LECCIÓN 94 Soy tal como Dios me creó.

LECCIÓN 94 
Soy tal como Dios me creó.
 
1. Hoy continuamos con la idea que nos brinda total salvación; la afirmación que hace que toda forma de tentación sea impotente; el pensamiento que silencia al ego y lo desarma por completo. 2Eres tal como Dios te creó. 3Esta idea acalla todos los sonidos de este mundo, hace que sus vistas desaparezcan y borra para siempre todos los pensamientos que él jamás haya tenido. 4Con esta idea se alcanza la salvación. 5Con esta idea se restaura la cordura.

2. La verdadera luz es fortaleza, y la fortaleza es impecabilidad. 2Si sigues siendo tal como Dios te creó, tienes que ser fuerte, y la luz tiene que encontrarse en ti. 3Aquel que se aseguró de que fueses impecable, tiene que ser necesariamente la garantía de tu fortaleza y tu luz. 4Eres tal como Dios te creó. 5Las tinieblas no pueden ensombrecer la gloria del Hijo de Dios. 6Te encuentras en la luz, firme en la impecabilidad en la que fuiste creado y en la que permanecerás por toda la eternidad.
3. Hoy volveremos a dedicar los primeros cinco minutos de cada hora de vigilia a intentar sentir la verdad que se encuentra en ti. 2Comienza estos períodos de búsqueda con estas palabras:
 
 
3Soy tal como Dios me creó.
4Soy Su Hijo eternamente.


5Trata ahora de llegar hasta el Hijo de Dios en ti. 6Éste es el Ser que jamás pecó ni forjó una imagen para reemplazar a la realidad. 7Éste es el Ser que jamás abandonó Su morada en el seno de Dios para irse a deambular por el mundo. 8Éste es el Ser que no conoce el miedo, ni puede concebir lo que es la pérdida, el sufrimiento o la muerte.

4. Para alcanzar este objetivo no se requiere nada de ti, excepto que dejes a un lado todos los ídolos e imágenes de ti mismo, que vayas más allá de todos los atributos tanto buenos como malos que te hayas adjudicado a ti mismo y que aguardes la verdad con queda expectación. 2Dios Mismo ha prometido que ésta le será revelada a todo aquel que la pida. 3Tú la estás pidiendo ahora. 4No puedes fracasar porque Él no puede fracasar.

5. Si no cumples con el requisito de practicar durante los primeros cinco minutos de cada hora, por lo menos recuerda decirte a ti mismo una vez por hora:
 
2Soy tal como Dios me creó.
3Soy Su Hijo eternamente.
 
4Repite hoy frecuentemente para tus adentros que eres tal como Dios te creó. 5Y asegúrate de responder a cualquier persona que parezca irritarte con estas palabras:
 
6Eres tal como Dios te creó.
7Eres Su Hijo eternamente.
 
8Haz todo lo posible hoy por llevar a cabo los ejercicios que se deben hacer cada hora. 9Cada sesión de práctica será un paso gigantesco hacia tu liberación, y un hito en el proceso de aprender el sistema de pensamiento que este curso postula.





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Lección 94 comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda




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LECCIÓN 94

Soy tal como Dios me creó.

Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda

¡Que la paz sea con nosotros hoy!

Esta lección, es una lección que da mucha seguridad y tranquilidad. Es la única lección que se repite tres veces. Además, de esta lección se repite en la 110 y en la 162. También, se menciona en el sexto repaso durante 20 lecciones. Para Jesús, por lo tanto, esta lección es muy importante. 

Recordemos que el Curso está escrito en dos niveles. El primer nivel es un nivel muy metafísico, no-dualista, en el cual se reconoce una sola realidad: Dios y Su Creación. La Mente Una se refiere a Dios. A ese nivel es a lo que se refiere el Curso cuando nos dice que somos el Hijo de Dios, el Cristo, el Ser que somos y nos dice que nunca nos hemos separado de Dios porque lo que tuvimos fue un sueño de separación, que en realidad nunca se dio, pero que como pensamos que fue cierto, fabricamos este mundo y al cuerpo para mantener la ilusión de la separación. Y, en el momento en que creímos separarnos de Dios, Él creó al Espíritu Santo para que nos ayude a regresar a casa. Este es el planteamiento metafísico. Es no-dualista. Este sería el mundo de Dios, de la Mente Uno. Este sería  el nivel 1.

El otro nivel es el nivel 2. Es el de este mundo de la separación, este mundo del ego donde el cuerpo es el centro y se apoya en su trilogía de: pecado, culpa y miedo que ya hemos estudiado. Es dualista.  En este nivel, se presenta la mente recta, cuyo maestro es el Espíritu Santo y la mente errada, guiada por el ego. Jesús, nos orienta hacia nuestro Ser, que es el Hijo de Dios, con todas las cualidades de Dios. Es importante distinguir estos dos niveles para no confundirnos en el mensaje del Curso debido a que, a veces, Jesús, pasa de un nivel a otro para que, en nosotros, no aumente el miedo. Esta lección es más del primer nivel. 
Jesús nos dice:
_“Hoy continuamos con la idea que nos brinda total salvación; la afirmación que hace que toda forma de tentación sea impotente; el pensamiento que silencia al ego y lo des-hace por completo. Eres tal como Dios te creó. Esta idea acalla todos los sonidos de este mundo, hace que sus vistas desaparezcan y borra para siempre todo pensamiento que alguna vez haya tenido. Con esta idea se alcanza la salvación. Con esta idea se restaura la cordura”_.

Esta idea nos libera de la culpa y nos proporciona felicidad pues somos invulnerables. La tentación es interpretar con el ego que quiere que nos veamos como un cuerpo que sufre, se enferma y muere y no como la mente que somos. Esta idea silencia y desarma al ego, es decir, porque pone la atención en el contenido, en Dios, y no en las miles de formas con las cuales pretende desviar nuestra atención y hacernos caer en las ilusiones. Retoma la idea de que soy unidad, no separación y no hay porque luchar para mantener mi especialismo. Reconozco mi verdadera identidad como Hijo de Dios, de tal manera, que me libero de la culpa, y avanzo en el proceso de la salvación cuando deshago el sistema de pensamiento del ego para, así, restaurar la cordura en mi mente.

Nos dice Jesús:
_”La verdadera luz es fortaleza, y la fortaleza es impecabilidad. Si sigues siendo tal como Dios te creó, tienes necesariamente que ser fuerte y la luz tiene que encontrarse en ti. Aquel que se aseguró de que fueras impecable debe ser también la garantía de tu fortaleza y tu luz. Eres tal como Dios te creó. Las tinieblas no pueden ensombrecer la gloria del Hijo de Dios. Te encuentras en la luz, firme en la impecabilidad en la que fuiste creado y en la que permanecerás por toda la eternidad”_.

Si acepto la luz de la sanación de mi mente mediante la corrección del Espíritu Santo por medio del perdón, los milagros, la Expiación, aceptaré, así, la fortaleza que brinda el reconocer mi verdadera identidad como Hijo de Dios. Por lo tanto, el sistema de pensamiento basado en la culpa, no me afecta. Mi impecabilidad sustenta mi fortaleza y justifica la Expiación para mí mismo. Recordemos la lección 67 El Amor me creó a semejanza de Sí Mismo. Dios, que es Amor, nos creó a Su Semejanza y 
_“por eso es por lo que eres la luz del mundo”_. 

En esta lección, Jesús, nos pide hacer lo que hemos hecho en las anteriores lecciones: ir a nuestro Ser:

_”Trata ahora de llegar hasta el Hijo de Dios en ti. Éste es el Ser que jamás pecó ni forjó una imagen para reemplazar a la realidad. Éste es el Ser que jamás abandonó Su morada en Dios para irse a deambular indeciso por el mundo. Éste es el Ser que no conoce el miedo ni puede concebir lo que es la pérdida, el sufrimiento o la muerte”_.

Para llegar a este Ser tenemos que perdonar de la mano del Espíritu Santo y pedir la ayuda de Dios. Necesitamos nuestra pequeña dosis de buena voluntad que implica reconocer que nos hemos equivocado, que no sabemos nada y ahora estamos dispuestos a permitir que, Él que sabe, nos ayude. Necesitamos reafirmar continuamente nuestra verdadera identidad:

     Soy tal como Dios me creó.
     Soy Su Hijo eternamente¬.

Esta es una lección feliz. Podamos avanzar mucho en nuestro proceso de la sanación de nuestra mente. Recuerden que estamos en un entrenamiento mental para deshacer el ego. Les recomiendo hacer la lección como se les propone, de la mano de Jesús, nuestro hermano mayor, y del Espíritu Santo, sin olvidarnos de reír, porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda



Kenneth Wapnick

“Soy tal como Dios me creó.”

Lección 94

“Esta es la única lección (94) que se repite en el libro de ejercicios. Aparece de nuevo en la Lección 110, y nuevamente en la Lección 162. También es el tema central del Repaso VI y una parte importante de la última sección del texto (T-31.VIII). Este tema crucial es la base del principio de Expiación que corrige el sistema de pensamiento del ego, que dice: «No» soy tal como Dios me creó, sino una mente separada que ahora tiene su hogar en el cuerpo.

(1:1-2) «Hoy continuamos con la idea que nos brinda total salvación; la afirmación que hace que toda forma de tentación sea impotente; el pensamiento que silencia al ego y lo desarma por completo. Eres tal como Dios te creó.»

En la sección a la que acabo de aludir, “Elige de nuevo”, Jesús habla de la tentación que continuamente nos confronta: vernos a nosotros mismos como un cuerpo, haciendo real el ego y su sistema de pensamiento de debilidad, enfermedad y dolor:

“La lección que la tentación siempre quiere enseñar, en cualquier forma en que se presente e independientemente de donde ocurra, es ésta: quiere persuadir al Hijo de Dios de que él es un cuerpo, nacido dentro de lo que no puede sino morir, incapaz de librarse de su flaqueza y condenado a lo que el cuerpo le ordene sentir…Aprende, pues, el feliz hábito de responder a toda tentación de percibirte a ti mismo débil y afligido con estas palabras:

Soy tal como Dios me creó. Su Hijo no puede sufrir. Y yo soy Su Hijo.

De este modo se invita a la fortaleza de Cristo a que impere y reemplace todas tus debilidades con la fuerza que procede de Dios, la cual es infalible…Tú eres tal como Dios te creó, al igual como también lo es toda cosa viviente que contemplas, independientemente de las imágenes que veas. Lo que percibes como enfermedad, dolor, debilidad, sufrimiento y pérdida, no es sino la tentación de percibirte a ti mismo indefenso y en el infierno. No sucumbas a esta tentación, y verás desaparecer toda clase de dolor, no importa dónde se presente, en forma similar a como el sol disipa la neblina.” (T-31.VIII.1:1-2; 5:1-5; 6:1-3)

Al decir “Soy tal como Dios me creó”, aceptamos la Expiación para nosotros mismos. Creyendo este hecho feliz, damos la espalda al ego; su sistema de pensamiento se basa en la premisa de que nuestro estado separado es la realidad. El mundo también está deshecho, ya que nada aquí es la perfecta Unicidad de nuestro Creador. Asimismo, al elegir la verdad de la Expiación sobre la ilusión de separación, optamos por terminar con todo sufrimiento. De hecho, todo Un Curso de Milagros es un comentario sobre esta verdad, y cómo podemos aprender a aceptarla.

(1:3-5) «Esta idea acalla todos los sonidos de este mundo, hace que sus vistas desaparezcan y borra para siempre todos los pensamientos que él jamás haya tenido. Con esta idea se alcanza la salvación. Con esta idea se restaura la cordura.»

Este es otro ejemplo de la metafísica subyacente de Un Curso de Milagros, que se basa en este principio de «todo o nada». Si Dios es verdadero y seguimos siendo tal como Él nos creó, todo lo que el ego ha enseñado y el mundo representa es falso. No solo es falso, nunca estuvo en realidad. El terror que esto engendra en nosotros viene del reconocimiento de que si esa afirmación es verdadera – el mundo nunca estuvo – y dado que nuestros cuerpos son una parte integral del mundo, esto significa que nunca estuvimos tampoco. Ese es el miedo que el ego nunca quiere que descubramos. Nuestro descenso a las entrañas de la locura del ego tiene como propósito mantener el pensamiento demente original alejado de nosotros. Esto a su vez nos impide elegir la cordura del Espíritu Santo. El maravilloso poema de Pascua de Helen, “Transformation”, expresa el cambio del mundo de todo a nada, complementando el pasaje anterior del libro de ejercicios. Aquí hay un extracto:

“Sucede de repente. Hay una Voz que habla una Palabra, y todo ha cambiado. Lo que parecía grande resume la pequeñez que le corresponde. Lo tenue aumenta en brillo, y lo que era brillante antes, titila y se desvanece, y finalmente desaparece.”

(Los Regalos de Dios, p. 64)


(2) «La verdadera luz es fortaleza, y la fortaleza es impecabilidad. Si sigues siendo tal como Dios te creó, tienes que ser fuerte, y la luz tiene que encontrarse en ti. Aquel que se aseguró de que fueses impecable, tiene que ser necesariamente la garantía de tu fortaleza y tu luz. Eres tal como Dios te creó. Las tinieblas no pueden ensombrecer la gloria del Hijo de Dios. Te encuentras en la luz, firme en la impecabilidad en la que fuiste creado y en la que permanecerás por toda la eternidad.»

Jesús explica el significado de la idea del día. “Soy tal como Dios me creó” significa que nada que el sistema de pensamiento del ego haya concebido alguna vez ha afectado la luz del Cielo. Dado que nosotros, como Cristo, somos parte de esa luz mencionada en el texto como los «Grandes Rayos» (ver, por ejemplo, T-18.III.8: 7), tampoco nos hemos visto afectados. La impecabilidad es nuestra fortaleza, ya que refleja la verdad de la Expiación: la separación de la luz nunca ocurrió. La oscuridad de la culpabilidad puede cubrir esta luz en nuestras pesadillas, pero en realidad solo queda luz.

(3) «Hoy volveremos a dedicar los primeros cinco minutos de cada hora de vigilia a intentar sentir la verdad que se encuentra en ti. Comienza estos períodos de búsqueda con estas palabras:

Soy tal como Dios me creó.

Soy Su Hijo eternamente.

Trata ahora de llegar hasta el Hijo de Dios en ti. Éste es el Ser que jamás pecó ni forjó una imagen para reemplazar a la realidad. Éste es el Ser que jamás abandonó Su morada en el seno de Dios para irse a deambular por el mundo. Éste es el Ser que no conoce el miedo, ni puede concebir lo que es la pérdida, el sufrimiento o la muerte.»

Ahora se nos pide que pensemos en el pensamiento del día cada hora. Comenzamos con una declaración clara de la verdad de nuestra Identidad, una verdad que invalida las ilusiones del ego de pecado y miedo, alienación y sufrimiento. No tienen hogar en nuestro Ser. Recuerda la referencia del texto al primer mandamiento:

“No debes anteponer otros dioses a Él porque no hay otros dioses.” (T-4.III.6: 6).

En el párrafo siguiente, Jesús describe cómo alcanzamos al verdadero Hijo de Dios, yendo más allá de nuestro yo ilusorio, enraizado en la creencia de que la separación es pecado, a la verdad gloriosa de Cristo:

(4:1) «Para alcanzar este objetivo no se requiere nada de ti, excepto que dejes a un lado todos los ídolos e imágenes de ti mismo, que vayas más allá de todos los atributos tanto buenos como malos que te hayas adjudicado a ti mismo y que aguardes la verdad con queda expectación.»

Esto describe sucintamente el proceso del perdón: para recordar a Dios debemos dejar ir el ego. Nuestra tarea, por lo tanto, no es afirmar la verdad de que somos tal como Dios nos creó, sino negar la negación del ego. Ya hemos visto esta declaración resumida:

“La tarea del obrador de milagros es, por lo tanto, «negar la negación de la verdad».” (T-12.11.1:5)

Para alcanzar este objetivo de recordar nuestro Ser, tenemos que “dejar a un lado todos los ídolos e imágenes de nosotros mismos”. El obstáculo clave es la creencia de que «somos» nuestra imagen de nosotros mismo, cuyo núcleo es nuestro especialismo. Buscamos proteger esta imagen negando la responsabilidad y fabricando un mundo en el que el pecado de la existencia es visto en todos menos en nosotros mismos. Por lo tanto, nuestra imagen de nosotros mismos no es solo la de un individuo especial, sino un individuo especial e «inocente». Esto significa que alguien más es culpable.

El sistema defensivo del ego hace que el perdón sea prácticamente imposible: para que podamos llegar a Dios y recordar Quiénes somos como Cristo, tenemos que dejar ir «todas» las imágenes. Como Jesús nos recuerda, estas imágenes incluyen no solo lo malo, sino lo bueno. Ya hemos visto que si hablamos de una imagen positiva de nosotros mismos, implicamos que también hay una negativa. Esto resulta en un mundo dualista de opuestos, un estado imposible en el Cielo. Al final, por lo tanto, necesitamos trascender incluso la dualidad mente-correcta / mente-equivocada. Sin embargo, primero debemos llevar nuestras ilusiones de odio a la corrección del perdón, la oscuridad de la separación a la luz de la Expiación. Solo entonces podemos completar el viaje y encontrar nuestro Ser de mentalidad-Uno.

(4:2) «Dios Mismo ha prometido que ésta le será revelada a todo aquel que la pida.»

En otras palabras, no es Dios Quien puede revelarnos la verdad, ni Jesús o su curso. Tenemos que pedirlo, lo que refleja la pequeña dosis de buena voluntad de admitir que estábamos equivocados y que Jesús tenía razón: estábamos equivocados acerca de ser el Hijo de Dios separado y especial, y Jesús tenía razón, «nosotros» somos el Cristo, «uno» con nuestra Fuente.

(4:3-4) «Tú la estás pidiendo ahora. No puedes fracasar porque Él no puede fracasar.»

Esto implica que tenemos una mente dividida; y si bien una parte de nosotros no quiere renunciar a nuestra individualidad y regresar a casa, la otra parte está haciendo estas lecciones porque quiere dejar el ego. Jesús está apelando al tomador de decisiones para que elija el sistema de pensamiento cuerdo de la mente, logrado al reconocer la locura del ego para que podamos dejarle ir.

(5:1-4) «Si no cumples con el requisito de practicar durante los primeros cinco minutos de cada hora, por lo menos recuerda decirte a ti mismo una vez por hora:

Soy tal como Dios me creó. Soy Su Hijo eternamente.

Repite hoy frecuentemente para tus adentros que eres tal como Dios te creó.»

La prueba de nuestra determinación de recordar nuestro Ser es el compromiso de recordar la lección del día. Como veremos en la Lección 95, el verdadero valor del libro de ejercicios radica en mostrarnos cuánto no queremos recordar sus ejercicios, lo que, una vez más, refleja que no deseamos recordar que somos tal como Dios nos creó.

(5:5-7) «Y asegúrate de responder a cualquier persona que parezca irritarte con estas palabras:

Eres tal como Dios te creó.
Eres Su Hijo eternamente.»

Este es un punto al que vuelvo una y otra vez, porque Jesús vuelve a él una y otra vez. Si estas lecciones han de funcionar, deben aplicarse muy específicamente cada vez que nos encontremos irritados, desanimados, enojados, temerosos o deprimidos. En otras palabras, esos son los momentos en los que más necesitamos recordar la lección y llevar la ilusión de nuestro malestar – viéndonos injustamente tratados o victimizados – a la verdad que Jesús nos ofrece. Si he de ser tal como Dios me creó, tú también debes serlo, ya que el Hijo de Dios es uno. Si abrigo resentimientos contra ti, también debo abrigarlos en mi contra. De nuevo, el Hijo de Dios es uno, tanto en el Cielo como en la tierra. Así somos sanados juntos, porque no puede ser que uno de nosotros sea sanado solo. Así recordamos el Ser que Dios creó, y recordamos Su Fuente, uno con Él:

“…todo poder es de Dios. Tú puedes recordar esto por toda la Filiación. No permitas que tu hermano se olvide, pues su olvido es también el tuyo. Pero cuando tú lo recuerdas, lo estás recordando por él también porque a Dios no se le recuerda solo. «Esto es lo que has olvidado». Percibir la curación de tu hermano como tu propia curación es, por lo tanto, la manera de recordar a Dios. Pues te olvidaste de tus hermanos y de Dios, y la Respuesta de Dios a tu olvido no es sino la manera de recordar.” (T-12.II.2:4-10)

Jesús concluye resumiendo el punto principal del ejercicio:

(5:8-9) «Haz todo lo posible hoy por llevar a cabo los ejercicios que se deben hacer cada hora. Cada sesión de práctica será un paso gigantesco hacia tu liberación, y un hito en el proceso de aprender el sistema de pensamiento que este curso postula.»

Jesús nos recuerda que este es un plan de estudios en el que somos el alumno y él el maestro, y queremos aprender de él porque nos hará felices. Nuestro maestro es gentil y paciente (la cuarta y octava característica del maestro avanzado de Dios: M-4.IV, VIII), y toma cada pequeño pero gigantesco paso del perdón junto con nosotros. Él solo pide nuestra poca disposición, que su grandeza se convierta en nuestra, porque cada instante santo es una ventana que se abre a la Grandeza de la eternidad.”

Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick.


LECCIÓN 94

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

"Soy tal como Dios me creó."

Este es un tema central del Curso, que se repetirá en lecciones posteriores y repasos con algunas variantes. El primer  párrafo nos dice varias cosas de gran contundencia como que esta es "la idea que nos brinda total salvación" ó "el pensamiento que silencia al ego y lo desarma por completo."  entonces nos podemos preguntar ¿cómo es posible que el ejercicio de esta lección pueda  lograr todo esto? ¿Por qué afirmar  "Soy tal como Dios me creó." puede acallar el ego y nos puede brindar total salvación? Para ello pensemos que significa ser tal como Dios me creó. Recordemos que Dios nos creó a Su semejanza. Esto quiere decir que somos Espíritu, inmortales, invulnerables, impecables, plenos, abundantes, amorosos, bondadosos, pacíficos, luminosos, etc. Esto es todo lo contrario de este mundo, donde creemos ser cuerpos, individuales y separados,  mortales, vulnerables, carentes, conflictivos, nos enfermamos, degradamos y morimos, y por sobre todo, nos sentimos pecadores y culpables. 

El Curso nos recuerda que donde está nuestro corazón, está nuestro tesoro. Esto quiere decir que nos convertimos en lo que pensamos y contemplamos. Si elijo contemplar el amor, veré amor. Si elijo ver miedo, veré miedo. Si elijo seguir la guía del Espíritu Santo habré iniciado el camino de regreso a casa al corazón de Dios. "Te encuentras en la luz, firme en la impecabilidad en la que fuiste creado y en la que permanecerás por toda la eternidad." Habíamos olvidado quienes somos, esta lección nos lo recuerda. "Si sigues siendo tal como Dios te creó, tienes que ser fuerte, y la luz tiene que encontrarse en ti."
……. "La verdadera luz es fortaleza, y la fortaleza es impecabilidad." los textos de la lección reafirman que aún somos luz, fortaleza e impecabilidad por ser tal como Dios nos creó. Mi naturaleza no ha cambiado ni va a cambiar, pues lo que Dios crea es inmutable, no está sujeto a cambios como sucede en este mundo, lo que confirma su irrealidad. 

PRÁCTICA:

Igual que la lección de ayer y las siguientes, se va a trabajar con meditaciones cortas de 5 minutos al principio de cada hora, y cuyo propósito es "intentar sentir la verdad que se encuentra en ti."
Nos aquietamos, cerramos los ojos y nos decimos:

"Soy tal como Dios me creó."
"Soy Su Hijo eternamente" 

Luego busca permanecer en silencio y receptivo y "Trata ahora de llegar hasta el Hijo de Dios en ti."

El Hijo de Dios en mi, significa que: "Éste es el Ser que jamás pecó ni forjó una imagen para reemplazar a la realidad."

"Éste es el Ser que jamás abandonó Su morada en el seno de Dios para irse a deambular por el mundo."

"Éste es el Ser que no conoce el miedo, ni puede concebir lo que es la pérdida, el sufrimiento o la muerte."

Este es el Ser que buscaremos encontrar en nuestras prácticas de 5 minutos cada hora. Y para lograrlo nos explica lo que debemos hacer, que en la práctica es un no hacer:

"Para alcanzar este objetivo no se requiere nada de ti, excepto que dejes a un lado todos los ídolos e imágenes de ti mismo, que vayas más allá de todos los atributos tanto buenos como malos que te hayas adjudicado a ti mismo y que aguardes la verdad con queda expectación." se trata de dejar a un lado todo lo que creíamos que éramos, dejar de creer que cualquier recurso externo a mi mente me va a salvar, dejar a un lado todo pensamiento dual de lo que creemos es bueno o malo, pues nos encaminamos hacia la unidad donde no hay opuestos. 

Solo se requiere hacer algo,  pedir la ayuda de Dios, invocar el nombre de Dios, pedir la guía del Espíritu Santo. "Dios Mismo ha prometido que ésta le será revelada a todo aquel que la pida." y si pedimos la ayuda de Dios esta se nos dará y no puede fracasar: "Tú la estás pidiendo ahora. No puedes fracasar porque Él no puede fracasar."

PRÁCTICA  FRECUENTE:

En los ejercicios anteriores las prácticas frecuentes eran una repetición de la idea del día, con una frecuencia de varias veces por hora durante las últimas lecciones. Ahora se nos presenta como una alternativa si no podemos dedicar la meditación de 5 minutos cada hora, en ese caso nos pide por lo menos  repetir la idea cada hora, diciéndote:

"Soy tal como Dios me creó."
"Soy Su Hijo eternamente" 

RESPUESTA A LA TENTACION:

Si durante el día crees experimentar alguna situación conflictiva con alguien, puedes responderle mentalmente de la siguiente manera:

"Eres tal como Dios te creó."
"Eres Su Hijo eternamente"

La lección termina reiterando la importancia del ejercicio de practicar cada hora, destacándola cómo un paso gigantesco hacia nuestra liberación. 

"Haz hoy todo lo posible por llevar a cabo los ejercicios de cada hora. Cada sesión de práctica será un paso gigantesco hacia tu liberación, y un hito en el proceso de aprender el sistema de pensamiento que este curso postula."

Si nos proponernos aceptar, recordar y reconocer que somos tal como Dios nos creó, pasaremos de prestarle atención al ego y centrarla en  Dios, de fijarnos en el miedo a elegir el amor, de pasar del conflicto a la paz. Solo basta que invoquemos la guía de la Voz que habla por Dios y seguir Sus amorosos consejos Quien  de manera dulce y paciente nos llevará a casa por el sendero luminoso del Amor. 

TEXTO




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BENDICIONES!









 



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