Índice de la Lección 40
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LECCIÓN 40
Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
1. Comenzamos hoy a afirmar algunas de las bienaventuranzas a las que tienes derecho por ser Quien eres. ²Hoy no se requieren largas sesiones de práctica, sino muchas cortas y frecuentes. ³Lo ideal sería una cada diez minutos, y se te exhorta a que trates de mantener este horario y a adherirte a él siempre que puedas. ⁴Si te olvidas, trata de nuevo. ⁵Si hay largas interrupciones, trata de nuevo. ⁶Siempre que te acuerdes, trata de nuevo.
2. No es preciso que cierres los ojos durante los ejercicios, aunque probablemente te resultará beneficioso hacerlo. ²Mas puede que durante el día te encuentres en situaciones en las que no puedas cerrar los ojos. ³No obstante, no dejes de hacer la sesión por eso. ⁴Puedes practicar muy bien en cualquier circunstancia, si realmente deseas hacerlo.
3. Los ejercicios de hoy no requieren ningún esfuerzo ni mucho tiempo. ²Repite la idea de hoy y luego añade varios de los atributos que asocias con ser un Hijo de Dios, aplicándotelos a ti mismo. ³Una sesión de práctica, por ejemplo, podría consistir en lo siguiente:
⁴Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
⁵Soy feliz y estoy en paz; soy amoroso y estoy contento.⁶Otra podría ser, por ejemplo:
⁷Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
⁸Estoy calmado y sereno; me siento seguro y confiado.⁹Si sólo dispones de un momento, basta con que simplemente te digas a ti mismo que eres bendito por ser un Hijo de Dios.
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Comentada por Jorge Luis Álvarez Castañeda
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LECCIÓN 40 Comentada por Jorge Luis Álvarez Castañeda
Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Las últimas cinco lecciones han estado dedicadas a la salvación. A ese estado de completa inocencia, de ausencia de culpa que caracteriza a Dios y al Hijo de Dios y donde no hay lugar para la separación, para el conflicto, ni para el deseo de ser especial. Y, desde mi santidad, bendigo al mundo y no puedo sino proporcionarle paz amor, unidad, perdón, bondad: todos somos grandes, nadie es menos, nadie tiene que sacrificarse por nadie. Tengo derecho a identificarme con Dios, a ser feliz, bienaventurado, respetado, por mi santidad, y, por eso, bendigo al mundo, a mis hermanos, por lo tanto, puedo decir Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
Jesús en el capítulo 27 sección V nos dice:
”No tengas miedo de bendecir, pues Aquel que te bendice ama al mundo y no deja nada en él que pueda ser motivo de miedo. Pero si te niegas a dar tu bendición, el mundo te parecerá ciertamente temible, pues le habrás negado su paz y su consuelo, y lo habrás condenado a la muerte”. (T-27.V.4:5-6)
Nos dice Jesús en la lección:
”Comenzamos hoy a afirmar algunas de las bienaventuranzas a las que tienes derecho por ser Quien eres. Hoy no se requieren largas sesiones de práctica, sino muchas cortas y frecuentes. Lo ideal sería una cada diez minutos, y se te exhorta a que trates de mantener este horario y a adherirte a él siempre que puedas. Si te olvidas, trata de nuevo. Si hay largas interrupciones, trata de nuevo. Siempre que te acuerdes, trata de nuevo”.
Jesús, nos dice que comenzamos las bienaventuranzas a las que tenemos derecho por nuestra condición de Hijos de Dios. Dios, desea lo mejor para nosotros porque nos considera dignos de recibirlo. Tenemos derecho a la felicidad y ha creado al Espíritu Santo, para que nos ayude a sanar nuestra mente y regresar a casa.
Esto nos lo explica en el capítulo 14 sección II:
”Si quieres ser un alumno feliz tienes que entregarle al Espíritu Santo todo lo que has aprendido para así desaprenderlo”. (T-14. I.6:1)
Lo que hemos aprendido con el ego nos ha llenado de infelicidad. Ahora, con la guía del Espíritu Santo, mediante el perdón y de la aceptación de la Expiación para nosotros mismos – la entrega de nuestros errores al Espíritu Santo para que Él los corrija -, podremos sanar nuestra mente desaprendiendo los pensamientos del ego lo cual no puede sino traernos felicidad.
Ese trabajo de corrección de nuestra mente requiere disciplina. Recuerden que este Curso es un entrenamiento mental para dejar de pensar con el ego y pasar a pensar con el Espíritu Santo. Por eso, Jesús nos propone que hagamos muchas sesiones de practica por hora. Y, Jesús, siempre amable, nos dice que si se nos olvida hacer las sesiones tratemos de nuevo. Tratemos y tratemos sin desistir. Nos propone que hagamos constantes repeticiones de la idea del día y luego le agreguemos algunos atributos que asociemos con dicha idea.
Proceso de práctica de la lección
Objetivo
Tomar consciencia de que tengo derecho a la felicidad y a ser bendito por mi condición de Hijo de Dios.
Ejercicio
Recordatorios frecuentes. Ideal cada 10 minutos.
Si te es posible cierra los ojos. Nos propone que hagamos constantes repeticiones de la idea del día y luego le agreguemos algunos atributos que asociemos con dicha idea.
Una sesión de práctica, por ejemplo, podría consistir en lo siguiente:
_Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
Soy feliz y estoy en paz; soy amoroso y estoy contento_.Otra podría ser, por ejemplo:
Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
Estoy calmado y sereno; me siento seguro y confiado.Observaciones
Jesús, nos insiste en no dejar de hacer las prácticas de ser posible cada 10 minutos y que en cualquier circunstancia lo podemos hacer: repetir la idea del día y agregar algún atributo que se relacione con ella con los ojos abiertos o cerrados. Se trata de estar atento a la práctica. Si se nos olvida, nos llama a tratar de hacerla de nuevo, a no desistir.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les recomiendo realizar la lección de la mano de Jesús y el Espíritu Santo tal como se les propone. Y sin olvidarse de reír, pues la Voluntad de Dios para nosotros es perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
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Lección 40 Comentada por Kenneth Wapnick
Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
(1:1) «Comenzamos hoy a afirmar algunas de las bienaventuranzas a las que tienes derecho por ser quien eres.»
En estas primeras lecciones, como hemos discutido previamente, Jesús deja claro que nuestras mentes se encuentran divididas, parte de las cuales adora los pensamientos de culpa y ataque, mientras que la otra contiene el recuerdo de Quiénes somos realmente. Comenzando con esta lección y continuando durante las próximos diez, Jesús le da a nuestros egos un respiro mientras habla casi exclusivamente acerca del otro lado - "las bienaventuranzas a las que tienes derecho" - nuestras mentes rectas.
(1:2-6) «Hoy no se requieren largas sesiones de práctica, sino muchas cortas y frecuentes. Lo ideal sería una cada diez minutos, y se te exhorta a que trates de mantener este horario y a adherirte a él siempre que puedas. Si te olvidas, trata de nuevo. Si hay largas interrupciones, trata de nuevo. Siempre que te acuerdes, trata de nuevo.»
En este ejercicio, a diferencia de los anteriores, Jesús no presenta largos períodos de práctica. Pero sí continúa, muy amablemente por supuesto, haciendo hincapié en que intentemos recordar - tan frecuentemente como sea posible cada hora - sin que incurramos en pensar que el olvido representa un pecado. Está bastante claro que Jesús sabe que nos olvidaremos con frecuencia y que nos culparemos por ello. El siguiente párrafo es extremadamente importante porque nos ayuda a reconocer que estos ejercicios deben aplicarse todo el tiempo, ya sea que estemos meditando en una habitación tranquila, o que estemos ocupados. «No tenemos que cerrar los ojos para poder recordar a Dios y a su Hijo»:
(2) «No es preciso que cierres los ojos durante los ejercicios, aunque probablemente te resultará beneficioso hacerlo. Más puede que durante el día te encuentres en situaciones en las que no puedas cerrar los ojos. No obstante, no dejes de hacer la sesión por eso. Puedes practicar muy bien en cualquier circunstancia, si realmente deseas hacerlo.»
Por lo tanto, no importa dónde te encuentres durante el día - conduciendo tu automóvil, comiendo con un amigo, solo en silencio, ocupado en el trabajo - puedes recordar la lección de hoy.
(3) «Los ejercicios de hoy no requieren ningún esfuerzo ni mucho tiempo. Repite la idea de hoy y luego añade varios de los atributos que asocias con ser un Hijo de Dios, aplicándotelos a ti mismo. Una sesión de práctica, por ejemplo, podría consistir en lo siguiente: Soy bendito por ser un Hijo de Dios. Soy feliz y estoy en paz; soy amoroso y estoy contento. Otra podría ser, por ejemplo: Soy bendito por ser un Hijo de Dios. Estoy calmado y sereno; me siento seguro y confiado. Si sólo dispones de un momento, basta con que simplemente te digas a ti mismo que eres bendito por ser un Hijo de Dios.»
Jesús nos está pidiendo que tomemos la declaración general de nuestra Identidad y que la hagamos más específica, por lo que es más personal para nosotros. La línea final de la lección reitera que no necesitamos un lugar tranquilo ni que tampoco tenemos necesidad de tiempo para recordar.
La enseñanza subyacente de Jesús aquí es que necesitamos tiempo y lugar - es decir, rituales - siempre que nos identifiquemos con nuestros cuerpos. Pero dado que las enseñanzas en última instancia de Jesús es que somos mentes, el destetarnos a nosotros de nuestra dependencia de factores externos es un paso muy importante hacia nuestra identificación final con la mente: la fuente de nuestra bienaventuranza, así como el lugar de nacimiento de nuestra resistencia a aceptar Quiénes somos en verdad.
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Lección 40 Comentada por Oscar Gómez Díez
Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
Hoy iniciamos un ciclo temático hasta la lección 50, llamadas las bienaventuranzas, un tema que tendrá un hermoso desarrollo en las siguientes lecciones.
Si ponemos atención esta lección, tiene una sola oración dedicada al tema del día, y el resto del texto va sobre cómo hacer la práctica. Su propósito es que tomemos consciencia de la importancia de adquirir disciplina para el éxito de nuestro entrenamiento mental.
La lección 40 inicia con la siguiente afirmación:
'Comenzamos hoy a afirmar algunas de las bienaventuranzas a las que tienes derecho por ser quién eres."Bendito significa santo, bienaventurado, feliz y dichoso.
Las bienaventuranzas tienen sus orígenes en distintas culturas, en el antiguo Egipto, en la literatura griega,(como una característica de los dioses), como también en el antiguo testamento, que se usaba para felicitar a una persona por tener alguna buena cualidad, o por tener una conducta grata, era sinónimo de felicidad terrenal. Del antiguo al nuevo testamento las bienaventuranzas pasan de los bienes terrenales a los divinos. En los últimos libros del antiguo testamento se comienza a relacionar bienaventuranza con la gracia de Dios, en este caso Dios cómo fuente de felicidad. En el famoso sermón de la montaña Jesús expone sus bienaventuranzas, 8 según Mateo (5:3-11), 4 según Lucas.(6:20-47)
Con Jesús las bienaventuranzas están centradas en el amor y la igualdad, ya no son los ricos los afortunados sino los pobres, los perseguidos, los que sufren, los hambrientos los bienaventurados. En cada bienaventuranza hay una promesa de redención. Sería interesante hacer un estudio de las bienaventuranzas del nuevo testamento a la luz de Un Curso de Milagros, pero este comentario tiene sus límites de extensión.
Las bienaventuranzas en el libro de ejercicios van de la lección 40 a la 50, en un principio, se podría dudar de la lección 48, por el título de la misma, más sin embargo, cuando se ve el contenido de la lección se podría considerar como una bienaventuranza. Las bienaventuranzas del Curso están determinadas por nuestra condición de Hijo de Dios, que nos da derecho a Sus atributos, solo tenemos que reconocerlos, afírmalos, recordarlos, pues ya son nuestros, solo que el ego nos ha velado la luz y el amor que somos. La culpa, el miedo, los ataques y las carencias han construido un falso muro que cree separarnos de nuestro Padre, pero ante la presencia del Amor y el perdón ese muro se derrumbará.
PRACTICA:
Diferente a las anteriores lecciones que hacíamos practicas largas varias veces al día, aquí se nos pide que practiquemos de manera frecuente a lo largo del día.
"Hoy no se requieren largas sesiones de práctica, sino muchas cortas y frecuentes. Lo ideal sería una cada diez minutos, y se te exhorta a que trates de mantener este horario y a adherirte a él siempre que puedas." Jesús nos exhorta a tener una práctica más intensa a lo largo del día, en la que el ideal sería cada 10 minutos. Él sabe que lo más seguro es que no cumpliremos con la frecuencia que nos pide, apenas estamos empezando nuestro entrenamiento, pero con una gran delicadeza nos dice: "Si te olvidas, trata de nuevo. Si hay largas interrupciones, trata de nuevo. Siempre que te acuerdes, trata de nuevo." Busca que adquiramos disciplina, pero no busca generarnos culpa por nuestros olvido, Él bien sabe que tras nuestros olvidos se encuentra la resistencia del ego.
Esta practica se puede realizar con los ojos cerrados o con los ojos abiertos, no hay ninguna excusa para no hacer la práctica. "No es preciso que cierres los ojos durante los ejercicios, aunque probablemente te resultará beneficioso hacerlo. Mas puede que durante el día te encuentres en situaciones en las que no puedas cerrar los ojos. No obstante, no dejes de hacer la sesión por eso. Puedes practicar muy bien en cualquier circunstancia, si realmente deseas hacerlo." la única condición para realizar la práctica es desear hacerla, así de sencillo.
RECORDANDO LOS ATRIBUTOS DEL HIJO DE DIOS:
Esta variante llena de contenido nuestras bienaventuranzas, especificamos porque somos benditos. "Los ejercicios de hoy no requieren ningún esfuerzo ni mucho tiempo. Repite la idea de hoy y luego añade varios de los atributos que asocias con ser un Hijo de Dios, aplicándotelos a ti mismo."
"Una sesión de práctica, por ejemplo, podría consistir en lo siguiente:"
"Soy bendito por ser un Hijo de Dios."
"Soy feliz y estoy en paz; soy amoroso y estoy contento.""Otra podría ser, por ejemplo:"
"Soy bendito por ser un Hijo de Dios."
"Estoy calmado y sereno; me siento seguro y confiado.""Si sólo dispones de un momento, basta con que simplemente te digas a ti mismo que eres bendito por ser un Hijo de Dios."
El Curso no busca enfrentarnos al ego pues su resistencia lo fortalece, solo basta negar su existencia y afirmar la verdad de lo que somos, como sucede en estás lecciones. Nuestra santidad está determinada por ser el Hijo de Dios. Soy el Hijo del Amor, vivo gracias al Amor y me extiendo a través del Amor. Reconozcámoslo y disfrutemos el gozo de SER.
Bendiciones
Un curso de milagros L.pI.40 www.celebrandoelmilagro.com
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BENDICIONES!

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