LECCIÓN 55 (1er Repaso)


 Lea aquí la Introducción al 1er Repaso


LECCIÓN 55

El repaso de hoy incluye lo siguiente:


1.    (21) Estoy decidido a ver las cosas de otra manera.

2 Lo que ahora veo no son sino signos de enfermedad, desastre y muerte. 3 Esto no puede ser lo que Dios creó para Su Hijo bienamado. 4 El hecho en sí de que vea tales cosas demuestra que no entiendo a Dios. 5 Por lo tanto, tampoco entiendo a Su Hijo. 6 Lo que veo me muestra que no sé quién soy. 7 Estoy decidido a ver los testigos de la verdad en mí, en vez de aquellos que me muestran una ilusión de mí mismo.


2.    (22) Lo que veo es una forma de venganza.

2 El mundo que veo no es en modo alguno la representación de pensamientos amorosos. 3 Es un cuadro en el que todo se ve atacado por todo. 4 Es cualquier cosa menos un reflejo del Amor de Dios y del de Su Hijo. 5 Son mis propios pensamientos de ataque los que dan lugar a este cuadro. 6 Mis pensamientos amorosos me librarán de esta percepción del mundo y me brindarán la paz que Dios dispuso que yo tuviese.


3.    (23) Puedo escaparme de este mundo renunciando a los pensamientos de ataque.

2 En esto y sólo en esto, radica la salvación. 3 Si no albergase pensamientos de ataque no podría ver un mundo de ataque. 4 A medida que el perdón permita que el amor retorne a mi conciencia, veré un mundo de paz, seguridad y dicha. 5 Y esto es lo que elijo ver en lugar de lo que ahora contemplo.


4.    (24) No percibo lo que más me conviene.

2 ¿Cómo podría reconocer lo que más me conviene si no sé quién soy? 3 Lo que creo que más me convendría no haría sino atarme aún más al mundo de las ilusiones. 4 Estoy dispuesto a seguir al Guía que Dios me ha dado para descubrir qué es lo que más me conviene, reconociendo que no puedo percibirlo por mi cuenta.


5.    (25) No sé cuál es el propósito de nada.

2 Para mí, el propósito de todas las cosas es probar que las ilusiones que abrigo con respecto a mí mismo son reales. 3 Para eso es para lo que trato de usar a todo el mundo y todas las cosas. 4 Para eso es para lo que creo que es el mundo. 5 Por lo tanto, no reconozco su verdadero propósito. 6 El propósito que le he asignado ha dado lugar a una imagen aterradora del mismo. 7 Quiero que mi mente se vuelva receptiva al verdadero propósito del mundo renunciando al que le he asignado, y descubrir la verdad acerca de él.





AUDIOS de la Lección 55
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 55
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.


Ocurrir de la Lección 55
a través de Martin Musarra


Lección 55
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda

















LECCIÓN 55

Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
 
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
 
El repaso de hoy incluye lo siguiente:
 
Repaso de la lección 21:
 
(21) Estoy decidido a ver las cosas de otra manera.
 
Lo que ahora veo no son sino signos de enfermedad, desastre y muerte. Esto no puede ser lo que Dios creó para Su Hijo bienamado. El hecho en sí de que vea tales cosas demuestra que no entiendo a Dios. Por lo tanto, tampoco entiendo a Su Hijo. Lo que veo me muestra que no sé quién soy. Estoy decidido a ver los testigos de la verdad en mí, en vez de aquellos que me muestran una ilusión de mí mismo.
 
Si reunimos la idea del día con la primera oración del párrafo nos queda claro lo que Jesús quiere que aprendamos hoy:
“Estoy decidido a ver las cosas de otra manera porque lo que ahora veo no son sino signos de enfermedad, desastre y muerte”. Ahora, tengo este panorama pero, ahora, también, puedo decidirme a cambiarlo. Y lo hago cambiando los pensamientos dementes que tengo. Dementes, porque esto no lo creó Dios. Dios no quiere que Su Hijo sufra ni que se olvide de quién es como Hijo de Dios. Por fortuna, Dios creó al Espíritu Santo para que me ayude a entender quien verdaderamente soy. Al abrirle espacio a Dios, vere los testigos de la grandeza de Dios, que siempre han estado ahí pero que no he querido ver.
 
Repaso de la lección 22:
 
 (22) Lo que veo es una forma de venganza.
 
El mundo que veo no es en modo alguno la representación de pensamientos amorosos. Es un cuadro en el que todo se ve atacado por todo. Es cualquier cosa menos un reflejo del Amor de Dios y del de Su Hijo. Son mis propios pensamientos de ataque los que dan lugar a este cuadro. Mis pensamientos amorosos me librarán de esta percepción del mundo y me brindarán la paz que Dios dispuso que yo tuviese.
 
Desde el ego, miro desde mi juicio, desde mi culpa y condena, que proyecto a mis hermanos y al mundo. Sigo ligado al pasado para no querer perdonar. Lo que veo no representa mis pensamientos amorosos. Veo que me están atacando pero, en realidad, quien está atacando soy yo con mis pensamientos no amorosos. Pero, como siempre, Jesús, da una salida. Me llama a reconocer los pensamientos amorosos que siempre he tenido que me liberarán de la percepción conflictiva del mundo. Esto lo puedo conseguir con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús porque nadie sale del mundo de la percepción por propia su cuenta.
 
Repaso de la lección 23: 
 
(23) Puedo escaparme de este mundo renunciando a los pensamientos de ataque.
 
En esto y sólo en esto, radica la salvación. Si no albergase pensamientos de ataque no podría ver un mundo de ataque. A medida que el perdón permita que el amor retorne a mi conciencia, veré un mundo de paz, seguridad y dicha. Y esto es lo que elijo ver en lugar de lo que ahora contemplo.
 
La salvación es la liberación de la culpa. Si ataco, es porque me siento culpable y quiero proyectar dicha culpa a mis hermanos y al mundo. Esto me llevará a tener que defenderme de la posible respuesta de mis hermanos lo cual incrementará mis pensamientos de ataque. La realidad es que soy inocente y no necesito atacar a nadie, ni pensar que alguien me vaya a atacar. Con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, permito que el perdón llegue a mi mente y _“el amor retorne a mi conciencia”_. Amor del que no me creo merecedor porque me siento culpable al atacar. Si renuncio al ataque puedo ver un mundo distinto: en paz, seguridad y dicha. Y esta es la elección que puedo hacer, ahora.
 
 
Repaso de la lección 24:
 
(24) No percibo lo que más me conviene.
 
¿Cómo podría reconocer lo que más me conviene si no sé quién soy? Lo que creo que más me convendría no haría sino atarme aún más al mundo de las ilusiones. Estoy dispuesto a seguir al Guía que Dios me ha dado para descubrir qué es lo que más me conviene, reconociendo que no puedo percibirlo por mi cuenta.
 
Porque elijo con el ego no reconozco mi verdadera identidad como Hijo de Dios. No se quien soy. Creo que soy el personaje conflictivo, culpable, carente, miedoso, infeliz, inseguro, etc., que he fabricado con el ego. Y es claro que esto no me conviene. Necesito superar esta situación, que no es la Voluntad de Dios. Necesito aceptar el Guía que Él creó para ayudarme a salir del sueño de sufrimiento que yo mismo he elegido. La buena noticia es que esta decisión la puedo tomar ya, si me decido a hacerlo.
 
Repaso de la lección 25:
 
(25) No sé cuál es el propósito de nada.
 
Para mí, el propósito de todas las cosas es probar que las ilusiones que abrigo con respecto a mí mismo son reales. Para eso es para lo que trato de usar a todo el mundo y todas las cosas. Para eso es para lo que creo que es el mundo. Por lo tanto, no reconozco su verdadero propósito. El propósito que le he asignado ha dado lugar a una imagen aterradora del mismo. Quiero que mi mente se vuelva receptiva al verdadero propósito del mundo renunciando al que le he asignado, y descubrir la verdad acerca de él.
 
Cuando pongo a ego al frente de mi mente busco que todas las cosas sirvan al fortalecimiento de mis ilusiones que quiero que sean reales, es decir, que permanezcan en mi mente como lo único que cuenta para poder mantener mi deseo de ser especial. Y este deseo de ser especial implica separación y conflicto. Pero, lo que consigo con esto es que mis ilusiones me muestren un mundo que me aterra. Pero puedo hacer cambios en mi mente y darle al mundo un propósito diferente al que le he asignado: de un lugar de conflicto y de separación a un aula de aprendizaje para aprender a perdonar, a amar, a estar en paz, a promover la unidad, a recordar a Dios.
 
Proceso de práctica de la lección

Objetivo

Hacer un repaso de las lecciones que buscan ayudarte a cambiar tu manera de percibir el mundo para que la quietud te acompañe y te cures de toda aflicción e inquietud. También, apuntan a que seas consciente de la cohesión del sistema de pensamiento del Espíritu Santo hacia el cual te están conduciendo.

Ejercicios

Realizar dos sesiones largas: una por la mañana y otra por la noche. Después se harán sesiones tan a menudo como puedas.

Comienza el día leyendo las cinco ideas, incluyendo los comentarios. De ahí en adelante no es necesario seguir un orden determinado al repasarlas, aunque se debe practicar con cada una de ellas por lo menos una vez. Dedica dos minutos o más a cada sesión de práctica, pensando en la idea y en los comentarios que le siguen después que los hayas leído.  Haz esto tan a menudo como te sea posible durante el día. Se sugiere que se haga cada hora al comienzo. Si una de las cinco ideas te atrae más que las otras, concéntrate en ella. Sin embargo, asegúrate de repasarlas todas una vez más al final del día.
 
No es necesario abarcar, ni literal ni concienzudamente, los comentarios que siguen a cada idea en las sesiones de práctica. Trata, más bien, de poner de relieve el punto central y de pensar en dicho comentario como parte de tu repaso de la idea en cuestión. Trata de traer ideas afines y trata de adentrarte en tu mente. Después de leer la idea y sus comentarios, los ejercicios deben hacerse, a ser posible, con los ojos cerrados y cuando estés solo en un lugar tranquilo.

Observaciones
 
Lee todas las lecciones de repaso con sus comentarios en la sesión de la mañana y en la de la noche.
En las sesiones cortas puedes escoger la lección que quieras.
Repasa cada lección por lo menos una vez.
Después puedes dedicarle más tiempo a la lección que quieras.
Estás entrenando tu mente para que no necesite un ambiente especial para las sesiones. A eso se llegará. 
 
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Hagamos la lección siempre en compañía del Espíritu Santo y de Jesús, sin olvidarnos de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que seamos felices.

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda


LECCIÓN 55 

«Repaso I «El repaso de hoy incluye lo siguiente:» 

(1:1) (21) «Estoy decidido a ver las cosas de otra manera.» 

Jesús ahora está apelando directamente al poder de nuestras mentes para elegir. 

(1:2) «Lo que ahora veo no son sino signos de enfermedad, desastre y muerte.» 

Nuevamente, es importante que percibamos enfermedad, desastres y muerte a nuestro alrededor y no amor, esperanza y dicha, porque no hay nada de esto. De hecho, el mundo fue fabricado para «no» ser un lugar de amor, esperanza o dicha. Si no reconocemos esto, no tendremos ninguna motivación para cambiar nuestra mentalidad. Creemos en nuestra arrogancia que ya la hemos cambiado en virtud de percibimos luz en lugar de la oscuridad, amor en lugar del odio y vida en lugar de muerte. Nosotros creemos lo que nuestros egos nos han programado para creer, por lo que debemos cuestionar el valor de haber elegido al ego como nuestro maestro. 

(1:3-5) «Esto no puede ser lo que Dios creó para Su Hijo bien amado. El hecho en sí de que vea tales cosas demuestra que no entiendo a Dios. Por lo tanto, tampoco entiendo a Su Hijo.» 

Al menos este es un buen paso inicial, porque si pensamos que estamos contemplando un mundo de luz, paz y dicha, creeremos que entendemos a Dios, a Jesús y, desafortunadamente, a su curso. Reconocer que lo que vemos "no son sino signos de enfermedad, desastre y muerte" es el comienzo de la humildad que nos lleva a la Sabiduría. Comenzamos negando el sistema de pensamiento de negación del ego, y gradualmente, paso a paso, Jesús nos guía a comprender que el espíritu y el ego son estados mutuamente excluyentes, y también lo son el amor y el odio, la vida y la muerte, la dicha y el dolor. Hacer que uno sea real es negar el otro. 

(1:6-7) «Lo que veo me muestra que no sé quién Soy. Estoy decidido a ver los testigos de la verdad en mí, en vez de aquellos que me muestran una ilusión de mí mismo.» 

Una vez que hemos aprendido a distinguir la diferencia entre «forma» y «contenido», podemos llamar a nuestro nuevo Maestro para que nos ayude a ver verdaderamente, la visión de Cristo que nos recuerda quiénes somos - junto con nuestros hermanos, como el Hijo uno de Dios. 

(2:1) (22) «Lo que veo es una forma de venganza.» 

(2:2-3) «El mundo que veo no es en modo alguno la representación de pensamientos amorosos. Es un cuadro en el que todo se ve atacado por todo.» 

Este es el mismo punto que Jesús estaba haciendo antes, diciendo que el mundo que vemos representa un cuadro donde "todo se ve atacado por todo". No hay excepciones. Si nosotros pensamos que vemos un mundo amoroso, creeremos que hay únicamente pensamientos amorosos dentro, y entonces no vamos a llegar a mirar a los no amorosos. Cuando no los miramos los pensamientos no amorosos permanecen enterrados en nuestras mentes, y lo que sea que se encuentre enterrado tiene el hábito terrible de encontrar su forma de salida, la dinámica de la proyección - y atacar a todo y a todos. Debido a que no somos conscientes de que la fuente de nuestro ataque son los pensamientos no amorosos en nuestra mente, no vamos a poder llegar a ser conscientes de que somos nosotros los que hemos hecho todo esto. Vamos en realidad a creer que debido a que pensamos que únicamente tenemos pensamientos amorosos, nuestros ataques y juicios sobre otros también serán amorosos. Esta es la razón por la cual es tan importante llegar a ver el mundo por lo que es y reconocer su fuente. Únicamente cuando miramos con Jesús a los pensamientos no amorosos en nuestras mentes y no perdonemos, nos daremos cuenta de que debajo de los pensamientos no amorosos y 

ocultados por ellos se encuentran los pensamientos amorosos que siempre hemos tenido. 

(2:4-6) «Es cualquier cosa menos un reflejo del Amor de Dios y del amor de Su Hijo. Son mis propios pensamientos de ataque los que dan lugar a este cuadro. Mis pensamientos amorosos me librarán de esta percepción del mundo y me brindarán la paz que Dios dispuso que yo tuviese.» 

La naturaleza no amorosa del mundo se representa de nuevo inequívocamente en las palabras de Jesús: "Es cualquier cosa menos un reflejo del Amor de Dios y del amor de Su Hijo." La última oración está redactada cuidadosamente: "Mis pensamientos amorosos me librarán de esta percepción del mundo”. El problema radica en la «percepción». No en el mundo. La enfermedad, el desastre y la muerte no existen ahí afuera, porque «no hay nada ahí afuera». Existen en una mente llena de culpa, odio y terror. Por lo tanto, lo que tiene que cambiar es la «percepción», no el mundo: “No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él.” (T-21.in.1: 7). Nuestra percepción cambia cuando primero la traemos de vuelta de la forma en que se ha proyectado a la fuente, en la «mente». Sólo entonces, como ya hemos visto, es que podemos llegar a ejercer el poder de decidir que tenemos en nuestra mente y elegir el pensamiento amoroso de la Expiación en lugar del pensamiento no amoroso de la separación. 

(3:1) (23) «Puedo escaparme de este mundo renunciando a los pensamientos de ataque.» 

(3:2-5) «En esto, y sólo en esto, radica la salvación. Si no albergase pensamientos de ataque no podría ver un mundo de ataque. A medida que el perdón permita que el amor retorne a mi conciencia, veré un mundo de paz, seguridad y dicha. Y esto es lo que elijo ver, en lugar de lo que ahora contemplo.» 

Uno no podría pedir una declaración más explícita de lo que es la salvación. No se nos está salvando del mundo o de alguna sensación abstracta de pecado, sino de nuestros propios pensamientos. Para escapar de los horrores del mundo - las "pedradas y las flechas del áspero destino" de Hamlet - uno necesita únicamente mirar con Jesús nuestros pensamientos horrorosos. Es unido a él con su gentil sonrisa que podemos ver la tontería del sistema de pensamiento de ataque del ego, y observar cómo sus pensamientos lentamente se disuelven en la nada de donde provienen. Es entonces que miramos fuera y percibimos únicamente "paz, seguridad y dicha", el mundo del perdón que ha tomado forma. 

(4:1) (24) «No percibo lo que más me conviene.» 

(4:2-3) « ¿Cómo podría reconocer lo que más me conviene si no sé quién Soy? Lo que yo creo que más me convendría no haría sino atarme aún más al mundo de las ilusiones.» 

Yo no sé quién porque «yo» pienso que “«yo» soy”, con el énfasis en el yo. En realidad pienso de que existe un "yo" aquí, por lo tanto no sé quién soy. ¿Cómo, entonces, podría saber qué es lo mejor para mí? Lo que nosotros pensamos que es mejor es siempre alguna forma de glorificación, gratificación o cualquier cosa que preserve nuestra ilusoria identidad como un "yo" individual. 

(4:4) «Estoy dispuesto a seguir al Guía que Dios me ha dado para descubrir qué es lo que más me conviene, reconociendo que no puedo percibirlo por mi cuenta.» 

Que no podamos hacer esto sin ayuda es un tema extremadamente importante en todo Un Curso de Milagros. No hay manera de que podamos hacer esto sin la ayuda del Espíritu Santo o de Jesús. La humildad dice: "Yo no sé, yo no entiendo, pero gracias Dios que en mí hay Alguien que sí entiende, y gracias a Dios que esta ayuda está en lo cierto y yo no". Por eso Jesús dice que él nos necesita tanto como nosotros a Él (T-8.V.6: 10): él no puede ayudarnos «a menos» que se lo pidamos. Vemos esta "empresa de colaboración" (T-4.VI.8: 2) expresada en la declaración que ya hemos visto en su contexto completo: “juntos disponemos de la lámpara que lo desvanecerá [el sistema de pensamiento del ego]” (T -11.V.1: 3). Jesús no puede lograr esto sin nosotros, y ¡ciertamente no podemos hacerlo sin él! 

El siguiente conjunto enfatiza el importante tema del propósito, que, para decirlo de nuevo, no se enfatiza tanto aquí como en muchos otros lugares en Un Curso de Milagros. 

(5:1) (25) «No sé cuál es el propósito de nada.» 

(5:2-3) «Para mí, el propósito de todas las cosas es probar que las ilusiones que abrigo con respecto a mí mismo son reales. Para eso es para lo que trato de usar a todo el mundo y todas las cosas.» 

Todo lo que pensamos y todo lo que vemos en el mundo tiene el propósito de demostrar que tenemos razón. Esa es la misma razón por la que hemos fabricado el mundo en primer lugar: lo que Dios ha hecho nosotros podemos mejorarlo. Aquí no hay excepciones en este sistema de pensamiento mutuamente excluyente de «uno o el otro». Así como la santidad y el amor no hacen excepciones del lado del amor, el 

especialismo tampoco hace excepciones. Amamos u odiamos, perdonamos o atacamos; pero no hay nada intermedio: si mi ser es real, entonces mi Ser no lo es; y, para consternación del ego, «viceversa». Como lo dice una lección muy posterior: “No dejes que olvide que mi ser no es nada, pero que mi Ser lo es todo.” (W-pII.358.1: 7). 

(5:4-6) «Para eso es para lo que creo que es el mundo. Por lo tanto, no reconozco su verdadero propósito. El propósito que le he asignado ha dado lugar a una imagen aterradora del mismo.» 

Yo he utilizado el mundo para llevar a cabo mi propósito de demostrar que tengo razón; es decir, que las ilusiones acerca de mi individualidad son la verdad. Esto significa que asesiné a Dios para que yo pudiera existir. Sin embargo, en mi mente recta entiendo cómo he usado el mundo para cumplir con el propósito de hacer que el ataque sea real y que esté justificado. Para que yo pueda existir, todos tienen que ser sacrificados en aras de mi deseo egoísta. Si yo estoy tratando de hacer esto contigo - ya que todo el mundo allá afuera es parte del sueño que he fabricado - yo sé que tú también estás tratando de hacerme lo mismo a mí. Esto inevitablemente produce un mundo de miedo, no de seguridad, ya que nuestra culpa lo único que puede generar es una percepción de castigo y muerte en el mundo. Pero ahora me siento contento de que puedo elegir de otra manera. 

(5:7) «Quiero que mi mente se vuelva receptiva al verdadero propósito del mundo renunciando al que le he asignado, y descubrir la verdad acerca de él.» 

Aquí también queda muy claro que Jesús y Un Curso de Milagros no pueden hacer este trabajo por nosotros, simplemente pueden recordarnos que lo que tenemos que hacer es retirar nuestras creencias acerca del mundo. Necesitamos abrir nuestras mentes retirando el propósito que le hemos otorgado al mundo. En otras palabras, nuevamente, tenemos que llegar a decir (¡pero decirlo de corazón!) de que estamos equivocados. Sólo entonces podemos reconocer el verdadero propósito de perdón que tiene el mundo, el camino que nos lleva a casa mediante el ejercicio del poder que tiene nuestra mente para decidir en favor Dios y no en Su «contra»." 

~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez. 

LECCIÓN 55


Comentada por :

Oscar Gómez Díez 


Este repaso de las lecciones 21 a la 25, tienen como tema central los pensamientos de ataque, la decisión de ver este mundo de otra manera, el preguntarme  quien soy para recuperar mi verdadera identidad,  y cual es mi verdadero propósito. 

En este repaso mostraré algunos elementos de la metodología que subyace en las lecciones. 


El repaso de hoy incluye lo siguiente:


"1.(21) Estoy decidido a ver las cosas de otra manera."


Hay un tema que es constante en el libro de ejercicios, es su apelación a nuestra capacidad de elegir, nuestra capacidad de decidir. En este ejercicio nuestra decisión de ver el mundo de una manera diferente a como lo ve el ego, pues "Lo que ahora veo no son sino signos de enfermedad, desastre y muerte." cuando proyecto mis miedos y culpas, lo que veré son los  miedos que me generan la enfermedad, los  desastres y la  muerte. Puedo elegir no ver más ese panorama desolador diciéndome que "Estoy decidido a ver las cosas de otra manera." ¿y cuál es esa otra manera? La otra manera es la visión de Cristo, la visión del amor que  el perdón me ofrece. Reconociendo  que estaba viendo solo ilusiones y  que eso no es la realidad, pues "Esto no puede ser lo que Dios creó para Su Hijo bien amado." Dios siendo amor solo extiende amor, solo ofrece amor. "El hecho en sí de que vea tales cosas demuestra que no entiendo a Dios. Por lo tanto, tampoco entiendo a Su Hijo." si lo que estoy viendo es enfermedad, desastre y muerte, necesariamente es el resultado de haber elegido al ego, de haber elegido la separación, que me condujo al olvido de mi verdadero origen, y por lo tanto, no entiendo quien soy ni quien es Dios. "Lo que veo me muestra que no sé quién soy." he perdido mi verdadera identidad, me he olvidado de quien soy.  Fue una decisión equivocada, pero , puedo elegir de nuevo: "Estoy decidido a ver los testigos de la verdad en mí, en vez de aquellos que me muestran una ilusión de mí mismo." cuando extiendo amor, cuando expreso amor y perdón, lo que veré "son los testigos de la verdad en mí" veré un mundo perdonado y sanado, en lugar de lo que proyecto a través de mi mente falsa e ilusoria. 


"2.(22) Lo que veo es una forma de venganza."


Las lecciones de Un Curso de Milagros, tienen una estructura lógica que hace explícita su metodología:

Primero plantean el problema, en este caso mis pensamientos de ataque. "El mundo que veo no es en modo alguno la representación de pensamientos amorosos." el miedo, el ataque y la venganza son la negación del amor. 

Luego se plantean algunas características del problema y su opuesto, Dios y su amor: "Es un cuadro en el que todo se ve atacado por todo. Es cualquier cosa menos un reflejo del Amor de Dios y del amor de Su Hijo." este es un mundo conflictivo, en el que cada cual proyecta sus miedos y ataques, y por lo tanto, todos nos atacamos mutuamente, pues creemos que así sobreviviremos en esta jungla mental. 

Posteriormente, se plantea el origen del conflicto: "Son mis propios pensamientos de ataque los que dan lugar a este cuadro."

 y finalmente  se plantea la solución: "Mis pensamientos amorosos me librarán de esta percepción del mundo y me brindarán la paz que Dios dispuso que yo tuviese." como dice el mismo Curso, este es muy simple, solo basta nuestra pequeña dosis de buena voluntad. Solo tenemos que elegir el Amor, solo tenemos que perdonar lo que no es verdad en nosotros, y lo que es verdad, ocupara toda nuestra consciencia y la división de nuestra mente habrá desaparecido. 


"3.(23) Puedo escaparme de este mundo renunciando a los pensamientos de ataque."


El Curso siempre nos invita a elegir, en este caso renunciando a mis pensamientos de ataque. Antes de atacar, tuve que haber emitido un juicio y una condena. Así que si voy a renunciar a mis pensamientos de ataque, debo renunciar antes a emitir juicios y condenas. Este es un Curso sobre la causas no sobre los efectos. Si cambio la causa he cambiado el efecto. De ahí que "En esto, y sólo en esto, radica la salvación. Si no albergase pensamientos de ataque no podría ver un mundo de ataque."

El Curso nunca se va a cansar de decirnos cuál es la alternativa: "A medida que el perdón permita que el amor retorne a mi conciencia, veré un mundo de paz, seguridad y dicha. Y esto es lo que elijo ver, en lugar de lo que ahora contemplo."  la paz o el conflicto, siempre serán el resultado de la elección que yo tome. La felicidad es una elección, y se llega a ella perdonando todo aquello que nos quita la paz, renunciando a todo juicio y condena, permitiendo que el amor ilumine nuestra mente. 


"4.(24) No percibo lo que más me conviene."


"¿Cómo podría reconocer lo que más me conviene si no sé quién soy?"  mientras siga la  guía del ego, difícilmente sabré quién soy. He olvidado mi verdadero origen, he olvidado mi verdadero poder ilimitado como el santo Hijo de Dios. "Lo que yo creo que más me convendría no haría sino atarme aún más al mundo de las ilusiones." si creo que se que es lo que debo hacer en este mundo, si creo tener la razón, me hundiré más en el conflicto y el dolor. La limitada percepción que me muestran mis ojos y demás órganos sensoriales, nunca me brindarán una visión de totalidad que si me ofrece el espíritu. Y por lo tanto, "No percibo lo que más me conviene."  Pero si elijo al Espíritu Santo, quien posee una visión todo abarcante, y cuyo propósito es ayudarme podré acceder a la visión de Cristo, por eso  "Estoy dispuesto a seguir al Guía que Dios me ha dado para descubrir qué es lo que más me conviene, reconociendo que no puedo percibirlo por mi cuenta."

La elección siempre será mía. Solo soy víctima de mis propios pensamientos de ataque, y la alternativa es simple y poderosa, asumir que soy responsable de mis pensamientos de paz. 


"5.(25) No sé cuál es el propósito de nada."


Aquí estamos frente al tema central  del propósito, y nuevamente el Curso nos plantea que hay sólo dos opciones: El propósito del ego o el propósito del Espíritu Santo. 

El propósito del ego es demostrar la realidad de su existencia, la  realidad de la separación y del mundo que ha fabricado. "Para mí, el propósito de todas las cosas es probar que las ilusiones que abrigo con respecto a mí mismo son reales." todo lo que hago, todo lo que pienso, tiene como propósito afirmar la separación, el miedo y el conflicto. "Para eso es para lo que trato de usar a todo el mundo y todas las cosas. Para eso es para lo que creo que es el mundo." mientras no decida ver las cosas de otra manera,  no recordaré mi verdadero propósito.  "El propósito que le he asignado ha dado lugar a una imagen aterradora del mismo." y seguiré viendo miedo y ataque, hasta que tome una decisión a favor del amor y la paz. Mi verdadero propósito en este mundo es perdonar, es sanar mi mente del sueño de separación. Mientras no asuma mi verdadero propósito, debo asumir las consecuencias de tener al ego como mi maestro. Por ello  "Quiero que mi mente se vuelva receptiva al verdadero propósito del mundo renunciando al que le he asignado, y descubrir la verdad acerca de él." Si elijo el amor, el perdón y la paz, estoy asumiendo mi verdadero propósito en este mundo. Estaría sanando mi mente, estaría ayudando a salvar el mundo. 


PRACTICA:


Cinco sesiones de práctica. Lees la lección completa, incluyendo los comentarios y prácticas con las ideas de repaso, una de ellas por 2 minutos como mínimo. 


"1.(21) Estoy decidido a ver las cosas de otra manera."


"2.(22) Lo que veo es una forma de venganza."


"3.(23) Puedo escaparme de este mundo renunciando a los pensamientos de ataque."


"4.(24) No percibo lo que más me conviene."


"5.(25) No sé cuál es el propósito de nada."


Las instrucciones para la práctica de las lecciones de repaso son sencillas, pero deben hacerse con diligencia.  


 "Dedica dos minutos o más a cada sesión de práctica, pensando en la idea y en los comentarios que le siguen después que los hayas leído. Haz esto tan a menudo como te sea posible durante el día. Si una de las cinco ideas te atrae más que las otras, concéntrate en ella. Sin embargo, asegúrate de repasarlas todas una vez más al final del día."


La idea es interiorizar cada una de las lecciones, identificar cómo se relacionan, ver su lógica secuencial y la coherencia de su metodología y del sistema de pensamiento que nos propone. 


Así que lee detenidamente cada lección, el comentario que la acompaña y practica cada una por lo menos durante 2 minutos. Y recuérdalas y úsalas durante el día. Notarás que hay una mayor comprensión y entendimiento de las lecciones. Cada vez adquieren más sentido para ti a medida que las prácticas. 


Bendiciones 

TEXTO 




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