Lea aquí la Introducción al 4to Repaso
LECCIÓN 146
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.
(131) Nadie que realmente se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.
(132) Libero al mundo de todo lo que jamás pensé que era.
LECCIÓN 146
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.
(131) Nadie que realmente se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.
(132) Libero al mundo de todo lo que alguna vez pensé que era.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Jesús, nos da las pautas para hacer las prácticas de este Cuarto repaso. En dos ocasiones de cinco minutos al comenzar y terminar el día, nos dice Jesús:
_”Comienza cada día dedicando cierto tiempo a preparar tu mente para que aprenda la libertad y la paz que cada idea que repases ese día puede ofrecerte”_.
La libertad y la paz nos van a guiar en estas prácticas. ¿Y de qué libertad y paz se trata? De la libertad y la paz que experimentamos cuando nos sentimos unidos a Dios, seguros y protegidos por Dios, confiados en Dios, sabedores de Su Amor, sabedores de que contamos con su fortaleza, con su luz, con su verdad, con su inagotable paciencia, con Su Palabra de que hemos sido salvados…Todo esto y más encierra el pensamiento central de la lección
”Mi mente sólo alberga lo que pienso con Dios.”
Este pensamiento nos cuesta aceptarlo porque no queremos perdonar y nos cuesta soltar el rencor y los resentimientos. Pero contamos con la guía del Espíritu Santo y de Jesús que, si se lo solicitamos, nos ayudarán a perdonar.
A este pensamiento nos propone, Jesús, que le dediquemos cinco minutos, que sólo pensemos en este pensamiento y sintamos las bondades que se derivan de él. Sintamos la libertad y la paz que se derivan de sentirnos unidos a Dios y
_”para poner Su Mente a cargo de todos los pensamientos que has de recibir en ese Día”_.
Estemos decididos a tener sólo los Pensamientos de Dios. Ante cualquier situación que nos haga perder la paz podríamos preguntarnos: “Qué pensaría Dios en esta situación?” Eso nos podría ayudar a retornar a la senda del perdón.
Después de este período de preparación de nuestra mente que, Jesús, nos propone sea de cinco minutos, nos dice que cerremos los ojos, repitamos las ideas lentamente y pensemos en las dos ideas del repaso que se presentan sin comentarios. Pídele ayuda al Espíritu Santo para que sea Él quien te explique los pensamientos tal como nos lo describe Jesús:
_”Deja que cada palabra refulja con el significado que Dios le ha dado, tal como se te ha dado a ti a través de Su Voz. Deja que cada idea que repases ese día te conceda el regalo que Él ha depositado en ella para que tú lo recibas de parte de Él”_.
También, Jesús, nos propone hacer repasos, cuando marque la hora, en los cuales repitamos, lentamente, las dos ideas del día y nos demos un tiempo de recogimiento y de paz sin ninguna premura
_”con tiempo suficiente para que puedas ver los regalos que encierran para ti”_.
Y, Jesús, nos dice finalmente:
_”Dios te da las gracias a ti que practicas de esta manera el cumplimiento de Su Palabra”_.
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.
(131) Nadie que realmente se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.
Recordemos que la verdad se refiere a Dios, a que fuimos creados por Él no por el ego, fuimos creados como una extensión de Su Pensamiento. La verdad se refiere al Ser de Dios que es amoroso, por lo tanto, Mi mente alberga sólo lo que piensa con Dios, es decir, sólo pensamientos amorosos. Pues bien, Jesús nos dice que si nos proponemos alcanzar la verdad no podemos fracasar. Es decir, si tenemos en nuestra vida un solo objetivo: recordar a Dios.
Esta es una meta segura a diferencia de las metas del ego que se basan en buscar y buscar, pero no encontrar. Cuando se encuentra algo que se quiere, resulta que este no es lo que esperábamos y, de nuevo, nos ponemos a seguir buscando. Nuestra búsqueda siempre se relaciona con lo que consideramos nos hará felices. Y, cómo todo, dependerá del maestro que escojamos. Si escogemos al ego la buscaremos afuera lo cual implica que si yo gano habrá otro que pierda.
Jesús nos plantea que el mundo del ego no tiene el poder de imponernos sus metas a no ser que nosotros lo permitamos. Nos propone que lo que busquemos sea el Cielo donde realmente, en el amor de Dios, seamos plenamente felices. Y no tenemos que esperar mucho tiempo. Podemos encontrarlo ahora mismo. La Voluntad de Dios dispone que estemos en el Cielo. Depende de que nos decidamos a considerar a Dios como la única alternativa en nuestra vida, nuestro único referente, nuestra razón de ser y, por eso, nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.
Si escogemos al Espíritu Santo buscaremos la felicidad en nuestra paz interior, en el reconocimiento del Ser, del Hijo de Dios que somos. Al acudir a nuestro interior encontraremos la visión de Cristo que nos permite ver un mundo de amor y de perdón. Lo cual nos producirá una inmensa paz y libertad al estar sin juicios, comparaciones y exclusiones.
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.
(132) Libero al mundo de todo lo que alguna vez pensé que era.
Este pensamiento nos llama a la responsabilidad. Soy responsable del mundo que veo debido a los pensamientos que tengo. Si cambio los pensamientos veré un mundo diferente y es muy posible que me relacione con él de manera diferente. Se trata de recordar que Mi mente sólo alberga lo que pienso con Dios. Esa es mi responsabilidad, conmigo mismo y con mis hermanos.
Mis creencias, mis valores, determinan el mundo que veo. Y esos pensamientos tienen dos fuentes: el ego y el Espíritu Santo. Si la fuente de mis pensamientos es el ego veré un mundo de separación, de conflicto, de culpa, de miedo, desvalorización, de relaciones especiales, de ataque y defensa, de enfermedad, etc. Si la fuente de mis pensamientos es el Espíritu Santo veré un mundo de unidad, de amor, de paz, de inocencia, de relaciones santas…
Yo le doy significado al mundo con mis creencias, con mi pasado, con lo que quiero ver que, en últimas, es mi deseo de ser el personaje especial, el ser con minúscula, que me diferencie y me separe de mis hermanos.
Este mundo que estoy viendo lo fabriqué yo. El mundo no es una creación de Dios. Por eso, no es real. Es una ilusión que fabricamos para mantener la separación. Los sentidos nos pueden indicar que si existe el mundo. Lo importante es que nos abramos a sanar nuestra mente con la ayuda del Espíritu Santo para llevar la sanación al mundo que vemos. Eso es lo que me permite decir: Libero al mundo de todo lo que pensé que era. Y el cambiar la manera como veo el mundo se traduce en paz y libertad.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les recomiendo leer la introducción al Cuarto repaso y hacer la lección como se les propone de la mano de Jesús y el Espíritu Santo. Y sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que seamos felices.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 146
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
"Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios."
(131) "Nadie que realmente se proponga alcanzar la verdad puede fracasar."
(132) "Libero al mundo de todo lo que jamás pensé que era."
PRÁCTICA:
Aquiétate durante 5 minutos, en dos ocasiones en el transcurso del día, preferiblemente una en la mañana y la otra en la noche. Respira lenta y profundamente y mientras te vas relajando con la respiración, ve introduciendo en tu consciencia las siguientes palabras:
"Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios."
Después de unos minutos en que introduces esta frase, en la que afirmas la indisoluble unidad de tu mente con la de Dios, en la que excluyes de tu mente cualquier pensamiento contrario al amor, procedes a incluir las dos ideas de repaso, así:
(131) "Nadie que realmente se proponga alcanzar la verdad puede fracasar."
(132) "Libero al mundo de todo lo que jamás pensé que era."
Repite estas dos ideas ”sin ninguna sensación de premura, con tiempo suficiente para que puedas ver los regalos que encierran para ti, y deja que se reciban allí donde se dispuso que fuesen recibidos."
Y en la medida que estas palabras se asientan en tu consciencia, te relajas y te dejas ir de la mano de Quien nos guía con amor y "Deja que cada palabra refulja con el significado que Dios le ha dado, tal como se te ha dado a ti a través de Su Voz."
PRACTICAS CORTAS Y FRECUENTES:
Cada hora te aquietas durante un minuto y pasa un momento de recogimiento con el pensamiento que empezó el día, cierra los ojos y las repites lentamente para tus adentros.
"Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios."
(131) "Nadie que realmente se proponga alcanzar la verdad puede fracasar."
(132) "Libero al mundo de todo lo que jamás pensé que era."
Terminaremos este día de práctica tal como lo empezamos, con una meditación de 5 minutos en la noche.
Si queremos alcanzar la verdad debemos perdonar todo lo que no es verdad en nuestras mentes. En la medida que perdonamos, liberamos el mundo sobre el que hemos proyectado todos nuestros miedos y culpas, todas nuestras carencias y conflictos, en esa medida vamos liberando nuestras mentes de la falsas creencias, en esa medida el mundo ilusorio va desapareciendo, e irá emergiendo el mundo real, el mundo perdonado, el mundo interior de paz y amor, el mundo en el que finalmente reconozco quien en verdad soy, el mundo que me conduce de regreso a casa, en el que las búsquedas han concluido y el amor guiará el camino que recorro con gratitud hasta llegar a la verdad de mi Ser.
TEXTO
T.14.VI. La luz de la comunicación
CELEBRANDO EL MILAGRO
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