LECCIÓN 275 La sanadora Voz de Dios protege hoy todas las cosas.



Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM

LECCIÓN 275

 La sanadora Voz de Dios protege hoy todas las cosas.

 

1. Escuchemos hoy a la Voz que habla por Dios, la cual nos habla de una lección ancestral que es tan cierta hoy como siempre lo fue. ²Sin embargo, este día ha sido seleccionado como aquel en el que hemos de buscar y oír, aprender y entender. ³Escuchemos juntos, ⁴pues lo que nos dice la Voz que habla por Dios no lo podemos entender por nuestra cuenta, ni aprenderlo estando separados. ⁵En esto reside la protección de todas las cosas. ⁶Y en esto se encuentra la curación que brinda la Voz que habla por Dios.


2. Tu sanadora Voz protege hoy todas las cosas, por lo tanto, dejo todo en Tus Manos. ²No tengo que estar ansioso por nada. ³Pues Tu Voz me indicará lo que tengo que hacer y adónde debo ir, con quién debo hablar y qué debo decirle, qué pensamientos debo albergar y qué palabras transmitirle al mundo. ⁴La seguridad que ofrezco me es dada a mí. ⁵Padre, Tu Voz protege todas las cosas a través de mí.





AUDIOS de la Lección 275
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 275
A través de Blanca Nivia Morales Contreras


Ocurrir de la Lección 275
a través de Martin Musarra


Lección 275 comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda


































LECCIÓN 275

La sanadora Voz de Dios protege hoy todas las cosas.


Comentada por: 

Jorge Luis Álvarez Castañeda


¡Que la paz sea con nosotros hoy!


Jesús, nos llama, en esta lección a oír al Espíritu Santo y a reconocer el papel sanador de Su Pensamiento que deshace el del ego.


Jesús nos dice en la lección: 

”Escuchemos hoy la sanadora Voz que habla por Dios,”


¿Para qué no escucho al Espíritu Santo que me habla de paz, de amor, de perdón, de unidad, de dicha…a todo momento? Para mantener mi identidad como personaje separado de Dios y de mis hermanos; para no soltar mi historia en la que creo que fui tratado injustamente, mi hermano es culpable y yo soy inocente lo cual justifica que yo lo ataque; para vivir en el pasado y alimentar situaciones que no quiero perdonar, ni soltar y negarme a los cambios que el presente me puede traer; para mantener mi pequeño mundo de relaciones especiales y al personaje que he fabricado tan celosamente a lo largo de los años, etc.


Nos dice Jesús:

”la cual nos habla de una lección ancestral que es tan cierta como siempre lo ha sido,”

 

Esa lección ancestral nos enseña que nunca hemos dejado de ser el Hijo de Dios, nunca nos hemos separado de Dios.  Otra cosa es que no lo creamos. 


Jesús nos enseñó en la lección 261 Dios es mi refugio y mi seguridad:

”Me identificaré con lo que creo que es mi refugio y mi seguridad”. L-261. 1:1


Si creo que mi seguridad me la da el ego esto, inherentemente, llevará inseguridad y desprotección. 


Dice Jesús:


”Sin embargo, este día ha sido seleccionado como aquel en el que hemos de buscar y oír, aprender y entender. Únete a mí en esta escucha, pues lo que nos dice la Voz que habla por Dios no lo podemos entender por nuestra cuenta, ni aprenderlo estando separados”.


Hoy, buscaremos a Dios en nuestros hermanos al mirarlos con la visión de Cristo y oiremos la Voz de Dios llamándonos a perdonar y a la unidad. Hemos aprendido con Jesús que la creencia en la separación de Dios, que expresamos en la separación con nuestros hermanos, genera enfermedad y malestar. 


Continúa Jesús:


”En esto reside la protección de todas las cosas. Y en esto se encuentra la curación que brinda la Voz que habla por Dios”.


En el mundo del ego, basado en la separación, en el conflicto, en el deseo de ser especial, en la lógica de cada uno por su lado donde siempre habrá ganadores y perdedores, en el miedo a Dios, etc., es imposible sentirse seguros plenamente. Jesús, nos llama a trascender esa lógica: nos llama a unirnos con Dios y con nuestros hermanos.


La oración de la lección vale la pena repetirla e interiorizarla. Nunca estamos solos. Siempre están el Espíritu Santo y Jesús a nuestro lado dispuestos a ayudarnos cuando lo requiramos.


”Tu sanadora Voz protege hoy todas las cosas, por lo tanto, dejo todo en Tus Manos. No tengo que estar ansioso por nada. Pues Tu Voz me indicará lo que tengo que hacer, adónde ir, con quien debo hablar y que debo decirle; que pensamientos debo albergar y que palabras debo transmitir al mundo. La seguridad que ofrezco me es dada a mí. Padre, Tu Voz protege todas las cosas a través de mí”.


Con relación al tema del Cristo


Jesús nos dice en el tema especial 6. ¿Qué es el Cristo?:

”Nada que los ojos del cuerpo puedan percibir tiene efecto alguno sobre Él. Pues aunque Su Padre depositó en el Él los medios para tu salvación, Él sigue siendo, no obstante, el Ser que, al igual que Su Padre, no conoce el pecado”.


Con los ojos del cuerpo guiados por el ego no vemos sino separación. Pero con la visión de Cristo, guiados por el Espíritu Santo y por Jesús, veremos unidad y le podremos ofrecer sanación al mundo como vimos en la lección de hoy: La sanadora Voz de Dios protege hoy todas las cosas.


El Cristo que permanece en mi mente, es impecable. A Él podemos acudir cuando estemos confundidos sobre nuestra verdadera identidad y nos encontremos atacando y juzgando. Ese ser que ataca no es el Ser, el Cristo, que compartimos con Dios. Pero salir de la confusión del ego no lo podemos hacer solos. Necesitamos la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Sólo hay que pedirla para que se nos conceda.


Proceso de práctica de la lección


1. Tener momentos con Dios por la mañana y por noche


Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.


Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.


Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús. 

Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.


En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.


Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.


Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:


”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)


2. Recordatorios cada hora. 


Cada hora recordaremos a Dios.

Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.


Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. 


3. Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.


 Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos  a Dios.


4. Respuesta a la tentación.


Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.


Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.


Muchas, muchísimas, bendiciones.









Kenneth Wapnick

”La sanadora Voz de Dios protege hoy todas las cosas.” 

LECCIÓN 275


Esta lección se centra en el Espíritu Santo. 

(1:1-2) Asistamos hoy a la Voz de Dios, que habla una antigua lección, no más verdadera hoy que cualquier otro día. Sin embargo, este día ha sido elegido como el momento en que buscaremos y escucharemos y aprenderemos y comprenderemos. Esa antigua lección es el principio de la Expiación de que la separación nunca ocurrió. Jesús nos está pidiendo que hoy escojamos que el Espíritu Santo sea nuestro Maestro en lugar del ego. La elección es nuestra: escuchar Su Voz y Su Voz a solas. La mayoría de las veces será un día en el que nos movemos de un lado a otro entre las dos voces. Sin embargo, siempre queremos ser conscientes de que si estamos en un estado de miedo, ansiedad o incomodidad, es sólo por la elección que hemos hecho, que puede ser felizmente cambiada en un instante. 

(1:3-6) Acompáñenme en la audiencia. Porque la Voz de Dios nos habla de cosas que no podemos entender solos, ni aprender por separado. Es en esto que todas las cosas están protegidas. Y en esto se encuentra la sanidad de la Voz de Dios. 

Jesús nos lo está diciendo: "Escucho la Voz del Espíritu Santo porque no hay otra. Únete a mí en ese lugar de refugio y tú también lo oirás". El verdadero aprendizaje y la comprensión sólo tienen lugar cuando desaprendemos la creencia del ego en la separación y las diferencias. Jesús no está hablando de entender algo que dice un libro, como lo haría un teorema en física o regla de lógica, sino de entender la verdad. Si la verdad es la unidad, el entendimiento en este mundo significa cualquier cosa que refleje la unidad. Esto no se puede entender por sí solo. Si trato de hacerlo -excluyendo a otros- niego la misma unidad que trato de entender. El verdadero aprendizaje ocurre sólo en el contexto del perdón, porque lo único que hay que aprender es el desaprender la separación y los intereses separados. 

(2) Tu Voz sanadora protege todas las cosas hoy, y por eso te dejo todas las cosas a Ti. Necesito estar ansioso por nada. Porque Tu Voz me dirá qué hacer y a dónde ir; a quién hablar y qué decirle, qué pensamientos pensar, qué palabras dar al mundo. La seguridad que traigo me es dada. Padre, Tu Voz protege todas las cosas a través de mí. 

La frase 3, "Porque tu voz me dirá...", está dirigida a nosotros en la parte inferior de la escalera, donde creemos que existimos como cuerpos. Pensamos que se nos dice que hagamos y digamos cosas específicas por medio de una Voz específica, pero cuando nos unimos con el Amor no específico del Espíritu Santo, nuestra mente orientada a lo específico que cree que está en un cuerpo específico tradujo el amor no específico en una guía e instrucción específica. En pasajes como este, por lo tanto, Jesús se dirige a nosotros a nivel de nuestra experiencia. Sin embargo, a medida que avanzamos en la escalera, llegamos a comprender mejor los pasajes de Un Curso de Milagros que enseñan que las palabras fueron hechas para separarnos de Dios. Él no los entiende, y los detalles nos enraízan en los sueños del mundo en lugar de ayudarnos a despertar de ellos. Así nos habla Jesús a nivel de nuestra identificación corporal. Puesto que vivimos en un estado constante de miedo, altamente vulnerables a las amenazas potenciales que plantea el mundo que nos rodea, necesitamos desesperadamente la protección que Jesús nos ofrece aquí. Que nos digan que Dios o el Espíritu Santo no es específico no nos ayudaría en nuestro temible estado de percepción de la especificidad, por lo que Jesús nos presenta su mensaje como un reflejo de la verdad inespecífica con la que podemos relacionarnos, comprender y finalmente aceptar.









LECCIÓN 275

 "La sanadora Voz de Dios protege hoy todas las cosas."


Comentada por:

 Oscar Gómez Díez 


En esta lección se le asigna al Espíritu Santo el papel de sanador, como nuestro Maestro- guía del amor y el perdón que nos llevará a la unidad de la que siempre hemos sido. 


La idea de hoy nos puede confundir respecto al significado de "todas las cosas." No se trata que la Voz de Dios vaya a proteger los  objetos que acumulamos en este mundo, nuestra casa, negocio, auto, o nuestros ingresos y ahorros. En este mundo son muy populares las oraciones pidiendo protección y cuidado para estos bienes. Pues bien, el Curso no se refiere a tales cosas. 


Pese al recorrido de las lecciones que hemos hecho hasta hoy, podríamos pensar que es la única  lección que habla de "las cosas", ese olvido nos suele suceder cuando practicamos el libro de ejercicios por primera vez. Pero no es así, veamos varias lecciones que mencionan  "las cosas",  y que entiende el Curso por ellas.


Hagamos un pequeño repaso sobre el significado de “las cosas” en el libro de ejercicios, para ello relacionemos los títulos de las siguientes lecciones:


"No veo cosas neutras"  L 17

"Estoy decidido a ver las cosas de otra manera." L 21

"Por encima de  todo quiero ver las cosas de otra manera." L 28

"Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda."  L 193

"Mi santa visión ve la pureza de todas las cosas"   L 263

"Que todas las cosas sean exactamente como son" L 268 

"La sanadora Voz de Dios protege hoy todas las cosas." L 275

"Juzgo todas las cosas como quiero que sean"  L 311

"Veo todas las cosas como quiero que sean" L 312

"Todas las cosas que creo ver son reflejos de ideas" L 325

"Dejo que el perdón descanse sobre todas las cosas, pues de ese modo es que se me concederá a mi.". L 342

"Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mi, y que, en lugar de juzgarlas les conceda a cada una un milagro de amor,." L 349


En las primeras lecciones "las cosas" es todo lo de este mundo, personas y situaciones, pero también son objetos a los que hemos definido previamente, les hemos asignado un significado que no queremos cuestionar, pero en el que radica nuestro cambio de mentalidad. Todas "las cosas" son las que  debemos perdonar. Y son las que marcan la diferencia entre ver con los ojos del cuerpo, y ver de verdad. Verlas con los ojos del cuerpo, con los ojos del ego, o verlas con la visión de Cristo, con la visión del amor. A partir de la lección 263, "las cosas" la debemos ver con nuestra visión santa. 

En la lección 268, "las cosas" son la realidad, las creaciones de Dios. 

La lección 311, juzgar las cosas, es un ataque contra la verdad y una afirmación de la separación. 

La lección 312, "las cosas" que veo, las veo según mi voluntad, o con el ego o con el Espíritu Santo. 

La lección 325, todas "las cosas" son reflejo de ideas, de las de Dios o las del ego. 

La lección 342 perdono "Todas las cosas" y dejar que la Creación sea tal como Dios la hizo. 

La lección 349 contemplo "todas las cosas" con la visión de Cristo y las perdono en lugar de juzgarlas. 


Así que volvamos a la lección de hoy, la 275. "La sanadora Voz de Dios protege hoy todas las cosas." "las cosas" que protege la Voz de Dios, no se cuidan  como lo haría un guardaespaldas o un policía. "las cosas" se protegen haciendo todo lo que nos indica la Voz que habla por Dios, pues sabe exactamente "lo que tengo que hacer y adónde debo ir, con quién debo hablar y qué debo decirle, qué pensamientos debo albergar y qué palabras transmitirle al mundo."


"las cosas"  del mundo se “cuidan” no haciéndolas objeto de juicios o ataques. A la vez, que las "las cosas" de Dios las dejamos que sean tal como son, pues cuando tomamos la decisión de juzgarlas damos lugar a la separación. 

 

"Escuchemos juntos, pues lo que nos dice la Voz que habla por Dios no lo podemos entender por nuestra cuenta, ni aprenderlo estando separados." como creemos vivir en el mundo de la percepción, todo juicio que hagamos siempre será parcial y limitado, pues carecemos de la visión de la totalidad todo abarcante, de ahí el llamado de Jesús de que escuchemos juntos al Espíritu Santo. "En esto reside la protección de todas las cosas."


Si decidimos escuchar al Espíritu Santo junto con Jesús y todos nuestros hermanos, descubriremos que "en esto se encuentra la curación que brinda la Voz que habla por Dios." la curación se encuentra en perdonar todo lo que me separa de mis hermanos y de Dios. Y no temeré de ningún futuro incierto, pues lo he puesto en manos de Dios, he recuperado mi seguridad, y me vuelvo en un instrumento de paz y perdón, como nos lo describe esta hermosa oración:


ORACION DEL DIA:


"Tu sanadora Voz protege hoy todas las cosas, por lo tanto, dejo todo en Tus Manos. No tengo que estar ansioso por nada. Pues Tu Voz me indicará lo que tengo que hacer y adónde debo ir, con quién debo hablar y qué debo decirle, qué pensamientos debo albergar y qué palabras transmitirle al mundo. La seguridad que ofrezco me es dada a mí. Padre, Tu Voz protege todas las cosas a través de mí."

 

PRACTICA:


Repasa el tema especial de esta sección, titulado "6. ¿Qué es el Cristo?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea  y la oración del día, y si logras   memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:


"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)


No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad. 





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