2Mi función aquí es perdonar al mundo por todos los errores que yo he cometido. 3Pues así me libero de ellos junto con él.
2. (100) Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.
2Soy esencial en el plan de Dios para la salvación del mundo.3Pues Él me dio Su plan para que yo salvara al mundo.
3. A la hora en punto:
2La salvación es mi única función aquí.
3Media hora más tarde:
4Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.
AUDIOS de la Lección 115
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 115
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.
Ocurrir de la Lección 115
a través de Martin Musarra
Lección 115 comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 115
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Para los repasos de por la mañana y por la noche:
1.(99) La salvación es mi única función aquí.
Mi función aquí es perdonar al mundo por todos los errores que yo he cometido. Pues así me libero de ellos junto con él.
2.(100) Mi papel es esencial en el plan de Dios para la salvación.
Soy esencial en el plan de Dios para la salvación del mundo. Pues Él me dio Su plan para que salvara al mundo.
3.A la hora en punto:
La salvación es mi única función aquí.
Media hora más tarde:
Mi papel es esencial en el plan de Dios para la salvación.
La lección 115 es una lección muy bella y sanadora. En ella, Jesús, nos recuerda que nuestra función en este mundo es perdonarnos a nosotros mismos los errores de interpretación que hacemos. Creemos que el mundo nos está atacando cuando es al revés. Proyectamos nuestras culpas, resentimientos, miedos, ataques al mundo y eso se traduce en que veamos un mundo terrorífico. Se trata de corregir esa percepción. Pero esto no lo podemos hacer con nuestras propias fuerzas: necesitamos al Espíritu Santo y a Jesús.
Necesitamos el proceso de la Expiación para nosotros mismos, o sea, entregarle nuestros errores al Espíritu Santo para que Él los corrija. Y, en la medida, en que nos responsabilicemos por nuestro proceso de perdón, podremos ser consciente de que nuestro papel en el plan de Dios para la salvación es esencial. Pero no podemos contentarnos con el simple conocimiento tenemos que llevarlo a la práctica, tenemos que darlo a nuestros hermanos. Y, en ese proceso, de dar y recibir, sanamos la mente y cumplimos nuestra función en el plan de salvación de Dios.
La salvación es mi única función aquí.
Jesús nos dice:
_”Mi función aquí es perdonar al mundo por todos los errores que he cometido”_.
Aquí entramos de nuevo en uno de los conceptos fundamentales del Curso: la proyección y la percepción. La proyección tiene que ver con lo que vemos en nuestra mente, con el tipo de pensamientos que domina nuestra mente que se ha formado con base en nuestras creencias y estas se presentan de acuerdo al maestro que hayamos escogido. Si escogimos al ego, tendremos pensamientos de miedo, conflicto, separación, culpa…
Si escogimos al Espíritu Santo, tendremos pensamientos de amor, paz, unidad, inocencia… La percepción procede de la proyección: lo que vemos internamente determina lo que vemos fuera de nosotros. Con base a la proyección y a lo que nos muestran los sentidos hacemos una interpretación particular de nuestra “realidad”. Por eso, sobre un mismo hecho, pueden hacerse distintas interpretaciones lo cual, en este mundo, puede conllevar a conflictos.
¿Y cuáles son los errores que hemos cometido?
El principal error que hemos cometido es creernos separados de Dios lo cual genera una inmensa culpa que tenemos que proyectar al exterior y atribuírsela a nuestros hermanos. Al creerme separado de Dios he perdido mi verdadera identidad como el Hijo de Dios, el Cristo, el Ser que soy. No sé quién soy verdaderamente y me veo como un ser conflictivo, carente, con miedo, desvalorizado, que no es feliz y no tiene paz. Pues bien, esta interpretación de lo que somos la podemos cambiar si ponemos al frente al Espíritu Santo como nuestro guía. El Espíritu Santo, si se lo pedimos, nos ayudará a perdonar las interpretaciones que hacemos del mundo que no son más que proyecciones de nuestros sentimientos de culpa.
Jesús, nos dice que cuando perdonamos nuestros errores en el mundo “me libero de ellos junto con él” y esto beneficiará al mundo.
Recordemos la lección 18 No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver. Mi principal función en este mundo es perdonar. Perdonar es la base de las otras funciones que Jesús nos ha planteado que desempeñemos: ser la luz del mundo, la salvación, ser feliz. Cualquier función que desempeñe en este mundo, tiene que estar guiada por el perdón.
“Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.”
Jesús nos aclara sobre que es el plan de Dios:
_”Este mundo cambiará gracia a ti. Ningún otro medio puede salvarlo, pues el plan de Dios es simplemente éste: el Hijo de Dios es libre de salvarse a sí mismo, y se le ha dado la Palabra de Dios para que sea su Guía, y esté por siempre a su lado y en su mente, a fin de conducirlo con certeza a casa de Su Padre por su propia voluntad, la cual es eternamente tan libre como la de Dios. No se le conduce a la fuerza sino con amor. No es juzgado, sino santificado”_. (L-125. 2:1-4)
Aquí, Jesús no puede ser más claro. El plan de Dios consiste en que me decida a salvarme, a recordar quién soy como Hijo de Dios y para ello cuento con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, siempre que se la pida, pues Dios quiere que regresemos a Él por nuestra propia voluntad. Si persistimos en nuestros errores de separación siempre estará ahí, esperándonos, hasta que cambiemos de parecer. En la medida en que corrija mis errores mediante el perdón esto beneficiará al mundo pues mi paz se irradiará a mis hermanos porque todas las mentes están unidas.
Jesús, en el capítulo 15 en la sección IV nos aclara como únicamente el plan de Dios para la salvación nos producirá paz:
_”No pienses que puedes ir en busca de la salvación a tu manera y alcanzarla. Abandona cualquier plan que hayas elaborado para tu salvación y sustitúyelo por el de Dios. Su plan te satisfará. No hay nada más que pueda brindarte paz, pues la paz es de Dios y de nadie más que de Él”_. T-15. IV. 2:5-8
_”Se humilde ante Él, y, sin embargo, grande en Él. No antepongas ningún plan del ego al plan de Dios, pues con tu decisión de formar parte de cualquier otro plan que no sea el Suyo dejas vacante tu lugar en Su plan, que debes ocupar si quieres unirte a mí”_. T-15. IV.2:5-8, 3:1-3
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les recomiendo leer la introducción al tercer repaso. Y como siempre, realizar la lección de la mano de Jesús y del Espíritu Santo, sin olvidarse de reír, porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 115
Kenneth Wapnick
(1) (99) La salvación es mi única función aquí.
Mi función aquí es perdonar al mundo por todos los errores que he cometido. Porque así soy liberado de ellos con todo el mundo.
(2) (100) Mi parte es esencial para el plan de salvación de Dios.
Soy esencial para el plan de Dios para la salvación del mundo. Porque me dio su plan para salvar al mundo.
Cuando elegimos perdonar, elegimos por nosotros mismos y por todo el mundo, porque ellos son uno. Así que cada uno de nosotros es esencial para el plan, porque cada uno de nosotros contiene el Todo.
LECCIÓN 115
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
1. "(99) La salvación es mi única función aquí."
2. "(100) Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial."
Si examinamos las dos ideas de repaso de esta lección, nos damos cuenta que el tema común de ambas es la salvación. Para el Curso de Milagros salvación es sinónimo de Expiación, perdón, Palabra de Dios y sanación.
¿De qué se nos salva?
Se nos salva de la creencia en la separación de Dios, de la esclavitud del ego, de la creencia en el pecado, la culpa, el miedo, el ataque y todo sufrimiento que nos genera una mente dividida.
¿Y como desempeño mi función?
Desempeño mi función aplicando el perdón a todos mis pensamientos no amorosos, a todas mis relaciones conflictivas, bajo la guía de Jesús o del Espíritu Santo.
El Curso menciona dos formas que pueden desempeñar su función los maestros de Dios:
1. Un sanador que atiende pacientes física o emocionalmente enfermos, (psicoterapia), para extenderles el poder sanador del milagro. En ambos casos busca sanar su mente. El sanador o Psicoterapeuta, es un maestro de Dios que "ha elegido deliberadamente no ver sus propios intereses como algo aparte de los intereses de los demás" (M.1.1)
2. Un maestro que le enseña a sus discípulos o alumnos el camino hacia el despertar espiritual, maestro y alumnos se unen en un solo propósito de sanación y perdón. El maestro no es quien realmente imparte la enseñanza, ella está a cargo del Espíritu Santo a través de él. (M. 2)
El plan de Dios para la salvación considera que "Aquellos que han sido liberados deben unirse para liberar a sus hermanos, pues ese es el plan de la Expiación" (T-1.III.3:3) Los que han despertado ayudan a otros a despertar. Los que se han perdonado ayudan a perdonar. Convirtiendo las relaciones especiales de conflicto o amor especial (exclusivo y posesivo) en relaciones santas.
El ego tiene su propio plan de salvación, ¿como es?
El plan del ego para la salvación es el ataque, la búsqueda de ídolos que sustituyan el amor de Dios y las relaciones especiales. Las consecuencias de este plan es más culpa, condenas y castigos, y mayor sufrimiento, que el ego se lo adjudica a Dios, con el objeto de preservarse a sí mismo. El ego considera a la muerte, al miedo, al especialísimo y al cuerpo como salvadores
¿Quienes son los salvadores?
En primer lugar, Cristo, el Espíritu Santo, Jesús.
En segundo lugar, mis hermanos son mis salvadores, al convertir mis relaciones especiales en relaciones santas. En mis hermanos me salvo o me condeno, cada relación es una oportunidad de perdón y sanación.
En tercer lugar, yo mismo, al ver la santidad en mis hermanos, al elegir el perdón en vez del juicio, y los ataques, pasando de las relaciones especiales a las relaciones santas, a relaciones perdonadas y sanadas, en ese momento estoy cumpliendo mi función en el plan de Dios para la salvación.
PRÁCTICA:
Debemos dedicar una práctica matutina de 5 minutos y una nocturna también de 5 minutos, preferiblemente antes de irte a dormir. Aquiétate, sumérgete en tu silencio interior, interioriza las ideas y comentarios de esta lección y ánclalas en lo más profundo de tu conciencia:
1. "(99) La salvación es mi única función aquí."
"Mi función aquí es perdonar al mundo por todos los errores que yo he cometido. Pues así me libero de ellos junto con él."
2. "(100) Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial."
"Soy esencial en el plan de Dios para la salvación del mundo. Pues Él me dio Su plan para que yo salvara al mundo."
La salvación nos llega mediante la sanación de nuestra mente a través del perdón bajo la guía del Espíritu Santo.
PRÁCTICAS CORTAS Y FRECUENTES:
A la hora en punto:
"La salvación es mi única función aquí."
Media hora más tarde:
"Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial."
RESPUESTA A LA TENTACIÓN:
Cada vez que se presente una situación conflictiva a lo largo del día, utiliza las ideas de la lección.
Reconocer que el perdón es mi única función en este mundo, es reconocer que el perdón es el único mecanismo que me permite liberarme del ego, el único que sana mi mente, el único que me lleva de la falsa percepción a la percepción verdadera, el único que me lleva de la separación a la unidad, de la oscuridad a la luz, y me señala el camino para restablecer la unicidad con mi Padre. De ahí que aceptar el plan de Dios para la salvación es esencial para mí despertar espiritual, para reconocer el Amor que Soy.
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