UN CURSO DE MILAGROS PREFACIO Qué postula Párrafo 8

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 UN CURSO DE MILAGROS PREFACIO Qué postula Párrafo 8

Comentado por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda

Nos dice Jesús, en el párrafo 8 de la sección ¿Qué postula? del prefacio:

Las relaciones especiales que se establecen en el mundo son destructivas, egoístas
e “infantilmente” egocéntricas. Mas si se le entregan al Espíritu Santo, pueden
convertirse en lo más sagrado de la tierra: en los milagros que señalan el camino de
retorno al Cielo.

El mundo utiliza las relaciones especiales como el último recurso en favor de la exclusión y
como una prueba de la realidad de la separación. El Espíritu Santo las transforma en
perfectas lecciones de perdón y las utiliza como un medio para despertarnos del sueño.
Cada una representa una oportunidad de sanar nuestras percepciones y de corregir
nuestros errores. Cada una es una nueva oportunidad de perdonarnos a nosotros mismos
perdonando a otros y cada una viene a ser una invitación más al Espíritu Santo y al
Recuerdo de Dios.

Nos dice Jesús:
Las relaciones especiales que se establecen en el mundo son destructivas, egoístas
e “infantilmente” egocéntricas.

Las relaciones especiales son las que establecemos con nuestros padres, hijos, jefes,
mascotas, etc., en las cuales creemos que nos falta algo y que algo o alguien nos va a
completar. Desconocemos nuestra valía que depende de Dios y no depende de nada ni de

nadie. Y, siguiendo al ego, queremos quitarle al otro lo que creemos que nos falta y,
cuando creemos hacerlo, esto nos produce culpa.

La relación especial tiene dos manifestaciones: el amor especial y el odio especial. En el
amor especial, el ataque, la manipulación y la culpa se esconde en la ilusión del amor. Es el
intento de llevar amor al miedo. Es el regalo mas ostentoso y el mayor atractivo para
aquellos que no están dispuestos a renunciar a la culpabilidad. El amor especial nos
mantiene unidos al pasado, que no queremos soltar. Todo dolor, injusticia, pérdida,
tristeza, desvalorización que se recuerde lo convertimos en la una relación especial con la
cual queremos superar nuestro herido amor propio cuando sentimos que no somos
tratados de manera especial. Por eso, podemos caer en el rumiar y rumiar situaciones del
pasado y olvidarnos del presente que es donde podemos sanar nuestra mente. Por eso,
nos dice Jesús en el Capítulo 16 sección VII párrafo 2:

“Ninguna relación especial se experimenta en el presente. Sombras del pasado la
envuelven y la convierten en lo que es”. T-16. VII. 2: 3-4

Jesús, conoce la relación especial en sus dos formas por eso nos dice en el Capítulo 16
sección V párrafo 1:

“Cuando se examina la relación especial es necesario, darse cuenta antes que nada,
de que comporta mucho dolor. Tanto la ansiedad como la desesperación, la culpa y
el ataque están presentes intercalados con periodos en que parecen haber
desaparecido. Es esencial que todos estos estados se vean tal como realmente son.
Sea cual sea la forma en que se manifiesten son siempre un ataque contra el ser
para que el otro se sienta culpable”.
T-16. V. 1: 1-4

La relación especial, de odio y amor especial, comporta mucho disgusto y sufrimiento. Se
quiere ser especial y diferente del hermano y si no lo consigo pierdo la paz y ataco al
hermano y busco que se sienta culpable. Busco manipularlo y conseguir mis propósitos
egoístas para hacer que las cosas sean a mi manera. Por eso, Jesús, nos dice que las
relaciones especiales son infantilmente egocéntricas.

Continúa Jesús en el párrafo 8 del Prefacio ¿Qué postula?:

“Más si se le entregan al Espíritu Santo pueden convertirse en lo más sagrado de la
tierra: en los milagros que señalan el camino de retorno al Cielo”.

Jesús, nos ha enseñado que este mundo es un aula de aprendizaje para aprender a
cambiar del sistema de pensamiento del ego al del Espíritu Santo. Y cuando lo hacemos le
damos la bienvenida a los milagros, es decir, a la corrección de nuestra mente. Pero para
ello debemos pedir la Ayuda del Espíritu Santo. Es lo que Jesús llama nuestra pequeña
dosis de buena voluntad. El Espíritu Santo no busca que dejemos nuestras relaciones sino
que las miremos con Él para que las transforme en instrumentos de paz y de amor
mediante, el perdón.

Continúa Jesús en el párrafo 8 de ¿Qué postula?:

“El mundo utiliza las relaciones especiales como el último recurso en favor de la
exclusión y como una prueba de la realidad de la separación”.

El mundo del ego se basa en la separación en todos los aspectos. Estando en la Unidad, en
Dios, en algún momento, en la mente del Hijo de Dios, surgió el pensamiento de
separación de Dios y así proyectó a este mundo y al cuerpo. Y así, esa mente colectiva o
ego, apareció dividida en millones y millones de partes unidas a cuerpos. Pero, por el
principio de la Expiación, la separación de Dios, nunca ocurrió. Pero el caso es que lo
creemos, al seguir al ego. En el momento, en que surge la creencia en la separación de
Dios, nuestro Padre crea al Espíritu Santo para que nos ayude a salir de dicho sueño y
regresar a casa.

Cada una de esas partes en que pareció dividirse la mente del Hijo de Dios pretendió ser
especial y diferente de sus hermanos. Construyendo sus pequeños mundos particulares en
los cuales pretende ser feliz. Pero, como se basa en la separación y la creencia en la

separación de Dios, nunca lo consigue y siempre tiene que buscar y buscar, sin
encontrarlo.

Finalmente nos dice Jesús en el párrafo 8 de ¿Qué postula?:

“El Espíritu Santo las transforma en perfectas lecciones de perdón y las utiliza como
un medio para despertarnos del sueño. Cada una representa una oportunidad de
sanar nuestras percepciones y de corregir nuestros errores. Cada una es una nueva
oportunidad de perdonarnos a nosotros mismos, perdonando a otros. Y cada una
viene a ser una invitación más al Espíritu Santo y al recuerdo de Dios”.

Con la Ayuda del Espíritu Santo la relación especial ya no será una fuente de conflicto, de
culpa, de miedo, sino de dicha, de amor y de paz y cuando sane la relación se estará en
disposición de ser un regalo para todos los hermanos y para Dios. Esto lo conseguimos
mediante la Guía del Espíritu Santo y de Jesús, y valiéndonos del perdón y de la aceptación
de la Expiación para nosotros mismos, es decir, al entregar al Espíritu Santo nuestros
errores para que el los corrija. Nos perdonamos a nosotros mismos, perdonando, nos dice,
Jesús, y, de esa manera, transformamos las relaciones especiales en relaciones santas.



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