LECCIÓN 206




Lea la Introducción al Sexto Repaso de Un Curso de Milagros aquí


LECCIÓN 206


 

No soy un cuerpo. Soy libre.

Pues aún soy tal como Dios me creó.

 

1. (186) De mí depende la salvación del mundo.

2Se me han confiado los dones de Dios porque soy Su Hijo. 3Y deseo otorgarlos allí donde Él dispuso que se dieran.


 

4No soy un cuerpo. 5Soy libre. 

6Pues aún soy tal como Dios me creó.



AUDIOS de la Lección 206
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 206
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.


Ocurrir de la Lección 206
a través de Martin Musarra


Lección 206
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda







































LECCIÓN 206

Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda

¡Que la paz sea con nosotros hoy!

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

1. (186) De mí depende la salvación del mundo.

Se me han confiado los dones de Dios porque soy Su Hijo. Y deseo otorgarlos allí donde Él dispuso que se dieran.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

De mí depende la salvación del mundo.

Soy tal como Dios me creó nos lo vuelve a repetir, Jesús, en este repaso. Soy el Hijo de Dios, soy el Cristo, soy el Ser Mismo. No soy el ser con minúscula, este personaje del ego lleno de pecado, culpa y miedo; lleno de conflictos y de resentimientos; que se cree especial y separado de Dios y de la Filiación. Dios, me ha confiado sus dones – mi Ser, la vida, la dicha, la paz, el perdón, la Gracia - para que los comparta con mis hermanos donde Él disponga, desde la función especial que desempeñe. Dios confía en mí plenamente. Sabe que, desde mi mente recta y con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, mediante el perdón, puedo ayudar a mis hermanos a que se reconozcan también como Hijos de Dios. Dios, quiere que vea la fortaleza en mis hermanos y no la debilidad como quiere el ego. Y esto lo hago con la ayuda del Espíritu Santo que está en mí y que se relaciona con el Espíritu Santo que está en mi hermano pues Él no se relaciona con otro ego a través de mi ego. Por eso, los dones que le doy a mi hermano: se los doy desde el reconocimiento de que es el Hijo de Dios, que soy uno con él. Recordemos que dar es lo mismo que recibir. Si doy amor, paz, confianza, perdón…eso recibiré. 

Jesús, nos llama a enseñar con el ejemplo. Si nuestros hermanos ven la plenitud en nosotros les estaremos enseñando que también la pueden tener porque también son Hijos de Dios. Les ayudo a sanar su mente y así sano la mía. Ese es el mundo que tengo que salvar: el que está en mi mente.  

Esto lo reafirma Jesús cuando nos dice en la lección 186 De mi depende la salvación del mundo:

_”La salvación del mundo depende de ti que puedes perdonar. Esa es tu función aquí”_. L-186.14:5-6

Proceso de la práctica de la lección

1. Tiempo de quietud por la mañana y por noche.

Tiempo mínimo 15 minutos. Ideal 30 minutos o más. Trata de dedicarle todo el tiempo que puedas y un poco más.

 

Repite y reflexiona sobre estos pensamientos de Jesús:
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

(186) De mí depende la salvación del mundo.

Se me han confiado los dones de Dios porque soy Su Hijo. Y deseo otorgarlos allí donde Él dispuso que se dieran.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

Cierra los ojos. Aquieta la mente. Nos olvidamos del miedo del ego y recordamos el amor que somos como Hijos de Dios. 

En tu meditación intenta entrar en  contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.



No engancharse en pensamientos distractores. Pide la guía del Espíritu Santo. Si llega algún pensamiento distractor le ordenas a tu mente que no le preste atención y  dices:

No quiero este pensamiento. El que quiero es: De mí depende la salvación del mundo.

Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz.

La idea de hoy es:
De mí depende la salvación del mundo.

2. Recordatorios cada hora.

Repite:

No soy un cuerpo.  Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

De mi depende la salvación del mundo.

 Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza.

Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. Dale gracias por los regalos de la hora que ha pasado. Y deja que Su Voz te diga lo que Él quiere que hagas en esta hora que empieza.

3. Respuesta a la tentación.

No dejar ningún pensamiento trivial sin cuestionarlo. Si llega alguno le aseguras a tu mente que eso no es lo que quieres. 

Le dices:
 No quiero este pensamiento. El que quiero es: De mí depende la salvación del mundo.

Les deseo muchas experiencias que contribuyan a su paz interior. Les propongo leer la introducción al SEXTO REPASO. De igual manera, realizar las prácticas como se les propone en la introducción al  Sexto repaso, siempre, de la mano de Jesús y el Espíritu Santo. Y sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda









LECCIÓN 206

Kenneth Wapnick 

(1) (186) La salvación del mundo depende de mí. 
Me han sido confiados los dones de Dios, porque soy su Hijo. Y yo daría Sus dones donde Él quería que fueran. 


Los dones de Dios, a través del Espíritu Santo, no son dados al mundo para que yo tenga un cuerpo más feliz y un sueño más feliz. Su regalo es el principio de la Expiación, la Presencia de Amor reflejada en mi mente. Así que el regalo que doy a mi hermano es el regalo de la paz, que le dice que he aceptado la corrección de mi mente, y que él es libre de hacer la misma elección para la salvación.












LECCIÓN 206

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

"No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó."

 1. (186) "De mí depende la salvación del mundo."

"La salvación del mundo depende de ti, y no de ese pequeño montón de polvo." (L - 186) el Curso siempre se dirige a nuestra mente que es lo único real que somos. No hay ningún cuerpo que salvar pues este es tan ilusorio como el mundo. Es nuestra mente la que debemos salvar de este mundo ilusorio. No es el mundo físico de las formas el que debemos salvar sino nuestro mundo mental, el que se cree separado de  Dios, que es gobernado por el ego. 

Finalmente es del ego y de su sistema de pensamiento que nos debemos salvar. Nosotros elegimos la separación y somos nosotros los que elegimos sanarnos a través del perdón, es  esto lo que significa "De mí depende la salvación del mundo."

En un principio puede parecernos arrogante creer que de mi depende salvar el mundo, pero una vez aclarado de que mundo estamos hablando, aceptamos con verdadera humildad el plan de Dios para la salvación. Y ese plan nos asigna una sola función en este mundo y solamente una: perdonar. Perdonar todo lo que no es verdad y amoroso en nosotros, para que lo que es verdad y amoroso aflore y se restablezca. 

Así que en nuestras practica diaria recordemos siempre que: "La salvación del mundo depende de ti que puedes perdonar. Ésa es tu función aquí." (L - 186)

LOS DONES DE DIOS:

"Se me han confiado los dones de Dios porque soy Su Hijo. Y deseo otorgarlos allí donde Él dispuso que se dieran." (L - 206)

Las lecciones no hacen una relación detallada de los dones de Dios, que en otros pasajes denomina regalos de Dios, más sin embargo, a lo largo del Libro van apareciendo algunas, entre ellas  menciona: los dones de la curación (L-97.5:2), la paz y la dicha (L-105.4:1),  el perdón (L-122), entre otros. 
 "Dios les ha encomendado a todos los que reciben Sus dones que a su vez los den. Él ha compartido Su gozo contigo. Ahora tú vas a compartirlo con el mundo."  (L - 166) de eso se trata la práctica de las lecciones, aceptar los regalos de Dios, y una vez los esté disfrutando los comparto con mis hermanos, mi propia paz y felicidad son el mejor ejemplo y la mejor enseñanza para la salvación. 

 PRÁCTICA DIARIA:

"No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó."

(186) "De mí depende la salvación del mundo."

"No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó."

Con estas  ideas nos levantaremos por la mañana, pasaremos todo el día y nos acostaremos pensando en ellas y nos levantaremos nuevamente. 
Con estas ideas meditaremos en la mañana y en la noche, mínimo 15 minutos, y haremos una pausa cada hora para recordarlas en quietud y silencio y hacerlas nuestras, para igualmente   repetirlas entre horas lo más que podamos. 

RESPUESTA A LA TENTACION:

A lo largo del día, "Cuando la tentación te asedie, apresúrate a proclamar que ya no eres su presa, diciendo:"  

"No quiero este pensamiento. El que quiero es ________ ."
(L– r VI. 6:1-2)
 En el caso de  hoy el pensamiento que quiero es:

(186) "De mí depende la salvación del mundo."

"Y entonces repite la idea del día y deja que ocupe el lugar de lo que habías pensado." (L-r VI.6:4)

No olvides dejar pasar ni un solo pensamiento  vano en tu mente sin confrontarlo, sin perdonarlo, ya sea de ira, ataque, carencia, tristeza, culpa, miedo o cualquier otro pensamiento no amoroso que niegue tu realidad inmortal. La salvación depende que no dejes ni una sola mancha de oscuridad en tu mente, para que la luz de tu Amor ilumine al mundo y a todas las mentes que Dios creó una contigo. 












TEXTO Cap 20





T.20.VI















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BENDICIONES!








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