LECCIÓN 237 Ahora he de ser tal como Dios me creó.






LECCIÓN 237

Ahora quiero ser tal como Dios me creó.


1. Hoy aceptaré la verdad acerca de mí mismo. 2Me alzaré glo­rioso, y dejaré que la luz que mora en mí irradie sobre el mundo durante todo el día. 3Le traigo al mundo las buenas nuevas de la salvación que oigo cuando Dios mi Padre me habla. 4Y contem­plo el mundo que Cristo quiere que yo vea, consciente de que pone fin al amargo sueño de la muerte; consciente de que es la llamada que mi Padre me hace.


2. Cristo se convierte hoy en mis ojos, y en los oídos que escuchan hoy la Voz que habla por Dios. ²Padre, vengo a Ti a través de Aquel que es Tu Hijo, así como mi verdadero Ser. ³Amén.






AUDIOS de la Lección 237
de CELEBRANDO EL MILAGRO


Lectura de la Lección 237
A través de Mariano Noé.


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a través de Martin Musarra


Lección 237
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda












































LECCIÓN 237

Ahora he de ser tal como Dios me creó.


Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda

*¡Que la paz sea con nosotros hoy!*

En esta lección, Jesús insiste, nuevamente, en el tema de mi verdadera identidad como el Hijo de Dios que soy: soy tal como Dios me creó. Recordemos que Jesús nos habla en el Curso en dos niveles lo que, a veces, puede crearnos confusión. El primer nivel es el nivel metafísico. Lo metafísico es aquello que va más allá del espacio y el tiempo, que es pura abstracción sin forma, es absolutamente no-dual. Lo único que tiene esas características es Dios. Dios es la Mente Una o Espíritu infinito y eterno. Es puro Amor, sin ningún tipo de ira o ataque. Sus creaciones también son Espíritu infinito y eternos y comparten sus características de perfección, de omnisciencia, eternidad, omnipotencia, omnipresencia, como Él. El primer nivel habla de lo real, es decir, de las creaciones de Dios. La verdad es del primer nivel. El Cielo es del primer nivel.

La afirmación _Soy tal como Dios me creó_ se refiere al primer nivel. También lo son afirmaciones como: El mundo no existe, la muerte no existe, soy Espíritu, la enfermedad es una ilusión, etc.

El segundo nivel tiene que ver con este mundo del ego. Proyectado por la mente colectiva que se creyó separada de Dios. Es el mundo del sueño, de la ilusión. De los conflictos, del pecado o separación, de la culpa, del miedo, de los conflictos, de las relaciones especiales… Por fortuna, Dios nos dio al Espíritu Santo para que nos ayude a salir de este nivel, de este mundo de la separación y podamos regresar al primer nivel, a Dios.

Ayer, veíamos el poder que tenemos en nuestra mente. Hoy, nos aclara más Jesús. No basta tener, contar, con una mente poderosa. Ese poder puede estar dormido o dominado por el sufrimiento y el conflicto del ego. Se trata ahora de ponerlo al servicio de la salvación. Aquí, es necesario que me decida a aceptar que soy tal como Dios me creó. Y esta decisión la tengo que tomar a todo momento. Es mi deseo aceptarlo. Se trata de acudir al recuerdo de Dios que siempre me ha acompañado y que siempre está en mi mente.

Por eso puedo decidir aceptar lo que Jesús nos dice:

_”Hoy aceptaré la verdad acerca de mí mismo. Me alzaré glorioso, y dejaré que la luz que mora en mí irradie sobre el mundo todo el día. Le traigo al mundo las buenas nuevas de la salvación que oigo cuando Dios mi Padre me habla”_. 

Hoy, veré el mundo con los ojos de Cristo. Con mi mente recta. Es mi deseo. Lo quiero de corazón. Puedo hacerlo si me decido a hacerlo.

*Con respecto al tema de la salvación*

Jesús, nos dice en el tema especial 2. ¿Qué es la salvación?:

_” Acudamos diariamente a este santo lugar y pasemos un rato juntos”_. 

En nuestra mente tenemos un altar al santo Nombre de Dios al que podemos acudir cuando queramos a descansar en Dios. Podemos hacer de estos momentos un instante santo donde no hay juicios, no hay culpa, ni miedo, no hay preocupaciones por el futuro, no hay remordimientos del pasado, no hay preocupaciones por el cuerpo. Sólo nos sentimos unidos a todos nuestros hermanos y a Dios. Nada nos falta. No hay sino paz, alegría y felicidad. No hay preocupaciones por el cuerpo. Sólo hay el Amor de Dios. Pero, recordemos que antes de entrar a ese altar, en nuestra mente, tenemos que perdonar para poder llevarle a Dios las azucenas de nuestro perdón. A Dios nunca podremos llegar sin nuestros hermanos. Si aplicamos la lección de hoy se trata de querer, de desear, tener esos instantes santos, para que podemos recordar nuestra verdadera identidad como el Hijo de Dios que somos.

*Proceso de práctica de la lección*

1. _Tener momentos con Dios por la mañana y por noche_

Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.

Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.

Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús. 
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.

En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.

Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:

_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)

2. _Recordatorios cada hora_. 

Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. . Perdonamos, con Dios, lo que nos haya quitado la paz en esa hora.   

Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. Pueden ser o 2 o tres minutos con los ojos cerrados.

Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. 

3. _Recordatorios frecuentes de la lección entre horas_.

 Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.

4. _Respuesta a la tentación_.

Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda










LECCIÓN 237

Ahora he de ser tal como Dios me creó.
Kenneth Wapnick

La lección 237 se hace eco de la conocida afirmación: "Yo soy como Dios me creó", el tema más frecuentemente citado en el libro de trabajo. 
(1:1-3) Hoy aceptaré la verdad sobre mí mismo. Me levantaré en gloria, y permitiré que la luz en mí brille sobre el mundo a lo largo del día. Yo traigo al mundo las nuevas de la salvación que oigo como Dios mi Padre me habla. 
Cuando elijo contra la ilusión del ego y por el Amor del Espíritu Santo, mi realidad como amor y luz brilla a través de mí. Esto abraza al mundo porque yo -como Hijo único de Dios- soy el mundo. No hay nada fuera de la mente, y cuando esa mente se identifica con la luz, la luz sólo puede brillar a través de la filiación. El mundo externo retrocede al fondo, porque reconocemos su fuente: la mente del Hijo de Dios. Es al mundo de la mente que traemos las buenas nuevas de la salvación, como las hemos escuchado a través de la Voz de Dios: 
... Ninguna oscuridad habita en ninguna parte del Reino, sino que tu parte es solamente permitir que ninguna oscuridad habite en tu propia mente. Esta alineación con la luz es ilimitada, porque está alineada con la luz del mundo. Cada uno de nosotros es la luz del mundo, y al unir nuestras mentes en esta luz proclamamos el Reino de Dios juntos y como uno solo (T-6.II.13:3-5). 
(1:4) Y contemplo el mundo que Cristo quiere que vea, consciente de que termina el sueño amargo de la muerte; consciente de que es el llamado de mi Padre para mí. 
Puesto que vemos fuera de lo que hemos hecho dentro de nosotros mismos -la proyección hace percepción- nuestra decisión por la luz se extiende ahora, al percibir el mundo perdonado de luz a través de la sana visión de Cristo: 
El Espíritu Santo es la luz en la que Cristo se revela. Y todos los que quieran contemplarlo pueden verlo, porque han pedido luz.... miraron hacia adentro y vieron más allá de las tinieblas al Cristo que había en ellos, y lo reconocieron. En la cordura de su visión se miraban a sí mismos con amor, viéndose a sí mismos como los ve el Espíritu Santo. Y con esta visión de la verdad en ellos vino toda la belleza del mundo para resplandecer sobre ellos (T-13.V.11:1-2,5-7). 
(2) Cristo es mis ojos hoy, y Él los oídos que escuchan la Voz de Dios hoy. Padre, vengo a Ti a través de Aquel que es Tu Hijo, y mi verdadero Ser también. Amén. 
Recordemos estas hermosas y paralelas líneas del texto que describen el uso del cuerpo por parte del Espíritu Santo, una vez que nuestras mentes hayan sido sanadas de sus amargos sueños de muerte: 
... Identifíquense con Él[Cristo], ¿y qué tiene Él que ustedes no tengan? Él es tus ojos, tus oídos, tus manos, tus pies. Cuán suaves son las vistas que Él ve, los sonidos que Él oye. Cuán hermosa es su mano que sostiene la de su hermano, y cuán amorosamente camina a su lado, mostrándole lo que puede ser visto y oído, y dónde no verá nada y no hay sonido para oír (T-24.V.3:4-7). 
Es nuestro perdón el que nos lleva a esta visión del Hijo de Dios, y la paz y el amor que acompañan el viaje de regreso a nuestro Ser.












 

LECCIÓN 237
 
Ahora quiero ser tal como Dios me creó.

Comentada por:
Oscar Gómez Díez

La lección del día *"Ahora quiero ser tal como Dios me creó."* es una reiteración del mismo tema de fondo, *"soy tal como Dios me creó"* (L201/220) adicionado con la voluntad del momento presente. No puedo ser *"tal como Dios me creó"* en el pasado ni en el futuro, solo en el ahora, en el momento presente, y no lo lograré sino dispongo de mi voluntad a favor de la unidad y del amor. En otras palabras, para llegar a la verdad que somos debemos desearla, anhelarla e ir a por ella. 

En términos específicos, lo que deseo cuando digo *"Ahora quiero ser tal como Dios me creó."* es volver a mi naturaleza original, a ser una mente libre, inmortal, amorosa, pacífica, alegre, feliz, invulnerable, impecable, etc, unida por siempre a mi Padre eterno. 
 
*"Hoy aceptaré la verdad acerca de mí mismo."* la verdad siempre ha existido y nunca cambiará. La hemos olvidado o ignorado pero no la podemos modificar. Aceptar la verdad de lo que realmente somos, es reconocer nuestra identidad como Hijos de Dios. 

*"Me alzaré glorioso, y dejaré que la luz que mora en mí irradie sobre el mundo durante todo el día."* la luz que mora en mí, es el amor que aflora en mi corazón, y lo extiendo al mundo, después de perdonar mis errores de percepción, mis culpas y resentimientos. 

*"Le traigo al mundo las buenas nuevas de la salvación que oigo cuando Dios mi Padre me habla."* Cuando escucho la Voz que habla por Dios, puedo elegir ser un salvador del mundo, un maestro o sanador de Dios, ayudando a mis hermanos con mi amor y mi paz. 

*"Y contemplo el mundo que Cristo quiere que yo vea, consciente de que pone fin al amargo sueño de la muerte; consciente de que es la llamada que mi Padre me hace."* tras el perdón surge en mi la visión de Cristo, la visión del amor, la percepción verdadera que reemplaza la falsa percepción del ego. 

*ORACIÓN DEL DÍA:*

*"Cristo se convierte hoy en mis ojos, y en los oídos que escuchan hoy la Voz que habla por Dios. Padre, vengo a Ti a través de Aquel que es Tu Hijo, así como mi verdadero Ser. Amén."*

*PRACTICA:*

Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:

*"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo."* (L- 221.2:1-6)

No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.  




TEXTO 



repasamos el Capitulo 23






CELEBRANDO EL MILAGRO 

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BENDICIONES!



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