LECCIÓN 49 La Voz de Dios me habla durante todo el día.

LECCIÓN 49

La Voz de Dios me habla durante todo el día.


1. Es muy posible escuchar la Voz de Dios durante todo el día sin que ello interrumpa para nada tus actividades normales. 2 La parte de tu mente donde reside la verdad está en constante comunicación con Dios, tanto si eres consciente de ello como si no. 3 Es la otra parte de tu mente la que opera en el mundo y la que obedece sus leyes. 4 Ésa es la parte que está constantemente distraída, y que es desorganizada y sumamente insegura.

2. La parte que está escuchando a la Voz de Dios es serena, está en continuo reposo y llena de absoluta seguridad. 2 Es la única parte que realmente existe. 3 La otra es una loca ilusión, frenética y perturbada, aunque desprovista de toda realidad. 4 Trata hoy de no prestarle oídos. 5 Trata de identificarte con la parte de tu mente donde la quietud y la paz reinan para siempre. 6 Trata de oír la Voz de Dios llamándote amorosamente, recordándote que el Creador no se ha olvidado de Su Hijo.

3. Hoy necesitaremos por lo menos cuatro sesiones de práctica de cinco minutos cada una e incluso más si es posible. 2 Trataremos en verdad de oír la Voz de Dios recordándote a Dios y a tu Ser. 3 Abordaremos el más santo y gozoso de todos los pensamientos llenos de confianza, sabiendo que al hacer esto estamos uniendo nuestra voluntad a la Voluntad de Dios. 4 Él quiere que oigas Su Voz. 5 Te la dio para que la oyeras.

4. Escucha en profundo silencio. 2 Permanece muy quedo y abre tu mente. 3 Ve más allá de todos los chillidos estridentes e imaginaciones enfermizas que encubren tus verdaderos pensamientos y empañan tu eterno vínculo con Dios. 4 Sumérgete profundamente en la paz que te espera más allá de los frenéticos y tumultuosos pensamientos, sonidos e imágenes de este mundo demente. 5 No vives aquí. 6 Estamos tratando de llegar a tu verdadero hogar. 7 Estamos tratando de llegar al lugar donde eres verdaderamente bienvenido. 8 Estamos tratando de llegar a Dios.

5. No te olvides de repetir la idea de hoy frecuentemente. 2 Hazlo con los ojos abiertos cuando sea necesario, pero ciérralos siempre que sea posible. 3 Y asegúrate de sentarte quedamente y de repetir la idea cada vez que puedas, cerrando los ojos al mundo y comprendiendo que estás invitando a la Voz de Dios a que te hable.






 
AUDIOS de la Lección 49
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 49
A través de Mariano Noé


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a través de Martin Musarra


Lección 49
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda


















LECCIÓN 49
 
La Voz de Dios me habla durante todo el día.
 
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
 
¡Que la paz sea con nosotros hoy!

Jesús, nos pide adentrarnos en nuestra mente para escuchar la parte de ella donde Dios nos está hablando continuamente. Es otra lección de meditación. ¿Y de que nos habla la Voz de Dios, el Espíritu Santo, durante todo el día? De lo que hemos aprendido en las bienaventuranzas. De nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios, de aceptar al Espíritu Santo como nuestro guía, de que Dios es la Mente con la que pienso, de la necesidad de perdonar con Dios, de que Él es la fortaleza en la que confiamos, de que no hay nada que temer, de que no debemos juzgar ni atacar, de que debemos unirnos a la Filiación.

   Jesús, nos dice que hay una parte de nuestra mente que escucha a Dios a toda hora:
_”Es muy posible escuchar la Voz de Dios durante todo el día sin que ello interrumpa para nada tus actividades normales. La parte de tu mente donde reside la verdad está en constante comunicación con Dios, tanto si eres consciente de ello como si no. Es la otra parte de tu mente la que opera en el mundo y la que obedece sus leyes. Ésa es la parte que está constantemente distraída, y que es desorganizada y sumamente insegura”_.
 
   Tengo una parte de mi mente que escucha la Voz de Dios. Es posible escucharlo si ponemos todo nuestro empeño y voluntad en hacerlo. Estamos en un entrenamiento mental que implica sentarnos, aquietarnos, es decir, no distraernos con los pensamientos, abrir nuestra mente, y pedirle a la parte de nuestra mente que decide a que maestro escuchar, que sólo escuche al Espíritu Santo y que no escuche al ego. Siempre estamos en comunicación con Dios así no nos parezca. Siempre tenemos el recuerdo de Dios que es nuestro recuerdo de unidad con Dios que busca que despertemos a ese estado. No es un recuerdo de hechos pasados sino de un estado presente, de eternidad, que siempre ha estado con nosotros pero que negamos. Es posible llegar a él en los momentos de revelación donde hay una unión directa con Dios, donde hay una suspensión completa, aunque temporal, de la duda y el miedo.  Estos momentos llegan cuando se ha avanzado en los procesos de perdón y de aceptación de la Expiación para nosotros mismos. Pero todos podemos llegar a la revelación si nos decidimos a que aparezca el recuerdo de Dios. Puedo escuchar perfectamente la Voz de Dios si no dejo que el ego haga ruido con sus pensamientos de conflicto, no amorosos.

   Jesús, continúa llamándonos a escuchar la Voz de Dios:
_”La parte que está escuchando a la Voz de Dios es serena, está en continuo reposo y llena de absoluta seguridad. Es la única parte que realmente existe. La otra es una loca ilusión, frenética y perturbada, aunque desprovista de toda realidad. Trata hoy de no prestarle oídos. Trata de identificarte con la parte de tu mente donde la quietud y la paz reinan para siempre. Trata de oír la Voz de Dios llamándote amorosamente, recordándote que el Creador no se ha olvidado de Su Hijo”_.

   La parte de la mente que escucha la Voz de Dios es la mente recta que está completamente sana que contiene al Espíritu Santo, que continuamente nos llama a perdonar y a realizar milagros, es decir, a corregir nuestra mente de los pensamientos de separación y de conflicto, a no escuchar al ego. La otra parte de la mente a que nos llama Jesús a no identificarnos con ella es la mente errada del ego que fomenta la separación, que se fundamenta en el pecado, la culpa y el miedo, el ataque y el conflicto. Tratemos de oír la Voz de Dios que nos llama amorosamente, que siempre busca lo mejor para nosotros, que quiere que tengamos paz y felicidad, que nos considera inocentes y llenos de impecabilidad, que nos considera Sus Hijos y nos da Su fortaleza y nos asegura de que no hay nada que temer. Se trata de no dejarnos distraer por el ego. Y si nos distraemos, no pasa nada. Volvemos a iniciar de nuevo. Perdonamos la situación. Confiemos en el proceso. Confiemos en el Espíritu Santo que nos está guiando. 

Proceso de práctica de la lección

Objetivo

Aprender a escuchar la Voz, serena y llena de absoluta seguridad, de Dios recordándote a Dios y a tu Ser.

Ejercicios

Ejercicios más largos.

Realizar 4 sesiones de práctica de cinco minutos. Incluso más, si es posible.
Cierra los ojos y repite la idea varias veces lentamente.
Entra en meditación. Nos dice Jesús:
_”Escucha en profundo silencio. Permanece muy quedo y abre tu mente. Ve más allá de todos los chillidos estridentes e imaginaciones enfermizas que encubren tus verdaderos pensamientos y empañan tu eterno vínculo con Dios. Sumérgete profundamente en la paz que te espera más allá de los frenéticos y tumultuosos pensamientos, sonidos e imágenes de este mundo demente. No vives aquí. Estamos tratando de llegar a tu verdadero hogar. Estamos tratando de llegar al lugar donde eres verdaderamente bienvenido. Estamos tratando de llegar a Dios”_.

Ejercicios más cortos.

Repeticiones frecuentes.
Hazlo con los ojos abiertos cuando sea necesario, pero ciérralos siempre que sea posible. 

Asegúrate de sentarte quedamente y de repetir la idea cada vez que puedas, cerrando los ojos al mundo y comprendiendo que estás invitando a la Voz de Dios a que te hable.

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Hagamos la lección siempre en compañía del Espíritu Santo y de Jesús, sin olvidarnos de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que seamos felices.

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda



LECCIÓN 49. 
LA VOZ DE DIOS ME HABLA DURANTE TODO EL DÍA. 
Kenneth Wapnick

"Esta es una lección de la cual muchos estudiantes de Un Curso de Milagros han ido muchas pero muchas millas desafortunadamente en la dirección incorrecta: han ido de cabeza al infierno en lugar de dirigirse al Cielo. A menudo, toman esta lección para decir que escuchan que el Espíritu Santo les dice cosas maravillosas - «todo el tiempo». Sin embargo, si seguimos las líneas de pensamiento en estas lecciones, es obvio que no podemos «escuchar» la Voz de Dios durante todo el día debido a la constante confusión que se encuentra en nuestras mentes. 
Jesús ya ha explicado el origen de estos nubarrones de confusión: nuestra resistencia a perder nuestra identidad especial e individual. Esta resistencia se refleja en el aprecio que le tenemos a la voz del ego del especialismo que la mantenemos ahí con el propósito de impedirnos escuchar la Voz del Espíritu Santo, como vemos en este pasaje señalado del texto: 
“Tú no eres especial. Si crees que lo eres y quieres defender tu especialismo en contra de la verdad de lo que realmente eres, ¿cómo vas a poder conocer la verdad? ¿Qué respuesta del Espíritu Santo podría llegar hasta ti, cuando a lo que escuchas es a tu deseo de ser especial, que es lo que pregunta y lo que responde? Tan sólo prestas oídos a su mezquina respuesta, la cual, ni siquiera se oye en la melodía que en amorosa alabanza de lo que eres fluye eternamente desde Dios a ti. Y este colosal himno de honor que amorosamente se te ofrece por razón de lo que eres parece silencioso e inaudible ante el "poderío" de tu especialismo. Te esfuerzas por escuchar una voz que no tiene sonido, y, sin embargo, la Llamada de Dios Mismo te parece insonora. Puedes defender tu especialismo, pero nunca oirás la Voz que habla en favor de Dios a su lado, pues hablan diferentes idiomas y llegan a oídos diferentes.” (T-24.II.4:1-5:1). 
Por lo tanto, si bien es cierto que la Voz de Dios nos habla durante todo el día - porque el Espíritu Santo está en nuestras mentes - esto no significa que nosotros la «escuchemos». Presta mucha atención a las palabras de la lección: Jesús no está diciendo que «escuchamos» la Voz de Dios durante todo el día, sino que la Voz de Dios «nos habla» durante todo el día. No vamos a escuchar porque, una vez más, debido a la resistencia que tenemos de perder nuestra identidad, expresada a través de la inversión en perpetuar nuestro especialismo. Por eso es tan importante leer esto (y todos los pasajes de Un Curso de Milagros) muy cuidadosamente. 
Otro punto importante que habla al corazón de los estudiantes del Curso que se confunden es que «siempre» estamos escuchando una voz interior. ¡No podemos escuchar nada más! Nuestros cuerpos son los vehículos (o canales) a través de los cuales "hablan" las voces del ego o del Espíritu Santo. Los estudiantes a menudo piensan que solo porque escuchan una voz interior debe ser el Espíritu Santo. Desafortunadamente, se han olvidado totalmente de la «otra» voz, que fue fabricada específica e intencionalmente para ahogar la voz apacible del Espíritu Santo, como vimos en el pasaje anterior. Es por esto que Jesús enfatiza en ayudarnos a eliminar nuestra inversión en el ego, para que podamos, inevitable y naturalmente, "escuchar" la Voz que habla en favor de la verdad. Mi esposa Gloria ha señalado algo similar cuando les recordaba a los estudiantes que escuchar una voz interna que creen que pertenece a una entidad "del otro lado" no significa necesariamente que esa entidad sea más avanzada o esté más libre de ego que ellos. Al final, el discernimiento es un requisito previo primordial para cualquier buscador espiritual, no menos para los estudiantes de Un Curso de Milagros que necesitan discernir la diferencia entre las dos voces. 
(1) «Es muy posible escuchar la Voz de Dios durante todo el día sin que ello interrumpa para nada tus actividades normales. La parte de tu mente donde reside la verdad está en constante comunicación con Dios, tanto si eres consciente de ello como si no. Es la otra parte de tu mente la que opera en el mundo y la que obedece sus leyes. Ésa es la parte que está constantemente distraída, y que es desorganizada y sumamente insegura.» 
Esto no quiere decir que si tú te encuentras en tu mente recta, no tienes entonces que obedecer las leyes del mundo, tal como algunos estudiantes con frecuencia desafortunadamente interpretan. Jesús está hablando acerca de obedecer las leyes del mundo porque tú «crees» que son leyes reales. Para repetir, no está diciendo, por ejemplo, que debes convertirte en anarquista o libertario. Leemos, por ejemplo, esta instrucción a los maestros de Dios, sus estudiantes que desean ir más allá de su identidad egoica: 
“Hay una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo. No cambias de apariencia, aunque sí sonríes mucho más a menudo. Tu frente se mantiene serena; tus ojos están tranquilos.” (W-pI.155.1:1-3) 
En otras palabras, no se nos pide que parezcamos diferentes o que nos comportemos de manera distinta a los demás. Lo que «cambia» es nuestra actitud, o qué maestro 
interno hemos elegido seguir. Cuando escuchamos al Espíritu Santo, el mundo se convierte en un aula de aprendizaje en la que sus símbolos se convierten en el lenguaje a través del cual expresamos Sus enseñanzas. La lección 184 trata esto con mayor detalle, por lo que aplazaremos la discusión hasta entonces. 
El asunto es obedecer las leyes ilusorias del mundo, no porque creamos que son verdaderas, sino, nuevamente, porque son la «forma» a través de la cual expresamos el «contenido» de verdad de la mente de una manera en que las personas pueden responder sin temor. Un pasaje en los comienzos del texto señala este punto esencial de encontrarte con las personas donde se encuentran - la ilusión de la «forma» - pero expresando la verdad del «contenido» de la corrección, conocido como el milagro: 
“El valor de la Expiación no reside en la manera en que ésta se expresa. De hecho, si se usa acertadamente, será expresada inevitablemente en la forma en que le resulte más beneficiosa a aquel que la va a recibir. Esto quiere decir que para que un milagro sea lo más eficaz posible, tiene que ser expresado en un idioma que el que lo ha de recibir pueda entender sin miedo. Eso no significa que ése sea necesariamente el más alto nivel de comunicación de que dicha persona es capaz. Significa, no obstante, que ése es el más alto nivel de comunicación de que es capaz «ahora». El propósito del milagro es elevar el nivel de comunicación, no reducirlo mediante un aumento del miedo.” (T-2.IV.5) 
Es el «contenido» del amor lo que debería ser nuestra inspiración y guía, no las nociones preconcebidas acerca de la «forma» en que debe expresarse ese amor. Esto asegura que nuestra respuesta será amable y libre de juicios, aceptando a las personas donde se encuentran, no donde deseamos que se encuentren. 
(2:1-3) «La parte que está escuchando a la Voz de Dios es serena, está en continuo reposo y llena de absoluta seguridad. Es la única parte que realmente existe. La otra es una loca ilusión, frenética y perturbada, aunque desprovista de toda realidad.» 
Esto trae a mi memoria una famosa analogía de Platón, el «Phaedrus», o del auriga o conductor y sus dos caballos, la cual ofrece una descripción poética de la mentalidad errada y de la mentalidad recta: 
“Permíteme [hablando del alma] compararla a la unión de los poderes en un equipo que consiste en corceles alados y el conductor o auriga también alado...en nosotros los 
hombres...es como un par de corceles que el conductor o auriga controla; más aún, uno de ellos es noble y bueno, y de buen linaje, mientras que el otro tiene un carácter opuesto, y también opuesto es su linaje. Por consiguiente, la tarea de nuestro conductor o auriga es difícil y problemática...El primero tiene soberbia planta, formas regulares y bien desenvueltas, cabeza erguida y carnerada; es blanco con ojos negros; ama la gloria con sabio comedimiento; tiene pasión por el verdadero honor; obedece, sin que se le castigue, a las exhortaciones y a la voz del cochero. El segundo tiene los miembros contrahechos, toscos, desaplomados, la cabeza gruesa y aplastada, el cuello corto: es negro, y sus ojos verdes y ensangrentados; no respira sino furor y vanidad; sus oídos velludos están sordos a los gritos del auriga, y con dificultad obedece a la espuela y al látigo.” (Phaedrus 246a; 253d-e) 
Esta ha sido una analogía que ha influenciado el punto de vista de Freud acerca de la psique, en la que la representación de Platón formó la base para que Freud entendiera el «Id», o el inconsciente. Esa, por supuesto, es la naturaleza del sistema de pensamiento del ego: todo un almacén de odio, asesinato, crueldad y perversión. 
(2:4-6) «Trata hoy de no prestarle oídos. Trata de identificarte con la parte de tu mente donde la quietud y la paz reinan para siempre. Trata de oír la Voz de Dios llamándote amorosamente, recordándote que tu Creador no se ha olvidado de Su Hijo.» 
Nuevamente, podemos observar las implicaciones de lo que Jesús nos insta hacer: él nos pide que reconozcamos nuestra llamada al ego, y que luego elijamos en su contra en favor de nuestras mentes rectas, donde reina y mora la tranquilidad y la paz. Se nos alienta a elegir de nuevo, a pesar de que Jesús sabe que nuestra resistencia es grande. No obstante, es todavía temprano en nuestro entrenamiento y todavía hay mucho que aprender y que practicar. 
(3) «Hoy necesitaremos por lo menos cuatro sesiones de práctica de cinco minutos cada una, e incluso más si es posible. De hecho, trataremos de oír la Voz de Dios recordándote a Dios y a tu Ser. Abordaremos el más santo y gozoso de todos los pensamientos llenos de confianza, sabiendo que al hacer esto estamos uniendo nuestra voluntad a la Voluntad de Dios. Él quiere que oigas Su Voz. Te la dio para que la oyeses.» 
Otras palabras de ánimo: la Voz de Dios «está» dentro de nosotros y aguarda pacientemente a que la elijamos. 
(4) «Escucha en profundo silencio. Permanece muy quedo y abre tu mente. Ve más allá de todos los chillidos estridentes e imaginaciones enfermizas que encubren tus verdaderos pensamientos y empañan tu eterno vínculo con Dios. Sumérgete profundamente en la paz que te espera más allá de los frenéticos y tumultuosos pensamientos, sonidos e imágenes de este mundo demente. No vives aquí. Estamos tratando de llegar a tu verdadero hogar. Estamos tratando de llegar al lugar donde eres verdaderamente bienvenido. Estamos tratando de llegar a Dios.» 
Jesús desea que estemos «realmente» claros acerca de nuestro propósito. Sin embargo, no podemos llegar a Dios sin pasar por los "chillidos estridentes e imaginaciones enfermizas" del ego; y no podemos superar esos gritos y fantasías sin mirarlos. Por lo tanto, abrir nuestras mentes significa que nuestro tomador de decisiones elige el perdón del Espíritu Santo en lugar del ataque del ego. Ya hemos visto que para llegar a Dios tenemos que dejar de lado nuestra identificación con la voz del especialismo del ego, y el objetivo del libro de ejercicios es ayudarnos a alcanzar a Dios a través de este proceso. 
(5) «No te olvides de repetir la idea de hoy frecuentemente. Hazlo con los ojos abiertos cuando sea necesario, pero ciérralos siempre que sea posible. Y asegúrate de sentarte quedamente y de repetir la idea cada vez que puedas, cerrando los ojos al mundo, y comprendiendo que estás invitando a la Voz de Dios a que te hable.» 
Jesús vuelve a poner énfasis en hacer las lecciones con los ojos abiertos o cerrados, no obstante prefiere que nuestro entrenamiento se haga con los ojos cerrados porque esto maximiza la experiencia de que son nuestros «pensamientos» los que necesitan corrección. Como hemos visto repetidamente en las lecciones recientes, se nos insta a aplicar la idea del día tan a menudo como podamos recordar: "frecuentemente", "cada que vez puedas". De esta manera, reforzamos nuestro aprendizaje de que es la sabiduría y el amor del Espíritu Santo lo que realmente queremos - y se encuentran en nuestras «mentes», no en el mundo." 

~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez. 



LECCIÓN 49

"La Voz de Dios me habla durante todo el día."

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

En nuestra mente dividida, parecen coexistir el ángel y el demonio, la mente falsa y la mente verdadera, el amor y el miedo, el ego y el Espíritu Santo. El asunto radica a que maestro elegimos escuchar, al ego o al Espíritu Santo. 
En este mundo escuchamos con más frecuencia  la estridente voz del ego, debido a que el miedo, la culpa, las carencias y la percepción de ataque ocupan cotidianamente nuestra mente. Pero ”Es muy posible escuchar la Voz de Dios durante todo el día sin que ello interrumpa para nada tus actividades normales." Esto de por sí es una promesa muy alentadora, pues nuestras "actividades normales"  están motivadas por el instinto de supervivencia, la urgencias del tiempo, la competitividad, la superación de las carencias y la resolución de nuestros conflictos. Nuestra actividad cotidiana está centrada en ponerle atención al ego. 

"La parte de tu mente donde reside la verdad está en constante comunicación con Dios, tanto si eres consciente de ello como si no." Es muy posible escuchar la Voz de Dios, pues Él jamás se ha separado de nosotros. La pregunta que nos debemos hacer es ¿Lo escuchamos? Nos hemos enseñado a escuchar la voz del ego. Somos tan buenos discípulos del ego, que por eso estamos en este mundo. La buena noticia es que nuestra mente santa está en constante comunicación con Dios, "tanto si eres consciente de ello como si no." la verdad para la mayoría de nosotros es que no somos conscientes de ello. Si ello fuera así, no necesitaríamos de Un Curso de Milagros ni de este libro de ejercicios. Esta lección busca enseñarnos a escuchar la Voz que habla por Dios, aprender a escucharla es parte esencial de nuestro aprendizaje. 

Así que un primer paso consiste en reconocer que hay una parte de nuestra mente donde reside el Espíritu Santo, que esa parte de nuestra mente, mantiene la comunicación con Dios independientemente de si somos conscientes o no. En la práctica es mas inconsciente que consciente para la mayoría, a no ser que adelante un trabajo de entrenamiento mental y sanación interior.  Es precisamente este entrenamiento mental el que nos posibilita hacer consciente nuestra comunicación con Dios y escuchar Su amorosa Voz diciéndonos lo que debemos hacer y guiándonos en cada momento. 

Jesús nos recuerda que la voz del ego es la que opera en este mundo, y la obedece sus leyes, "Es la otra parte de tu mente la que opera en el mundo y la que obedece sus leyes.  Ésa es la parte que está constantemente distraída, y que es desorganizada y sumamente insegura." la mente del ego es distraída ( no disciplinada), desorganizada (no tiene un propósito verdadero) insegura, ( la gobierna el miedo). Contrariamente, "La parte que está escuchando a la Voz de Dios es serena, está en continuo reposo y llena de absoluta seguridad.  Es la única parte que realmente existe." Es la parte donde mora nuestra paz y nuestro amor, y se manifiesta con la absoluta certeza que Su luz nos guía en cada situación o circunstancia que creemos experimentar. "Es la única parte que realmente existe." es la que expresa la verdad de lo que somos. Es una Voz dulce, serena y amorosa. Cuando acudimos a Su guía, Sus respuestas siempre nos producirán paz, tranquilidad y confianza. Así que recuerda, cuando estás en paz, tranquilo, sereno, y lleno de confianza no dudes que estás conectado con tu verdadera naturaleza, y estás en disposición de escuchar la Voz de Dios.

Contrariamente, "La otra es una loca ilusión, frenética y perturbada, aunque desprovista de toda realidad."*. El ego nos pide escuchar la voz del cuerpo, sus necesidades biológicas, y justificar sus miedos y agresiones. De ahí que sea una voz loca, frenética y perturbada, desprovista de toda realidad, por eso se nos pide que *"Trata hoy de no prestarle oídos." 
Escuchar la Voz de Dios implica no escuchar la voz del ego. No es posible escuchar a las dos al mismo tiempo. Es una decisión que debemos tomar. Debemos elegir escuchar la Voz de Dios, debemos elegir el amor en lugar del miedo. Así que,  "Trata de identificarte con la parte de tu mente donde la quietud y la paz reinan para siempre." En este mundo dual, conflictivo e ilusorio, si queremos sanar nuestra mente, si queremos sanar nuestras relaciones, debemos elegir el amor y la paz, y por lo  tanto, "Trata de oír la Voz de Dios llamándote amorosamente recordándote que tu Creador no se ha olvidado de Su Hijo." Es la Voz de la Expiación, es la Voz de la salvación, recordándonos quienes somos. Es la Voz del Amor recordándonos que solo somos amor.

PRACTICA:

Cuatro sesiones largas de 5 minutos cada una. Pero si puedes hacer más no dudes en hacerlo. 

"asegúrate de sentarte quedamente y de repetir la idea cada vez que puedas, cerrando los ojos al mundo y comprendiendo que estás invitando a la Voz de Dios a que te hable."  Esta es una meditación en la que buscamos sumergirnos en lo más profundo de nuestra mente, empezamos repitiendo muy lentamente la idea del dia: 

"La Voz de Dios me habla durante todo el día."

"Trataremos en verdad de oír la Voz de Dios recordándote a Dios y a tu Ser. Abordaremos el más santo y gozoso de todos los pensamientos llenos de confianza, sabiendo que al hacer esto estamos uniendo nuestra voluntad a la Voluntad de Dios.  Él quiere que oigas Su Voz.  Te la dio para que la oyeras."

MEDITACION:

Si notamos cada vez con más frecuencia se nos está invitando a practicar meditaciones, es la manera como podemos apagar el ruido mental del ego, es la manera como accedemos a nuestra paz, es la manera como nos damos cuenta que no somos de este mundo, es la manera que tomamos consciencia de nuestro verdadero hogar, es la manera como nos comunicamos con Dios:
 "Escucha en profundo silencio.  Permanece muy quedo y abre tu mente.  Ve más allá de todos los chillidos estridentes e imaginaciones enfermizas que encubren tus verdaderos pensamientos y empañan tu eterno vínculo con Dios. Sumérgete profundamente en la paz que te espera más allá de los frenéticos y tumultuosos pensamientos, sonidos e imágenes de este mundo demente.  No vives aquí.  Estamos tratando de llegar a tu verdadero hogar.  Estamos tratando de llegar al lugar donde eres verdaderamente bienvenido. Estamos tratando de llegar a Dios."

El propósito de toda meditación es aquietar la mente y desde esa postura "Escucha en profundo silencio."  precisamente desde ese silencio profundo e ilimitado emerge la Voz de Dios. 

Como las demás lecciones de este ciclo de bienaventuranzas, se nos pide hacer la prácticas que nos aproximan a Dios como lo mas sagrado que podamos hacer.                      "Abordaremos el más santo y gozoso de todos los pensamientos llenos de confianza, sabiendo que al hacer esto estamos uniendo nuestra voluntad a la Voluntad de Dios. Él quiere que oigas Su Voz. Te la dio para que la oyeses."  No vivimos en este mundo  de conflictos y sufrimientos, debemos soltar toda lealtad que le tengamos al ego. 

REPETICIONES FRECUENTES:

"No te olvides de repetir la idea de hoy frecuentemente. Hazlo con los ojos abiertos cuando sea necesario, pero ciérralos siempre que sea posible."

Esta lección es un paso muy importante en nuestro propósito de retornar a nuestro origen. Así que hagamos nuestra práctica con mucho amor y devoción. Repitamos la idea de hoy a lo largo del día, no nos olvidemos de nuestro sagrado propósito. Hazlo con los ojos abiertos y sobre todo hazlo con los ojos cerrados para que puedas navegar por tu mundo interior, y ante cada duda, incertidumbre o preocupación, pregúntale a la Voz que habla por Dios, que ella te contestará, te guiará y te conducirá por los senderos del amor y la paz. Con Su luz no podremos extraviarnos, pues Su luz ilumina nuestro corazón, ilumina nuestra vida, Su luz nos llevará de regreso a casa, al corazón de Dios. 

Bendiciones 




CELEBRANDO EL MILAGRO 


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BENDICIONES!








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