LECCIÓN 85 Segundo Repaso

Ir a introducción al Segundo Repaso


 LECCIÓN 85


El repaso de hoy abarcará las siguientes ideas:


1.    (69) Mis resentimientos ocultan la luz del mundo de mí.


2 Mis resentimientos me muestran lo que no está ahí y me ocultan lo que quiero ver. 3 Habiendo reconocido esto, ¿para qué los iba a querer? 4 Mis resentimientos me mantienen en la obscuridad y ocultan la luz. 5 Los resentimientos y la luz no pueden coexistir, pero la luz y la visión tienen que unirse para yo poder ver. 6 Y para poder ver tengo que desprenderme de mis resentimientos. 7 Quiero ver, y ése será el medio por el que lo lograré.


2.    Las aplicaciones concretas de esta idea podrían hacerse de la siguiente manera:


2 Que no haga de esto un obstáculo a la visión.

3 La luz del mundo desvanecerá todo esto con su resplandor.

4 No tengo necesidad de esto. 5 Lo que quiero es ver.


3.    (70) Mi salvación procede de mí.


2 Hoy reconoceré dónde está mi salvación. 3 Está en mí porque ahí es donde está su Fuente. 4 No ha abandonado su Fuente, por lo tanto, no pudo haber abandonado mi mente. 5 Dejaré de buscarla fuera de mí mismo. 6 No es algo que se encuentre afuera y luego tenga que traerse dentro. 7 Se extenderá desde dentro de mí, y todo aquello que vea no hará sino reflejar la luz que brilla en mí y en sí misma.


4.    Las siguientes variaciones de la idea son apropiadas para las aplicaciones más concretas:


2 Que esto no me tiente a buscar mi salvación fuera de mí mismo.

3 No permitiré que esto interfiera en la conciencia que tengo de la Fuente de mi salvación.

4 Esto no puede privarme de la salvación.








AUDIOS de la Lección 85
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 85
A través de Mariano Noé


Ocurrir de la Lección 85
a través de Martin Musarra


Lección 85 comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda













LECCIÓN 85


Comentada por:

Jorge Luis Álvarez Castañeda


¡Que la paz sea con nosotros hoy!


La lección 85 comprende las siguientes ideas para repasar:


1. (69) Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí.


Los resentimientos, como ese permanente sentimiento de disgusto, de crítica, de no aceptación hacia alguien que creemos que nos ofendió, se alimentan por pensamientos no amorosos o juicios con los cuales mantenemos la separación con nuestros hermanos. El mecanismo del resentimiento es traer a la memoria una y otra vez el recuerdo de la ofensa o situación que nos incomodó consiguiendo con esto atacarnos a nosotros mismos, perder nuestra paz, e impedir ver la luz en nuestro hermano y, simultáneamente, no ver la luz en nosotros. Pues como dice Jesús en la lección 216:

_ “Todo lo que hago, me lo hago a mí mismo”_.


Si ataco, así sea con pensamientos, me ataco a mí mismo. Y lo contrario: si amo, me amo a mí mismo; si agradezco, me agradezco a mí mismo… Y la razón de esto es que en todos mis hermanos, al igual que en mí, existe el recuerdo de Dios. En cada uno de los billones de fragmentos en que creyó dividirse la mente con la separación, existe el recuerdo de Dios. Por eso podemos decir que todos somos uno. Hay una luz en mí y en mis hermanos que mis resentimientos impiden que vea. Con la ayuda del Espíritu Santo puedo superar los resentimientos y encontrarla.


Jesús, nos propone hacer aplicaciones concretas de la idea de la siguiente manera:


Que no haga de esto un obstáculo a la visión.

El ego quiere, mediante las ilusiones y  los resentimientos, que ante cualquier error que cometa lo acreciente de tal manera que no vea la luz que me habita y me hunda en la culpabilidad. Pero me decido a perdonar, con la ayuda del Espíritu Santo  y de Jesús, para poder  ver la situación con la visión de Cristo.


La luz del mundo desvanecerá todo esto con su resplandor.

Si cambio de perspectiva, mediante la mente recta donde mora el Espíritu Santo, puedo  tener acceso a la luz del mundo que me permite avanzar hacia la recuperación  de mi Ser. De esa manera, puedo desvanecer los resentimientos. 


No tengo necesidad de esto. Lo que quiero es ver¬¬¬.

No tengo necesidad de sufrir con los resentimientos y los conflictos. Lo que quiero es ver con la visión: ver un mundo perdonado, ver, paz, unidad, bondad, amor. Hoy, me decido a escuchar al Espíritu Santo.


2. (70) Mi salvación procede de mí.


Podemos decir que la salvación tiene que ver con felicidad, con paz, con mente recta, con perdón, con agradecimiento, con un inmenso sentimiento de valía, con amor…Y, eso, lo conseguimos cuando nos  decidimos a elegir a Jesús o al Espíritu Santo como nuestro guía. Esa es nuestra responsabilidad y de nadie más. Por eso, Jesús, nos dice en el capítulo 27 apartado VIII:


_“El secreto de la salvación no es sino este: que eres tú el que se está haciendo esto así mismo. No importa cuál sea la forma de ataque, eso sigue siendo verdad”_. (T-27.VIII. 10:1-2) 


No puede ser más claro Jesús: Si un hermano me ataca, yo puedo verlo con el ego y responder en la misma forma bien sea directamente o internamente, atacándome a mí mismo. O verlo con el Espíritu Santo y ver en ello una petición de amor o de ayuda. No quiero decir con esto que me debo dejar atacar. Lo que debo es interpretarlo con el Espíritu Santo para no perder mi paz interior. 


Ante los resentimientos que quieren mantenerme en el pasado lo mejor es soltar todo aquello que nos hace daño ya que debemos pensar y actuar con la mente de Cristo. Lo de soltar es muy importante. No queremos soltar el pasado, no queremos soltar las historias que nos impiden ver a nuestros hermanos como son en el presente. Y de esta manera nos cerramos a la posibilidad creativa que nos trae el presente, nos negamos a ver los cambios de nuestros hermanos que tienen ahora. Nos hicieron algo en el pasado y no lo perdonamos y, si lo perdonamos, lo hacemos como propone el ego: perdono, pero no olvido. Pero sabemos que si contamos con Espíritu Santo esta situación será diferente y podremos ver con los ojos de Cristo y, ahí, el perdón alcanzará toda su dimensión de amor y de paz.


Jesús, nos dice que las siguientes variaciones de la idea son apropiadas para las aplicaciones más concretas:


No dejaré que esto me tiente a buscar la salvación fuera de mí mismo.


Continuamente el ego pretende sacarme de mi mente, que es donde puedo realizar los cambios para sanarla y pretende ofrecerme los distintos placeres externos con los cuales, supuestamente, puedo alcanzar la felicidad. Quiere que caiga en su lógica que buscar, buscar y no encontrar. Pero puedo, no aceptar esta solución e ir al interior de mi mente y perdonar.


No permitiré que esto interfiera en la conciencia que tengo de la Fuente de mi salvación.


La Fuente de mi salvación es Dios y se encuentra en mi mente recta. Los resentimientos y los acontecimientos externos pretenden alejarme de Dios y mantenerme en el conflicto. Pero, hoy, me decido a no hacerle caso al ego y decidirme por el camino de Dios que me conduce a la salvación. 


Esto no puede privarme de la salvación.


El ego pretende que caiga en el pesimismo y crea que los errores que cometo no tienen perdón y que me hunda en la desesperanza. Pero, puedo tomar la decisión de realizar los cambios que necesite mediante el perdón y así no me privo de la salvación. 


Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les recomiendo leerse la introducción al segundo repaso,  realizar la lección como se les propone y escuchar el mensaje de Dios que los está esperando. No realizarla solos sino con el Espíritu Santo y con Jesús. Sin olvidarse de reír, porque la Voluntad de Dios para nosotros es que tengamos perfecta felicidad. 


¡Muchas, muchísimas, bendiciones!

Jorge Luis Álvarez Castañeda



Kenneth Wapnick

Lección 85

Repaso II 


(69) “Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí”

 (70) “Mi salvación procede de mí”


“(1:1) (69) «Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí.»


Esta es una continuación del pensamiento que acabamos de explorar.


(1:2) «Mis resentimientos me muestran lo que no está ahí y me ocultan lo que quiero ver.»


Hay una parte de mi mente que quiere conocer mi verdadero Ser. Sin embargo, también hay una parte que es temerosa y elige defenderse contra esa verdad. Por lo tanto, Jesús nos pide que elijamos de nuevo. Tomamos la decisión equivocada – ocultar nuestro Ser – pero al ejercitar el poder de la mente para elegir, podemos revertir la decisión y revelar lo que habíamos mantenido oculto.


(1:3-4) «Habiendo reconocido esto, ¿para qué los quiero? Mis resentimientos me mantienen en la obscuridad y ocultan la luz.»


Esa oscuridad es lo que desafortunadamente queremos. A la luz de la verdad de Dios, no hay una existencia individual o especial. Necesitamos darnos cuenta de que hay un propósito detrás de aferrarnos a los resentimientos: mantener nuestro yo especial intacto mediante el uso de la oscuridad de la culpa y el ataque para ocultar la luz del amor.


(1:5-6) «Los resentimientos y la luz no pueden coexistir, pero la luz y la visión tienen que unirse para que yo pueda ver. Y para poder ver tengo que desprenderme de mis resentimientos.»


Este es el punto fundamental: ¿quiero ver o no? Si lo hago, Jesús debe ser mis ojos, lo que significa que no puedo juzgar. Sabré qué elección hice por su resultado. Encontrarme enojado, deprimido, culpable, temeroso o ansioso es lo que me dice que no quiero ver. Con el ego, mi individualidad y separación son todo lo que conozco y mi yo está a salvo, aunque miserable.


(1:7) «Quiero ver, y ése será el medio por el que lo lograré.»


Ya no estamos dispuestos a estar seguros «y» miserables. Queremos que la visión que abraza a todos los Hijos como iguales, el precursor de recordar nuestra Unicidad como Cristo. En esta visión, nacida de dejar ir los resentimientos, encontramos nuestra verdadera felicidad. Cuán felices estamos de practicar estas aplicaciones específicas:


(2:2-5) «No permitas que haga de esto un obstáculo a la visión. La luz del mundo desvanecerá todo esto con su resplandor. No tengo necesidad de esto. Lo que quiero es ver.»


Practicar diligentemente estas lecciones nos ayuda a darnos cuenta de que tenemos una mente dividida. La parte que no quiere regresar a casa es la responsable de que estemos en el mundo. La otra parte es un estudiante de Un Curso de Milagros. Debemos ser conscientes de ambos para poder hacer una elección significativa entre ellos. Necesitamos entender que los resentimientos del ego alejan la luz de la paz y la dicha de nosotros mismos, dejándonos en la oscuridad de la miseria y el dolor. Solo al darnos cuenta de la conexión entre nuestra decisión de atacar y nuestro sufrimiento, estaremos motivados para decir y decir de corazón: “No tengo necesidad de esto”. En ese reconocimiento, veremos, y en esa visión, todo el dolor se desvanecerá en la luz del perdón


(3:1) (70) «Mi salvación procede de mí.»


Jesús y el Espíritu Santo no están fuera de mí; ni lo está la salvación. De hecho, ¡«yo» no estoy fuera de mí!


(3:2-6) «Hoy reconoceré dónde está mi salvación. Está en mí porque ahí es donde está su Fuente. No ha abandonado su Fuente, por lo tanto, no pudo haber abandonado mi mente. Dejaré de buscarla fuera de mi mismo. No es algo que se encuentre afuera y luego tenga que traerse adentro.»


Eso es lo que la gente quiere hacer con Dios, Jesús y Un Curso de Milagros: verlos fuera de ellos mismos. Debemos darnos cuenta de que la salvación reside sólo dentro, en el poder de la mente para elegir a Jesús como nuestro maestro y no al ego. No se encuentra «en» Jesús, sino en la capacidad de nuestras mentes de elegirlo. Como discutimos anteriormente, Jesús siempre nos ha pedido que acudamos a él «fuera del sueño». Sin embargo, nos hemos esforzado continuamente para «traerlo al sueño», para que nuestra identidad del ego permanezca segura e intacta. Necesitamos tomar la mano de Jesús y caminar a través del sueño, para que podamos caminar con él fuera de él.


El ego, por otro lado, intenta mantener el sueño vivo y bien, y esa es la advertencia de Jesús aquí. El recuerdo de Dios está en nuestras mentes, donde el sueño tiene su comienzo y su final. Su deshacimiento constituye la salvación, que descansa en la elección de recordar nuestra Fuente – «en nuestras mentes». Como una idea en la Mente de Dios, nunca Le hemos dejado, y Él nunca nos ha abandonado: «las ideas no abandonan su Fuente». Es por eso que debemos buscar la salvación en nuestras mentes rectas, el hogar de Jesús, donde el recuerdo de Dios aguarda por nuestra aceptación de despertar por fin del sueño de separación y muerte.


(3:7) «Se extenderá desde dentro de mi, y todo aquello que vea no hará sino reflejar la luz que brilla en mí y en sí mismo.»


“Todo aquello que vea”, como ahora nos damos cuenta, no se refiere a la vista física; realmente no vemos luz física en las personas, ni luz en los objetos. Dado que la luz es un pensamiento de mentalidad recta, es esta luz del perdón que se refleja en lo que nuestros ojos “ven”. Además, por la extensión de la luz en la mente, el Hijo se sana, ya que la mente del Hijo de Dios es una.


Jesús hace su continuo llamamiento para aplicar esta idea a lo largo del día.


(4:2-4) «No dejaré que esto me tiente a buscar mi salvación fuera de mí mismo. No permitiré que esto interfiera en la conciencia que tengo de la Fuente de mi salvación. Esto no puede privarme de la salvación.»


En otras palabras, es nuestra elección si el mundo quitará nuestra paz de nosotros, porque en sí mismo, al ser una ilusión, no puede hacer nada. Solo nosotros tenemos poder, que luego proyectamos en el mundo. Es la mente que elige contra la paz de Jesús, y él nos pide que no cedamos a esta tentación porque no nos hará felices. Él dirige nuestra vista hacia adentro y lejos del mundo; el cambio en el propósito, desde la culpa hasta la salvación, refleja nuestra decisión de recordar nuestra Fuente y nuestro Ser.”


~ Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick.


LECCIÓN 85


Comentada por:

Oscar Gómez Díez 


 El repaso de hoy abarcará las siguientes ideas:


 (69) "Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí."


(70) "Mi salvación procede de mí."


 Estás dos lecciones de  repaso tienen como denominador común, el reconocer que soy  el origen de mis experiencias, el llamado a asumir la responsabilidad de lo que vea, sienta o piense. Pero sobre todo apela a nuestra voluntad de elegir de nuevo, de cambiar, de decidir a favor del amor y de mi sanación. Ello está en mis manos, y sólo en mis manos. 


La primera lección de repaso me dice que  "(69) "Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí." para que comprendamos mejor esta lección, es importante aclarar que la luz que menciona el Curso, no tiene nada que ver con la luz que conoce este mundo. No tiene nada que ver con esa radiación del campo electromagnético, cuyos fotones se reflejan sobre los objetos y se hacen visibles ante mis ojos. La luz que nos habla Un Curso de Milagros no tiene nada que ver con lo que perciben mis ojos, en un pasaje Jesús nos dice que nosotros no vemos con los ojos ni pensamos con el cerebro, nuestra consciencia está mucho más allá de los órganos físicos. En otro pasaje Jesús nos dice que si pudiéramos ver los grandes rayos de luz que emanamos quedaríamos deslumbrados por ellos. Así que nuestra naturaleza es luz espiritual y está no tiene nada que ver con la luz de este mundo. Lo que hicimos fue utilizar  este mundo como escenario de nuestra creencia en la separación, y al dividir y subdividir la mente del Hijo de Dios, empaquetamos estos fragmentos en cuerpos que aparentan ocultar nuestra luz espiritual. 


La mente dividida busca completarse, establece relaciones de amor y odio especial, proyecta sobre otros. sus culpas y sus miedos, y considera que sus carencias provienen de afuera. Cada vez que enjuicia, condena o ataca el ego se fortalece y la luz espiritual parece desvanecerse. De ahí que los resentimientos parecen ocultar mi luz espiritual.


 Pero nos quedaría una pregunta por resolver, ¿porque el curso habla de la "luz del mundo" si ya mencioné que la luz del mundo no tiene nada que ver con nuestra luz espiritual? Recordemos que para el curso el mundo no es lo que nosotros consideramos como la realidad física externa, sino nuestro mundo mental, que proyectamos fuera y creemos darle una  realidad separada a la nuestra. 


Recordemos también, que el Curso se mueve en dos niveles.

1.    Un primer nivel más metafísico, que se refiere a la verdad, Dios, Su naturaleza, Sus creaciones, el estado del Cielo, etc. Básicamente es el libro del Texto. Y

2.    Un segundo nivel, más cercano a nuestra percepción de este mundo. El libro de ejercicios busca llevarnos de este segundo nivel al primero. 


En lecciones anteriores nos decía que "yo soy la luz del mundo" esto quiere decir que mi naturaleza es luz espiritual y mi función es iluminar el mundo con mi luz espiritual a través del perdón. 


Así que cuando el Curso nos dice "Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí." no se está refiriendo a la radiación electromagnética  de este mundo, sino a la luz espiritual, que es nuestra naturaleza. Teniendo claro esto, podemos comprender mejor que "Mis resentimientos me muestran lo que no está ahí y me ocultan lo que quiero ver." los resentimientos me muestran un mundo de conflicto, de agresiones y ataques, que ocultan la luz del amor en mi, así que "Habiendo reconocido esto, ¿para qué los quiero?" La decisión es mía, elijo al ego y mis resentimientos,? o elijo el Espíritu Santo, el perdón y el amor.? La respuesta se nos aparece obvia. 


"Mis resentimientos me mantienen en la oscuridad y ocultan la luz." la  oscuridad es el ego y sus manifestaciones, en la medida que acumulamos más resentimientos experimentaremos más oscuridad y el ego se fortalecerá. Contrariamente si perdono, mi luz interior podrá iluminar cada vez más al mundo. 


"Los resentimientos y la luz no pueden coexistir," el ego y el Espíritu Santo no pueden coexistir, ni se relacionan. "pero la luz y la visión tienen que unirse para que yo pueda ver." esto quiere decir que si perdono, podré ver a través de la visión de Cristo, la visión espiritual. Esta unión entre la luz y la visión se logra con el perdón. Finalmente  la conclusión del repaso es obvia  "para poder ver tengo que desprenderme de mis resentimientos."


La siguiente lección de repaso dice  "(70) Mi salvación procede de mí."

Mi salvación, mi sanación, mi despertar espiritual, depende de mi y solo de mi, "Está en mí porque ahí es donde está su Fuente." la Fuente es la Mente de Dios que me creó a Su Semejanza, mi mente es parte de la de Dios, la salvación consiste en recordar lo que soy a través del perdón. De ahí que nos diga que "No ha abandonado su Fuente, por lo tanto, no pudo haber abandonado mi mente." mi mente es un pensamiento en la Mente de Dios, y sigo unido a Su  Mente, el ego intenta interrumpir, impedir o bloquear esta comunicación, pero no la puede cortar. El ego nos dice que la salvación se debe buscar afuera, el Curso nos recuerda que "Dejaré de buscarla fuera de mí mismo." mi mente dividida es la fuente de la separación pero también la fuente del perdón y la unidad. La salvación "No es algo que se encuentre afuera y luego tenga que traerse adentro." si reconozco que soy la fuente de mi propia salvación, asumo la responsabilidad de perdonarme y sanarme. De esta manera mi salvación  "Se extenderá desde dentro de mí, y todo aquello que vea no hará sino reflejar la luz que brilla en mí y en sí misma." por lo que cumplo mi función de perdonar e iluminar el mundo con mi amor. 


PRÁCTICA:


Recuerda aquietarte durante unos 15 minutos. Revisa las instrucciones que se nos plantea al inicio de este repaso. Recuerda también que vamos a permanecer en silencio para escuchar el mensaje del Espíritu Santo. 

Para las aplicaciones a las ideas de repaso se sugieren las siguientes variantes:


(L69) 

"No permitas que haga de esto un obstáculo a la visión."


"La luz del mundo desvanecerá todo esto con su resplandor."


"No tengo necesidad de esto."


"Lo que quiero es ver."


 (L70) 

"No dejaré que esto me tiente a buscar salvación fuera de mí mismo."


"No permitiré que esto interfiera en la conciencia que tengo de la Fuente de mi salvación."


"Esto no puede privarme de la salvación."


PRÁCTICAS  FRECUENTES:


Recuerda repetir frecuentemente cada hora  las 2 lecciones de repaso, o las variantes sugeridas, sobre todo si se presentan situaciones específicas que afecten tu paz. 


Estas lecciones de repaso nos recuerdan que si no asumimos la responsabilidad respecto a nuestros pensamientos, de corregirlos y sanarlos, no podremos ver la luz que somos y no sanaremos, pues no hemos reconocido que la salvación procede de cada uno y está dentro de cada uno. Sin este reconocimiento, y sin asumir la función que nos corresponde, seguiremos en este mundo de conflictos, ataques y resentimientos. La decisión esta en nuestras manos, elegimos el miedo o el amor, elegimos los resentimientos o la paz, elegimos al ego o al Espíritu Santo, el Curso nos invita permanentemente a tomar decisiones que nos conduzcan hacia la luz del amor, está en cada uno aceptar y vivir está invitación.


TEXTO 



CELEBRANDO EL MILAGRO 


CELEBRA LA CORRECCIÓN QUE OCURRE AHORA 


BENDICIONES!



Share:

Facebook comments: