Pregunta 8 ¿Qué es el mundo real?

 Pregunta 8 ¿Qué es el mundo real?





AUDIOS de la Pregunta 8
de CELEBRANDO EL MILAGRO


Lectura de la Pregunta 8
A través de Mariano Noé 


Ocurrir de la Pregunta 8
a través de Martin Musarra


Tema de especial relevancia 8
comentada por Jorge Luis Álvarez Castañeda

 

Pregunta 8 ¿Qué es el mundo real?

1. El mundo real es un símbolo, como todo lo demás que la percepción ofrece. 2 No obstante, es lo opuesto a lo que tú fabricaste. 3 Ves tu mundo a través de los ojos del miedo, lo cual te trae a la mente los testigos del terror. 4 El mundo real sólo lo pueden percibir los ojos que han sido bendecidos por el perdón, los cuales, por consiguiente, ven un mundo donde el terror es imposible y donde no se puede encontrar ningún testigo del miedo.

2. El mundo real te ofrece una contrapartida para cada pensamiento de infelicidad que se ve reflejado en tu mundo, una corrección segura para las escenas de miedo y los clamores de batalla que lo pueblan. 2 El mundo real muestra un mundo que se contempla de otra manera: a través de ojos serenos y de una mente en paz. 3 Allí sólo hay reposo. 4 No se oyen gritos de dolor o de pesar, pues allí nada está excluido del perdón. 5 Y las escenas que se ven son apacibles, 6 puesto que sólo escenas y sonidos felices pueden llegar hasta la mente que se ha perdonado a sí misma.

3. ¿Qué necesidad tiene dicha mente de pensamientos de muerte, asesinato o ataque? 2 ¿De qué puede sentirse rodeada sino de seguridad, amor y dicha? 3 ¿Qué podría haber que ella quisiese condenar? a ¿Y contra qué querría juzgar? 4 El mundo que ve emana de una mente que está en paz consigo misma. 5 No ve peligro en nada de lo que contempla, pues es bondadosa, y lo único que ve es bondad.

4. El mundo real es el símbolo de que al sueño de pecado y culpabilidad le ha llegado su fin y de que el Hijo de Dios ha despertado. 2 Y sus ojos, abiertos ahora, perciben el inequívoco reflejo del Amor de su Padre, la infalible promesa de que ha sido redimido. 3 El mundo real representa el final del tiempo, pues cuando se percibe, el tiempo no tiene razón de ser.

5. El Espíritu Santo no tiene necesidad del tiempo una vez que éste ha servido el propósito que Él le había asignado. 2 Ahora espera un solo instante más para que Dios dé el paso final y el tiempo desaparezca llevándose consigo la percepción y dejando solamente a la verdad para que sea tal como es. 3 Ese instante es nuestro objetivo, pues en él yace el recuerdo de Dios. 4 Y según contemplamos un mundo perdonado, Él es Quien nos llama y nos viene a buscar para llevarnos a casa, recordándonos nuestra Identidad, la cual nos ha sido restaurada mediante nuestro perdón.














TEMA DE ESPECIAL RELEVANCIA
LIBRO DE EJERCICIOS 
8. ¿Qué es el mundo real?

Presentado por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda

Jesús, nos dice en el tema de especial relevancia 8. ¿Qué es el mundo real?:


“El mundo real es un símbolo, como todo lo demás que la percepción ofrece. No obstante, es lo opuesto a lo que tú fabricaste. Ves tu mundo a través de los ojos del miedo, lo cual te trae a la mente los testigos del terror”. 


El mundo real es un símbolo, como todos los símbolos que surgen con la percepción que implican separación, donde hay un sujeto que percibe y un objeto percibido. En el Conocimiento, no hay símbolos, sólo existe la perfecta Unidad del Cielo. El Conocimiento es el mundo de Dios y Su Creación. Es no-dualista. El conocimiento para el mundo del ego implica la percepción donde hay un sujeto que percibe y un objeto que es percibido, es decir, implica separación.


El mundo real, como símbolo, refleja la realidad del Cielo, la perfecta santidad que no tiene nada que ver con el mundo de conflicto que hemos fabricado con el ego. En el instante santo podemos acercarnos a dicha santidad para no seguir viendo este mundo del ego con los ojos del terror y de la culpa del ego. Con la visión de Cristo podremos acercarnos al mundo real de tal manera que podamos decir como en la lección 291 Éste es un día de sosiego y de paz.

Continúa Jesús:


”El mundo real sólo lo pueden percibir los ojos que han sido bendecidos por el perdón, los cuales, por consiguiente, ven un mundo donde el terror es imposible y donde no se puede encontrar ningún testigo del miedo”.


Cuando perdonamos, sanamos nuestra mente. Aceptamos que no hay nada que perdonar sino nuestras propias interpretaciones con las cuales nos separamos de nuestros hermanos: nos aferramos al pasado; a los resentimientos; exageramos, los supuestos, errores del hermano y no vemos al hermano en el presente. El Espíritu Santo y Jesús, nos ayudan a ver en las, supuestas, agresiones del hermano, únicamente peticiones de ayuda que requieren de nosotros expresiones de amor, de bondad, de amabilidad, de unidad. Esto se logra mediante el perdón.


Se trata, no de cambiar el mundo, sino de adquirir una manera diferente de verlo basada en la paz, el amor, la bondad, la unidad, en la confianza, en la certeza de que Dios siempre nos acompaña. Esto se logra mediante el completo perdón del mundo que contemplo sin perdonar.

Continúa Jesús diciéndonos:


”El mundo real te ofrece una contrapartida para cada pensamiento de infelicidad que se ve reflejado en tu mundo, una corrección segura para las escenas de miedo y los clamores de batalla que lo pueblan”.


Cuando creímos separarnos de Dios, Él creo al Espíritu Santo, para que nos ayude a encontrar una contrapartida a todos los pensamientos de conflicto del ego y lo transforme en pensamientos amorosos. Podemos eliminar, con su ayuda, los pensamientos que nos limitan y estar seguros de que El miedo ya se acabó y lo único que hay aquí es amor, como vimos en la lección 293.


Esto nos llevará a la felicidad que da el mundo real al aceptar la Voluntad de Dios que quiere para nosotros perfecta felicidad. Es lo que obtenemos cuando aceptamos nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios.

Continúa Jesús:

”El mundo real muestra un mundo que se contempla de otra manera: a través de ojos serenos y de una mente en paz. Allí sólo hay reposo. No se oyen gritos de dolor o de pesar, pues allí nada está excluido del perdón. Y las escenas que se ven son apacibles, puesto que sólo escenas y sonidos felices pueden llegar hasta la mente que se ha perdonado a sí misma”.


 En el mundo real no hay conflicto, nadie sufre ningún tipo de pérdida, nadie es excluido del perdón porque has perdonado a todo el mundo. No hay resentimientos ni juicios. Las escenas que se ven en el mundo real son apacibles, nos dice, Jesús, porque la mente, únicamente, tiene pensamientos amorosos y, con base en ellos, es como se ve al mundo y a sus hermanos. Si en sus hermanos hay gritos de dolor o de ataque los considera como peticiones de ayuda que se apresta a perdonar y a ayudar desde la paz y el amor.


Continúa Jesús:


”¿Qué necesidad tiene dicha mente de pensamientos de muerte, asesinato o ataque? ¿De qué puede sentirse rodeada sino de seguridad, amor y dicha? ¿Qué podría haber que ella quisiese condenar? ¿Y contra qué querría juzgar?” 


 La mente que está en el mundo real, que ha perdonado, que se ha sanado con la visión de Cristo no ve odio por ninguna parte porque el odio es una ilusión. Es un miedo al amor y, por lo tanto, a Dios. Si camina con la visión de Cristo no hay nada que temer, no ve sino, en los, supuestos, ataques de sus hermanos peticiones de ayuda y de amor, peticiones a las que responde con expresiones de amor y de ayuda.


 En el mundo real no hay nada que condenar ni juzgar, nos dice Jesús. Si veo en mis hermanos al Hijo de Dios no veré sino unidad. No necesito juzgar para mantener la separación y causar dolor. Sólo habrá todas las bondades de la Paz y del Amor de Dios: respeto, tolerancia, bondad, no habrá culpa ni miedo, ni sacrificio y sufrimiento sólo unidad, confianza, honestidad, fe... Todas las cualidades que el Espíritu Santo nos está ayudando a recordar por nuestra condición de Hijos de Dios y esto lo hacemos con nuestros hermanos como Jesús nos ha enseñado en la lección 266:


”Padre, me diste todos Tus Hijos para que fuesen mis salvadores y mis consejeros de visión”. L-266. 1:1  


Continúa Jesús
”El mundo que ve emana de una mente que está en paz consigo misma. No ve peligro en nada de lo que contempla, pues es bondadosa, y lo único que ve es bondad”.


Cuando se está en el mundo real se está en paz porque se ha perdonado la culpa de la creencia en la separación de Dios y lo que prima es la visión de la inocencia suya, y, de sus hermanos. Se ve inocente y, por lo tanto, no hay nada que temer: puede mirar a sus hermanos y al mundo desde la perspectiva de un mundo perdonado. Admite al Espíritu Santo y a Jesús como los guías que lo orientan en la nueva percepción que lo acompaña, expresión de los cambios a favor de Dios que se han experimentado en su mente, por eso, su nueva percepción le muestra un mundo perdonado, en el cual no hay nada que temer.


Nos dice Jesús:


”El mundo real es el símbolo de que al sueño de pecado y culpabilidad le ha llegado su fin y de que el Hijo de Dios ha despertado. Y sus ojos, abiertos ahora, perciben el inequívoco reflejo del Amor de su Padre, la infalible promesa de que ha sido redimido”.


En el mundo real se abandona la culpabilidad que busca conservar el pasado y el futuro en tu mente, al igual que la condenación así misma, para que el ego siga persistiendo. El Espíritu Santo te ayudará a escapar de la culpabilidad y dicho escape no es otra cosa que la salvación. 


El pecado no es sino una falta de amor. Es una equivocación que nos negamos a corregir, una petición de ayuda que no queremos oír. El pecado se ataca con el castigo y, de esa manera, se perpetúa. Para el ego, cometemos pecados que merecen castigos. Para el Espíritu Santo, cometemos errores que pueden ser corregidos con el Espíritu Santo. El mundo real es el regalo del Espíritu Santo con el cual sanamos nuestra mente y reconocemos que el pecado y la culpabilidad son sólo ilusiones que se superan aceptando la verdad de lo que somos como Hijos de Dios.
 
Nos dice Jesús: 


”El mundo real representa el final del tiempo, pues cuando se percibe, el tiempo no tiene razón de ser”.


El tiempo, como invención del ego para mantener la creencia en la separación de Dios, en el mundo real, deja de percibirse. Hay una unión con Dios y nuestros hermanos, dejando el pasado y el futuro y centrándose en el ahora. 


Esto lo aclara Jesús en el capítulo 5 sección III:


”El tiempo es una creencia del ego, por lo tanto, la mente inferior – el dominio del ego – la acepta sin reservas. El único aspecto del tiempo que es eterno es el ahora. T-5.III.6:4-5 


Estando en el ahora, con la guía del Espíritu Santo y de Jesús, y, valiéndonos del perdón, se producen los milagros en el ahora y dejamos de preocuparnos por la culpabilidad del pasado y el miedo del futuro. 


  Nos dice Jesús:

”El Espíritu Santo no tiene necesidad del tiempo una vez que éste ha servido el propósito que Él le había asignado. Ahora espera un solo instante más para que Dios dé el paso final y el tiempo desaparezca llevándose consigo la percepción y dejando solamente a la verdad para que sea tal como es”.


Este mundo es un aula de aprendizaje para aprender a perdonar, a deshacer la creencia en el ego. El tiempo desaparecerá cuando ya no facilite dicho aprendizaje y el Hijo de Dios haya avanzado en el proceso de perdón y de la aceptación de la Expiación para sí mismo. En ese último paso, el mundo real desaparece, Dios nos eleva al Cielo porque se ha recuperado el recuerdo de Dios. Esto implica que todas las resistencias al Amor de Dios hayan desaparecido y acepte plenamente que la santidad eterna mora en el Hijo de Dios, como se vio en la lección 299 La santidad eterna mora en mí.


Finalmente nos dice Jesús:

”Ese instante es nuestro objetivo, pues en él yace el recuerdo de Dios. Y según contemplamos un mundo perdonado, Él es Quien nos llama y nos viene a buscar para llevarnos a casa, recordándonos nuestra Identidad, la cual nos ha sido restaurada mediante nuestro perdón”.

 Para llegar a este último paso que da Dios para llevarnos al Cielo necesitamos haber avanzado, con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, en el proceso de perdón y aceptación de la Expiación para nosotros mismos. Estaremos en nuestra mente recta y Dios nos conducirá al Cielo cuando no tengamos resistencias a la salvación.










Octavo tema especial

8. ¿QUÉ  ES  EL  MUNDO  REAL?


Tema comentado por:

Oscar Gómez Díez 


Recordemos que Un Curso de Milagros está escrito en lenguaje cristiano. Así que el Curso utiliza temas y conceptos del Cristianismo, que son reinterpretados o revalidados según sea el caso. Temas como los milagros, el perdón, la Expiación, el Hijo de Dios, el Cristo, la resurrección, el Espíritu Santo, la culpa, etc. Igualmente el Curso utiliza términos de la psicología o de la filosofía, como percepción, proyección, o de la filosofía y de la lógica, como el discernimiento, la razón, los silogismos. 


El Curso no introduce muchos conceptos nuevos, pues la mayoría de los conceptos que él Curso utiliza son reinterpretaciones de la tradición cristiana, de la psicología y de la filosofía, con algunas excepciones, como es el caso del concepto "mundo real", con lo que nos surge la pregunta: ¿conque propósito el Curso crea la categoría el "mundo real"?  Trataremos de dar respuesta a esta inquietud. 


DEFINICIONES DE MUNDO:


Definiciones de mundo hay muchas, sólo vamos a mencionar dos que nos son bien comunes, la que definen nuestros   diccionarios y la que se define en el cristianismo. 


EL MUNDO SEGÚN EL MUNDO:


El mundo es: " el espacio y los fenómenos que nos son accesibles por los sentidos, la experiencia o la razón."


EL MUNDO SEGÚN LA TEOLOGÍA CRISTIANA:


"El mundo es para el Catecismo de la Iglesia católica uno de los tres "enemigos del alma": mundo, demonio y carne. Esta conceptualización negativa del mundo contrasta con el concepto grecolatino positivo de mundus 'todo ordenado, organizado, limpio'. Para la concepción teológica judeocristiana el mundo representa lo "material" o la esfera de la "vida profana", como lo opuesto a lo celestial, espiritual, trascendental o sacro. Así, los monjes y monjas de clausura que se encierran en los monasterios renuncian al "mundo". El "fin del mundo" se refiere a los escenarios de la culminación de la historia humana, a menudo en contextos religiosos." Wikipedia. 


EL MUNDO SEGÚN UN CURSO DE MILAGROS:


El Curso  define este mundo como ilusorio, como irreal o falso, como una creación falsa del Hijo de Dios que se cree separado de su Padre. Esta definición presupone un mundo que  es real, que sería la antípoda de este mundo de conflictos y sufrimientos. 


Este mundo ilusorio el Curso lo define como aquel que nos inventamos para huir del amor, para hacer real la creencia en la separación. Es el mundo de la percepción, de las interpretaciones y juicios que hacemos de nuestras experiencias. Es el escenario en el que proyectamos nuestras culpas, juicios y condenas. Es el telón en el que se desenvuelve el drama humano con todos sus conflictos, enfermedades, sufrimientos, carencias y ataques. Es el infierno que nos inventamos, pero  que se lo adjudicamos a Dios, como castigo por nuestros pecados  y ofensas. 


EL MUNDO REAL COMO SÍMBOLO:


"El mundo real es un símbolo, como todo lo demás que la percepción ofrece. No obstante, es lo opuesto a lo que tú fabricaste." (L-PII.8.1:1-2) Lo primero que nos dice es que el mundo real es un símbolo, no es la Realidad, no es el Cielo, también es ilusorio, pues es perceptual, es simbólico, pero  "es lo opuesto a lo que tú fabricaste." Recordemos que la lógica re-interpretativa del Curso se basa en pares de opuestos: miedo-amor, culpa-perdón, conflicto-paz, sufrimiento-felicidad, pecado-error, mundo ilusorio-mundo real. El Curso utiliza los opuestos como parte de su pedagogía, hasta llevarnos a un estado en que no hay opuestos, un estado de no-dualidad, a la total unidad de toda la Creación. 


"Ves tu mundo a través de los ojos del miedo, lo cual te trae a la mente los testigos del terror." (L-PII.8.1:3) vemos y sentimos este mundo con los órganos de la percepción, principalmente los ojos, pero lo que perciben nuestros ojos son los testigos de miedo y ataque que nuestras culpas han proyectado sobre el mundo. El mundo que percibimos es el mundo de nuestros juicios y condenas. 


EL MUNDO REAL ES UN ESTADO MENTAL:


"El mundo real sólo lo pueden percibir los ojos que han sido bendecidos por el perdón, los cuales, por consiguiente, ven un mundo donde el terror es imposible y donde no se puede encontrar ningún testigo del miedo." (L-PII.8.1:4) El mundo real no es una condición física o material, es un estado mental al que llegamos después de perdonar todas nuestras culpas y miedos, que una vez perdonados nos reflejan  el amor y la paz. Esa es la visión de Cristo. 


LA CONTRAPARTIDA A TODAS LAS ILUSIONES:


"El mundo real te ofrece una contrapartida para cada pensamiento de infelicidad que se ve reflejado en tu mundo, una corrección segura para las escenas de miedo y los clamores de batalla que pueblan tu mundo." (L-PII.8.2:1) Este párrafo nos señala que el mundo real no sólo es lo opuesto al mundo ilusorio, sino la fuente donde emana la "contrapartida para cada pensamiento de infelicidad que se ve reflejado en tu mundo." desde el mundo real se nos  ofrece amor en lugar de miedo, plenitud en lugar de carencia, paz en lugar de conflicto, felicidad en lugar sufrimiento, y así sucesivamente. 


EL MUNDO DE LA PAZ:


"El mundo real muestra un mundo que se contempla de otra manera: a través de ojos serenos y de una mente en paz." (L-PII.8.2:2) Si hemos hecho bien nuestro trabajo de perdón, podremos ver el mundo de otra manera, "a través de ojos serenos y de una mente en paz." pues el mundo está en nuestra mente, cambiamos nuestra manera de pensar y cambia nuestro mundo. 


"Allí sólo hay reposo. No se oyen gritos de dolor o de pesar, pues allí nada está excluido del perdón." (L-PII.8.2:3-4) En el mundo real sólo hay sosiego y paz, pues todo lo que parecía perturbarnos y preocuparnos ha sido perdonado. En el mundo real sólo contemplamos escenas   que "son apacibles, puesto que sólo escenas y sonidos felices pueden llegar hasta la mente que se ha perdonado a sí misma." (L-PII.8.2:5-6) La consecuencia lógica de poner fin al miedo, el conflicto y el sufrimiento es un estado de paz y felicidad. 


EL FIN DE LOS JUICIOS:


Cuando perdonamos dejamos de juzgar, en esas condiciones nos podemos preguntar:  "¿Qué necesidad tiene dicha mente de pensamientos de muerte, asesinato o ataque?  ¿De qué puede sentirse rodeada sino de seguridad, amor y dicha? ¿Qué podría haber que ella quisiese condenar? ¿Y contra qué querría juzgar?"(L-PII.8.3:1-3) El mundo real pone fin a toda necesidad de juicio, condena y ataque. Estamos totalmente protegidos por la fortaleza del Amor que envuelve todo lo que vemos, ese es nuestro mundo real. 


"El mundo que ve emana de una mente que está en paz consigo misma. No ve peligro en nada de lo que contempla, pues es bondadosa, y lo único que ve es bondad." (L-PII.8.3:4-5) Una mente que ha perdonado, "está en paz consigo misma." por lo tanto, todo lo contempla desde su paz y su amor, pues sabe que sólo la paz y el amor son reales, son la única verdad, lo demás, solo son ilusiones. 


EL MUNDO REAL Y EL DESPERTAR:


"El mundo real es el símbolo de que al sueño de pecado y culpabilidad le ha llegado su fin y de que el Hijo de Dios ha despertado." (L-PII.8.4:1) Aquí tenemos otra característica importante del mundo real: ser el símbolo de que "al sueño de pecado y culpabilidad le ha llegado su fin" El mundo real es el símbolo de que a este mundo ilusorio le ha llegado su fin. Pues el Hijo de Dios ha despertado del sueño de separación. Nos hemos sanado, nos hemos iluminado, no como resultado de un cambio, sino como resultado de un reconocimiento. El reconocimiento de nuestra condición inmortal de seres de luz y amor. 


"Y sus ojos, abiertos ahora, perciben el inequívoco reflejo del Amor de su Padre, la infalible promesa de que ha sido redimido." (L-PII.8.4:2) "Los ojos abiertos", son la representación de quien ha despertado espiritualmente, de quien se ha iluminado, ahora percibe a través de la visión de Cristo, a través de los ojos del amor, que refleja el Amor eterno de nuestro Padre. 


EL MUNDO REAL Y EL FINAL DEL TIEMPO:


"El mundo real representa el final del tiempo, pues cuando se percibe, el tiempo deja de tener objeto.". (L-PII.8.4:3) Cuando juzgamos a un hermano, lo estamos viendo desde el pasado, desde lo que creímos que él era, desde nuestros juicios, desde lo que creímos nos hizo. Cuando me perdono esa  falsa percepción, veo a mi hermano desde el presente, tal como él es ahora, como el inocente Hijo de Dios.  "A menos que el pasado se haya borrado de mi mente, no podré contemplar el mundo real." (L-289.1-1) Si sigo anclado en el pasado, viendo culpas o pecados en mis hermanos, no podré ver el mundo real, el mundo perdonado. "Pues en ese caso no estaría contemplando nada, sino viendo lo que no está ahí." (L-289.1-2) 


El pasado no existe. Lo que creo ver como pasado, no son más que las imágenes de culpa que proyecté sobre mis hermanos.  Al traer el pasado al presente pareciera que lo hago real, pero en realidad estoy viendo algo que no está ahí. Si perdono el pasado y pongo el futuro en Manos de Dios, lo único que queda es el momento presente, el ahora, nuestra ventana hacia la eternidad, en ese momento al tiempo le ha llegado su fin. 


"El Espíritu Santo no tiene necesidad del tiempo una vez que éste ha servido el propósito que Él le había asignado." (L-PII.8.5:1) El Espíritu Santo sabe que el tiempo es ilusorio, como todo en este mundo, pero lo utiliza como un recurso de aprendizaje. Una vez finalizado el aprendizaje, el tiempo desaparece junto con el mundo del que hizo parte. 


LA FUNCIÓN DEL PASADO:


EL mundo real no lo podremos contemplar si creemos estar viendo el pasado. El pasado tiene un propósito: ocultar nuestra realidad como perfectos Hijos de Dios. El  pasado tiene como propósito ocupar nuestra mente con pensamientos que no existen, que al aceptarlos en nuestra mente pareciera que son reales. La función del pasado es ocultar la verdad de lo que somos, el pasado extiende un velo oscuro de resentimientos y sufrimiento que nos impide ver la luz de la verdad y el amor. "El propósito del pasado fue precisamente ocultarlo,” (el mundo real) ”pues dicho mundo sólo se puede ver en el ahora." (L - 289.1.4)


EL MUNDO REAL Y EL AHORA:


El mundo real sólo existe en el momento presente, en el ahora, en el instante santo, pues el mundo real "No tiene pasado." (L 289.1.5) todo es ahora, es la antesala de la eternidad, donde solo existe lo inmutable lo que nunca cambia, como el amor, la dicha, la paz, la plenitud, etc. 


LA ANTESALA DEL CIELO:


"Ahora espera un solo instante más para que Dios dé el paso final y el tiempo desaparezca llevándose consigo la percepción y dejando solamente a la verdad para que sea tal como es." (L-PII.8.5:1-2) Esta es quizás la función más importante del mundo real, la de ser la antesala del Cielo, después de haber perdonado todas las falsas creencias que sustentaban este mundo, solo queda mi mente santa, mi mente amorosa, todo lo contemplo con la visión de Cristo, con la visión del amor. El aprendizaje ha concluido, el mundo ilusorio ha desaparecido, sólo queda un último paso, ingresar al Cielo en los Brazos eternos del Amor. Es el feliz momento en que el Amor se reconoce en el Amor.


 El mundo real también desaparece pues ya no estaríamos en el mundo de la  percepción ilusoria, sino en la antesala  del estado del Conocimiento, la visión todo abarcante del Amor. "Ese instante es nuestro objetivo, pues en él yace el recuerdo de Dios."(L-PII.8.5:3)


EL ÚLTIMO PASO:


"Y según contemplamos un mundo perdonado, Él es Quien nos llama y nos viene a buscar para llevarnos a casa, recordándonos nuestra Identidad, la cual nos ha sido restaurada mediante nuestro perdón." (L-PII.8.5:4) Hemos regresado a nuestro Hogar. Hemos despertado en el Amor, una sonrisa eterna que irradiamos sobre toda la Creación, en un canto de Amor y gratitud a nuestro Padre eterno que nos contempla con su Amor


Este octavo  tema especial,  introduce el concepto del mundo real, como aquel mundo que contemplaremos después de perdonar  nuestras ilusiones. El mundo real es la sustitución del mundo ilusorio, irreal o falso que nos venía enseñando el ego a través de nuestros juicios, condenas, conflictos y ataques.


 La creación de este concepto era necesario para mostrarnos a donde nos podría conducir las enseñanzas de perdón del Espíritu Santo.  Al sanar nuestras mentes, necesariamente tendríamos que contemplar otro mundo, el mundo real, el mundo perdonado y feliz, el mundo que  acepta ser gobernado por la ley del amor, y que nos lleva a contemplar todo desde el amor. 


El mundo real es el final de los sueños de separación, es la antesala de las puertas del Cielo, pero todavía no es el Cielo, de ahí que se le defina como un símbolo y lo que experimentamos allí tampoco es el Amor y la paz del Cielo sino su reflejo. 


En el mundo real esperamos por un momento, mientras Dios da el último paso y nos acoge en sus amorosos Brazos dándonos la bienvenida por despertar en nuestro Hogar eterno. 




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