LA VISIÓN - ALGUNAS CITAS DE UN CURSO DE MILAGROS SOBRE

“Con lentitud, constancia y amabilidad se gana esta carrera” Ken Wapnick
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ALGUNAS CITAS DE UN CURSO DE MILAGROS SOBRE LA VISIÓN

VISIÓN:



Tú te enseñaste a ti mismo a juzgar; mas tener visión es algo que se aprende de Aquel que quiere anular lo que has aprendido. 
(T-20.VII.8:4).




El medio [para la salvación] es la visión. 
(T-20.VII.9:5).




Al principio la visión te llegará en forma de atisbos, pero eso bastará para mostrarte lo que se te concede a ti que ves a tu hermano libre de pecado. 
(T-20.VIII.1:1).




La visión se le concede a todo aquel que pide ver. 
(T-20.VIII.2:10).




La visión es el medio a través del cual el Espíritu Santo transforma tus pesadillas en sueños felices y reemplaza tus dementes alucinaciones — que te muestran las terribles consecuencias de pecados imaginarios— por plácidos y reconfortantes paisajes. 
(T-20.VIII.10:4).




La visión es literalmente sentido. Dado que no es lo que el cuerpo ve, la visión no puede sino ser comprendida, pues es inequívoca, y lo que es obvio no es ambiguo. Por lo tanto, puede ser comprendido. (T-22.III.2:6).



VISIÓN DE CRISTO:



Más allá de esta obscuridad, pero todavía dentro de ti, se encuentra la visión de Cristo, Quien contempla todo en la luz. 
(T-13.V.9:2).




La visión de Cristo es el don que Él te da a ti. Su Ser es el don que Su Padre le dio a Él. 
(T-13.VIII.6:6-7).






La mano de Cristo sujeta a todos sus hermanos en Sí Mismo. Él les concede visión a sus ojos invidentes y les canta himnos celestiales para que sus oídos dejen de oír el estruendo de las batallas y de la muerte. Él se extiende hasta otros a través de ellos, y les ofrece Su mano para que puedan bendecir toda cosa viviente y ver su santidad. Él se regocija de que estos sean los panoramas que ves, y de que los contemples con Él y compartas Su dicha. Él está libre de todo deseo de ser especial y eso es lo que te ofrece, a fin de que puedas salvar de la muerte a toda cosa viviente y recibir de cada una el don de vida que tu perdón le ofrece a tu Ser. La visión de Cristo es lo único que se puede ver. El canto de Cristo es lo único que se puede oír. La mano de Cristo es lo único que se puede asir. No hay otra jornada salvo caminar con Él. 
(T-24.V.7:2-10).




La visión de Cristo es Su regalo y Él me lo ha dado. 
(L-59.2:5).




La visión de Cristo está regida por una sola ley. No ve el cuerpo, ni lo confunde con el Hijo que Dios creó. Contempla una luz que se encuentra más allá del cuerpo; una idea que yace más allá de lo que puede ser palpado; una pureza que no se ve menguada por errores, por lamentables equivocaciones, o por los aterrantes pensamientos de culpabilidad nacidos de los sueños de pecado. No ve separación. Y contempla a todo el mundo, y todas las circunstancias, eventos o sucesos, sin que la luz que ve se atenúe en lo más mínimo. 
(L-158.7:1-5).




La visión de Cristo es un milagro. Viene de mucho más allá de sí misma, pues refleja el Amor Eterno y el renacimiento de un amor que, aunque nunca muere, se ha mantenido velado. La visión de Cristo representa al Cielo, pues lo que ve es un mundo tan semejante al Cielo que lo que Dios creó perfecto puede verse reflejado en él. 
(L-159.3:1-3).




La visión de Cristo es un milagro del que emanan todos los milagros. Es su fuente, y aunque permanece con cada milagro que das, sigue siendo tuya. Es el vínculo mediante el cual el que da y el que recibe se unen en el proceso de extensión aquí en la tierra, tal como son uno en el Cielo. 
(L-159.4:1-3).




La visión de Cristo es el puente entre los dos mundos. Y tú puedes tener absoluta confianza de que su poder te sacará de este mundo y te llevará a otro que ha sido santificado por el perdón. 
(L-159.5:1-2).






Este es el único regalo del Espíritu Santo, el tesoro al que puedes recurrir con absoluta certeza para obtener todas las cosas que pueden contribuir a tu felicidad. Todas ellas se encuentran aquí, y se te dan solo con que las pidas. 
(L-159.6:1-3).




La visión de Cristo es la tierra santa donde las azucenas del perdón echan raíces. Este es su hogar. 
(L-159.8:1-2).




Padre, la visión de Cristo es el don que me has dado, el cual tiene el poder de transformar todo lo que los ojos del cuerpo contemplan en el panorama de un mundo perdonado. 
(L-270.1:1).




Padre, la visión de Cristo es el camino que me conduce a Ti. 
(L- 271.2:1).



VISIÓN ESPIRITUAL:




La visión espiritual, por otra parte, al ser una visión perfecta, no puede ver la estructura en absoluto. Puede, no obstante, ver el altar con perfecta claridad. 
(T-2.III.1:11-12).




La visión espiritual literalmente no puede ver el error, y busca simplemente la Expiación. Todas las soluciones que los ojos del cuerpo buscan se desvanecen. La visión espiritual mira hacia adentro e inmediatamente se da cuenta de que el altar ha sido profanado y de que necesita ser reparado y protegido. Perfectamente consciente de la defensa apropiada, la visión espiritual pasa por alto todas las demás y mira más allá del error hacia la verdad. 
(T-2.III.4:1-4).




La visión espiritual es simbólica, y, por lo tanto, no es un instrumento de conocimiento. Es, no obstante, un medio de percepción correcta, lo cual la sitúa dentro del propio ámbito del milagro. 
(T-3.III.4:2-3).




Más allá de tus sueños más tenebrosos Él ve en ti al inocente Hijo de Dios, resplandeciendo con un fulgor perfecto que tus sueños no pueden atenuar. Y esto es lo que verás a medida que veas todo a través de Su visión, pues Su visión es el regalo de amor que Él te hace, y que el Padre le dio para ti. 
(T-13.V.10:6-7).




La visión del Espíritu Santo no es un regalo nimio ni algo con lo que se juega un rato para luego dejarse. Presta gran atención a esto, y no creas que es solo un sueño, una idea pueril con la que entretenerte por un rato, o un juguete con el que juegas de vez en cuando y del que luego te olvidas. Pues si esto es lo que crees, eso es lo que será para ti. 
(T- 20.II.6:5-7).





La visión, en cambio, enmienda todas las cosas y las pone bajo el tierno dominio de las leyes del Cielo. (T-20.VIII.7:2).




La visión es el medio a través del cual el Espíritu Santo transforma tus pesadillas en sueños felices y reemplaza tus dementes alucinaciones — que te muestran las terribles consecuencias de pecados imaginarios— por plácidos y reconfortantes paisajes. 
(T-20.VIII.10:4).




La fe, la creencia y la visión son los medios por los que se alcanza el objetivo de la santidad.
(T-21.III.4:1).




Esa luz [la de Dios] está siempre contigo, haciendo que la visión sea posible en toda circunstancia. 
(L-44.2:4).



VISIÓN REAL:




La verdadera visión es la percepción natural de la visión espiritual, pero es todavía una corrección en vez de un hecho. 
(T-3.III.4:1).




Si la visión es real, y es real en la medida en que comparte el propósito del Espíritu Santo, entonces no puedes ver separado de Dios. 
(L-43.3:3).



VISTA:



Todas las cosas que ves son imágenes, porque las contemplas a través de una barrera que te empaña la vista y deforma tu visión, de manera que no puedes ver nada con claridad. La luz está ausente de todo lo que ves. Como máximo, vislumbras una sombra de lo que se encuentra más allá. Como mínimo, ves simplemente la obscuridad y percibes las aterrantes imaginaciones procedentes de pensamientos de culpabilidad y de conceptos nacidos del miedo. Y lo que ves es el infierno, pues eso es lo que es el miedo.
 (T-31.VII.7.2-5).






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