LECCIÓN 269 Mi vista va en busca de la faz de Cristo.



Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM

LECCIÓN 269

 Mi vista va en busca de la faz de Cristo.
 
1. Te pido que hoy bendigas mi vista. 2Mi vista es el medio que Tú has elegido para mostrarme mis errores y para poder ver más allá de ellos. 3Se me ha concedido poder tener una nueva percepción a través del Guía que Tú me diste, y, mediante Sus lecciones, superar la percepción y regresar a la verdad. 4Pido la ilusión que trasciende todas las que yo inventé. 5Hoy elijo ver un mundo perdonado en el que todo lo que veo me muestra la faz de Cristo y me enseña que lo que contemplo es mío, y que nada existe, excepto Tu santo Hijo.

2. Hoy nuestra vista es bendecida. 2Compartimos una sola visión cuando contemplamos la faz de Aquel Cuyo Ser es el nuestro. 3Somos uno por razón de Aquel que es el Hijo de Dios, Aquel que es nuestra Identidad.






AUDIOS de la Lección 269
de CELEBRANDO EL MILAGRO

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a través de Martin Musarra


Lección 269 comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda

















































LECCIÓN 269


Mi visión va en busca de la faz de Cristo.


Comentada por: 
Jorge Luis Álvarez Castañeda


¡Que la paz sea con nosotros hoy!


En esta lección, Jesús, retoma el tema el perdón y lo relaciona con la inocencia al encontrar la faz de Cristo. La faz de Cristo es lo que percibimos cuando sanamos nuestra mente mediante el perdón y mediante la visión de Cristo. Volvemos al tema de la proyección y de la percepción. Así como vea en mi interior, así, veré, así, percibiré, afuera. Esa experiencia interior de inocencia me permitirá ver inocencia en mis hermanos en lugar de culpa, ver el Cristo, el Ser que compartimos con Dios, en todas las cosas. 

Jesús nos dice:
”Te pido que hoy bendigas mis ojos. Mi visión es el medio que has elegido para que se convierta en la manera de mostrarme mis errores y de poder ver más allá de ellos”.
  
Hemos venido estudiando en el tema especial del cuerpo que éste es neutro y que puede estar al servicio del sistema de pensamiento del ego o el del Espíritu Santo. Cuando mi vista está al servicio del ego no busco sino errores en mis hermanos y los agrando hasta más no poder como una manera de demostrar mi inocencia. Siempre quiero sacarme en limpio así, interiormente, sepa que no tengo la razón. Esto no es sino una reminiscencia de la ancestral culpa que cargamos por la creencia en la separación de Dios. Pero, hoy, Jesús, nos llama a ver más allá de los errores. Y si vemos más allá de los errores vemos la inocencia de nuestro hermano que no es sino un reflejo de la nuestra la cual estamos proyectando en él. Así estaremos viendo la faz de Cristo

Continúa Jesús:

”Se me ha concedido tener una nueva percepción a través del Guía que me diste, y mediante Sus lecciones, superar la percepción y regresar a la verdad”. 

  Ese Guía es el Espíritu Santo que fue creado por Dios en el momento en que surgió la creencia en la separación y caímos en este sueño en el que vivimos con el sistema de pensamiento del ego. Su función es ayudarnos a despertar de este sueño mediante el perdón.

Ya hemos visto que el perdón del mundo es el perdón – para- destruir centrado en ver el error y no olvidarlo. El perdón del Curso es el perdón-para- salvar, que no ve el error.

Jesús nos insiste en la importancia del perdón:

”Pido la ilusión que trasciende todas las que yo inventé. Hoy elijo ver un mundo perdonado en el que todo lo que veo me muestra la faz de Cristo y me enseña que lo que contemplo es mío, y que nada existe, excepto Tu santo Hijo”.

   La ilusión que trasciende todas las ilusiones es el perdón. Es una ilusión que pone fin a las ilusiones, es una ilusión sanadora, que busca la unidad en lugar de la separación, que busca la paz en lugar del conflicto, que ve inocencia y no culpa, que ve amor y no miedo. Hoy, Jesús, nos llama a ver un mundo perdonado. Veo un mundo perdonado porque he perdonado el mundo que tengo con mi interior con la visión de Cristo, de tal manera, que eso es lo que extiendo afuera. 

Jesús, nos lo aclara todavía más en la introducción al capítulo 23:

”No hay nada a tu alrededor que no forme parte de ti. Contémplalo amorosamente y ve la luz del Cielo en ello. Pues así es como llegarás a comprender todo lo que se te ha dado”. (T-23. In. 6: 1-3)

Con relación al tema del cuerpo

Jesús nos dice en el tema especial 5. ¿Qué es el cuerpo?:

”Te identificarás con aquello que te da seguridad. Sea lo que sea, creerás que ello es lo que tú eres. Tu seguridad reside en la verdad, no en las mentiras”.  

Esto ya lo habíamos visto en la lección 261 Dios es mi refugio y mi seguridad. Acepto este pensamiento si estoy bajo la Guía del Espíritu Santo. Si estoy bajo la orientación del ego creeré que el cuerpo es mi refugio y mi seguridad. De hecho, con la guía del ego dedico la mayor parte del tiempo al cuidado del cuerpo. El tiempo que le dedico a cuidar la mente de pensamientos no amorosos es mínimo, por no decir, que nulo. La lección de hoy nos habla de utilizar la visión de Cristo y de sanar nuestra mente mediante el perdón. Esa es la condición para poder aceptar mi seguridad: la verdad, en lugar de las mentiras e ilusiones del ego.  

Proceso de práctica de la lección


Tener momentos con Dios por la mañana y por noche

Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.

Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.

Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús. 
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.

En tu meditación intenta entrar en  contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.

Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.

Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:

”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)

Recordatorios cada hora. 

Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.

Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. 

Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.

 Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos  a Dios.

Respuesta a la tentación.

Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.

















LECCIÓN 269

Mi vista va en busca de la faz de Cristo.

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

Primero precisemos  el significado del concepto "la faz de Cristo" 

Para la tradición cristiana la faz de Cristo, tiene su origen en el episodio cuando Jesús cargaba su cruz al monte del calvario, una mujer llamada  la Verónica, se quitó su manto para limpiar el sudor de su cara, y según se dice su rostro quedó impregnado en el manto. La iglesia hizo del manto una de sus principales reliquias religiosas. Se han reproducido tantas replicas del manto que se exhiben en distintos lugares, que no se sabe cuál es el original y donde se encuentra, pues se dice que desapareció en Roma en el siglo XVI. 

En el Curso de Milagros la faz de Cristo tiene otro significado. No se considera una reliquia, pues la santidad no reside en ningún objeto. La santidad reside en la mente, y sólo en la mente recta donde habita el Cristo que somos. 

Este es el mundo de la percepción, todo lo vemos con los ojos del cuerpo, con los ojos del juicio y la condena del ego. Lo que vemos no es más que el espejo de los pensamientos de culpa y miedo que previamente habíamos proyectado sobre nuestros hermanos.  

El Espíritu Santo nos ayuda a reinterpretar la percepción del ego a una percepción verdadera, y eso lo logramos a través del perdón. En la medida que vamos perdonando, nuestra manera de ver el mundo va cambiando, y se va transformando en la visión de Cristo, la visión espiritual, y lo que vemos con la visión de Cristo, es  la faz de Cristo en el rostro de cada hermano, pues todo lo que vemos lo vemos con amor y perdón, y lo que vemos nos refleja su amor. Y cuando logro ver la faz de Cristo en mis hermanos, la estoy viendo en mi, he encontrado mi santo Ser en la inocencia de mis hermanos. Pues todos somos un solo Ser, que procedemos de la única Fuente que nos creó. 

"Mi vista va en busca de la faz de Cristo." significa que mi vista va en busca del amor en todo lo que veo. Buscar amor y solo amor en cada hermano que me encuentre.  Si por algún momento, veo juicio y condena, pido que se  bendiga mi vista, me perdono, hasta que logre contemplar el Ser que soy, el Cristo en mi, reflejado en el rostro inocente de mis hermanos. Esta lección nos recuerda la enseñanza de Jesús, de que ofrezcamos solo amor, pues eso es lo que somos, y cuando lo ofrecemos, eso es lo que  recibiremos: amor. La luz que da vida, que une e impregna todo lo que existe. 

ORACION DEL DÍA:

"Te pido que hoy bendigas mi vista. Mi vista es el medio que Tú has elegido para mostrarme mis errores y para poder ver más allá de ellos. Se me ha concedido poder tener una nueva percepción a través del Guía que Tú me diste, y, mediante Sus lecciones, superar la percepción y regresar a la verdad. Pido la ilusión que trasciende todas las que yo inventé. Hoy elijo ver un mundo perdonado en el que todo lo que veo me muestra la faz de Cristo y me enseña que lo que contemplo es mío, y que nada existe, excepto Tu santo Hijo."

La oración comienza pidiendo bendición para nuestra vista, de tal manera que podamos ver más allá de nuestros errores, a través del perdón, que me permite desarrollar una percepción verdadera. El mundo perdonado que veo me muestra la faz de Cristo. Con la ayuda del Espíritu Santo, los ojos del cuerpo cumplen una nueva función, ser medio de comunicación para expresar amor y perdón. 

Vale la pena explicar la siguiente frase: "Pido la ilusión que trasciende todas las que yo inventé."  la ilusión que trasciende todas las ilusiones es el perdón. El perdón es una ilusión que deshace todas las demás ilusiones. En el fondo no tenemos que perdonar nada a nadie, pues ningún hermano nos ha hecho nada, la culpa que vemos en ellos no es más que nuestras propias proyecciones. Y cuando hacemos consciencia de ellas, elegimos abandonar nuestros pensamientos de culpa, nos liberamos de ellos, nos perdonamos.

 El perdón es  una herramienta del Espíritu Santo para ayudarnos a despertar del sueño de separación. El perdón no tiene ninguna función en el Cielo pues allí no hay nada que perdonar. Lo que no existe en el estado del Cielo, no es real, de tal manera que el perdón es una herramienta ilusoria para ayudarnos a despertar de la ilusión. 

"Hoy nuestra vista es bendecida." con la bendición del amor, nuestros ojos ya no percibirán juicios sino inocencia. 

"Compartimos una sola visión cuando contemplamos la faz de Aquel Cuyo Ser es el nuestro." cuando contemplamos a todos con la visión de Cristo, estamos contemplando la unidad que somos, nuestro único Ser, y nos veremos reflejados en cada  hermano que veamos. En ese instante reconocemos nuestra verdadera identidad como el Hijo de nuestro Padre eterno: "Somos uno por razón de Aquel que es el Hijo de Dios, Aquel que es nuestra Identidad."

PRACTICA:

Repasa el tema especial de esta sección, titulado "5. ¿Qué es el cuerpo?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea  y la oración del día, y si logras   memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:

"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)

No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad. 





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