ALGUNAS CITAS DE
UN CURSO DE MILAGROS
SOBRE EL PERDÓN
Perdón:
El perdón es lo que sana la percepción de la separación.
(T-3.V.9:1)
El perdón se hace imposible pues el ego cree que perdonar a otro es perderlo.
(T-15.VII.7:7)
El perdón radica en la comunicación tan inexorablemente como la condenación radica en la culpabilidad.
(T-15.VII.13:1)
En vista del miedo que tienes del perdón, que Él recibe con la misma claridad con la que sabe que el perdón libera, Él te enseñará a recordar que el perdón no conlleva ninguna clase de pérdida, sino que, por el contrario es tu salvación. Y te enseñará así mismo que perdonando completamente, es decir, reconociendo que no hay nada que necesite ser perdonado, quedas completamente absuelto.
(T-15.VIII.1:6-7)
El perdón es una forma selectiva de recordar que no se basa en tu propia selección.
(T-17.III.1:3)
Pues el presente es el perdón.
(T-17.III.8:2)
Pero ni siquiera el perdón es el final. El perdón hace que todo sea bello, pero no puede crear. Es la fuente de la curación; el emisario del amor, pero no su Fuente.
(T-18.IX.10:1-3)
Esto es lo único que tienes que hacer: reconocer que cualquier forma de asesinato no es tu voluntad. Tu propósito ahora es pasar por alto el campo de batalla.
(T-23.IV.4:6-7)
El perdón pone fin al deseo de ser especial. Lo único que se puede perdonar son las ilusiones, que entonces desaparecen. El perdón es lo que te libera de todas las ilusiones, y por eso es por lo que es imposible perdonar solo parcialmente.
(T-24.III.1:1-3)
El perdón es la única función que tiene sentido en el tiempo. Es el medio del que el Espíritu Santo se vale para transformar el especialismo de modo que de pecado pase a ser salvación. El perdón es para todos.
(T-25.VI.5:3-4)
En este mundo el perdón es el equivalente a lo que en el Cielo es la justicia. El perdón transforma el mundo del pecado en un mundo simple, en el que se puede ver el reflejo de la justicia que emana desde más allá de la puerta tras la cual reside lo que carece de todo límite.
(T-26.IV.1:1- 2)
Nadie perdona a menos que haya creído en el pecado y aún crea que hay mucho por lo que él mismo necesita ser perdonado. El perdón se vuelve de esta manera el medio por el que aprende que no ha hecho nada que necesite perdón.
(T-26.IV.1:5-6)
El perdón convierte el mundo del pecado en un mundo de gloria, maravilloso de ver.
(T-26.IV.2:1)
El perdón es lo que nos libera totalmente del tiempo y lo que nos permite aprender que el pasado ya pasó.
(T-26.V.6:1)
El perdón es el deseo de estar unido a él [tu hermano] y no separado. Lo llamamos “deseo” porque todavía concibe otras opciones, y aún no ha transcendido enteramente el mundo de las alternativas. Aun así, está en armonía con el estado celestial y no se opone a la Voluntad de Dios. Y aunque no llega a darte toda tu herencia, elimina los obstáculos que has interpuesto entre el Cielo donde te encuentras, y el reconocimiento de dónde estás y de lo que eres.
(T-26.VII.9:2-5)
¿Qué es el perdón, sino estar dispuesto a que la verdad sea la verdad?
(T-26.VII.10:3)
El perdón es la respuesta a cualquier clase de ataque. De esta manera, se cancelan los efectos del ataque, y se responde al odio en nombre del amor.
(T-26.VII.17:2-3)
El perdón no es piedad, la cual no hace sino tratar de perdonar lo que cree que es verdad. No se puede tratar de devolver bondad por maldad, pues el perdón no establece primero que el pecado sea real para luego perdonarlo.
(T-27.II.2:6-7)
El perdón no es real a menos que os brinde curación a tu hermano y a ti.
(T-27.II.4:1)
El perdón aún no se reconoce como un poder completamente exento de límites. Sin embargo, no fija ninguno de los límites que tú has decidido imponer. El perdón es el medio que representa a la verdad temporalmente. Le permite al Espíritu Santo llevar a cabo un intercambio de imágenes, mientras los recursos de aprendizaje aún tengan sentido y el aprendizaje no haya concluido.
(T-27.III.5:3-6)
El perdón separa al soñador del sueño nefasto, y así, lo libera.
(T- 28.V.3:3)
Se te ofrece un sueño en el que tu hermano es tu salvador, no tu enemigo acérrimo.
(T-29.V.7:1)
Los sueños de perdón son los sueños para dejar de soñar con un mundo externo a ti. Y conducen finalmente más allá de todo sueño a la paz de la vida eterna.
(T-29.V.8:5-6)
En el perdón reside tu paz, pues en él radica el fin de la separación y del sueño de peligro y destrucción, de pecado y muerte, de locura y asesinato, así como de aflicción y pérdida.
(T-29.VI.1:4)
Y el perdón purifica felizmente todo lo que se interponía entre tu imagen de ti mismo y lo que realmente eres.
(T-30.V.6:2)
No se te pide que concedas el perdón allí donde se debería responder con ataque, y donde el ataque estaría justificado. Pues eso querría decir que perdonas un pecado pasando por alto lo que realmente se encuentra allí. Esto no es el perdón, ya que supondría que, al reaccionar de una manera que no está justificada, tu perdón se ha convertido en la respuesta al ataque que se ha perpetrado.
(T-30.VI.1:6-9)
El perdón siempre está justificado. Sus cimientos son sólidos.
(T- 30.VI.2:1-2)
Más se te pide simplemente que consideres el perdón como la respuesta natural ante cualquier aflicción basada en un error que, por ende, no es más que una petición de ayuda. El perdón es la única respuesta cuerda, pues impide que tus derechos sean sacrificados.
(T- 30.VI.2:7-9)
Mientras creas que el perdón es un regalo inmerecido, ello no podría sino reforzar la culpabilidad que quieres perdonar. El perdón que no está justificado es un ataque.
(T-30.6.3:4-5)
Todo perdón que se considera merecido sana, pues otorga al milagro la fuerza para pasar por alto las ilusiones.
(T-30.VI.5:1-2)
Contempla a tu hermano con el deseo de verlo tal como es. Y no excluyas ninguna parte de él de tu deseo de que se cure. Curar es hacer íntegro. Y a lo que es íntegro no le pueden faltar partes que se hayan dejado fuera. El perdón consiste en reconocer esto, y en alegrarnos de que no haya ninguna forma de enfermedad que el milagro no pueda curar.
(T-30.VI.8)
El perdón es la mayor necesidad de este mundo, y esto se debe a que es un mundo de ilusiones.
(L-46.1:3)
Por esta razón al perdón puede llamársele verdaderamente salvación. Es el medio a través del cual desaparecen las ilusiones.
(L-46.2:4-5)
El perdón es el medio por el cual reconoceré mi inocencia. Es el reflejo del Amor de Dios en la tierra.
(L-60.1:4-5)
Tu perdón es lo que lleva a este mundo de tinieblas a la luz. Tu perdón es lo que te permite reconocer la luz en la que ves. El perdón es la demostración de que tú eres la luz del mundo.
(L-62.1:1-3)
Por eso es por lo que todo perdón es un regalo que te haces a ti mismo.
(L-62.2:2)
Mi perdón es el medio por el que la luz del mundo se expresa a través de mí. Mi perdón es el medio por el que cobro conciencia de la luz del mundo en mí. Mi perdón es el medio por el que el mundo sana, junto conmigo. (L-82.1:2-3)
El perdón es algo que se adquiere. No es algo inherente a la mente, la cual no puede pecar. Del mismo modo que el pecado es una idea que te enseñaste a ti mismo, así el perdón es algo que tienes que aprender, no de ti mismo, sino del Maestro que representa a tu otro Ser.
(L-121.6:1-3)
El perdón es la llave de la felicidad.
(L-121)
He aquí la respuesta a tu búsqueda de paz. He aquí lo que le dará significado a un mundo que no parece tener sentido. He aquí la senda que conduce a la seguridad en medio de aparentes peligros que parecen acecharte en cada recodo del camino y socavar todas tus esperanzas de poder hallar alguna vez paz y tranquilidad.
(L-121.1:1-3)
¿Por qué habrías de buscar una respuesta distinta de la que lo contesta todo? He aquí la respuesta perfecta, la que se da a toda pregunta imperfecta, a las súplicas sin sentido, a tu reticencia a escuchar, a tu poco esmero y a la confianza parcial que tienes. ¡He aquí la respuesta! Deja de buscar. No hallarás ninguna otra en su lugar.
(L- 122.4)
Es el regalo que te hace Dios, no el mundo.
(L-122.7:4)
El perdón es el medio por el que este mundo feliz viene a ocupar el lugar del infierno.
(L-122.8:2)
Y el verdadero perdón, que es el medio por el que se alcanza la salvación, no puede sino sanar a la mente que da, pues dar es recibir.
(L- 126.7:5)
Padre, el perdón es la luz que Tú elegiste para que desvaneciese todo conflicto y toda duda, y para que alumbrase el camino que nos lleva de regreso a Ti.
(L-333.2:1)
Consideras que el perdón es un vano intento de ignorar lo que se encuentra ahí y de pasar por alto lo que es verdad, lo cual es parte de un esfuerzo inútil por engañarte a ti mismo al querer hacer que una ilusión sea verdad.
(L-134.3:2)
Puesto que crees que tus pecados son reales, consideras que el perdón es un engaño.
(L-134.4:1)
La irrealidad del pecado es lo que hace que el perdón sea algo completamente natural y sano; un profundo consuelo para todos aquellos que lo conceden y una silenciosa bendición allí donde se recibe.
(L-134.6:1)
El perdón es lo único que representa a la verdad en medio de las ilusiones del mundo. El perdón ve su insustancialidad, y mira más allá de las miles de formas en que pueden representarse.
(L-134.7:1-2)
El perdón es algo tan ajeno al mundo como lo es tu propia realidad. Sin embargo es lo que une a tu mente con la realidad que mora en ti.
(L- 134.13:3-4)
La curación, el perdón y el feliz intercambio del mundo del dolor por uno en el que la tristeza no tiene cabida, son los medios por los que el Espíritu Santo te exhorta a que lo sigas.
(L-137.9:1)
El perdón es el eje central de la salvación, pues hace que todos sus aspectos tengan una relación significativa entre sí, dirige su trayectoria y asegura el resultado.
(L-169.12:1)
El perdón es una forma terrenal de amor, que, como tal, no tiene forma en el Cielo.
(L-186.14:2).
El perdón es tu función aquí. No es algo que Dios haya creado, ya que es el medio por el que se puede erradicar lo que no es verdad.
(L- 192.2:3-4)
El perdón es lo que más se le asemeja [a la creación] aquí en la tierra.
(L-192.3:3)
El perdón contempla todas las cosas que son desconocidas en el Cielo, las ve desaparecer, y deja al mundo como una pizarra limpia y sin marcas en la que la Palabra de Dios puede ahora reemplazar a los absurdos símbolos que antes estaban escritos allí. El perdón es el medio por el que se supera el miedo a la muerte, pues esta deja de ejercer su poderosa atracción y la culpabilidad desaparece. El perdón permite que el cuerpo sea percibido como lo que es: un simple recurso de enseñanza del que se prescinde cuando el aprendizaje haya terminado, pero que es incapaz de efectuar cambio alguno en el que aprende.
(L-192.4)
Solo el perdón puede liberar a la mente de la idea de que el cuerpo es su hogar. Solo el perdón puede restituir la paz que Dios dispuso para Su santo Hijo. Solo el perdón puede restituir al Hijo a que contemple de nuevo su santidad.
(L-192.5:5-7)
Pues el perdón es la ilusión que constituye la respuesta a todas las demás ilusiones.
(L-198.2:10)
El perdón desvanece todos los demás sueños, y aunque en sí es un sueño, no da lugar a más sueños. Todas las ilusiones, salvo esta, no pueden sino multiplicarse de mil en mil. Pero con esta, a todas las demás les llega su fin. El perdón representa el fin de todos los sueños, ya que es el sueño del despertar. No es en sí la verdad. No obstante, apunta hacia donde esta se encuentra, y provee dirección con la certeza de Dios Mismo. Es un sueño en el que el Hijo de Dios despierta a su Ser y a su Padre, sabiendo que Ambos son uno.
(L-198.3:1-7)
El perdón es el único camino que te conduce más allá del desastre, del sufrimiento y, finalmente de la muerte.
(L-198.4:1)
No olvides que toda forma de sufrimiento oculta algún pensamiento que niega el perdón. Y el perdón puede sanar toda forma de dolor.
(L-198.9:5- 6)
Acepta la única ilusión [el perdón] que proclama que en el Hijo de Dios no hay condenación, y el Cielo será recordado instantáneamente, el mundo quedará olvidado y todas sus absurdas creencias quedarán olvidadas junto con él, conforme la faz de Cristo aparezca por fin sin velo alguno en este sueño de perdón. Este es el regalo que el Espíritu Santo te ofrece de parte de Dios tu Padre.
(L-198.10:1-2)
Pues el perdón es el único medio por el que puedo alcanzar la visión de Cristo.
(L-247.1:3)
… y el perdón, el medio por el que nuestras mentes por fin regresan a Él.
(L-256.1:9)
Padre, el perdón es el medio que Tú has elegido para nuestra salvación.
(L-257.2:1)
El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió. El perdón no perdona pecados, otorgándoles así realidad. Simplemente ve que no hubo pecado. Y desde este punto de vista todos tus pecados quedan perdonados. ¿Qué es el pecado sino una falsa idea acerca del Hijo de Dios? El perdón ve simplemente la falsedad de dicha idea y, por lo tanto, la descarta.
(L-220.1.1:1-6).
Un pensamiento que no perdona es aquel que emite un juicio que no pone en duda a pesar de que es falso.
(L-220.1.2:1)
El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada. No ofende ningún aspecto de la realidad ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le gusten. Simplemente observa, espera y no juzga.
(L-2.ª parte.1.4:1-3)
Permite que todas las apariencias nos parezcan puras, para que podamos pasarlas de largo con inocencia, y dirigirnos juntos a la casa de nuestro padre como hermanos y como los santos Hijos de Dios que somos.
(L-263.2:2)
Pido la ilusión que transciende todas las que yo inventé.
(L-269.1:4)
El perdón es el único regalo que doy, ya que es el único regalo que deseo.
(L-297.1:1)
Perdonar es una elección.
(L-335.1:1)
El perdón es el medio a través del cual a la percepción le llega su fin.
(L- 336.1:1)
El perdón es la morada de los milagros.
(L-340.13.3:1)
El perdón —el reflejo de la verdad— me enseña cómo ofrecer milagros y así escapar de la prisión en la que creo vivir.
(L-357.1:1)
En esas condiciones no se puede hallar la paz de Dios. El perdón es, por lo tanto, la condición indispensable para hallarla.
(M-20.3:5-6)
El perdón es la meta final del programa de estudios, pues allana el camino para lo que se encuentra más allá de todo aprendizaje.
(M- 4.X.2:9-10)
El medio de la Expiación es el perdón.
(C-intro.1.3)
El perdón es el medio que nos lleva a Dios y que nos permite alcanzarle, mas es algo ajeno a Él. El perdón, entonces, es una ilusión, pero debido a su propósito, que es el del Espíritu Santo, hay algo en ella que hace que sea diferente.
(C-3.1:1,3)
Al perdón podría considerársele una clase de ficción feliz, una manera en la que los que no saben pueden salvar la brecha entre su percepción y la verdad.
(C-3.2:1)
El perdón es un símbolo también, pero en cuanto que símbolo exclusivo de la Voluntad del Padre, no puede ser dividido.
(C-3.5:1)
El perdón, la salvación, la Expiación y la percepción verdadera son todos una misma cosa. Son el comienzo de un proceso cuyo fin es conducir a la Unicidad que los transciende a todos.
(C-4.3:6)
El perdón, pues, es todo lo que se necesita enseñar, ya que es todo lo que es necesario aprender.
(P-2.II.3:2)
El perdón, el único sueño del Espíritu Santo, no debe tener costo alguno. Pues si lo tuviera, simplemente crucificaría al Hijo de Dios otra vez.
(P-3.III.3:6)
El perdón es el aliado de la oración; su hermano en el plan para tu salvación.
(O-2.intro.1:3)
Contempla la ayuda más grande que Dios ordenó que estuviese contigo hasta que llegues a Él.
(O-2.intro.1:5)
El perdón es la llave, mas ¿quién puede usar una llave cuando no sabe dónde está la puerta para la que se hizo y para la que solamente sirve?
(O-1.9:2)
Ningún regalo del Cielo ha sido tan mal interpretado como el perdón.
(O-2.I.1:1).
El perdón, verdaderamente concedido, es el camino en el que se encuentra tu única esperanza de libertad.
(O-2.I.6:1)
El perdón es la llamada a la cordura, pues ¿quién sino un demente se fijaría en el pecado cuando en su lugar puede ver la faz de Cristo?
(O- 2.I.8:1)
El perdón es el medio por el que puedes escapar.
(O-2.II.7:3)
El perdón es el único regalo que puedes dar y el único que puedes recibir.
(O-3.II.5:11)
El “perdón para salvar” es Su tarea, y es Él Quien responderá por ti.
(O- 2.III.2:7).
Perdón falso:
El perdón es un gesto vacío a menos que conlleve corrección. Sin ella, lo que hace básicamente, es juzgar en vez de sanar.
(T-2.V.15:3)
El perdón no es piedad, la cual no hace sino tratar de perdonar lo que cree que es verdad. No se puede tratar de devolver bondad por maldad, pues el perdón no establece primero que el pecado sea real para luego perdonarlo.
(T-27.II.2:2)
No se te pide que concedas el perdón allí donde se debería responder con ataque, y donde el ataque estaría justificado. Pues eso querría decir que perdonas un pecado pasando por alto lo que realmente se encuentra allí. Esto no es el perdón, ya que supondría que, al reaccionar de una manera que no está justificada, tu perdón se ha convertido en la respuesta al ataque que se ha perpetrado.
(T-30.VI.1:6)
Puede que algunas veces perdone a los “pecadores”, pero sigue siendo consciente de que han pecado. De modo que no merece el perdón que se les concede. Este es el falso perdón del que el mundo se vale para mantener la sensación de pecado.
(T-30.VI.3:7-8)
Cuando “perdonas” un pecado, no ganas nada con ello directamente. Es una ofrenda de caridad a alguien que no se la merece, a fin de demostrar simplemente que tú eres mejor y que te encuentras en un plano superior a él. Él no se ha ganado la limosna de tu tolerancia —que tú le concedes sabiendo que no es digno de tal dádiva— ya que sus pecados lo han situado muy por debajo de una verdadera igualdad contigo. No tiene derecho a tu perdón, el cual supone un regalo para él, pero no para ti.
(L- 126.3:1-4)
De este modo, el perdón es básicamente algo falso: un capricho caritativo, benévolo tal vez, pero inmerecido; una dádiva que a veces se concede y a veces se niega. Puesto que es inmerecido, es justo no otorgarlo, pero no es justo que tú tengas que sufrir por haberte negado a concederlo. El pecado que perdonas no es tu pecado. Alguien que se encuentra separado de ti lo cometió. Y si tú entonces eres magnánimo con él y le concedes lo que no se merece, la dádiva es algo tan ajeno a ti como lo fue su pecado.
(L- 126.4:1-5)
Tal como lo ves, no es sino un freno al ataque abierto que no requiere corrección alguna en tu mente. Tal como lo percibes, no te puede brindar paz. No constituye un medio por el que liberarte de aquello que ves en otro, pero no en ti mismo.
(L-126.6:2-4)
Desde esta perspectiva, el perdón no es un escape. Es simplemente una señal más de que el pecado es imperdonable, algo que en el mejor de los casos se debe ocultar, negar o llamar por otro nombre, ya que es una traición a la verdad.
(L-134.5:1)
Ningún regalo del Cielo ha sido tan mal interpretado como el perdón. De hecho se ha convertido en una calamidad; en una maldición allí donde debería bendecir, en una cruel burla de la gracia, en una parodia de la santa paz de Dios.
(O-2.I.1:1)
Todas las formas que el perdón adopte que no te aparten de la ira, de la condena y de comparaciones de cualquier clase, son la muerte.
(O- 2.II.8:1)
Perdón para destruir:
El “perdón para destruir” es la muerte, y eso es lo que ve en todo lo que contempla y odia. La misericordia de Dios se ha convertido en un cuchillo retorcido que busca destruir al santo Hijo que Él ama.
(O-2.I.2:5- 6)
El “perdón para destruir” adopta muchas formas, al ser un arma del mundo de las formas. No todas son obvias, y algunas se ocultan cuidadosamente bajo lo que aparenta ser claridad.
(O-2.II.1:1-2)
Mientras creas que el perdón es un regalo inmerecido, ello no podría sino reforzar la culpabilidad que quieres perdonar. El perdón que no está justificado es un ataque.
(T-30.VI.3:4)
Perdonar:
Perdonar es el privilegio de los perdonados.
(T-I.1.27:2)
Perdonar es pasar por alto.
(T-9.IV.1:2).
Perdonar a través del Espíritu Santo consiste simplemente en mirar más allá del error desde un principio, haciendo que, de esa manera, nunca sea real para ti.
(T-9.IV.5:3)
Perdonar no es otra cosa que recordar únicamente los pensamientos amorosos que diste en el pasado, y aquellos que se te dieron a ti.
(T- 17.III.1.1)
Perdonar es la única función que se puede tener aquí, y su propósito es llevarle la dicha que este mundo niega a cada aspecto del Hijo de Dios allí donde parecía reinar el pecado.
(T-26.VII.8:5)
Ser testigo del pecado, y al mismo tiempo perdonarlo, es una paradoja que la razón no puede concebir.
(T-27.II.3:1)
Nadie puede perdonar hasta que aprende que corregir es tan solo perdonar, nunca acusar. Por tu cuenta, no podrás percatarte de que son lo mismo, y de que, por lo tanto, no es a ti a quien corresponde corregir.
(T-27.II.10:4-5)
Hazte a un lado y deja pasar al amor, el cual tú no creaste, pero sí puedes extender. En la tierra eso quiere decir perdonar a tu hermano, para que las tinieblas desaparezcan de tu mente.
(29.III.4:1-2)
Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.
(L-62)
Perdonar es una elección.
(L-335.1:1)
Perdonar es curar.
(M-22.1:9)
Perdonar a otro:
Es imposible perdonar a otro, pues son únicamente tus pecados lo que ves en él.
(O-2.I.4:2)