Lección 149 (4to Repaso)

  Lea aquí la Introducción al 4to Repaso

 LECCIÓN 149

 

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

 

(137) Cuando me curo no soy el único que se cura.

(138) El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir. 




AUDIOS de la Lección 149
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 149
A través de Mariano Noé 


Ocurrir de la Lección 149
a través de Martin Musarra


Lección 149
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda



























LECCIÓN 149

 

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

 

(137) Cuando me curo no soy el único que se cura.

(138) El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir.

 

Comentada por:

Jorge Luis Álvarez Castañeda

 

¡Que la paz sea con nosotros hoy!

 

Jesús, nos da las pautas para hacer las prácticas de este Cuarto repaso. En dos ocasiones de cinco minutos al comenzar y terminar el día, nos dice Jesús:


_”Comienza cada día dedicando cierto tiempo a preparar tu mente para que aprenda la libertad y la paz que cada idea que repases ese día puede ofrecerte”_. 


La libertad y  la paz nos van a guiar en estas prácticas. ¿Y de qué libertad  y paz se trata? De la libertad y la paz que experimentamos cuando nos sentimos unidos a Dios, seguros y protegidos por Dios, confiados en Dios, sabedores de Su Amor, sabedores de que contamos con su fortaleza, con su luz, con su verdad, con su inagotable paciencia, con Su Palabra de que hemos sido salvados…Todo esto y más encierra el pensamiento central de la lección


”Mi mente sólo alberga lo que pienso con Dios.” 


Este pensamiento nos cuesta aceptarlo porque no queremos perdonar y nos cuesta soltar el rencor y los resentimientos. Pero contamos con la guía del Espíritu Santo y de Jesús que, si se lo solicitamos, nos ayudarán a perdonar.


A este pensamiento nos propone, Jesús, que le dediquemos cinco minutos, que sólo pensemos en este pensamiento y sintamos las bondades que se derivan de él. Sintamos la libertad y la paz que se derivan de sentirnos unidos a Dios y 


_”para poner Su Mente a cargo de todos los pensamientos que has de recibir en ese Día”_. 


Estemos decididos a tener sólo los Pensamientos de Dios. Ante cualquier situación que nos haga perder la paz podríamos preguntarnos: “Qué pensaría Dios en esta situación?”  Eso nos podría ayudar a retornar a la senda del perdón.


Después de este período de preparación de nuestra mente que, Jesús, nos propone sea de cinco minutos, nos dice que cerremos los ojos, repitamos las ideas lentamente y pensemos en las dos ideas del repaso que se presentan sin comentarios. Pídele ayuda al Espíritu Santo para que sea Él quien te explique los pensamientos tal como nos lo describe Jesús:


_”Deja que cada palabra refulja con el significado que Dios le ha dado, tal como se te ha dado a ti a través de Su Voz. Deja que cada idea que repases ese día te conceda el regalo que Él ha depositado en ella para que tú lo recibas de parte de Él”_.

 

También, Jesús, nos propone hacer repasos, cuando marque la hora, en los cuales repitamos, lentamente, las dos ideas del día y nos demos un tiempo de recogimiento y de paz sin ninguna premura

_”con tiempo suficiente para que puedas ver los regalos que encierran para ti”_.


Y, Jesús, nos dice finalmente:


_”Dios te da las gracias a ti que practicas de esta manera el cumplimiento de Su Palabra”_.


 

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

 

(137) Cuando me curo no soy el único que se cura.

 

El tema central del repaso se relaciona con los pensamientos de hoy. La curación se produce en la mente cuando acepto los pensamientos que pienso con Dios como los verdaderos. De igual manera, el decidirme por el Cielo, implica que acepto en mi mente los pensamientos de Dios. Lo cual me dará la paz y libertad que me merezco.


Cuando me curo no soy el único que se cura.


Jesús, nos dice que en esta idea descansa la salvación. Pues la salvación implica sanar mi mente de los pensamientos conflictivos producto de la creencia en la separación, de la culpa, del miedo. Esta curación o sanación de nuestra mente se debe al Espíritu Santo. Curamos nuestra mente cuando nos sentimos unidos a Dios y Su Creación, al Hijo de Dios, al Cristo, al Ser que somos. 


En la Expiación le entregamos al Espíritu Santo nuestros errores para que Él los corrija. Nuestra misión en este mundo es aceptar la Expiación para nosotros mismos mediante el Espíritu Santo y el perdón. Su objetivo se relaciona con que seamos conscientes de la importancia de la sanación de la mente y de escuchar al Espíritu Santo quien será Quien nos guíe para conseguirla. En la Expiación le entregamos al Espíritu Santo nuestros errores para que Él los corrija. No vinimos a reforzar las locuras del ego. Vinimos a alcanzar mucho más que nuestra propia felicidad. Aquí, Jesús, nos hace un llamado a la unidad con nuestros hermanos: nadie se salva solos. La suerte de nuestros hermanos no nos puede ser indiferente. El sabernos unidos a nuestros hermanos y a Dios, no puede por menos que producirnos paz y libertad.


La enfermedad, se produce,  por el aislamiento, por el sentirse separados. La enfermedad le da el poder absoluto al cuerpo sobre la mente. La curación, al contrario de la enfermedad, es real, no cambia, es eterna y pertenece al campo del espíritu. La curación es unión. Es libertad, pues, no está atada al cuerpo. Desplaza el sueño de la enfermedad en nombre de la verdad. Utiliza el perdón, con la guía del Espíritu, Quien es el único que cura, para corregir en nuestra mente el pecado o la creencia en la separación y no ver el error en el hermano. Es decir, perdona y olvida, perdona para salvar. La curación requiere “nuestra pequeña dosis de buena voluntad”, es decir, que hagamos nuestra parte y pidamos la ayuda que necesitamos. Si no pedimos la ayuda, esta no vendrá. 


Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

 

(138) El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir.


A todo momento, en este mundo, tenemos que decidir: entre el sistema de pensamiento del ego o el del Espíritu Santo. Podemos decidirnos por la ilusión del ego, en cuyo caso, tendremos enfermedad o por la verdad del Espíritu Santo, en cuyo caso, tendremos la curación. En este mundo, pareciera que tenemos que decidirnos por el Cielo como si fuera posible que tuviera un opuesto. Desconociendo, así, que la única verdad es Dios y todo lo demás es ilusorio. 


Dios no tiene nada que ver con este mundo ilusorio de la percepción, Dios no creó este mundo. El Cielo es la morada de Dios y Su único Hijo, Cristo en perfecta unidad y paz eterna. Es nuestro hogar al que nunca abandonamos. Como creemos que hemos abandonado a Dios tenemos que decidirnos por el Cielo y permitir que, con la ayuda del Espíritu Santo, nuestros errores sean corregidos. El decidirnos por el Cielo es la única y última alternativa mediante la cual se niega o se acepta la verdad. 


Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les recomiendo leer la introducción al Cuarto repaso y hacer la lección como se les propone de la mano de Jesús y el Espíritu Santo. Y sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que seamos felices. 


Muchas, muchísimas, bendiciones.

Jorge Luis Álvarez Castañeda









 


LECCIÓN 149


Comentada por:

Oscar Gómez Díez 

 

"Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios."

 

(137) "Cuando me curo no soy el único que se cura."


(138) "El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir."


PRÁCTICA:


Aquiétate durante 5 minutos, en dos ocasiones  en el transcurso del día, preferiblemente una en la mañana y la  otra en la noche. Respira lenta y profundamente y mientras te vas relajando con la respiración, ve introduciendo  en tu consciencia las siguientes palabras:


"Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios."


Después de unos minutos en que introduces esta frase, en la que afirmas la indisoluble unidad de tu mente  con la de Dios, en la que excluyes de tu mente cualquier pensamiento contrario al amor, procedes a incluir las dos ideas de repaso, así:

 

(137) "Cuando me curo no soy el único que se cura."


(138) "El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir."


Repite estas dos ideas ”sin ninguna sensación de premura, con tiempo suficiente para que puedas ver los regalos que encierran para ti, y deja que se reciban allí donde se dispuso que fuesen recibidos." (introducción 4 repaso)


Y en la medida que estas palabras se asientan en tu consciencia, te relajas y te dejas ir de la mano de  Quien nos guía con amor y "Deja que cada palabra refulja con el significado que Dios le ha dado, tal como se te ha dado a ti a través de Su Voz." (introducción 4 repaso)


PRACTICAS CORTAS Y FRECUENTES:


Cada hora te aquietas durante un minuto y pasa un momento de recogimiento con el pensamiento que empezó el día, cierra los ojos y las repites lentamente para tus adentros. 


"Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios."

 

(137) "Cuando me curo no soy el único que se cura."


(138) "El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir."


Terminaremos este día de práctica tal como lo empezamos en la mañana, con una meditación de 5 minutos en la noche.


EL AMOR COMO LA ÚNICA ALTERNATIVA:


Vivimos en un mundo en el que experimentamos que nuestras mentes están divididas, oscilamos entre el miedo y el amor, entre el conflicto y la paz, entre el sufrimiento y la felicidad. Sentimos que nunca nos vamos a liberar de esta cárcel de emociones duales,  debemos aceptar que en nuestro interior conviven el ángel y el demonio. Percibimos  que todo lo "malo" que nos sucede tiene un culpable: el otro, y con ello creemos preservar nuestra inocencia, pero cuando nos damos cuenta que no es así, descargamos las culpas sobre el cuerpo. Aparece la enfermedad, que junto con la muerte, son una negación de la verdad, la creencia de que el Hijo de Dios es falible, mortal, que se le puede destruir o matar. La creencia de un pensamiento ilusorio y temporal que puede destruir la eternidad, y proclamar el dominio del ego sobre Dios. Sin embargo, la verdad es la verdad, y nos provee de la ayuda para despertar de este sueño de separación, para ello tenemos que tomar una decisión: Elegir al Cielo como la única realidad. 


Cuando nos decidimos por Dios, la Voz que habla por Él nos guía por el camino de retorno a la unidad, nos enseña a perdonar para sanar nuestra mente, y así constataremos que también sanan las mentes que caminan con nosotros, pues ya no son nuestros enemigos, sino que somos  hermanos que nos hemos   reconocido a través del perdón. La separación desaparece, la unidad se restablece, el amor se reconoce a sí mismo e ilumina con su luz un nuevo mundo, un mundo perdonado, un mundo en paz, el Cielo en ti abre sus puertas cuando te decides  por Él. 






 TEXTO









CELEBRANDO EL MILAGRO 


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BENDICIONES!






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