Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM
LECCIÓN 348
Ni mi ira ni mi temor tienen razón de ser, pues Tú me rodeas. Y Tu gracia me basta para satisfacer cualquier necesidad que yo perciba.
1. Padre, déjame recordar que Tú estás aquí y que no estoy solo. 2Pues estoy rodeado de un Amor imperecedero. 3No hay razón para nada, excepto para la paz y alegría perfectas que comparto Contigo. 4¿Qué necesidad tengo de ira o de temor, 5cuando lo único que me rodea es la seguridad perfecta? 6¿Cómo puedo sentir miedo cuando la eterna promesa que me hiciste jamás se aparta de mí? 7Estoy rodeado de perfecta impecabilidad. 8¿Qué puedo temer, cuando la santidad en la que Tú me creaste es tan perfecta como la Tuya Propia?
2. La gracia de Dios nos basta para hacer todo lo que Él quiere que hagamos. 2Y eso es lo único que elegimos como nuestra voluntad, así como la Suya.
AUDIOS de la Lección 348
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 348
A través de Mariano Noé
Ocurrir de la Lección 348
a través de Martin Musarra
Lección 348
comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 348
Ni mi ira ni mi temor tienen razón de ser, pues Tú me rodeas. Y Tu Gracia me basta para satisfacer cualquier necesidad que yo perciba.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Otra lección consagrada al instante santo donde tenemos conciencia de la unidad con Dios y no hay lugar para la ira y al miedo sino para la Gracia, es decir, para la conciencia de inocencia que genera el perdonar y ver a los hermanos con amor y con dulzura para, así, vernos, a nosotros mismos, de la misma manera.
Jesús nos dice en la lección:
”Padre, que recuerde que Tú estás aquí y que no estoy solo”.
Nunca estoy sólo. Dios siempre está conmigo como nos enseñó Jesús en la lección 41 Dios va conmigo dondequiera que yo vaya:
”Con el tiempo, la idea de hoy desvanecerá la sensación de soledad y abandono que experimentan todos los que se consideran separados. La depresión es una consecuencia inevitable de la separación, como también lo son la ansiedad, las preocupaciones, una profunda sensación de desamparo, la infelicidad, el sufrimiento y el intenso miedo a perder”. L-41. 1:1-3
Estas enseñanzas de Jesús son de un profundo contenido psicológico. Detrás de cualquier dificultad emocional siempre está el pensamiento de saberse separado bien sea de su familia, de sí mismo, de la sociedad, en últimas de Dios.
Continúa Jesús en la lección:
”Pues estoy rodeado de un Amor imperecedero. No hay razón para nada, excepto para la paz y dicha perfectas que comparto Contigo. ¿Qué necesidad tengo de sentir ira o temor, cuando lo único que me rodea es la seguridad perfecta?”
Lo único que nos causa miedo y nos genera ira es la motivación que tenemos por defender nuestro deseo de ser especiales y nuestras relaciones especiales, a como dé lugar. Creemos que con esto nos sentimos diferentes y mejores que nuestros hermanos.
Creemos que aceptar el Amor de Dios implicará que renunciemos a lo que hemos fabricado con tanto esmero. Jesús, no nos pide que renunciemos a nada. Únicamente que lo miremos con el Espíritu Santo y lo pongamos al servicio del plan de Dios para la salvación. Y Jesús, nos llama a confiar en Dios y en Su Voluntad. No hay nada que temer. Tampoco, no hay nadie a quien atacar o de quien tener miedo.
Dice Jesús:
”¿Cómo puedo sentir miedo cuando la eterna promesa que me hiciste jamás se aparta de mí? Estoy rodeado de perfecta impecabilidad. ¿Qué puedo temer, cuando la santidad en la que Tú me creaste es tan perfecta como la Tuya propia?”
Lo que me genera miedo e ira es sentirme culpable. De ahí, parten las proyecciones sobre mis hermanos a quienes culpabilizamos de todo los que nos sucede. Jesús, nos ha asegurado que somos inocentes e impecables.
Sobre la culpa Jesús nos aclara en el Canto de la oración primera parte sección III:
”La culpa se debe abandonar, no ocultar. Esto no se puede hacer sin cierto dolor, y tener un atisbo de la naturaleza amorosa de este paso puede llevar por algún tiempo a un profundo retraimiento en el miedo. Pues las defensas del temor son temibles en sí mismas, y cuando se reconocen traen el miedo con ellas. No obstante, ¿que ventaja le ha reportado jamás a un prisionero la ilusión de escape? Su verdadero escape de la culpa radica únicamente en el reconocimiento de que la culpa ha desaparecido. Más, ¿cómo puede reconocer esto mientras la oculte en otro y no vea que es la suya propia?” Canto de la oración. 1. III. 4:1-7
Este proceso de despertar, de abandonar la culpa y el miedo no lo podemos hacer solos. Por fortuna, tenemos la guía de Jesús y el Espíritu Santo quienes nos ayudarán a recuperar el Amor que somos como Hijos de Dios.
Finalmente nos dice Jesús:
”La Gracia de Dios nos basta para hacer todo lo que Él quiere que hagamos. Y eso es lo único que elegimos como nuestra voluntad, que es también la Suya”.
Siempre tenemos la capacidad de elegir. Siempre estamos eligiendo entre la paz y el conflicto, entre el amor y el miedo, entre el ego y el Espíritu Santo, entre la ilusión y la verdad. Decidámonos, ahora, por la Voluntad de Dios, únicamente. Lo podemos hacer, si queremos.
Con relación al tema del milagro.
Nos dice, Jesús, en el tema especial 13. ¿Qué es un milagro?:
”Y así, el milagro justificará tu fe en él y probará que esa fe descansaba sobre un mundo más real que el que antes veías: un mundo que ha sido redimido de lo que tú pensabas que se encontraba allí”.
Cuando abrimos espacio en nuestra mente al Espíritu Santo y a Jesús, para que la sanen, y la transformen en la visión de Cristo que es el milagro del que emanan los demás milagros, como nos decía, Jesús, en la lección 159, dejamos las pesadillas del ego y, así, vemos un mundo más real. De tal manera, que la fe que poníamos en el milagro tendrá muchos testigos que vendrán a justificarla.
Proceso de práctica de la lección
1. Tener momentos con Dios por la mañana y por la noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)
2. Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios. Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
3. Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
4. Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Lección 348
Keneth Wapnick
NI MI IRA NI MI TEMOR TIENEN RAZÓN DE SER, PUES TÚ ME RODEAS. Y TU GRACIA ME BASTA PARA SATISFACER CUALQUIER NECESIDAD QUE YO PERCIBA.
" “Ni mi ira ni mi temor tienen razón de ser” porque soy invulnerable y, por lo tanto, ya no tengo que defenderme, preservando mi individualidad enfadándome, temeroso de lo que otros me harán. Esto refleja la creencia del ego de que la gracia de Dios no es suficiente, la antítesis de la experiencia de San Pablo de Jesús diciéndole: “Bástate mi gracia” (2 Corintios 12: 9a). Por lo tanto, queremos darnos cuenta de que cuando nos enojamos o sucumbimos a nuestro especialismo, le estamos diciendo a Jesús: “Tu amor y tu paz no me son suficientes; deseo el amor «especial» y «mi» paz. Quiero las cosas a mi manera, no a la tuya, y si insistes en ayudarme, ten la seguridad de que será de la manera en que yo quiero que se haga.” Al darnos cuenta de la locura de esta posición, finalmente somos libres para hacer otra elección: «la suya»
(1:1-5) «Padre, déjame recordar que Tú estás aquí y que no estoy Solo. Pues estoy rodeado de un Amor imperecedero. No hay razón para nada, excepto para la paz y alegría perfectas que comparto Contigo. ¿Qué necesidad tengo de ira o de temor, cuando lo único que me rodea es la seguridad perfecta?»
Cuando nos dejamos enredar por nuestro especialismo, estamos enojados o temerosos, es el dios del ego el que está con nosotros, no el Dios verdadero. Lo que hace que Un Curso de Milagros sea único entre las espiritualidades del mundo es la enseñanza de Jesús de que hay una motivación específica para la ira, el miedo y el especialismo: bloquear la conciencia de su amor y el recuerdo de Dios.
(1:6-8) «¿Cómo puedo sentir miedo cuando la eterna promesa que me hiciste jamás se aparta de mí? Estoy rodeado de perfecta impecabilidad. ¿Qué puedo temer, cuando la santidad en la que Tú me creaste es tan perfecta como la Tuya Propia?»
Cuando estoy temeroso, enojado y lleno de juicios, niego mi invulnerabilidad y seguridad porque el Amor de Dios está dentro. Por lo tanto, he negado el Amor que es mi única necesidad, y la promesa que Dios ofreció cuando me creó. La segunda estrofa del poema de Helen: “La Promesa”, también habla de la promesa de nuestro Creador:
«A través de los años, a lo largo del arco del tiempo,
Lo que era todavía es, y aún lo será otra vez;
Tu única promesa, nunca habrá de cambiar.
¡Escúchame, mi Señor! No puedo llamar en vano.»
(Los Regalos de Dios, p. 14)
(2) «La gracia de Dios nos basta para hacer todo lo que Él quiere que hagamos. Y eso es lo único que elegimos como nuestra voluntad, así como la Suya.»
Necesitamos darnos cuenta de lo mucho que no elegimos la Voluntad de Dios en nuestra vida cotidiana, y no obstante tenemos el poder para elegir Su gracia como la bendita guía en nuestras actividades diarias, como leemos nuevamente del versículo final del Manual para el Maestro:
“Y ahora, bendito seas en todo lo que hagas. Dios te pide ayuda para salvar el mundo. Maestro de Dios, Él te ofrece Su gratitud y el mundo entero queda en silencio ante la gracia del Padre que traes contigo.” (M-29.8:1-3) "
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez.
LECCIÓN 348
Ni mi ira ni mi temor tienen razón de ser, pues Tú me rodeas. Y Tu gracia me basta para satisfacer cualquier necesidad que yo perciba.
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
El Curso ha sido reiterativo en pedirnos que no justifiquemos la ira, ni el miedo ni ninguna otra emoción relacionada con nuestro ego. Ello no quiere decir, que no sintamos esas emociones, sólo que no la justifiquemos, quiere decir, no busquemos argumentos para decir que tenemos razón con nuestra ira, que tenemos razón con nuestros juicios y ataques. Si así lo hacemos, no vamos a perdonar, por el contrario, emitiremos nuevos juicios y ataques, quedamos atrapados en la espiral del odio, impidiendo que el amor se exprese. Al no justificar la ira o el miedo, al saber que no tienen razón de ser, puedo proceder a perdonar, y sentir que el Amor de Dios me envuelve, me rodea, su paz me cubre y cualquier necesidad que tenga mi mente queda satisfecha con la presencia de Dios en mi.
ORACIÓN DEL DÍA:
"Padre, déjame recordar que Tú estás aquí y que no estoy solo. Pues estoy rodeado de un Amor imperecedero. No hay razón para nada, excepto para la paz y alegría perfectas que comparto Contigo. ¿Qué necesidad tengo de ira o de temor, cuando lo único que me rodea es la seguridad perfecta? ¿Cómo puedo sentir miedo cuando la eterna promesa que me hiciste jamás se aparta de mí? Estoy rodeado de perfecta impecabilidad. ¿Qué puedo temer, cuando la santidad en la que Tú me creaste es tan perfecta como la Tuya Propia"
Si de verdad siento que estoy impregnado de un Amor eterno, que nunca me ha abandonado, que comparto con Dios Su paz y alegría, ¿como puedo sentir ira o miedo, cuando estoy rodeado de una seguridad perfecta? Llegar a ese nivel de experiencia con Dios, es haber perdonado toda culpa, miedo o pensamiento de ataque en mi mente, remplazado todos los pensamientos falsos por el Amor y la verdad que soy.
Esta lección me hizo acordar del hermoso poema de Teresa de Ávila, "Que nada te turbe", para quienes no lo conozcan, les comparto los tres primeros párrafos, y para quienes lo conozcan, que se vuelvan a deleitar con su lectura:
"Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda,"
"La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta."
"Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
Nada te turbe."
"La gracia de Dios nos basta para hacer todo lo que Él quiere que hagamos. Y eso es lo único que elegimos como nuestra voluntad, así como la Suya." solo el Amor y la Voluntad de Dios nos basta, quien a Dios tiene nada le falta. Gracias Padre por tu infinito amor!!
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "13. ¿Qué es un milagro?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazla tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.