LECCIÓN 114 (3er Repaso)

Lea aquí la Introducción al 3er Repaso


LECCIÓN 114

Para los repasos de por la mañana y por la noche:


1. (97) Soy Espíritu.

2 Soy el Hijo de Dios. 3 No hay cuerpo que pueda contener mi Espíritu o imponerme una limitación que Dios no haya creado.


2. (98) Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.

2 ¿Cuál podría ser mi función sino aceptar la Palabra de Dios, Quien me creó para ser lo que soy y lo que por siempre he de ser?


3. A la hora en punto:

2 Soy Espíritu.

3 Media hora más tarde:

4 Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.







AUDIOS de la Lección 114
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 114
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.


Ocurrir de la Lección 114
a través de Martin Musarra


Lección 114 comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda













LECCIÓN 114

Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda

¡Que la paz sea con nosotros hoy!

Para los repasos de por la mañana y por la noche:

1. (97) Soy Espíritu.

Soy el Hijo de Dios. No hay cuerpo que pueda contener mi Espíritu o imponerme una limitación que Dios no haya creado.

2. (98) Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.

_¿Cuál podría ser mi función sino aceptar la Palabra de Dios, Quien me creó para ser lo que soy y lo que por siempre he de ser?_.

3. A la hora en punto:

Soy Espíritu.

Media hora más tarde:

Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.

Soy Espíritu
 
Trata de nuestra verdadera naturaleza: somos Espíritu, no somos un cuerpo. No somos cuerpo y mente - como expresión del Espíritu -. Somos sólo mente. La mente no tiene límites de espacio y de tiempo como sí lo tiene el cuerpo que muere. Lo que le sucede al cuerpo expresa el tipo de pensamiento que habita la mente de acuerdo al maestro que elija para que la guíe: el Espíritu Santo o el ego. Si la guía el Espíritu Santo, el cuerpo se puede convertir en un recurso de comunicación al servicio de la salvación.

 Si la guía el ego, expresará los conflictos y resentimientos que la habitan que se podrán manifestar en el cuerpo en forma de síntomas y enfermedades.

Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación. 

Es decir, aceptaré la verdad de lo que soy como Hijo de Dios y no del ego. Aceptaré la Palabra de Dios, o sea, el mensaje de salvación que Dios nos habla a través de Su Voz: el Espíritu Santo. Este mensaje tiene que ver con el hecho de que la separación nunca ha existido y el Hijo de Dios es inocente. La Palabra de Dios es lo mismo que el perdón, la Expiación y el plan de salvación. Este es el contenido. Y en este mundo de la forma podemos desempeñar diversos roles sin olvidarnos del contenido y así participamos en el plan de Dios para la salvación.

Jesús nos dice: Soy espíritu. Vale la pena que recordemos lo visto anteriormente en relación al espíritu. En la sección  1 Mente – Espíritu de la Clarificación de términos del Manual para el maestro, Jesús, nos dice:

_“El término mente se utiliza para representar el principio activo del espíritu, el cual le suministra a la mente su energía creadora. Cuando el término va con mayúscula se refiere a Dios o a Cristo (es decir, a la Mente de Dios o la mente de Cristo). El Espíritu es el Pensamiento de Dios que Él creó semejante a Sí Mismo. El Espíritu unificado es el único Hijo de Dios, o Cristo”_. (C.1:1-4)

Antes de la creencia en la separación éramos sólo Espíritu. Después de esto la mente se describe como si estuviera dividida en dos partes: el espíritu y el ego.

¿Y qué papel juega el Espíritu Santo? Nos dice Jesús en capítulo 7 sección IX:

_”El Espíritu Santo mora en la parte de la mente que yace entre el ego y el Espíritu, mediando siempre a favor del Espíritu”_. (T-7.IX.1:5).

El Espíritu Santo nos ayuda a regresar a Dios porque Él es el mediador entre el mundo del ego y el mundo de Dios y su función es ayudarnos a salir del mundo del ego que hemos fabricado a partir de la creencia en la separación de Dios. Pero, recuerden hay que pedir Su ayuda y llevarle todos nuestros, aparentes, problemas incluyendo las cosas que queramos mantener más ocultas, pues, Él no sabe de ellas. Si las supiera se metería en el sueño de la separación y lo haría real. 

Jesús nos dice: 

_”Soy el Hijo de Dios. No hay cuerpo que pueda contener mi espíritu o imponerme una limitación que Dios no haya cread”_. 

Hemos visto que somos el Hijo de Dios, el Ser, y la naturaleza de éste es espiritual. Recuerden que el contenido metafísico del Curso es no-dualista. No admite sino un solo principio: somos sólo mente como manifestación del Espíritu. No somos mente y cuerpo como plantean otras tradiciones espirituales dualistas. La mente es lo fundamental.  El cuerpo, como hemos visto, al igual que el mundo, es una proyección de la mente colectiva que se creyó separada de Dios. Así que habría tres niveles: el del Espíritu, el de la mente y el del cuerpo. 

Un error que se comete mucho es lo que se llama la confusión de niveles. Se trata de pensar que la corrección se aplica a otro nivel distinto del de la mente.  El cuerpo, como hemos visto, al igual que el mundo es una proyección de la mente colectiva que se creyó separada de Dios. Es en la mente donde se tienen que hacer las correcciones de nuestros errores. 

El Espíritu, como parte de Dios, no necesita corrección pues no comete errores y los errores de la mente no lo afectan. El cuerpo, tampoco puede cometer errores por sí mismo, sino que hace lo que la mente le ordena. 

Otra confusión de niveles que puede presentarse es creer que hay actividades más santas o espirituales que otras. Por ejemplo, que una persona que trabaja en las fuerzas armadas o en la justicia, es menos espiritual que un estudiante de Un curso de milagros. Aquí, se confunde la forma con el contenido. Hemos estudiado que lo importante es el contenido. Cualquier profesión, cualquier comportamiento que tengamos en la forma,  puede ponerse al servicio del plan de Dios para la salvación, al servicio de la paz y el amor de Dios. Y esto nos introduce en la segunda idea del día: 

Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.
 
Jesús, nos ha hablado de distintas funciones o papeles en el plan de Dios para la salvación. Nos ha dicho que nuestra función es: ser la luz del mundo, perdonar, la salvación, ser feliz. Todas estas funciones o papeles tienen un común denominador: aceptar la Palabra de Dios, aceptar la verdad de lo que soy como Hijo de Dios. Recordar quien soy. Y llevarle la Palabra y la verdad a mis hermanos. Pero, esto implica un proceso de sanación de mi mente mediante el perdón y la Expiación, es decir, de entregarle al Espíritu Santo mis errores para que los corrija. No puedo encontrar mi Ser si excluyo a mis hermanos.

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les recomiendo leer la introducción al tercer repaso. Y como siempre, realizar la lección de la mano de Jesús y del Espíritu Santo, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad. 

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda

Kenneth Wapnick

Lección 114
Repaso III

(1) (97) «Soy espíritu. 
Soy el Hijo de Dios. No hay cuerpo que pueda contener mi espíritu o imponerme una limitación que Dios no haya creado.» 

(2) (98) «Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.
¿Cuál podría ser mi función sino aceptar la Palabra de Dios, Quien me creó para ser lo que soy y lo que por siempre he de ser?»

"Así se nos recuerda Quiénes somos como espíritu. Este recuerdo viene cuando aceptamos nuestra función de perdón. No son tanto las palabras de las lecciones las que importan, sino la voluntad de pensar en ellas a lo largo del día. Es el pensamiento en nuestras mentes lo que le otorga importancia a las palabras - reflejando la Palabra de Dios - y esa es la esencia de estos repasos."


Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez

https://www.facebook.com/travesiainterior

LECCIÓN 114

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

Algunos dicen que las lecciones de Un Curso de Milagros son muy metafísicas o abstractas, que no tienen un uso práctico. Hoy vamos a demostrar lo contrario, vamos a aplicar las  lecciones de hoy a situaciones de nuestra vida actual,  veámoslas:

1. (97) "Soy espíritu."

"Soy el Hijo de Dios. No hay cuerpo que pueda contener mi espíritu o imponerme una limitación que Dios no haya creado."

2. (98) "Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación."

"¿Cuál podría ser mi función sino aceptar la Palabra de Dios, Quien me creó para ser lo que soy y lo que por siempre he de ser?" 

Vamos a aplicar estas dos lecciones a una situación común a la mayoría de habitantes de este planeta en estos primeros meses del año 2020, por la pandemia global del Covid19. 
Así que apliquemos las lecciones respecto a nuestra percepción de la cuarentena. 
Las ideas de las lecciones son:

Soy espíritu.

"Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación."

Al respecto podemos decir que lo  que está confinado es el cuerpo no la mente, la mente es libre y puede hacer lo que desee. Lo que Soy nunca ha estado confinado ni nunca lo estará. O como nos lo recuerda esta lección: “No hay cuerpo que pueda contener mi espíritu o imponerme una limitación" Ello no quiere decir que no cuidemos  el cuerpo de los peligros percibidos, pero la mente está mucho más allá de los limites de la forma, es libre, su única prisión es ella misma, cuando se percibe limitada al cuerpo. 

Cuando nuestra mente se identifica con el cuerpo, es esclavizada por la forma, por el "yo" que se cree un cuerpo. ¿Por qué nos agobia tanto estar físicamente en el mismo lugar  por varios días o semanas? ¿Por qué la necesidad compulsiva de estar fuera de casa? Para muchos salir a trabajar o estudiar no es lo mas satisfactorio de sus vidas. ¿Entonces por qué queremos salir? Quizá porque no soportamos estar con nosotros mismos o con las personas cercanas con las que compartimos en casa. Evitamos ver  este conflicto y fijamos la mirada en el mundo externo, en el que podemos diluir una individualidad en permanente conflicto consigo misma, ya sea en alguna actividad festiva, cultural o deportiva, o saliendo de compras, o en cualquier cosa que ocupe nuestro tiempo y que nos permita escapar de nuestra "soledad" interior. La paradoja es tal, que finalmente puedes “escapar” de casa pero no escaparas de ti mismo. 

La cuarentena puede ser una oportunidad o un infierno, depende de cómo la interpretemos. Si la interpretamos desde el ego, seremos presas del miedo,  de la incertidumbre, del agobio y del conflicto doméstico, o de la frustración y el resentimiento. 
Pero hay otra manera de ver esta experiencia, desde una mente libre, que se  reconoce a sí misma, que se  observa, se auto indaga, que enfrenta sus sombras y decide sanarlas perdonando cada día sus pensamientos no amorosos, cultivando la ternura con los hijos, la dulzura con nuestros padres o personas cercanas, disfrutando o sanando nuestra relación de pareja, aquietando la mente, respirando profundo, y navegando en silencio  en un viaje hacia la luz interior y la eternidad. Proponiéndonos deshacer el ego, permitiendo que el amor dentro de si aflore, y  extenderlo al mundo como  solidaridad, compromiso, alegría, confianza en si mismo, y escuchando esa Voz interior que nos recuerda que no somos un cuerpo, somos una mente libre, eterna, creada por el Amor y que es la morada de la luz, la dicha y la paz. Si hacemos lo anterior, y aceptamos  "el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación." reconoceremos nuestra verdadera identidad como espíritu inmortal creado por el Amor infinito que no conoce límites, ni de cuerpos ni de formas ni de tiempos. 

PRÁCTICA:

Debemos dedicar una práctica matutina de 5 minutos y una nocturna también de 5 minutos, preferiblemente antes de irte a dormir. 

”Soy espíritu.”

"Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación."

Interioriza las lecciones y sus comentarios, llévalos a lo profundo de  tu consciencia, hasta que logres despertar el recuerdo de que eres espíritu, que no hay cuerpo que pueda limitarte, y para llegar a ese estado "Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación."

PRÁCTICAS CORTAS  Y  FRECUENTES:

Repite la idea del día con la mayor frecuencia posible, mantén tu propósito de recordar que eres espíritu y que acepto el plan de Dios para la salvación.  Así cada hora en punto te dirás:

”Soy espíritu.”

Media hora más tarde:

"Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación."

RESPUESTA  A  LA  TENTACIÓN:

Cada vez que se presente una situación conflictiva a lo largo del día, utiliza las ideas de la lección. 

”Soy espíritu.”

"Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación."

Si te decides a utilizar el pensamiento del día en tus situaciones diarias, encontraras que son una excelente herramienta para conservar tu paz a lo largo del día. 

Recuerda que eres espíritu, libre, invulnerable, lo reconocerás cuando aceptes el plan de Dios para la salvación, cuando te perdonas, sanas tu mente de toda limitación, reconoces que eres amor y que cada  vez que lo expresas  lo acrecientas en ti. 

TEXTO



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BENDICIONES!





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