LECCIÓN 31 No soy víctima del mundo que veo.

“Con lentitud, constancia y amabilidad se gana esta carrera” Ken Wapnick
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Índice de la Lección 31
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LECCIÓN 31

No soy víctima del mundo que veo.

1. La idea de hoy es la introducción a tu declaración de emancipación. ²Una vez más, la idea debe aplicarse tanto al mundo que ves fuera de ti como al que ves dentro. ³Al aplicar la idea de hoy lo haremos de una manera que se utilizará cada vez más, con ciertas modificaciones que ya se irán indicando. ⁴En general, esta manera de practicar comprende dos aspectos: uno en el que aplicas la idea de manera más prolongada y otro en el que haces frecuentes aplicaciones de la idea en el transcurso del día.

2. La idea de hoy requiere dos sesiones de práctica más largas que de costumbre, una por la mañana y otra por la noche. ²Se recomiendan de tres a cinco minutos para cada una de ellas. ³Durante ese intervalo, mira lentamente a tu alrededor mientras repites la idea dos o tres veces. ⁴Luego cierra los ojos y aplica la idea a tu mundo interno. ⁵Te liberarás de ambos al mismo tiempo, pues el interno es la causa del externo.

3. Mientras exploras tu mundo interno permite simplemente que cualquier pensamiento que cruce tu mente llegue hasta tu conciencia, obsérvalo por un instante y luego reemplázalo con el siguiente. ²Trata de no establecer ninguna jerarquía entre ellos. ³Observa su ir y venir tan desapasionadamente como puedas. ⁴No te detengas en ninguno en particular, sino trata de mantener un ritmo uniforme y calmado, sin ningún marcado interés por tu parte. ⁵Mientras estés sentado observando tus pensamientos serenamente, repite la idea de hoy en tu interior tan a menudo como quieras, mas sin ninguna sensación de premura.

4. Repítela además tan frecuentemente como puedas en el transcurso del día. ²Recuerda que al hacerlo estás haciendo una declaración de independencia en nombre de tu propia libertad. ³Y en tu libertad radica la libertad del mundo.

5. La idea de hoy es también especialmente útil como respuesta a cualquier tipo de tentación que pueda presentarse. ²Es una declaración de que no vas a sucumbir a ella, aprisionándote así a ti mismo.


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LECCIÓN 31 Comentada por Jorge Luis Álvarez Castañeda

No soy víctima del mundo que veo.

¡Que la paz sea con nosotros hoy!

Esta es una importante enseñanza de Jesús y que también cuestiona mucho. El ego, siempre quiere que nos sintamos víctimas de lo que, supuestamente, nos han hecho los demás. Quiere que busquemos la causa de lo que nos sucede en el pasado: en la relación con nuestros padres, hermanos, parejas, educadores, etc. Y, de esa manera, nos colocamos en una situación de víctima sin ninguna responsabilidad por lo que nos sucede. También, con ello, pretende que busquemos afuera y no en nuestra mente la explicación de nuestro sufrimiento. Lo que nos sucede es producto de los pensamientos que hemos proyectado de acuerdo al maestro que hayamos elegido como guía.

Jesús en el Capítulo 5 en la sección II nos explica el surgimiento del ego y del Espíritu Santo:

”Tanto la separación como el principio que gobierna la Expiación dieron comienzo simultáneamente. Cuando el ego fue engendrado, Dios puso en la mente la llamada al júbilo. Esta llamada es tan poderosa que el ego siempre se desvanece ante su sonido. Por eso es por lo que tienes que elegir escuchar una de las dos voces que hay dentro de ti. Una la inventaste tú, y no forma parte de Dios. La otra te la dio Dios, Quien sólo te pide que la escuches. El Espíritu Santo se encuentra en ti en un sentido muy literal. Suya es la Voz que te llama a retornar a donde estabas antes y a donde estarás de nuevo. Aún en este mundo es posible oír sólo esa Voz y ninguna otra. Ello requiere esfuerzo así como un gran deseo de aprender. Esta es la última lección que yo aprendí, y los Hijos de Dios gozan de la misma igualdad como alumnos que como Hijos.” (T-5. II. 3:1-11).

Elegir al ego o al Espíritu Santo como maestro es la elección que estamos haciendo a todo momento. Si elegimos al ego vemos un mundo de conflicto que está dispuesto hacernos creer que somos sus víctimas. Si elegimos al Espíritu Santo veremos con la visión de Cristo que nos permitirá ver a Dios en todo lo que vemos y, así, veremos un mundo de paz, de amor y bondad porque eso serán los pensamientos que extendamos a nuestros hermanos y al mundo.

Jesús nos dice en la lección:

”La idea de hoy es la introducción a tu declaración de emancipación. Una vez más, la idea debe aplicarse tanto al mundo que ves fuera de ti como al que ves dentro. Al aplicar la idea de hoy lo haremos de una manera que se utilizará cada vez más, con ciertas modificaciones que ya se irán indicando. En general, esta manera de practicar comprende dos aspectos: uno en el que aplicas la idea de manera más prolongada y otro en el que haces frecuentes aplicaciones de la idea en el transcurso del día”.

La idea de hoy es una declaración de independencia porque no dependo de nada ni de nadie para que me sienta en paz y con felicidad. Puedo decidir, ahora, dejar de lado el pasado que me agobia y la creencia de que alguien o algo me tiene que dar lo que creo necesitar. Elijo ahora al Espíritu Santo y me responsabilizo de lo que me sucede. Como las lecciones son un entrenamiento mental, Jesús, nos propone una nueva estructura para seguir avanzando en este proceso con dos aspectos. A uno de ellos se le dedica más tiempo y a otro se presenta en frecuentes aplicaciones en el día. Jesús, quiere que las aplicaciones no se conviertan en un ritual donde se hace la práctica y creemos que con eso cumplimos. Las prácticas frecuentes buscan que estemos atentos a todos los pensamientos no amorosos que se presenten para irlos perdonando.

Continúa Jesús:

“La idea de hoy requiere dos sesiones de práctica más largas que de costumbre, una por la mañana y otra por la noche. Se recomiendan de tres a cinco minutos para cada una de ellas. Durante ese intervalo, mira lentamente a tu alrededor mientras repites la idea dos o tres veces. Luego cierra los ojos y aplica la idea a tu mundo interno. Te liberarás de ambos al mismo tiempo, pues el interno es la causa del externo”.

La idea de que lo interno es la causa de lo externo es fundamental en las enseñanzas de Jesús. Todas las lecciones anteriores han sido un permanente llamado a cambiar nuestros pensamientos, pues estos determinan la manera como vemos el mundo. Es la relación entre proyección y percepción: lo que vea internamente, en mis pensamientos, será lo que proyecte y determinará como vea, como perciba, lo externo.

En la introducción al capítulo 21 Jesús nos aclara este proceso:

”La proyección da lugar a la percepción. El mundo que ves se compone de aquello con lo que lo dotaste. Nada más. Pero si no es nada más, tampoco es menos. Por ende, es importante para ti. Es el testimonio de tu estado mental, la imagen externa de una condición interna. Tal como el hombre piense, así percibirá. No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él. La percepción es un resultado, no una causa”_. (T-21.Int. 1:1-8)

Continúa Jesús en la lección”:

”Mientras exploras tu mundo interno permite simplemente que cualquier pensamiento que cruce tu mente llegue hasta tu conciencia, obsérvalo por un instante y luego reemplázalo con el siguiente. Trata de no establecer ninguna jerarquía entre ellos. Observa su ir y venir tan desapasionadamente como puedas. No te detengas en ninguno en particular, sino trata de mantener un ritmo uniforme y calmado, sin ningún marcado interés por tu parte. Mientras estés sentado observando tus pensamientos serenamente, repite la idea de hoy en tu interior tan a menudo como quieras, mas sin ninguna sensación de premura”.

Jesús, nos llama a explorar nuestro mundo interno observando nuestros pensamientos a la manera de un testigo u observador que mira como pasan los pensamientos por nuestra mente. Esta observación, como testigo, es muy importante para, en un momento dado, escoger a que maestro se elige para que guíe nuestra mente: el ego o el Espíritu Santo. Siempre tenemos la capacidad de escoger. Por eso, no somos víctimas del mundo que vemos. Hemos decidido, ante cualquier hecho de un hermano, por ejemplo, dejarnos afectar por él, y, ahí, asumiríamos el papel de víctimas. O, lo contrario, mirarlo como una petición de ayuda y decidirnos a no perder nuestra paz y, de esa manera, asumiríamos como propia la responsabilidad de como sentirnos, que no depende de la conducta de los demás con respecto a nosotros.

Continúa Jesús:

”Repítela además tan frecuentemente como puedas en el transcurso del día. Recuerda que al hacerlo estás haciendo una declaración de independencia en nombre de tu propia libertad. Y en tu libertad radica la libertad del mundo”.

Cuando Jesús dice que “en tu libertad radica la libertad del mundo” el mundo al que se refiere es al mundo interno que he fabricado en mi mente y el que proyecto afuera. Libero al mundo de todos los pensamientos de ataque y de conflicto que he fabricado en mi mente, que es el que proyecto y que determina la manera como me relaciono con mis hermanos. Jesús, aquí nos llama a asumir nuestra responsabilidad en las relaciones con nuestros hermanos. Si tratamos a nuestros hermanos desde la paz que da el tomar al Espíritu Santo y a Jesús como nuestros guías, dejamos de convertirnos en un factor de conflicto y, es posible, que la relaciones con nuestros hermanos mejoren.

Proceso de práctica de la lección

Objetivo

Tomar conciencia de la necesidad de declarar tu emancipación de los hechos externos como los determinantes de lo que pase con tu vida siendo, por el contrario, tus pensamientos los responsables del mundo que ves.

Ejercicio

Realizar dos sesiones de práctica, por la mañana y por la noche, con una duración de 3 a 5 minutos.

Mira a tu alrededor lentamente mientras repite la idea dos o tres veces.

Luego cierra los ojos y aplica la idea a tu mundo interno. Permite que llegue cualquier pensamiento que cruce por tu mente, obsérvalo y luego reemplázalo con el siguiente. Obsérvalos como en una especie de desfile de objetos sin ningún significado para ti. Mientras los observas repite la idea del día lentamente.

Respuesta a la tentación

Cuando sientas la tentación de sentirte víctima por algo que suceda con tus hermanos y el mundo y olvidarte de asumir la responsabilidad de cambiar tus pensamientos, repite la idea del día y reflexiona sobre ella .

Observaciones

Jesús nos plantea ahora una estructura importante:

Prácticas más largas: una por la mañana y otra por la noche.

Prácticas mas cortas frecuentes durante el día que incluyen los recordatorios frecuentes cada hora y la respuesta a la tentación cuando las circunstancias ameriten repetir la idea del día.

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. De igual manera realizar la lección siempre en compañía del Espíritu Santo y de Jesús, sin olvidarnos de reír, pues la Voluntad de Dios para nosotros es perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda


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Lección 31 Comentada por Kenneth Wapnick

No soy víctima del mundo que veo.

"Esta lección no deja a nadie indiferente, o bien es la favorita de muchos, o bien es la que muchos detestan. Como dije en la lección anterior, la vida de todos se ha desarrollado como una defensa contra el dolor de la victimización infantil, que nuestra sociedad considera sacrosanta. Por lo tanto, tomar esta lección seriamente socava la existencia física y psicológica de todos. Si no eres la víctima del mundo que ves, entonces no necesitas ninguna defensa. ¡Imagina tu vida sin defensas! En la psicología tradicional, si estás sin defensas, se piensa que eres psicótico, lo cual es cierto desde el punto de vista del mundo. Identificarse con el Amor de Dios es, de hecho, una forma de psicosis tal como lo ve el mundo, porque va en contra de todo el mundo juzga como real, comenzando con este desinterés del otro mundo el cual «es» nuestro verdadero Ser. Por lo tanto, si la afirmación "No soy víctima del mundo que veo" es verdadera, tu vida es una mentira - carente de significado y de propósito, que ha sido el tema principal de estas primeras lecciones. Por lo tanto, puedes comprender por qué Un Curso de Milagros debe generar ansiedad, y por qué siempre tendrías que atacarlo de una forma u otra, o atacar a quienes lo representan para ti. Estas enseñanzas socavan todo lo que crees sobre ti mismo, creencias que han dado a tu vida su significado.

(1:1-3) «La idea de hoy es la introducción a tu declaración de emancipación. Una vez más, la idea debe aplicarse tanto al mundo que ves fuera de ti como al que ves dentro. Al aplicar la idea de hoy lo haremos de una manera que se utilizará cada vez más, con ciertas modificaciones que ya se irán indicando.»


Obviamente, esto no es una emancipación tal como el mundo la ve. Esta es una declaración de liberación de tu ego, de la prisión de tu vida llena de culpa y de la proyección. Las siguientes líneas describen una nueva forma de ejercicio, que abarca tanto una meditación más sostenida sobre la idea del día como las aplicaciones frecuentes durante el día que caracterizarán nuestra experiencia diaria con el libro de ejercicios. Sin estas "aplicaciones frecuentes", el trabajo de uno podría fácilmente convertirse en mera práctica intelectual. Jesús nos está pidiendo que cultivemos la disciplina de estar cada vez más atentos a la tentación de los pensamientos ilusorios de ataque de nuestro ego, para que podamos llevarlos a la presencia llena de verdad del Espíritu Santo en nuestras mentes, el proceso que estamos llegando a reconocer como el perdón:

(1:4) «En general, esta manera de practicar comprende dos aspectos: uno en el que aplicas la idea de manera más prolongada, y otro en el que haces frecuentes aplicaciones de la idea en el transcurso del día.»


Cuando leamos la Lección 95, veremos una discusión sobre la necesidad de perdonarnos a nosotros mismos por olvidar los ejercicios a lo largo del día. Es importante reconocer nuestra resistencia; de lo contrario, es imposible dejarla ir e ir más allá de la defensa a la verdad del Amor de Dios.

(2) «La idea de hoy requiere dos sesiones de práctica más largas que de costumbre, una por la mañana y otra por la noche. Se recomiendan de tres a cinco minutos para cada una de ellas. Durante ese intervalo, mira lentamente a tu alrededor mientras repites la idea dos o tres veces. Luego cierra los ojos y aplica la idea a tu mundo interno. Te liberarás de ambos al mismo tiempo, pues el interno es la causa del externo.»


Aquí, nuevamente, Jesús está dejando en claro que lo interno y lo externo son uno y lo mismo. Los ejercicios, entonces, tienen que ver con aplicar la idea tanto a lo que percibes fuera de ti como a lo que piensas dentro de tu propia mente. Seguimos recordándonos que lo interno es la «causa» de lo externo. Este tema causa-efecto adquiere cada vez más importancia a medida que avanza la enseñanza y profundizamos nuestra comprensión.

Si, contrariamente a lo que Jesús ha estado diciendo, creemos que la forma en que nos sentimos es el resultado de la forma en que las personas nos han tratado, estamos diciendo que la causa está fuera de nosotros - lo externo es la causa de lo interno- Este enfoque nos hace absolutamente indefensos en este mundo, porque aunque tengamos la ilusión de poder controlar algunas cosas, es muy poco lo que podemos hacer para controlar todo lo que nos afecta en el mundo. Después de todo, nuestros cuerpos fueron fabricados para ser frágiles y vulnerables, y de hecho lo son.

Si, por otro lado, invertimos esto y vemos que la causa está dentro, no importa lo que pase afuera, porque ahora estamos en control de lo que sentimos: nuestras «reacciones» a los acontecimientos externos. Hemos aprendido que lo que sentimos y experimentamos proviene de una elección que hemos hecho. Mucho más adelante en el libro de ejercicios, Jesús dice que estamos en control del universo (por ejemplo, la Lección 253). Como ya hemos discutido, si elegimos al ego como nuestro maestro, percibimos y experimentamos el mundo de una manera. Si tomamos a Jesús como nuestro maestro, percibiremos y experimentaremos el mundo de otra manera. «Nosotros», por lo tanto, somos los determinantes de nuestras experiencias. Esa es la importancia de esta lección, una importancia que no se debe subestimar, ya que contiene el núcleo de las enseñanzas de Jesús en Un Curso de Milagros.

(3) «Mientras exploras tu mundo interno permite simplemente que cualquier pensamiento que cruce tu mente llegue hasta tu conciencia, obsérvalo por un instante, y luego reemplázalo con el siguiente. Trata de no establecer ninguna jerarquía entre ellos. Observa su ir y venir tan desapasionadamente como puedas. No te detengas en ninguno en particular, sino trata de mantener un ritmo uniforme y calmado, sin ningún marcado interés por tu parte. Mientras estés sentado observando tus pensamientos serenamente, repite la idea de hoy en tu interior tan a menudo como quieras, mas sin ninguna sensación de premura.»


Esto es similar a muchos ejercicios de entrenamiento mental budista. La idea es simplemente observar los pensamientos en tu mente. Si los estás observando, ¿quién es el «tú» que los observa? Esta es la clave. Terminarás dándote cuenta de que el «tú» que está observando los pensamientos en tu mente, además de observar tus percepciones externas, se trata del «tomador de decisiones», la parte de tu mente que elige entre el ego y el Espíritu Santo, entre las ilusiones y la verdad. No se trata del «tú» que tú normalmente piensas que eres, porque algunos de los pensamientos que estarás observando van a ser pensamientos acerca de ti mismo. Jesús está de esta forma comenzando el proceso de nuestro entrenamiento para que lleguemos a disociarnos, en el sentido positivo del término, de la identificación que hemos hecho real con nuestro ego. Si yo puedo observar a mis pensamientos y lo que estaré observando es a mi ego en acción, no importa si se trata de aspectos positivos o negativos, el «yo» que observa no es el «yo» que yo pienso ser. Este, de nuevo, es el «tomador de decisiones».

(4) «Repítela además tan frecuentemente como puedas en el transcurso del día. Recuerda que al hacerlo estás haciendo una declaración de independencia en nombre de tu propia libertad. Y en tu libertad radica la libertad del mundo.»


Vemos aquí nuevamente la instrucción sobre las repeticiones frecuentes, con la esperanza de que ellas nos lleven a aplicaciones frecuentes de la sabiduría que se encuentra en las lecciones y que esto nos ayude a llevar nuestras ilusiones sin sentido a la sabia verdad que se encuentra en nuestras mentes que está siendo mantenida ahí por el Espíritu Santo. En mi libertad "radica la libertad del mundo" porque el mundo es parte de mí. Yo he fabricado este mundo, que es un producto de mis pensamientos. Si estos cambian, mi mundo tiene que cambiar. Jesús no está hablando acerca de liberar el mundo, ni de liberarlo de su sufrimiento; ni tampoco significa hacer nada con el mundo que se encuentra afuera. Él está hablando solamente de nuestra percepción del mundo; el único mundo que realmente existe.

El lenguaje de Un Curso de Milagros, especialmente en el libro de ejercicios, parece fuertemente sugerir que Jesús en realidad está hablando de salvar un mundo externo. Los cristianos siempre han hablado en estos términos. Primero fue Jesús quien iba a ser el salvador del mundo, y ahora nosotros, como sus discípulos, también vamos a salvarlo. En el Curso, Jesús usa los mismos términos que se han usado en el cristianismo tradicional, pero les ha dado un significado totalmente diferente. Estas lecciones explican esta diferencia de significado. Por ejemplo, la Lección 186 se titula "La salvación del mundo depende de mí"; se trata únicamente de «mi» mundo lo que tiene que ser salvado. A medida que yo cambio mi mente y me libero a mí mismo de la tiranía del ego, el mundo que percibo y experimento será salvado también. Una vez más, Jesús no está hablando de nada externo. Cabe señalar aquí, aunque volveremos a este punto importante más adelante, que esto no debe tomarse como una excusa para no hacer nada en el mundo. Más bien, se nos pide que seamos pasivos con el ego, pero muy «activos» con el Espíritu Santo, cuyo amor guía automáticamente nuestros pensamientos, palabras y acciones.

Es por eso que estos pasajes deben leerse con mucho cuidado y mantenerse dentro del contexto de lo que Jesús ha estado enseñando. Si no hay un mundo externo, ¿cómo podría haber un mundo ahí afuera que tiene que ser salvado? Ahí es cuando los estudiantes de Un Curso de Milagros que aún desean hacer sus egos reales toman oraciones y frases del Curso fuera de contexto sin el entendimiento que les aportaría el marco metafísico y entonces hacen que el Curso parezca decir exactamente lo opuesto de lo que en realidad está diciendo.

La siguiente lección hace que este punto sea aún más claro, pero antes de continuar, el párrafo final de esta lección nos anima a comenzar a hacer las "aplicaciones frecuentes" que Jesús mencionó cerca del comienzo de la lección. Una vez más, sin estas aplicaciones, el libro de ejercicios no habrá tenido éxito en su propósito.

Una cosa más antes de pasar al final de la lección - ten en cuenta la referencia explícita anterior a la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Los estudiantes pueden recordar una referencia similar en el texto (T-4.III.1: 12-2: 2), cuyo mensaje se repite en este párrafo final:

(5) «La idea de hoy es también especialmente útil como respuesta a cualquier tipo de tentación que pueda presentarse. Es una declaración de que no vas a sucumbir a ella, aprisionándote así a ti mismo.»


Al final del texto, Jesús describe la tentación como la creencia de que estamos en un cuerpo, sujeto a fuerzas que están más allá de nuestro control:

“La lección que la tentación siempre quiere enseñar, en cualquier forma en que se presente e independientemente de donde ocurra, es ésta: quiere persuadir al Hijo de Dios de que él es un cuerpo, nacido dentro de lo que no puede sino morir, incapaz de librarse de su flaqueza y condenado a lo que el cuerpo le ordene sentir.” (T-31.VIII. 1:1-2)


Si elegimos al Espíritu Santo y Su sistema de pensamiento, esto cambia nuestra identificación del cuerpo a la mente, que es la causa de todo lo que el cuerpo hace y siente. Así somos finalmente liberados de la esclavitud del ego."


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Lección 31 Comentada por Oscar Gómez Díez

No soy víctima del mundo que veo.

"La idea de hoy es la introducción a tu declaración de emancipación." ¿De qué o de quién me estoy emancipando? Del ego, de mis pensamientos de culpa, miedo y ataque, de creerme una víctima del mundo y de las circunstancias.

El deseo inconsciente de ser tratado injustamente es una de las características de nuestro ego. Algunos replicarán que "yo no elegí esta situación o experiencia." Pero a un nivel más profundo de nuestra mente si que lo elegimos. Este Curso nos va enseñar conocer ese lado oscuro de nuestra mente para sanarla.

Cómo no somos capaces de soportar la presión interna de nuestras culpas y miedos, decidimos proyectarla afuera. Rápidamente buscamos un culpable de nuestros sufrimientos y no tardaremos mucho en encontrarlo. Acusamos al gobierno, a los extranjeros, a los vecinos, a nuestra pareja, a nuestros hijos, a nuestros compañeros de trabajo, a los transeúntes, y como ellos son mi espejo, sufro las consecuencias de sus reacciones y contra ataques. No me doy cuenta que toda esta película sucede en mi mente y solo en mi mente. Cuando me declaro víctima del mundo que veo, me estoy declarando víctima de mi mismo, me estoy atacando a mi mismo, me estoy enfermando, estoy justificando los fracasos, y secretamente, espero que los demás se compadezcan de mi. Sentirme víctima tiene ganancias secundarias a costa de mi propio sufrimiento, a costa de mi propio fracaso. Si no asumo la responsabilidad de mis propios pensamientos, no asumo la responsabilidad de auto sanarme y perdonarme. Prefiero ser esclavo de mi ego, que reconocer que soy una mente libre e ilimitada, pues aún soy tal como Dios me creó.

De ahí que afirmar que "No soy víctima del mundo que veo." es una "declaración de emancipación.“ te estás declarando libre de tu ego, te estás declarando libre de tus propios sufrimientos. Estás asumiendo la responsabilidad sobre tus propios pensamientos, empiezas a reconocer quién realmente eres.

Al practicar este ejercicio con los ojos abiertos y con los ojos cerrados, mirando a tu mundo exterior y mirando a tu mundo interior, "Te liberarás de ambos al mismo tiempo, pues el interno es la causa del externo." con esta práctica vamos a unir nuestra mente desde el amor.

Metafísicamente nuestra mente es libre, eterna e invulnerable, pero en este mundo creemos lo contrario, al identificarnos con el cuerpo, de ahí que es importante recordar que con este ejercicio *"estás haciendo una declaración de independencia en nombre de tu propia libertad. Y en tu libertad radica la libertad del mundo."* y el mundo que estás liberando es tu mundo interno.

El Curso nos está diciendo que si quieres ser libre proclama tu libertad, y asuma los pasos que debes dar para perdonar tus errores de percepción, para ello debes elegir con cuál maestro vas a caminar por este mundo, con el ego o el Espíritu Santo? Con el miedo o el amor. La elección es tuya. Eres libre de permanecer esclavo de tu ego, y eres libre de proclamar tu libertad, diciendo: "No soy víctima del mundo que veo."

METODOLOGÍA Y ESTRUCTURA:

Esta lección tiene una importancia adicional al tema del día. Sienta las bases de la metodología y la estructura que se va a desarrollar a lo largo del Libro de Ejercicios, que tendrán algunas variaciones en los tiempos de aplicación, que a medida que avancemos se irán incrementando.

Básicamente la estructura es la siguiente:

1. Aplicación prolongada de la idea del día.

Por lo general, serán dos sesiones, una por la mañana y otra por la noche. El tiempo de cada sesión, lo determina cada lección o segmento de lecciones. En el caso de la de hoy, se recomiendan de tres a cinco minutos.

2. Repeticiones frecuentes de la idea del día

Puede ser cada hora o cada media hora. Su propósito es mantener presente durante todo el día la idea con la que estamos trabajando. Recordar e interiorizar la lección del día, hacerla nuestra.

3. Respuesta a la tentación.

Si a lo largo del día se te presentan situaciones conflictivas o dolorosas, se le aplica la idea del día. El propósito es aprender a utilizar las lecciones en las situaciones de nuestra vida cotidiana.

Esta estructura se mantendrá a lo largo de todas las lecciones con algunas variaciones sobre todo de tiempos. En la medida que nuestro entrenamiento avance, se nos sugerirá dedicar más tiempo en las sesiones de la mañana y la tarde

4. Auto observación:

El otro componente es la metodología relacionada con la auto observación y la auto indagación, que es esencial para nuestro autoconocimiento y sanación, y que haremos de la mano del Espíritu Santo.

5. Momentos de quietud

Debemos aprender a aquietarnos para la práctica de las lecciones, sobre todo para las sesiones largas de la mañana y la noche. Durante estas prácticas se nos pide que nos sentemos. Al aquietar el cuerpo, aquietaremos la mente, unas respiraciones lentas y profundas nos ayudarán a ello. Esta práctica nos ayudará a alcanzar unos momentos de conexión interior que el Curso denomina instante santo, en los que dejamos a un lado el pasado y el futuro y nos situamos en el momento presente, en el ahora. Es en estos instantes santos cuando accedemos a nuestra mente verdadera y podemos sanarnos, podemos perdonarnos todas nuestras ilusiones, culpas y miedos.

PRACTICA:

Dos sesiones largas de tres a cinco minutos. Una por la mañana y otra por la noche.

"Durante ese intervalo, mira lentamente a tu alrededor mientras repites la idea dos o tres veces."

"No soy víctima del mundo que veo."

"Luego cierra los ojos y aplica la idea a tu mundo interno. Te liberarás de ambos al mismo tiempo, pues el interno es la causa del externo."

AUTO OBSERVACION:

La auto observación es uno de los métodos de trabajo que más utilizaremos para navegar en las profundidades de nuestra mente, con el propósito de sanarnos.

Cuando cierres los ojos, y  "exploras tu mundo interno permite simplemente que cualquier pensamiento que cruce tu mente llegue hasta tu conciencia, obsérvalo por un instante, y luego reemplázalo con el siguiente." te conviertes en un observador desapegado de tus propios pensamientos, no te enganchas con ninguno, simplemente obsérvalos como si de una película de tratara, y cada vez que te encuentres con algún pensamiento perturbador, te dices: "No soy víctima del mundo que veo."

La autobservación debe ser libre de todo juicio o condena, debes procurar mantener una actitud neutra: *"Observa su ir y venir tan desapasionadamente como puedas. No te detengas en ninguno en particular, sino trata de mantener un ritmo uniforme y calmado, sin ningún marcado interés por tu parte."* esa es la actitud de un observador, de un meditador, ve los pensamientos que surcan por su mente, como si no tuvieran que ver con él. No te involucres con esos pensamientos, pues no son reales, son tus pensamientos de culpa, miedo, ataque, carencia, enfermedad que alimenta nuestro ego. Tus pensamientos reales irán emergiendo poco a poco, como paz, dicha, plenitud, amor, e irás experimentando como sueltas las cargas de tus pensamientos pasados, y te sentirás liviano y libre.

"Mientras estés sentado observando tus pensamientos serenamente, repite la idea de hoy en tu interior tan a menudo como quieras, mas sin ninguna sensación de premura." esto va a requerir aquietarnos para realizar la práctica.

REPETICIONES FRECUENTES:

Repite la idea del día tan frecuentemente como puedas, recuerda que el mundo que ves está en tu mente, es tu fabricación, solo eres víctima de tus propios pensamientos, y esos los podrás sanar a través del perdón.

"Recuerda que al hacerlo estás haciendo una declaración de independencia en nombre de tu propia libertad. Y en tu libertad radica la libertad del mundo."

RESPUESTA A LA TENTACION:

Si sientes que estás ante una situación conflictiva, dolorosa o perturbadora, responde con la idea del día. "La idea de hoy es también especialmente útil como respuesta a cualquier tipo de tentación que pueda presentarse."

"Es una declaración de que no vas a sucumbir a ella, aprisionándote así a ti mismo."


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