Lea la Introducción al Sexto Repaso de Un Curso de Milagros aquí
LECCIÓN 213
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (193) Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.
2Una lección es un milagro que Dios me ofrece, en lugar de los pensamientos que concebí que me hacen daño. 3Lo que aprendo de Él se convierte en el modo en que me libero. 4Por eso elijo aprender Sus lecciones y olvidarme de las mías.5No soy un cuerpo. 6Soy libre.
7Pues aún soy tal como Dios me creó.
AUDIOS de la Lección 213
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 213
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.
Ocurrir de la Lección 213
a través de Martin Musarra
Lección 213
comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 213
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
(193) Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.
Una lección es un milagro que Dios me ofrece, en lugar de los pensamientos que concebí que me hacen daño. Lo que aprendo de Él se convierte en el modo en que me libero. Por eso elijo aprender Sus lecciones y olvidarme de las mías.
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.
Jesús, nos sigue aportando elementos para que hagamos realidad el pensamiento de la lección 211 Soy el santo Hijo de Dios Mismo. Ayer, veíamos el perdón como la función que Dios quiere que desempeñemos. Hoy, nos habla de los milagros. Recordemos que los milagros son en nuestra mente. Son una corrección en nuestra manera de percibir el mundo. Implica que le pidamos ayuda al Espíritu Santo para cambiar la manera de pensar del ego de pecado o separación, culpa y miedo por la manera de pensar del Espíritu Santo de unión, inocencia, amor, perdón. Los milagros son los medios para alcanzar los propósitos de este Curso. Desde las primeras lecciones, Jesús, nos ha insistido en que tenemos que cambiar, no el mundo, sino la manera como lo vemos, lo que tenemos que cambiar son nuestros pensamientos. Y cuando lo hacemos, se produce el milagro.
Los milagros están unidos al perdón. Si cambio la manera como veo a mi hermano y, en vez de verlo como mi enemigo, lo veo como mi salvador en el sentido en que me está haciendo el favor de mostrarme lo que tengo que cambiar, lo veo como el Hijo de Dios que es, le quito todas las proyecciones de culpa que le he asignado porque necesitaba atribuirle la causa de mis problemas para, así, eludir mi propia responsabilidad por ellos, en ese momento, estoy perdonando.
Jesús nos dice:
Una lección es un milagro que Dios me ofrece, en lugar de los pensamientos que concebí que me hacen daño.
Cualquier situación que acontezca en mi vida yo puedo convertirla en un milagro si la veo con el Espíritu Santo y la veo como una oportunidad para perdonar y sanar mi mente de todo lo que me hace daño, como dice Jesús. Y esa es la elección a tomar que tengo, a todo momento. A todo momento puedo ofrecer milagros o conflictos. Por eso, este Curso se llama Un curso de milagros: un curso para cambiar la manera como nos vemos y vemos el mundo, mediante la corrección de nuestros pensamientos.
Continúa Jesús:
Lo que aprendo de Él se convierte en el modo en que me libero. Por eso elijo aprender Sus lecciones y olvidarme de las mías.
¿Y qué aprendo de Dios? Aprendo la verdad: fui creado por Él y no por el ego y como Su Hijo gozo de las mismas cualidades que Él, cualidades que, generosamente, comparte conmigo. Aprendo de mi impecabilidad e inocencia como Hijo de Dios, que nunca se ha perdido, lo mismo que en mis hermanos. Aprendo que mis hermanos son Hijos de Dios, como yo. Aprendo el principio de la Expiación de que la separación de Dios, nunca se dio. Aprendo que Dios confía en mí siempre y que sólo espera mi pequeña dosis de buena voluntad, mi petición de ayuda, para brindármela pues siempre está a mi lado hasta que me decida a solicitar Su ayuda. Aprendo a elegir sus lecciones que hablan de aprender las lecciones de Dios que me producen dicha, paz, amor, júbilo, fortaleza, bondad en lugar de las mías que sólo me producen dolor y sufrimiento.
Proceso de práctica de la lección
1. Tiempo de quietud por la mañana y por noche.
Tiempo mínimo 15 minutos. Ideal 30 minutos o más. Trata de dedicarle todo el tiempo que puedas y un poco más.
Repite y reflexiona sobre estas ideas de Jesús:
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.
Una lección es un milagro que Dios me ofrece, en lugar de los pensamientos que concebí que me hacen daño. Lo que aprendo de Él se convierte en el modo en que me libero. Por eso elijo aprender Sus lecciones y olvidarme de las mías.
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
Cierra los ojos. Aquieta la mente. Nos olvidamos del miedo del ego y recordamos el amor que somos como Hijos de Dios.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
No engancharse en pensamientos distractores. Pide la guía del Espíritu Santo. Si llega algún pensamiento distractor le ordenas a tu mente que no le preste atención y dices:
No quiero este pensamiento. El que quiero es: Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz.
La idea de hoy es:
Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.
2. Recordatorios cada hora.
Repite:
No soy un cuerpo. Soy libre pues aún soy tal como Dios me creó.
_ Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda_.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza.
Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. Dale gracias por los regalos de la hora que ha pasado. Y deja que Su Voz te diga lo que Él quiere que hagas en esta hora que empieza.
3. Respuesta a la tentación.
No dejar ningún pensamiento trivial sin cuestionarlo. Si llega alguno le aseguras a tu mente que eso no es lo que quieres.
Le dices:
_No quiero este pensamiento. El que quiero es: Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda _.
Les deseo muchas experiencias de esta lección que contribuyan a su paz interior. Les propongo leer la introducción al SEXTO REPASO. De igual manera, realizar las prácticas como se les propone en la introducción, siempre de la mano de Jesús y el Espíritu Santo. Y sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 213
Kenneth wapnick
(1) (193) Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que aprenda.
Una lección es un milagro que Dios me ofrece, en lugar de pensamientos que yo hice y que me lastimaron. Lo que aprendo de Él se convierte en la forma en que soy liberado. Así que elijo aprender sus lecciones y olvidarme de las mías.
Primero soy consciente de mi dolor. Entonces, a través de mi nuevo Maestro, aprendo que este dolor viene de una decisión que tomé: son mis pensamientos hirientes. Ahora elijo aprender sus lecciones y olvidar las mías. Las lecciones del Espíritu Santo están en mi mente, pero debo escogerlas antes de que sus efectos benéficos se conviertan en mi experiencia.
LECCIÓN 213
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
"No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó."
1. (193) "Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda."
Todo el Curso de Milagros es una reinterpretación de la teología judeo cristiana. Corrige los aspectos duales y llenos de juicio de la Biblia y válida los no dualistas y ausentes de juicio y culpa, que propugnan por la unidad, el amor, la paz y el perdón.
El título de la lección de hoy es un ejemplo de ello: "Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda." En la tradición judeo cristiana se suele decir que toda experiencia negativa o dolorosa es un castigo de Dios o una prueba que Dios nos ha puesto.
Pero Dios al ser solo Amor, sin opuestos, ni castiga ni somete a nadie a pruebas, pues goza de perfecta confianza y certeza sobre Su Creación.
Lo mismo sucede con el concepto de aprendizaje, que es propio de este mundo de la percepción en el que creemos vivir. "El aprendizaje es algo que le es ajeno a Dios." (L - 193) Dios existe en el ámbito del conocimiento de la totalidad, lo sabe todo, lo conoce todo, es Omnisciente. De ahí que "Dios no percibe en absoluto." (L - 193) ni cuenta con órganos de percepción como ojos, oídos, tacto, etc. el Conocimiento de la totalidad de Dios no está limitado por tan precarios instrumentos de percepción.
"Una lección es un milagro que Dios me ofrece, en lugar de los pensamientos que concebí que me hacen daño. Lo que aprendo de Él se convierte en el modo en que me libero. Por eso elijo aprender Sus lecciones y olvidarme de las mías." (L - 213)
Dios no necesita aprender nada, y metafísicamente nosotros como Su Hijo, creados a Su semejanza tampoco. Pero nuestra mente dividida que cree vivir separada de su Padre y que cree vivir en este mundo de la percepción si que necesita aprender. Y esa es la función del Espíritu Santo, enseñarnos a ver este mundo de otra manera, a abandonar la percepción falsa llena culpa, juicios y ataques a enseñarnos una percepción verdadera basada en el amor y el perdón. Aprendemos a cuestionar el mundo dual basado en opuestos, conflictos y contradicciones, para percibir un mundo basado en la unidad, la armonía y la paz.
Si para nosotros este mundo pincelado por la culpa, el sufrimiento, la enfermedad y la muerte, es nuestro infierno; para el Espíritu Santo en su labor docente, nos enseña a verlo de otra manera, como un aula de clase, en la que perdónanos cada percepción falsa, cada juicio, cada ataque, cada resentimiento o desdicha, hasta que podamos percibirlo desde el amor y la paz que somos, este cambio, esta nueva manera de ver el mundo, el Curso lo denomina la percepción verdadera.
Así que el contenido fundamental de las enseñanzas del Espíritu Santo, es este:
"Perdona, y verás esto de otra forma." (L-193)
En vez de quejarnos o lamentarnos por cada situación dolorosa que experimentemos, o señalar a Dios como la fuente de nuestro dolor, el Espíritu Santo nos enseña esta sencilla lección:
"Perdona, y verás esto de otra forma." (L-193)
Percibimos que lo que nos ocurre aparenta suceder fuera de nosotros, por lo que nos sentimos víctimas de los otros o de las circunstancias. La mayoría de las veces no consideramos que la causa está en nuestra mente, y que la solución está en nuestra mente.
La culpa anida de manera inconsciente en nuestra mente y para deshacernos de ella la proyectamos sobre el mundo y nuestros hermanos, así damos origen al juicio, al conflicto y al ataque.
(193) "Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda."
Si aceptamos que cada situación que experimentemos en este mundo son lecciones de aprendizaje, oportunidades para perdonar y sanar nuestras mentes, dejaremos de sentirnos víctimas de las circunstancias, asumimos la responsabilidad de nuestros pensamientos, podremos ver el mundo de otra manera, podremos ver a nuestros hermanos como lo que son, Hijos de Dios como yo, y no nuestros enemigos, entonces la paz llegará a mi mente, el amor aflorara en mi corazón y la risa reemplazará todas mis supuestas tribulaciones, pues el perdón ha restablecido la verdad de lo que soy, y solo puedo reírme de las ilusiones que había inventado, he aprendido las lecciones, he deshecho el ego y me encamino hacia mí Padre lleno de gozo y gratitud.
TEXTO Cap 21
T.21.III
CELEBRANDO EL MILAGRO
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