LECCIÓN 276
Se me ha dado la Palabra de Dios para que la comparta.
1. ¿Qué dice la Palabra de Dios? ²"Mi Hijo es tan puro y santo como Yo Mismo." ³Así fue como Dios se convirtió en el Padre del Hijo que Él ama, pues así fue como lo creó. ⁴Ésta es la Palabra que el Hijo no creó con el Padre, pues nació como resultado de ella. ⁵Aceptemos Su Paternidad, y todo se nos dará. ⁶Mas si negamos que fuimos creados en Su Amor, estaremos negando nuestro Ser, y así, no tendremos certeza acerca de quiénes somos, Quién es nuestro Padre y cuál es nuestro propósito aquí. ⁷No obstante, sólo con que reconozcamos a Aquel que nos dio Su Palabra en nuestra creación, Su recuerdo aflorará de nuevo en nuestras mentes y así podremos recordar a nuestro Ser.
2. Padre, he hecho mía Tu Palabra. ²Y es ésta la que les quiero compartir a todos mis hermanos, quienes me fueron confiados para que los amara como si fuesen míos, tal como yo soy amado, bendecido y salvado por Ti.
de CELEBRANDO EL MILAGRO
LECCIÓN 276
Se me ha dado la Palabra de Dios para que la comparta.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
*¡Que la paz sea con nosotros hoy!*
Jesús, en esta lección, nos sigue aclarando nuestro papel en este mundo. Ya Jesús en la lección 256 *Dios es mi único objetivo hoy*, nos decía:
_”La única manera de llegar a Dios es mediante el perdón”_. L-256. 1:1
Así que ya tenemos claro el objetivo: Dios. Y el propósito para alcanzarlo: el perdón.
Vale la pena que miremos la importancia de tener claro el propósito. Esto nos lo aclara Jesús en el capítulo 30 sección VII:
_”Abrigar un propósito común es el único medio por el que la percepción puede estabilizarse y por el que se le puede dar una sola interpretación al mundo y a todas las experiencias que se tienen en él. En ese propósito todo el mundo y todas las cosas que ves comparten el mismo juicio. Ahora no tienes por qué juzgar, pues has aprendido que a todo se le ha dado el mismo significado, y te alegras de poder verlo por todas partes. Dicho significado no puede cambiar *porque* tu deseo es percibirlo en todas partes, inalterado por las circunstancias. Por lo tanto, se lo otorgas a todos los acontecimientos y dejas que ellos te ofrezcan estabilidad a ti”_. (T-30. VII.4:1-5)
Continúa, Jesús, en la lección:
_”¿Qué dice la Palabra de Dios? “Mi Hijo es tan puro y santo como Yo.” Así fue como Dios se convirtió en el Padre del Hijo que Él ama, pues así fue como lo creó. Esta es la Palabra que el Hijo no creó con el Padre, ya que nació como resultado de ella”_.
La Palabra de Dios habla que el Hijo de Dios es santo, puro, inocente. Para el ego es lo contrario: somos indignos, culpables, perversos… Esto es lo que nos propone Jesús cambiar con la ayuda del Espíritu Santo, como vimos en la lección de ayer.
Se trata de cambiar de intérprete y admitir el que Dios nos dio como nos dice Jesús en el capítulo 30 sección VII:
_”Tenemos un solo Intérprete. Y a través del uso que Él hace de los símbolos nos unimos y, de esta forma, todos ellos tienen el mismo significado para todos. Nuestro idioma común nos permite hablar con todos nuestros hermanos y entender con ellos que el perdón se nos ha otorgado a todos y, por ende, podemos comunicarnos otra vez”_. T-30.VII.7: 6-8
Con el Espíritu Santo haremos uso de la Palabra de Dios que compartimos con nuestros hermanos, nos valdremos del perdón de las ilusiones, de tal manera, que junto con los hermanos todos podamos apuntar al objetivo común que compartimos: Dios.
Continúa Jesús en la lección:
_”Aceptemos Su Paternidad y todo se nos dará. Mas si negamos que fuimos creados en Su Amor, estaremos negando nuestro Ser, y así no tendremos certeza acerca de Quién somos, Quién es Nuestro Padre y cuál es nuestro propósito aquí. No obstante, sólo con que reconozcamos a Aquel que nos dio Su Palabra en nuestra creación, Su recuerdo aflorará de nuevo en nuestras mentes y así podremos recordar a nuestro Ser”_.
De nuevo, volvemos a recordar la necesidad de reconocer mi verdadera identidad como el Hijo de Dios, el Cristo, el Ser que soy. El no reconocer mi identidad es la causa de vivir en un mundo de ilusiones falsas que lo único que hacen es generarme sufrimiento. Puedo decidirme ya a querer desear recordar a Dios, decidirme a aceptar la Palabra de Dios y llevársela a mis hermanos con mí ejemplo: mostrándoles la plenitud y confianza que me acompaña cuando acepto mi grandeza como Hijo de Dios.
*Con relación al tema de Cristo*
Jesús, nos dice en el tema especial 6.¿Qué es el Cristo?:
_”Al ser el hogar del Espíritu Santo y sentirse a gusto únicamente en Dios, Cristo permanece en paz en el Cielo de tu mente santa”_.
El Espíritu Santo mora en Cristo, así como Cristo mora en Dios. Cristo mora en todas las partes de la mente que se creen separadas. Encierra el recuerdo de Dios. Cristo es esa parte amorosa, que nos llama a poner freno a los excesos de locura del ego: ataque, resentimiento, culpa, miedo, ira, sufrimiento, sacrificio y que nos llama a paz, a la cordura.
En la lección de hoy *Se me ha dado la Palabra de Dios para que la comparta* se nos llama a compartir la Palabra de Dios con nuestros hermanos. Con el Espíritu Santo podemos ver el Cristo que hay en nuestros hermanos, podemos verlos más allá del cuerpo, ver su naturaleza espiritual de inocencia, pureza, santidad.
*Proceso de práctica de la lección*
_Tener momentos con Dios por la mañana y por noche_
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)
_Recordatorios cada hora_.
Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
_Recordatorios frecuentes de la lección entre horas_.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
_Respuesta a la tentación_.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
LECCIÓN 276
Se me ha dado la Palabra de Dios para que la comparta.
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
El Curso de Milagros se desenvuelve en un mundo ilusorio de formas y símbolos que no existen en el estado del Cielo. Así que el Espíritu Santo utiliza las formas y símbolos del mundo para ser inteligible, para que podamos comprender el mensaje del Cielo, pero reinterpretadas desde el amor y el perdón.
Ese es el caso de las palabras. ¿Usa realmente Dios palabras? La respuesta es no. Para ello necesitaría tener un cuerpo, con cuerdas vocales, para poder emitir sonidos, que fueran entendibles como palabras. Y ya sabemos que Dios es amorfo. Y si fuera posible que Dios se comunicará con palabras, sería un método muy limitado de comunicación.
Hace un tiempo escribí un texto titulado "El fin de las palabras" allí decía:
"En este mundo las palabras son juicios que hacemos respecto a lo que vemos y experimentamos. El Espíritu Santo nos enseña a reinterpretarlas desde el amor, renunciando a todo juicio a través del perdón. Por eso, mientras utilicemos las palabras como juicios, será necesario su uso como medio de comunicación *"Son muchos a los que aún es necesario acercarse por medio de palabras, ya que todavía son incapaces de oír en silencio"* (M-21.4:3) en otras palabras, el silencio es nuestra forma natural de comunicarnos con Dios, mientras aprendamos a recordar nuestra comunicación original en el Cielo, necesitaremos apoyarnos en las palabras." ( El fin de las palabras. Oscar Gómez Díez)
*"Dios no entiende de palabras, pues fueron hechas por mentes separadas para mantenerlas en la ilusión de la separación"* (M-21.1:7) Tras la separación, creamos cuerpos individuales, que para comunicarse requerían de instrumentos físicos como la voz, teníamos que asignarle un significado común a los objetos y seres del mundo externo que veíamos para podernos entender: surgen las palabras. Las palabras son los símbolos de comunicación en este mundo, no en el estado del Cielo. El Amor al ser real no requiere de símbolos." ( El fin de las palabras. Oscar Gómez Díez)
Entonces surge la pregunta, ¿porque Un Curso de Milagros utiliza el término "La palabra de Dios"?
En muchas tradiciones religiosas, incluido el cristianismo, presentan los textos de su teología como "La palabra de Dios". El Curso utiliza un lenguaje cristiano, pero es explicito en manifestar que las palabras *"no son más que símbolos de símbolos. Por lo tanto, están doblemente alejadas de la realidad."* (M-21.1:9-10)
Recordemos que en este mundo las palabras son símbolos para representar algo al que le hemos asignado un significado, pero no son el significado en sí. *"Usamos las palabras y tratamos una y otra vez de ir más allá de ellas hasta llegar a su significado, el cual está mucho más allá de su sonido."* (int. 5° repaso.12:4) Comprendiendo que la *"palabra de Dios"* es un símbolo que refleja el amor de Dios en este mundo, y que es la forma que utiliza el Espíritu Santo para comunicarse con nosotros, veamos el resto de la lección.
*"¿Qué dice la Palabra de Dios? "Mi Hijo es tan puro y santo como Yo Mismo."* Este es el mensaje que el Espíritu Santo nos transmite, fuimos creados a semejanza de nuestro Padre, compartimos sus mismos atributos, y por lo tanto, somos tan puros e impecables como Él. Este es el principal mensaje del principio de la Expiación, nada ha cambiado en el Cielo por nuestro sueño de separación. Cuando despertemos de este, nos daremos cuenta de ello, no hay que temer ningún castigo divino, pues el Amor no sabe de condenas ni castigos.
*"Aceptemos Su Paternidad, y todo se nos dará."* aceptar nuestra verdadera identidad como el Hijo de Dios, es un paso fundamental en nuestra sanación, pues la separación no fue más que la negación de nuestro Padre. *"Mas si negamos que fuimos creados en Su Amor, estaremos negando nuestro Ser, y así, no tendremos certeza acerca de quiénes somos, Quién es nuestro Padre y cuál es nuestro propósito aquí."*
De ahí que aceptar nuestra verdadera identidad es un paso esencial para recordar a Dios en nuestros corazones. *"No obstante, sólo con que reconozcamos a Aquel que nos dio Su Palabra en nuestra creación, Su recuerdo aflorará de nuevo en nuestras mentes y así podremos recordar a nuestro Ser."* La salvación no es más que un recordatorio del amor de Dios en nosotros. Pero no es un recuerdo intelectual, es un recordar como vivencia, como experiencia que trasciende las formas y símbolos de este mundo, y que tanto los símbolos, como las palabras, no alcanzan a describir.
*ORACION DEL DÍA:*
*"Padre, he hecho mía Tu Palabra. Y es ésta la que les quiero compartir a todos mis hermanos, quienes me fueron confiados para que los amara como si fuesen míos, tal como yo soy amado, bendecido y salvado por Ti."*
En este mundo podemos usar las palabras para unir, expresar y compartir amor y perdón. Y de las palabras vamos pasando a una práctica de vida, donde el ejemplo, la presencia y la sonrisa de nuestro corazón van sustituyendo a las palabras.
Usamos la palabra para despertar, en un aprendizaje en que nos vamos desprendiendo de las palabras, y vamos entrando cada vez más en la quietud y el silencio. Y de la contemplación de nuestra quietud y silencio va emergiendo la luz de nuestro amor que nos conecta con la totalidad de lo que somos. Estamos llegando. Gracias Padre!
*PRACTICA:*
Repasa el tema especial de esta sección, titulado *"6. ¿Qué es el Cristo?"* Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
*"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo."* (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.