Soy tal como Dios me creó.
1. Repetiremos la idea de hoy de vez en cuando. 2 Pues sólo con este pensamiento bastaría para salvarte a ti y al mundo, si creyeras que es verdad. 3 Su veracidad significa que no has efectuado ningún cambio real en ti ni que tampoco has cambiado el universo de manera que lo que Dios creó hubiese podido ser reemplazado por el miedo y la maldad, por la aflicción y la muerte. 4 Si sigues siendo tal como Dios te creó, el miedo no tiene sentido, la maldad no es real y la aflicción y la muerte no existen.
2. La idea de hoy es, por lo tanto, todo cuanto necesitas para dejar que la absoluta corrección sane tu mente y te conceda una visión perfecta que corrija todos los errores que cualquier mente haya podido cometer en cualquier momento o lugar. 2 Esta idea es suficiente para sanar el pasado y liberar el futuro. 3 Esta idea es suficiente para permitir que el presente se acepte tal como es. 4 Esta idea es suficiente también para dejar que el tiempo sea el medio por el que el mundo entero aprende a escaparse del tiempo y de todos los cambios que éste parece producir con su pasar.
3. Si sigues siendo tal como Dios te creó, las apariencias no pueden reemplazar a la verdad, la salud no puede trocarse en enfermedad, la muerte no puede suplantar a la vida ni el miedo al amor. 2 Nada de eso ha ocurrido si tú sigues siendo tal como Dios te creó. 3 No necesitas otro pensamiento que éste para permitir que la redención venga a iluminar al mundo y a liberarlo del pasado.
4. Con este pensamiento basta para des-hacer el pasado y salvar el presente a fin de que se pueda extender serenamente hasta un futuro intemporal. 2 Si eres tal como Dios te creó, entonces no ha habido separación alguna entre tu mente y la Suya, ni división entre tu mente y la de los demás, y sólo ha habido unidad en la tuya.
5. El poder sanador de la idea de hoy es ilimitado. 2 La idea de hoy es la cuna de todos los milagros, la gran restauradora de la verdad en la conciencia del mundo. 3 Practica la idea de hoy con gratitud. 4 Ésta es la verdad que te hará libre. 5 Ésta es la verdad que Dios te prometió. 6 Ésta es la Palabra con la que a todo sufrimiento le llega su fin.
6. Comienza las sesiones de práctica de cinco minutos con esta cita del texto:
2 Soy tal como Dios me creó.
3 Su Hijo no puede sufrir.
4 Y yo soy Su Hijo.
8. Busca en tu interior a Aquel que es el Cristo en ti, el Hijo de Dios y hermano del mundo; el Salvador que ha sido salvado para siempre y que tiene el poder de salvar a todo aquel que Lo roce, por levemente que sea, y le pida la Palabra que le dice que él es Su hermano.
9. Eres tal como Dios te creó. 2 Honra hoy a tu Ser, 3 y no rindas culto a las imágenes que fabricaste para que fuesen el Hijo de Dios en lugar de lo que él es. 4 En lo más recóndito de tu mente el santo Cristo en ti espera a que lo reconozcas como lo que tú eres. 5 Y mientras no Lo reconozcas y Él siga siendo un desconocido para ti, seguirás perdido y sin saber Quién eres.
10. Búscalo hoy y encuéntralo. 2 Él te salvará de todos los ídolos que has inventado. 3 Pues cuando Lo encuentres, comprenderás cuán indignos son tus ídolos y cuán falsas las imágenes que creías ser. 4 Hoy damos un paso gigantesco hacia la verdad al abandonar nuestros ídolos y abrir nuestros brazos, nuestros corazones y nuestras mentes a Dios.
11. Lo recordaremos a lo largo del día con nuestros corazones rebosantes de gratitud y albergando solamente pensamientos amorosos hacia todos aquellos que hoy se crucen en nuestro camino. 2 Pues así es como Lo recordaremos. 3 Y para poder recordar a Su Hijo, nuestro santo Ser, el Cristo en cada uno de nosotros, decimos:
4 Soy tal como Dios me creó.
AUDIOS de la Lección 110
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 110
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.
Ocurrir de la Lección 110
a través de Martin Musarra
Lección 110 comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
Material de apoyo
LECCIÓN 110
Soy tal como Dios me creó.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
La lección 110 *Soy tal como dios me creó* es quizá la lección más importante del Curso. Se presenta en la lección 94, 110 y 164 y en un repaso durante 20 días. Se puede decir que uno de los principales factores de conflicto en este mundo del ego es que no reconocemos nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios. Se nos va la vida construyendo un personaje que se amolde a las características, valores y creencias del mundo del ego sin conseguirlo, pues, siempre, estamos acompañados por una sensación de incertidumbre. Siempre sentimos que nos falta algo más.
Jesús nos dice en la lección:
_“Sólo con este pensamiento bastaría para salvarte a ti y al mundo, si creyeses que es verdad”_.
No podemos salvarnos a nosotros mismos porque no sabemos quiénes somos. Tenemos un problema de identidad. Hemos olvidado el contenido - nuestra Identidad como Hijo de Dios - y creemos que somos los múltiples personajes que fabricamos como ego: padre, hijo, hombre, mujer, profesional, ciudadano, etc. Nos perdemos en estas formas cambiantes que nunca podemos satisfacer y que nos generan culpa y sufrimiento al no estar a la altura que este mundo nos presenta. Este es el ser con minúscula, el personaje que hemos fabricado a lo largo de nuestra vida y que contrasta con el Ser con mayúscula, el Cristo, el Hijo de Dios que somos que hemos venido estudiando en las últimas 20 lecciones.
Jesús nos dice:
_“Si sigues siendo tal como Dios te creó, el miedo no tiene sentido, la maldad no es real y la aflicción y la muerte no existen”_.
Esta es una afirmación del primer nivel en el que está escrito el Curso. Se refiere al nivel metafísico, no-dualista, donde la única realidad es Dios y Su creación. Para Jesús, lo real son las creaciones de Dios. Lo real y la realidad como su manifestación, son inmutables, no cambian. Lo contrario de lo real son las ilusiones del ego que permanentemente cambian. La muerte y la aflicción, al igual que el miedo, la enfermedad y la culpa no existen en el primer nivel donde sólo existe la perfecta Unidad con Dios. En el segundo nivel, en este mundo del ego donde creemos estar, sólo son unas creencias que podemos corregir mediante el perdón, los milagros y la aceptación de la Expiación para nosotros mismos.
Recordemos que la Expiación es el plan de corrección del Espíritu Santo para deshacer el ego y sanar la creencia en la separación que nunca se dio porque nunca nos hemos separado de Dios.
Continúa Jesús:
_”La idea de hoy es, por lo tanto, todo cuanto necesitas para dejar que la absoluta corrección sane tu mente y te conceda una visión perfecta que corrija todos los errores que cualquier mente haya podido cometer en cualquier momento o lugar. Esta idea es suficiente para sanar el pasado y liberar el futuro. Esta idea es suficiente para permitir que el presente se acepte tal como es. Esta idea es suficiente también para dejar que el tiempo sea el medio por el que el mundo entero aprende a escaparse del tiempo y de todos los cambios que éste parece producir con su pasar”_.
La idea de hoy corrige el error que tenemos cuando seguimos al ego de querer hacer las cosas a nuestra manera. Tenemos un problema de autoridad, nos ha enseñado Jesús: creemos que somos nuestros propios autores y no que fuimos creación de Dios. Si acepto que *Soy tal como Dios me creó*, esto implica que nunca me he separado de Dios y siempre he estado en una completa Identidad con Dios, y, el tiempo como creación del ego, se supera y se está en el presente eterno, en cual no hay ningún tipo de cambio.
Nos dice Jesús:
_”Si sigues siendo tal como Dios te creó, las apariencias no pueden reemplazar a la verdad, la salud no puede trocarse en enfermedad, la muerte no puede suplantar a la vida ni el miedo al amor. Nada de eso ha ocurrido si tú sigues siendo tal como Dios te creó. No necesitas otro pensamiento que éste para permitir que la redención venga a iluminar al mundo y a liberarlo del pasado”_.
El ego se centra en las formas, en las apariencias pero las formas no son el contenido, es decir, la verdad de que fui creado por Dios y no por el ego. Dios, me creó como Su Hijo perfecto, impecable, santo y sano, sin ninguna posibilidad de enfermedad pues esta no es sino una defensa, un ataque contra Dios y Su Hijo.
Si acepto la idea de hoy la muerte no puede reemplazar la vida, porque cuando se habla de vida es de la vida referida a lo espiritual, no al cuerpo. El cuerpo en el mundo del ego perece, el espíritu no, es eterno. Hablar de miedo es hablar de ego, es hablar de la creencia de que Dios está enojado con nosotros y nos va a castigar. Pero Dios es Amor y el castigo y el miedo no hacen parte de su naturaleza.
Continúa Jesús:
_”Con este pensamiento basta para des-hacer el pasado y salvar el presente a fin de que se pueda extender serenamente hasta un futuro intemporal. Si eres tal como Dios te creó, entonces no ha habido separación alguna entre tu mente y la Suya, ni división entre tu mente y la de los demás, y sólo ha habido unidad en la tuya”_.
Con este pensamiento se salva el presente al no repetir los errores del pasado y el futuro será una consecuencia del presente que se puede extender a la eternidad. Y esto se presenta en el instante santo donde se da una unidad con Dios y mis hermanos, se trasciende el cuerpo y se ve únicamente el contenido espiritual de mi Identidad como Hijo de Dios, al igual que mis hermanos.
Continúa Jesús:
_”El poder sanador de la idea de hoy es ilimitado. La idea de hoy es la cuna de todos los milagros, la gran restauradora de la verdad en la conciencia del mundo. Practica la idea de hoy con gratitud. Ésta es la verdad que te hará libre. Ésta es la verdad que Dios te prometió. Ésta es la Palabra con la que a todo sufrimiento le llega su fin”_.
Al reconocerme como Hijo de Dios, nada me puede hacer daño y le ayudo a mis hermanos a que recuerden quienes son. Esto implica que le abra espacio a los milagros o a la corrección de mi mente de las ilusiones del ego. Agradezco el Ser que Dios me ha dado. Ese es el principal don recibido de Él. Al aceptar la verdad de lo que soy no me siento sometido a nada, ni dependo de nada del ego. Dios, no me ha excluido por mis errores. La idea de hoy es la Palabra que pone fin al sufrimiento porque este se debe a nuestros deseos guiados por el ego.
Jesús, nos recomienda decir en nuestras prácticas de cinco minutos cada hora:
_Soy tal como Dios me creó. Su Hijo_ _no puede sufrir. Y yo *soy* Su Hijo_.
Con esta afirmación reitero mi Identidad como el Ser, el Hijo de Dios, el Cristo que soy y que no se ha perdido en todas las nubes de conflictos y resentimientos en que he pretendido ocultarlo.
Esta es otra lección en la que, Jesús, nos pide ir a nuestro interior:
_”Busca en tu interior a Aquel que es el Cristo en ti, el Hijo de Dios y hermano del mundo; el Salvador que ha sido salvado para siempre y que tiene el poder de salvar a todo aquel que Lo roce, por levemente que sea, y le pida la Palabra que le dice que él es Su hermano”_.
Ahora, podemos decidirnos por buscar a nuestro Ser lo cual implica valernos del Espíritu Santo para que nos ayude a perdonar todas nuestras ilusiones e ídolos que hemos fabricado y que nos han alejado de nuestro Ser. En lo más recóndito de nuestra mente está el Ser, esperándonos. Se trata de confiar en Dios y perdonar todos los pensamientos que desconozcan mi verdadera identidad. Claro que esto no puedo hacerlo solo. Necesitaré siempre la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús para que me ayuden a perdonar todas las ideas de separación que me han mantenido alejado de mi verdadera Identidad como Hijo de Dios.
Les recomiendo realizar la lección como se les propone de la mano de Jesús y el Espíritu Santo. Y hoy tenemos muchas razones para estar alegres y reír: estamos recuperando nuestra verdadera identidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
Lección 110 comentada por Ken Wapnick
( Lección 110: “Soy tal como Dios me creó” )
“Esta declaración (“Soy tal como Dios me creó” – Lección 110) apareció por primera vez en la Lección 94, y aparecerá de nuevo en la Lección 162, y finalmente en una lección de repaso que estudiaremos durante veinte días. Así, Jesús termina esta serie de veinte lecciones, cuyo propósito fue recordarnos la pobreza de nuestro pequeño ser en comparación con la gloria de nuestro verdadero Ser que Dios creó uno con Él.
(1:1-3) «Repetiremos la idea de hoy de vez en cuando. Pues sólo con este pensamiento bastaría para salvarte a ti y al mundo, si creyeses que es verdad. Su veracidad significa que no has efectuado ningún cambio real en ti, ni que tampoco has cambiado el universo de manera que lo que Dios creó hubiese podido ser reemplazado por el miedo y la maldad, por la aflicción y la muerte.»
El problema es que creímos que cambiamos la realidad, y nuestra existencia individual es el testigo aparente de ese cambio. Esta es la fuente de nuestra culpabilidad, que debe ser protegida proyectando un mundo temeroso y malvado en el que decimos: “Otras personas me hicieron esto; soy inocente.” A esta locura, la Expiación susurra suavemente: “Dios, no obstante, sabe que eso no es posible.” (T-23.I.2:7). El “pensamiento” de Dios es simplemente esto: mi Hijo es mi Hijo, y nada puede cambiar este Hecho.
(1:4) «Si sigues siendo tal como Dios te creó, el miedo no tiene sentido, la maldad no es real y la aflicción y la muerte no existen.»
Ese es el principio de Expiación, la Palabra de Dios de que nada sucedió para cambiar la realidad. El pecado es así imposible, como lo son sus efectos: la maldad, la miseria y la muerte. Los sueños en los que se manifiestan no son más que sueños. La realidad continúa sin menoscabo, su estado eterno revelado por el milagro:
“La realidad es inmutable. Los milagros no hacen sino mostrar que lo que tú has interpuesto entre la realidad y tu conciencia es ilusorio y que no es en modo alguno una interferencia…Precisamente «porque» la realidad es inmutable, existe en ella un milagro que sana todas las cosas cambiantes y te las ofrece para que las veas en una forma que te brinda felicidad y que está libre de temor.” (T-30.VIII.4:1-2; 5:1)
(2:1) «La idea de hoy es, por lo tanto, todo cuanto necesitas para dejar que la absoluta corrección sane tu mente y te conceda una visión perfecta que corrija todos los errores que cualquier mente haya podido cometer en cualquier momento o lugar.»
Esto es así porque, nuevamente, una mente es todas las mentes. Recuerda, el tiempo y el espacio nunca han abandonado el pensamiento único de la mente sobre la separación, deshecho por el Pensamiento intemporal de la Expiación que refleja la unicidad de la eternidad.
(2:2-3) «Esta idea es suficiente para sanar el pasado y liberar el futuro. Esta idea es suficiente para permitir que el presente se acepte tal como es.»
En el instante santo no hay pasado, presente del ego o futuro. El instante santo nos ha llevado a la eternidad, cuyo amor se refleja en nuestra paz, nacido del perdón del Hijo de Dios.
(2:4) «Esta idea es suficiente también para dejar que el tiempo sea el medio por el que el mundo entero aprende a escaparse del tiempo y de todos los cambios que éste parece producir con su pasar.»
Jesús usa el tiempo para servir a un propósito diferente al del ego, que es probar que el pecado, la culpa y el miedo son reales. Nuestro nuevo maestro, sin embargo, nos ayuda a darnos cuenta de que la trinidad impía del ego es ilusoria, por lo que el único cambio significativo dentro de la ilusión es en los maestros.
Esto es paralelo a la declaración de la clarificación de términos:
“La única libertad que aún nos queda en este mundo es la libertad de elegir, y la elección es siempre entre dos alternativas o dos voces.” (C-1.7:1)
Todos los otros cambios no hacen sino reforzar la ilusión de que hay algo aquí que necesite cambiar.
(3) «Si sigues siendo tal como Dios te creó, las apariencias no pueden reemplazar a la verdad, la salud no puede trocarse en enfermedad, la muerte no puede suplantar a la vida ni el miedo al amor. Nada de eso ha ocurrido si tú sigues siendo tal como Dios te creó. No necesitas otro pensamiento que éste para permitir que la redención venga a iluminar al mundo y a liberarlo del pasado.»
Esto marca el final del sistema de pensamiento del ego. La aceptación de la Palabra de Dios invierte nuestro demente rumbo hacia la locura (T-18.I.8: 5), deshaciendo así sus efectos. Lo imposible no ocurrió porque lo imposible no pudo ocurrir. Para decirlo de nuevo, tú no “iluminas el mundo” externamente, ya que no hay ningún mundo para iluminar; no hay mundo al que liberar, sanar o iluminar. Iluminas tu «mente», y en esa experiencia el mundo es sanado y deshecho, y con él todo el sufrimiento. La luz de la Expiación ha desvanecido la oscuridad del miedo, la enfermedad y la muerte.
(4) «Con este pensamiento basta para erradicar todo el pasado y salvar el presente a fin de que se pueda extender serenamente hasta un futuro intemporal. Si eres tal como Dios te creó, entonces no ha habido separación alguna entre tu mente y la Suya, ni división entre tu mente y otras mentes, y sólo ha habido unidad en la tuya.»
Esto resume sucintamente nuestra discusión previa. Elegir contra el sistema de pensamiento del ego de pecado, culpa y miedo significa elegir en favor del instante santo, en el que el tiempo se deshace; y también la separación, liberando el recuerdo de la unidad de la mente, reflejando la unicidad de Cristo.
(5:1-2) «El poder sanador de la idea de hoy es ilimitado. La idea de hoy es la cuna de todos los milagros, la gran restauradora de la verdad en la conciencia del mundo.»
Los milagros deshacen el sistema de pensamiento del ego, y estas correcciones tienen su lugar de nacimiento en el principio de Expiación que dice a nuestras mentes dormidas: “No has perdido tu Identidad, y nada de lo que tu sueño ha hecho real ha afectado la verdad. A pesar de todo, sigues siendo tal como Dios te creó “.
(5:3-6) «Practica la idea de hoy con gratitud. Ésta es la verdad que te hará libre. Ésta es la verdad que Dios te ha prometido. Ésta es la Palabra con la que a todo sufrimiento le llega su fin.»
Esta es la verdad que corrige las mentiras del ego y nos libera de la tiranía del ego de culpabilidad y odio, y así pone fin a todo sufrimiento. El mundo se ha convertido en el salón de clases en el que el Espíritu Santo nos enseña lo contrario de lo que habíamos aprendido antes. Él muestra la verdad de nuestras relaciones, y nos pide únicamente que la aceptemos, para que pueda ser compartida con todos los que retroceden a la oscuridad:
“El ego construyó el mundo tal como lo percibe, pero el Espíritu Santo -el reintérprete de lo que el ego construyó- ve el mundo como un recurso de enseñanza para llevarte a tu hogar…Tú no creaste la verdad, pero la verdad puede todavía hacerte libre. Contempla todo tal como el Espíritu Santo lo contempla, y entiende todo tal como Él lo entiende…Él es tu Guía a la salvación porque recuerda lo pasado y lo que ha de venir, y lo trae al presente. Él mantiene ese regocijo en tu mente con gran ternura, y sólo te pide que lo incrementes compartiéndolo en Nombre de Dios de modo que Su júbilo se incremente en ti.” (T-5.III.11:1,5-6,9-10)
Por lo tanto, compartimos gratitud con nuestros hermanos, al dar la bienvenida a la verdad por fin en nuestras mentes.
(6-7) «Comienza las sesiones de práctica de cinco minutos con esta cita del texto [T-31.VIII.5:2-4]:
Soy tal como Dios me creó. Su Hijo no puede sufrir.
Y yo Soy Su Hijo.
Luego, mientras mantienes esta afirmación fija en la mente, trata de encontrar en ella al Ser que es el santo Hijo de Dios Mismo.»
Esta lección y serie concluyen con el regreso del tema de que nuestro verdadero Ser es Cristo, el único Hijo de Dios. Su recuerdo no está perdido para nosotros, sino que fue enterrado bajo capas de ilusión nacidas de nuestro miedo a la verdad. Hemos visto los errores de nuestros caminos y el sufrimiento que nos provocaron. Así cambiamos de mentalidad a medida que cambiamos nuestras percepciones, y recordamos que somos tal como Dios nos creó – el santo Hijo de Dios Mismo.
(8) «Busca en tu interior a Aquel que es el Cristo en ti, el Hijo de Dios y hermano del mundo; el Salvador que ha sido salvado para siempre y que tiene el poder de salvar a todo aquel que entra en contacto con Él, por levemente que sea, y le pida la Palabra que le dice que él es Su hermano.»
Al «buscar» la realidad, se nos garantiza que la encontraremos. Somos sanados cuando aceptamos la salvación, así como todos los que toman la decisión que hemos tomado. De hecho, ya estamos curados, pero debemos aceptar la verdad rechazando lo falso. Si es verdaderamente Cristo lo que buscamos en nosotros mismos y en nuestros hermanos, será la Palabra de Dios a la que escucharemos, porque eso es lo único que corrige nuestros falsos conceptos de nosotros mismos. Sin ello, nos condenamos a escuchar la palabra no corregida del ego sobre la separación y el yo.
(9:1-2) «Eres tal como Dios te creó. Honra hoy a tu Ser,…»
Honramos a nuestro Ser, no diciéndonos lo maravillosos que somos, sino al decir no al ser del ego, tal como leemos:
(9:3) «…y no rindas culto a las imágenes que fabricaste para que fuesen el Hijo de Dios en lugar de lo que él es.»
La forma en que recordamos nuestra Identidad es dejar ir las “imágenes que fabricaste”. Estos son los ídolos del ser que fabricamos como sustituto del Ser de Cristo. Más que casi cualquier otra enseñanza en Un Curso de Milagros, la idea de aprender a reconocer nuestras imágenes falsas para que podamos liberarlas va al corazón del perdón. De hecho, el proceso «es» el perdón. Por lo tanto, exhortados por Jesús, como vemos de nuevo, y lo volveremos a hacer más adelante:
“Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. No es necesario que busques lo que es verdad, pero sí es necesario que busques todo lo que es falso.” (T-16.IV.6: 1-2).
Aún más específicamente, Jesús habla de la necesidad de alejarse de los dioses falsos, las imágenes del ego que engendran a nuestros ídolos especiales – “imágenes que fabricamos” – con los cuales nos hemos identificado:
“Lo que crees ser puede ser muy odioso, y lo que esta extraña imagen te lleva a hacer puede ser muy destructivo. Mas la destrucción no es más real que la imagen, si bien los que inventan ídolos ciertamente los veneran…No te das cuenta de cuánto caso les haces a tus dioses y de cuán alerta te mantienes en su favor. No obstante, ellos existen únicamente porque tú los honras. Honra sólo lo que es digno de ser honrado y tendrás paz. La paz es el legado de tu verdadero Padre.” (T-10.III.1:6-7; 10:4-7)
(9:4-10:1) «En lo más recóndito de tu mente el santo Cristo en ti espera a que lo reconozcas como lo que tú eres. Y mientras no lo reconozcas y Él siga siendo un desconocido para ti, tú seguirás perdido y sin saber quién eres. Búscalo hoy y encuéntralo.»
El problema es que no queremos buscarlo, porque no queremos encontrarlo. En cambio, buscamos retener esta pobre imagen del Ser de Cristo. El propósito de estos ejercicios – de hecho, el propósito de Un Curso de Milagros – es enseñarnos cuán perdidos estamos cuando nos separamos de nuestro Ser. Al dejar ir los resentimientos – contra los demás y contra nosotros mismos – reconocemos nuestra Identidad. El recuerdo de Cristo alborea en nuestras mentes perdonadas y nos encontramos:
“Juntos desapareceremos en la Presencia que se encuentra detrás del velo, no para perdernos sino para encontrarnos a nosotros mismos; no para que se nos vea, sino para que se nos conozca. Y al gozar de conocimiento, no quedará nada sin hacer en el plan de salvación que Dios estableció.” (T-19.IV-D.19:1-2)
(10:2-3) «Él te salvará de todos los ídolos que has inventado. Pues cuando lo encuentres, comprenderás cuán indignos son tus ídolos y cuán falsas las imágenes que creías ser.»
Esto exige el reconocimiento de que cometimos un error, y que nuestra realidad está con Jesús, por encima del campo de batalla del ego de conflicto y muerte. Miramos hacia abajo con él al sistema de pensamiento de mentalidad errada de imágenes que fabricamos, y vemos todo de otra manera, dándonos cuenta de que el mundo no tiene ningún efecto sobre Quién somos. El valor de estas imágenes como protectores de nuestro especialismo desaparece en su propia insignificancia, dejando solo al Ser que es la verdadera Imagen de Dios.
(10:4) «Hoy damos un paso gigantesco hacia la verdad al abandonar nuestros ídolos y abrir nuestros brazos, nuestros corazones y nuestras mentes a Dios.»
Si he de abrir mis brazos, corazón y mente a Dios, necesito rechazar lo que el ego ha fabricado como sustituto. Por lo tanto, nos centramos así en el miedo a perder nuestra individualidad, así como en el valorado sistema de pensamiento de especialismo. El ego nos hizo cerrar nuestras mentes a la verdad; ahora las abrimos y damos gustosamente la bienvenida a nuestro Ser. Cristo ha venido a reemplazar el ego, y los ídolos han cedido el paso a Dios.
(11:1) «Lo recordaremos a lo largo del día con nuestros corazones rebosantes de gratitud y albergando solamente pensamientos amorosos hacia todos aquellos que hoy se crucen en nuestro camino.»
Antes de saludar a alguien con un corazón agradecido y palabras de agradecimiento, primero debemos darnos cuenta de lo «ingratos» que somos. Recuerda, encontramos la verdad al deshacer la ilusión, por lo que estos pensamientos no deben usarse como mantras o afirmaciones para cubrir nuestro especialismo. Estas declaraciones son el reflejo de la verdad, a las cuales llevamos nuestras sombrías ilusiones. Por lo tanto, debemos ser conscientes de las percepciones de nuestro ego y luego acudir a la verdad en nuestras mentes en busca de ayuda.
(11:2-6) «Pues así es como lo recordaremos. Y para poder recordar a Su Hijo, nuestro santo Ser, el Cristo en cada uno de nosotros diremos:
Soy tal como Dios me creó.
Declaremos esta verdad tan a menudo como podamos. Ésta es la Palabra de Dios que te hace libre.»
Nuevamente encontramos referencia a la declaración bíblica: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Sin embargo, lo que nos libera es aceptar el principio de la Expiación; no Dios, Jesús o Un Curso de Milagros. Es nuestro rechazo del ego y la aceptación de la Palabra de Dios lo que nos libera para recordar nuestra realidad: somos tal como Dios nos creó.
(11:7) «Ésta es la llave que abre las puertas del Cielo y te permite entrar a la paz de Dios y a Su eternidad.»
La mente cerrada por la culpa y los resentimientos, la abre el perdón suavemente. Aprendiendo a confiar en la Voz que habla la Palabra de Dios – la Expiación que nos hace libres – alcanzamos la mano de Jesús que nunca ha dejado de alcanzar la nuestra. Cuando elegimos tomar las manos de nuestros hermanos junto con las suyas, la puerta se abre silenciosamente y estamos en casa, donde Dios quiere que estemos (T-31.VIII.12:8). Volvemos ahora a la clarificación de términos y leemos sus inspiradoras palabras finales, y así cerramos la lección y la serie con otra hermosa expresión de la hermosa verdad:
“Salgamos al encuentro de ese mundo recién nacido, sabiendo que Cristo ha renacido en él y que la bendición de su renacimiento perdurará para siempre. Habíamos perdido el rumbo, pero Él lo ha encontrado por nosotros. Démosle la bienvenida a Aquel que regresa a nosotros para celebrar la salvación y el fin de todo lo que creíamos haber hecho. El lucero del alba de este nuevo día contempla un mundo diferente en el que se le da la bienvenida a Dios, y a Su Hijo junto con Él. Nosotros que le completamos, le damos las gracias, tal como Él nos las da a nosotros. El Hijo reposa, y en la quietud que Dios le dio, entra en su hogar y por fin está en paz.” (C-ep.5) “
~ Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 110
"Soy tal como Dios me creó."
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
En este mundo la mayoría de las personas no discute si Dios nos creó. La diferencia está en cómo fue que nos creó. Para el mundo del ego Dios nos creó como cuerpos y después nos insufló vida.
Para Un Curso de Milagros, Dios nos creó a su semejanza, esto es como Espíritu, el cuerpo no es una creación de Dios sino del ego. El mundo y los cuerpos son una creación de ese gran ego colectivo, tras la separación. Los cuerpos y sus miles de millones de replicas, no son más que un intento del ego de fraccionar la única Mente del Hijo de Dios. El propósito del Curso es ayudarnos a despertar de este sueño de separación, buscando unificar la mente que se cree dividida, perdonando todos nuestros errores de percepción, y volver a unidad con Dios.
Jesús nos dice que esta idea central, *"Soy tal como Dios me creó."* tiene una alta relevancia en el sistema de pensamiento que nos viene enseñando, a tal punto que nos dice: *"sólo con este pensamiento bastaría para salvarte a ti y al mundo, si creyeses que es verdad."*
Si nos creyésemos de verdad esta idea no tendríamos necesidad de nada más, ni más lecciones, ni más prácticas de perdón, con esta idea nos habríamos iluminado, nos hubiéramos sanado, y habríamos regresado a la casa de nuestro Padre, tal como lo hizo el hijo pródigo.
Si nos creyésemos esta idea, sería suficiente para nuestra salvación. ¿sobre qué base Jesús nos hace esta afirmación? ¿Que significa eso? Veamos cómo nos lo describe: *"significa que no has efectuado ningún cambio real en ti, ni que tampoco has cambiado el universo de manera que lo que Dios creó hubiese podido ser reemplazado por el miedo y la maldad, por la aflicción y la muerte."* el sueño de separación no cambió nada en el Cielo, la creación no fue afectada, no tenemos el poder de cambiar, modificar, ni mucho menos destruir lo que Dios ha creado, de tal manera que, *"Si sigues siendo tal como Dios te creó, el miedo no tiene sentido, la maldad no es real y la aflicción y la muerte no existen."*
Si somos tal como Dios nos creó, significa que somos los perfectos Hijos de Dios, inocentes, impecables, amorosos, invulnerable, felices, eternos e inmutables. Quiere decir que no podemos cambiar lo que Dios creó, y tampoco podemos cambiar nuestra naturaleza como Hijos de Dios, por lo tanto, la separación es un sueño y lo único que tenemos que hacer es despertar de ese sueño, solo necesitamos perdonar nuestros errores, solo necesitamos aceptar nuestra realidad inmortal, y dejarnos guiar por la amorosa mano de Espíritu Santo o de Jesús. Si aceptamos la idea de hoy habremos sanado nuestras mentes.
La idea de hoy tiene un efecto sanador sobre nosotros en todos los aspectos, la lección destaca algunos.
*Respecto al tiempo:*
*"Esta idea es suficiente para sanar el pasado y liberar el futuro."* si somos tal como Dios nos creó, quiere decir, en este caso, que somos eternos, que no estamos sujetos al tiempo, por lo que podemos sanar nuestro pasado de toda culpa y dolor, y situarnos en el presente, que es el único tiempo real, el futuro queda liberado, con lo que desaparece toda preocupación futura, ya sea de miedo, ansiedad o incertidumbre. *"Esta idea es suficiente para permitir que el presente se acepte tal como es."* y bajo la guía del Espíritu Santo, el tiempo es reinterpretado, para el único uso que es posible utilizarlo, para sanar nuestra mente a través del perdón. *"Con este pensamiento basta para erradicar todo el pasado y salvar el presente a fin de que se pueda extender serenamente hasta un futuro intemporal."*
*Respecto a la sanación:*
Aceptar la idea que "Soy tal como Dios me creó" tiene otros efectos sanadores: *"las apariencias no pueden reemplazar a la verdad, la salud no puede trocarse en enfermedad, la muerte no puede suplantar a la vida ni el miedo al amor."* si el Hijo de Dios es perfecto e inmortal, no puede enfermar, morir, y el miedo no puede cambiar ni sustituir la condición eterna del amor. *"El poder sanador de la idea de hoy es ilimitado."* cómo ilimitada es nuestra mente unida a Su Creador. Si somos tal como Dios nos creó, significa que la separación nunca ocurrió, y por lo tanto, sus efectos no son reales, son una gigantesca ilusión, que desaparecerá con la aceptación de nuestra verdadera identidad, y nuestra falsa identidad desaparecerá con nuestras prácticas de perdón.
*PROPÓSITO:*
Recordar nuestra verdadera identidad como los perfectos Hijos de Dios, cuyo recuerdo nos sanará de toda culpa, aflicción o miedo, para ello debemos aceptar nuestra identidad divina.
*PRÁCTICA:*
Aquiétate durante los primeros 5 minutos de cada hora. En una meditación lo más profunda posible, adéntrate en tu interior con la idea de:
*"Soy tal como Dios me creó."*
*"Su Hijo no puede sufrir."*
*"Y yo soy Su Hijo."*
Este ejercicio es un silogismo. Aquí vemos como el Curso se apoya en la lógica Aristotélica, un silogismo consta de una premisa mayor, una premisa menor y una conclusión. examinamos sus componentes para que comprendamos su alcance.
Premisa mayor:
*"Soy tal como Dios me creó."* Dios me creó como espíritu no como cuerpo, y gozo de los atributos de Dios: amor, paz, dicha y eternidad.
Premisa menor:
*"Su Hijo no puede sufrir."* El sufrimiento es un pensamiento falso basado en la culpa. No puedo sufrir, pues en el estado del Cielo el sufrimiento no existe, por lo tanto, no es real. Y yo no puedo cambiar lo que Dios creó, soy perfecto e inmutable.
Conclusión:
*"Y yo soy Su Hijo."* este es el reconocimiento de mi verdadera identidad, el recuerdo de lo que Soy, la aceptación de mi realidad inmortal.
Esto es lo que significa la idea de este ejercicio, este es el significado de su alcance, y con la conciencia de ello lo practicare cada hora del día durante 5 minutos, si lo hago con disciplina y convicción, si me creo totalmente este postulado, será suficiente para despertar del sueño de separación, para liberarme de la esclavitud del ego, para regresar jubiloso al Paraíso que creí perder. *"La idea de hoy es la cuna de todos los milagros, la gran restauradora de la verdad en la conciencia del mundo."*
*"Practica la idea de hoy con gratitud. Ésta es la verdad que te hará libre. Ésta es la verdad que Dios te ha prometido. Ésta es la Palabra con la que a todo sufrimiento le llega su fin."* Así que haz esta meditación buscando al Cristo en ti.
*PRÁCTICAS CORTAS Y FRECUENTES:*
Procura repetir con la mayor frecuencia posible esta idea hasta que penetre a lo más profundo de tu consciencia, hasta que el velo que cubre tu luz desaparezca, hasta que ilumine tu corazón y a todo el mundo.
*"Lo recordaremos a lo largo del día con nuestros corazones rebosantes de gratitud y albergando solamente pensamientos amorosos hacia todos aquellos que hoy se crucen en nuestro camino."*
*”Soy tal como Dios me creó.”*
*"Declaremos esta verdad tan a menudo como podamos. Ésta es la Palabra de Dios que te hace libre. Ésta es la llave que abre las puertas del Cielo y te permite entrar a la paz de Dios y a Su eternidad."*
Hoy practicamos recordar quienes somos, si decidimos creernos plenamente, que somos tal como Dios nos creó, estaremos dando un paso gigantesco en nuestro despertar, estaremos sanando la fuente de nuestras creencias en la separación, la culpa y el miedo, nos liberaremos de los apegos de este mundo, y podemos desplegar las alas de nuestra mente libre, amorosa, segura de sí misma, que vuela confiada hacia el reencuentro con su Padre, pues estamos respondiendo al llamado ancestral del Amor, y su potente Voz resuena en nuestro corazón señalándonos el camino de regreso a casa, al corazón de Dios.
CELEBRANDO EL MILAGRO
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BENDICIONES!