LECCIÓN 326 He de ser por siempre un Efecto de Dios.




Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM

LECCIÓN 326

He de ser por siempre un Efecto de Dios.

1. Padre, fui creado en Tu Mente, como un Pensamiento santo que nunca abandonó su hogar. 2He de ser por siempre Tu Efecto, y Tú por siempre y para siempre, mi Causa. 3Sigo siendo tal como Tú me creaste. 4Todavía me encuentro allí donde me pusiste.5Y todos Tus atributos se encuentran en mí, pues Tu Voluntad fue tener un Hijo tan semejante a su Causa, que Causa y Efecto fuesen indistinguibles. 6Que tome conciencia de que soy un Efecto Tuyo y de que, por consiguiente, poseo el mismo poder de crear que Tú. 7Y así como es en el Cielo, sea en la tierra. 8Sigo Tu plan aquí, y sé que al final congregarás a todos Tus Efectos en el plácido Remanso de Tu Amor, donde la tierra desaparecerá y todos los pensamientos separados se unirán llenos de gloria como el Hijo de Dios.

2. Veamos hoy la tierra desaparecer, al principio transformada, y después, una vez que haya sido perdonada, veámosla desvanecerse completamente en la santa Voluntad de Dios.





AUDIOS de la Lección 326
de CELEBRANDO EL MILAGRO


Lectura de la Lección 326
A través de Mariano Noé


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a través de Martin Musarra


Lección 326
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda




































Lección 326

He de ser por siempre un Efecto de Dios.

Comentada por: 
Jorge Luis Álvarez Castañeda

¡Que la paz sea con nosotros hoy!

Jesús, en esta lección vuelve a reafirmar que fuimos creados por Dios: Él es nuestro Creador, nuestra Causa y nosotros Su Efecto. El ego, la parte de la mente que se cree separada de Dios, sostiene que la separación existió, pero, en realidad, ésta nunca se dio. Como ego, quiero ser mi propio creador y hacer las cosas a mi manera.

Nos dice Jesús:

”Padre, fui creado en Tu Mente, como un Pensamiento santo que nunca abandonó su hogar. He de ser por siempre Tu Efecto, y Tú por siempre y para siempre, has de ser mi Causa”.

Recordemos que Dios es Mente o Espíritu infinito y eterno, que crea únicamente espíritu no material como Él Mismo, cuya naturaleza es puro Amor, sin ningún rastro de ira o ataque, no tiene forma ni límites. Dios solo da, nunca quita. Sus Hijos son Su dicha y para ellos lo único que quiere es la perfecta felicidad. A todos les da el mismo regalo: todo Su Amor, todo de Sí Mismo. 

Continúa Jesús en la lección:

”Sigo siendo tal como Tú me creaste. Todavía me encuentro allí donde me ubicaste. Y todos Tus atributos se encuentran en mí, pues Tu Voluntad fue tener un Hijo tan semejante a su Causa, que Causa y efecto fuesen indistinguibles".

Jesús, vuelve a retomar la principal lección del Curso: Soy tal como Dios me creó. Nunca he perdido, ni perderé, mi verdadera identidad como Hijo de Dios. Todos los problemas que creo tener se desprenden de no tener claro mi verdadera identidad como Hijo de Dios. Todavía me encuentro en mi hogar, en el Cielo, del que nunca he salido porque la separación de Dios nunca se dio. Otra cosa, es que la mente que se cree separada de Dios, se resista a aceptarlo. 

Como Hijo de Dios la Causa y Efecto se funden en una sola. Aquí estamos hablando del llamado nivel uno, en que está escrito el Curso donde la única realidad es Dios, y Su Hijo. Su postura es no-dualista. Está más allá del espacio y el tiempo. El otro nivel, el nivel dos, es el nivel que describe este mundo, este sueño en que vivimos: un mundo de conflicto, de culpa, de miedo, de enfermedad, pérdidas, muerte. En el mundo del ego la causa y el efecto aparecen como separadas en el tiempo: primero se da la causa y luego el efecto. 

Continúa Jesús:

”Que tome conciencia de que soy un Efecto Tuyo y de que, por consiguiente, poseo el mismo poder de crear que Tú. Y así como es en el Cielo, sea en la tierra”. 

Dios, ha querido que Su Hijo tenga el mismo poder de creación que Él. Ese mismo poder lo tiene una vez su mente haya sanado, vale decir, haya avanzado el proceso de perdón de todo lo que proyecta en sus hermanos, que como veíamos en la lección de ayer, sus hermanos no le han hecho nada. Lo que le causa problemas es la interpretación que hace sobre la conducta de su hermano cuando la mira desde el ego, desde la separación.

Dice Jesús:

”Sigo Tu plan aquí, y sé que al final congregarás a todos Tus Efectos en el plácido Remanso de Tu Amor, donde la tierra desaparecerá y todos los pensamientos separados se unirán llenos de gloria como el Hijo de Dios”.

Esto es lo que hemos visto en el Segundo Advenimiento: la corrección de todos los errores y el restablecimiento de la cordura. Es el fin del dominio del ego y la curación de la mente. 

Finalmente nos dice Jesús:

”Veamos hoy la tierra desaparecer, al principio transformada, y después, una vez que haya sido perdonada, veámosla desvanecerse completamente en la santa voluntad de Dios”.

Dios, nos ha dado Su Palabra de que tendremos el Segundo Advenimiento, de que hemos sido salvados. Mientras estemos en este mundo podemos mirarlo de otra manera. Podemos ver a mi hermano con la visión de Cristo: verlo más allá del cuerpo, verlo como Espíritu, verlo completamente inocente y sin ninguna mancha de pecado, verlo perdonado, gozando de la plenitud que le corresponde como Hijo de Dios. 

Con relación al tema de la Creación.

Nos dice, Jesús, en el tema especial 11. ¿Qué es la Creación?:

”La inviolabilidad de su unicidad está garantizada para siempre, perennemente a salvo dentro de Su santa Voluntad y más allá de cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de nada que pudiera mancillar en modo alguno su impecabilidad”.

La unicidad hace relación a Dios y a Sus Creaciones. No tiene nada que ver con el sueño y las ilusiones del ego que quieren mantener la separación y la división. La unicidad de Dios y Su Hijo, siempre ha existido y existirá y no tiene nada que ver con el tiempo. Hace relación al Conocimiento, al Cielo, a la Mente Una, es decir, al primer nivel. En el segundo nivel, en el mundo del ego y de la percepción, a través del perdón y la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, es posible deshacer la creencia en la separación y avanzar hacia el recuerdo de Dios que siempre ha estado presente en las mentes que se creen separadas. 

Proceso de práctica de la lección

1. Tener momentos con Dios por la mañana y por noche

Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
 

Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.

Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús. 

Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.

En tu meditación intenta entrar en  contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.

Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.


Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:

”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)

2. Recordatorios cada hora. 

Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.

Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. 

3. Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.

 Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.

4. Respuesta a la tentación.

Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.











Kenneth Wapnick 

”He de ser por siempre un Efecto de Dios.”

Lección 326

"Esta lección también es importante para establecer Quiénes somos como el Efecto del Amor de Dios. Reafirma el principio de Expiación de que nada ha cambiado - ninguno de nuestros sueños tristes o pecaminosos ha cambiado el hecho de que seguimos siendo uno con nuestra Fuente.

(1:1-5) «Padre, fui creado en Tu Mente, como un Pensamiento santo que nunca abandonó su hogar. He de ser por siempre Tu Efecto, y Tú por siempre y para siempre, mi Causa. Sigo siendo tal como Tú me creaste. Todavía me encuentro allí donde me pusiste. Y todos Tus atributos se encuentran en mí, pues Tu Voluntad fue tener un Hijo tan semejante a su Causa, que Causa y Efecto fuesen indistinguibles.» 

Nunca hemos dejado la Mente de nuestro Padre, porque «las ideas no abandonan su fuente». Reconocemos que el sistema de pensamiento del ego fue un error y, por tanto, elegimos recordar el Pensamiento que nos creó y que comparte sus atributos de inmutabilidad, ausencia de forma, amor y vida eterna:

“Ahora el Hijo de Dios se ha vuelto por fin consciente de una Causa presente y de Sus benévolos efectos...Su Causa «es» Sus Efectos. Jamás hubo otra causa aparte de Ella que pudiese generar un pasado o un futuro diferentes. Sus Efectos son por siempre inmutables y se encuentran enteramente más allá del miedo y del mundo del pecado.” (T-28.I.14:1, 5-7)

(1:6-7) «Que tome conciencia de que soy un Efecto Tuyo y de que, por consiguiente, poseo el mismo poder de crear que Tú. Y así como es en el Cielo, sea en la tierra.» 

En el Cielo, Dios extiende Su Amor - el significado de creación - estableciéndonos como Su Hijo. Él es así nuestra Causa y nosotros Su Efecto, creando como Él creó - el círculo de Creación:

“De este modo, el Hijo otorga Paternidad a su Creador y recibe el regalo que le ha dado. Y puesto que es el Hijo de Dios, tiene que ser a su vez un padre, que crea tal como su Padre lo creó a él. El círculo de creación no tiene fin... pero dentro de sí encierra a todo el universo de la creación, sin principio ni fin.”
(T-28.1I.1:4-6, 8).

En este mundo reflejamos la creación del Cielo extendiendo el Amor del Espíritu Santo a través de nuestras decisiones de perdonar.

(1:8) «Sigo Tu plan aquí, y sé que al final congregarás a todos Tus Efectos en el plácido Remanso de Tu Amor, donde la tierra desaparecerá y todos los pensamientos separados se unirán llenos de gloria como el Hijo de Dios.»

Una vez más, Dios no tiene literalmente un plan, que es realmente la Expiación del Espíritu Santo, que refleja Su Amor. Sigue siendo una ilusión, sin embargo, la Expiación no se opone a la verdad, como lo hacen otras ilusiones. Al final del viaje, Dios congrega a Sus Efectos en el último paso que sigue al Segundo Advenimiento y el Juicio Final. En otras palabras, los Hijos separados vuelven a unirse como uno solo, a medida que Dios los eleva hacia Sí Mismo, reuniendo al Hijo con la Fuente que Él nunca dejó.

(2) «Veamos hoy la tierra desaparecer, al principio transformada, y después, una vez que haya sido perdonada, veámosla desvanecerse completamente en la santa Voluntad de Dios.»

Este es el proceso: permanecemos en el mundo, pero lo vemos de otra manera - perdonándolo a él y a nosotros mismos - y entonces todo desaparece a medida que la Voluntad de Dios asciende en la mente sanada y santa del Hijo. Y él está en casa, donde Dios quiere que esté (T-31.VIII.12: 8)."

~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.













LECCIÓN 326

"He de ser por siempre un Efecto de Dios."

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

Esta es una lección sobre la ley de causa y efecto. En la eternidad situaciones suceden simultáneamente. En este mundo parecen separadas por el tiempo y el espacio.

 Cuando se origina un evento, las consecuencias, el efecto, parece suceder un tiempo después. En el  tiempo causa y efecto parecen degradarse y morir, en la eternidad, el efecto es tan inmutable como la causa. 

Este es un Curso sobre las causas. Nuestro problema en este mundo es que olvidamos nuestro origen, e inventamos un mundo en el que creemos que somos la causa, creemos que hemos sustituido a Dios. Mi causa es Dios, soy Su Hijo, soy un efecto de mi Creador, y ésa condición la puedo negar en sueños pero jamás la puedo modificar. 

ORACIÓN DEL DÍA:

"Padre, fui creado en Tu Mente, como un Pensamiento santo que nunca abandonó su hogar. He de ser por siempre Tu Efecto, y Tú por siempre y para siempre, mi Causa. Sigo siendo tal como Tú me creaste. Todavía me encuentro allí donde me pusiste. Y todos Tus atributos se encuentran en mí, pues Tu Voluntad fue tener un Hijo tan semejante a su Causa, que Causa y Efecto fuesen indistinguibles. Que tome conciencia de que soy un Efecto Tuyo y de que, por consiguiente, poseo el mismo poder de crear que Tú. Y así como es en el Cielo, sea en la tierra. Sigo Tu plan aquí, y sé que al final congregarás a todos Tus Efectos en el plácido Remanso de Tu Amor, donde la tierra desaparecerá y todos los pensamientos separados se unirán llenos de gloria como el Hijo de Dios."

Fui creado a semejanza de mi Padre, y por lo tanto, tengo los mismos atributos creadores de  Dios, excepto crearlo a Él. En la medida que perdono mis ilusiones de separación, y siga la guía del Espíritu Santo, mi voluntad y la Dios volverán a ser una, tendré la certeza de regresar a mi Padre, y ver como el mundo que inventé, incluyendo la tierra, se va desvaneciendo en la medida que voy contemplando el mundo real, la antesala del Cielo. 

"Veamos hoy la tierra desaparecer, al principio transformada, y después, una vez que haya sido perdonada, veámosla desvanecerse completamente en la santa Voluntad de Dios."
Esta es la única lección que de manera específica habla de la desaparición de la Tierra. No será destruida con todas las tribulaciones que nos anuncia el Apocalipsis, sino más bien, como cuando nos despertamos en nuestra cama, y la imágenes de lo que estábamos soñando momentos antes se van esfumado de nuestra mente. 

Aquí nos señala unos pasos previos antes de la desaparición de la tierra:
Primero perdonamos nuestras ilusiones de separación, pasamos de una percepción falsa a una percepción verdadera. Y comenzamos a contemplar el mundo real, un mundo feliz y perdonado. Este paso es lo que el párrafo anterior denomina una tierra transformada. Después de haber perdonado a la tierra, la veremos desaparecer completamente en la Santa Voluntad de Dios. Al reconocer mi verdadera identidad, y regresar a Dios, al volver a la eternidad, el mundo y el  tiempo que lo discurre desaparecen, junto con  todas las ilusiones que había inventado. 

PRACTICA:

Repasa el tema especial de esta sección, titulado "11. ¿Qué es la Creación?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea  y la oración del día, y si logras   memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:

"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)

No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.  




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