Lea la Introducción al Sexto Repaso de Un Curso de Milagros aquí
LECCIÓN 207
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (187) Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo.
²La bendición de Dios irradia sobre mí desde dentro de mi corazón, donde Él mora. ³No necesito más que dirigirme a Él y todo pesar desaparece conforme acepto Su infinito Amor por mí.
⁴No soy un cuerpo. ⁵Soy libre.
⁶Pues aún soy tal como Dios me creó.
AUDIOS de la Lección 207
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 207
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.
Ocurrir de la Lección 207
a través de Martin Musarra
Lección 207
comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 207
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
*¡Que la paz sea con nosotros hoy!*
*No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó*.
1. (187) Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo.
_La bendición de Dios irradia sobre mí desde dentro de mi corazón, donde Él mora. No necesito más que dirigirme a Él y todo pesar desaparece conforme acepto Su infinito Amor por mí_.
*No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó*.
_Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo_.
Si no soy un cuerpo y soy libre porque soy Espíritu como Hijo de Dios que siempre he sido y seré, puedo bendecir y bendecirme. Desde mi verdadera identidad como Hijo de Dios puedo bendecir.
Al bendecir al mundo invoco sobre él la protección de Dios y lo hago desde la protección de Dios que hay en mí. Dios, está en mí. Hago parte de Él y es desde esta convicción que bendigo al mundo.
Soy bendecido por Dios, luego puedo bendecir. Dios quiere que el Amor que me tiene, la confianza que me tiene, la extienda al mundo, a mis hermanos.
Jesús, nos ha enseñado, que todo lo que hacemos, nos lo hacemos a nosotros mismos. Por eso la idea de sacrificio y sufrimiento no tiene sentido. Si sufro es por las interpretaciones de lo que hacen los demás y me sacrifico pensando que tengo que renunciar a algo en beneficio de alguien o de algo, como manera de conseguir salvarme. Estos son pensamientos del ego. No del Espíritu Santo. Dios no sabe de sacrificios ni de sufrimientos.
Nos dice Jesús:
_”No necesito más que dirigirme a Él y todo pesar desaparece conforme acepto Su infinito Amor por mí”_.
He sufrido porque le he creído al ego, la parte de la mente colectiva que creyó separarse de Dios, mi Padre, de que no contaba más con Su Amor y que lo único que podía esperar de Él era un castigo terrible. Este pecado o falta, o creencia en la separación me produjo culpa, miedo, una gran indefensión, impotencia, desolación…pues me sentí desamparado y completamente solo sin mi Padre. Pero, esto no es sino una creencia del ego, que no tiene ninguna razón de ser y por el principio de la Expiación la separación de Dios nunca se dio y para ayudarnos a salir de este sueño de la separación nuestro Padre creó al Espíritu Santo para que nos ayude a salir del sueño de la separación y regresar a casa.
Este pecado, culpa y miedo ancestral, que cargamos muy inconscientemente, es el que reproducimos en las relaciones entre padres e hijos. El niño sufre porque cree que sus padres no lo quieren o prefiere más a otros hermanos que a él. Aparece el deseo de ser especial que va a impregnar todas las relaciones especiales en el mundo del ego.
Dar es lo mismo que recibir. Cuando doy, me doy a mí mismo. Cuando bendigo, me bendigo a mí mismo y así se corrige la idea de sacrificio.
Hoy, se trata de bendecir todo lo que vea, porque, como dice Jesús, las cosas sólo representan los pensamientos que dan lugar a ellas. Si las veo con la visión de Cristo, no podré ver en ellas más que paz, amor, amabilidad, bondad, agradecimiento, júbilo, confianza…Y cuando vea al mundo de esta forma, estoy perdonando. Perdonando mi manera errónea de ver a mis hermanos con el ego y todo lo que bendiga, se me devuelve en forma de las azucenas del perdón que llevo al altar de Dios, en mi mente, cuando oro.
*Proceso de práctica de la lección*
1. _Tiempo de quietud por la mañana y por noche_.
Tiempo mínimo 15 minutos. Ideal 30 minutos o más. Trata de dedicarle todo el tiempo que puedas y un poco más.
Repite y reflexiona sobre estos pensamientos de Jesús:
*No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.*
_Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo_.
_La bendición de Dios irradia sobre mí desde dentro de mi corazón, donde Él mora. No necesito más que dirigirme a Él y todo pesar desaparece conforme acepto Su infinito Amor por mí_.
*No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.*
Cierra los ojos. Aquieta la mente. Nos olvidamos del miedo del ego y recordamos el amor que somos como Hijos de Dios.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
No engancharse en pensamientos distractores. Pide la guía del Espíritu Santo. Si llega algún pensamiento distractor le ordenas a tu mente que no le preste atención y dices:
_No quiero este pensamiento. El que quiero es: Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo_.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz.
La idea de hoy es:
_Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo_.
2. _Recordatorios cada hora_.
Repite:
*No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó*.
_ Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo _.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza.
Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. Dale gracias por los regalos de la hora que ha pasado. Y deja que Su Voz te diga lo que Él quiere que hagas en esta hora que empieza.
3. _Respuesta a la tentación_.
No dejar ningún pensamiento trivial sin cuestionarlo. Si llega alguno le aseguras a tu mente que eso no es lo que quieres.
Le dices:
_No quiero este pensamiento. El que quiero es: Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo _.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les propongo leer la introducción al SEXTO REPASO. De igual manera, realizar las prácticas como se les propone en esta introducción, siempre de la mano de Jesús y el Espíritu Santo. Y sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 207
Kenneth Wapnick
(1) (187) Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo.
La bendición de Dios resplandece sobre mí desde dentro de mi corazón, donde Él habita. No necesito más que volverme a Él, y cada dolor se desvanece, mientras acepto Su ilimitado Amor por mí.
Jesús habla poéticamente aquí de nuestras mentes. Obviamente, Dios no habita en un corazón físico, pero Su Amor permanece en nuestras mentes correctas a través del Espíritu Santo. Sin embargo, primero tengo que ser consciente de mi dolor e infelicidad, dándome cuenta de que aquí nada funciona. Sólo entonces me siento motivado para decir: "Debe haber otra manera, otro Maestro en mi mente." Vemos el mismo pensamiento expresado en la Lección 208:
LECCIÓN 207
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
*"No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó."*
1. (187) *"Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo."*
¿Por qué me bendigo a mí mismo cuando bendigo al mundo.? Porqué dar y recibir es lo mismo, y porque el mundo no es más que nuestra propia proyección mental. El mundo que bendecimos es nuestro propio mundo, así lo percibamos con miedo o con fastidio, en la medida que lo bendigamos lo podremos percibir con amor y paz.
Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy, esta es la profunda verdad tras toda ilusión de separación, pues somos una sola mente, unida a un mismo Padre. Para comprender esto tenemos que mirar más allá del mundo de las formas, y observar los pensamientos amorosos que trascienden el tiempo y el espacio.
*"El pensamiento tras la forma de todo es lo que es inmutable."* (L - 187) el amor nunca cambia, y cuando lo damos le otorga todo significado a cualquier expresión de dar.
Por tal razón, si das alguna cosa material a alguien que cree necesitarlo, dalo con mucho amor, dalo con generosidad, con bondad, pues lo que estás dando realmente no es la cosa en sí, si no el amor que expresas cuando das. La cosa en sí, con el tiempo desaparecerá, pero el amor que das es inmutable, y eso que estás dando es lo que eres realmente: amor, y al darlo lo estás reforzando en ti, lo estás incrementando. Por eso *"Da gustosamente, pues con ello sólo puedes beneficiarte."* (L - 187)
*"Los pensamientos se extienden al compartirse, pues no se pueden perder."* (L - 187). Esta es la base del principio de dar y recibir, es la base de la verdadera prosperidad y abundancia. En este mundo de conflictos y sufrimientos no son sólo cosas materiales las que podemos dar, en algunos casos es posible que no las tengamos, de ahí que por sobre todo da amor, que eso es lo único que eres.
En un determinado momento, una sonrisa desde el corazón, tiene más poder transformador que cualquier cosa de este mundo.
*"No hay un dador y un receptor en el sentido en el que el mundo los concibe."* (L - 187) nosotros creemos que el mundo se divide entre dadores y receptores. Pero cuando trascendemos esta limitada percepción un universo de amor y unidad se nos manifiesta. El receptor da su amor y gratitud y finalmente se convertirá en dador, pues tal es el plan de Dios para la salvación. Por eso siempre habrá *"un dador que conserva lo que da, y otro que también habrá de dar."* (L - 187)
Y cuando aprendamos a dar sólo amor, y perdonemos todo lo que no sea amor en nosotros, y perdonemos toda creencia en la carencia, podremos contemplar todo lo que nos parece sacrificio y sufrimiento con una sonrisa, con la certeza que ello se desvanecerá con la luz de nuestro amor, como todas las ilusiones de este mundo.
La lección de hoy nos invita también a aprender a recibir, en especial el Amor de Dios, cuando le damos la bienvenida desde nuestro corazón su luz nos sanará de todo pesar o sufrimiento: *"La bendición de Dios irradia sobre mí desde dentro de mi corazón, donde Él mora. No necesito más que dirigirme a Él y todo pesar desaparece conforme acepto Su infinito Amor por mí."* (L-207)
*PRÁCTICA DIARIA:*
*"No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó."*
(187) *"Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo."*
*"No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó."*
Con estas ideas nos levantaremos por la mañana, pasaremos todo el día y nos acostaremos pensando en ellas y nos levantaremos nuevamente.
Con estas ideas meditaremos en la mañana y en la noche, mínimo 15 minutos, y haremos una pausa cada hora para recordarlas en quietud y silencio y hacerlas nuestras, para igualmente repetirlas entre horas lo más que podamos.
*RESPUESTA A LA TENTACION:*
A lo largo del día, *"Cuando la tentación te asedie, apresúrate a proclamar que ya no eres su presa, diciendo:"*
*"No quiero este pensamiento. El que quiero es ________ ."*
(L– r VI. 6:1-2)
En el caso de hoy el pensamiento que quiero es:
(187) *"Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo."*
*"Y entonces repite la idea del día y deja que ocupe el lugar de lo que habías pensado."* (L-r VI.6:4)
No olvides dejar pasar ni un solo pensamiento vano en tu mente sin confrontarlo, sin perdonarlo, ya sea de ira, ataque, carencia, tristeza, culpa, miedo o cualquier otro pensamiento no amoroso que niegue tu realidad inmortal. La salvación depende que no dejes ni una sola mancha de oscuridad en tu mente, para que la luz de tu Amor ilumine al mundo y a todas las mentes que Dios creó una contigo.
TEXTO Cap 20
T.20.VII
CELEBRANDO EL MILAGRO
CELEBRA LA CORRECCIÓN QUE OCURRE AHORA
BENDICIONES!