Que todas las cosas sean exactamente como son.
1. No permitas que hoy sea Tu crítico, Señor, ni que juzgue contra Ti. 2No permitas que interfiera en Tu creación, desfigurándola y convirtiéndola en formas enfermizas. 3Permítaseme estar dispuesto a no atacar su unidad imponiéndole mis deseos, y así dejarla ser tal como Tú la creaste. 4Pues de esta manera seré también capaz de reconocer a mi Ser tal como Tú lo creaste. 5Fui creado en el Amor y en el Amor he de morar para siempre. 6¿Qué podría asustarme si dejo que todas las cosas sean exactamente como son?
2. Que nuestra vista no sea blasfema hoy, y que nuestros oídos no hagan caso de las malas lenguas. 2Sólo la realidad está libre de dolor. 3Sólo en la realidad no se experimentan pérdidas. 4Sólo la realidad ofrece completa seguridad. 5Y esto es lo único que buscamos hoy.
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LECCIÓN 268
Que todas las cosas sean exactamente como son.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Esta es una lección que de entrada cuestiona y se puede prestar a confusión entre el mundo que hemos fabricado con el ego y nuestra condición de Hijos de Dios. Todo lo que no nos guste de este mundo: la violencia, la enfermedad, el dolor, las pérdidas, la muerte, etc., no fue creado por Dios. Fue producto de las proyecciones de culpa y miedo de la mente colectiva que se creyó separada de Dios. Este mundo no es real. Es una ilusión. Recordemos que lo real se refiere a Dios y a Sus creaciones. No quiere decir esto que nos dejemos atropellar de un carro diciendo que es una ilusión. Mientras creamos que estamos en este mundo tendremos en cuenta sus pautas.
Jesús, nos dice:
” Que hoy no sea Tú crítico, Señor, ni que juzgue contra Ti”.
Con el ego, quiero que las cosas sean a mi manera, quiero ser mi propio creador. Los juicios que hago son las justificaciones de mis proyecciones de culpa y miedo, que me acompañan.
”Que hoy no interfiera en Tu Creación, desfigurándola y convirtiéndola en formas enfermizas”, nos dice Jesús.
Es un llamado de Jesús a que miremos con la visión de Cristo, no con la mirada distorsionada del ego que sólo ve separación y conflicto.
”Que esté dispuesto a no atacar Su unidad imponiéndole mis deseos, y así dejarla ser tal como Tú la creaste. Pues de esta manera seré capaz de reconocer a mi Ser tal como Tú lo creaste”, nos dice Jesús.
Si me reconozco en la unidad de Dios, si vemos en un hermano a todos los hermanos, como nos ha enseñado Jesús, reconozco en mi hermano mi verdadera identidad.
”Fui creado en el Amor y en el Amor he de morar para siempre. ¿Qué podría asustarme si dejo que todas las cosas sean exactamente cómo son?”
Fui creado en el Amor tal como nos enseñó Jesús en la lección 67 El Amor me creó a Semejanza de Sí Mismo. Podemos ir al interior de nuestra mente y, con la ayuda del Espíritu Santo y el perdón, avanzar hacia la visión de Cristo que me permita ver más allá del cuerpo, es decir, recordar que no somos un cuerpo sino Espíritu; también, me permite ver inocencia y no culpa en mis hermanos, ver amor en lugar de miedo, ver paz en lugar de conflictos, ver unidad en lugar de separación. Con la visión de Cristo puedo ver los conflictos de mis hermanos cuando le hacen caso al ego, y, en sus aparentes ataques, peticiones de ayuda. Las creaciones de Dios son exactamente como son. Si hay algo que no comprendo confío en Dios y en que su propósito para mí es perfecta felicidad. Esa es la Voluntad de Dios para mí. Además, reconozco que no sé nada. No sé porque suceden las cosas pero hay Alguien a mi lado que sí sabe y está dispuesto ayudarme si se lo pido.
Jesús, nos explica el porqué del pensamiento de la lección:
”Sólo la realidad está libre de dolor. Sólo en la realidad no se experimentan pérdidas. Sólo la realidad ofrece completa seguridad. Y esto es lo único que buscamos hoy”.
Si aceptamos que la realidad tiene un solo objetivo: Dios, como vimos en la lección 256 Dios es mi único objetivo hoy se acaban las dudas y las inseguridades. Las situaciones que sintamos que nos causan dolor las remitimos a ese único objetivo y perdonamos si sentimos que perdemos la paz. Puedo valerme de medicamentos para calmar el dolor, pero sabiendo que la verdadera causa se encuentra en mi mente relacionada con situaciones que no he perdonado. Y pido ayuda a Jesús y al Espíritu Santo para que me ayuden a sanar mi mente.
Con relación al tema del cuerpo
Nos dice Jesús:
”Aunque el cuerpo fue concebido para confinarlo en el infierno sin ninguna posibilidad de escape, el objetivo del Cielo ha substituido a la búsqueda del infierno. El Hijo de Dios busca la mano de su hermano para ayudarlo a marchar por la misma senda que él. Ahora el cuerpo es santo. Ahora sirve para sanar a la mente que tenía como propósito matar”.
Se trata de cambiar el propósito del cuerpo. Ya no al servicio de las ilusiones del ego sino de la realidad de Dios como vimos en la lección de hoy. Se acepta el cuerpo como medio de comunicación al servicio del Espíritu Santo para llevar la verdad y la Palabra de Dios, para convertirnos en mensajeros de la paz y del Amor de Dios.
Proceso de práctica de la lección
Tener momentos con Dios por la mañana y por noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)
Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 268
Que todas las cosas sean exactamente como son.
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Aquí lo primero que nos tenemos que preguntar es ¿de que "cosas" nos está hablando la idea del día?
¿De las cosas de este mundo, cuya naturaleza es el cambio, la mutación, la degradación y la muerte? ó,
¿Las cosas de Dios y Su Reino, que no cambian, que son inmutables, eternas, invulnerable?
La respuesta es la segunda.
La separación fue el resultado de una negación de la Creación. El camino de retorno pasa por una plena aceptación de Dios y de Su Creación.
Fue precisamente por querer cambiar lo que no se puede cambiar, que dimos lugar a este mundo de cambios, mutaciones y conflictos. Fue este deseo el que nos sacó de la realidad eterna y nos situó en la ilusión de este mundo de carencias, con el que nos sentimos insatisfechos y buscamos cambiar constantemente, sin llegar a comprender que es lo que queremos cambiar, pues tras la separación buscamos de cualquier manera sentirnos completos y plenos, pero la plenitud sólo la recuperaremos cuando regresemos a la unidad. A la unidad no llegaremos hasta que no logremos la comprensión de que no somos de este mundo, y que no hay nada que cambiar en el Reino de Dios, y tampoco en este mundo. El primero porque es perfecto y el segundo porque no es real.
Lo único que debemos cambiar en este mundo, es nuestra manera de pensar, nuestra manera de percibir. Perdonamos todo aquello que creemos que es irreal en este mundo, para que lo que es real, eterno e inmutable vuelva a nuestra consciencia. Para ello debemos dejar de criticar la Creación de Dios, y aceptarla tal como es, pues es perfecta e inmutable. Cuando criticamos a Dios y Su Creación, lo estamos atacando, ello no quiere decir que Dios se sienta atacado y nos contra atacará, condenará y castigará. Pues Dios ni se siente atacado ni se le puede atacar pues es absolutamente invulnerable, y ni sabe que nosotros lo pensamos atacar, pues estamos soñando, y los únicos que creemos que el sueño es real, somos nosotros, y nadie más que nosotros.
"Que todas las cosas sean exactamente como son." significa que acepto la realidad de Dios y de Su Creación tal como es, y no pretendo juzgarla ni atacarla. Pues es mi propia realidad. Al aceptarla la reconozco y me reconozco. En ese momento, en ese instante santo, comprendo que lo único que debo de cambiar es mi manera de ver el mundo, ya no con los ojos del ego, sino con la visión espiritual, con la visión de Cristo, que la desarrollaré a través del perdón.
Con este contexto, la oración del día se nos hace más clara, más diáfana, y podemos pedir que el amor que es nuestra única realidad se nos conceda como nuestra única morada, como ha sido siempre, y lo será por siempre:
ORACION DEL DÍA:
"No permitas que hoy sea Tu crítico, Señor, ni que juzgue contra Ti. No permitas que interfiera en Tu creación, desfigurándola y convirtiéndola en formas enfermizas. Permítaseme estar dispuesto a no atacar su unidad imponiéndole mis deseos, y así dejarla ser tal como Tú la creaste. Pues de esta manera seré también capaz de reconocer a mi Ser tal como Tú lo creaste. Fui creado en el Amor y en el Amor he de morar para siempre. ¿Qué podría asustarme si dejo que todas las cosas sean exactamente como son?"
De esta manera, las siguientes plegarias adquieren mayor sentido y fuerza: "Que nuestra vista no sea blasfema hoy, y que nuestros oídos no hagan caso de las malas lenguas." ya no le daré crédito a lo que me muestren los ojos del cuerpo, que me muestran un mundo de juicios, condenas y ataques. Como tampoco aceptaré los juicios que crea que vienen de otros. Solo veré y escucharé desde el amor y el perdón.
" Sólo la realidad está libre de dolor." recordemos que para el Curso la realidad, es la Creación tal como Él la creó, eterna, inmutable y amorfa, nada que ver con las cosas de este mundo. La verdad, el Cielo o el paraíso, está libre de dolor, de sufrimiento, de enfermedades o muerte.
"Sólo en la realidad no se experimentan pérdidas." la realidad del estado del Cielo, es una condición de total plenitud y abundancia, no hay carencias de ninguna índole, y por lo tanto, tampoco hay pérdidas de ninguna clase. Pues todo lo creado por Dios es eterno, constante y no está sujeto a ningún cambio. Por lo tanto, nada ni nadie amenaza la realidad: "Sólo la realidad ofrece completa seguridad." La naturaleza de las creaciones de Dios son de absoluta invulnerabilidad, y todo aquello que se considere vulnerable, que crea que se le pueda hacer daño o morir, no es real, es parte de este mundo ilusorio. En estos casos, perdónanos nuestras creencias en las carencias, en las perdidas y en el miedo que podamos sentir que algo o alguien nos pueda hacer daño. Por lo tanto, la seguridad que ofrece la verdad "es lo único que buscamos hoy." pues queremos descansar en la realidad del Cielo, disfrutar del amor y la paz que sólo el Amor de Dios nos puede brindar. Solo en mi Hogar sentiré la perfecta seguridad, de lo eterno e inmutable, pues lo que Dios creó fue para siempre y por siempre, siendo creado para el mutuo disfrute del Padre y el Hijo, más allá de las dudas e incertidumbres del tiempo. Pues la Creación fue antes del tiempo y seguirá siendo después del tiempo, que no es más que una breve fracción dentro de la eternidad del Amor.
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "5. ¿Qué es el cuerpo?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.
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