1. (71) Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito.
2 Es inútil que ande buscando febrilmente la salvación por todas partes. 3 La he visto en muchas personas y en muchas cosas, pero cada vez que traté de alcanzarla no estaba allí. 4 Estaba equivocado con respecto a dónde se encuentra. 5 Estaba equivocado con respecto a lo que es. 6 Ya no emprenderé más búsquedas inútiles. 7 Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito. 8 Y me regocijaré porque Su plan jamás puede fallar.
2. Éstas son algunas de las variaciones que se sugieren para las aplicaciones más concretas de la idea:
2 El plan de Dios para la salvación me librará de mi percepción de esto.
3 Esto no es una excepción al plan de Dios para la salvación.
4 Quiero percibir esto únicamente a la luz del plan de Dios para la salvación.
3. (72) Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación.
2 Abrigar resentimientos es un intento de probar que el plan de Dios para la salvación fracasará. 3 Sin embargo, sólo Su plan puede tener éxito. 4 Al abrigar resentimientos, por lo tanto, estoy excluyendo de mi conciencia mi única esperanza de salvación. 5 Mas no quiero seguir yendo en contra de mis propios intereses de esta manera tan descabellada. 6 Quiero aceptar el plan de Dios para la salvación y ser feliz.
3. Las aplicaciones concretas de esta idea pueden hacerse utilizando las siguientes variaciones:
2 Según contemplo esto estoy eligiendo entre la percepción falsa y la salvación.
3 Si veo motivos en esto para abrigar resentimientos, no veré motivos que justifiquen mi salvación.
4 Esto es un llamamiento a la salvación, no al ataque.
AUDIOS de la Lección 86
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 86
A través de Mariano Noé
Ocurrir de la Lección 80
a través de Martin Musarra
Lección 80 comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 86
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Éstas son las ideas para el repaso de hoy:
1.(71) Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito.
Jesús, nos dice que hemos emprendido muchas búsquedas inútiles de nuestra salvación. La razón, es que creemos saber porque suceden las cosas y queremos hacer las cosas a nuestra manera. La verdad es que no sabemos nada, de nada, pero en nuestra prepotencia nos aferramos a nuestra razón, así sea a costa de nuestra felicidad.
Por eso, Jesús nos pregunta:
“¿Qué prefieres ser feliz o tener la razón?”
Porque nos conoce y sabe que, si estamos en el ego, preferimos tener la razón a como dé lugar. Esto se debe a que hemos elegido al ego como maestro, hemos seguido sus leyes, las llamadas leyes del caos, que hablan de: que la verdad es relativa para cada persona; de cómo no hay nadie que no peque y, por lo tanto, todos, merecen el castigo y la muerte; del temor al inevitable castigo de Dios por la creencia en la separación; de como el ego le atribuye valor a aquello de lo que se apropia, es decir, siempre habrá unos ganadores y perdedores. Estas leyes del ego no pueden sino producir resentimientos, conflictos e infelicidad. Felicidad que buscamos y buscamos pero no encontramos porque, con esta lógica, es imposible encontrarla. Necesitamos cambiar de maestro y elegir al Espíritu Santo y a Jesús como nuestros guías que nos hablarán de amor, paz, inocencia, unidad, felicidad…
Con la creencia en la separación de Dios ocasionamos todos los problemas que tenemos. Pero se nos olvida que Dios, en el mismo momento en que pareció suceder la creencia en la separación de Dios, nos dio la solución: el Espíritu Santo para que nos ayude a salir de este sueño y regresar a casa. Se trata de decidirnos por la solución, no por el problema y confiar en Él que sí sabe. Necesitamos pedir su ayuda y la ayuda se nos dará. Esa es “la pequeña dosis de buena voluntad” que nos pide Jesús que tengamos. El Espíritu Santo nos ayudará a amarnos a nosotros mismos que es la manera como nos curamos a nosotros mismos. Preguntemos al Espíritu Santo para dejar los miedos.
Recordemos lo que nos dice Jesús en la lección 79:
“Preguntaremos cuál es ese problema y esperaremos la respuesta. Esta se nos dará. Luego preguntaremos cuál es su solución. Y esta se nos dará también”. (L-79. 7: 5-8)
De tal manera, que el plan de Dios para la salvación tendrá éxito con el Espíritu Santo y Jesús, como guías. Estaba equivocado porque pensaba que la salvación se encontraba afuera, que la salvación dependía de alguien o de algo externo a mí y no de mi decisión de sanar mi mente mediante el perdón y la aceptación de la Expiación para mí mismo. Estaba equivocado con respecto a lo que es la salvación. No reconocía que la salvación es el deshacimiento del sistema del pensamiento del ego y de la culpabilidad mediante el perdón y pensaba que era la acumulación de placeres y la adoración de ídolos externos. Cuando la salvación se dé estaré plenamente feliz, pues avanzaré hacia el amor y la paz de Dios.
Jesús nos sugiere algunas variaciones para las aplicaciones más concretas de la idea:
El plan de Dios para la salvación me librará de mi percepción de esto.
Para cambiar la percepción de lo que esté sucediendo externamente que me esté causando malestar necesito cambiar los pensamientos que están originando esa percepción. Volvemos al tema de la proyección y la percepción: lo que vea internamente, con mis pensamientos, será lo que proyecte afuera y determinará la manera como perciba. Con el plan de Dios para la salvación, con el Espíritu Santo y Jesús como guías, mis pensamientos serán de unidad, amor, paz, inocencia, bondad, confianza, tolerancia, felicidad…y, de esa manera, percibiré a mis hermanos y al mundo.
Esto no es una excepción al plan de Dios para la salvación.
El plan de Dios para la salvación no hace excepciones con respecto a los errores cometidos cuando seguimos al ego. Dios no hace excepciones ni tiene preferidos. Para Dios todos somos especiales. Todos somos llamados a participar en el plan de Dios para la salvación. Sólo que algunos deciden participar, ahora. Pero por el principio de la Expiación, todos, algún día, lo haremos. Es la Palabra que Dios nos ha dado de que todos ya hemos sido salvados. No hay ningún error que no pueda ser perdonado con la Ayuda divina. Recordemos la lección 46 Dios es el amor en el que perdono.
Quiero percibir esto únicamente a la luz del plan de Dios para la salvación.
Cualquier situación que me haga perder la paz la puedo percibir con la visión de Cristo. Todo lo que me sucede puede convertirse en una oportunidad para perdonar y dejar los resentimientos y el conflicto. Si tengo claro que mi objetivo es Dios y me valgo del perdón no me pierdo en las interpretaciones del ego sino que veré cualquier situación que se presente con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús como una reafirmación del plan de Dios.
(72) *Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la
salvación*.
El ego también tiene su plan de salvación y se basa en la separación y los resentimientos con los cuales justifico mi deseo de ser especial, diferente y mejor que mis hermanos para demostrar que el plan de Dios fracasó, pues no ha sido capaz de mantener la unidad y el bienestar de Sus Hijos. Y los resentimientos tienen un combustible que los alimenta y es la ira. Siento ira cuando mi hermano no hace las cosas como yo deseo, cuando no me comprende, cuando no responde al mundo de ilusiones que me he fabricado. Pero mi hermano también está en lo mismo. De, ahí, que el conflicto sea inevitable si se tiene al ego como guía. Otro elemento importante para los resentimientos y que se relaciona con la ira es la culpabilidad. Hacer sentir culpable al hermano es el arte por excelencia del ego lo cual, inevitablemente, produce ira y aumenta los resentimientos. Sólo es posible salir de esta situación enfermiza si aceptamos la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús y perdonamos. No hay más salida. Hagámosle caso a Jesús: Deseemos ser felices con el plan de Dios para la salvación y no tener la razón, con el ego.
Jesús, nos plantea que las aplicaciones concretas de esta idea pueden hacerse utilizando las siguientes variaciones:
Según contemplo esto estoy eligiendo entre la percepción falsa y la salvación.
Cualquier situación que se me presente puede convertirse en una oportunidad para elegir entre la percepción falsa del ego que me lleva a la culpabilidad, la separación, los resentimientos, los conflictos y el ataque o la salvación del Espíritu Santo. Si siento que estoy eligiendo con el ego es el momento de detenerme, pedir ayuda y perdonar.
Si veo motivos en esto para abrigar resentimientos, no veré motivos que justifiquen mi salvación.
El sistema de pensamiento del ego quiere que crea que no tengo salvación. Cualquier error que cometa se llena de culpabilidad y de resentimientos de tal manera que piense que la salvación no es para mí. Quiere que no deje el pasado y me hunda en el desánimo y el pesimismo. El plan de Dios para la salvación me llama a soltar el pasado, a perdonar y a ser feliz.
Esto es un llamamiento a la salvación, no al ataque.
El cuerpo y el mundo son neutros. Pueden convertirse en objeto de resentimientos y de conflictos si elegimos al ego como maestro. Con el Espíritu Santo y con Jesús pueden convertirse en un llamamiento a la salvación cuando perdonamos y los vemos con la visión de Cristo. A todo momento estamos ante la disyuntiva del ataque o la salvación. Es cuestión de decidirnos a elegir al Espíritu Santo y a Jesús como nuestros guías y no al ego.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les recomiendo leerse la introducción al Segundo repaso, realizar la lección como se les propone y escuchar el mensaje de Dios, que los está esperando. No realizarla solos sino con el Espíritu Santo y con Jesús. Sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
¡Muchas, muchísimas, bendiciones!
Jorge Luis Álvarez Castañeda
Kenneth Wapnick
Lección 86
(Repaso II)
(71) «SÓLO EL PLAN DE DIOS PARA LA SALVACIÓN TENDRÁ ÉXITO.»
Solo puede ser el plan de Dios para la salvación lo que tendrá éxito, porque ningún otro plan puede salvarnos. Todos los demás son externos y están diseñados para fallar, ya que cada uno distraería la atención de nuestras mentes: la fuente de nuestro problema y la Fuente de nuestra salvación.
🔹(1:2-3) «Es inútil que ande buscando febrilmente la salvación por todas partes. La he visto en muchas personas y en muchas cosas, pero cada vez que traté de alcanzarla no estaba allí.»
Seguimos inútilmente el plan del ego de «busca, pero no halles», y dondequiera que buscamos la salvación nos decepcionamos. Los ídolos de la salvación - nuestras relaciones especiales - siempre fracasarán, ya que fueron creados para ese propósito, siendo los sustitutos de Aquello que es lo único que puede salvarnos. Incluso más al punto, los ídolos fueron hechos para mantenernos en un estado perpetuo de que no nos percibamos como una mente, asegurando que nunca ejerciéramos el poder de la mente para elegir de nuevo - la salvación en lugar de la esclavitud (“slavation” en el texto original).
🔹(1:4-5) «Estaba equivocado con respecto a dónde se encuentra. Estaba equivocado con respecto a lo que es.»
La referencia es a las relaciones especiales, y el propósito de Jesús para nosotros es perdonar nuestras indulgencias especiales, mirar con él y darnos cuenta de nuestra locura buscando febrilmente por todas partes cosas que nos hagan felices. Por lo tanto, reconoceríamos la futilidad del especialismo como una forma de vida: «no funciona». La paz y el amor nunca vendrán cuando los busquemos fuera de nosotros mismos. Nota esta declaración resumida de "No busques fuera de ti mismo" sobre la desesperanza de perseguir los ídolos del especialismo, y la esperanza de buscar únicamente a Dios:
“Un ídolo no puede ocupar el lugar de Dios. Deja que Él te recuerde Su Amor por ti, y no trates de ahogar Su Voz con los cantos de profunda desesperación que les ofreces a los ídolos de ti mismo. No busques esperanzas más allá de tu Padre. Pues la esperanza de felicidad «no» es la desesperación.” (T-29.VII.10:4-7)
Cada vez que miramos sin juzgar nuestra búsqueda errónea de ídolos, somos libres para hacer otra elección - la salvación en lugar del especialismo.
🔹(1:6-8) «Ya no emprenderé más búsquedas inútiles. Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito. Y me regocijaré porque Su plan jamás puede fallar.»
Finalmente, al llegar a nuestra cordura, nos comprometemos a no perder el tiempo buscando lo que nunca se puede encontrar, eligiendo solo seguir el camino del perdón, que es lo único que nos llevará a casa. En esa elección se encuentra nuestra salvación; en esa elección encontramos nuestra dicha. Vemos ahora la primera aplicación específica:
🔹(2:2) «El plan de Dios para la salvación me librará de mi percepción de esto.»
Ten en cuenta que no vamos a ser salvados de "esto", sea lo que sea "esto". No tenemos que ser salvados de ninguna situación, sino de nuestra percepción de ella. El lenguaje es bastante específico e intencional: "El plan de Dios para la salvación me librará de mi percepción de esto". Cuando nos sentimos tentados a sentirnos molestos por algo, solo necesitamos darnos cuenta de que esta es nuestra percepción del problema. No es lo que percibimos lo que es el problema - algo afuera; es la forma en que lo vemos, lo que significa el maestro con quien estamos viendo: Jesús o el ego. Si estamos molestos, sabemos que hemos elegido al ego. El plan de Dios para la salvación requiere que cambiemos de mentalidad, o más al punto, cambiemos de maestro. Nuevamente, si no estamos contentos con cómo va algo, simplemente debemos darnos cuenta de que es porque elegimos la voz equivocada y su interpretación de la situación. Para reafirmar este punto: el plan de Dios para salvarnos es que elijamos un nuevo maestro.
Mirando la situación a través de Sus ojos, nos damos cuenta de que esta es una oportunidad para ver lo que está sucediendo dentro de nuestras mentes. Si no estuviéramos molestos por lo que parece ser externo, no tendríamos ninguna oportunidad de traerlo adentro y darnos cuenta de que era una proyección. Es por eso que nuestras relaciones especiales son nuestros salvadores. Nos ofrecen la posibilidad de reconsiderar nuestras percepciones erróneas. Una vez que nos damos cuenta de que el problema está dentro, somos libres para tomar otra decisión.
🔹(2:3) «Esto no es una excepción al plan de Dios para la salvación.»
El principio del perdón siempre funciona: "No hay grados de dificultad en los milagros". No hay percepción de dificultad, dolor o incomodidad que no cambie cuando decidimos dejar de lado nuestros resentimientos y culpabilidad, y aceptas la Expiación para ti mismo. El plan de Dios para la salvación es simple. Es por eso que siempre funciona.
🔹(2:4) «Quiero percibir esto únicamente a la luz del plan de Dios para la salvación.»
Por lo tanto, elegimos la visión de Cristo para reemplazar las percepciones erróneas del ego. Ten en cuenta el juego de palabras, donde "luz" tiene el «doble sentido de la perspectiva», así como la «luz» que elimina la oscuridad de nuestros resentimientos.
(72) «ABRIGAR RESENTIMIENTOS ES UN ATAQUE CONTRA EL PLAN DE DIOS PARA La SALVACIÓN.»
Jesús nos lleva un paso más allá, al introducir el elemento intencional de la ira: atacar directamente el plan de la Expiación, que redirige nuestro enfoque hacia adentro, donde el sistema de pensamiento del ego de culpa y ataque es deshecho.
🔹(3:2-4) «Abrigar resentimientos es un intento de probar que el plan de Dios para la salvación fracasará. Sin embargo, sólo Su plan puede tener éxito. Al abrigar resentimientos, por lo tanto, estoy excluyendo de mi conciencia mi única esperanza de salvación.»
La única esperanza de salvación, una vez más, radica en que acepto la plena responsabilidad de la miseria que experimento, lo que refleja mi elección original de ser un individuo pecaminoso y culpable que merece miseria y castigo. Por lo tanto, en un intento demente de liberarme del dolor, elijo proyectar la culpa y atacarte por ello. Por lo tanto, puedo ser salvo volviendo a la parte tomadora de decisiones de mi mente y corrigiendo esta elección equivocada. Sin embargo, al estar enojado y justificar mis juicios, afirmo la realidad del cuerpo y el pecado - tuyos y míos. Además, creo conscientemente que el pecado no está en mí y que no hay ninguna mente - todo sucede solo en un mundo de cuerpos donde los resentimientos son reales y no son mi responsabilidad.
Al decirle a Jesús que hay algo mal porque no estoy en paz, le permito que me enseñe que lo que me molesta en ti es una parte separada de lo que me molesta en mí: mi culpa por separarme del Amor de Dios. Jesús me ayuda a darme cuenta de que estoy eligiendo entre la percepción errónea y la salvación cuando miro esto. Vengo a comprender que mi percepción es el efecto de mi elección: los resentimientos del ego o el milagro del Espíritu Santo. El primero me arraiga aún más en el mundo de la culpa y el ataque, mientras que el segundo me lleva a la mente, el hogar de la salvación.
🔹(3:5-6) «Mas no quiero seguir yendo en contra de mis propios intereses de esta manera tan descabellada. Quiero aceptar el plan de Dios para la salvación y ser feliz.»
El dolor de mis decisiones equivocadas me impulsa finalmente a elegir contra la locura de creer que «yo» sé lo que es mejor para mí. Gozosamente exclamo: prefiero ser feliz a tener la razón (T-29.V11.1: 9), y estoy contento y agradecido de haber estado equivocado. (W-pI.184.15: 4).
En este espíritu de elegir la cordura porque quiero ser feliz, gustosamente practico estas aplicaciones específicas de la idea de hoy:
🔹(4:2-4) «Según contemplo esto estoy eligiendo entre la percepción falsa y la salvación. Si veo motivos en esto para abrigar resentimientos, no veré motivos que justifiquen mi salvación. Esto es un llamamiento a la salvación, no al ataque.»
Estoy aprendiendo que todas las circunstancias de mi vida - pasadas, presentes y por venir - me ofrecen la oportunidad de elegir ver de otra manera. Mis problemas son «perceptuales», mis percepciones provienen del «pensamiento», y mi pensamiento se origina en la «decisión» de la mente en favor del ego o del Espíritu Santo. La elección de mentalidad correcta del perdón corrige el pensamiento del ego, lo que condujo a mis percepciones erróneas de resentimientos y ataques. Debido a que ahora elijo ser feliz, veo motivos para el perdón y la salvación en todo. Solo deseando permanecer en el dolor de mi culpa elegiría ver motivos para abrigar resentimientos. Sin embargo, como afortunadamente Jesús nos recuerda (por ejemplo, T-16.VI.8: 8), ya no estoy del todo loco y por eso hago un llamamiento a la salvación y no al ataque. Un último punto: la salvación no significa que yo te salve a ti, a la situación, ni a mí mismo. Salvo la situación en mi mente, «cambiando de mentalidad». Todas las situaciones requieren este cambio interno. Recuerda: "No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él." (T-21.in.1: 7). "
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez.
LECCIÓN 86
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Éstas son las ideas para el repaso de hoy:
(71) "Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito."
(72) "Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación."
Si nos fijamos en las 2 lecciones de repaso, parecen ser un par de opuestos. Por un lado el plan de Dios para nuestra salvación, y por el otro, el plan del ego para impedir nuestra sanación.
La primera lección de repaso nos dice que "Es inútil que ande buscando febrilmente la salvación por todas partes." este es un llamado reiterado del Curso, la salvación la encontrarnos en nuestro interior y sólo en nuestro interior. No se encuentra en ningún médico, sacerdote, gurú o maestro externo a ti.
Que entendemos por el plan de Dios para la salvación? Se refiere básicamente al rol del Espíritu Santo, de recordarnos quienes somos, a su Guía para poder discernir entre la verdad y la ilusión, entre el miedo y el amor, en perdonar y sanar nuestra mente, para que la luz del Amor nos guíe de regreso a casa, al corazón de Dios.
Este plan tendrá éxito, pues es la única alternativa que la verdad nos ofrece frente a la ilusión. El ego puede ocultarnos la luz pero no puede afectarla ni modificarla. De ahí que pueda proclamar que "me regocijaré porque Su plan jamás puede fallar." esta es una manifestación de confianza en el proceso que estamos emprendiendo.
La segunda lección a repasar (L72) nos dice que "Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación." si el plan de Dios para la salvación se basa en el perdón de la mano del Espíritu Santo, los resentimientos representan lo opuesto a ese plan, y son una de las manifestaciones de nuestro ego. "Al abrigar resentimientos, por lo tanto, estoy excluyendo de mi conciencia mi única esperanza de salvación." Cuando manifiesto ira, rabia o ataques contra mis hermanos o contra mi mismo, estoy excluyendo de mi consciencia al amor, y por lo tanto, la guía del Espíritu Santo. En otras palabras, me estoy negando la posibilidad de sanarme, de perdonarme, de salvarme.
PRÁCTICA:
Recuerda aquietarte durante unos 15 minutos. Revisa las instrucciones que se nos plantea al inicio de este repaso. Recuerda también que vamos a permanecer en un silencio receptivo para escuchar el mensaje del Espíritu Santo.
Para las aplicaciones a las ideas de repaso se sugieren las siguientes variantes:
Si se me presenta alguna situación conflictiva o no amorosa, puedo decir:
(L71)
"El plan de Dios para la salvación me librará de mi percepción de esto."
"Esto no es una excepción al plan de Dios para la salvación."
"Quiero percibir esto únicamente a la luz del plan de Dios para la salvación."
Las variaciones del repaso de la lección 72, se me plantean como una elección entre el amor y mis resentimientos:
(L72)
"Según contemplo esto estoy eligiendo entre la percepción falsa y la salvación."
"Si veo motivos en esto para abrigar resentimientos, no veré motivos que justifiquen mi salvación."
"Esto es un llamamiento a la salvación, no al ataque."
El plan de Dios para la salvación tendrá éxito en la medida que elija al Espíritu Santo como mi guía, y que esté dispuesto a perdonar toda manifestación no amorosa de mi mente.
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