ⁹Cuando el aprendizaje deje de ser necesario, simplemente conocerás a Dios. ¹⁰La creencia de que hay otra forma de percibir es la idea más sublime de que es capaz el pensamiento del ego. ¹¹Esto se debe a que dicha idea reconoce, aunque sea mínimamente, que el ego no es el Ser.

5. Socavar el sistema de pensamiento del ego no puede sino percibirse como un proceso doloroso, aunque no hay nada que esté más lejos de la verdad. ²Los bebés gritan de rabia cuando se les quita un cuchillo o unas tijeras, a pesar de que, si no se hiciera, podrían lastimarse. ³En este sentido todavía eres un bebé. ⁴No tienes una idea clara de lo que es el verdadero instinto de conservación y probablemente decidirás que necesitas precisamente lo que más daño te haría. ⁵Sin embargo, tanto si lo reconoces ahora como si no, has acordado cooperar en el empeño por llegar a ser inofensivo y servicial, atributos éstos que son inseparables. ⁶Incluso las actitudes que tienes a ese respecto son necesariamente conflictivas, puesto que todas las actitudes están basadas en el ego. ⁷Esto, sin embargo, no siempre será así. ⁸Ten paciencia mientras tanto y recuerda que el desenlace es tan seguro como Dios.

6. Sólo aquellos que tienen una sensación real y duradera de abundancia pueden ser verdaderamente caritativos. ²Esto resulta obvio cuando consideras lo que realmente quiere decir ser caritativo. ³Para el ego, dar cualquier cosa significa tener que privarse de ello. ⁴Cuando asocias el acto de dar con el sacrificio, das solamente porque crees que de alguna forma vas a obtener algo mejor y puedes, por lo tanto, prescindir de la cosa que das. ⁵”Dar para obtener” es una ley ineludible del ego, que siempre se evalúa a sí mismo en función de otros egos. ⁶Por lo tanto, está siempre obsesionado con la idea de la escasez, que es la creencia que le dio origen. ⁷Su percepción de otros egos como entes reales no es más que un intento de convencerse a sí mismo de que él es real. ⁸El “amor propio”, desde el punto de vista del ego, no significa otra cosa que el ego se ha engañado a sí mismo creyendo que es real y, por lo tanto, está temporalmente menos inclinado a depredar. ⁹Ese “amor propio” es siempre vulnerable a experimentar tensión, término éste que se refiere a cualquier cosa que él perciba como una amenaza a su existencia.

7. El ego vive literalmente a base de comparaciones. ²La igualdad es algo que está más allá de lo que puede entender y, por lo tanto, le es imposible ser caritativo. ³Lo que el ego da nunca emana de una sensación de abundancia porque él fue engendrado precisamente como substituto de ésta. ⁴Por eso es por lo que el concepto de “obtener” surgió en su sistema de pensamiento. ⁵Los apetitos son mecanismos para “obtener” que representan la necesidad del ego de ratificarse a sí mismo. ⁶Esto es cierto tanto en el caso de los apetitos corporales como en el de las llamadas “necesidades más elevadas del ego”. ⁷El origen de los apetitos corporales no es físico. ⁸El ego considera al cuerpo como su hogar y trata de satisfacerse a sí mismo a través de él. ⁹Pero la idea de que eso es posible es una decisión de la mente, que está completamente confundida acerca de lo que realmente es posible.

8. El ego cree que tiene que valerse por sí mismo para todo, lo cual no es más que otra forma de describir cómo cree que él mismo se originó. ²Es éste un estado de tanto temor que lo único que puede hacer es dirigirse a otros egos y tratar de unirse a ellos en un débil intento de identificarse con ellos o atacarlos en una demostración—igualmente débil—de fuerza. ³No es libre, no obstante, de poner en tela de juicio la premisa que da lugar a todo eso, pues esa premisa es su base. ⁴El ego es la creencia de la mente según la cual él tiene que valerse completamente por sí mismo. ⁵Los incesantes esfuerzos que realiza por ganar el reconocimiento del Espíritu y establecer así su propia existencia son inútiles. ⁶El Espíritu, en Su conocimiento, no es consciente del ego. ⁷No lo ataca; simplemente no lo puede concebir en absoluto. ⁸Aunque el ego tampoco se percata del Espíritu, se percibe a sí mismo rechazado por algo más grande que él. ⁹Por eso es por lo que el amor propio, tal como el ego lo concibe, no puede por menos que ser ilusorio. ¹⁰Las Creaciones de Dios no crean mitos, si bien el esfuerzo creativo se puede trocar en mitología. ¹¹Esto puede suceder, sin embargo, sólo bajo una condición: lo que fabrica deja de ser creativo. ¹²Los mitos pertenecen exclusivamente al ámbito de la percepción, y las formas que adoptan son tan ambiguas y de una naturaleza tan marcada por la dicotomía entre el bien y el mal, que ni siquiera el más benévolo de ellos está exento de connotaciones aterradoras.

9. Los mitos y la magia están íntimamente relacionados, ya que los mitos generalmente tienen que ver con el origen del ego, y la magia, con los poderes que él ego se atribuye a sí mismo. ²Los sistemas mitológicos incluyen, por lo general, alguna descripción de “la creación”, y la conectan con su forma particular de magia. ³La llamada “lucha por la supervivencia” no es más que la lucha del ego por prolongar su propia existencia, así como la interpretación que ha hecho con respecto a su comienzo. ⁴Este comienzo casi siempre se asocia con el nacimiento físico, ya que resulta difícil sostener que el ego existía antes de ese momento. ⁵Los más “religiosos” de los mitos basados en el ego, puede que postulen que el alma existía antes y que seguirá existiendo después de un lapso temporal de vida en el ego. ⁶Algunos postulan incluso que el alma será castigada por este lapso. ⁷La salvación, no obstante, no es aplicable al Espíritu, pues éste no está en peligro, por lo tanto, no tiene que ser rescatado.

10. La salvación no es otra cosa que “mentalidad recta”, que aunque no es la Mentalidad-Uno del Espíritu Santo, se debe alcanzar antes de que la Mentalidad-Uno pueda ser reinstaurada. ²La mentalidad recta conduce automáticamente al siguiente paso, ya que la percepción correcta está completamente exenta de cualquier forma de ataque, por lo tanto, la mentalidad errada desaparece. ³El ego no puede sobrevivir sin emitir juicios, por consiguiente, se le abandona. ⁴La mente tiene entonces una sola dirección por la que avanzar. ⁵La dirección que sigue es siempre automática, pues no puede sino acatar los dictados del sistema de pensamiento al que se adhiere.

11. No se puede hacer demasiado hincapié en el hecho de que corregir la percepción es simplemente un expediente temporal. ²Dicha corrección es necesaria únicamente porque la percepción falsa es un obstáculo para el Conocimiento, mientras que la percepción fidedigna es un trampolín hacia él. ³El valor de la percepción correcta reside en la conclusión inevitable de que toda percepción es innecesaria. ⁴Esto elimina el obstáculo por completo. ⁵Te preguntarás cómo puede ser posible esto mientras parezca que vives en este mundo. ⁶Ésa es una pregunta razonable. ⁷No obstante, tienes que asegurarte de que realmente entiendes lo que estás preguntando. ⁸¿Quién es el “tú” que vive en este mundo? ⁹El Espíritu es inmortal y la inmortalidad es un estado permanente. ¹⁰El Espíritu es tan verdadero ahora como siempre lo fue y lo será siempre, ya que no entraña cambios de ninguna clase. ¹¹No es un continuo ni se puede entender tampoco comparándolo con un opuesto. ¹²El Conocimiento nunca admite comparaciones. ¹³En eso estriba su diferencia principal con respecto a cualquier otra cosa que la mente pueda comprender.


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Comentario de Mariano Noé sobre este tema
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III. Amor sin conflicto


1. Es difícil entender lo que realmente quiere decir “El Reino de los Cielos está dentro de ti”. ²Esto se debe a que no es comprensible para el ego, que lo interpreta como si algo que está fuera estuviese dentro, lo cual no tiene sentido. ³La palabra “dentro” es innecesaria. ⁴Tú eres el Reino de los Cielos. ⁵¿Qué otra cosa sino a ti creó el Creador y qué otra cosa sino tú es Su Reino? ⁶Éste es el mensaje de la Expiación, mensaje que, en su totalidad, transciende la suma de sus partes. ⁷Tú también tienes un Reino que tu Espíritu creó. ⁸Éste no ha dejado de crear como consecuencia de las ilusiones del ego. ⁹Tus creaciones no son huérfanas, de la misma manera en que tú tampoco lo eres. ¹⁰Tu ego y tu Espíritu nunca serán co-creadores, pero tu Espíritu y tu Creador lo serán siempre. ¹¹Ten por seguro que tus creaciones están tan a salvo como lo estás tú.

¹²El Reino está perfectamente unido y perfectamente 
protegido y el ego no prevalecerá contra él. ¹³Amén.

2. Esto se ha escrito en forma de oración porque así puede serte más útil en momentos de tentación. ²Es una declaración de independencia. ³La encontrarás muy provechosa si la entiendes cabalmente. ⁴El que necesites mi ayuda se debe a que has negado tu propia guía y, por consiguiente, necesitas ser guiado. ⁵Mi papel consiste en separar lo falso de lo verdadero para que la verdad pueda traspasar las barreras que el ego ha erigido y así brillar en tu mente. ⁶El ego no puede imperar en contra de nuestra fuerza conjunta.

3. Es seguro que a estas alturas resulta evidente por qué el ego considera al Espíritu su “enemigo”. ²El ego surgió como resultado de la separación, y la continuidad de su existencia depende de que tú sigas creyendo en ella. ³El ego tiene que ofrecerte algún tipo de recompensa para que sigas abrigando esta creencia. ⁴Lo único que puede ofrecerte es una sensación de existencia temporal que se origina con su propio comienzo y termina con su propio final. ⁵Te dice que esa vida es tu existencia porque es la suya propia. ⁶Frente a esta sensación de existencia temporal, el Espíritu te ofrece el conocimiento de la permanencia y de la inmutabilidad del estado de ser. ⁷Nadie que haya experimentado la revelación de esto puede volver a creer completamente en el ego otra vez. ⁸¿Cómo iba a poder imperar su miserable oferta por encima del glorioso regalo que Dios te hace?

4. Tú que te identificas con el ego no puedes creer que Dios te ame. ²No amas lo que hiciste y lo que hiciste no te ama a ti. ³El ego, que fue engendrado como resultado de tu negación del Padre, no le guarda lealtad a su hacedor. ⁴No puedes ni imaginarte la relación real que existe entre Dios y Sus Creaciones debido al odio que le tienes al ser que fabricaste. ⁵Proyectas sobre el ego tu decisión de estar separado, y esto entra en conflicto con el amor que, por ser su hacedor, sientes por él. ⁶No hay amor en este mundo que esté exento de esta ambivalencia, y puesto que ningún ego ha experimentado amor sin ambivalencia, el amor es un concepto que está más allá de su entendimiento. ⁷El amor aflorará de inmediato en cualquier mente que de verdad lo desee, pero tiene que desearlo de verdad. ⁸Esto quiere decir desearlo sin ninguna ambivalencia, y esta forma de desear está completamente desprovista de la “compulsión de obtener” del ego.

5. Existe una clase de experiencia tan diferente de todo lo que el ego pudiera ofrecerte que nunca más querrás volver a encubrirla u ocultarla. ²Es necesario repetir que tu creencia en la obscuridad y en la ocultación es la razón de que la luz no pueda pasar. ³La Biblia hace referencia frecuentemente a los inconmensurables dones que te aguardan, pero que tienes que pedir. ⁴Ésta no es una condición como las que el ego establece, ⁵sino que es la gloriosa condición de lo que tú eres.

6. Ninguna fuerza excepto tu propia voluntad es lo suficientemente fuerte o digna como para poder guiarte. ²En esto eres tan libre como Dios y así será eternamente. ³Pidámosle al Padre en mi nombre que te mantenga consciente de Su Amor por ti y del tuyo por Él. ⁴Él nunca ha dejado de responder a este ruego, pues lo único que éste pide es lo que Su Voluntad ya ha dispuesto. ⁵Quienes piden sinceramente siempre reciben respuesta. ⁶No debes anteponer otros dioses a Él porque no hay otros dioses.

7. Nunca se te ha ocurrido realmente renunciar a todas las ideas que hayas tenido que se oponen al Conocimiento. ²Conservas miles de retazos de temor que le impiden la entrada al Santísimo. ³La luz no puede filtrarse a través de los muros que levantas para obstruir su paso y nunca estará dispuesta a destruir lo que tú has hecho. ⁴Nadie puede ver a través de un muro, pero yo puedo transponerlo. ⁵Mantente alerta contra los retazos de miedo que aún conservas en tu mente o, de lo contrario, no podrás pedirme que lo transponga. ⁶Sólo puedo ayudarte tal como nuestro Padre nos creó. ⁷Te amaré, te honraré y respetaré absolutamente lo que has hecho, pero no lo apoyaré a menos que sea verdad. ⁸Nunca te abandonaré tal como Dios tampoco te abandonará, pero tengo que esperar mientras tú continúes eligiendo abandonarte a ti mismo. ⁹Debido a que espero con amor y no con impaciencia, es indudable que me pedirás con sinceridad que lo transponga. ¹⁰Vendré en respuesta a toda llamada inequívoca.

8. Examina detenidamente qué es lo que estás realmente pidiendo. ²Sé muy honesto contigo mismo al respecto, pues no debemos ocultarnos nada el uno al otro. ³Si realmente tratas de hacer esto, habrás dado el primer paso en el proceso de preparar a tu mente a fin de que el Santísimo pueda entrar en ella. ⁴Nos prepararemos para ello juntos, pues una vez que Él haya llegado, estarás listo para ayudarme a preparar otras mentes para que estén listas para Él. ⁵¿Hasta cuándo vas a seguir negándole Su Reino?

9. En tu propia mente, aunque negada por el ego, se encuentra la declaración que te hará libre: ²Dios te ha dado todo. ³Este simple hecho significa que el ego no existe, y esto le atemoriza mortalmente. ⁴En el lenguaje del ego, “tener” y “ser” significan dos cosas distintas, si bien para el Espíritu Santo son exactamente lo mismo. ⁵El Espíritu Santo sabe que lo “tienes” todo y que lo “eres” todo. ⁶Cualquier distinción al respecto es significativa solamente cuando la idea de “obtener”, que implica carencia, ha sido previamente aceptada. ⁷Por eso es por lo que no hacemos ninguna distinción entre tener el Reino de Dios y ser el Reino de Dios.

10. Al sereno ser del Reino de Dios, del que eres perfectamente consciente cuando estás en tu sano juicio, se le expulsa sin miramientos de aquella parte de la mente que el ego rige. ²El ego está desesperado porque se enfrenta a un contrincante literalmente invencible, tanto si estás dormido como si estás despierto. ³Observa cuánta vigilancia has estado dispuesto a ejercer para proteger a tu ego y cuán poca para proteger a tu mente recta. ⁴¿Quién, sino un loco, se empeñaría en creer lo que no es cierto y en defender después esa creencia a expensas de la verdad?


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Comentario de Isa Castrillón sobre este tema
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IV. Esto no tiene por qué ser así


1. Si no puedes oír la Voz de Dios es porque estás eligiendo no escucharla. ²Pero que sí escuchas a la voz de tu ego lo demuestran tus actitudes, tus sentimientos y tu comportamiento. ³No obstante, eso es lo que quieres. ⁴Por eso es por lo que luchas y lo que procuras proteger manteniéndote alerta. ⁵Tu mente está repleta de estratagemas para hacer quedar bien al ego, pero no buscas la faz de Cristo. ⁶El espejo en el que el ego trata de ver su rostro es ciertamente tenebroso. ⁷¿De qué otra manera, sino con espejos, podría seguir manteniendo la falsedad de su existencia? ⁸Con todo, dónde buscas para encontrarte a ti mismo depende de ti.

2. He dicho que no puedes cambiar de mentalidad modificando tu conducta, mas he dicho también y en muchas ocasiones, que puedes cambiar de mentalidad. ²Cuando tu estado de ánimo te diga que has elegido equivocadamente, y esto es así siempre que no te sientes contento, reconoce entonces que eso no tiene por qué ser así. ³En cada caso has pensado mal acerca de algún hermano que Dios creó y estás percibiendo imágenes que tu ego forja en un espejo tenebroso. ⁴Examina honestamente qué es lo que has pensado que Dios no habría pensado y qué no has pensado que Dios habría querido que pensases. ⁵Examina honestamente tanto lo que has hecho como lo que has dejado sin hacer y cambia entonces de mentalidad para que así puedas pensar con la Mente de Dios. ⁶Esto puede parecer difícil, pero es mucho más fácil que intentar pensar al revés de como piensa Él. ⁷Tu mente y la de Dios son una. ⁸Negar esto y pensar de otra manera ha conservado a tu ego intacto, pero ha dividido literalmente a tu mente. ⁹Como hermano que te ama, tu mente es de suma importancia para mí, y te exhorto a seguir mi ejemplo cuando te contemples a ti mismo o cuando contemples a tu hermano, y a que veas en ambos las gloriosas Creaciones de un Padre glorioso.

3. Cuando te sientas triste, reconoce que eso no tiene por qué ser así. ²Las depresiones proceden de la sensación de que careces de algo que deseas y no tienes. ³Recuerda que no careces de nada excepto si tú mismo así lo has decidido, y toma entonces otra decisión.

4. Cuando sientas ansiedad, date cuenta de que la ansiedad procede de los caprichos del ego y luego reconoce que eso no tiene por qué ser así. ²Puedes estar tan alerta contra los dictados del ego como en su favor.

5. Cuando te sientes culpable, recuerda que el ego ciertamente ha violado las Leyes de Dios, pero tú no. ²Los “pecados” del ego déjamelos a mí. ³Ése es el propósito de la Expiación. ⁴Pero hasta que no cambies de parecer con respecto a aquellos a quienes tu ego ha herido, la Expiación no podrá liberarte. ⁵Si te sigues sintiendo culpable es porque tu ego sigue al mando, ya que sólo el ego puede experimentar culpa. ⁶Eso no tiene por qué ser así.

6. Vigila tu mente contra las tentaciones del ego y no te dejes engañar por él. ²No tiene nada que ofrecerte. ³Cuando hayas abandonado ese desánimo voluntario, verás cómo tu mente puede concentrarse, trascender toda fatiga y sanar. ⁴No obstante, no te mantienes lo suficientemente alerta contra las exigencias del ego como para poder librarte de ellas. ⁵Eso no tiene por qué ser así.

7. El hábito de colaborar con Dios y Sus Creaciones se adquiere fácilmente si te niegas diligentemente a dejar que tu mente divague. ²No se trata de un problema de falta de concentración, sino de la creencia de que nadie, incluido tú, es digno de un esfuerzo continuo. ³Ponte de mi parte sistemáticamente contra este engaño y no permitas que esa desafortunada creencia te retrase. ⁴Los descorazonados no pueden ayudarse a sí mismos ni me pueden ayudar a mí. ⁵Sin embargo, sólo el ego puede sentirse descorazonado.

8. ¿Te has detenido a pensar seriamente en las muchas oportunidades que has tenido de regocijarte y en cuántas has dejado pasar? ²El poder de un Hijo de Dios es ilimitado, pero él puede restringir la expresión de su poder tanto como quiera. ³Tu mente y la mía pueden unirse para desvanecer con su luz a tu ego, liberando la Fuerza de Dios para que reverbere en todo lo que hagas o pienses. ⁴No te conformes con menos y niégate a aceptar como tu objetivo nada que no sea eso. ⁵Vigila tu mente con sumo cuidado contra cualquier creencia que se interponga en el logro de tu objetivo, y recházala. ⁶Juzga por tus sentimientos cuán bien has hecho esto, pues ése es el único uso acertado del juicio. ⁷Los juicios, al igual que cualquier otra defensa, se pueden utilizar para atacar o para proteger, para herir o para sanar. ⁸Al ego se le debe llevar a juicio y allí declararlo inexistente. ⁹Sin tu lealtad, protección y amor, el ego no puede existir. ¹⁰Deja que sea juzgado imparcialmente y no podrás por menos que retirarle tu lealtad, tu protección y tu amor.

9. Eres un espejo de la verdad en el que Dios Mismo brilla en perfecta luz. ²Al tenebroso espejo del ego no tienes sino que decirle: “No voy a mirar ahí porque sé que esas imágenes no son verdad”. ³Deja entonces que el Santísimo brille sobre ti en paz, sabiendo que así y sólo así es como debe ser. ⁴Su Mente resplandeció sobre ti en tu creación y le dio existencia a tu mente. ⁵Su Mente resplandece todavía sobre ti y no puede sino resplandecer a través de ti. ⁶Tu ego no puede impedir que Dios resplandezca sobre ti, pero puede impedir que Lo dejes resplandecer a través de ti.

10. El Primer Advenimiento de Cristo no es más que otro nombre para la Creación, pues Cristo es el Hijo de Dios. ²El Segundo Advenimiento de Cristo no significa otra cosa que el fin del dominio del ego y la sanación de la mente. ³Al igual que tú, fui creado en el primero, y te he llamado para que te unas a mí en el segundo. ⁴Estoy a cargo del Segundo Advenimiento, y mi juicio, que se usa solamente como protección, no puede ser erróneo porque nunca ataca. ⁵El tuyo puede estar tan distorsionado que hasta creas que me equivoqué al escogerte. ⁶Te aseguro que eso es un error de tu ego. ⁷No lo confundas con humildad. ⁸Tu ego está tratando de convencerte de que él es real y de que yo no lo soy, ya que si yo soy real, no puedo ser más real que tú. ⁹Ese conocimiento —y te aseguro yo que es conocimiento—significa que Cristo ha venido a tu mente y la ha sanado.

11. Yo no ataco a tu ego. ²Trato con tu mente superior—la morada del Espíritu Santo—tanto si estás dormido como si estás despierto, al igual como tu ego trata con tu mente inferior, que es su hogar. ³Me mantengo alerta por ti con respecto a esto porque tú estás tan confundido que te resulta imposible reconocer tu propia esperanza. ⁴No estoy equivocado. ⁵Tu mente optará por unirse a la mía y juntos somos invencibles. ⁶Tú y tu hermano os uniréis finalmente en mi nombre y vuestra cordura os será restaurada. ⁷Resucité a los muertos porque sabía que la vida era un atributo eterno de todo lo que el Dios viviente creó. ⁸¿Por qué crees que habría de ser más difícil para mí inspirar a los desanimados o estabilizar lo inestable? ⁹Yo no creo que haya grados de dificultad en los milagros; tú sí. ¹⁰Te he llamado y tú responderás. ¹¹Yo comprendo que los milagros son acontecimientos naturales porque son expresiones de amor. ¹²El que yo te llame es tan natural como el que tú me respondas, e igualmente inevitable.


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Comentario de Martin Musarra sobre este tema
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V. La ilusión del ego-cuerpo


1. Todas las cosas obran conjuntamente para el bien. ²En esto no hay excepciones, salvo a juicio del ego. ³El ego se mantiene extremadamente alerta con respecto a lo que permite llegar hasta la conciencia, y ésa no es la manera en que una mente equilibrada se mantiene ecuánime. ⁴El desequilibrio del ego se acentúa aún más porque mantiene su motivación principal oculta de tu conciencia y hace que el control predomine sobre la cordura. ⁵El ego tiene todas las razones del mundo para hacer esto, dado el sistema de pensamiento que le dio origen y al que sirve. ⁶Puesto que el sano juicio juzgaría irrevocablemente contra él, el ego lo tiene que eliminar en aras de su propia supervivencia.

2. Una de las causas principales del estado de desequilibrio del ego es su falta de discernimiento entre el cuerpo y los Pensamientos de Dios. ²Los Pensamientos de Dios son inaceptables para el ego porque apuntan claramente al hecho de que él no existe. ³El ego, por lo tanto, los distorsiona o se niega a aceptarlos. ⁴Pero no puede hacer que dejen de existir. ⁵El ego, por consiguiente, trata de ocultar no sólo los impulsos “inaceptables” del cuerpo, sino también los Pensamientos de Dios, ya que ambos suponen una amenaza para él. ⁶Dado que lo que básicamente le preocupa es su propia supervivencia ante cualquier amenaza, el ego los percibe a ambos como si fueran lo mismo. ⁷Y al percibirlos así evita ser aniquilado como de seguro lo sería en Presencia del Conocimiento.

3. Cualquier sistema de pensamiento que confunda a Dios con el cuerpo no puede por menos que ser demente. ²Sin embargo, esa confusión es esencial para el ego, que juzga únicamente en función de lo que supone o no una amenaza para él. ³En cierto sentido su temor a Dios es cuando menos lógico, puesto que la idea de Dios hace que el ego se desvanezca. ⁴Pero que le tenga miedo al cuerpo, con el que se identifica tan íntimamente, no tiene ningún sentido.

4. El cuerpo es el hogar que el ego ha elegido para sí. ²Ésta es la única identificación con la que se siente seguro, ya que la vulnerabilidad del cuerpo es su mejor argumento de que tú no puedes proceder de Dios. ³Ésta es la creencia que el ego apoya fervientemente. ⁴Sin embargo, odia al cuerpo porque no lo considera lo suficientemente bueno como para ser su hogar. ⁵En este punto es donde la mente queda definitivamente aturdida. ⁶Habiéndole dicho el ego que ella es realmente parte del cuerpo y que el cuerpo es su protector, también le dice que el cuerpo no puede protegerla. ⁷Por consiguiente, la mente inquiere: “¿Dónde puedo entonces encontrar protección?”, a lo que el ego responde: “En mí”. ⁸La mente, y no sin razón, le recuerda al ego que él mismo ha insistido en que con lo que él está identificado es con el cuerpo, de modo que no tiene objeto recurrir a éste para obtener protección. ⁹El ego no dispone de una respuesta plausible para esto, puesto que no la hay, pero sí dispone de una solución típica: ¹⁰elimina la pregunta de la conciencia. ¹¹Una vez fuera de la conciencia la pregunta puede producir desasosiego y, de hecho, lo produce, pero no puede ser contestada porque no puede ser planteada.

5. Ésta es la pregunta que debes hacerte: “¿A dónde debo acudir en busca de protección?” ²”Busca y hallarás” no significa que tengas que buscar ciega y desesperadamente algo que no podrías reconocer. ³La búsqueda que tiene sentido se emprende conscientemente, se organiza conscientemente y se dirige conscientemente. ⁴El objetivo debe formularse claramente y luego tenerse siempre presente. ⁵Aprender y querer aprender son inseparables. ⁶Te resulta más fácil aprender cuando crees que lo que estás tratando de aprender tiene valor para ti. ⁷Ahora bien, no todo lo que tal vez quieras aprender tiene valor duradero. ⁸En realidad, muchas de las cosas que quieres aprender tal vez las hayas escogido precisamente porque su valor es efímero.

6. El ego cree que es una ventaja no comprometerse con nada que sea eterno, ya que lo eterno sólo puede proceder de Dios. ²La eternalidad es la única función que el ego ha tratado de desarrollar, si bien ha fracasado repetidamente. ³El ego transige con la cuestión de lo eterno, al igual que con todas las cuestiones que de algún modo tienen que ver con la verdadera pregunta, ⁴la cual espera encubrir y mantener fuera de la conciencia ocupándose de asuntos marginales. ⁵La tendencia típica del ego de estar continuamente ocupado con nimiedades tiene como objeto apoyar ese propósito. ⁶Uno de sus ardides favoritos para obstaculizar el aprendizaje es embarcarse en problemas diseñados de tal manera que su resolución sea imposible. ⁷La pregunta que nunca formulan quienes se embarcan en tales maniobras dilatorias es: “¿Para qué?” ⁸Ésa es la pregunta que tienes que aprender a plantearte en relación con todo. ⁹“¿Qué propósito tiene?” ¹⁰Sea cual fuere, dirigirá tus esfuerzos automáticamente. ¹¹Cuando tomas una decisión con respecto a un objetivo, tomas una decisión con respecto a los esfuerzos que vas a llevar a cabo en el futuro. ¹²Y esta decisión permanecerá en vigor a menos que cambies de parecer.


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Comentario de Jorge Luis Álvarez Castañeda sobre este tema
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VI. Las recompensas de Dios


1. El ego no reconoce el verdadero origen de la “amenaza”, y si te identificas con él, no entenderás la situación tal como es. ²Lo único que le confiere al ego poder sobre ti es la lealtad que le guardas. ³Me he referido al ego como si fuera una entidad separada que actúa por su cuenta. ⁴Esto ha sido necesario para persuadirte de que no puedes descartarlo a la ligera y de que tienes que darte cuenta de cuán extensa es la parte de tu pensamiento que él controla. ⁵Sin embargo, no nos podemos detener ahí, pues, de lo contrario, no podrías sino pensar que mientras estés aquí, o mientras creas estar aquí, estarás en conflicto. ⁶El ego no es más que una parte de lo que crees acerca de ti. ⁷Tu otra vida ha continuado sin ninguna interrupción, y ha sido y será siempre completamente inmune a tus intentos de disociarte de ella.

2. En el proceso de aprender a escapar de las ilusiones, es imprescindible que nunca te olvides de la deuda que tienes con tu hermano. ²Es la misma deuda que tienes conmigo. ³Cuando actúas de manera egoísta con otro, repudias la gracia que esta deuda te ofrece y la percepción santa que produciría. ⁴La palabra “santa” puede usarse aquí porque a medida que aprendes cuán endeudado estás con toda la Filiación, la cual me incluye a mí, te aproximas tanto al Conocimiento como la percepción lo permite. ⁵La brecha que entonces queda es tan diminuta que el Conocimiento puede salvarla y eliminarla para siempre.

3. Todavía tienes muy poca confianza en mí, pero ésta aumentará a medida que recurras más y más a mí—en vez de a tu ego—en busca de consejo. ²Los resultados te irán convenciendo cada vez más de que ésta es la única elección cuerda que puedes hacer. ³Nadie que aprenda por experiencia propia que cierta elección le brinda paz y alegría, mientras que otra le precipita al caos y al desastre, tiene más necesidad de persuasión. ⁴Es más eficaz aprender a base de recompensas que a base de dolor porque el dolor es una ilusión del ego y no puede producir más que un efecto temporal. ⁵Las recompensas de Dios, en cambio, se reconocen inmediatamente como eternas. ⁶Puesto que este reconocimiento lo haces tú y no el ego, el reconocimiento mismo establece que tú y el ego no podéis ser lo mismo. ⁷Tal vez creas que ya has aceptado esto, pero aún no estás convencido del todo. ⁸Prueba de ello es el hecho de que crees que debes escaparte del ego. ⁹Sin embargo, no puedes escaparte de él humillándolo, controlándolo o castigándolo.

4. El ego y el Espíritu no se conocen. ²Sólo mediante la disociación puede la mente separada mantener vigente la separación. ³Una vez que ha hecho esto, niega todos los impulsos verdaderamente naturales, no porque el ego sea una cosa separada, sino porque quieres creer que tú lo eres. ⁴El ego es un mecanismo para seguir albergando esta creencia, pero sigue siendo únicamente tu decisión de usar tal mecanismo lo que lo perpetúa.

5. ¿Cómo puedes enseñarle a alguien el valor de algo que él mismo ha desechado deliberadamente? ²Tiene que haberlo desechado porque no le atribuyó ningún valor. ³Lo único que puedes hacer es mostrarle cuánta infelicidad le causa su ausencia e írselo acercando lentamente para que pueda ver cómo mengua su infortunio según se le aproxima. ⁴Esto le enseña a asociar su infelicidad con la ausencia de lo que desechó y lo opuesto a la infelicidad con su presencia. ⁵Comenzará a desearlo gradualmente a medida que cambie de parecer con respecto a su valor. ⁶Te estoy enseñando a que asocies la infelicidad con el ego y la felicidad con el Espíritu. ⁷Tú te has enseñado a ti mismo lo contrario. ⁸Sigues siendo libre de elegir, mas a la vista de las recompensas de Dios, ¿puedes realmente desear las recompensas del ego?

6. De momento, la confianza que yo tengo en ti es mayor que la que tú tienes en mí, pero no siempre será así. ²Tu misión es muy simple. ³Se te pide que vivas de tal forma que demuestre que no eres un ego; y yo no me equivoco al elegir los canales de Dios. ⁴El Santísimo comparte mi confianza y acepta mis decisiones con respecto a la Expiación porque mi voluntad nunca está en desacuerdo con la Suya. ⁵Dije anteriormente que yo estoy a cargo de la Expiación. ⁶Esto es así debido únicamente a que llevé a término el papel que me correspondía en Ella como hombre, y ahora la puedo completar a través de otros. ⁷Los canales que he elegido no pueden fallar porque les prestaré mi fortaleza mientras la de ellos sea insuficiente.

7. Iré contigo al Santísimo, y mediante mi percepción Él podrá salvar la diminuta brecha. ²Tu gratitud hacia tu hermano es la única ofrenda que quiero. ³Se la llevaré a Dios por ti, sabiendo que conocer a tu hermano es conocer a Dios. ⁴Si le estás agradecido a tu hermano, Le estarás agradecido a Dios por lo que creó. ⁵Mediante tu gratitud podrás llegar a conocer a tu hermano, y un momento de verdadero reconocimiento convierte a todo el mundo en tu hermano porque cada uno de ellos es Hijo de tu Padre. ⁶El amor no conquista todas las cosas, pero sí las pone en su debido lugar. ⁷Puesto que tú eres el Reino de Dios te puedo conducir de vuelta a tus creaciones. ⁹Ahora no las reconoces, pero aquello de lo cual te has disociado aún se encuentra ahí.

8. A medida que te acercas a un hermano te acercas a mí, y a medida que te alejas de él, la distancia entre tú y yo aumenta. ²La salvación es una empresa de colaboración. ³No la pueden emprender con éxito aquellos que se desvinculan de la Filiación porque al hacer eso se desvinculan de mí. ⁴Dios acudirá a ti sólo en la medida en que se Lo ofrezcas a tus hermanos. ⁵Aprende primero de ellos y estarás listo para oír a Dios. ⁶Eso se debe a que la función del amor es una.


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Comentario de Carlos David Ameliach sobre este tema
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VII. Creación y comunicación


1. Está claro que si bien el contenido de cualquier ilusión particular del ego es irrelevante, su corrección es más útil dentro de un contexto específico. ²Las ilusiones del ego son muy concretas aunque la mente es naturalmente abstracta. ³Parte de la mente, no obstante, se vuelve concreta al dividirse. ⁴La parte concreta cree en el ego porque el ego depende de lo concreto. ⁵El ego es aquella parte de la mente que cree que lo que define tu existencia es la separación.

2. Lo único que el ego percibe es un todo separado, desprovisto de las relaciones que presupone el estado de ser. ²El ego, por lo tanto, está en contra de la comunicación, excepto cuando se utiliza para establecer separación en vez de para abolirla. ³El sistema de comunicación del ego se basa en su propio sistema de pensamiento, al igual que todo lo demás que él impone. ⁴Su comunicación está controlada por la necesidad que tiene de protegerse e interrumpirá la comunicación siempre que se sienta amenazado. ⁵Esta interrupción es una reacción hacia una o varias personas determinadas. ⁶El carácter específico de la manera de pensar del ego da lugar, entonces, a generalizaciones falsas que no son realmente abstractas en absoluto. ⁷El ego simplemente responde de ciertas maneras específicas a todo lo que percibe como relacionado.

3. El Espíritu, en cambio, reacciona de la misma manera a todo lo que sabe que es verdadero y no responde en absoluto a nada más. ²Tampoco hace ningún esfuerzo por establecer lo que es verdad. ³Sabe que lo único que es verdad es lo que Dios creó. ⁴El Espíritu está en completa y directa comunicación con todos los aspectos de la Creación debido a que está en completa y directa comunicación con Su Creador. ⁵Esta comunicación es la Voluntad de Dios. ⁶Creación y comunicación son sinónimos. ⁷Dios creó a cada mente comunicándole Su Mente y, de este modo, la estableció para siempre como un canal para Su Mente y Su Voluntad. ⁸Puesto que sólo los seres que pertenecen a un mismo orden pueden realmente comunicarse, Sus Creaciones se comunican naturalmente con Él y como Él. ⁹Esta comunicación es perfectamente abstracta, ya que su aplicación es de una calidad universal y no está sujeta a ningún juicio, excepción o alteración. ¹⁰Dios te creó mediante esta comunicación y para ella. ¹¹La mente puede distorsionar su propia función, pero no puede atribuirse a sí misma funciones que no le fueron dadas. ¹²Por eso es por lo que la mente no puede perder del todo la capacidad de comunicarse, aun cuando puede negarse a utilizarla en favor del estado de ser.

4. Tanto la existencia como el estado de ser se basan en la comunicación. ²La existencia, sin embargo, es específica en cuanto a qué, cómo y con quién vale la pena entablar comunicación. ³El estado de ser carece por completo de estas distinciones. ⁴Es un estado en el que la mente está en comunicación con todo lo que es real. ⁵En la medida en que permitas que ese estado se vea coartado, en esa misma medida estarás limitando la idea que tienes acerca de tu propia realidad, la cual se vuelve total únicamente cuando reconoces a toda la realidad en el glorioso contexto de la verdadera relación que tiene contigo. ⁶Ésa es tu realidad. ⁷No la profanes ni la rechaces. ⁸Es tu verdadero hogar, tu verdadero templo y tu verdadero ser.

5. Dios, que abarca todo lo que existe, creó seres que lo tienen todo individualmente, pero que quieren compartirlo para así incrementar su dicha. ²Nada real puede incrementarse excepto compartiéndolo. ³Por eso es por lo que Dios te creó. ⁴La Abstracción Divina se deleita compartiendo. ⁵Eso es lo que significa la Creación. ⁶Las preguntas “¿qué?”, “¿cómo?” y “¿con quién?” son irrelevantes toda vez que la verdadera creación lo da todo, ya que sólo puede crear a semejanza propia. ⁷Recuerda que la diferencia que hay entre tener y ser en la existencia, en el Reino no existe. ⁸En el estado de ser la mente siempre lo da todo.

6. La Biblia afirma repetidamente que debes alabar a Dios. ²Esto no quiere decir que debas decirle cuán maravilloso es. ³Dios no tiene un ego con el que aceptar tal alabanza ni percepción con que juzgarla. ⁴Pero a menos que desempeñes el papel que te corresponde en la Creación, Su Dicha no será total porque la tuya no lo es. ⁵Y Él ciertamente sabe esto. ⁶Lo sabe en Su Propio Ser y en la experiencia que Su Ser tiene de la experiencia del Hijo. ⁷El constante fluir de Su Amor se obstruye cuando Sus canales están cerrados, y se siente solo cuando las mentes que Él creó no se comunican plenamente con Él.

7. Dios ha salvaguardado tu Reino, pero hasta que no lo conozcas con toda tu mente Él no puede compartir Su Gozo contigo. ²La revelación no es suficiente porque es una comunicación de Dios hacia ti solamente. ³Dios no tiene necesidad de que se le devuelva la revelación, lo cual sería claramente imposible, pero sí desea que se transmita a otros. ⁴Esto no se puede hacer con la revelación en sí, pues su contenido no puede ser expresado debido a que es algo sumamente personal para la mente que lo recibe. ⁵No obstante, dicha mente lo puede extender a otras mentes mediante las actitudes generadas por la sabiduría que se deriva de la revelación.

8. Dios es alabado cada vez que una mente aprende a ser completamente servicial. ²Esto, sin embargo, es imposible a menos que también aprenda a ser completamente inofensiva, pues ambos conceptos tienen que coexistir. ³Los que son verdaderamente serviciales son a su vez invulnerables porque no protegen a sus egos y, por lo tanto, nada puede hacerles daño. ⁴Su espíritu servicial es la manera en que alaban a Dios, y Él les devolverá las alabanzas que le hagan porque ellos son como Él y pueden regocijarse juntos. ⁵Dios se extiende hasta ellos y por medio de ellos, y una gran alegría cunde por todo el Reino. ⁶Cada mente que ha sido transformada contribuye a aumentar esta alegría al estar individualmente dispuesta a compartirla. ⁷Los verdaderamente serviciales son los obradores de milagros de Dios, a quienes yo dirijo hasta que estemos todos unidos en el júbilo del Reino. ⁸Te dirigiré allí donde puedas ser verdaderamente servicial y a quien pueda seguir mi dirección a través de ti.


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Comentario de Martin Musarra sobre este tema (párrafo 1,2,3)
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Comentario de Martin Musarra sobre este tema (párrafo 4-8)
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