Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM
LECCIÓN 306
El regalo de Cristo es lo único que busco hoy.
1. ¿Qué otra cosa sino la visión de Cristo querría utilizar hoy cuando me puede conceder un día en el que veo un mundo tan semejante al Cielo que un viejo recuerdo vuelve a aflorar en mi conciencia? 2 Hoy puedo olvidarme del mundo que fabriqué. 3 Hoy puedo ir más allá de todo temor y ser restaurado al amor, a la santidad y a la paz. 4 Hoy soy redimido y vuelvo a nacer en un mundo misericordioso y solícito; un mundo lleno de bondad en el que reina la Paz de Dios.
2. Y de esta manera, Padre nuestro, regresamos a Ti, recordando que nunca nos ausentamos; recordando los santos dones con los que nos has agraciado. 2 Venimos llenos de gratitud y aprecio, con las manos vacías y con nuestras mentes y corazones abiertos, pidiendo tan sólo lo que Tú concedes. 3 Ninguna ofrenda que podamos hacer es digna de Tu Hijo. 4 Pero en Tu Amor se le concede el regalo de Cristo.
AUDIOS de la Lección 306
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 306
A través de Blanca Nivia Morales Contreras
Ocurrir de la Lección 306
a través de Martin Musarra
Lección 306
comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 306
El regalo de Cristo es lo único que busco hoy.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Ésta es otra hermosa lección que trata de la visión de Cristo:
”¿Qué otra cosa sino la visión de Cristo querría utilizar hoy cuando me puede conceder un día en el que veo un mundo tan semejante al Cielo que un viejo recuerdo vuelve aflorar en mi conciencia?”
Puedo elegir ver el mundo real, puedo elegir ver el amor y no el miedo. ¿Cuándo? En éste mismo instante. Pero le tengo miedo al amor, como una expresión del miedo, completamente injustificado, que le tengo a Dios.
Jesús nos lo explica capítulo 13 sección III:
”Bajo los tenebrosos cimientos del ego yace el recuerdo de Dios y de eso es de lo que realmente tienes miedo. Pues éste recuerdo te restituiría instantáneamente al lugar donde te corresponde estar, del cual te has querido marchar. El miedo al ataque no es nada en comparación con el miedo que le tienes al amor. Estarías dispuesto incluso a examinar tu salvaje deseo de dar muerte al Hijo de Dios si pensases que eso te podría salvar del amor. Pues éste deseo causó la separación, y lo has protegido porque no quieres que éste cese”. T-13. III. 2: 1-5
No quiero la Unidad con Dios. Quiero defender mi deseo de ser especial, mi mundo particular de relaciones especiales y no quiero soltar el pasado porque éste me mantiene en la culpa y el miedo, impidiéndome perdonar las, supuestas, ofensas de mi hermano, que no son más que una petición de ayuda.
”Hoy puedo ir más allá de todo temor y ser restaurado al amor, a la santidad y a la paz”.
En este momento puedo elegir el instante santo y hacer uso del regalo de Dios: la visión de Cristo para, de esa manera, acercarme al mundo real.
”Hoy soy redimido, y vuelvo a nacer en un mundo misericordioso y solícito; un mundo lleno de bondad en el que reina la paz de Dios”, dice Jesús.
Vuelvo a nacer, vale decir, vuelvo dar pasos para recordar a Dios, cuando dejo al ego como maestro y elijo al Espíritu Santo. Tengo que mirar de frente mis ilusiones de separación del Amor de Dios pues debajo de ellas se encuentra mucho dolor que puedo sanar con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús.
Jesús, dice en el capítulo 13 sección III:
”La visión del Espíritu Santo es misericordiosa y Su remedio no se hace esperar. No ocultes el sufrimiento de Su vista, sino llévalo gustosamente ante Él. Deposita ante Su eterna cordura todo tu dolor, y deja que Él te cure… escudriña tu mente con gran minuciosidad en busca de cualquier pensamiento que tengas miedo de revelar. Pues Él sanará cada pensamiento insignificante que hayas conservado con el propósito de herirte a ti mismo, lo expurgará de su pequeñez y lo restituirá a la Grandeza de Dios”. T-13. III. 7:2-6
Mediante la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, puedo avanzar en el camino de recordar a Dios. Pero recordemos que este proceso implica caminar con mi hermano, perdonar sus errores, ver su inocencia e impecabilidad, que es la misma mía. Mi hermano es mi salvador. Me muestra lo que tengo que cambiar y perdonar.
La oración de la lección nos recuerda el regalo más grande que hemos recibido de nuestro Padre: nuestro Ser. Recordémosla a lo largo del día:
”Y de esta manera, Padre nuestro, regresamos a Ti, recordando que nunca nos ausentamos; recordando los santos dones con los que nos has agraciado. Venimos llenos de gratitud y aprecio, pidiendo tan sólo lo que Tú concedes. Ninguna ofrenda que podamos hacer es digna de Tu Hijo. Pero en Tu Amor se le concede el regalo de Cristo”.
Con relación al tema del Segundo Advenimiento
Jesús dice en el tema especial 9. ¿Qué es el Segundo Advenimiento?
”En el Segundo Advenimiento todas las mentes se ponen en manos de Cristo, para serles restituidas al Espíritu Santo en el nombre de la verdadera creación y de la Voluntad de Dios”.
Somos una sola mente que creyó separarse de la Mente Una de Dios. Esa mente colectiva proyectó este mundo y el cuerpo. Pero por el principio de la Expiación la separación de Dios nunca ocurrió. Sólo fue un sueño que decidimos tomarnos en serio. En cada uno de esos fragmentos en que pareció dividirse la mente se encuentra el recuerdo de Dios. Es esa luz que siempre nos acompaña. El Espíritu Santo acompaña el proceso de perdón de todas esas partes de la mente para que se pongan en manos de Cristo para retornar a la Unidad de Dios.
Proceso de práctica de la lección
1.Tener momentos con Dios por la mañana y por noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)
2.Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
3.Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
4.Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Lección 306. «El regalo de Cristo es lo único que busco hoy.»
Kenneth Wapnick
"Una vez más, el regalo es la visión de Cristo: mirar el mundo a través de los ojos del Espíritu Santo que no ven ninguna justificación para la separación.
(1:1) «¿Qué otra cosa sino la visión de Cristo querría utilizar hoy cuando me puede conceder un día en el que veo un mundo tan semejante al Cielo que un viejo recuerdo vuelve a aflorar en mi conciencia?»
Este es el mundo real, que, aunque ilusorio, refleja la unicidad del Cielo, dado que no se opone a nada. Es el estado mental que simboliza la verdad que está justo detrás de nuestros sueños de separación.
(1:2-3) «Hoy puedo olvidarme del mundo que fabriqué. Hoy puedo ir más allá de todo temor, y ser restaurado al amor, a la santidad y a la paz.»
Esta es otra manera de decir que estamos equivocados y que el Espíritu Santo está en lo correcto. Al elegir a nuestro nuevo Maestro, olvidamos el sistema de pensamiento que fabricamos y el mundo que surgió de él. En su lugar en nuestra conciencia alborean los dones del amor, la santidad y la paz - precursores del despertar de nuestro Ser.
(1:4) «Hoy soy redimido, y vuelvo a nacer en un mundo misericordioso y solícito; un mundo lleno de bondad en el que reina la paz de Dios.»
Volvemos a nacer cuando elegimos al Maestro del perdón, Quien nos recuerda que la impecabilidad de nuestro hermano ilumina la nuestra:
“Sin embargo, puedes renacer en cualquier instante y recibir vida nuevamente. La santidad de tu hermano te da vida a ti que no puedes morir porque Dios conoce su inocencia, la cual tú no puedes sacrificar, tal como tu luz tampoco puede desaparecer porque él no la vea.” (T-26.I.7:1-2)
(2:1) «Y de esta manera, Padre nuestro, regresamos a Ti, recordando que nunca nos ausentamos; recordando los santos dones con los que nos has agraciado.»
Creemos que nos hemos ausentado del Cielo, que es el significado del pecado - el pensamiento de que nos separamos de Dios y destruímos Su Amor para poder existir. Esa es la fuente del regalo de culpabilidad del ego, que ahora elegimos reemplazar con los regalos de amor y vida eterna del Cielo.
(2:2-4) «Venimos llenos de gratitud y aprecio, con las manos vacías y con nuestras mentes y corazones abiertos, pidiendo tan sólo lo que Tú concedes. Ninguna ofrenda que podamos hacer es digna de Tu Hijo. Pero en Tu Amor se le concede el regalo de Cristo.»
Hablamos antes del tema de la gratitud, cuyo núcleo es nuestra gratitud de que estuviéramos equivocados y que el Espíritu Santo estuviera en lo cierto. Es esencial que nos demos cuenta del alcance de nuestro error. Hemos estado equivocados acerca de absolutamente todo: todo lo que alguna vez pensamos de nosotros mismos o de cualquier otra persona - cuerpos, vida y muerte, el significado del universo, etc. - está equivocado. Sin embargo, experimentamos esta gratitud sólo cuando venimos con las “manos vacías y con nuestras mentes y corazones abiertos”, tal como se expresa en la preciosa oración de la Lección 189 (W-pI.189.7). Este vacío significa que no nos aferramos a nada. Sin embargo, primero necesitamos darnos cuenta de a qué se aferran nuestras manos; de lo contrario, el dejar ir no tiene sentido. Así traemos nuestras ofrendas de odio y culpabilidad al altar, donde son gentilmente reemplazadas por el regalo de la inocencia de Cristo. ¡Agradecidamente y felizmente volvemos a nacer!"
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 306
El regalo de Cristo es lo único que busco hoy.
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Y cual es el regalo de Cristo que buscamos hoy? El siguiente párrafo contesta esta pregunta: "¿Qué otra cosa sino la visión de Cristo querría utilizar hoy cuando me puede conceder un día en el que veo un mundo tan semejante al Cielo que un viejo recuerdo vuelve a aflorar en mi conciencia?" a través de la visión de Cristo, puedo dejar de ver el mundo de conflictos y sufrimientos que creo vivir y poder contemplar un mundo de amor, semejante al Cielo, el Curso lo llama el mundo real, el mundo perdonado. A partir de allí puedo evocar mis memorias ancestrales, y recordar mi verdadero origen como el perfecto Hijo de Dios.
"Hoy puedo olvidarme del mundo que fabriqué." El mundo ilusorio que he inventado, lo puedo olvidar a través del perdón, y ésa decisión la puedo tomar hoy mismo. "Hoy puedo ir más allá de todo temor y ser restaurado al amor, a la santidad y a la paz." Si decido perdonar mis culpas y miedos, puedo pasar del miedo al amor, del conflicto a la paz, del pecado y la culpa, a la impecabilidad de la santidad. De esta manera mi mente renace, al amor "Hoy soy redimido y vuelvo a nacer en un mundo misericordioso y solícito; un mundo lleno de bondad en el que reina la Paz de Dios." Si acepto el regalo que Cristo me ofrece, de ver a través de sus ojos, de contemplar la inocencia de todas las cosas, de no juzgar nada de lo que creo me ocurre, entonces el amor florece en mi corazón, en ese momento estaré en "un mundo lleno de bondad en el que reina la Paz de Dios." Eso es lo que busco hoy, eso es lo que hallaré si elijo perdonar en lugar de condenar.
ORACIÓN DEL DÍA:
"Y de esta manera, Padre nuestro, regresamos a Ti, recordando que nunca nos ausentamos; recordando los santos dones con los que nos has agraciado. Venimos llenos de gratitud y aprecio, con las manos vacías y con nuestras mentes y corazones abiertos, pidiendo tan sólo lo que Tú concedes. Ninguna ofrenda que podamos hacer es digna de Tu Hijo. Pero en Tu Amor se le concede el regalo de Cristo."
Toda oración es un canto de Amor y gratitud a nuestro Padre, por los regalos que sólo el amor nos ofrece. Como nos enseña el Canto de la oración, primero perdonamos, luego oramos, y así nos curamos. Así es como regresamos a Dios.
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "9. ¿Qué es el Segundo Advenimiento ?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.
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