Nada, excepto mis propios pensamientos, me puede hacer daño.
1. Padre, Tu Hijo es perfecto. 2 Cuando pienso que algo o alguien me ha hecho daño, es porque me he olvidado de Quién soy y de que soy tal como Tú me creaste. 3 Tus Pensamientos sólo pueden proporcionarme felicidad. 4 Si me siento triste, herido o enfermo, es porque he olvidado lo que Tú piensas, y he implantado mis absurdas ideas en el lugar donde a Tus Pensamientos les corresponde estar y donde están. 5 Nada, excepto mis propios pensamientos, me puede hacer daño. 6 Los pensamientos que pienso Contigo sólo pueden bendecir. 7 Los pensamientos que pienso Contigo son los únicos que son verdad.
2. Hoy no me haré daño a mí mismo, 2 pues me encuentro mucho más allá de cualquier dolor. 3 Mi Padre me puso a salvo en el Cielo y vela por mí. 4 Y no quiero atacar al Hijo que Él ama porque lo que Él ama es mío para que yo también lo ame.
AUDIOS de la Lección 281
de CELEBRANDO EL MILAGRO
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Lectura de la Lección 281
a través de Mariano Noé
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a través de Martin Musarra
Lección 281 comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 281
Nada, excepto mis propios pensamientos, me puede hacer daño.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
De nuevo, retoma, Jesús, la importancia de cambiar nuestros pensamientos, pues en ellos, de acuerdo al maestro que elijamos para que los oriente – el ego o el Espíritu Santo - podremos hacernos daño, o no.
Jesús, nos dice en la lección:
”Padre, Tu hijo es perfecto. Cuando pienso que algo o alguien me ha hecho daño, es porque me he olvidado de Quien soy y de que soy tal como Tú me creaste”.
Si acepto que soy el Hijo de Dios tengo todas sus características y, por lo tanto, soy perfecto como mi Padre y nada, ni nadie me pueden hacer daño. Me he olvidado, momentáneamente, de mi verdadera identidad. Lo llamado a hacer, en ese momento, es aquietarme y pedir la ayuda del Espíritu Santo para que me ayude a ver con los ojos del amor y no del miedo.
Continúa Jesús:
”Tus Pensamientos sólo pueden proporcionarme felicidad. Si me siento triste, herido o enfermo, es porque he olvidado lo que Tú piensas, y he implantado mis absurdas ideas en el lugar donde a Tus Pensamientos les corresponde estar, y dónde están”.
Jesús, nos ha enseñado en la lección 101 que La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad. La salvación no tiene nada que ver con el sufrimiento ni el sacrificio. No venimos a un “valle de lágrimas” a sufrir. Si sufrimos, es porque queremos hacer las cosas a nuestra manera, es porque hemos caído en las ilusiones del ego.
Continúa Jesús:
”Nada, excepto mis propios pensamientos me puede hacer daño. Los Pensamientos que pienso Contigo sólo pueden bendecir. Los pensamientos que pienso Contigo son los únicos que son verdad”.
Jesús, nos ha enseñado que no se trata de cambiar el mundo sino cambiar los pensamientos que tenemos acerca de él. Estos pensamientos pueden ser de conflicto, separación, pecado o ausencia de amor, culpa, miedo… si escogemos al ego como maestro. O pensamientos de paz, unidad, amor, inocencia…si escogemos al Espíritu Santo.
Finalmente, nos dice Jesús:
”Hoy no me haré daño a mí mismo, pues me encuentro mucho más allá de cualquier dolor. Mi Padre me puso a salvo en el Cielo y vela por mí. Y no quiero atacar al Hijo que Él ama porque lo que Él ama es mío para que yo también lo ame”.
Jesús, nos ha enseñado que el problema no está afuera, en el mundo sino en la clase de pensamientos que tengo en relación con lo que sucede con mis hermanos y el mundo.
Más claro no lo puede decir Jesús en la lección en la lección 216:
”Todo lo que hago me lo hago a mí mismo. Si ataco, sufro. Mas sí perdono, se me da la salvación”. L-216. 2: 2-3
Puedo decidirme a estar en paz, ahora. Sólo es cuestión de aceptar mi responsabilidad sobre lo que me ocurre y decidirme a cambiar mis pensamientos pues son sólo estos los que me causan daño.
Con relación al tema del Espíritu Santo
Nos dice Jesús en el tema especial 7. ¿Qué es el Espíritu Santo?:
”El Espíritu Santo es el Mediador entre las ilusiones y la verdad”.
En el momento en que se dio la creencia en la separación, Dios creó al Espíritu Santo para que nos ayude a salir de la ilusión y nos ayude a regresar a casa. Las ilusiones son creencias en algo que no existe. Al creer en la separación de Dios, surge el miedo de Su posible castigo, por lo cual, me fabrico, con las ilusiones, mi mundo particular para poder defenderme de ese posible e inevitable castigo que, creó, me va a llegar, en cualquier momento. La creencia en la posibilidad de ese castigo la guardo muy escondida en mi mente, pero nunca desaparece.
Recordemos lo que es la verdad. La verdad es la ausencia de ilusiones. La verdad hace relación a la creación: fuimos creados por Dios, no por el ego. Hace relación a una realidad trascendental o Cielo, más allá del tiempo y el espacio, hace relación a Dios y Sus creaciones. La verdad es total, única, no se puede dividir. Es constante, no cambia. La verdad es dicha, seguridad, fortaleza, paz, bondad. Se trata, con la ayuda del Espíritu Santo, de renunciar a las ilusiones, de hacerlas conscientes para que Él las corrija, para que nos ayude a verlas de manera diferente. Es lo que se llama llevar la obscuridad a la luz. Este es el proceso de Expiación.
Proceso de práctica de la lección
Tener momentos con Dios por la mañana y por noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)
Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 281
Nada, excepto mis propios pensamientos, me puede hacer daño.
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
El sufrimiento es una elección. Es el resultado de una sustitución de los pensamientos de Dios por los del ego. De sustituir los pensamientos de amor por los de miedo, los de paz por conflicto, y los de felicidad por sufrimiento. La decisión está en nuestras manos. Somos responsables de lo que pensamos, hacemos y decidimos.
No somos víctimas de nada ni de nadie. Siempre que creemos experimentar sufrimientos, carencias, enfermedades y conflictos, nos debemos preguntar ¿en qué momento decidimos olvidar el Amor?. Entonces podemos retornar a Él, perdonado nuestros pensamientos no amorosos. De mí depende cuidar los pensamientos de mi mente, y cuando sienta que no estoy experimentando amor y felicidad, puedo acudir a la ayuda del Espíritu Santo para perdonar todo lo que no sea amoroso en mi.
ORACIÓN DEL DÍA:
"Padre, Tu Hijo es perfecto. Cuando pienso que algo o alguien me ha hecho daño, es porque me he olvidado de Quién soy y de que soy tal como Tú me creaste. Tus Pensamientos sólo pueden proporcionarme felicidad. Si me siento triste, herido o enfermo, es porque he olvidado lo que Tú piensas, y he implantado mis absurdas ideas en el lugar donde a Tus Pensamientos les corresponde estar y donde están. Nada, excepto mis propios pensamientos, me puede hacer daño. Los pensamientos que pienso Contigo sólo pueden bendecir. Los pensamientos que pienso Contigo son los únicos que son verdad."
Los pensamientos que sostengo con el ego me llevan a experimentar enfermedad y sufrimiento. La felicidad sólo existe en el amor y la paz. Si por algún momento creo sufrir, es porque me olvidé quien soy, y elegí juzgar, condenar y atacar.
"Hoy no me haré daño a mí mismo," hoy puedo elegir solo pensamientos amorosos, y tendré un día de paz y dicha. "pues me encuentro mucho más allá de cualquier dolor." Si me reconozco que soy tal como Dios me creó, me contemplo como una mente libre e ilimitada, y por lo tanto, "más allá de cualquier dolor." Al contemplarme más allá de las ilusiones, podré verme pleno, integro y feliz, tal como Dios me creó. ”Mi Padre me puso a salvo en el Cielo y vela por mí." Mi realidad inmortal es que estoy en Dios, completamente seguro y a salvo, soñando que vivo en el exilio de este mundo.
Sólo cuando elijo juzgar, condenar y atacar a mis hermanos, creo alejarme de Dios y de mis hermanos. El perdón sana esta creencia y me permite volver al Amor. "Y no quiero atacar al Hijo que Él ama porque lo que Él ama es mío para que yo también lo ame." Cuando pensamos desde el amor, es imposible que existan pensamientos de miedo o ataque. Hoy elijo pensar sólo desde el amor, y comprobaré que nada me puede hacer daño, pues el Amor sólo sana y me hace feliz.
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "7. ¿Qué es el Espíritu Santo?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobre todo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.