LECCIÓN 106 Déjame aquietarme y escuchar la verdad.

LECCIÓN 106

Déjame aquietarme y escuchar la verdad.




1. Si no le prestaras atención a la voz del ego, por muy ensordecedora que parezca ser su llamada; si no aceptaras sus míseros regalos que no te aportan nada que realmente quieras y si escucharas con una mente receptiva que no te haya dicho lo que es la salvación, podrías entonces oír la poderosa Voz de la Verdad, serena en su poder, fuerte en su quietud y absolutamente segura de Sus mensajes.

2. Escucha, y oye a tu Padre hablarte por medio de la Voz que Él designó fuese la Suya, la cual acalla el estruendo de lo que no tiene sentido y les muestra el camino de la paz a los que no pueden ver. 2 Aquiétate hoy y escucha la verdad. 3 No te dejes engañar por las voces de los muertos, que te dicen que han encontrado la fuente de la vida y te la ofrecen para que creas en ella. 4 No les hagas caso, antes bien, escucha la verdad.

3. No tengas miedo hoy de eludir las voces del mundo. 2 Sigue adelante con paso ligero más allá de su insensata persuasión. 3 No les prestes oídos. 4 Aquiétate hoy y escucha la verdad. 5 Ve más allá de todas las cosas que no hablen de Aquel que tiene tu felicidad en Sus Manos y que te la ofrece con calidez y amor. 6 Escúchalo únicamente a Él hoy y no te demores más en llegar a Él. 7 Escucha hoy una sola Voz.

4. Hoy se cumple la promesa de la Palabra de Dios. 2 Escucha y permanece en silencio. 3 Él quiere hablarte. 4 Viene a ti con milagros mil veces más jubilosos y más maravillosos que los que tú hayas podido jamás soñar o desear en tus sueños. 5 Sus milagros son verdad. 6 No se desvanecerán cuando al sueño le llegue su fin. 7 Por el contrario, son los que le darán fin al sueño; y perdurarán eternamente, pues proceden de Dios para Su bienamado Hijo, cuyo otro Nombre eres tú. 8 Prepárate hoy para los milagros. 9 Permite que hoy se cumpla la ancestral promesa que tu Padre te hizo a ti y a todos tus hermanos.

5. Óyelo hoy, y escucha la Palabra que levanta el velo que cubre la tierra y que despierta a todos los que duermen y no pueden ver. 2 Dios los llama a través de ti. 3 Él necesita tu voz para hablarles, pues, ¿quién sino el Padre podría llegar hasta el Hijo, llamándolo a través de tu Ser? 4 Óyelo hoy y ofrécele tu voz para que Él pueda hablarle a las multitudes que esperan a oír la Palabra que Él pronunciará hoy.

6. Estate listo para la salvación. 2 Está aquí y hoy se te concederá. 3 Y descubrirás cuál es tu función por medio de Aquel que la eligió por ti en Nombre de tu Padre. 4 Escucha hoy y oirás una Voz que resonará por todo el mundo a través de ti. 5 El Portador de todos los milagros necesita que tú los recibas primero, para que así te conviertas en el feliz dador de lo que has recibido.

7. Así comienza la salvación y así termina: cuando todo sea tuyo y lo hayas dado completamente, permanecerá contigo para siempre. 2 La lección se habrá aprendido. 3 Hoy vamos a practicar lo que es dar, pero no de la manera en que lo entiendes ahora, sino como es. 4 Los ejercicios de cada hora deben ir precedidos de esta plegaria de iluminación:



5 Me aquietaré y escucharé la verdad.

6 ¿Qué significa dar y recibir?


8. Pregunta, y confía en que se te contestará. 2 Lo que pides es algo cuya respuesta ha estado esperando mucho tiempo a que la aceptes. 3 Dicha respuesta representará el comienzo del ministerio para el que viniste, el cual liberará al mundo de la creencia de que dar es una manera de perder. 4 De este modo el mundo se prepara para entender y para recibir.

9. Aquiétate y escucha la verdad hoy. 2 Por cada cinco minutos que pases escuchando, mil mentes se abrirán a la verdad y oirán la santa Palabra que tú oyes. 3 Y cuando la hora haya pasado, liberarás mil más que harán una pausa para pedir que la verdad les sea revelada tanto a ellas como a ti.

10. Hoy se cumple la santa Palabra de Dios cuando tú la recibes para darla, de manera que puedas enseñarle al mundo lo que significa dar, escuchándolo y aprendiéndolo de Él. 2 No te olvides hoy de reforzar tu decisión de escuchar y recibir la Palabra repitiendo el siguiente recordatorio tan a menudo como te sea posible:


3 Déjame aquietarme y escuchar la verdad.

4 Hoy soy el mensajero de Dios.

5 Mi voz es Suya para dar lo que recibo.







AUDIOS de la Lección 106
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 106
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.


Ocurrir de la Lección 106
a través de Martin Musarra


Lección 106 comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda












LECCIÓN 106

Déjame aquietarme y escuchar la verdad.


Comentada por:

Jorge Luis Álvarez Castañeda


¡Que la paz sea con nosotros hoy!


Jesús, en esta lección, llama a aquietarme, es decir, a parar los juicios con los cuales me separo de mis hermanos y de Dios. Los juicios me separan de la verdad, es decir, del hecho de mi creación por Dios y no por el ego, de mi reconocimiento de mi verdadera identidad como Hijo de Dios y de gozar de sus dones de dicha y paz. La verdad es ausencia de ilusiones y no puede tener opuestos. Este mundo fue fabricado con base en ilusiones, por lo tanto, ninguna cosa de este mundo es verdad.


Jesús, en esta lección quiere que escuchemos la Voz de Dios y no la del ego.


 Nos dice:

_”Viene a ti con milagros mil veces más jubilosos y más maravillosos que los que tú hayas podido jamás soñar o desear en tus sueños”_.

 

 Y luego, de escuchar la Palabra de Dios, darla a todos los hermanos que necesitan oírla. Continúa hoy, Jesús, con el tema de dar y recibir que vimos ayer. 


¿Y qué se entiende por la Palabra de Dios? Es la respuesta de Dios a la separación lo cual significa el deshacer el sistema de pensamiento del ego que se basa en la separación. Representa el Amor de Dios que nunca cambia. Esa respuesta se puede manifestar de diversas formas como perdón, paz, Expiación, Espíritu Santo y el plan de Dios para la salvación. No se refiere a la Biblia, ni a Jesús, ni al Curso aunque estos pueden reflejar la Palabra de Dios. Nuestra función sería transmitir esa Palabra.


Jesús nos dice:

_”Aquiétate hoy y escucha la verdad. Ve más allá de todas las cosas que no hablen de Aquel que tiene tu felicidad en Sus Manos y que te la ofrece con calidez y amor. Escúchalo únicamente a Él hoy y no te demores más en llegar a Él. Escucha hoy una sola Voz”_.

 

Se trata de escuchar al Espíritu Santo y no escuchar las voces del pasado que nos van a llevar a los resentimientos y a la perpetuación de la culpa. Se trata de que nos centremos únicamente en la Voz del Espíritu Santo y que entrenemos nuestra mente para escuchar una sola Voz. Esto es posible pidiendo la Ayuda divina y mediante el perdón y la aceptación de la Expiación para nosotros mismos.


Nos dice Jesús:


_”Hoy se cumple la promesa de la Palabra de Dios. Escucha y permanece en silencio. Él quiere hablarte. Viene a ti con milagros mil veces más jubilosos y más maravillosos que los que tú hayas podido jamás soñar o desear en tus sueños. Sus milagros son verdad. No se desvanecerán cuando al sueño le llegue su fin. Por el contrario, son los que le darán fin al sueño; y perdurarán eternamente, pues proceden de Dios para Su bienamado Hijo, cuyo otro Nombre eres tú. Prepárate hoy para los milagros. Permite que hoy se cumpla la ancestral promesa que tu Padre te hizo a ti y a todos tus hermanos”_.


Jesús, nos llama a hacer silencio, es decir, a no escuchar el ego y permitir que la Voz de Dios, que siempre nos esta hablando, pueda oírse. De tal manera que podamos escuchar la invitación a prepararnos para los milagros. Preparémonos para aceptar la promesa ancestral de Dios: hemos sido salvados. Se hace realidad el principio de la Expiación: nunca nos hemos separado de Dios y ya estamos salvados. Otra cosa es que no queremos aceptarlo y por eso insistimos en creerle al ego. Sólo es cuestión de aceptar la Palabra de Dios para que le demos cabida a los milagros.


Nos dice Jesús en la lección:

_”Óyelo hoy, y escucha la Palabra que levanta el velo que cubre la tierra y que despierta a todos los que duermen y no pueden ver. Dios los llama a través de ti. Él necesita tu voz para hablarles, pues, ¿quién sino el Padre podría llegar hasta el Hijo, llamándolo a través de tu Ser? Óyelo hoy y ofrécele tu voz para que Él pueda hablarle a las multitudes que esperan a oír la Palabra que Él pronunciará hoy”_.


Mi función es sanar mi mente y recordar mi verdadera identidad como Hijo de Dios, que soy amor, que gozo de los dones de la dicha y la paz de Dios. En la medida en que lo haga podré sentirme ligado a mis hermanos y contribuir al despertar de sus mentes. Lo fundamental es que sane mi mente con ayuda del Espíritu Santo y de Jesús.


Jesús, nos propone que le dediquemos 5 minutos cuando marque la hora a aquietarnos. Es decir, a aquietar nuestra mente. Parece una misión difícil porque a todo momento surgen y surgen pensamientos, pues, un pensamiento lleva a otro y a otro y, en poco tiempo, tenemos muchísimos pensamientos. Se trataría de no interpretar los pensamientos que surjan, es decir, no tratar de explicarlos, de comprenderlos, de darles un sentido, de recordar cosas relacionadas con ellos, porque ahí me pierdo en el flujo sin fin de pensamientos. Cuando surjan puedo repetir el pensamiento de la lección o decirme: “Ahora no quiero este pensamiento”.


Jesús nos dice:

“Me aquietaré y escucharé la verdad.

  ¿Qué significa dar y recibir? 


Esta es la pregunta que le haremos a Dios quien, a través de su Voz, el Espíritu Santo, nos contestará. Vale la pena explicar esta parte. Podemos escuchar a Dios de muchas formas: bien sea que escuchemos efectivamente una voz (algunos hermanos dicen que la escuchan), tengamos una sensación amorosa de sentirnos unidos a todo y a todos, un pensamiento amoroso, una imagen bella, un sentimiento de perdón y de bondad, un sentimiento de bienestar y de alegría, etc. Seguramente que, después de estos instantes con Dios, en los cuales nos sentimos inocentes y en paz, cuando nos relacionemos con nuestros hermanos nuestra conducta será diferente y, ahí, llevaríamos a la práctica la respuesta a la pregunta que le hemos hecho a Dios. Será una experiencia maravillosa:

_“Dicha respuesta representa el comienzo del ministerio para el que viniste”_.


Jesús, nos habla de los ministros o mensajeros de Dios. De esto ya nos había hablado anteriormente. Recordemos que el mensajero lleva el mensaje de la Palabra de Dios. Esa Palabra, esa respuesta a la pregunta hecha a Dios es el mensaje que se da a los hermanos y en la medida en que se da se reconoce, se asimila, se interioriza. En síntesis, la lección nos pide que preguntemos a Dios, que recibamos su respuesta a través de Su Palabra, que la demos a nuestros hermanos y que la reconozcamos en nuestro interior.


Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Hagamos la lección, como se nos propone, siempre en compañía del Espíritu Santo y de Jesús, sin olvidarnos de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.


Muchas, muchísimas, bendiciones.

Jorge Luis Álvarez Castañeda

Lección 106 comentada por Ken Wapnick

( Lección 106: “Déjame aquietarme y escuchar la verdad” )


“El título en sí (Lección 106: “Déjame aquietarme y escuchar la verdad”) es extremadamente importante porque – como he enfatizado repetidamente, reflejando el énfasis del Curso – el medio por el cual tenemos acceso a la verdad y la experiencia del amor de Jesús es dejar ir nuestros egos. Recordando una lección anterior, Jesús se refiere a la voz del ego en nuestras mentes como “chillidos estridentes” (W-pI.49.4: 3). Su ruido está siempre en nuestras mentes, y estar aquietados significa que nuestro tomados de decisiones reconoce que cometió un error. Por lo tanto, elegimos contra el sistema de pensamiento de especialismo del ego y en favor de su corrección; contra la ilusión y en favor de la verdad. Esta lección – y el título en sí – es otro recordatorio de la necesidad de que estemos aquietados con respecto al ego, al hacer que nuestra inversión pase de tener la razón a ser felices.


(1) «Si no le prestases atención a la voz del ego, por muy ensordecedora que parezca ser su llamada; si no aceptases sus míseros regalos que no te aportan nada que realmente quieras, y si escuchases con una mente receptiva que no te haya dicho lo que es la salvación, podrías entonces oír la poderosa Voz de la verdad, serena en su poder, fuerte en su quietud y absolutamente segura de Sus mensajes.»


Esto reafirma lo que estaba diciendo. Todos hemos preferido los míseros regalos de individualidad y especialismo del ego sobre el regalo glorioso de Dios, que Jesús nos ofrece. Su regalo de perdón deshace el ego al darnos cuenta de que todos somos uno – unidos en el sueño al compartir la necesidad de regresar a casa y unidos en nuestra Identidad como Cristo. La fortaleza de la Presencia del Espíritu Santo y el amor de Jesús radican en su sosiego y quietud. Es el ego el que necesita hacer un escándalo. Cada vez que, por ejemplo, tenemos la certeza de algo y necesitamos que todos sepan cuán correctos, maravillosos y santos somos, sabemos que es el ego el que habla. La Voz del Espíritu Santo, con la que realmente queremos identificarnos, es silenciosa y no llama la atención sobre sí misma. Simplemente es: “serena en su poder, fuerte en su quietud y absolutamente segura de Sus mensajes”. La necesidad de ser especial y tener la razón revela el hecho de que hemos elegido al ego como nuestro maestro.


(2:1) «Escucha, y oye a tu Padre hablarte a través de la voz que Él ha designado sea su Voz, la cual acalla el estruendo de lo que no tiene sentido y les muestra el camino de la paz a los que no pueden ver.»


Una vez más, aquellos que están seguros no generan conmociones acerca de ellos mismos. No hacen grandes alborotos sobre las cosas, porque en la certeza de la tranquilidad de sus mentes se dan cuenta de que aquí nada es importante, incluido el yo individual y especial de uno; solo experimentar el Amor de Dios es importante, y no hay nada comparable a esto aquí. Escuchar la Voz del Espíritu Santo que habla en favor de ese Amor disuelve el yo sin significado y finaliza todo conflicto, iluminando el camino para nuestro regreso a la paz. El “estruendo de lo que no tiene sentido” da paso al simple silencio de la verdad.


(2:2-4) «Aquiétate hoy y escucha la verdad. No te dejes engañar por las voces de los muertos, que te dicen que han encontrado la fuente de la vida y te la ofrecen para que creas en ella. No les hagas caso, antes bien, escucha la verdad.»


Jesús nos dice en el siguiente párrafo que las “voces de los muertos” son las voces del mundo. Sería más correcto decir desde el punto de vista técnico las “voces de lo no vivo”, porque la muerte presupone que había vida, y en Un Curso de Milagros hemos aprendido que el cuerpo simplemente no existe; por ejemplo: “No nace ni muere.” (T-28.VI.2).


Sin embargo, el pentámetro yámbico requiere una palabra de una sola sílaba (texto original en inglés), que es una razón para ese uso.


El mundo nos dice que la vida proviene del cuerpo. Desde un punto de vista bíblico, uno dice que la fuente de la vida es Dios, Quien crea el cuerpo a Su propia imagen y semejanza. Sin embargo, Jesús nos dice que no escuchemos estas voces de los no vivos o los muertos, que solo hablan de ilusión. Al permanecer aquietados, callamos estas voces engañosas para que podamos escuchar la verdad.


(3:1-5) «Hoy no tengas miedo de eludir las voces del mundo. Sigue adelante con paso ligero más allá de su insensata persuasión. No les prestes oídos. Aquiétate hoy y escucha la verdad. Ve más allá de todas las cosas que no hablen de Aquel que tiene tu felicidad en Sus manos, y que te la ofrece con calidez y amor.»


Jesús habla de esta manera porque tememos que si eludimos o evitamos las voces del mundo, desapareceríamos. Estas voces dan testimonio de nuestra aparente realidad como individuos separados y especiales, y nuestro temor a apartarnos de su autoridad e ir en contra de su verdad consiste en desaparecer en la “nada” de Dios, perdiendo nuestra individualidad para siempre. Este, entonces, es el pensamiento que nos impide alcanzar Su Mano, simbolizada por la presencia de Jesús en nuestro viaje a casa. Como vemos repetidamente a lo largo de Un Curso de Milagros, la forma en que decimos “sí” al amor de Jesús es decir “no” al sistema de pensamiento del ego que creemos que es nuestro fundamento. Al ir más allá de las voces del mundo – nuestros ídolos especiales – alcanzamos la “Mano” de Dios, escuchando sólo Su Voz que habla de la felicidad y el amor acogedor que nos espera al final del viaje.


(3:6-7) «Escúchalo únicamente a Él hoy, y no te demores más en llegar hasta Él. Escucha una sola Voz hoy.»


Este es el llamado de Jesús a nosotros, que él hace a lo largo de Un Curso de Milagros: “¿Por qué persistes en hacerte sufrir, cuando fácilmente podrías tomar mi mano y dejar tu ego?” En otras palabras, Jesús nos dice que no es necesario esperar más para ser feliz. Nuestro retraso no afecta realmente nada, pero dentro del sueño nos causamos un mayor dolor cuando esperamos. “Ya no tienes que hacer esto”, dice Jesús, “pero espero tu elección”:


“Nunca te abandonaré tal como Dios tampoco te abandonará, pero tengo que esperar mientras tú continúes eligiendo abandonarte a ti mismo. Debido a que espero con amor y no con impaciencia, es indudable que me pedirás con sinceridad que lo transponga. Vendré en respuesta a toda llamada inequívoca.” (T-4.III.7:8-10)


(4:1) «Hoy se cumple la promesa de la Palabra de Dios.»


Cuando «Palabra» aparece en mayúscula en el Curso, casi siempre se entiende como una expresión del principio de Expiación – la corrección para el error, el Espíritu Santo o el perdón – que representa el deshacimiento del sistema de pensamiento del ego. Por su propia naturaleza como el reflejo de la verdad de Dios, no puede «no» ser verdad; su promesa «no» puede dejar de cumplirse.


(4:2-4) «Escucha y permanece en silencio. Él quiere hablarte. Él viene a ti con milagros que son mil veces más jubilosos y más maravillosos que los que tú jamás hayas podido soñar o desear en tus sueños.»


La palabra «milagros» se usa de manera diferente aquí que en otros lugares, y hemos visto cómo Jesús es algo flexible con su lenguaje. Los milagros corrigen el sistema de pensamiento del ego, sin embargo, aquí expresan el Amor de Dios porque son eternos, como se expresa en las siguientes oraciones. A lo largo de Un Curso de Milagros, Jesús explica que los milagros no son eternos y no duran más allá de nuestra necesidad de ellos. En otras palabras, cuando el sueño ilusorio se deshace, la corrección ilusoria para el sueño – su función ahora completa – se ha ido también. Un pasaje que veremos mucho más adelante en el libro de ejercicios lo expresa muy bien:


“Un milagro es una corrección. No crea, ni cambia realmente nada en absoluto… Corrige el error, mas no intenta ir más allá de la percepción, ni exceder la función del perdón. Se mantiene, por lo tanto, dentro de los límites del tiempo. No obstante, allana el camino para el retorno de la intemporalidad y para el despertar del amor, pues el miedo no puede sino desvanecerse ante el benevolente remedio que el milagro trae consigo.” (W-pII.13.1:1-2,4-6)


Así pues, los «milagros» expresan nuestra experiencia del Amor de Dios dentro del sueño. El contenido de este pasaje es similar a estas hermosas y reconfortantes líneas en el texto:


“Este mundo está repleto de milagros. Se alzan en radiante silencio junto a cada sueño de dolor y sufrimiento, de pecado y culpabilidad.” (T-28.II.12:1-2)


Estas correcciones amorosas y radiantes, los reflejos del amor y la luz del Cielo, permanecen en nuestras mentes, aguardando pacientemente nuestra decisión de elegirlas.


(4:5-7) «Sus milagros son verdad. No se desvanecerán cuando al sueño le llegue su fin. Por el contrario, son los que darán fin al sueño; y perdurarán eternamente, pues proceden de Dios para Su Hijo bienamado, cuyo otro nombre eres tú.»


El Hijo bienamado, cuyo otro nombre es el nuestro, es Cristo, no el yo separado – nombre, cuerpo y personalidad – que creemos que somos. El amor, cuyo reflejo nos ha llamado, permanece con nosotros para siempre, porque «somos» ese amor. Ese es el significado detrás de este pasaje del texto de otro modo inexplicable sobre la naturaleza eterna del Espíritu Santo, la forma antropomórfica del Amor de Dios:


“La Voz del Espíritu Santo es la Llamada a la Expiación, es decir, a la restitución de la integridad de la mente. Cuando la Expiación se complete y toda la Filiación sane, dejará de haber una Llamada a retornar. Pero lo que Dios crea es eterno. El Espíritu Santo permanecerá con los Hijos de Dios para bendecir las creaciones de éstos y mantenerlas en la luz de la dicha.” (T-5.I.5:4-7)


(4:8-9) «Prepárate hoy para los milagros. Permite que hoy se cumpla la ancestral promesa que tu Padre te hizo a ti y a todos tus hermanos.»


Jesús apela a nosotros porque debemos elegir aceptar su regalo ya presente. Él nuevamente contrasta la felicidad gloriosa que proporcionan sus dones con la felicidad carente de gloria del especialismo que ofrecen los regalos del ego, y pregunta: “¿Puede ser esta una decisión difícil de hacer para ti? ¿Son las cosas de este mundo – sus pecados, culpabilidad y juicios – realmente más importantes para ti que la felicidad que seguramente encontrarás si sueltas la mano del ego y tomas la mía?” La ancestral promesa de nuestro Padre hacia nosotros permanece vacía en nuestra conciencia hasta que elijamos recordar nuestra promesa a Él:


“Dios cumple Sus promesas; Su Hijo cumple las suyas. Esto fue lo que Su Padre le dijo al crearlo: “Te amaré eternamente, como tú a Mí. Sé tan perfecto como Yo, pues nunca podrás estar separado de Mí”. Su Hijo no recuerda que le contestó: “Sí, Padre”, si bien nació como resultado de esa promesa.” (T-28.VI.6:3-6)


(5:1-3) «Óyelo hoy, y escucha la Palabra que levanta el velo que cubre la tierra y que despierta a todos los que duermen y no pueden ver. Dios los llama a través de ti. Él necesita tu voz para hablarles, pues, ¿quién sino el Padre podría llegar hasta el Hijo, llamándolo a través de tu Ser?»


Este es un tema que veremos repetido. Se basa en la idea ahora familiar de que el Hijo de Dios es uno. Jesús no está diciendo que debemos aprender estas lecciones de perdón, y luego predicar su evangelio al mundo. Otros sistemas enseñan eso, pero no este. De hecho, no predicamos ni enseñamos nada. Simplemente aceptamos el amor de Jesús, que abarca cada mente aparentemente separada en la Filiación, ya que las mentes son una. La mente se extiende a la mente, reflejando la extensión original de la Mente de Dios a la Mente de Cristo.


Nuevamente, no hacemos nada. Si el amor de Jesús nos motiva, inspirándonos a hacer cosas en el mundo, por supuesto que las hacemos. Sin embargo, el núcleo del plan de estudios de Un Curso de Milagros consiste en aquietar las voces del ego en nuestras mentes e identificarnos con las palabras de Jesús.


Aceptando su amor, permitimos que nos guíe en todo lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos. En ese sentido, el mundo es curado, porque no existe fuera de nuestras mentes. Incidentalmente, encontramos aquí el presagio del hermoso y más desarrollado pasaje en la Introducción al quinto repaso, donde Jesús dice que necesita que escuchemos sus palabras y se las demos al mundo, para que se salve (W-pI.rV. in.9: 2-3).


(5:4) «Óyelo hoy, y ofrécele tu voz para que Él pueda hablarle a las multitudes que esperan a oír la Palabra que Él pronunciará hoy.»


Hablamos Su Palabra en silencio, porque el amor silencioso no pronuncia palabras. Sin embargo, dado que creemos que somos cuerpos, la palabra silenciosa de la presencia del amor a menudo tomará forma en nuestro comportamiento y palabras a medida que se extiende a través de nosotros. Sin embargo, no son las palabras las que son importantes, sino el amor que las inspira. Nuestra tarea es simplemente ponernos en contacto con ese amor. Luego él hace el resto.


(6:1-2) «Estáte listo para la salvación. Está aquí, y hoy se te concederá.»


La salvación se nos dará en el instante – el instante santo – que elijamos aceptarla, lo cual hacemos dejando de lado la voz del ego. Nuestro Maestro no puede esperar para darnos lo que ya tenemos:


“Las ansias del Espíritu Santo por dártelo son tan intensas que Él no quisiera esperar, si bien espera pacientemente. Une Su paciencia a tu impaciencia para que tu encuentro con Él no se demore Más. Ve gustosamente a encontrarte con tu Redentor, y con absoluta confianza abandona con Él este mundo y entra al mundo real de belleza y perdón.” (T-17.II.8:3-5)


Sabiendo que la belleza es lo que espera nuestra elección, ¿quién no podría compartir las ansias del Espíritu Santo?


(6:3-4) «Y descubrirás cuál es tu función por medio de Aquel que la eligió por ti en Nombre de tu Padre. Escucha hoy, y oirás una Voz que resonará por todo el mundo a través de ti.»


El mundo existe en nuestra mente, donde la Voz del Espíritu Santo resuena cuando elegimos aceptarlo como la única Voz que deseamos escuchar. Nuestra elección se hace eco así en todo el mundo, presente en la única mente del Hijo.


(6:5) «El Portador de todos los milagros necesita que tú los recibas primero, para que así te conviertas en el feliz dador de lo que has recibido.»


Veremos en breve el retorno del tema de dar y recibir, anunciado aquí. Nuestra responsabilidad es simplemente recibir o aceptar el regalo; su entrega ocurre a través de Jesús. La Lección 154 hace eco de la idea de recibir primero el milagro antes de que su curación pueda extenderse a otros.


(7:1) «Así comienza la salvación y así termina: cuando todo sea tuyo y lo hayas dado completamente, permanecerá contigo para siempre.»


La salvación comienza en nuestras mentes – la fuente del error – y termina allí cuando elegimos corregir el error y aceptar la Expiación, como lo explica el pasaje temprano en el texto:


“…el proceso de des-hacimiento, que no procede de ti, se encuentra no obstante en ti porque Dios lo puso ahí. Tu papel consiste simplemente en hacer que tu pensamiento retorne al punto en que se cometió el error, y en entregárselo allí a la Expiación en paz.” (T-5.VII.6:4-5)


Huelga decir que esta idea de dar y recibir no tiene nada que ver con la comprensión del mundo. Cuando todo es mío y acepto el Amor de Dios como mi Identidad, la Filiación está unida en ese Ser. No hay pérdida, solo ganancia – para «todos».


(7:2) «La lección se habrá aprendido.»


La lección que debe aprenderse es la Expiación: la separación de Dios nunca ocurrió. Esto significa que tú y yo tampoco estamos separados.


(7:3-8:2) «Hoy vamos a practicar lo que es dar, pero no de la manera en que lo entiendes ahora, sino tal como es. Los ejercicios de cada hora deben ir precedidos de esta plegaria de iluminación:


Me aquietaré y escucharé la verdad.

¿Qué significa dar y recibir?


Pregunta, y confía en que se te contestará. Lo que pides es algo cuya respuesta ha estado esperando mucho tiempo a que la aceptes.»


La respuesta, nuevamente, es el principio de Expiación. No es una respuesta específica que Jesús querría decirnos, por ejemplo: que dijéramos esto, hiciéramos eso o fuéramos allí, sino la Palabra silenciosa de Dios. Aunque la respuesta nos espera en nuestras mentes, tememos sus implicaciones. Por lo tanto, necesitamos estas sesiones de práctica como suaves recordatorios de que si vemos a través de las mentiras del ego – por ejemplo, dar y recibir son diferentes – la quietud resultante nos permitiría escuchar la Voz del Espíritu Santo corrigiendo nuestros errores. El perdón nos permite estar aquietados, para que podamos recibir el amor que es nuestro y del mundo, sin pérdida para nadie.


(8:3-4) «Dicha respuesta representará el comienzo del ministerio para el que viniste, el cual liberará al mundo de la creencia de que dar es una manera de perder. De este modo el mundo se prepara para entender y para recibir.»


Cuando aceptamos el regalo de convertirnos en la manifestación de Jesús en el sueño – así como él fue la del Espíritu Santo – eso se convierte en nuestra función o ministerio. Pero no interpretes esto como algo externo, porque eso sería una total incomprensión de Un Curso de Milagros. ¿Cómo puede haber un ministerio externo cuando Jesús enseña que no hay mundo?


Primero tenemos que aprender esta lección, lo que significa que aprendemos que no hay pensamiento que subyace al mundo. Cuando ocurre este aprendizaje – el propósito del milagro – el amor se extiende a través de nosotros. La forma que adopta es irrelevante, porque lo que importa es que elijamos el amor en lugar del miedo, identificándonos con el Ser de la Filiación unificada. La herencia de este Ser nunca se perdió, y ahora se recupera a través de Su recuerdo.


(9) «Aquiétate y escucha la verdad hoy. Por cada cinco minutos que pases escuchando, mil mentes se abrirán a la verdad y oirán la santa Palabra que tú oyes. Y cuando la hora haya pasado, liberarás mil más que harán una pausa para pedir que la verdad les sea revelada tanto a ellas como a ti.»


Recuerda que el término «mil» en Un Curso de Milagros simboliza un gran número. Así, miles recibirán este regalo de la Expiación cuando lo aceptemos para nosotros mismos, recordando a la Filiación, como lo hizo Jesús, de que hay otra elección que se puede hacer. Todavía sigue siendo la decisión de la Filiación, como lo fue la nuestra, de «cuándo» elegir aceptar la Palabra de Dios.


(10) «Hoy se cumple la santa Palabra de Dios cuando tú la recibes para darla, de manera que puedas enseñarle al mundo lo que significa dar, escuchándolo y aprendiéndolo de Él. No te olvides hoy de reforzar tu decisión de escuchar y recibir la Palabra, repitiendo el siguiente recordatorio tan a menudo como te sea posible:


Déjame aquietarme y escuchar la verdad.

Hoy soy el mensajero de Dios.

Mi voz es Suya para dar lo que recibo.»


Al aprender que dar y recibir son lo mismo, permitimos que la verdad sea ella misma. Dejar ir los resentimientos, los recuerdos de victimización y las necesidades de especialismo no implica sacrificio ni pérdida. Por el contrario, el proceso de perdón que es nuestro regalo para Jesús, como lo es para la Filiación, nos libera para recibir el recuerdo del amor del que nos habíamos separado. Sin las barreras de odio para bloquear el flujo del amor, se extiende gentilmente por toda la Filiación, entregando el feliz mensaje de la Palabra de Dios: la verdad está aquí, y es nuestra para pedirla.”


~ Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick.


LECCIÓN 106

"Déjame aquietarme y escuchar la verdad."


Comentada por:

Oscar Gómez Díez 


Esta lección tiene dos temas centrales. Por un lado, se da continuidad al tema de dar y recibir, por el otro, se dedica a explicarnos como hacer bien nuestras  prácticas, esto es, reiterar la importancia de lo que se nos ha venido enseñando a lo largo de las últimas lecciones, cuando se nos pide en cada práctica, que nos aquietemos, que permanezcamos quedos, poniéndonos en silencio, meditar, escuchar en silencio, tener una mente receptiva, etc. 


El silencio y la quietud son nuestro principal mecanismo para escuchar al Espíritu Santo y para acallar el ruido estridente del ego. Si no entramos en silencio y quietud, el ego tendría la voz dominante en nuestra mente, la lección nos lo dice así: "Si no le prestases atención a la voz del ego, por muy ensordecedora que parezca ser su llamada; si no aceptases sus míseros regalos que no te aportan nada que realmente quieras, y si escuchases con una mente receptiva que no te haya dicho lo que es la salvación, podrías entonces oír la poderosa Voz de la verdad, serena en su poder, fuerte en su quietud y absolutamente segura de Sus mensajes." estamos acostumbrados a escuchar al ego, y seguir sus impulsos de juicios y condenas, por lo que nos parece muy difícil aquietarnos para escuchar al Espíritu Santo, de ahí que este sea un Curso de entrenamiento mental, y parte de este entrenamiento, es aprender a escuchar la Voz que habla por Dios. "Escucha, y oye a tu Padre hablarte a través de la voz que Él ha designado sea su Voz, la cual acalla el estruendo de lo que no tiene sentido y les muestra el camino de la paz a los que no pueden ver." 


El ego tiene una necesidad compulsiva de moverse, de hacer cosas, de actuar, de hablar, la quietud y el silencio son agobiantes para el ego, por eso  la lección es enfática en lo que se nos pide hoy: "Aquiétate hoy y escucha la verdad." y como siempre el Curso nos pide que nos definamos y tomemos la decisión de escuchar una sola voz, en este caso, la Voz del Espíritu Santo. A la vez, que nos pide no hacerle caso a la voz del ego, por eso nos pide que "Hoy no tengas miedo de eludir las voces del mundo." 


AL DAR SOLO AMOR, RECIBIRÁS SOLO AMOR:


Si elegimos escuchar al Espíritu Santo, te convertirás "en el feliz dador de lo que has recibido." pues cuando hemos recibido la paz y la  dicha de Dios, la daremos, la compartiremos completamente, y al momento de compartirla se vuelve nuestra "permanecerá contigo para siempre." este es el sentido de dar y recibir. Si compartimos sin ninguna limitación el amor que hemos recibido  "La lección se habrá aprendido." con eso se cumple el propósito de este día, con esto se cumple el propósito de este Curso, al comprender que somos amor, nos convertimos en amor cuando lo compartimos y lo extendemos. La lección nos dice que nuestros ejercicios  tiene un efecto multiplicador, que por cada 5 minutos de práctica en que decidamos escuchar la Verdad, mil mentes más se abrirán a escucharla. 


PROPÓSITO:


Aprender a escuchar la Voz del Espíritu Santo a través de la quietud y el silencio y aprender de Su Voz el significado de dar y recibir, al  extender el Amor que hemos recibido a todos nuestros hermanos. "Escucha hoy, y oirás una Voz que resonará por todo el mundo a través de ti." si escucho la Voz que habla por Dios, una vez que he recibido los regalos de dicha y paz, los daré a mis hermanos, y en ese momento, me los estaré dando a mi mismo, pues somos una sola mente. 


PRÁCTICA:


Aquiétate durante los primeros 5 minutos de cada hora y ten una mente receptiva para escuchar lo que vas a preguntar. "Hoy vamos a practicar lo que es dar, pero no de la manera en que lo entiendes ahora, sino tal como es."


"Los ejercicios de cada hora deben ir precedidos de esta plegaria de iluminación:"


"Me aquietaré y escucharé la verdad."


"¿Qué significa dar y recibir?"


"Pregunta, y confía en que se te contestará."


"Lo que pides es algo cuya respuesta ha estado esperando mucho tiempo a que la aceptes."


Sólo en la quietud y el silencio puede emerger desde lo profundo de nuestra consciencia, desde sus tranquilas y serenas aguas, la Voz del Amor, recordándonos quienes somos y los eternos regalos de paz y dicha que Dios nos ha dado, y los recibiremos con gozo para compartirlos con toda lo que Existe y existirá jamás. 


PRÁCTICAS  CORTAS  y FRECUENTES:


"No te olvides hoy de reforzar tu decisión de escuchar y recibir la Palabra, repitiendo el siguiente recordatorio tan a menudo como te sea posible:"


"Déjame aquietarme y escuchar la verdad."


"Hoy soy el mensajero de Dios."


"Mi voz es Suya para dar lo que recibo."


Aprendamos a aquietarnos, a sumergirnos en el más profundo e infinito silencio desde donde subyace todo lo que ES, y con una mente receptiva podremos escuchar la Voz del Amor dándonos Sus regalos, que recibiremos con gratitud, para a su vez, compartirlos con toda la vida en todas partes, en una danza infinita de Amor y gozo. 


CELEBRANDO EL MILAGRO 

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BENDICIONES!


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