”Lo único que veo es mi actual felicidad.”
1. A menos que contemple lo que no está ahí, lo único que veré es mi actual felicidad. 2 Los ojos que comienzan a abrirse por fin pueden ver. 3 Y deseo que la visión de Cristo descienda sobre mí hoy mismo. 4 Pues lo que percibo a través de mi propia vista sin la Corrección que Dios me dio para ella, es atemorizante y doloroso de contemplar. 5 Mas no voy a permitir que mi mente se siga engañando un solo instante más, creyendo que el sueño que inventé es real. 6 Éste es el día en que voy en pos de mi actual felicidad y en el que no he de contemplar nada que no sea lo que busco.
2. Con esta resolución vengo a Ti, pidiéndote que me prestes Tu Fortaleza hoy, mientras procuro únicamente hacer Tu Voluntad. 2 No puedes dejar de oírme, Padre, 3 pues lo que pido ya me lo has dado. 4 Y estoy seguro de que hoy veré mi felicidad.
AUDIOS de la Lección 290
de CELEBRANDO EL MILAGRO
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 290
A través de Mariano Noé
Ocurrir de la Lección 290
a través de Martin Musarra
Lección 290
comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 290
Lo único que veo es mi actual felicidad.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Esta lección cuestiona. Si miro con los ojos del ego puedo decirme que no estoy viendo felicidad, sino lo contrario. El mundo del ego es un mundo de conflicto, de ataque, de exclusión, de enfermedad, de pérdidas, de manipulación, de muerte…Pero también, en medio de este mundo, como la flor de loto, que surge en medio del fango, se presentan manifestaciones de paz, de dicha, de amor, de perdón, como la de los miles y miles de hermanos que están en los distintos caminos espirituales existentes. Tenemos la fortuna de estar en el camino de Jesús, con este maravilloso Curso, así, que honrémoslo y llevemos a cabo sus enseñanzas pues en ellas vamos a encontrar todo lo que necesitemos para deshacer el ego y alcanzar la paz y felicidad que, como Hijos de Dios, nos merecemos. Se trata es de cambiar de maestro y ver con la visión de Cristo y ver como dice, Jesús, en la lección 263 Mi santa visión ve la pureza de todas las cosas.
Nos dice Jesús en la lección:
”A menos que contemple lo que no está ahí, lo único que veré es mi actual felicidad. Los ojos que comienzan a abrirse por fin pueden ver. Y deseo que la visión de Cristo descienda sobre mí hoy mismo. Pues lo que percibo a través de mi propia vista sin la Corrección que Dios me dio para ella, es atemorizante y doloroso de contemplar”.
Si veo con la visión de Cristo trasciendo el mundo de conflicto y dolor del ego, trasciendo la separación, la culpa y el miedo con la que veo a mis hermanos, trasciendo los resentimientos y el conflicto, dejo de lado el pasado y el futuro y me centro en el único tiempo donde puedo realizar los cambios que necesito en mi mente mediante el perdón y la guía del Espíritu Santo y de Jesús: el presente.
Sobre el maravilloso regalo que hemos recibido con la visión de Cristo nos dice Jesús en la lección 159:
”Éste es el único regalo del Espíritu Santo, el tesoro al que puedes recurrir con absoluta certeza para obtener todas las cosas que puedan contribuir a tu felicidad. Todas ellas se encuentran ya aquí, y se te dan sólo con que las pidas”. L-159. 6:1-3
Tengo que decidirme a aceptar este regalo que me permite ver la verdad, es decir, reconocer mi verdadera identidad como Hijo de Dios y dejar de lado las ilusiones atemorizantes del ego que no dan felicidad. Pero, para ello necesito la Corrección del Espíritu Santo y de Jesús y esta tengo que pedirla. Es mi pequeña dosis de buena voluntad. Tengo que reconocer que estaba equivocado siguiendo al ego y que necesito ayuda. Ayuda, que de inmediato se me dará porque como dice la lección 41 Dios va conmigo donde quiera que yo voy.
Vale la pena hacer la oración de la lección a lo largo del día:
”Con esta resolución vengo a Ti, pidiéndote que me prestes Tu Fortaleza hoy, mientras procuro únicamente hacer Tu Voluntad. No puedes dejar de oírme, Padre, pues lo que pido ya me lo has dado. Y estoy seguro de que hoy veré mi felicidad”.
Con relación al tema del Espíritu Santo
Nos dice Jesús en el tema especial 7. ¿Qué es el Espíritu Santo?:
”Acepta el regalo que tu Padre te hace. Es un llamamiento que el Amor le hace al Amor para que tan sólo sea lo que es. El Espíritu Santo es el regalo de Dios mediante el cual se le restituye la quietud del Cielo al bienamado Hijo de Dios. ¿Te negarías a asumir la función de completar a Dios, cuando todo lo que Su Voluntad dispone es que tú estés completo?”
Dios nos ha dado al Espíritu Santo para que nos guíe en nuestro regreso a casa. También nos ha dado, la paz, la dicha, la Gracia, el perdón y a nuestro Ser. Nuestro Ser es fruto del Amor de Dios, como nos enseñó Jesús en la lección 67 El Amor me creó a Su Semejanza. Dios, en su infinita bondad, ha querido que seamos co-creadores con Él.
Proceso de práctica de la lección
Tener momentos con Dios por la mañana y por noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)
Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Kenneth Wapnick
«Lo único que veo es mi actual felicidad.»
Lección 290
"La Lección 290 continúa con el tema del presente y el instante santo.
(1:1) «A menos que contemple lo que no está ahí, lo único que veo es mi actual felicidad.»
Lo que no está ahí es antinatural, porque ello busca reemplazar el carácter natural de mi actual felicidad. Por lo tanto, si veo algo que no está ahí - ataque, dolor, o deseo de ser especial - no puedo ser feliz, que viene sólo al dejar ir el sistema de pensamiento del ego que es la fuente de la infelicidad. Esta infelicidad se convierte en el barómetro que me muestra que he elegido aferrarme a un sistema de pensamiento que dice que tengo razón y Dios está equivocado.
(1:2) «Los ojos que comienzan a abrirse por fin pueden ver.»
Jesús no está hablando de la visión física, sino que utiliza el simbolismo de los ojos para hablar de la actitud de mentalidad recta que da nacimiento a la visión de Cristo. Recordemos este homenaje a la Alegoría de la Caverna de Platón, que describe el proceso de abrir los ojos a la luz:
“Los que llevan años aprisionados con pesadas cadenas, hambrientos y demacrados, débiles y exhaustos, con los ojos aclimatados a la obscuridad desde hace tanto tiempo que ni siquiera recuerdan la luz, no se ponen a saltar de alegría en el instante en que se les pone en libertad. Tardan algún tiempo en comprender lo que es la libertad.” (T-20.III.9:1-2)
(1:3-6) «Y deseo que la visión de Cristo descienda sobre mí hoy mismo. Pues lo que percibo a través de mi propia vista sin la Corrección que Dios me dio para ella, es atemorizante y doloroso de contemplar. Mas no voy a permitir que mi mente se siga engañando un solo instante más, creyendo que el sueño que inventé es real. Éste es el día en que voy en pos de mi actual felicidad y en el que no he de contemplar nada que no sea lo que busco.»
Jesús nos dice que todavía reconoceremos que todo lo que percibimos es un error, porque es una defensa contra la visión de Cristo que refleja la realidad de nuestra unicidad en el Cielo. Esta verdad se expresa amablemente en el sueño mediante la percepción de nuestro único propósito, el otro punto de vista descrito en este fragmento del prefacio de Un Curso de Milagros:
“La visión de Cristo es el don del Espíritu Santo, la alternativa que Dios nos ha dado contra la ilusión de la separación y la creencia en la realidad del pecado, la culpabilidad y la muerte...Su benévola luz muestra todas las cosas desde otro punto de vista, reflejando el sistema de pensamiento que resulta del conocimiento y haciendo que el retorno a Dios no sólo sea posible, sino inevitable.” (p. xiii)
(2) «Con esta resolución vengo a Ti, y te pido que me prestes Tu fortaleza, mientras procuro únicamente hacer Tu Voluntad. No puedes dejar de oírme, Padre. Pues lo que pido ya me lo has dado. Y estoy seguro de que hoy veré mi felicidad.»
La primera estrofa de “La Promesa” de Helen captura el sentimiento de esta oración a nuestro hermano Jesús, el Señor de Helen:
«¡Oídme, mi Señor! No puedo llamar en vano.
Tal es Tu promesa. No puedo sino hacer Tu Voluntad
Al invocarte. Y Tú me responderás,
Porque Tu promesa aún abriga la Respuesta.»
(Los Regalos de Dios, p. 14)"
Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 290
"Lo único que veo es mi actual felicidad."
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
La idea de hoy es metafórica en cuanto a la palabra ver, pues la felicidad no se ve, y menos la propia, la felicidad se siente, se experimenta, se vive. Pero mientras nuestras mentes estén enfocadas en el pasado o en el futuro, nunca vamos a experimentar la felicidad, pues como todo lo real, sólo es posible contemplarlo en el ahora, en el momento presente.
"A menos que contemple lo que no está ahí, lo único que veré es mi actual felicidad." Ayer afirmábamos que el pasado no existe, y que por lo tanto, no puede afectarme. Si dejo de mirar lo que no existe, lo que no está ahí, dejo de alimentar pensamientos de dolor, sufrimientos, resentimientos, culpa y miedo. Entonces puedo ver mi actual felicidad.
Al ser perdonado, todo pasado desaparece, corriendo el velo que me impide ver mi única realidad, que siempre ha estado en el presente, donde emana la felicidad y la paz, los eternos regalos del Amor.
La felicidad siempre ha estado ahí, esperando que la contemplemos, no con los ojos del cuerpo, cuyo propósito es ver un pasado que ya pasó y un futuro que imaginamos con angustia, sino con los ojos del amor, con la visión de Cristo, que nos permite contemplar y disfrutar de la felicidad que es uno de los regalos que Dios nos dio antes que el tiempo surgiera, y continuará en nosotros mucho más allá del final de los tiempos, y así "Los ojos que comienzan a abrirse por fin pueden ver.”
La visión de Cristo la deseamos y la pedimos después de perdonar, ” Y deseo que la visión de Cristo descienda sobre mí hoy mismo."
Para contemplar mi felicidad, debo perdonar lo que me impedía verla, y así abrir los ojos del corazón. Permitiendo que la visión de Cristo descienda sobre mi. "Pues lo que percibo a través de mi propia vista sin la Corrección que Dios me dio para ella, es atemorizante y doloroso de contemplar." La Corrección que Dios me dio, es la Expiación, la corrección del error a través del perdón, que me libera de las ilusiones del tiempo y me ubica en el presente, el único momento en que puedo experimentar la felicidad.
"Mas no voy a permitir que mi mente se siga engañando un solo instante más, creyendo que el sueño que inventé es real." en este nivel del aprendizaje, debo tomar decisiones a favor del amor y el perdón, para no permitir que mi mente divague en el sueño de las ilusiones y no caer en la trampa de creer que son reales. El sufrimiento es un asunto del pasado, el miedo del futuro, y la felicidad del presente. De los tres, lo único real es el presente, la felicidad, y eso es lo que elijo experimentar hoy.
"Éste es el día en que voy en pos de mi actual felicidad y en el que no he de contemplar nada que no sea lo que busco." hoy podemos decidir ser felices, si ponemos toda nuestra atención en el momento presente donde brilla el amor, la paz y la felicidad. Desde ese eterno presente, ni los juicios del pasado ni las incertidumbres del futuro me pueden afectar, pues me encuentro en el momento en que no es posible que me afecten, pues el sufrimiento no existe en los instantes eternos, donde la felicidad danza en el infinito baile del Amor.
ORACIÓN DEL DÍA:
"Con esta resolución vengo a Ti, pidiéndote que me prestes Tu Fortaleza hoy, mientras procuro únicamente hacer Tu Voluntad. No puedes dejar de oírme, Padre, pues lo que pido ya me lo has dado. Y estoy seguro de que hoy veré mi felicidad."
Para disfrutar mi actual felicidad solo basta pedir la fortaleza de Dios, mientras procuro hacer Su Voluntad, y este ruego nunca será negado pues la felicidad se me concedió en la eternidad que siempre espera por mi. Los regalos que Dios nos da son siempre nuestros, solo necesitamos recordarlos, aceptarlos y disfrutarlos.
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "7. ¿Qué es el Espíritu Santo?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.