2 Hoy aceptaré la Paz y la Dicha de Dios en grato intercambio por todos los substitutos de la felicidad y de la paz que yo mismo inventé.
2. (106) Déjame aquietarme y escuchar la verdad.
2 Que mi débil voz se acalle para así poder oír la poderosa Voz de la Verdad Misma asegurarme que soy el perfecto Hijo de Dios.
3. A la hora en punto:
2 Mías son la Paz y la Dicha de Dios.
3 Media hora más tarde:
4 Déjame aquietarme y escuchar la verdad.
AUDIOS de la Lección 118
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 118
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.
Ocurrir de la Lección 118
a través de Martin Musarra
Lección 118 comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 118
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Para los repasos de por la mañana y por la noche:
1.(105) Mías son la Paz y la Dicha de Dios.
Hoy aceptaré la Paz y la Dicha de Dios en grato intercambio por todos los substitutos de la felicidad y de la paz que yo mismo inventé.
2.(106) Déjame aquietarme y escuchar la verdad.
Que mi débil voz se acalle para así poder oír la poderosa Voz de la Verdad Misma asegurarme que soy el perfecto Hijo de Dios.
3.A la hora en punto:
Mías son la Paz y la Dicha de Dios.
Media hora más tarde:
Déjame aquietarme y escuchar la verdad.
En la lección 118, Jesús, nos propone repasar las ideas: Mías son la paz y la dicha de Dios y Déjame aquietarme y escuchar la verdad que hablan de nuestra identidad como Hijos de Dios. Somos la paz y dicha perfectas, tal como lo es Dios. Esa es la verdad, por eso, Jesús, le pide al Padre que me ayude a aquietarme para poderla escuchar.
Pero yo, siguiendo al ego, me decido a no escuchar la verdad de lo que soy y me decido a cambiar la dicha y la paz que me pertenecen, por derecho propio, dada mi naturaleza de Hijo de Dios y me invento substitutos de ellas. Substitutos que no me van a traer ni la paz ni la dicha sino sufrimiento y malestar. Pues la paz y el amor no están afuera sino adentro: en mi relación con Dios.
Si pido la ayuda del Espíritu Santo para aquietar los pensamientos no amorosos del ego puedo escuchar la verdad: soy Hijo de Dios y no del ego, mi naturaleza es paz y amor, no tengo nada que temer, tengo plena confianza en Dios, confío en Dios plenamente, pongo el futuro en manos de Dios, el Espíritu Santo es mi Guía y mi Maestro, Dios es Amor.
Jesús, cuando nos dice Mías son la paz y la dicha de Dios se refiere a los dones que hemos recibido junto con el amor y que nos pertenecen por derecho propio, como nuestra herencia, en razón de nuestra naturaleza como Hijos de Dios.
Jesús nos dice en relación a la paz en el capítulo 8 sección I:
_”El Conocimiento no es la motivación para aprender este curso. La motivación es la paz. La paz es el requisito previo para alcanzar el Conocimiento, simplemente porque los que están en conflicto no están en paz, y la paz es la condición necesaria para el Conocimiento porque es la condición del Reino”_. (T-8.I.1:1-3).
Recordemos que Conocimiento, en el Curso, tiene otro significado del común y corriente. Así, en el Curso Conocimiento se refiere al Cielo o al mundo de Dios y de su creación unificada que existía antes de la creencia en la separación en el cual no hay diferencias o formas, representa la experiencia pura de la no-dualidad, de la perfecta unidad. En este mundo, el mundo de la percepción, la palabra conocimiento implica el dualismo de un sujeto que conoce y un objeto que es conocido. _El Reino_o el Cielo es el mundo no-dualista del conocimiento donde moran Dios y Su creación en la perfecta unidad de Su Voluntad y espíritu. Estamos, en este terreno, en el nivel uno del Curso que es el más metafísico y más abstracto.
Volviendo a la paz. La paz es la meta del Curso. Es el criterio que nos debe guiar en nuestra vida diaria para saber si estamos actuando con el ego o con el Espíritu Santo. Si en una situación cualquiera siento que estoy perdiendo mi paz, que me siento incómodo, es porque he hecho algún juicio hacia un hermano o hacia mí mismo, he tenido un pensamiento no amoroso, de ataque. Y, en ese momento, debo pararme, aquietar mi pensamiento y pedir ayuda al Espíritu Santo para perdonar. Puede que no tenga claro cuál fue el origen del pensamiento de ataque o no amoroso, si lo tengo mejor, pero el perder la paz, el sentirme incómodo ya me indica que, si lo hubo y llego el momento, entonces, de perdonar. Es muy importante perdonar en ese momento. Y no dejar que los pensamientos no amorosos sigan creciendo afectando, en mayor medida, mi paz.
Este es el objetivo del entrenamiento mental que propone el Curso: aprender a perdonar en el momento en que sintamos que estamos perdiendo la paz. Cada situación no amorosa con un hermano es una oportunidad para perdonar y para que se presenten los milagros, es decir, la corrección de nuestros pensamientos no amorosos.
Y, en la medida, en que avanzamos en nuestro proceso de perdón, en que vamos soltando la culpa y el miedo que nos domina, vamos haciendo nuestras la paz y la dicha de Dios a que tenemos derecho. Hemos inventado, con el ego, muchos substitutos para ellas, pero nunca nos han satisfecho por completo y, al final, nos producen es malestar. Se trata de darnos cuenta de que la paz y la dicha están en nuestro interior y no provienen de afuera.
La palabra dicha la utiliza Jesús muy a menudo. Es sinónimo de felicidad, de ser afortunado. El diccionario se refiere a un estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno. Y ese es el estado de ánimo cuando reconozco mi verdadera identidad como Hijo de Dios, cuando reconozco que mi único objetivo es Dios y, por lo tanto, me siento ligado a algo más grande, en lo cual confío plenamente y me siento completamente seguro.
Déjame aquietarme y escuchar la verdad
Nos propone, Jesús, no escuchar al ego. Cuando estamos con el ego nuestra voz no habla sino de separación, de culpa, de miedo, de ataque y defensa, de especialismo, de desvalorización, de depresión, de sentimientos de carencia y de indignidad, de no merecimiento, sufrimiento y de sacrificio, de enfermedad, de escasez, de malestar, de infelicidad, de debilidad, de inseguridad, de ilusiones y más ilusiones…
Pero, podemos escuchar la Voz del Espíritu Santo. Se trata de pedir su ayuda y de aquietarnos, es decir, no hacerle caso a los pensamientos no amorosos que surjan, no engancharnos con ellos, preguntar y esperar con confianza la respuesta que, siempre, se nos dará. Cuando escucho la Voz del Espíritu Santo que, como hemos visto anteriormente, no necesariamente tiene que ser en forma de una voz, aunque algunos hermanos la pueden escuchar, puede ser una imagen, un sentimiento de paz, un recuerdo amoroso, etc., esto me produce paz y dicha.
Les recomiendo leer la introducción al Tercer repaso y realizar la lección como se les plantea. Los repasos cada media hora son muy importantes. No los olviden. Si no pueden en un momento. Retomen después. No se den por vencidos. Lo que está en juego es nada menos que la dicha y la paz de Dios. Realicen la lección de la mano de Jesús y del Espíritu Santo. Y no se olviden de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
Lección 118 comentada por Ken Wapnick
( Lección 118 – Repaso III )
«(1) (105) Mías son la paz y la dicha de Dios. Hoy aceptaré la paz y la dicha de Dios en grato intercambio por todos los substitutos de la felicidad y de la paz que yo mismo inventé.
(2) (106) Déjame aquietarme y escuchar la verdad. Permite que mi débil voz se acalle, para poder oír así la poderosa Voz de la Verdad Misma asegurarme que yo soy el perfecto Hijo de Dios.
A la hora en punto: Mías son la paz y la dicha de Dios.
Media hora más tarde: Déjame aquietarme y escuchar la verdad.»
“Acepto felizmente la paz y la dicha de Dios en la medida en que dejo de lado mi débil voz que solo habla de separación, especialismo y muerte. Ahora escucho la poderosa Voz en favor de la Verdad recordarme que «soy» el Hijo de Dios, perfecto como Él es perfecto, y en esa remembranza finalmente estoy en paz.”
~ Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 118
Oscar Gómez Díez
1. (105) "Mías son la paz y la dicha de Dios."
2. (106) "Déjame aquietarme y escuchar la verdad."
La primera idea de esta lección de repaso me enseña a apropiarme de lo que es mi herencia natural como perfecto Hijo de Dios. En la segunda idea, para acceder a los estados de dicha y paz, debo aquietar mi mente, para acallar el ego y así poder sentir como la paz y la dicha de Dios emergen en mi consciencia.
1. (105) Mías son la paz y la dicha de Dios."
"Hoy aceptaré la paz y la dicha de Dios en grato intercambio por todos los sustitutos de la felicidad y de la paz que yo mismo inventé."
Para llegar a la paz y la dicha solo tengo que aceptarlas, pues ya son mías, solo debo recordarlas, y eso lo hago por medio de los milagros y el perdón, en ese momento se produce un "grato intercambio por todos los sustitutos de la felicidad y de la paz que yo mismo inventé." en ese momento, reemplazo los pensamientos de separación, culpa, miedo y conflicto, por los de paz y dicha que Dios me ha dado.
2. (106) "Déjame aquietarme y escuchar la verdad."
"Permite que mi débil voz se acalle, para poder oír así la poderosa Voz de la Verdad Misma asegurarme que yo soy el perfecto Hijo de Dios."
En su huida del amor, el ego crea una ruidosa película llamada mundo, la llena de conflictos y sufrimientos; y busca apagar su propio infierno con proyecciones de culpa, miedo y ataque, en una espiral en la que no hay quietud ni silencio, pues su mente está en una actividad febril buscando resolver un problema tras otro, hasta que colapsa y muere, no sin antes culpar a Dios de sus desgracias.
Jesús nos enseña otra manera de ver el mundo real, para ello, debemos aquietar la mente, y en el silencio podremos escuchar la poderosa Voz del Espíritu Santo, recordándonos quien en verdad somos, invitándonos a despertar de este sueño de separación y guiándonos cada vez que solicitemos su orientación.
PRÁCTICA:
Debemos dedicar una práctica matutina de 5 minutos y una nocturna también de 5 minutos, preferiblemente antes de irte a dormir. Aquiétate, sumérgete en tu silencio interior, interioriza las ideas y comentarios de esta lección y ánclalas en lo más profundo de tu consciencia:
"Mías son la paz y la dicha de Dios."
"Déjame aquietarme y escuchar la verdad."
PRÁCTICAS CORTAS Y FRECUENTES:
A la hora en punto:
"Mías son la paz y la dicha de Dios."
Media hora más tarde:
"Déjame aquietarme y escuchar la verdad."
RESPUESTA A LA TENTACIÓN:
Cada vez que se presente una situación conflictiva a lo largo del día, utiliza las ideas de la lección.
La segunda idea de este repaso "Déjame aquietarme y escuchar la verdad." es la manera como accedemos a lo que el Curso denomina "el instante santo, " para ello debemos aquietarnos, ponernos en un silencio receptivo, situarnos en el momento presente, en el ahora, olvidarnos del pasado y del futuro, olvidarnos de todos nuestros problemas, olvidarnos del cuerpo, y en ese momento abrimos nuestra ventana a la eternidad, y nos entregamos a la poderosa guía del Espíritu Santo, y le pedimos que nos ayude a tomar una decisión por nosotros en todo momento, circunstancia o lugar. Tengamos la certeza que la Voz de la Verdad nunca nos fallará, nunca se equivocará, pues Su Conocimiento y amorosa sabiduría no son de este mundo.
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