Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM
LECCIÓN 316
Todos los regalos que les hago a mis hermanos me pertenecen.
1. Del mismo modo en que cada uno de los regalos que mis hermanos hacen me pertenece, así también cada regalo que yo hago me pertenece a mí. 2Cada uno de ellos permite que un error pasado desaparezca sin dejar sombra alguna en la santa mente que mi Padre ama. 3Su gracia se me concede con cada regalo que cualquier hermano haya recibido desde los orígenes del tiempo, y más allá del tiempo también. 4Mis arcas están llenas, y los ángeles vigilan sus puertas abiertas para que ni un solo regalo se pierda, y sólo se puedan añadir más. 5Déjame llegar allí donde se encuentran mis tesoros, y entrar a donde en verdad soy bienvenido y donde estoy en mi casa, rodeado de los regalos que Dios me ha dado.
2. Padre, hoy quiero aceptar Tus regalos. 2No los reconozco. 3Mas confío en que Tú que me los diste, me proporcionarás los medios para poder contemplarlos, ver su valor y estimarlos como lo único que deseo.
AUDIOS de la Lección 316
de CELEBRANDO EL MILAGROLectura de la Lección 316
A través de Blanca Nivia Morales Contreras
Ocurrir de la Lección 316
a través de Martin Musarra
Lección 316
comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
*Lección 316*
*Todos los regalos que les hago a mis hermanos me pertenecen*.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
*¡Que la paz sea con nosotros hoy!*
La lección de hoy es un complemento de la anterior. Ambas tratan de lo mismo, de una de las enseñanzas fundamentales de Jesús: Dar es lo mismo que recibir.
Nos dice Jesús en la lección:
_”Del mismo modo en que cada uno de los regalos que mis hermanos hacen me pertenece, así también cada regalo que yo hago me pertenece también. Cada uno de ellos permite que un error pasado desaparezca sin dejar sombra alguna en la santa mente que mi Padre ama. Su Gracia se me concede con cada regalo que cualquier hermano haya recibido desde los orígenes del tiempo y más allá del tiempo también”_.
¿Cuáles son los regalos que le doy a mis hermanos? Los regalos del perdón. Recordemos que el perdón es la función, el propósito en este mundo que me puede conducir a Dios. Y a Dios, no puedo llegar, sólo. Necesito llegar con mis hermanos. Tengo una idea equivocada de Dios, y, por ende, de Su creación: el Cristo, el Hijo de Dios.
Nos creemos separados de Dios, separados de Su Amor y proyectamos esa separación a nuestros hermanos. Con los cuales, en algunas ocasiones, nos encontramos, para luego separarnos cuando sintamos que nuestro deseo de ser especial se está afectando. Mi hermano, con el cual soy uno en mi Ser, también piensa lo mismo. Éste es como un acuerdo secreto de separación que tenemos. Por eso, nos negamos a perdonar de corazón. No confiamos en Dios. No confiamos en el amor.
Jesús nos lo aclara en el capítulo 29 sección I:
_”El amor no exige sacrificios. Pero el miedo exige el sacrificio del amor pues no puede subsistir sin su presencia. Para perpetuar el odio, es preciso temerle al amor y limitar su presencia sólo a algunas ocasiones, manteniéndolo alejado el resto del tiempo.”_ (T-29. I. 7: 1-3)
Pero esto que describe Jesús se puede corregir mediante el perdón y la aceptación de la Expiación para mí mismo. Cada vez que perdono, le doy un regalo a mis hermanos y, por ende, me lo doy a mí mismo. Y, de esa manera, le doy cabida al amor en mi vida.
Continúa Jesús en la lección:
_”Mis arcas están llenas, y los ángeles vigilan sus puertas abiertas para que ni un solo regalo se pierda, y sólo se puedan añadir más. Que llegue allí donde se encuentran mis tesoros, y entrar a donde en verdad soy bienvenido y donde estoy en mi casa, rodeado de los regalos que Dios me ha dado”_.
Mis arcas, mi mente recta, está llena de: los pensamientos amorosos que permiten la realización del perdón; de todas las manifestaciones de amor y de bondad; de todas las manifestaciones de júbilo por la presencia de mis hermanos; por todo el agradecimiento a Dios y a mis hermanos por ser mis salvadores al mostrarme lo que necesito perdonar; por todas las manifestaciones de confianza y de fe en Dios; por todas las expresiones de amor y de ayuda cuando mis hermanos se encuentran en la ira y el miedo; por todos los milagros que he brindado; por la experiencia de mis relaciones santas; por la elección de la paz en lugar del conflicto, etc. Todos estos son mis tesoros que se engrandecen cuando los doy a mis hermanos para, de esa manera, dármelos a mí mismo.
En la oración le pido a mi Padre que me permita aceptar los regalos que me da. Dios me dio mi Ser: mi Identidad como Hijo de Dios.
_”Padre, hoy quiero aceptar Tus regalos. No los reconozco. Mas confío en que Tú que me los diste me proporcionarás los medios para poder contemplarlos, ver su valor y estimarlos como lo único que deseo”_.
*Con relación al tema del Juicio Final*
Nos dice, Jesús, en el tema especial 10. ¿Qué es el Juicio Final?:
_”Tener miedo de la Gracia redentora de Dios es tener miedo de liberarte totalmente del sufrimiento, del retorno a la paz, de la seguridad y la felicidad, así como de tu unión con tu propia Identidad”_.
Recordemos que la Gracia es una experiencia de unión divina, es una manifestación del Amor de Dios en este mundo de la cual tenemos miedo, pues preferimos mantener el personaje que hemos fabricado con el ego a costa de sufrimiento, pérdida de la paz, de la seguridad y de la felicidad. Necesitamos superar todo esto mediante la aceptación de nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, valiéndonos del perdón y de la aceptación de la Expiación para nosotros mismos.
*Proceso de práctica de la lección*
1. _Tener momentos con Dios por la mañana y por noche_
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)
2. _Recordatorios cada hora_.
Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
3. _Recordatorios frecuentes de la lección entre horas_.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
4. _Respuesta a la tentación_.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Lección 316. «Todos los regalos que les hago a mis hermanos me pertenecen.»
"Mis hermanos y yo estamos unidos, y así el regalo del perdón dado a otros a través de la extensión refuerza su presencia en mí - el Hijo de Dios es uno.
(1:1-3) «Del mismo modo en que cada uno de los regalos que mis hermanos hacen me pertenece, así también cada regalo que yo hago me pertenece a mí. Cada uno de ellos permite que un error pasado desaparezca sin dejar sombra alguna en la santa mente que mi Padre ama. Su gracia se me concede con cada regalo que cualquier hermano haya recibido desde los orígenes del tiempo, y más allá del tiempo también.»
Al perdonar los pecados que percibimos en nuestros hermanos, dejamos ir las sombras que ellos proyectan: nuestros ataques y resentimientos. Así quedan olvidados a medida que recordamos dulcemente los regalos que nuestro Padre nos has dado:
“Perdonar no es otra cosa que recordar únicamente los pensamientos amorosos que diste en el pasado, y aquellos que se te dieron a ti. Todo lo demás debe olvidarse. El perdón es una forma selectiva de recordar que no se basa en tu propia selección.” (T-17.III.1:1-3)
(1:4-5) «Mis arcas están llenas, y los ángeles vigilan sus puertas abiertas para que ni un solo regalo se pierda, y sólo se puedan añadir más. Déjame llegar allí donde se encuentran mis tesoros, y entrar a donde en verdad soy bienvenido y donde estoy en mi casa, rodeado de los regalos que Dios me ha dado.»
Mi mente recta es el “arca” en la que se encuentran los regalos de Dios. Cuando buscamos tesoros en el mundo - objetos de especialismo para deleitarnos y darnos felicidad, paz y placer - estamos diciendo que el tesoro de Dios no es suficiente, ni tampoco lo es la Expiación del Espíritu Santo. Una vez más, no es que debamos sentirnos culpables por buscar los preciados objetos de especialismo, sino que queremos reconocer qué estamos haciendo y por qué. La gratitud por las aulas de aprendizaje de nuestras vidas seguirá inevitablemente, pues ellas nos han proporcionado las oportunidades que nos permitieron finalmente darnos cuenta de dónde se encuentra nuestro verdadero tesoro. La afirmación "Déjame llegar allí donde se encuentran mis tesoros" es claramente una oración a nuestros yoes tomadores de decisiones: somos los que nos marchamos para deambular en el país lejano del ego, y somos nosotros los que debemos elegir volver. Y estamos contentos y agradecidos de hacerlo, a medida que el Cielo entona su canto de gratitud.
(2) «Padre, hoy quiero aceptar Tus regalos. No los reconozco. Mas confío en que Tú que me los diste, me proporcionarás los medios para poder contemplarlos, ver su valor y estimarlos como lo único que deseo.»
El medio de la verdadera percepción es el perdón, que nos permite aceptar el regalo de amor de Dios. A menos que lo demos, nunca sabremos que lo hemos recibido. Por lo tanto, negar Su Amor en cualquier parte de la Filiación es negarlo en todos, incluídos nosotros mismos. Sin embargo, aceptarlo en uno lo acepta en todos, incluyéndonos a nosotros mismos. Así, Jesús nos anima a dar tal como Dios da - sin límites ni restricciones:
“¿Cómo iba a ser posible que una parte de Dios estuviese excluida de Su Amor o que una parte de Su Amor pudiese ser restringida? Dios es tu patrimonio porque Su único regalo es Él Mismo. ¿De qué otra manera podrías dar, salvo como Él da, si quieres saber cuál es el regalo que Él te hizo? Da, pues, sin límites ni mesura, para que te des cuenta de cuánto te ha dado Él. Tu capacidad para aceptar a Dios depende de que estés dispuesto a dar como Él da.” (T-11.I.7:1-5) "
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.
*LECCIÓN 316*
*"Todos los regalos que les hago a mis hermanos me pertenecen."*
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Esta lección es el anverso de la de ayer que decía: *"Todos los regalos que mis hermanos hacen me pertenecen."* en la lección de hoy son los regalos que hago yo, en lugar de los que hacen mis hermanos, esto es así, pues todos somos una sola Mente.
*"Del mismo modo en que cada uno de los regalos que mis hermanos hacen me pertenece, así también cada regalo que yo hago me pertenece a mí."* y esto es así, porque todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy, y dar y recibir es lo mismo.
Cuando perdono libero a mis hermanos de las culpas por las que los acusé y condené, y me libero de las culpas que estaban en mi mente. *"Cada uno de ellos permite que un error pasado desaparezca sin dejar sombra alguna en la santa mente que mi Padre ama."* Cada regalo de amor y perdón, sana mis errores del pasado, limpia mi mente de pensamientos no amorosos, y me permite hacerme consciente del momento presente.
Perdonar es desarrollar una memoria selectiva, olvidar lo no amoroso en mi, y recordar sólo lo amoroso que haya dado o recibido. Una mente que solo conserva amor dentro de sí, es una mente sana e iluminada, y su luz brillará por siempre.
*"Su gracia se me concede con cada regalo que cualquier hermano haya recibido desde los orígenes del tiempo, y más allá del tiempo también."* Cada regalo de amor y perdón, trasciende el tiempo, pues sólo puedo perdonar en el ahora, sólo puedo amar ahora, y es el ahora el que me conecta con la eternidad.
El perdón colapsa el tiempo, desvanece el pasado, libera el futuro, y me permite vivir el presente, el tiempo sin tiempo. Cada regalo de amor y perdón que haya dado no importa el tiempo se conservará en mi mente recta, y su gracia me acompañará por siempre, e incrementará mis tesoros de amor. *"Mis arcas están llenas, y los ángeles vigilan sus puertas abiertas para que ni un solo regalo se pierda, y sólo se puedan añadir más."*
Ningún regalo de amor y perdón que yo haya dado se perderá, así crea que mi mente los haya olvidado, las arcas de mis regalos, permanecerán en mi santa mente, y seguirán incrementándose con cada nuevo regalo que doy. Mi mente recta, mi mente amorosa los conservará, y los extenderá y se incrementarán cada vez que ofrezco amor y perdón.
Hoy ruego llegar a la Mente de Cristo, y encontrar todos los regalos que he dado y que he recibido, el santo lugar donde se encuentran los regalos que Dios me ha dado *"Déjame llegar allí donde se encuentran mis tesoros, y entrar a donde en verdad soy bienvenido y donde estoy en mi casa, rodeado de los regalos que Dios me ha dado."* Es dando amor como me sano, es dando amor que recuerdo quien soy, es dando amor como regreso a mi Hogar, al corazón de Dios. El único lugar donde siempre seré bienvenido, y al que siempre he pertenecido, el amor es mi hogar y mi tesoro.
*ORACIÓN DEL DIA:*
*"Padre, hoy quiero aceptar Tus regalos. No los reconozco. Mas confío en que Tú que me los diste, me proporcionarás los medios para poder contemplarlos, ver su valor y estimarlos como lo único que deseo."*
Hoy acepto los regalos de amor que Dios me ha dado, acepto al Espíritu Santo y al perdón como los medios para regresar a mi Padre, y doy gracias por todos los regalos que he recibido y por todos los regalos que he dado, pues con ellos he incrementado las arcas de Amor del tesoro celestial.
*PRACTICA:*
Repasa el tema especial de esta sección, titulado *"10. ¿Qué es el Juicio Final?"* Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
*"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo."* (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.