Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM
LECCIÓN 347
La ira procede de los juicios. Y los juicios son el arma que utilizo contra mí mismo a fin de mantener el milagro alejado de mi
1. Padre, deseo lo que va en contra de mi voluntad, y no lo que es mi voluntad tener. 2Rectifica mi mente, Padre mío, 3pues está enferma. 4Pero Tú has ofrecido libertad, y yo elijo reclamar Tu regalo hoy. 5Y así, le entrego todo juicio a Aquel que Tú me diste para que juzgara por mí. 6Él ve lo que yo contemplo, sin embargo, conoce la verdad. 7ÉI ve el dolor, mas comprende que no es real, y a la luz de Su entendimiento éste sana. 8Él concede los milagros que mis sueños quieren ocultar de mi conciencia. 9Que sea Él Quien juzgue hoy. 10No conozco mi voluntad, pero Él está seguro de que es la Tuya. 11Y hablará en mi nombre e invocará Tus milagros para que vengan a mí.
2. Escucha hoy. 2Permanece muy quedo, y oye la dulce Voz que habla por Dios asegurarte que Él te ha juzgado como el Hijo que Él ama.
AUDIOS de la Lección 347
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 347
A través de Mariano Noé
Ocurrir de la Lección 347
a través de Martin Musarra
Lección 347
comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 347
La ira procede de los juicios. Y los juicios son el arma que utilizo contra mí mismo a fin de mantener el milagro alejado de mí.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Jesús, quiere que aprendamos por contrastes. Ayer, vimos todas las bondades de la Paz y del Amor de Dios cuando permitimos corregir nuestra mente y permitir los milagros. Hoy, nos plantea claramente los obstáculos que impedirían la realización del milagro: los juicios y la ira.
Recordemos que la ira siempre entraña la proyección de la separación, la proyección de las culpas sobre mis hermanos. La ira es un intento de hacer que otro se sienta culpable. Siento ira cuando el otro no realiza la función que yo, para realizar mis intereses especiales, creo que debe desempeñar.
La ira nunca está justificada pues procede de una interpretación y no de un hecho. Con la ira, quiero negar mi responsabilidad y acusar al otro de ser el causante de mi insatisfacción y, así, aumento la separación con mi hermano y me sitúo en condición de víctima inocente. Pero la ira tiene que justificarse para que pueda funcionar y es aquí donde aparecen los juicios.
Recordemos que el juicio es un proceso mental de intentar decidir lo que las cosas son para nosotros, cuales deseamos y cuáles no, cuales aceptamos y cuales rechazamos. Los juicios surgen con la separación donde aparece la percepción, donde hay un sujeto y un objeto, donde hay polaridades – grande, pequeño; luz; obscuridad, etc. - y tenemos que hacer comparaciones.
Con el ego los juicios son condenatorios, buscan la separación, el ataque y se fundamentan en el pasado. El juicio no sería nuestra función: se la dejamos al Espíritu Santo para que nos oriente.
Jesús nos dice en la lección:
”Padre, deseo lo que va en contra de mi voluntad y no lo que es mi voluntad tener. Rectifica mi mente, Padre mío, pues está enferma”.
Hago una oración al Padre en la que reconozco que estoy equivocado. Reconozco que mi mente está enferma porque está justificando la separación de Dios, me estoy defendiendo de Dios y percibiendo el mundo con las leyes del ego que fomentan el deseo de ser especial.
Continúa Jesús:
”Pero Tú has elegido libertad, y yo elijo reclamar Tu regalo hoy. Y así le entrego todo juicio a Aquel que Tú me diste para que juzgara por mí. Él ve lo que yo contemplo, sin embargo, conoce la verdad. Ve el dolor, más comprende que no es real, y a la luz de Su entendimiento el dolor se subsana. Y concede los milagros que mis sueños quieren ocultar de mi conciencia”.
Recibo el regalo de la libertad que me da mi Padre. Soy libre cuando hago la Voluntad de Dios que es la misma mía. No hago juicios porque se los entrego a Aquel que sabe. El Espíritu Santo tiene como función ayudarme a despertar. Él conoce la verdad. Es el puente entre sueño y el mundo de Dios.
Él nos ayuda a entrar en el instante santo para encontrar las respuestas que necesitamos como nos dice, Jesús, en el capítulo 27 sección IV:
”Dios tiene que haberte dado, por lo tanto, una manera de alcanzar otro estado mental en el que se encuentra la solución. Tal es el instante santo. Ahí es donde debes llevar y dejar todos tus problemas. Ahí es donde les corresponde estar, pues ahí se encuentra su solución. Y si su solución se encuentra ahí, el problema tiene que ser simple y fácil de resolver…No intentes resolver ningún problema excepto desde la seguridad del instante santo. Pues ahí el problema tiene solución y queda resuelto”. T-27. IV. 2: 3-9, 3: 1-2
Continúa Jesús en la lección:
”Que sea Él Quien juzgue hoy. No conozco mi voluntad, pero Él está seguro de que es la Tuya. Y hablará en mi nombre e invocará Tus milagros para que vengan a mí”.
El Espíritu Santo sabe quién soy yo. El reconoce mi Identidad como Hijo de Dios. Él sabe que no soy un ego. Él sabe que soy el Hijo amado de Dios, que soy su tesoro, que soy, completamente, inocente e impecable y que comparto mi Ser con mi Padre. De esa manera, Él invocará los milagros para que lleguen a mí.
Finalmente nos dice:
”Escucha hoy. Permanece muy quedo, y oye la dulce Voz que habla por Dios asegurarte que Él te ha juzgado como el Hijo que Él ama”.
Jesús, nos llama a escuchar al Espíritu Santo para que nos ayude a entrar en el instante santo y retomar los milagros a los que tenemos derecho.
Con relación al tema del milagro.
Nos dice, Jesús, en el tema especial 13. ¿Qué es un milagro?:
”Al principio el milagro se acepta mediante la fe, porque pedirlo implica que la mente está ahora lista para concebir aquello que no puede ver ni entender. No obstante, la fe convocará a sus testigos para demostrar que aquello en lo que se basa realmente existe”.
El milagro, como corrección del sistema de pensamiento del ego en nuestra mente, cuesta aceptarlo al principio, pues, todavía se duda de él y de sus implicaciones. Aquí entra la fe, como la confianza que se tiene en la Palabra de Dios como la que solucionará cualquier problema que tengamos. Acudimos a ella para aceptar los milagros. La fe convocará los testigos necesarios para aceptar el milagro. Los testigos serían todas las percepciones que nos lleguen basadas en el sistema de pensamiento del Espíritu Santo que trascienden el cuerpo y se centran en nuestra naturaleza espiritual como Hijos de Dios.
Proceso de práctica de la lección
1. Tener momentos con Dios por la mañana y por la noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. L-71. 9:7-10
2. Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios. Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
3. Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
4. Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Lección 347.
«La ira procede de los juicios. Y los juicios son el arma que utilizo contra mí mismo a fin de mantener el milagro alejado de mí.»
Kenneth Wapnick
"La lección 347 es otra oportunidad para que nos demos cuenta de la locura de nuestras elecciones, ejemplificadas aquí al juzgarnos a nosotros mismos, la causa de nuestra ira. De este modo, volvemos a ver la importancia de reconocer el propósito detrás de nuestra fabricación del mundo y juzgar todo en él. Tales juicios nos mantienen en un estado de insensatez, que mantiene el milagro del Espíritu Santo alejado de nosotros.
(1:1-3) «Padre, deseo lo que va en contra de mi voluntad, y no lo que es mi voluntad tener. Rectifica mi mente, Padre mío, pues está enferma.»
Este pasaje nos recuerda el conocido lamento de San Pablo: “ ¿Por qué no hago el bien que quiero; mas el mal que no quiero, éste hago?” (Romanos 7: 19) En otras palabras, ¿por qué estoy tan loco? ¿Por qué es que una parte de mí quiere hacer lo correcto, y sin embargo siempre termino haciendo lo incorrecto; y las cosas equivocadas que no quiero hacer, son las mismas cosas que me encuentro haciendo? Este es Jesús el punto aquí, haciendo claro para nosotros nuestra locura en hacer las mismas cosas que nos impiden ser felices. Creemos que la felicidad viene a través de abrigar resentimientos o adorar a los dioses del especialismo. Sin embargo, sólo nos traen tristeza, y nuestras mentes están enfermas para pensar lo contrario. La humildad nos ayuda a darnos cuenta de esta locura enfermiza, el precursor para dejarla ir.
(1:4-8) «Pero Tú has ofrecido libertad, y yo elijo reclamar Tu regalo hoy. Y así, le entrego todo juicio a Aquel que Tú me diste para que juzgara por mí. Él ve lo que yo contemplo, sin embargo, conoce la verdad. Él ve el dolor, mas comprende que no es real, y a la luz de Su entendimiento éste sana. Él concede los milagros que mis sueños quieren ocultar de mi conciencia.»
Curiosamente, en el contexto de este pasaje el Espíritu Santo ve el mundo a través de nuestros ojos. Estrictamente hablando, por supuesto, Él no ve nada; el punto es que no debemos negar lo que ven nuestros ojos, sino mirar el mundo a través de una lente diferente. Jesús nos dice, por ejemplo, que debemos mirar el dolor: “No niegues la existencia de las guerras, las inundaciones y el hambre, de las cuales sufren innumerables personas. No niegues que estás sufriendo. Pero déjame ayudarte a mirar el dolor de otra manera. Permíteme usar tu percepción del sufrimiento para mostrarte que refleja tu elección en favor de un pensamiento interno de sufrimiento.” Este, entonces, es el único valor del mundo - no hay otra manera de regresar a la mente excepto a través del mundo, porque lo fabricamos y creemos que estamos aquí. Aunque el mundo no es santo en sí mismo, todavía puede servir al santo propósito de reflejar de nuevo a nosotros las elecciones reprimidas de la mente, lo cual corrige el propósito al que sirven los sueños de ira, juicio, dolor y muerte del ego: ocultar el hecho de que somos el tomador de decisiones de la mente, el soñador del sueño.
(1:9-11) «Que sea Él Quien juzgue hoy. No conozco mi voluntad, pero Él está seguro de que es la Tuya. Y hablará en mi nombre e invocará Tus milagros para que vengan a mí.»
Simplemente tengo que pedir ayuda al Espíritu Santo, y así Jesús nos dice:
(2) «Escucha hoy. Permanece muy quedo, y oye la dulce Voz que habla por Dios asegurarte que Él te ha juzgado como el Hijo que Él ama.»
Permanecer quedo significa silenciar mis pensamientos de juicio, ira y especialismo y, por sobre todo, mis arrogantes aseveraciones de que tengo razón. "
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 347
"La ira procede de los juicios. Y los juicios son el arma que utilizo contra mí mismo a fin de mantener el milagro alejado de mi"
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Realmente toda emoción manifestada por nuestro ego, procede de juicios que hemos emitido. Cada vez que emitimos un juicio estamos pensando y actuando desde el ego, desde nuestra mente errada. "deseo lo que va en contra de mi voluntad, y no lo que es mi voluntad tener." Pareciera que no controlamos nuestra ira, y por el contrario, la ira nos controla. La ira es un ataque contra mi mismo. Eso es tener una mente enferma.
¿Que podemos hacer? Pedir ayuda: "Rectifica mi mente, Padre mío, pues está enferma." Reconocer que nuestra ira nos quita la paz y nos lleva a conflictos indeseables, es el primer paso hacia el perdón.
Así que el siguiente paso es tomar la decisión de abandonar dichos pensamientos, y luego "le entrego todo juicio a Aquel que Tú me diste para que juzgara por mí.". Le entregamos todo juicio al Espíritu Santo, y Él juzgará por nosotros desde el Amor y solo desde el Amor. Él ve la verdad donde nosotros vemos oscuridad. El entendimiento que nos enseña el Espíritu Santo sana nuestras mentes.
ORACIÓN DEL DIA:
"Padre, deseo lo que va en contra de mi voluntad, y no lo que es mi voluntad tener. Rectifica mi mente, Padre mío, pues está enferma. Pero Tú has ofrecido libertad, y yo elijo reclamar Tu regalo hoy. Y así, le entrego todo juicio a Aquel que Tú me diste para que juzgara por mí. Él ve lo que yo contemplo, sin embargo, conoce la verdad. ÉI ve el dolor, mas comprende que no es real, y a la luz de Su entendimiento éste sana. Él concede los milagros que mis sueños quieren ocultar de mi conciencia. Que sea Él Quien juzgue hoy. No conozco mi voluntad, pero Él está seguro de que es la Tuya. Y hablará en mi nombre e invocará Tus milagros para que vengan a mí."
El Espíritu Santo nos concede los milagros que mi ego, mi mente errada pretendía ocultar. Al no conocer mi verdadera voluntad, pues ha sido distorsionada por el ego, elijo hacer la Voluntad de Dios, que el Espíritu Santo conoce y me la enseña en todo momento y todo lugar, solo tengo que aquietarme y escuchar Su amorosa Voz. "Escucha hoy. Permanece muy quedo, y oye la dulce Voz que habla por Dios asegurarte que Él te ha juzgado como el Hijo que Él ama."
El único juicio que el Amor puede expresar sobre Sus creaciones es manifestar Su Amor infinito, y ante la presencia del Amor todas las creencias de miedo y culpa desaparecen.
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "13. ¿Qué es un milagro?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazla tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.