LECCIÓN 169 Por la gracia vivo. Por la gracia soy liberado.

 LECCIÓN 169

Por la gracia vivo. Por la gracia soy liberado.

 

1. La gracia es el atributo del Amor de Dios que más se asemeja al estado que prevalece en la unidad de la verdad. ²Es la aspiración más elevada que se puede tener en el mundo, pues conduce más allá de él. ³Se encuentra más allá del aprendizaje, aunque es su objetivo, pues la gracia no puede arribar hasta que la mente no se haya preparado a sí misma para aceptarla de verdad. La gracia se vuelve inevitable para aquellos que han preparado un altar donde ésta pueda ser dulcemente depositada y gustosamente recibida: un altar inmaculado y santo para este don.

2. La gracia es la aceptación del amor de Dios en un mundo de aparente odio y miedo. ²Sólo mediante la gracia pueden desaparecer el odio y el miedo, pues la gracia da lugar a un estado tan opuesto a todo lo que el mundo ofrece, que aquellos cuyas mentes están iluminadas por el don de la gracia no pueden creer que el mundo del miedo sea real.

3. La gracia no es algo que se aprende. ²EI último paso tiene que ir más allá de todo aprendizaje. ³La gracia no es la meta que este curso aspira a alcanzar. No obstante, nos preparamos para ella en el sentido de que una mente receptiva puede oír la Llamada a despertar. Dicha mente no se ha cerrado completamente a la Voz de Dios. ⁶Se ha dado cuenta de que hay cosas que no sabe, y, por lo tanto, está lista para aceptar un estado completamente diferente de la experiencia con la que se siente a gusto por resultarle familiar.

4. Tal vez parezca que estamos contradiciendo nuestra afirmación de que el momento en que la revelación de que el Padre y el Hijo son uno ya se ha fijado. ²Pero hemos dicho también que la mente es la que determina cuándo ha de ocurrir ese momento, y que ya lo ha hecho. ³Te exhortamos, no obstante, a que des testimonio de la Palabra de Dios para hacer que la experiencia de la verdad llegue más pronto y para acelerar su advenimiento a toda mente que reconozca los efectos de la verdad en ti.

5. La unidad es simplemente la idea de que Dios es. ²Y en Su Ser, Él abarca todas las cosas. ³Ninguna mente contiene nada que no sea Él. Decimos "Dios es"; y luego guardamos silencio, pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido. No hay labios que las puedan pronunciar, ni ninguna parte de la mente es lo suficientemente diferente del resto como para poder sentir que ahora es consciente de algo que no sea ella misma. Se ha unido a su Fuente, y al igual que ella, simplemente es.

6. No podemos hablar, escribir, ni pensar en esto en absoluto. ²Pues aflorará en toda mente cuando el reconocimiento de que su voluntad es la de Dios se haya dado y recibido por completo. ³Ello hace que la mente retorne al eterno presente, donde el pasado y el futuro son inconcebibles. El eterno presente yace más allá de la salvación; más allá de todo pensamiento de tiempo, de perdón y de la santa faz de Cristo. El Hijo de Dios simplemente ha desaparecido en su Padre, tal como su Padre ha desaparecido en él. El mundo jamás ha tenido lugar. La eternidad permanece como un estado constante.

7. Esto está más allá de la experiencia que estamos tratando de acelerar. ²No obstante, cuando se enseña y se aprende lo que es el perdón, ello trae consigo experiencias que dan testimonio de que el momento en que la mente misma decidió abandonarlo todo excepto esto, está por llegar. ³No es que realmente lo podamos acelerar, toda vez que lo que vas a ofrecer es algo que simplemente se había ocultado de Aquel que enseña el significado del perdón.

8. Todo aprendizaje ya se encontraba en Su Mente, consumado y completo. ²Él reconoció todo lo que el tiempo encierra, y se lo dio a todas las mentes para que cada una de ellas pudiera determinar, desde una perspectiva en la que el tiempo ha terminado, cuándo ha de ser liberada para la revelación y la eternidad. ³Hemos repetido en varias ocasiones que no haces sino emprender una jornada que ya concluyó.

9. Pues la unidad no puede sino encontrarse aquí. ²Sea cual sea el momento que la mente haya fijado para la revelación ello es completamente irrelevante para lo que no puede sino ser un estado constante, eternamente como siempre ha sido, y como ha de seguir siendo eternamente. ³Nosotros simplemente asumimos el papel que se nos asignó hace mucho, y que Aquel que escribió el guión de la salvación en el Nombre de Su Creador y en el Nombre del Hijo de Su Creador, reconoció como perfectamente realizado.

10. No hay necesidad de clarificar más lo que nadie en el mundo puede entender. ²Cuando la revelación de tu unidad tenga lugar, lo sabrás y lo comprenderás plenamente. ³Pero por ahora es mucho lo que aún nos queda por hacer, pues aquellos que se encuentran en el tiempo pueden hablar de cosas que están más allá de él, y escuchar palabras que explican que lo que ha de venir ha pasado ya. Mas ¿qué significado pueden tener dichas palabras para los que todavía se rigen por el reloj, y se levantan, trabajan y se van a dormir de acuerdo con él?

11.  Baste, pues, con decir que para desempeñar tu papel es mucho lo que aún te queda por hacer. ²El final seguirá siendo nebuloso hasta que hayas desempeñado por completo tu papel. ³Pero eso no importa, pues tu papel sigue siendo el pilar sobre lo que todo lo demás descansa. Conforme asumas el papel que se te encomendó, la salvación se acercará un poco más a cada corazón incierto cuyo latir no esté aún en sintonía con Dios.

12. El perdón es el eje central de la salvación, pues hace que todos sus aspectos tengan una relación significativa entre sí, dirige su trayectoria y asegura su resultado. ²Y ahora pedimos que se nos conceda la gracia, el último regalo que la salvación puede otorgar. ³La experiencia que la gracia proporciona es temporal, pues la gracia es un preludio del Cielo, pero sólo reemplaza a la idea de tiempo por un breve lapso.

13. Mas ese lapso es suficiente. ²Pues ahí es donde se depositan los milagros, que tú has de devolver de los instantes santos que recibes a través de la gracia que experimentas, a todos los que ven la luz que aún refulge en tu faz. ³¿Qué es la faz de Cristo sino la de aquel que se adentró por un momento en la intemporalidad y al volver trajo consigo -para bendecir al mundo- un claro reflejo de la unidad que experimentó allí? ¿Cómo podrías llegar a alcanzarla para siempre, mientras una parte de ti se encuentre afuera, ignorante y dormida, necesitada de que tú des testimonio de la verdad?

14. Siéntete agradecido de poder regresar, de la misma manera en que te alegró ir por un instante, y acepta los dones que la gracia te otorgó. ²Es a ti mismo a quien se los traes. ³Y la revelación no está muy lejos. Su llegada es indudable. Pedimos que se nos conceda la gracia y la experiencia que procede de ella. Damos la bienvenida a la liberación que les ofrece a todos. No estamos pidiendo lo que no se puede pedir. No tenemos nuestras miras puestas en aquello que está más allá de lo que la gracia puede conceder. Pues eso lo podemos dar con la gracia que se nos ha concedido.

15. Nuestro objetivo de aprendizaje de hoy no excede lo que expresa esta plegaria. ²Mas ¿Qué puede haber en el mundo que sobrepase lo que en este día le pedimos a Aquel que nos concede la gracia que pedimos, tal como se le concedió a Él?

 

³Por la gracia vivo. Por la gracia soy liberado. 

Por la gracia doy. Por la gracia he de liberar.



AUDIOS de la Lección 169
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 169
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.


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a través de Martin Musarra


Lección 169
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda






































LECCIÓN 169

Por la gracia vivo. Por la gracia soy liberado.

 

Comentada por:

Jorge Luis Álvarez Castañeda

 

¡Que la paz sea con nosotros hoy!


Esta lección es una continuación de la lección de ayer. En esta lección, Jesús, nos ayuda a comprender que es la gracia y busca que seamos conscientes que la podemos pedir y, de esa manera, por momentos, podamos tener un atisbo del Cielo. 


Nos dice, Jesús, que la gracia es el atributo del Amor de Dios que más se parece a la unidad de la verdad, vale decir, a Dios. En este mundo es la aspiración más elevada que se puede tener y nuestra tarea es preparar la mente para la gracia, purificar nuestra mente de resentimientos, pensamientos de ataque, miedo, culpa, separación, conflicto, etc., es decir, de todo lo que representa el sistema de pensamiento del ego y esto lo hacemos mediante el perdón. El perdón nos ayuda a que hagamos la Voluntad de Dios que es para nosotros perfecta felicidad y paz. Naturalmente, que esto no lo podemos hacer solos necesitamos la ayuda del Espíritu Santo para poder escapar de este mundo de la percepción del ego. 


Esto nos lo explica Jesús en el prefacio en la sección “¿Qué postula?”:


_”Una vez que alguien queda atrapado en el mundo de la percepción, queda atrapado en un sueño. No puede escapar sin ayuda, porque todo lo que sus sentidos le muestran dan fe de la realidad del sueño. Dios, nos ha dado la Respuesta, el único Medio de escape, el verdadero Ayudante. La función de Su Voz – Su Espíritu Santo – es mediar entre los dos mundos. El Espíritu Santo puede hacer eso porque, si bien por una parte conoce la verdad, reconoce también nuestras ilusiones aunque no cree en ellas. El objetivo del Espíritu Santo es ayudarnos a escapar del mundo de los sueños, enseñándonos como cambiar nuestra manera de pensar y como corregir nuestros errores. El perdón es el recurso de aprendizaje excelso que el Espíritu Santo utiliza para llevar a cabo ese cambio en nuestra manera de pensar”_. (¿Qué postula?. Xiii)


La gracia es la aceptación del Amor de Dios en este mundo. La gracia no se aprende en este mundo pues va más allá de todo aprendizaje. No es la meta del Curso pero nos preparamos para recibirla, para tener una mente receptiva para oír la Llamada de Dios. La mente ya fijó ese momento en el que el Padre y el Hijo son uno. El guion de la salvación ya está escrito.


 En el momento en que el Hijo de Dios creyó separarse de Su Padre, y cayó en este sueño de separación, Dios lo solucionó y creó al Espíritu Santo para que nos ayude a salir del sueño. Por el principio de la Expiación sabemos que la separación nunca ocurrió, pero, el problema es que creemos que fue cierto, por eso, necesitamos ayuda para salir del sueño. Necesitamos la Ayuda del Espíritu Santo y de Jesús para que dejemos de creerle al ego y nos decidamos por el sistema de pensamiento del Espíritu Santo.

 

Ya nos hemos salvado. El problema es que no le creemos a Jesús cuando nos dice en la lección 234:


_”Te agradecemos, Padre, que no podamos perder el recuerdo de Ti ni el de Tu Amor. Reconocemos nuestra seguridad y Te damos  gracias por todos los dones que nos has concedido, por toda la amorosa ayuda que nos has prestado, por tu inagotable paciencia y por habernos dado Tu Palabra de que hemos sido salvados”_. (L-234. 2:1-2)


Jesús nos dice en la lección:


_”Te exhortamos, no obstante, a que des testimonio de la Palabra de Dios para que la experiencia de la verdad llegue cuanto antes y para acelerar su advenimiento a toda mente que reconozca los efectos de la verdad en ti”_.

 

Es necesario enseñar, mediante el ejemplo, la plenitud de que goza quien hace suya la Palabra de Dios y se decide a no hacerle caso al ego.

 

Continúa Jesús:

 

_”La unicidad es simplemente la idea de que Dios es. Y en Su Ser, Él abarca todas las cosas. Ninguna mente contiene nada que no sea Él. Decimos “Dios es” y luego guardamos silencio, pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido. No hay labios que las puedan pronunciar, y ninguna parte de la mente es lo suficientemente diferente del resto como para poder sentir que ahora es consciente de algo que no sea ella misma. Se ha unido a su Fuente y, al igual que Ésta, simplemente es”_.

 

Se nos hace difícil entender la unicidad de Dios porque manejamos la lógica del mundo de la percepción, vale decir, del mundo del ego, en la cual siempre existe un sujeto y objeto, siempre existen las polaridades y las comparaciones. Siempre existe la división y la separación. El Ser de Dios abarca todas las cosas, nadie es separado de Dios, nadie es excluido de Dios. Se dice: Dios es y luego guardamos silencio porque las palabras carecen de sentido. Las palabras son símbolos de símbolos, son expresión de la separación. Dios no tiene símbolo porque es la perfecta Unidad. Con la lógica de la separación, de la percepción no podemos entender la Unidad perfecta de Dios. Dios, simplemente es.

 

Jesús, nos dice que la experiencia de unidad de la mente con la Fuente aflorará cuando se dé por completo el reconocimiento de que su voluntad es la de Dios. Y se retorna al eterno presente donde no hay pasado ni futuro. Esto se presenta en el instante santo. Cuando el perdón colapsa el tiempo y permite que los milagros surjan y corrijan la mente que se cree separada de Dios y sus hermanos.

 

La gracia no es la meta del Curso. Lo que sucede con ella está más allá del aprendizaje en este mundo. Es tomar conciencia de que hay cosas que no entendemos. Lo que si podemos entender es de nuestra responsabilidad para deshacer, mediante el perdón, todo lo relacionado con el sistema de pensamiento del ego. El perdón puede dar atisbos de ese estado de gracia. Esto lo podemos ver en el instante santo. 


Recordemos lo que es el instante santo. El instante santo es el intervalo fuera del tiempo en el cual escogemos el perdón en lugar de la culpa, el milagro en vez del agravio, el Espíritu Santo en vez del ego. Es la expresión de nuestra pequeña dosis de buena voluntad para vivir en el presente el cual se abre hacia la eternidad al dejar de aferrarnos al pasado y dejar de temerle al futuro. En el instante santo no hacemos juicios y vemos en la luz de la inocencia a nuestros hermanos.


Jesús, nos dice en el capítulo 25 sección V sobre el instante santo: 


_”El instante santo es el recurso de aprendizaje más útil de que dispone el Espíritu Santo para enseñarte el significado del amor, pues su propósito es la suspensión de todo juicio”_. T-15. V.1:1-2


Jesús, nos dice que no hay necesidad de clarificar lo que no podemos entender. Nos llama a asumir la misión que tenemos, mediante el perdón y la guía de Espíritu Santo: nuestra misión es despertar y contribuir a que nuestros hermanos lo hagan también. Si yo cambio mis pensamientos por los del sistema de pensamiento del Espíritu Santo el mundo que veré, será distinto. 


Proceso de práctica de la lección.


Tiempo de quietud por la mañana y por noche. 


Reflexión sobre la idea del día. Cerrar los ojos. Aquietar la mente. No engancharse en pensamientos distractores. 


En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Hoy, estás pidiendo el regalo de la gracia que por un instante te llevará al conocimiento del Cielo. Empieza con esta oración:


     _Por la gracia vivo. Por la gracia soy

liberado. Por la gracia doy. Por la gracia he de liberar_.


Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz.


  Tiempo mínimo 5 minutos. Ideal 30 minutos o más. 


La idea de hoy es:

Por la gracia vivo. Por la gracia soy liberado.


Recordatorios cada hora.


1 o 2 minutos a la hora en punto.

Repite la idea recordando que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza.


Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. Dale gracias por los regalos de la hora que ha pasado. Y deja que Su Voz te diga lo que Él quiere que hagas en esta hora que empieza.


Respuesta a la tentación.

Cada vez que sientas la tentación de  desconocer el Hijo de Dios que eres,  que necesitas perdonar y que estés perdiendo la paz: repite la idea del día.


Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les recomiendo estudiar y realizar la lección de la mano de Jesús y el Espíritu Santo. Y sin olvidarse de reír, pues la Voluntad de Dios para nosotros es perfecta felicidad.


Muchas, muchísimas, bendiciones.

Jorge Luis Álvarez Castañeda













Kenneth Wapnick 


”POR LA GRACIA VIVO. POR LA GRACIA SOY LIBERADO.”


 ”Lección 169”


el tema de la lección anterior, Jesús comienza con la gracia: 


(1:1) La gracia es el atributo del Amor de Dios que más se asemeja al estado que prevalece en la unidad de la verdad. 


Reflejando el Amor de Dios, la gracia es su aspecto en el sueño y, como su hermano el perdón, no se opone a su fuente. En otras palabras, la gracia es el estado natural del amor una vez que la separación pareció ocurrir – el recuerdo del Hijo que le permite elegir a su Padre en lugar del ego: 


     La gracia es el estado natural de todos los Hijos de Dios. Cuando no están en estado de gracia, están fuera de su medio ambiente, y, por lo tanto, no se desenvuelven bien. Todo lo que hacen les produce tensión porque no fueron creados para el medio ambiente que ellos mismos se han labrado. (T-7.XI.2:1-3) 


(1:2) Es la aspiración más elevada que se puede tener en el mundo, pues conduce más allá de él. 


Primero experimentamos la gracia de Dios y luego entramos en el mundo real. En ese punto Dios se inclina y nos eleva de nuevo hasta Sí Mismo, a medida que el sueño de lo que era el mundo desaparece. 


(1:3) Se encuentra más allá del aprendizaje, aunque es su objetivo, pues la gracia no puede arribar hasta que la mente no se haya preparado a sí misma para aceptarla de verdad. 


No podemos experimentar el Amor de Dios dentro del sueño hasta que nos preparemos para ello, lo que hacemos al reconocer – con mucho gusto y agradecimiento – que estábamos equivocados. Nos damos cuenta de que nuestro único objetivo es deshacer el sueño, no consolidar nuestra experiencia dentro de él. Nosotros ya no deseamos hacer que nuestro sueño sea más feliz o más pacífico, sino usar nuestras experiencias como vehículos para despertar del sueño. 


(1:4) La gracia se vuelve inevitable para aquellos que han preparado un altar donde ésta pueda ser dulcemente depositada y gustosamente recibida: un altar inmaculado y santo para este don. 


El altar es la mente, que hemos manchado con los pensamientos de culpabilidad y odio del ego. Al defendernos del ego, creamos un mundo y un cuerpo que parecen enraizar los pensamientos en la materia, para que nunca puedan ser deshechos. Al decir que tenemos que limpiar y preparar el altar, Jesús nos anima a volver a la parte tomadora de decisiones de nuestras mentes y pedirle ayuda. Esta ayuda llega – con su amor a nuestro lado – al mirar lo que hicimos y afirmamos que es verdad, dándonos cuenta con una sonrisa amable de que estábamos equivocamos acerca de todo, sin excepciones. En este sentido, es Jesús quien finalmente limpia el altar, pero no puede hacerlo hasta que le pidamos su ayuda. El siguiente pasaje del texto juega con la palabra gracia, cuando Jesús nos invita a su mesa de comunión, limpia por la relación santa que acoge su presencia, junto con nuestros hermanos: 


     El amor también quiere desplegar ante ti un festín sobre una mesa cubierta con un mantel inmaculado, en un plácido jardín donde sólo se oye un cántico angelical y un suave y feliz murmullo. Es éste un banquete en honor a tu relación santa, en el que todo el mundo es un invitado de honor. Y en un instante santo todos bendecís la mesa de comunión juntos, al uniros fraternalmente ante ésta. Yo me uniré a vosotros ahí, tal como lo prometí hace mucho tiempo y como todavía lo sigo prometiendo. Pues en vuestra nueva relación se me da la bienvenida. Y donde se me da la bienvenida allí estoy. (T-19.IV-A.16) 


El conmovedor poema de Helen, “Dedicatoria a un altar”, también expresa este proceso de perdón, uniéndonos a nuestro hermano que también somos nosotros mismos. 


Son los templos donde los santos altares de Dios están,


Y Él ha puesto un altar en cada Hijo


Que creó. Rindamos culto aquí


En acción de gracias pues lo que Él da a uno


A todos da, y jamás toma nada.


Pues ya Su Voluntad por siempre está hecha.


 


Son los templos donde un hermano acude a orar


Y a descansar un poco. Quienquiera que sea él,


Trae consigo una lámpara encendida para mostrar


Que el rostro de mi salvador reside allí para que lo vea yo


Sobre el altar, y recuerde a Dios.


Hermano mío, ven y rinde culto aquí conmigo.


(Los Regalos de Dios, p. 93) (En inglés)


 


(2:1) La gracia es la aceptación del amor de Dios en un mundo de aparente odio y miedo. 


Jesús nos informa que este es un mundo de odio y miedo, no de alegría y paz. Sin embargo, es un mundo “aparente” porque no es real. Sin embargo, debes tener cuidado de no omitir pasos. El que Jesús diga que el mundo es una ilusión no significa que no prestes atención a lo que pasa aquí. El mundo es de hecho una ilusión, pero no estarías leyendo estas palabras si no creyeras en su realidad. Por lo tanto, no niegues tus sentimientos o lo que ven tus ojos, pero pide ayuda para interpretarlos de manera diferente. Tal reinterpretación es la esencia del perdón, que elimina la culpa proyectada que genera el odio y el miedo, que a su vez oculta el amor dentro de nuestras mentes. El Espíritu Santo sostiene este amor – la gracia – hasta que estemos listos para elegirlo, y cuando estemos dispuestos a ver nuestros hermanos libres de pecado, estaremos listos para recibir su gracia. El siguiente pasaje hace eco del mensaje del poema anteriormente citado de Helen: 


     La gracia no se le otorga al cuerpo, sino a la mente. Y la mente que la recibe mira instantáneamente más allá del cuerpo, y ve el santo lugar donde fue curada. Ahí es donde se alza el altar en el que la gracia fue otorgada, y donde se encuentra. Ofrécele, pues, gracia y bendiciones a tu hermano, pues te encuentras en el mismo altar donde se os otorgó la gracia a ambos….. En el instante santo tú y tu hermano os encontráis ante el altar que Dios se ha erigido a Sí Mismo y a vosotros dos. (T-19.I.13:1-4; 14:1) 


(2:2) Sólo mediante la gracia pueden desaparecer el odio y el miedo, pues la gracia da lugar a un estado tan opuesto a todo lo que el mundo ofrece, que aquellos cuyas mentes están iluminadas por el don de la gracia no pueden creer que el mundo del miedo sea real. 


Nuevamente, no puedes reclamar la gracia hasta que te prepares para ella. Es la respuesta al ego porque en el estado de gracia, el mundo del odio y el miedo desaparece a medida que se refleja el Amor de Dios en el mundo real. Sin embargo, no es gracia lo que pides, sino ayuda para alcanzar su estado de santidad, mirando de manera diferente a tus relaciones y al mundo, como ahora leemos: 


(3:1-3) La gracia no es algo que se aprende. El último paso tiene que ir más allá de todo aprendizaje. La gracia no es la meta que este curso aspira alcanzar.  


Se nos enseña a perdonar, y luego viene la gracia. Así aprendemos a perdonar, experimentamos la gracia – el mundo real – mientras Dios da el último paso. El lector puede recordar estas dos declaraciones que reflejan el objetivo de paz del Curso, alcanzado a través del perdón: 


     El conocimiento no es la motivación para aprender este curso. La paz lo es. La paz es el requisito previo para alcanzar el conocimiento, simplemente porque los que están en conflicto no están en paz, y la paz es la condición necesaria para el conocimiento porque es la condición del Reino. El conocimiento sólo puede ser restituido cuando satisfaces sus condiciones. (T-8.I.1:1-4) 


     No olvides que la motivación de este curso es alcanzar y conservar el estado de paz. En ese estado la mente se acalla y se alcanza la condición en la que se recuerda a Dios. (T-24.in.2:1-2) 


(3:4-5) No obstante, nos preparamos para ella en el sentido de que una mente receptiva puede oír la Llamada a despertar. Dicha mente no se ha cerrado completamente a la Voz de Dios. 


Cuando elegimos originalmente contra el Espíritu Santo, excluimos Su verdad, absolutamente seguros de que teníamos razón. Esto condujo a nuestra certeza actual sobre nuestros problemas y todo lo que debemos hacer para defendernos de ellos. Así, una mente abierta comienza diciendo: “Yo no entiendo nada, ni sé quién soy. Pero gracias a Dios hay Alguien dentro de mí que sí lo sabe, Cuyo Amor me enseñará a recordar mi Identidad y a olvidar la amarga ilusión que hice de mí mismo y del mundo”. ¿Qué estudiante de Un Curso de Milagros podría olvidar estas líneas tan citadas? 


     No sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo.


 


      Sin embargo, con esta lección nace la salvación. Y lo Que tú eres te hablará de Sí Mismo. (T-31.V.17:7-9) 


La mentalidad abierta es la característica final de los maestros avanzados de Dios, y está relacionada con la falta de juicio, el juicio prototípico de que teníamos razón y que la Voz de Dios estaba equivocada: 


     La mentalidad abierta procede de una ausencia de juicios. De la misma manera en que los juicios cierran la mente impidiéndole la entrada al Maestro de Dios, de igual modo la mentalidad abierta lo invita a entrar. De la misma manera en que la condenación juzga al Hijo de Dios como malvado, de igual modo la mentalidad abierta permite que sea juzgado por la Voz de Dios en Su Nombre. (M-4.X.1:2-4) 


(3:6) Se ha dado cuenta de que hay cosas que no sabe, y, por lo tanto, está lista para aceptar un estado completamente diferente de la experiencia con la que se siente a gusto por resultarle familiar. 


Esa experiencia es el especialismo, el conflicto, el juicio y la enfermedad. Sin embargo, necesitamos solo una pequeña dosis de buena voluntad para ser conscientes de que no lo sabemos todo, lo cual es todo lo que Jesús requiere para “entrar” en nuestras mentes y corregir nuestros pensamientos equivocados. 


(4:1) Tal vez parezca que estamos contradiciendo nuestra afirmación de que el momento en que la revelación de que el Padre y el Hijo son uno ya se ha fijado. 


Esto se refiere a la Lección 158, donde Jesús nos dice que el tiempo de la revelación ya se ha fijado, y enfatizaremos a continuación sobre nuestra necesidad de elegirlo. Como en otros lugares en Un Curso de Milagros, Jesús nos hace saber que es posible usar sus palabras de maneras aparentemente contradictorias. Sin embargo, ahora explica que no es una contradicción cuando entendemos los diferentes niveles en los que nos habla: 


(4:2) Pero hemos dicho también que la mente es la que determina cuando ha de ocurrir ese momento, y que ya lo ha hecho. 


Hay una parte de nuestras mentes que ya ha aceptado la Expiación. El momento en que nosotros elegimos aceptar que la aceptación de Ésta es nuestra elección. El “guion de la salvación” ya está escrito, como lo veremos en un momento, y así elegimos – fuera del tiempo y el espacio – cuándo volver a experimentar la elección que ya se ha hecho. Una declaración Cristiana popular contiene esa misma paradoja: la salvación está aquí, pero todavía no la experimentamos; la salvación está aquí porque Jesús está presente en nosotros, pero aún no la experimentamos porque todavía no la hemos elegido. Usando cintas de video como analogía, podemos entender que hay una cinta de video donde están Padre e Hijo experimentándose como uno – la aceptación de la Expiación. Esta cinta de video está en nuestra biblioteca mental como un recuerdo. Nuevamente, el momento en que elegimos reproducirla, depende de nosotros. Así que Jesús no habla contradictoriamente: la Expiación está aquí, pero todavía no la experimentamos. 


(4:3) Te exhortamos, no obstante, a que des testimonio de la Palabra de Dios para hacer que la experiencia de la verdad llegue más pronto y para acelerar su advenimiento a toda mente que reconozca los efectos de la verdad en ti. 


Una vez más, Jesús nos dice: “El mundo se acabó y nunca sucedió realmente, pero tú crees que estás dormido teniendo un sueño. ¿Por qué seguir retrasando la felicidad de despertar; por qué esperar al Cielo?” (L-pI.188)


El siguiente párrafo es importante tanto como una declaración de la Unidad no-dualista de Dios, como de Jesús diciéndonos que no podemos entenderla de ninguna manera: 


(5:1-5) La unidad es simplemente la idea de que Dios es. Y en Su Ser, Él abarca todas las cosas. Ninguna mente contiene nada que no sea Él. Decimos “Dios es”, y luego guardamos silencio, pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido. No hay labios que las puedan pronunciar, ni ninguna parte de la mente es lo suficientemente diferente del resto como para poder sentir que ahora es consciente de algo que no sea ella misma.  


No hay conciencia separada en el Cielo, de tal manera que el Hijo, distinto del Padre, se experimente a sí mismo en relación con Dios, y ni de que Dios, distinto de Su Hijo, se experimente a Sí Mismo en relación con Su creación. Dios y Cristo no son dos seres distintos en el Cielo. Son Uno. Jesús usa estas palabras dualistas para simbolizar la realidad no-dualista del Amor de Dios. Recordemos este pasaje sobre la Trinidad: 


     Puesto que crees estar separado, el Cielo se presenta ante ti como algo separado también. No es que lo esté realmente, sino que se presenta así a fin de que el vínculo que se te ha dado para que te unas a la verdad pueda llegar hasta ti a través de lo que entiendes. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Uno, de la misma manera en que todos tus hermanos están unidos en la verdad cual uno. Cristo y Su Padre jamás han estado separados, y Cristo mora en tu entendimiento, en aquella parte de ti que comparte la Voluntad de Su Padre. El Espíritu Santo es el vínculo entre la otra parte – el demente y absurdo deseo de estar separado, de ser diferente y especial – y el Cristo, para hacer que la unicidad le resulte clara a lo que es realmente uno. En este mundo eso no se entiende, pero se puede enseñar. (T-25.I.5) 


No hay forma de que podamos entender esta “Unicidad unida cual Una sola” (T-25.I.7:1), y entonces Jesús habla de la Deidad en lenguaje trinitario tradicional. Sin embargo, él quiere que entendamos que estos son un mero conjunto de símbolos que están “doblemente alejados de la realidad” (M-21.1:10), y que, por lo tanto, no son la realidad. No obstante, estos símbolos sirven para el útil propósito de llevarnos más allá de la experiencia de la dualidad – la mentalidad correcta corrigiendo la mentalidad errada – a la verdad no-dualista del Cielo (y de nuestra) vida en esa Unicidad. 


(5:6-6:1) Se ha unido a su Fuente, y al igual que Ella, simplemente es.


No podemos hablar, escribir, ni pensar en esto en absoluto. 


Jesús nos dice – y nos volverá a decir en esta lección – que no hablará de esta verdad porque no podemos entenderla. Por eso habla de lo que podemos aprender – para poder despertar del sueño de la dualidad – y por lo tanto usa símbolos de una realidad, la cual, no es necesario que la entendamos: 


     Todavía estás convencido de que tu entendimiento constituye una poderosa aportación a la verdad y de que hace que ésta sea lo que es. Mas hemos subrayado que no tienes que comprender nada. La salvación es fácil de alcanzar precisamente porque no te pide nada que no puedas dar ahora mismo. (T-18.IV.7:5-7) 


Solo tenemos que aprender a perdonar, y el amor que el perdón refleja, “aflorará” por sí mismo. Entonces lo reconoceremos. 


(6:2) Pues aflorará en toda mente cuando el reconocimiento de que su voluntad es la de Dios se haya dado y recibido por completo. 


Cuando nos damos cuenta de que dar y recibir son lo mismo, y hayamos aceptado todo lo que Dios nos ha dado, experimentaremos Su gracia. Así, estaremos en el mundo real, después del cual, nuevamente, el mundo desaparece y volvemos a la Unidad que “aflorará en toda mente”. 


(6:3) Ello hace que la mente retorne al eterno presente, donde el pasado y el futuro son inconcebibles. 


No hay pasado ni futuro, solo el eterno Amor de Dios. Volviendo a poema de Helen “El instante brillante” leemos acerca de la atemporalidad, “el presente infinito” 


Aprecia este instante. Todo el tiempo está establecido


Dentro de sus límites. El pasado te ha llevado


A este momento señalado. El futuro todavía


Permanece sin nacer, y como una palabra sin decir


Es silencioso. Busca en cambio el presente infinito


De la atemporalidad.


(Los Regalos de Dios, p. 74) (En inglés)


 


(6:4-7) El eterno presente yace más allá de la salvación; más allá de todo pensamiento de tiempo, de perdón y de la santa faz de Cristo. El Hijo de Dios simplemente ha desaparecido en su Padre, tal como su Padre ha desaparecido en él. El mundo jamás ha tenido lugar. La eternidad permanece como un estado constante. 


Antes de completar nuestras lecciones de perdón y recordar la Unidad perfecta, aprendemos a experimentar su reflejo al no ver a otros con intereses separados de los nuestros. Cuando este principio único de salvación se entiende y se generaliza a todas las relaciones, el mundo de la separación desaparece, Dios da el último paso y nosotros desaparecemos en Él como Él desaparece en nosotros – un Hijo, un Padre, un Ser. En el texto, Jesús nos exhorta a compartir su visión de la unidad de la Filiación: 


     Unámonos para derramar bendiciones sobre el mundo del pecado y de la muerte. Pues lo que puede salvar a cualquiera de nosotros puede salvarnos a todos. No hay diferencias entre los Hijos de Dios.


     Tu Nombre ancestral es el nombre de todos ellos, tal como el de ellos es el tuyo….. Un milagro no puede cambiar nada en absoluto. Pero puede hacer que lo que siempre ha sido verdad sea reconocido por aquellos que lo desconocen; y mediante este pequeño regalo de verdad se le permite a lo que siempre ha sido verdad ser lo que es, al Hijo de Dios ser él mismo y a toda la creación ser libre para invocar el Nombre de Dios cual Una sola. (T-26.VII.19:3-5; 20:1,4-5) 


(7:1) Esto está más allá de la experiencia que estamos tratando de acelerar.  


“Esto” se refiere a todo lo que Jesús discutió en el párrafo anterior. La experiencia que acelera Jesús es el logro del mundo real, que completa el proceso de perdón. De lo que está más allá de esta experiencia – la realidad y la eternidad – él no puede hablarnos. 


(7:2) No obstante, cuando se enseña y se aprende lo que es el perdón, ello trae consigo experiencias que dan testimonio de que el momento en que la mente misma decidió abandonarlo todo excepto esto, está por llegar. 


El perdón constituye los pasos que Jesús nos pide que demos hasta que alcancemos el mundo real, y nuevamente, elijamos ver la cinta de video en la que recordamos la unidad de Padre e Hijo – nuestra meta de aceptar la Expiación. La unidad total de la realidad, cuando Dios da el último paso, está más allá de lo que pretende enseñar Un Curso de Milagros. 


(7:3) No es que realmente lo podamos acelerar, toda vez que lo que vas a ofrecer es algo que simplemente se había ocultado de Aquel que enseña el significado del perdón. 


No aceleramos ese tiempo, en la medida en que sabemos que algún día ofreceremos a nuestro Maestro del perdón, lo que Le habíamos ocultado – la aceptación de la Expiación. Nuestro ser especial que busca retener del Espíritu Santo los puntos de oscuridad que nos alejan de la verdad, aún teme ese paso final, lo que refleja la necesidad de retener nuestra individualidad y defensas, que se discutirán en la próxima lección. Jesús nos pide ser pacientes con nosotros mismos, porque él no nos obliga a hacer lo que aún tememos. Tú puedes recordar estas líneas reconfortantes en el texto: 


     No temas que se te vaya a elevar y arrojar abruptamente a la realidad. El tiempo es benévolo, y si lo usas en beneficio de la realidad, se ajustará al ritmo de tu transición. (T-16.VI.8:1-2) 


Jesús no nos empuja a aceptar lo que tememos. Así es como sabemos que él es Jesús. 


(8:1) Todo aprendizaje ya se encontraba en Su Mente, consumado y completo. 


La aceptación de la Expiación ya ha sucedido, y se encuentra totalmente presente en nuestras mentes a través del Espíritu Santo. El problema es que aún no hemos elegido aceptarla. Sin embargo, cuando la aceptamos, está allí – nuevamente: la salvación está aquí, pero aún no la experimentamos. 


(8:2) Él reconoció todo lo que el tiempo encierra, y se lo dio a todas las mentes para que cada una de ellas pudiera determinar, desde una perspectiva en la que el tiempo ha terminado, cuándo ha de ser liberada para la revelación y la eternidad. 


Esta lección es complementaria de la Lección 158, como hemos visto en las referencias a esa lección. Quizás recuerdes que Jesús habló de que el guion ya estaba escrito – el del ego y el de la corrección del Espíritu Santo – y, por lo tanto, simplemente revisamos mentalmente lo que ya ha ocurrido; reproduciendo viejas cintas de video. El momento en que aceptamos la cinta de la aceptación-de-la-Expiación es nuestra elección. Como Jesús nos dice en la Introducción al texto: 


     Tener libre albedrío no quiere decir que tú mismo puedas establecer el plan de estudios. Significa únicamente que puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado. (T-in.1:4-5; cursiva omitida) 


A eso es a lo que Jesús se refiere aquí: es el tomador de decisiones fuera del tiempo y el espacio el que elige su identificación – con el ego o el Espíritu Santo, cuyos sistemas de pensamiento, de nuevo, están completos y terminados. Tal comprensión nos permite mantener una perspectiva de mentalidad-correcta al pasar por nuestras aulas diarias de las relaciones especiales. Saber que el guion ha terminado nos ayuda a no tomarnos los eventos tan en serio como una vez lo hicimos. Jesús continúa en la misma línea: 


(8:3) Hemos repetido en varias ocasiones que no haces sino emprender una jornada que ya concluyó. 


El viaje a casa es “un viaje sin distancia hacia una meta que nunca ha cambiado” (T-8.VI.9:7). Veremos en un momento, nuevamente, que no hay forma de que podamos entender esto – el tema principal de la lección. Sin embargo, es importante que al menos reconozcamos qué es lo que no entendemos, y que reconozcamos también que lo que creemos que entendemos no tiene sentido. Ese es el comienzo de la humildad, que nos permite comenzar la “jornada que ya concluyó” 


(9:1) Pues la unidad no puede sino encontrarse aquí. 


La unidad no puede ser comprometida o perdida. Sin embargo, el ego nos dice que para lograr nuestra existencia separada la Unidad fue destruida. En nuestros sueños, vagamos en el país lejano de la individualidad, pero la Unidad de la Deidad – Dios, uno con Cristo – nunca ha cambiado. Recordemos esta hermosa apertura de El Canto de la Oración: 


     La oración es el mayor regalo con el que Dios bendijo a Su Hijo cuando lo creó. Ya era entonces aquello que habría de llegar a ser; la única voz que el Creador y la creación comparten; el canto que el Hijo entona al Padre, Quien le devuelve las gracias que el canto Le brinda. La armonía es perpetua, y perpetua es también la gozosa concordia de amor que eternamente Ambos se profesan el Uno al Otro….. El amor que comparten es lo que toda oración habrá de ser por toda la eternidad, cuando al tiempo le llegue su fin. Porque así era antes de que el tiempo pareciese existir….. Lo que Dios creó uno debe reconocer su unidad, y alegrarse de que lo que las ilusiones parecían separar es uno por siempre en la Mente de Dios. (S-1.in.1:1-3,7-8; 2:3) 


Lo que nunca sucedió, no ha sucedido. Así nuestra culpa y miedo son infundados, y no requieren defensas. El reconocimiento de este hecho feliz es el núcleo del perdón. 


(9:2) Sea cual sea el momento que la mente haya fijado para la revelación ello es completamente irrelevante para lo que no puede ser sino un estado constante, eternamente como siempre ha sido, y como ha de seguir siendo eternamente. 


La eternidad siempre está presente, y no se ve afectada por el sueño del tiempo – algunos minutos o unos pocos miles de millones de años no hacen ninguna diferencia para una ilusión: 


     ¡Qué son cien años para Ellos [Dios y Cristo], o mil, cientos de miles? Cuando Ellos llegan, el propósito del tiempo se consuma. Lo que nunca tuvo lugar desaparece en la nada cuando Ellos llegan. (T-26.IX.4:1-3) 


Por lo tanto, cualquier momento que la mente haya establecido es irrelevante, porque nuestra elección de recordar la unidad debe ser ilusoria, ya que nunca la abandonamos. Estas ideas deberían ser un gran consuelo, ya que nos dicen que, a pesar de las dolorosas molestias en nuestras vidas, siguen siendo parte de un sueño. Jesús no exige que aceptemos esto ahora, sólo nos dice que nos sentiremos mejor si lo aceptamos – pero no hay prisa. De hecho, cada vez que experimentamos a Jesús, el Espíritu Santo, o incluso a Dios presionándonos, sabemos con certeza que es nuestro ego. En pasajes como este, está claro que el tiempo que lleva elegir la verdad no es importante. Por lo tanto, ¿por qué Ellos harían un gran problema sobre lo que es irrelevante? La urgencia que podemos sentir proviene de nuestro dolor e incomodidad – la necesidad del ego de hacer realidad la ilusión. 


(9:3) Nosotros simplemente asumimos el papel que se nos asignó hace mucho, y que Aquel que escribió el guion de la salvación en el Nombre de Su Creador y en el Nombre del Hijo de Su Creador, reconoció como perfectamente realizado. 


En “El pequeño obstáculo”, Jesús habla del “brevísimo lapso de tiempo” – el instante ontológico en que pareció ocurrir la separación – el cual contiene todos los errores que han resultado en ese brevísimo instante. De hecho, el holograma completo de tiempo y espacio se encuentra en ese instante original, que incluye también la corrección y todas las formas de perdón que resultaron de él – el antiguo guion del ego y su destrucción mediante el guion de corrección de la salvación: 


     El tiempo tan solo duró un instante en tu mente, y no afectó a la eternidad en absoluto. Y así es con todo el tiempo que ha pasado; y todo permanece exactamente como era antes de que se construyese el camino que no lleva a ninguna parte. El brevísimo lapso de tiempo en el que se cometió ese primer error – en el que todos los demás errores están contenidos – encerraba también la Corrección de ese primer error y de todos los demás que partieron de él. Y en ese breve instante el tiempo desapareció, pues eso es lo que jamás fue. Aquello a lo que Dios dio respuesta ha sido resuelto y ha desaparecido. (T-26.V.3:3-7) 


Estos guiones son “el papel que se nos asignó hace mucho”. No es que Dios o el Espíritu Santo nos asignaron estos papeles. Somos nosotros quienes cometimos el error de establecer una relación especial con Dios, y luego las fragmentamos en las relaciones especiales de nuestras vidas personales. El pensamiento de corrección de la Expiación también está presente en nuestras mentes, y su guion de salvación deshace la versión de la loca verdad del ego. Simplemente aceptamos que establecimos el aula y ahora elegimos un Maestro diferente para que nos instruya. De nuevo, nadie nos obliga a aprender. Jesús solo espera convencernos de nuestra miseria, la cual permanecerá mientras demoremos en aprender su perdón – nuestro papel asignado en el guion de la salvación. 


(10:1) No hay necesidad de clarificar más lo que nadie en el mundo puede entender. 


Encontramos otro ejemplo de Jesús arrojando semillas metafísicas en nuestro recorrido, y luego nos dice que nunca podremos entenderlas; ninguna mente separada podría comprender la ilusión del tiempo, y mucho menos la realidad intemporal. Sin embargo, podemos entender – lo que está a punto de decirnos – cómo perdonar y elegir de manera diferente dentro del sueño. Enseñarnos a hacer esto es el único propósito y objetivo de Un Curso de Milagros. 


(10:2) Cuando la revelación de tu unidad tenga lugar, lo sabrás y lo comprenderás plenamente. 


Hasta entonces, sin embargo, no conocerás la unidad, y ciertamente no la entenderás. Sin embargo, todo lo que se requiere es nuestra voluntad de ser enseñados. Así Jesús vuelve a su tema central del perdón y nuestro “trabajo” de perdonar nuestras relaciones especiales: 


(10:3-4) Pero por ahora es mucho lo que aún nos queda por hacer, pues aquellos que se encuentran en el tiempo pueden hablar de cosas que están más allá de él, y escuchar palabras que explican que lo que ha de venir ha pasado ya. Más ¿qué significado pueden tener dichas palabras para los que todavía se rigen por el reloj, y se levantan, trabajan y se van a dormir de acuerdo con él? 


Eso nos incluye a todos, ya que habitamos un mundo espacial, gobernado por el tiempo: nos cansamos en ciertos momentos, tenemos hambre en otros; marcamos las etapas de desarrollo del cuerpo por períodos temporales claramente delimitados. De hecho, todo aquí está regido por el reloj. Nos guste o no, así es como se configuran el mundo y el cuerpo, y cómo el universo sigue existiendo. Por lo tanto, mientras nos identifiquemos con el cuerpo, ¿cómo podríamos alguna vez entender la naturaleza ilusoria y no-lineal del tiempo? 


(11:1) Baste, pues, con decir que para desempeñar tu papel es mucho lo que aún te queda por hacer. 


No es importante comprender la metafísica, pero si es importante aprender las lecciones que se basan en esta metafísica, porque así es como volvemos a casa. 


(11:2) El final seguirá siendo nebuloso hasta que hayas desempeñado tu papel por completo. 


Es por eso que Un Curso de Milagros no se trata del amor, de Dios o del Cielo – Ellos son el Fin, el cual sigue siendo oscuro para nosotros – hasta que deshagamos la culpa a través del perdón, lo cual está dentro del alcance de nuestro de aprendizaje. 


(11:3-4) Pero eso no importa, pues tu papel sigue siendo el pilar sobre lo que todo lo demás descansa. 


Una lección posterior se titula “De mí depende la salvación del mundo” (L-pI.186), la cual se entiende cuando recordamos que somos el único Hijo de Dios. Jesús no quiere decir que nosotros como individuos especiales somos responsables de la salvación del mundo, la cual existe solamente dentro de la mente del Hijo. Creemos que somos fragmentos separados, pero cuando nuestras mentes están sanadas, reconocemos nuestra unidad inherente, y nos damos cuenta de que el universo físico es solo una proyección del pensamiento de separación. Esta realización comprende nuestra función en la Expiación, nuestra parte en su “plan” para salvar el mundo. 


(11:5) Conforme asumas el papel que se te encomendó, la salvación se acercará un poco más a cada corazón incierto cuyo latir no esté aún en sintonía con Dios. 


Esto se convierte en un tema importante en el resto de la lección, como lo ha sido a lo largo del libro de ejercicios y de Un Curso de Milagros. Cuando nuestras mentes están curadas en el instante santo, nos convertimos en un faro de luz que brilla en la mente de la Filiación, recordando a los otros aparentes fragmentos que pueden elegir como lo hicimos nosotros. Estos son los corazones inciertos que emiten notas discordantes y laten a ritmos distantes que no están en sintonía con Dios. 


(12:1) El perdón es el eje central de la salvación, pues hace que todos sus aspectos tengan una relación significativa entre sí, dirige su trayectoria y asegura su resultado. 


Por lo tanto, el perdón unifica nuestra experiencia – sin él, aquí nada tiene sentido; con él, el mundo se transforma en un aula en la que aprendemos las lecciones de la vida eterna. Nuestro especialismo – hecho para odiar, matar y morir – se ha convertido en la fuente de nuestro despertar al amor. 


    Dios dispuso que el especialismo que Su Hijo eligió para hacerse daño a sí mismo fuese igualmente el medio para su salvación desde el preciso instante en que tomó esa decisión. Su pecado especial pasó a ser su gracia especial. Su odio especial se convirtió en su amor especial.


     El Espíritu Santo necesita que desempeñes tu función especial, de modo que la Suya pueda consumarse….. ésta es la función que se te encomendó con respecto a tu hermano. Acéptala dulcemente de la mano de tu hermano, y deja que la salvación se consume perfectamente en ti. Haz sólo esto y todo se te dará. (T-25.VI.6:6-7:1,8-10) 


El “todo” que se nos da es la gracia: 


(12:2) Y ahora pedimos que se nos conceda la gracia, el último regalo que la salvación puede otorgar. 


Hemos visto que la gracia llega después de aprender nuestras lecciones; es el último remanente de experiencia dentro del sueño, como un reflejo lleno de amor. Nuestro amable perdón a los demás y a nosotros mismos, permite que este regalo final de la gracia de la visión llegue a nosotros y a la Filiación: 


     La gracia de Dios descansa dulcemente sobre los ojos que perdonan, y todo lo que éstos contemplan le habla de Dios al espectador. Él no ve maldad, ni nada que temer en el mundo o nadie que sea diferente de él. Y de la misma manera en que ama a otros con amor y con dulzura, así se contempla a sí mismo. Él no se condenaría a sí mismo por sus propios errores tal como tampoco condenaría a otro. No es un árbitro de venganzas ni un castigador de pecadores. La dulzura de su mirada descansa sobre sí mismo con toda la ternura que les ofrece a los demás. Pues sólo quiere curar y bendecir. Y puesto que actúa en armonía con la Voluntad de Dios, tiene el poder de curar y bendecir a todos los que contempla con la gracia de Dios en su mirada. (T-25.VI.1) 


(12:3) La experiencia que la gracia proporciona es temporal, pues la gracia es un preludio del Cielo, pero sólo reemplaza a la idea de tiempo por un breve lapso. 


La gracia no acaba con el mundo, pero conduce al “breve lapso” del instante santo, que presagia el Cielo. 


(13:1-2) Más ese lapso es suficiente. Pues ahí es donde se depositan los milagros, que tú has de devolver de los instantes santos que recibes a través de la gracia que experimentas, a todos los que ven la luz que aún refulge en tu faz. 


Esta idea se explica con más detalle en la Lección 184. Nuestra función – incluso dentro de nuestra experiencia en un mundo temporal y espacial – es ir al lugar tranquilo de nuestras mentes donde Jesús está. Llenos de su paz, cambiamos nuestra atención del mundo, el cual ahora es visto desde una nueva perspectiva. La luz irradia de esta mentalidad-correcta del instante santo, y aunque algunos pueden no aceptarla, no pueden dejar de responder a lo que se percibe como algo nuevo y diferente en nosotros. 


(13:3) ¿Qué es la faz de Cristo sino la de aquel que se adentró por un momento en la intemporalidad y al volver trajo consigo – para bendecir al mundo – un claro reflejo de la unidad que experimentó allí? 


“La faz de Cristo” simboliza la inocencia del Hijo de Dios. Se nos pide en Un Curso de Milagros que vivamos en el mundo, pero dándonos cuenta de que no formamos parte de él. El reto de ser un estudiante de este curso debe ser desestimar lo que parece ser importante y valioso aquí, y enfatizar en lo que es realmente valioso: la Presencia indulgente en nuestras mentes del Espíritu Santo. Por lo tanto, podemos estar completamente presentes para los demás, pero de una manera diferente. En lugar de ser una sombra de odio, separación y ataque, reflejamos la paz eterna del amor. Se nos pide, junto con nuestro hermano, que iluminemos el mundo en penumbra con el resplandor de la luz del perdón y el Amor de Cristo: 


     Y así, tú y tu hermano os encontráis ahí en ese santo lugar, ante el velo de pecado que pende entre vosotros y la faz de Cristo. ¡Dejad que sea descorrido! ¡Descorredlo juntos!…. Aun así, éste ya casi ha sido eliminado de vuestra conciencia, e incluso aquí, ante el velo, la paz ha venido a vosotros. Piensa en lo que os espera después: el amor de Cristo iluminará vuestros rostros e irradiará desde ellos a un mundo en penumbra y con necesidad de luz. Y desde este santo lugar Él regresará con vosotros, sin irse de él y sin abandonaros. Os convertiréis en Sus mensajeros, al restituirlo a Él a Sí Mismo. (T-22.IV.3:1-3,6-9) 


(13:4) ¿Cómo podrías llegar a alcanzarla para siempre, mientras una parte de ti se encuentre afuera, ignorante y dormida, necesitada de que tú des testimonio de la verdad? 


Jesús nos pide que consideremos cómo podríamos regresar a casa mientras nos identificamos con una parte separada de nuestras mentes, manifestándose como un cuerpo. El “tú” al que él apela – “necesitado de que tú des testimonio de la verdad” – es el tomador de decisiones de la mente que se ha unido al Espíritu Santo, lo que se refleja en nuestra presencia mundana. Sin embargo, no hay forma de que podamos volver a un lugar informe e intemporal, siempre que nuestra identificación sea con un cuerpo arraigado en el espacio y el tiempo. 


(14:1-2) Siéntete agradecido de poder regresar, de la misma manera en que te alegró ir por un instante, y acepta los dones que la gracia te otorgó. Es a ti mismo a quien se los traes. 


Ten cuidado de tomar una actitud de egoísmo espiritual, donde solo te preocupas por tus experiencias maravillosas de la presencia de Jesús, que querrás guardar para ti. Si lo haces, no fue su presencia lo que experimentaste. Para ser real, su amor no exclusivo debe extenderse, y este es el punto de Jesús aquí – nuestro ser es el ser del único Hijo de Dios.


Por lo tanto, deberías estar agradecido de estar en el mundo, porque habrás aprendido que no estás en el mundo separado del especialismo y de los cuerpos. Por lo tanto, ya no odias estar aquí, porque tu cuerpo tiene un propósito diferente – recordarle a tus hermanos y hermanas, que cometieron un error y que pueden regresar a casa simplemente cambiando sus mentes. Esto a su vez refuerza el mismo cambio en ti mismo, basado en un cambio de actitud de identificarte menos con tu ser corporal y más con el Pensamiento del Amor de Dios que tú realmente eres. Este cambio no ocurre de la noche a la mañana, pero comienza tu experiencia de cambio en el mundo. En lugar de sentirte aprisionado en el cuerpo, ves el mundo como un aula en la que te conviertes en un reflejo y extensión de tu Maestro, al mismo tiempo que aprendes de Él. Este es el enfoque de la aplicación de Un Curso de Milagros en general y de estas lecciones específicamente. 


(14:3) Y la revelación no está muy lejos. 


Esto refleja la fórmula antes mencionada en Un Curso de Milagros: ves la faz de Cristo en tu hermano y recuerdas a Dios. Mientras aprendemos a ver la verdadera cara de inocencia en otro, la vemos en nosotros mismos. Por lo tanto, el sistema de pensamiento del ego se deshace, permitiendo que Dios dé el último paso al recordar Su Amor. Ese es el significado de “la revelación no está muy lejos”. Como dice Jesús en el texto: 


     La faz de Cristo se ve antes de que el Padre se pueda recordar, pues Éste permanece en el olvido hasta que Su Hijo haya llegado más allá del perdón hasta el Amor de Dios. El Amor de Cristo, no obstante, se acepta primero. Y entonces aflora el conocimiento de que Ambos son uno. (T-30.V.7:5-8) 


 (14:4-6) Su llegada es indudable. Pedimos que se nos conceda la gracia y la experiencia que procede de ella. Damos la bienvenida a la liberación que les ofrece a todos. 


La experiencia no ofrece liberación solo para mí. Si realmente estoy en libertad, lo que significa que estoy libre del sistema de pensamiento de separación, todos deben estar libres también, porque el Hijo de Dios es uno. Una vez más, esto no puede entenderse desde una perspectiva fragmentada, como la que tenemos aquí, sino solo cuando suspendemos nuestra creencia en la separación y nos damos cuenta de la naturaleza de la totalidad de la verdad. 


(14:7-9) No estamos pidiendo lo que no se puede pedir. No tenemos nuestras miras puestas en aquello que está más allá de lo que la gracia puede conceder. Pues eso lo podemos dar con la gracia que se nos ha concedido. 


Damos la gracia porque la hemos aceptado dentro de nosotros mismos y no hemos saltado los pasos del perdón que nos llevan a casa. 


(15) Nuestro objetivo de aprendizaje de hoy no excede lo que expresa esta plegaria. Más ¿qué puede haber en el mundo que sobrepase lo que en este día le pedimos a Aquel Que nos conceda la gracia que pedimos, tal como se le concedió a Él? 


     Por la gracia vivo. Por la gracia soy liberado.


     Por la gracia doy. Por la gracia he de liberar. 


Dar y recibir son lo mismo, y pedimos lo que ya está presente en nosotros. Por lo tanto, pedimos ayuda para aceptar los medios que nos permiten aceptar la verdad que ya está aquí. El medio para lograr tal aceptación es el perdón, el propósito de esta y de cada lección que Jesús quiere que aprendamos y enseñemos.” 


Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick. TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL POR DANIEL BEZVESELNY.











LECCIÓN 169

Por la gracia vivo. Por la gracia soy liberado.


Comentada por:

Oscar Gómez Díez 


En esta lección vamos a conocer la definición de varios e importantes conceptos, tales como: la gracia de Dios, el guion del Espíritu Santo, la faz de Cristo, la presente eternidad y su relación con el tiempo, entre otros. Esta es una lección que podernos catalogar del primer nivel, esto es, del nivel mas metafísico del Curso de Milagros. Aprenderemos a pedir la gracia de Dios para luego compartirla. 


En la lección anterior habíamos visto que la gracia de Dios es el mayor regalo que recibimos antes de volver de manera definitiva a los brazos de Dios. En esta lección se precisan  más sus características: "La gracia es el atributo del Amor de Dios que más se asemeja al estado que prevalece en la unidad de la verdad." la gracia de Dios es el estado más cercano al Cielo que podemos experimentar desde este mundo. 


"Es la aspiración más elevada que se puede tener en el mundo, pues conduce más allá de él." cuando elegimos volver a Dios, a través de los milagros y el perdón, obtener la gracia de Dios, sería nuestra mayor aspiración espiritual en este mundo. 


"Se encuentra más allá del aprendizaje" "La gracia no es algo que se aprende." esto quiere decir que la gracia de Dios no se aprende, a la manera como hacemos con el perdón, pues la gracia de Dios es una decisión que Dios toma en su momento, no depende de nosotros. Lo que sí depende de nosotros es prepararnos a través del perdón, sanando nuestra mente, de tal manera que este receptiva para el momento que Dios dé el último paso y extienda Sus Brazos hacia nosotros. 


"La gracia es la aceptación del amor de Dios en un mundo de aparente odio y miedo." la gracia la podremos obtener después de aceptar plenamente a Dios, para lo que debemos perdonar el odio y el miedo.  Mientras creamos que el miedo y el odio  sean reales, será imposible que podamos ver a Dios, no porque Él no lo quiera, sino porque nosotros no lo podremos ver. 


"La gracia no es la meta que este curso aspira a alcanzar." la meta del  curso es la paz, enseñarnos a perdonar, a sanar nuestra mente, a aprender a escuchar la Voz del Espíritu Santo que nos guiará desde el mundo ilusorio al mundo real. Este Curso nos puede llevar a las puertas del Cielo, en la que Dios da el último paso y nos alza en Sus Brazos. La gracia de Dios, no se aprende ni se enseña. Si hemos practicado bien, las enseñanzas nos llevará hasta el momento en que  Dios dispone directamente. La gracia de Dios es una experiencia tan extraordinaria que no se puede describir con palabras, sólo se puede experimentar. 


¿QUE ES DIOS? Y ¿QUE ES LA UNIDAD?


"La unidad es simplemente la idea de que Dios es. Y en Su Ser, Él abarca todas las cosas. Ninguna mente contiene nada que no sea Él."


"Decimos "Dios es"; y luego guardamos silencio, pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido."

Desde nuestra percepción en este mundo es imposible definir o describir a Dios, pues Él está más allá de este mundo, está más allá de la percepción y de sus órganos sensoriales, carecemos de la visión de la totalidad, del Conocimiento todo abarcante de Dios. Con la gracia  podremos experimentar a Dios pero difícilmente describirlo con palabras, pues estas son símbolos de símbolos, por lo tanto, están doblemente alejadas con la realidad. La comunicación en el Cielo no utiliza palabras, pues no hay  cuerpos, ni órganos de fonación. 


EL ETERNO PRESENTE:


En este mundo concebimos el tiempo de forma lineal: pasado, presente y futuro. Nos cuesta mucho concebir la eternidad, y a lo sumo la consideramos como un tiempo que no tiene fin, o sea, la seguimos interpretando desde la lógica del tiempo. 

Esta lección nos están planteando un ejercicio opuesto. El tiempo observado desde la  eternidad. En primer lugar, se considera que no es  real, que es una ilusión. Y como tal está fuera de la eternidad. Pero cuando se le da un nuevo significado al tiempo, para que sea útil para nuestro aprendizaje, se le reinterpreta como un recurso para sanar y perdonar, y observado desde la eternidad, el tiempo sería una fracción, que no tiene cabida dentro de la eternidad. Desde esta perspectiva: "Todo aprendizaje ya se encontraba en Su Mente, consumado y completo." es nuestra mente real, la que sigue conectada con la eternidad, ya sabemos el contenido del aprendizaje, es como si estuviéramos recordando, viendo la película de una historia que ya vivimos. Por ello, "Hemos repetido en varias ocasiones que no haces sino emprender una jornada que ya concluyó."

La gracia de Dios "hace que la mente retorne al eterno presente, donde el pasado y el futuro son inconcebibles."


Cuando despertemos definitivamente del sueño de separación, "El Hijo de Dios simplemente ha desaparecido en su Padre, tal como su Padre ha desaparecido en él." Padre e Hijo vuelven a ser Uno, pues no hay un espacio donde termine el Padre y donde comienza el Hijo. El Hijo es sólo una extensión del Padre, pero nunca está aparte de Él. 


Cuando esto suceda: "El mundo jamás ha tenido lugar. La eternidad permanece como un estado constante." desde esta perspectiva, el momento que la mente decida volver a Dios es irrelevante, pese a que ese momento ya está definido. 


NUESTRA FUNCIÓN Y EL GUIÓN DEL ESPÍRITU SANTO :


Cuando el ego escribió el guion de la separación, que es lo que vinimos a experimentar en este mundo, el Espíritu Santo escribió el guion de la salvación, y lo "reconoció como perfectamente realizado." para el Espíritu Santo ya todo ocurrió. Pero para nosotros en el mundo, creemos que va a ocurrir, pues estamos atrapados dentro del tiempo. Por eso nos cuesta comprenderlo, más "Cuando la revelación de tu unidad tenga lugar, lo sabrás y lo comprenderás plenamente." Así que no es necesario gastar por ahora tanta energía a comprender, lo que nos parece incomprensible. Jesús nos recuerda que todavía tenemos mucho por hacer en relación al perdón y la sanación de nuestra mente antes de llegar a los estados mas avanzados en los que podremos comprender  la eternidad y experimentar directamente a Dios. Por ahora pidamos que se nos conceda la gracia, aceptémosla con amor y devoción. Para ello debemos perdonar y seguir perdonando hasta que estemos listos para recibir el regalo de la gracia de Dios. 


LA TEMPORALIDAD DE LA GRACIA:


"La experiencia que la gracia proporciona es temporal, pues la gracia es un preludio del Cielo, pero sólo reemplaza a la idea de tiempo por un breve lapso." Jesús nos recuerda que la experiencia de la gracia no es permanente, nos saca temporalmente del tiempo y por un instante nos introduce en la eternidad. 


"Mas ese lapso es suficiente." pues no volveremos a ser los mismos después de haber experimentado directamente a Dios. Volveremos al mundo a compartir la luz que refulge en nuestro rostro, bendiciendo al mundo con nuestra presencia y nuestro amor. 


LA FAZ DE CRISTO:


"¿Qué es la faz de Cristo sino la de aquel que se adentró por un momento en la intemporalidad y al volver trajo consigo -para bendecir al mundo- un claro reflejo de la unidad que experimentó allí" Aquí la faz de Cristo es la de aquel que contempló a Dios por un momento y regresa a compartir Su luz y Su Amor. 


No alcanzaré la eternidad de forma definitiva, mientras exista una parte de mi dormida y  sumida en la ignorancia, pero podré contemplarla por un instante, y dar testimonio de la verdad. 


La gracia de Dios es una experiencia transformadora, que después de haber contemplado la luz del Amor y de la unidad con Dios, traigo al mundo estos regalos y elijo compartirlos con todos mis hermanos, con la convicción que todo regalo que doy, es a mi mismo a quien se lo doy. 


Con gratitud compartes los dones que la gracia te otorgó. Pues "Es a ti mismo a quien se los traes."


Sabiendo que es la gracia, la extraordinaria vivencia de una comunicación directa con Dios, que transformará mi vida para siempre, y que me ayudara a culminar con éxito mi función en este mundo, pido con fervor que se me conceda la gracia de Dios, en eso consiste la práctica de hoy. 


PRÁCTICA::


Aquiétate durante 5 minutos como mínimo, o hasta 15 o 30 minutos, de acuerdo a tu disposición, en dos ocasiones  en el transcurso del día, preferiblemente una en la mañana y la  otra en la noche. Respira lenta y profundamente y mientras te vas relajando con la respiración, ve introduciendo  en tu consciencia las siguientes palabras:


"Por la gracia vivo. Por la gracia soy liberado. Por la gracia doy. Por la gracia he de liberar."


Y en la medida que te relajas, y en profundo silencio interior, con mucha fe y convicción reconoce el Amor de Dios, y pide que se te conceda el don de la gracia de Dios. Y déjate ir con la certeza que el Espíritu Santo te llevará ante la presencia de Dios y Él te arropara en Sus amorosos Brazos. 


PRÁCTICAS CORTAS Y FRECUENTES:


Nos sentaremos un par de minutos cada hora, en silencio a reiterar nuestro único propósito de recordar y aceptar a Dios,  y confiando que Él nos concederá Su gracia, nos decimos en silencio:


"Por la gracia vivo. Por la gracia soy liberado. Por la gracia doy. Por la gracia he de liberar."


Cuando nos fijemos tener como nuestro único objetivo obtener la gracia de Dios, cumpliremos con entusiasmo nuestra única función en este mundo, perdonar todo lo que no sea amoroso hasta que el Amor que somos se nos revele en toda magnificencia y llenos de gozo y plenitud, podamos decir hemos llegado, gracias Padre por todas tus bendiciones, gracias Padre por tu infinito Amor. 






TEXTO












CELEBRANDO EL MILAGRO 


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BENDICIONES!




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