LA MENTE - ALGUNAS CITAS DE UN CURSO DE MILAGROS SOBRE

“Con lentitud, constancia y amabilidad se gana esta carrera” Ken Wapnick
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ALGUNAS CITAS DE 

UN CURSO DE MILAGROS 

SOBRE LA MENTE

 
Mente:

 

Cuando se comprende que la mente —el único nivel de creación— no puede crear más allá de sí misma, ninguno de esos dos tipos de confusión tiene por qué producirse. 
(T-2.IV.2:10)


 

La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo. Esto significa que reconoces que la mente es el único nivel creativo, y que la Expiación puede sanar sus errores. 
T- 2.V.5:1-2


 

La mente es muy poderosa y jamás pierde su fuerza creativa. Nunca duerme. Está creando continuamente. Es difícil reconocer la oleada de poder que resulta de la combinación de pensamiento y creencia, la cual puede literalmente mover montañas. 
T-2.VI.9:5-8)


 

Solo así puedes aprender que tu mente es inmutable. 
T-7.V.7:9


 

Tu mente, que es semejante a la de Dios, jamás puede ser profanada. 
T-6.III.1:6


 

Dios Mismo iluminó tu mente, y la mantiene iluminada con Su Luz porque Su Luz es lo que tu mente es.
 T-7.III.5:1


 

Tu mente es una luz tan potente que tú puedes contemplar las mentes de tus hermanos e iluminarlas, tal como yo puedo iluminar la tuya. 
T- 7.V.10:6


 
 

Toda mente tiene que proyectar o extender porque así es como vive, y toda mente es vida. 
T-7.VIII.1:11


 

Tu mente es el medio por el cual determinas tu propia condición, ya que la mente es el mecanismo de decisión. Es el poder mediante el cual te separas o te unes, y, consecuentemente, experimentas dolor o alegría.
T-8.IV.5:7-8


 

Toda mente es íntegra, y la creencia de que parte de la mente es física, o no mental, es una interpretación fragmentada o enfermiza. 
T- 8.VII.10:3)


 

Ciertamente tienes control sobre tu mente, ya que la mente es el mecanismo de decisión. 
T-12.III.9:10


 

La mente se extiende hasta sí misma. No se compone de diferentes partes que se extienden hasta otras. No sale afuera. Dentro de sí misma es ilimitada, y no hay nada externo a ella. Lo abarca todo. Te abarca completamente: tú te encuentras dentro de ella y ella dentro de ti. No hay nada más en ninguna parte ni jamás lo habrá. T-18.VI.8:5-11


 

Tener propósitos es algo propio de la mente. Y las mentes pueden cambiar si así lo desean. 
T-24.IV.2:6-7


 

La mente no es algo limitado, y a eso se debe que cualquier propósito perjudicial le haga daño a toda ella cual una sola. T-24.IV.3:6


 

Tu santa mente es el altar a Dios, y donde Él está no puede haber ídolos. 
T-29.VII.9:5


 

La mente que se considera a sí misma un pecado solo tiene un propósito: que el cuerpo sea la fuente del pecado, para que la mantenga en la prisión que ella misma eligió y que vigila, y donde se mantiene a sí misma separada, prisionera durmiente de los perros rabiosos del odio y de la maldad, de la enfermedad y del ataque, del dolor y de la vejez, de la angustia y del sufrimiento. Aquí es donde se conservan los pensamientos de sacrificio, pues ahí es donde la culpabilidad impera y donde le ordena al mundo que sea como ella misma: un lugar donde nadie puede hallar misericordia, ni sobrevivir los estragos del temor, excepto mediante el asesinato y la muerte. 
T-31.III.5:1-2


 

La verdadera visión no solo no está limitada por el espacio ni la distancia, sino que no depende en absoluto de los ojos del cuerpo. La mente es su única fuente. 
L-30.5:1-2


 

Mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo. 
L-35


 

La mente es el medio del que el espíritu se vale para expresarse a Sí Mismo. 
L-96.4:1


 

Ofréceselos a tu mente con esa misma confianza, seguridad y fe. Ella no fallará. Pues es el medio del que el Espíritu Santo se vale para tu salvación. Y, puesto que ella goza de Su confianza, debe ser sin duda merecedora de la tuya también. 
3.REPASO  intro.7:2-5


 

Mas la mente es mente, tanto si está despierta como dormida. 
L- 167.7:4


 

La mente que está al servicio del Espíritu Santo es ilimitada para siempre y desde cualquier punto de vista, transciende las leyes del tiempo y del espacio; está libre de ideas preconcebidas y dispone de la fortaleza y del poder necesarios para hacer cualquier cosa que se le pida.
L-199.2:1


 

El término mente se utiliza para representar el principio activo del espíritu, el cual le suministra a este su energía creativa. 
C-1.1:1


 

En el curso, por lo tanto, se describe a la mente como si consistiera de dos partes: el espíritu y el ego. 
C-1.2:4


 
Mente despierta:

 

 

Quiero compartir mi mente contigo porque somos de una misma Mente, y esa Mente es nuestra. Contempla solo esa Mente en todas partes porque solo esa Mente está en todas partes y en todas las cosas. Dicha Mente lo es todo porque abarca a todas las cosas dentro de sí. 
T- 7.V.10:9-11


 

Puesto que nuestras mentes no están separadas, la Mente de Dios se establece en ellas como nuestra mente. Esta Mente es invencible porque es indivisa. 
T-8.V.1:7


 

Pues una mente despierta es aquella que conoce su Fuente, su Ser y su Santidad. 
L-167.12:7


 
Mente dividida:

 

Una mente separada o dividida no puede sino estar confundida. Tiene necesariamente que sentirse incierta acerca de lo que es. Y no puede sino estar en conflicto, puesto que está en desacuerdo consigo misma. 
T-3.IV.3:4-6


 

Es perfectamente obvio que si el Espíritu Santo contempla con amor todo lo que percibe, también te contempla a ti con amor. La evaluación que Él hace de ti se basa en Su conocimiento de lo que eres, y es, por lo tanto, una evaluación correcta. Y esta evaluación tiene que estar en tu mente porque Él lo está. El ego está también en tu mente porque aceptaste que estuviese ahí. La evaluación que él hace de ti, no obstante, es exactamente la opuesta a la del Espíritu Santo, pues el ego no te ama. No es consciente de lo que eres, y desconfía totalmente de todo lo que percibe debido a que sus percepciones son tan variables. El ego, por lo tanto, es capaz de ser desconfiado en el mejor de los casos, y cruel en el peor. Esa es la gama de posibilidades. No puede excederla debido a su incertidumbre. Y no puede ir más allá de ella porque nunca puede estar seguro de nada. 
T-9.VII.3:1-10


 

Tienes, pues, dos evaluaciones diferentes de ti mismo en tu mente, y ambas no pueden ser ciertas. Todavía no te has dado cuenta de cuán extremadamente diferentes son porque no entiendes cuan elevada es realmente la percepción que el Espíritu Santo tiene de ti. 
T-9.VII.4:1-2


 
Mente dormida:

 

La mente puede pensar que duerme, pero eso es todo. No puede cambiar su estado de vigilia. 
L-167.6:1


 

Lo que parece morir no es sino la señal de que la mente está dormida. 
L-167.6:7


 
Mente inferior:

 

Yo no ataco a tu ego. Trato con tu mente superior —la morada del Espíritu Santo— tanto si estás dormido como si estás despierto, al igual como tu ego trata con tu mente inferior, que es su hogar. 
T-4.IV.11:1-2


 
Mente que no perdona:

 

La mente que no perdona es débil y presumida, tan temerosa de seguir adelante como de quedarse donde está, de despertar como de irse a dormir. Tiene miedo también de cada sonido que oye, pero todavía más del silencio; la obscuridad la aterra, más la proximidad de la luz la aterra todavía más. 
L-121.3:1


 

La mente que no perdona no ve errores sino pecados. Contempla el mundo con ojos invidentes y da alaridos al ver sus propias proyecciones alzarse para arremeter contra la miserable parodia que es su vida Desea vivir, sin embargo, anhela estar muerta. Desea el perdón, sin embargo ha perdido toda esperanza. Desea escapar, sin embargo, no puede ni siquiera concebirlo, pues ve pecado por doquier. 
L-121.4:1-5


 

La mente que no perdona vive desesperada, sin la menor esperanza de que el futuro pueda ofrecerle nada que no sea desesperación. Ve sus juicios con respecto al mundo, no obstante, como algo irreversible, sin darse cuenta de que se ha condenado a sí misma a esta desesperación. No cree que pueda cambiar, pues lo que ve da testimonio de que sus juicios son acertados. No pregunta, pues cree saber. No cuestiona, convencida de que tiene razón. 
L-121.5


 
Mente superior:

 

Trato con tu mente superior —la morada del Espíritu Santo— tanto si estás dormido como si estás despierto, al igual como tu ego trata con tu mente inferior, que es su hogar. 
T-4.IV.11:2



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