CLARIFICACIÓN DE TÉRMINOS



CLARIFICACIÓN DE TÉRMINOS

INTRODUCCIÓN

1. Éste no es un curso de especulación filosófica ni está interesado en una terminología precisa. ²Se orienta únicamente hacia la Expiación o corrección de la percepción. ³El medio de la Expiación es el perdón. ⁴La estructura de la “conciencia individual” es esencialmente irrelevante, puesto que es un concepto que representa el “error original” o “pecado original”. ⁵Estudiar el error en sí no conduce a la corrección, si es que en efecto quieres tener éxito en poder pasarlo por alto. ⁶Y es precisamente este proceso de pasar por alto lo que el curso se propone enseñar. 

2. Todos los términos son potencialmente polémicos, y quienes buscan controversia la encontrarán. ²Mas quienes buscan clarificación, también la encontrarán. ³Deben estar dispuestos, no obstante, a ignorar la controversia, reconociendo que es una defensa contra la verdad que se manifiesta en forma de maniobras dilatorias. ⁴Los argumentos teológicos como tales son necesariamente polémicos, ya que dependen de creencias y, por lo tanto, pueden ser aceptados o rechazados. ⁵Una teología universal es imposible, mientras que una experiencia universal no sólo es posible sino necesaria. ⁶Alcanzar esa experiencia es lo que el curso se propone. ⁷Sólo cuando se alcanza es posible la consistencia porque sólo entonces se acaba la incertidumbre. 

3. Este curso opera dentro del marco de referencia del ego, pues ahí es donde se necesita. ²No se ocupa de lo que está más allá de todo error, ya que está planeado únicamente para fijar el rumbo en dirección a ello. ³Por lo tanto, se vale de palabras, las cuales son simbólicas y no pueden expresar lo que se encuentra más allá de todo símbolo. ⁴El ego es el único que pregunta, puesto que es el único que duda. ⁵El curso simplemente ofrece otra respuesta, una vez que se ha planteado una pregunta. ⁶Dicha respuesta, no obstante, no recurre a la inventiva o al ingenio. ⁷Ésos son atributos del ego. ⁸El curso es simple. ⁹Tiene una sola función y una sola meta. ¹⁰Sólo en eso es totalmente consistente, pues sólo eso puede ser consistente. 

4. El ego exigirá muchas respuestas que este curso no provee. ²El curso no reconoce como preguntas aquellas que sólo tienen la apariencia de preguntas, pero que son imposibles de contestar. ³El ego puede preguntar: “¿Cómo sucedió lo imposible?”, “¿A qué le ocurrió lo imposible?”, y lo puede preguntar de muchas maneras. ⁴Mas no hay una respuesta para ello; sólo una experiencia. ⁵Busca sólo ésta y no permitas que la teología te retrase. 

5. Notarás que el énfasis que el curso pone en las cuestiones estructurales es muy breve y sólo tiene lugar al principio. ²Sin embargo, muy pronto desaparece para dar paso a la enseñanza central. ³Sin embargo, puesto que has pedido aclaraciones, a continuación se ofrecen unas cuantas para algunos de los términos empleados.




1. MENTE - ESPÍRITU

1. El término mente se utiliza para representar el principio activo del espíritu, el cual le suministra a la mente su energía creadora. ²Cuando el término va con mayúscula, se refiere a Dios o a Cristo (es decir, a la Mente de Dios o a la Mente de Cristo). ³El Espíritu es el Pensamiento de Dios que Él creó semejante a Sí Mismo. ⁴El Espíritu unificado es el único Hijo de Dios o Cristo. 

2. En este mundo, puesto que la mente está dividida, los Hijos de Dios parecen estar separados. ²Sus mentes, asimismo, no parecen estar unidas. ³En ese estado ilusorio, el concepto de una “mente individual” parece tener sentido. ⁴En el curso, por lo tanto, se describe a la mente como si consistiera de dos partes: el espíritu y el ego.

3. El espíritu es la parte que aún se mantiene en contacto con Dios a través del Espíritu Santo, Quien, aunque mora en esa parte, también ve la otra. ²No se usa el término “alma”, excepto en citas directas de la Biblia, por ser un término sumamente polémico. ³En cualquier caso, sería un equivalente de “espíritu”, entendiéndose que, al formar parte del ámbito de Dios, es eterna y nunca nació. 

4. La otra parte de la mente es completamente ilusoria y sólo teje ilusiones. ²El espíritu conserva su potencial creador, pero Su voluntad, que es la de Dios, parecerá estar cautiva mientras la mente no esté unificada. ³La Creación continúa imperturbable porque ésa es la Voluntad de Dios. ⁴Dicha Voluntad está siempre unificada, por lo tanto, no tiene significado en este mundo. ⁵No tiene grados ni opuestos. 

5. La mente puede gozar de rectitud o estar errada, dependiendo de la voz que escuche. ²La mentalidad recta escucha al Espíritu Santo, perdona al mundo y, en su lugar, ve el mundo real a través de la visión de Cristo. ³Ésta es la visión final, la última percepción, la condición en la que Dios Mismo da el paso final. ⁴Ahí, al tiempo y a lo ilusorio, les llega su fin.

6. La mentalidad errada escucha al ego y teje ilusiones; percibe el pecado, justifica la ira, y considera que la culpabilidad, la enfermedad y la muerte son reales. ²Tanto este mundo como el mundo real son ilusorios, pues la mentalidad recta simplemente pasa por alto o perdona lo que nunca ocurrió. ³Por lo tanto, la mentalidad recta no es la Mentalidad-Uno de la Mente de Cristo, Cuya Voluntad es una con la de Dios. 

7. La única libertad que aún nos queda en este mundo es la libertad de elegir, y la elección es siempre entre dos alternativas o dos voces. ²La Voluntad no está involucrada en la percepción a ningún nivel y no tiene nada que ver con el proceso de elegir. ³La conciencia es el mecanismo receptor y recibe mensajes tanto del plano superior como del inferior, del Espíritu Santo o del ego. ⁴La conciencia tiene niveles y puede cambiar drásticamente de uno a otro, pero no puede trascender el dominio de lo perceptual. ⁵En su nivel más elevado, se vuelve consciente del mundo real, y puede ser entrenada para que lo haga cada vez más. ⁶Sin embargo, el hecho mismo de que tenga niveles y de que pueda ser entrenada demuestra que no puede alcanzar el conocimiento.





2. EL EGO - EL MILAGRO

1. Las ilusiones no perdurarán. ²Su final es indudable y eso es lo único que es seguro en su mundo. ³Por eso es por lo que es el mundo del ego. ⁴¿Qué es el ego? ⁵El ego no es más que un sueño de lo que en realidad eres. ⁶Un pensamiento de que estás separado de tu Creador y un deseo de ser lo que Él no creó. ⁷El ego es un producto de la locura, no de la realidad. ⁸Es tan sólo un nombre para lo innombrable. ⁹Un símbolo de lo imposible; una elección de opciones que no existen. ¹⁰Le damos un nombre sólo para que nos ayude a entender que no es más que un pensamiento ancestral según el cual aquello que se ha inventado es inmortal. ¹¹Mas ¿qué podría proceder de ello excepto un sueño que, al igual que todos los demás sueños, tan sólo puede terminar en la muerte? 

2. ¿Qué es el ego? ²El ego no es nada, pero se manifiesta de tal forma que parece ser algo. ³En un mundo de formas no se puede negar al ego, pues sólo él parece real. ⁴Mas ¿podría el Hijo de Dios tal como su Padre lo creó morar en una forma o en un mundo de formas? ⁵Si alguien te pide que definas al ego y expliques cómo se originó, es porque cree que el ego es real e intenta, por definición, asegurarse de que su naturaleza ilusiva quede oculta tras las palabras que parecen otorgarle realidad. 

3. Ninguna definición que se haya hecho de una mentira puede hacer que ésta sea verdad. ²Ni tampoco puede haber una verdad que las mentiras puedan realmente ocultar. ³La irrealidad del ego no se niega con palabras ni su significado se vuelve claro por el hecho de que su naturaleza parezca tener una forma. ⁴¿Quién puede definir lo indefinible? ⁵Sin embargo, incluso para esto hay una respuesta. 

4. No podemos formular realmente una definición de lo que es el ego, pero sí podemos decir lo que no es. ²Y esto lo podemos ver con perfecta claridad. ³Basándonos en eso podemos deducir lo que es. ⁴Observa su opuesto y verás la única respuesta que tiene sentido. 

5. A lo opuesto al ego, desde cualquier punto de vista—origen, efectos y consecuencias—le llamamos milagro. ²En él encontramos todo lo que no tiene que ver con el ego en este mundo. ³El milagro es lo opuesto al ego, y sólo en él podemos observar lo que era el ego, pues en el milagro vemos lo que parecía hacer; y la causa y sus efectos no pueden sino seguir siendo una misma cosa. 

6. Donde antes había obscuridad, ahora vemos luz. ²¿Qué es el ego? ³Lo que antes era la obscuridad. ⁴¿Dónde está el ego? ⁵Donde antes estaba la obscuridad. ⁶¿Qué es ahora y dónde puede encontrársele? ⁷No es nada y no se le puede encontrar en ninguna parte. ⁸Ahora la luz ha llegado y su opuesto se ha ido sin dejar ni rastro. ⁹Donde antes había maldad, ahora hay santidad. ¹⁰¿Qué es el ego? ¹¹Lo que antes era la maldad. ¹²¿Dónde está el ego? ¹³En una pesadilla que sólo parecía ser real mientras la estabas soñando. ¹⁴Donde antes había crucifixión ahora está el Hijo de Dios. ¹⁵¿Qué es el ego? ¹⁶¿Quién tiene necesidad de preguntar? ¹⁷¿Dónde está el ego? ¹⁸¿Quién necesita ir en busca de ilusiones ahora que los sueños han desaparecido? 

7. ¿Qué es un milagro? ²Un milagro es un sueño también. ³Pero si observas todos los aspectos de ese sueño, jamás volverás a dudar. ⁴Observa el bondadoso mundo que se extiende ante ti mientras caminas envuelto en mansedumbre. ⁵Observa a los ayudantes que encuentras a lo largo del camino que recorres, felices ante la certeza del Cielo y la garantía de paz. ⁶Y observa también, por un instante, lo que por fin dejaste atrás y finalmente pasaste de largo. 

8. Esto es lo que era el ego: el odio cruel, la necesidad de venganza y los gritos de dolor; el miedo a la muerte y el deseo de matar; la ilusión de no tener hermanos y el yo que parecía estar solo en el universo. ²El milagro corrige este terrible error con respecto a ti mismo con la misma dulzura con la que una madre amorosa adormece con su canto a su criatura. ³¿No preferirías escuchar un canto así? ⁴¿No contestaría ese canto todo lo que pensabas preguntar, haciendo incluso que cualquier pregunta no tenga sentido? 

 9. Tus preguntas no tienen respuesta, ya que han sido planteadas para acallar la Voz de Dios, la Cual nos hace a todos una sola pregunta: “¿Estás listo ya para ayudarme a salvar el mundo?” ²Pregunta esto en vez de preguntar qué es el ego y verás un súbito resplandor envolver al mundo que el ego fabricó. ³Ahora no se le niega a nadie ningún milagro. ⁴El mundo se ha salvado de todo lo que tú pensabas que era. ⁵Y lo que es, ha sido siempre absolutamente puro y jamás ha sido condenado. 

10. El milagro perdona; el ego condena. ²No se necesita ninguna otra definición para ninguno de ellos excepto ésta. ³Mas ¿qué definición podría ser más cierta o estar más a tono con lo que es la salvación? ⁴Con esto el problema y la respuesta se llevan uno al lado del otro y, al estar finalmente juntos, la elección es obvia. ⁵¿Quién elegiría el infierno de reconocer que eso es lo que está eligiendo? ⁶¿Y quién no seguiría adelante un poco más, cuando le ha sido dado comprender que el camino es corto y que el Cielo es su meta?





3. EL PERDÓN – LA FAZ DE CRISTO

1. El perdón es el medio que nos lleva a Dios y lo que nos permite alcanzarle, mas es algo ajeno a Él. ²Es imposible concebir que algo creado por Él pueda necesitar perdón. ³El perdón, entonces, es una ilusión, pero debido a su propósito, que es el del Espíritu Santo, hay algo que la hace diferente. ⁴A diferencia de las demás ilusiones, nos aleja del error en vez de acercarnos a él. 

2. Al perdón podría considerársele una clase de ficción feliz: una manera en la que los que no saben pueden salvar la brecha entre su percepción y la verdad. ²No pueden pasar directamente de la percepción al conocimiento porque no creen que ésa sea su voluntad. ³Esto hace que Dios parezca ser un enemigo en lugar de lo que realmente es. ⁴Y es precisamente esta percepción demente la que hace que no estén dispuestos a simplemente ascender y retornar a Él en paz. 

3. Y de este modo, necesitan una ilusión de ayuda porque se encuentran desvalidos; un Pensamiento de paz porque están en conflicto. ²Dios sabe lo que Su Hijo necesita antes de que él se lo pida. ³Dios no se ocupa en absoluto de la forma, pero al haber otorgado el contenido, Su Voluntad es que se comprenda. ⁴Y eso basta. ⁵Las formas se adaptan a las necesidades, pero el contenido es inmutable, tan eterno como su Creador. 

4. Antes de que el recuerdo de Dios pueda retornar es necesario ver la faz de Cristo. ²La razón es obvia. ³Para ver la faz de Cristo se requiere percepción. ⁴El conocimiento no es algo que se pueda ver. ⁵Pero la faz de Cristo es el gran símbolo del perdón. ⁶Es la salvación. ⁷Es el símbolo del mundo real. ⁸El que la ve, deja de ver el mundo. ⁹Está tan cerca ya del umbral del Cielo como es posible estar mientras aún esté fuera. ¹⁰Mas desde ahí, un paso más basta para entrar. ¹¹Es el paso final. ¹²Y ése se lo dejamos a Dios. 

5. El perdón es un símbolo también, pero en cuanto que símbolo exclusivo de la Voluntad del Padre, no puede ser dividido. ²Y así, la unidad que refleja se convierte en Su Voluntad. ³Es lo único que aún está en el mundo en parte y que, al mismo tiempo, es el puente que conduce al Cielo. 

6. La Voluntad de Dios es lo único que existe. ²Lo único que podemos hacer es pasar de la nada al todo; del infierno al Cielo. ³¿Es esto una jornada? ⁴No, en verdad no lo es, pues la verdad no va a ninguna parte. ⁵Pero las ilusiones cambian según el lugar o la época. ⁶El paso final no es más que otro cambio. ⁷Por ser una percepción, es en parte irreal. ⁸Sin embargo, esa parte desaparecerá. ⁹Lo que entonces quedará será la paz eterna y la Voluntad de Dios. 

7. Ahora ya no hay deseos, pues los deseos cambian. ²Incluso lo que una vez se deseó puede volverse indeseable. ³Esto es así porque el ego nunca puede estar en paz. ⁴Pero la Voluntad es constante, por ser el don de Dios. ⁵Y lo que Él da es siempre como Él Mismo. ⁶Éste es el propósito de la faz de Cristo. ⁷Es el regalo de Dios para la salvación de Su Hijo. ⁸Contempla únicamente esto y habrás sido perdonado. 

8. ¡Cuán hermoso se vuelve el mundo en ese instante en el que ves la verdad acerca de ti mismo reflejada en él! ²Ahora estás libre de pecado y contemplas tu impecabilidad. ³Ahora eres santo y así lo percibes. ⁴Y ahora la mente retorna a su Creador: la unión de Padre e Hijo; la Unidad de unidades que se encuentra detrás de toda unión, aunque más allá de todas ellas. ⁵No se ve a Dios, sino que únicamente se Le comprende. ⁶No se ataca a Su Hijo, sino que se le reconoce. 




4. LA PERCEPCIÓN VERDADERA – EL CONOCIMIENTO

1. El mundo que ves no es más que la ilusión de un mundo. ²Dios no lo creó, ya que lo que Él crea tiene que ser tan eterno como Él. ³En el mundo que ves, pues, no hay nada que haya de perdurar para siempre. ⁴Algunas cosas durarán en el tiempo algo más que otras. ⁵Pero llegará el momento en el que a todo lo visible le llegue su fin. 

2. Los ojos del cuerpo no son, por lo tanto, el medio a través del cual se puede ver el mundo real, pues las ilusiones que contemplan sólo pueden conducir a más ilusiones de la realidad. ²Y eso es lo que hacen. ³Pues todo lo que los ojos del cuerpo ven, no sólo no ha de durar, sino que además suscita pensamientos de pecado y culpabilidad. ⁴Todo lo que Dios creó, por otra parte, está por siempre libre de pecado y, por ende, por siempre libre de culpa. 

3. El conocimiento no es el remedio para la percepción falsa, puesto que al proceder de distintos niveles, jamás pueden encontrarse. ²La única corrección posible para la percepción falsa es la percepción verdadera. ³Ésta no perdurará. ⁴Pero mientras dure, su propósito será sanar. ⁵La percepción verdadera es un remedio que se conoce por muchos nombres. ⁶El perdón, la salvación, la Expiación y la percepción verdadera son todos una misma cosa. ⁷Son el comienzo de un proceso cuyo fin es conducir a la Unicidad que los transciende a todos. ⁸La percepción verdadera es el medio por el que se salva al mundo de las garras del pecado, pues el pecado no existe. ⁹Y esto es lo que la percepción verdadera ve. 

4. El mundo se yergue como un sólido muro ante la faz de Cristo. ²Pero la percepción verdadera lo ve sólo como un frágil velo, tan fácil de descorrer que no podría permanecer más de un instante. ³Y por fin se ve como lo que es. ⁴Y ahora no puede sino desaparecer, pues en su lugar ha quedado un espacio vacío que ha sido despejado y preparado. ⁵Donde antes se percibía destrucción, aparece ahora la faz de Cristo, y en ese instante el tiempo acaba para siempre y el mundo queda olvidado, según se disuelve en la nada de donde provino. 

5. Un mundo perdonado no puede perdurar. ²Era la morada de los cuerpos. ³Pero el perdón mira más allá de ellos. ⁴En eso radica su santidad; así es como sana. ⁵El mundo de los cuerpos es el mundo del pecado, pues sólo si el cuerpo existiera sería posible el pecado. ⁶El pecado acarrea culpa, tan irremediablemente como el perdón acaba con ella. ⁷Y una vez que ha desaparecido todo rastro de culpa, ¿qué queda que pueda seguir manteniendo al mundo separado y fijo en su lugar? ⁸Pues la idea de lugar habrá desaparecido también, junto con el tiempo. ⁹El cuerpo es lo único que hace que el mundo parezca real, pues al ser algo separado no puede permanecer donde la separación es imposible. ¹⁰El perdón prueba que es imposible porque no ve el cuerpo. ¹¹Y lo que entonces pasas por alto deja de ser comprensible para ti, tal como una vez estabas seguro de su presencia. 

6. Éste es el cambio que brinda la percepción verdadera: lo que antes se había proyectado afuera, ahora se ve dentro, y ahí el perdón deja que desaparezca. ²Ahí se establece el altar al Hijo y ahí se recuerda a su Padre. ³Ahí se llevan todas las ilusiones ante la verdad y se depositan ante el altar. ⁴Lo que se ve como que está fuera no puede sino estar más allá del alcance del perdón, pues parece ser por siempre pecaminoso. ⁵¿Qué esperanza puede haber mientras se siga viendo el pecado como algo externo? ⁶¿Qué remedio puede haber para la culpabilidad?⁷Mas al ver a la culpabilidad y al perdón dentro de tu mente, éstos se encuentran juntos por un instante, uno al lado del otro, ante un solo altar. ⁸Ahí, por fin, la enfermedad y su único remedio se unen en un destello de luz sanadora. ⁹Dios ha venido a reclamar lo que es Suyo. ¹⁰El perdón se ha consumado. 

7. Y ahora, el Conocimiento de Dios, inmutable, absoluto, puro y completamente comprensible, entra en su Reino. ²Ya no hay percepción, ni falsa ni verdadera. ³Ya no hay perdón, pues su tarea ha finalizado. ⁴Ya no hay cuerpos, pues han desaparecido ante la deslumbrante luz del altar del Hijo de Dios. ⁵Dios sabe que ese altar es Suyo, así como de Su Hijo. ⁶Y ahí se unen, pues ahí el resplandor de la faz de Cristo ha hecho desaparecer el último instante de tiempo, y ahora la última percepción del mundo no tiene propósito ni causa. ⁷Pues ahí donde el recuerdo de Dios ha llegado finalmente, no hay jornada ni creencia en el pecado, ni paredes ni cuerpos. ªY la sombría atracción de la culpabilidad y de la muerte se extingue para siempre. 

8. ¡Oh, hermanos míos, si tan sólo supierais cuánta paz os envolverá y os mantendrá a salvo, puros y amados en la Mente de Dios, no haríais más que apresuraros a encontraros con Él en Su altar! ²Santificado sea vuestro Nombre y el Suyo, pues se unen ahí, en ese santo lugar. ³Ahí Él se inclina para elevaros hasta Él, liberándoos de las ilusiones para llevaros a la santidad; liberándoos del mundo para conduciros a la eternidad; liberándoos de todo temor y devolviéndoos al amor. 









5. JESÚS – CRISTO

1. No necesitas ayuda para entrar en el Cielo, ya que jamás te ausentaste de él. ²Pero sí necesitas una ayuda que proceda de más allá de ti, pues te encuentras limitado por falsas creencias con respecto a tu Identidad, la cual Dios estableció en la realidad. ³Los ayudantes que se te proveen varían de forma, aunque ante el altar son uno solo. ⁴Más allá de cada uno de ellos se encuentra un Pensamiento de Dios, y esto jamás ha de cambiar. ⁵Pero sus nombres difieren por un tiempo, puesto que el tiempo necesita símbolos, siendo de por sí irreal. ⁶Sus nombres son legión, pero no nos extenderemos más allá de los nombres que el curso en sí emplea. ⁷Dios no provee ayuda, pues no sabe de necesidades. ⁸Sin embargo, Él crea todos los Ayudantes que Su Hijo pueda necesitar, mientras siga creyendo que sus fantasías son reales. ⁹Da gracias a Dios por ellos, pues son quienes te conducirán de regreso a tu hogar. 

2. El nombre de Jesús es el nombre de uno que, siendo hombre, vio la faz de Cristo en todos sus hermanos y recordó a Dios. ²Al identificarse con Cristo, dejó de ser un hombre y se volvió uno con Dios. ³El hombre era una ilusión, pues parecía ser un ser separado que caminaba por su cuenta, dentro de un cuerpo que aparentemente mantenía a su ser separado de su Ser, como hacen todas las ilusiones. ⁴Pero ¿quién puede salvar a menos que, al ver las ilusiones, las identifique como lo que son? ⁵Jesús sigue siendo un Salvador porque vio lo falso y no lo aceptó como verdad. ⁶Cristo necesitó su forma para poder presentarse ante los hombres y salvarlos de sus ilusiones. 

3. En su completa identificación con el Cristo—el perfecto Hijo de Dios, Su única Creación y Su Felicidad, por siempre como Él y uno con Él—Jesús se convirtió en lo que todos vosotros no podéis sino ser. ²Mostró el camino para que lo siguieras. ³Te conduce de regreso a Dios porque vio el camino ante sí y lo siguió. ⁴ Jesús hizo una clara distinción, todavía velada para ti, entre lo falso y lo verdadero. ⁵Te ofreció una demostración palpable de que es imposible matar al Hijo de Dios y de que el pecado, la maldad, la malicia, el miedo o la muerte no pueden alterar su vida en modo alguno. 

4. Todos tus pecados, por lo tanto, te han sido perdonados, ya que nunca tuvieron consecuencia alguna. ²Y así, no fueron más que sueños. ³Levántate con aquel que te mostró esto, pues se lo debes por haber compartido contigo tus sueños para que pudieran ser disipados. ⁴Y todavía los comparte para mantenerse en unión contigo. 

5. ¿Es él el Cristo? ²Por supuesto que sí, junto contigo. ³Su vida en la tierra no fue lo suficientemente larga como para poder enseñar la poderosa lección que aprendió por todos vosotros. ⁴Mas él permanecerá contigo para conducirte desde el infierno que tú fabricaste hasta Dios. ⁵Y cuando unas tu voluntad a la suya verás a través de su visión, pues los ojos de Cristo se comparten. ⁶Caminar con él es algo tan natural como caminar con un hermano al que conoces desde que naciste, pues eso es en verdad lo que él es. ⁷Se han hecho amargos ídolos de aquel que sólo quiere ser un hermano para el mundo. ⁸Perdónale tus fantasías, y comprende lo mucho que amarías a un hermano así. ⁹Pues él por fin le brindará descanso a tu mente y la llevará contigo ante tu Dios. 

6. ¿Es él el único Ayudante de Dios? ²¡Por supuesto que no! ³Pues Cristo adoptará muchas formas con diferentes nombres hasta que se reconozca la unicidad de todas ellas. ⁴Mas para ti, Jesús es el portador del único mensaje de Cristo acerca del Amor de Dios. ⁵No tienes necesidad de ningún otro. ⁶Es posible leer sus palabras y beneficiarse de ellas sin aceptarlo en tu vida. ⁷Mas él te ayudaría todavía más si compartieras con él tus penas y alegrías, y renunciaras a ambas para hallar la Paz de Dios. ⁸Sin embargo, lo que él quiere que aprendas por encima de todo sigue siendo la lección que vino a enseñar, la cual reza así: ⁹La muerte no existe porque el Hijo de Dios es como su Padre. ¹⁰No puedes hacer nada que pueda alterar el Amor Eterno. ¹¹Olvida tus sueños de pecado y de culpabilidad, y en su lugar ven conmigo a compartir la
resurrección del Hijo de Dios. ¹²Y trae contigo a todos aquellos que Él te ha enviado para que cuides de ellos como yo cuido de ti. 






6. EL ESPÍRITU SANTO

1. Jesús es la manifestación del Espíritu Santo, a Quien invocó para que descendiera sobre la tierra después de su ascensión al Cielo, es decir, después de haberse identificado completamente con el Cristo, el Hijo de Dios tal como Él lo creó. ²Al ser el Espíritu Santo una Creación del único Creador y al crear junto con Él y a Su Semejanza o Espíritu, es eterno y nunca ha cambiado. ³Fue “invocado para que descendiera sobre la tierra” en el sentido de que entonces se hizo posible aceptarle y escuchar Su Voz. ⁴Su Voz es la Voz de Dios y, por lo tanto, ha adquirido forma. ⁵Dicha forma no es Su realidad, la cual sólo Dios conoce junto con Cristo, Su verdadero Hijo, Quien es parte de Él. 

2. Al Espíritu Santo se le describe a lo largo del curso como Aquel que nos ofrece la respuesta a la separación; el que nos trae el plan de la Expiación, nos asigna el papel especial que nos corresponde desempeñar en él y nos muestra exactamente en qué consiste. ²Él ha designado a Jesús como el líder para llevar a cabo Su plan, ya que Jesús fue el primero en desempeñar perfectamente su papel. ³Se le ha dado pleno poder en el Cielo y en la tierra, y lo compartirá contigo cuando tú hayas desempeñado el tuyo. ⁴El principio de la Expiación le fue dado al Espíritu Santo mucho antes de que Jesús la pusiera en marcha. 

3. Al Espíritu Santo se le describe como el último vínculo de comunicación entre Dios y Sus Hijos separados. ²A fin de llevar a cabo esta función especial, Él ha asumido una doble función. ³Goza de conocimiento porque es parte de Dios; percibe porque fue enviado para salvar a la humanidad. ⁴Es el gran principio corrector, el portador de la verdadera percepción, el poder intrínseco de la visión de Cristo. ⁵Es la luz en la que se percibe el mundo perdonado, en el que solamente puede verse la faz de Cristo. ⁶Nunca se olvida del Creador ni de Su Creación. ⁷Nunca se olvida del Hijo de Dios. ⁸Nunca se olvida de ti. ⁹Te brinda el Amor de tu Padre en un eterno resplandor que nunca será extinguido porque Dios Mismo lo depositó ahí. 

4. El Espíritu Santo mora en la parte de tu mente que es parte de la Mente de Cristo. ²Él representa a tu Ser y a tu Creador, Quienes son Uno. ³Habla por Dios y también por ti, ya que está unido a Ambos. ⁴Por consiguiente, Él es la prueba de que Ambos son Uno. ⁵El Espíritu Santo parece ser una voz, pues de esa forma es como te comunica la Palabra de Dios. ⁶Parece ser un guía por tierras lejanas, pues ésa es la clase de ayuda que necesitas. ⁷Y parece ser también cualquier cosa que satisfaga las necesidades que creas tener. ⁸Pero Él no se engaña cuando te percibes a ti mismo atrapado por necesidades que no tienes. ⁹De ellas es de las que quiere liberarte. ¹⁰De ellas es de las que quiere ponerte a salvo. 

5. Tú eres Su manifestación en este mundo. ²Tu Hermano te invoca para que seas la Voz del Espíritu Santo junto con él. ³Por sí solo no puede ser el Ayudante del Hijo de Dios, pues por sí solo no tiene ninguna función. ⁴Pero unido a ti es el resplandeciente Salvador del mundo, cuyo papel en la redención de éste tú has completado. ⁵Él os da las gracias a ti y a tu hermano, pues os elevasteis con él cuando empezó a salvar al mundo. ⁶Y estaréis con él cuando el tiempo haya cesado y ya no quede ni rastro de los sueños de rencor en los que bailabais al compás de la exangüe música de la muerte. ⁷Pues en su lugar se oirá el himno a Dios por unos momentos más. ⁸Y luego ya no se oirá más la Voz, ya que no volverá a adoptar ninguna forma, sino que retornará a la eterna Amorfía de Dios.





EPÍLOGO

1. No olvides que una vez que esta jornada ha comenzado, el final es seguro. ²Las dudas te asaltarán una y otra vez a lo largo del camino, y luego se aplacarán sólo para volver a surgir. ³El final, no obstante, es indudable. ⁴Nadie puede dejar de hacer lo que Dios le ha encomendado que haga. ⁵Cuando te olvides de esto, recuerda que caminas a Su lado, con Su Palabra impresa en tu corazón. ⁶¿Quién puede desalentarse teniendo una esperanza como ésta? ⁷Ilusiones de abatimiento parecerán asaltarte, pero aprende a no dejarte engañar por ellas. ⁸Detrás de cada ilusión está la realidad y está Dios. ⁹¿Por qué ibas a seguir esperando por esto y substituirlo por ilusiones, cuando Su Amor se encuentra tan sólo un instante más allá en el camino donde todas ellas acaban? ¹⁰El final es indudable y está garantizado por Dios. ¹¹¿Quién se detendría ante una imagen inerte, cuando con un paso más el más Santo de todos los Santos abre una puerta inmemorial que conduce más allá del mundo? 

2. Tú eres un extraño aquí. ²Pero le perteneces a Aquel que te ama como Él se ama a Sí Mismo. ³Sólo con que me pidas que te ayude a hacer rodar la piedra, ello se hará conforme a Su Voluntad. ⁴Nuestra jornada ya ha comenzado. ⁵Hace mucho tiempo que el final se escribió en las estrellas y se plasmó en los Cielos con un rayo de luz brillante que lo ha mantenido a salvo en la eternidad y a lo largo del tiempo, ⁶y que aún lo conserva inalterado, imperturbable e inmutable. 

3. No tengas miedo. ²No hemos hecho más que reanudar una vieja jornada que comenzamos hace mucho tiempo, pero que aparenta ser nueva. ³Hemos reanudado nuestra jornada por la misma senda que estábamos recorriendo antes y en la que, por un tiempo, nos perdimos. ⁴Y ahora lo intentamos de nuevo. ⁵Nuestro nuevo comienzo posee la certeza que le había faltado a la jornada hasta ahora. ⁶Levanta la mirada y contempla Su Palabra entre las estrellas, donde Él ha escrito tu Nombre junto con el Suyo. ⁷Levanta la mirada y halla tu infalible destino que el mundo quiere ocultar, pero que Dios quiere que veas. 

4. Esperemos aquí en silencio, y arrodillémonos un instante en agradecimiento hacia Aquel que nos llamó y nos ayudó a oír Su Llamada. ²Y luego levantémonos y recorramos con fe el camino que nos conduce a Él. ³Ahora estamos seguros de que no caminamos solos. ⁴Pues Dios está aquí, y con Él todos nuestros hermanos. ⁵Ahora sabemos que jamás volveremos a extraviarnos. ⁶El canto que sólo se había interrumpido por un instante se vuelve a oír, si bien parece como si nunca antes se hubiera entonado. ⁷Lo que ahora ha empezado ganará fuerza, vida y esperanza, hasta que el mundo se detenga por un instante y olvide todo lo que el sueño de pecado hizo de él. 

5. Salgamos al encuentro de ese mundo recién nacido, sabiendo que Cristo ha renacido en él y que la bendición de su renacimiento perdurará para siempre. ²Habíamos perdido el rumbo, pero Él lo ha encontrado por nosotros. ³Démosle la bienvenida a Aquel que regresa a nosotros para celebrar la salvación y el fin de todo lo que creíamos haber hecho. ⁴El lucero del alba de este nuevo día contempla un mundo diferente en el que se le da la bienvenida a Dios y a Su Hijo junto con Él. ⁵Nosotros que Lo completamos, Le damos las gracias, tal como Él nos las da a nosotros. ⁶El Hijo reposa, y en la quietud que Dios le dio, entra en su hogar y por fin está en paz.








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