LECCIÓN 87 Segundo Repaso

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LECCIÓN 87


Nuestro repaso de hoy abarcará estas ideas:


1.    (73) Mi voluntad es que se haga la luz.


2 Hoy haré uso del poder de mi voluntad. 3 No es mi voluntad andar a tientas en la obscuridad, temeroso de las sombras y amedrentado por cosas invisibles e irreales. 4 La luz será mi guía hoy. 5 La seguiré allí donde me lleve y contemplaré únicamente lo que me muestre. 6 Éste será el día en que experimentaré la paz de la verdadera percepción.


2.    Las siguientes variaciones de esta idea pueden ser útiles para las aplicaciones concretas:


2 Esto no puede ocultar la luz que es mi voluntad ver.

3 (Nombre], estás en la luz junto conmigo.

4 En la luz esto se verá de otra manera.


3.    (74)  No hay más voluntad que la de Dios.


2 Hoy estoy a salvo porque no hay más voluntad que la de Dios. 3 Siento miedo sólo cuando creo que hay otra voluntad. 4 Trato de atacar únicamente cuando tengo miedo, y sólo cuando trato de atacar puedo creer que mi eterna seguridad está siendo amenazada. 5 Hoy reconoceré que nada de esto ha ocurrido. 6 Estoy a salvo porque no hay más voluntad que la de Dios.


4.    Las siguientes son algunas variaciones de la idea que pueden ser útiles para las aplicaciones concretas:


2 Percibiré esto en conformidad con la Voluntad de Dios.

3 La Voluntad de Dios, así como la mía, es que tú, [nombre], seas Su Hijo.

4 Esto es parte de lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para mí, independientemente de cómo lo vea.







AUDIOS de la Lección 87
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 87
A través de Mariano Noé


Ocurrir de la Lección 87
a través de Martin Musarra


Lección 87 comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda















LECCIÓN 87


Comentada por:

Jorge Luis Álvarez Castañeda


¡Que la paz sea con nosotros hoy!


Jesús nos dice:

Nuestro repaso de hoy abarcará las siguientes ideas:


(73) Mi voluntad es que se haga la  luz.


Tengo el poder de decidir, de hacer mi voluntad, de escoger la manera como percibo las cosas. En mi mente está ese poder y no depende de nada externo a mí. Puedo escoger la obscuridad del ego - pecado o separación, culpa, miedo, conflicto, relaciones especiales, ataque- defensa, depresión, enfermedad… - o, la sabiduría de la luz de Dios. Hemos visto que la luz hace referencia a un estado mental unificado donde la obscuridad no puede entrar, donde no se perciben opuestos ni conflictos y hace parte del recuerdo de Dios que nunca hemos perdido desde cuando decidimos entrar en este sueño de la separación. A esa luz en nuestras mentes, que se creen separadas, es a la que acude el Espíritu Santo cuando le pedimos su intervención.


Puedo apoyarme en Jesús, nuestro hermano mayor, quien perdonó completamente y culminó el proceso de Expiación para que, con su sabiduría, nos guíe. Se trata de ver todas las situaciones con Jesús y preguntarnos: ¿Qué diría Jesús en esta situación? ¿Qué haría Jesús con respecto a este hermano…?  Recordemos lo aprendido: así como piense así veré, así percibiré lo externo a mí. Si veo con Jesús, que no tiene sino pensamientos amorosos, veré paz y no veré conflicto. Jesús, siempre nos ha dicho que no se trata de cambiar el mundo sino de cambiar la manera como lo vemos.


Las siguientes variaciones de esta idea pueden ser útiles para las aplicaciones concretas:

Esto no puede ocultar la luz que es mi voluntad ver.

Si me decido a ver la luz que me habita cuando perdono, con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, no me dejaré tentar por el ego de desconocer mi santidad y que hago parte importante del plan de Dios para la salvación. Los errores que cometa son, eso, errores de percepción al mirar las cosas con el ego. El ego, quiere que profundice en el error, incluso, sabiendo que es un error, para que me hunda en el pesimismo y la desesperanza, es decir, en la culpabilidad. Pero, hoy, me decido a ejercer mi voluntad de ver mi luz que es la misma de mi hermano.



(Nombre], estás en la luz junto conmigo.


Mi hermano conserva la misma Identidad como Hijo de Dios que yo. Es decir, la misma posibilidad de acceder a la luz que yo. Se trata de decidirme a dejar de lado todos los obstáculos que he levantado en mi mente para separarme de él y dejar de verlo como el causante de todo mis resentimientos y conflictos. Esto lo consigo mediante el perdón y   con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús.


En la luz esto se verá de otra manera


Desde la luz puedo ver que los errores que haya cometido son sólo los errores cometidos bajo la orientación del ego. Lo mismo los errores de mi hermano. Si sano mi mente mediante el perdón y la guía del Espíritu Santo y de Jesús, podré ver las cosas de otra manera desde la paz, desde la unidad, desde el amor, desde la tolerancia, desde la bondad, desde la alegría…




(74) No hay más voluntad que la voluntad de Dios.


La tercera ley del caos del mundo del ego dice que Dios nos va a castigar por habernos separado de Él. Y Dios es tan poderoso y está tan enojado que no hay manera de escapar de su castigo. Esto no puede sino producir un inmenso miedo. Pero, Jesús, nos dice que esto no es cierto. Recordemos la lección 48 No hay nada que temer.


Jesús, nos dice que

“el miedo procede de una falta de amor.” (T-2. VI.7:6)


Se nos ha olvidado nuestra verdadera identidad: somos amor tal como vimos en la lección 84 El Amor me creó a semejanza de Sí Mismo. Si tenemos miedo es porque se nos ha olvidado quienes somos y donde estamos. Estamos en el sueño que creemos cierto donde el miedo es el fundamento del mundo del ego. Necesitamos al Espíritu Santo y a Jesús para que podamos ver con los ojos del amor y no del miedo.


Jesús, nos dice que las siguientes son algunas variaciones de la idea que pueden ser útiles para las aplicaciones  concretas:


Percibiré esto en conformidad con la Voluntad de Dios.


Cualquier situación que se me presente la puedo ver desde la Voluntad de Dios que quiere para mí y mis hermanos que seamos completamente felices, que nadie sufra y que todos encontremos la salvación.


La Voluntad de Dios, así como la mía, es que tú, [nombre], seas Su Hijo.


Soy Hijo de Dios, al igual que mi hermano. Si me veo y veo a mi hermano como Hijo de Dios, veré toda la bondad y la santidad que nos caracteriza y que los resentimientos y los conflictos del ego no pueden opacar. Se trata de hacer la Voluntad de Dios y no causarnos dolor. El mejor regalo que hemos recibido de Dios es nuestra verdadera  identidad como Ser. Y eso, es lo que comparto y ayudo a que mis hermanos también reconozcan su verdadera  identidad.



Esto es parte de lo que la Voluntad de Dios ha dispu¬esto para mí, independientemente de cómo lo vea.


_Independientemente de la situación en la que me encuentre siempre puedo hacer la Voluntad de Dios de ser feliz, de estar en paz, de dejar los resentimientos y el conflicto, de estar en el presente sin los remordimientos y culpas del pasado.


Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les recomiendo leerse la introducción al Segundo repaso,  realizar la lección como se les propone y escuchar el mensaje de Dios, que los está esperando. No realizarla solos sino con el Espíritu Santo y con Jesús. Y sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros,  es que tengamos perfecta felicidad.


¡Muchas, muchísimas, bendiciones!

Jorge Luis Álvarez Castañeda

Kenneth Wapnick

Lección 87

Repaso II


(73) “Mi voluntad es que haya luz”

(74) “No hay más voluntad que la de Dios”


“(1:1) (73) «Mi voluntad es que haya luz.»


Esta es una apelación directa al poder de nuestras mentes para hacer otra elección: la luz del perdón en lugar de la oscuridad del ataque.


(1:2-3) «Hoy haré uso del poder de mi voluntad. No es mi voluntad andar a tientas en la obscuridad, temeroso de las sombras y amedrentado por cosas invisibles e irreales.»


Este era el deseo de mi ego en contraste con la Voluntad del Espíritu Santo, que ahora reflejo en el uso de mentalidad correcta de mi capacidad para tomar decisiones. A pesar de mi deseo de sombras, mi voluntad sigue siendo una con la de Dios, mantenida en salvaguarda por el Espíritu Santo. La había sustituido por lo que el ego diría es mi voluntad – realmente los deseos del ego – para ser un individuo, una decisión que inevitablemente condujo al tenebroso sistema de pensamiento del ego de separación y miedo, culminando en el sombrío mundo físico de la separación y el miedo. Esta lección, entonces, es una apelación directa para ver las cosas de otra manera, ejercer el poder de mi mente (“el poder de mi voluntad “) para hacer otra elección.


(1:4-6) «La luz será mi guía hoy. La seguiré a donde me lleve, y contemplaré únicamente lo que me muestre. Éste será el día en que experimentaré la paz de la verdadera percepción.»


Al aprender nuestras lecciones, felizmente elegimos dejar que la luz de la sabiduría de Jesús nos guíe cada día. Miramos el mundo a través de sus ojos libres de prejuicios de perdón y paz. Nuestros ojos “ven” lo que siempre han visto, pero ahora vemos de manera diferente: peticiones de amor o expresiones de ello, en oposición a los “ojos” del ego que solo ven pecado, culpa y necesidad de castigo. De su percepción vienen el conflicto y el miedo, pero de la verdadera percepción del perdón de Jesús viene la paz que, en las famosas palabras de San Pablo, sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4: 7).


Ahora a las aplicaciones específicas del día:


(2:2) «Esto no puede ocultar la luz que es mi voluntad ver.»


Mirando las situaciones que hasta ahora habían reflejado el mundo oscurecido de culpa y juicio del ego, reconozco que no tenían el poder de ocultarme la luz del perdón. Era mi mente la que tenía el poder, al elegir no ver la luz que siempre estaba allí. En otras palabras, nada aquí tiene poder sobre esa luz. Pero dentro de los sueños delirantes de sombras y muerte, podemos elegir no reconocerla, a pesar de que brille con tanto fulgor en nuestro interior, y sus reflejos a nuestro alrededor. Elegimos ahora reconocer a estos testigos de la luz y verlos como nuestros. Por lo tanto, le decimos a cada compañero de amor y odio especial:


(2:3) «[Nombre], estás en la luz junto conmigo.»


Aquellos a quienes habíamos condenado al infierno se unen como un solo Hijo, junto con nosotros, despertando juntos del sueño de muerte. Todo lo que se necesita para que este feliz reconocimiento ocurra es la disposición de mirar las mentiras del ego por lo que son, eligiendo en su lugar creer en la verdad que Jesús siempre nos ha ofrecido, esperando pacientemente nuestra aceptación.


(2:4) «En la luz esto se verá de otra manera.»


En la Lección 193, Jesús dice: “Perdona, y tú [yo] verás esto de otra manera” (WpI.193.3: 7). Cuando le permito ser mis ojos, la situación externa no cambia, pero la forma en que yo la percibo sí. En lugar de ver la situación como una forma de demostrar que tengo la razón y que Jesús está equivocado, que las diferencias son reales y que el pecado descansa en ti y no en mí, me doy cuenta de que juntos compartimos el propósito de despertar del sueño. Nuevamente, este cambio no tiene nada que ver con lo que es externo, sino únicamente con lo que se encuentra en nuestras mentes.


(3:1) (74) «No hay más voluntad que la de Dios.»


(3:2) «Estoy a salvo hoy porque no hay más voluntad que la de Dios.»


El ego dice que no estamos a salvo, porque «hay» una voluntad que no es la de Dios. Sin embargo, es la voluntad de mi ego, lo que significa que no es voluntad en absoluto, sino el deseo de separarse – lo opuesto a la Voluntad de Dios que creemos que hemos logrado. La vulnerabilidad que sentimos en nuestras mentes – el producto de la ley del ego de que la culpa exige castigo – ha sido proyectada en el mundo, el resultado es que ahora tememos a todos y a todo: si no tenemos cuidado, estaremos muertos; si no comemos los alimentos adecuados, nuestros cuerpos se deteriorarán; si no estamos con las personas adecuadas, nuestras personalidades se marchitarán. Por lo tanto, nunca estamos a salvo. Sin embargo, lo cierto es que estamos salvo, porque nada de esto ha ocurrido; un sueño no es la realidad. Parafraseando las palabras de Jesús en el texto, tomadas del mandamiento bíblico (Éxodo 20: 3): No debes anteponer otros dioses a Él porque no hay otros dioses. (T-4.III.6: 6). Es por eso que estamos a salvo.


(3:3-4) «Siento miedo sólo cuando creo que hay otra voluntad. Trato de atacar únicamente cuando tengo miedo, y sólo cuando trato de atacar puedo creer que mi eterna seguridad se ve amenazada.»


Una vez que nos identificamos con el sistema de pensamiento del ego de separación, también debemos identificarnos con sus pensamientos de pecado, culpa y ataque. Es esta elección de mentalidad errada en favor del ego lo que nos asusta.


(3:5-6) «Hoy reconoceré que nada de esto ha ocurrido. Estoy a salvo porque no hay más voluntad que la de Dios.»


Aunque Jesús no espera que aceptemos esto totalmente, podemos comenzar el proceso de comprender que hay una parte de nuestra mente que sabe que nada de esto ocurrió. Tememos a esa parte porque significa el fin de nuestro yo especial. En el plano práctico, esto significa que lo que no ocurrió es que me hiciste daño, porque la verdad es que «yo» me hice daño. En el mundo perceptual, es posible que hayas dicho o hecho algo desagradable, pero estoy molesto porque quiero que me hagas daño, acusándote de pecar en vez de a mí. Solo a medida que asciendo por la escalera me doy cuenta de que esto es un sueño que realmente no está ocurriendo en absoluto. Las tres aplicaciones específicas reflejan todas la Unicidad de Dios.


(4:2-4) «Permítaseme percibir esto en conformidad con la Voluntad de Dios.

La Voluntad de Dios, así como la mía, es que tú, [nombre], seas Su Hijo.

Esto es parte de lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para mí, independientemente de cómo yo lo vea.»


Todo en nuestros mundos personales y colectivos es un reflejo de la Voluntad de Dios – el perdón – si elegimos verlo a través de los ojos de Jesús, la visión de Cristo que unifica la percepción. Este «todo» incluye la totalidad de la Filiación, independientemente de cómo el ego perciba una situación. Puesto que no existe una jerarquía de ilusiones, todas las situaciones son lo mismo, ya que comparten el propósito de mentalidad errada de la separación así como el de mentalidad recta del perdón. Esta unanimidad de propósito nos une a todos: no separados e indivisos – uno en la ilusión y uno en la verdad.”


Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick.

LECCIÓN 87


Comentada por:

Oscar Gómez Díez 


Nuestro repaso de hoy abarcará estas ideas:


 (73) Mi voluntad es que haya luz.


(74) No hay más voluntad que la de Dios.


Estas dos lecciones de repaso tienen como eje a la voluntad. La Voluntad de Dios, y mi voluntad, que está unida a la de Dios, contrastada con la supuesta "voluntad" del ego. 


El Curso define la voluntad como la capacidad de decidir, por eso la lección empieza afirmando que "Hoy haré uso del poder de mi voluntad." cuando ejerzo mi voluntad, estoy ejerciendo mi libertad y mi poder. Cuando estaba gobernado por el ego, estaba sumido en la oscuridad del miedo, del conflicto y los resentimientos. Pero ahora expreso que "La luz será mi guía hoy." y esa es mi voluntad ahora y "La seguiré a donde me lleve, y contemplaré únicamente lo que me muestre." y si soy coherente con mi voluntad, esto tendrá un resultado y "será el día en que experimentaré la paz de la verdadera percepción." si mi voluntad es elegir el amor y el perdón, mi resultado será paz y felicidad. Pasaré del mundo ilusorio al mundo real, de la percepción falsa a la percepción verdadera. 


(74) No hay más voluntad que la de Dios.


Esta segunda lección de repaso (L74) me está diciendo que sólo existe una voluntad, y solo una, y es la Voluntad de Dios. En ese caso, mi voluntad no es más que una extensión de la Voluntad de Dios. Al reconocer esto puedo afirmar que "Estoy a salvo hoy porque no hay más voluntad que la de Dios." si unifico mi voluntad con la de Dios, también unifico mi mente y mis pensamientos con los de Dios. 


Solamente si le doy credibilidad a los pensamientos de separación del ego podré sentir miedo, pues creeré que existe otra voluntad distinta a la de Dios. Y en ese caso "Trato de atacar únicamente cuando tengo miedo, y sólo cuando trato de atacar puedo creer que mi eterna seguridad se ve amenazada." Pero si niego al  ego y su mundo ilusorio de miedo y ataque, perdonando cualquier pensamiento no amoroso, "reconoceré que nada de esto ha ocurrido." y vuelvo a unir mi mente a la de Dios, podré decir "Estoy a salvo porque no hay más voluntad que la de Dios." si elijo la fortaleza de Dios su amorosa luz me cubrirá y nada podrá  afectarme. 


PRÁCTICA:


Recuerda aquietarte durante unos 15 minutos. Revisa las instrucciones que se nos plantea al inicio de este repaso. Recuerda también que vamos a permanecer en silencio para escuchar el mensaje del Espíritu Santo.


Las variantes de las lecciones de práctica están diseñadas para aplicarlas en situaciones especificas que podamos tener durante el día. Así que si se te presenta alguna situación no amorosa puedes decir:


(L73) 

"Esto no puede ocultar la luz que es mi voluntad ver."


"(Nombre], estás en la luz junto conmigo."


"En la luz esto se verá de otra manera."


 (L74) 

"Permítaseme percibir esto en conformidad con la Voluntad de Dios."


 "La Voluntad de Dios, así como la mía, es que tú, [nombre], seas Su Hijo."


"Esto es parte de lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para mí, independientemente de cómo yo lo vea."


 PRÁCTICAS  FRECUENTES:


Recuerda repetir frecuentemente cada hora, las 2 lecciones de repaso, o las variantes sugeridas, sobre todo si se presentan situaciones específicas que afecten tu paz. 


El Curso de Milagros siempre nos va a insistir que “El poder de decisión es la única libertad que te queda como prisionero de este mundo” (T.12.VII. 9:1). Si usamos nuestra libertad para elegir el perdón y el amor, estaremos usando el poder de  nuestra voluntad, para permitir que la luz del Amor nos sane y nos guíe en el camino de regreso a casa, el Paraíso de amor, paz y dicha que creímos perder tras la separación. Mi voluntad de amar y perdonar me conducirá de regreso a la única Voluntad que existe, la de Dios, la Voluntad del Amor. 


TEXTO




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