Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM
LECCIÓN 349
Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mí y que en lugar de juzgarlas, le conceda a cada una un milagro de amor.
1. Así he de liberar todas las cosas que veo, concediéndoles la libertad que busco. 2 De esta manera obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. 3 Se me dará porque la he elegido como el regalo que quiero dar. 4 Padre, Tus dones son míos. 5 Cada regalo que acepto me concede un milagro que puedo dar. 6 Y al dar tal como quiero recibir, comprendo que Tus milagros de curación me pertenecen.
2. Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, 2 y nos da la gracia para satisfacerlas todas. 3 Y así, confiamos en que nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él.
AUDIOS de la Lección 349
de CELEBRANDO EL MILAGROLectura de la Lección 349
A través de Mariano Noé
Ocurrir de la Lección 349
a través de Martin Musarra
Lección 349
comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 349
Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mí, y que en lugar de juzgarlas le conceda a cada una un milagro de amor.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Jesús, nos insiste, de nuevo, en no hacer juicios, es decir, en no condenar, ni atacar a nuestros hermanos, a nosotros mismos o a Dios. El no juzgar es mi pequeña dosis de buena voluntad para que se produzca la visión de Cristo, con la ayuda del Espíritu Santo que va a facilitar la aparición de los milagros de amor.
Dice Jesús en la lección:
”Así he de liberar todas las cosas que veo, concediéndoles la libertad que busco”.
Libero todo lo que veo que ha sido producto de mis proyecciones de culpa, miedo, resentimientos, ira, conflicto. Esas proyecciones determinan la manera como veo a mis hermanos a quienes mantengo atados en mi mente con todos los recuerdos de dolor, de ira que tengo de ellos. Y, así, como los veo en mi mente, con los ojos del pasado, no me doy la oportunidad de verlos en el presente, no me abro a la posibilidad verlos de otra manera con la visión de Cristo, de tal manera que sane mi mente y vea a mi hermano con los ojos de amor y no del miedo, con los ojos de la paz y no del conflicto. Esa nueva manera de ver a mi hermano, desde la unidad y no desde la separación, se traducirá, muy seguramente, en el mejoramiento de la relación con mi hermano.
Continúa Jesús:
”De esta manera, obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. Se me dará porque la he elegido como el regalo que quiero dar”.
Jesús, nos ha venido hablando de la ley del amor: el regalo que le hago a mi hermano es el regalo que me hago a mí mismo. Si doy milagros y amor, recibo milagros y amor. Pero, para poder hacerlo, necesito tener la visión de Cristo: ver un mundo perdonado, de paz y amor. Un mundo liberado de todas mis proyecciones de culpa y miedo.
Dice Jesús:
”Padre, Tus dones son míos. Cada regalo que acepto me concede un regalo que puedo dar. Y al dar tal como quiero recibir, comprendo que Tus milagros de curación me pertenecen”.
Dios, nos ha dado nuestro Ser, la impecabilidad, la gracia, el perdón, el amor, la paz, la dicha, la libertad, Espíritu Santo mismo… Él quiere que los demos a nuestros hermanos. Recordemos que somos ministros, mensajeros o maestros de Dios. Hemos decidido escuchar su llamada, recibir su mensaje y darlo a nuestros hermanos. Esta es la manera cómo podemos reconocerlo e integrarlo en nosotros mismos.
Podemos dar el mensaje de Dios de muchas maneras: verbal, escrita, con imágenes…La forma es lo de menos. Lo que importa es el contenido de amor y de paz que exprese nuestra conducta inspirada en Dios de tal manera que se traduzca en unidad y no en separación. Esto se consigue con el ejemplo. Es fundamental vigilar nuestros pensamientos para corregir los pensamientos de separación. Tenemos al Espíritu Santo y a Jesús y los recursos del perdón y la aceptación de la Expiación para nosotros mismos. Podemos contemplar todas las cosas sin juzgarlas y concederles un milagro de amor.
Finalmente nos dice:
”Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, y nos concede la gracia para satisfacerlas todas. Y así, confiamos en que Él nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él”.
Dios, quiere ayudarnos a que reconozcamos nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios en la que lo tenemos todo. Esto no lo creemos. Por eso, en el momento de la creencia en la separación, creó al Espíritu Santo para que nos ayude a recuperar la cordura y nos veamos desde la abundancia, como Hijos de Dios que somos y no desde la carencia y la necesidad, como quiere el ego. De esa manera, nos abrimos a recibir los milagros para que bendigamos al mundo y avancemos de regreso a casa.
Con relación al tema del milagro.
Nos dice, Jesús, en el tema especial 13. ¿Qué es un milagro?:
”Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del Cielo sobre un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir. Ahora tienen agua. Ahora el mundo está lleno de verdor”.
Con esta metáfora, Jesús, quiere significar la importancia de la sanación de la mente mediante el perdón y la guía del Espíritu Santo, de tal manera, que se produzcan los milagros que le den vida a las relaciones áridas y conflictivas de este mundo del ego y extiendan paz y amor y se vea un mundo perdonado. La lección de hoy es una explicación de cómo lograrlo: Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mí, y que en lugar de juzgarlas les conceda a cada una un milagro de amor.
Proceso de práctica de la lección
1. Tener momentos con Dios por la mañana y por la noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)
2. Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios. Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
3. Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
4. Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Kenneth Wapnick
«Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mi, y que, en lugar de juzgarlas, les conceda a cada una un milagro de amor.»
Lección 349
"Nuestra plegaria, entonces, es que no juzguemos, lo que significa que no atacamos ni condenamos a nuestros hermanos. Al hacerlo nos atacamos a nosotros mismos, y por eso pedimos ayuda para que contemplemos el mundo a través de la visión de Cristo en vez de la nuestra, permitiendo que Su milagro esté con nosotros.
(1:1) «Así quiero liberar todas las cosas que veo, concediéndoles la libertad que busco.»
Al liberarte de la esclavitud de la culpabilidad que impuse sobre ti, te libero de mi sueño. Dentro de tu sueño, todavía debes elegir si aceptar o no esa libertad, pero en mi perdón demuestro que nuestro principio guía no es «uno o el otro», sino «juntos», o «ninguno en absoluto». Así es como me doy cuenta de que también estoy perdonado.
(1:2-6) «De esta manera, obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. Ello se me dará, porque lo he elegido como el regalo que quiero dar. Padre, Tus regalos son míos. Cada regalo que acepto me concede un milagro que puedo dar. Y al dar tal como quiero recibir, comprendo que Tus milagros de curación me pertenecen.»
Quiero «dar» el regalo, porque quiero «recibir» el regalo. Si realmente deseo aprender que mis pecados están perdonados y que Dios me ama, todo lo que debo hacer es extender ese amor a través de mi perdón a otros, quienes aún pueden creer lo contrario.
(2) «Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, y nos concede la gracia para satisfacerlas todas. Y así, confiamos en que Él nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él.»
Esto es tomado del Sermón de la Montaña en el evangelio de Mateo, donde Jesús explica que Dios conoce nuestras necesidades y nos ama: De hecho, vuestros cabellos están todos contados, y Él nos ama aún más que a los lirios del campo (Mateo 6: 8, 28 - 30, 32). Colocando esto dentro de las enseñanzas de Un Curso en Milagros, entendemos que Dios realmente no conoce nuestras necesidades, porque Él no sabe de nosotros en un estado separado. Sin embargo, Su Amor ha venido con nosotros a la ilusión a través del Espíritu Santo y, por lo tanto, la necesidad que "nuestro Padre conoce" es deshacer nuestra elección equivocada a través del milagro. Ya hemos visto que la naturaleza correctiva del milagro refleja el Amor de Dios dentro del sueño, que deshace el sistema de pensamiento del ego y sana nuestras sangrientas pesadillas de separación, desesperanza y muerte. El milagro que el perdón ofrece, por lo tanto, sólo puede sanar a nuestro hermano y a nosotros mismos como uno, la única necesidad que tiene el mundo del odio y la culpabilidad, porque sólo el milagro nos permite escuchar el ancestral clarín que llama a la gracia de nuestro Padre:
“Un milagro no le puede ofrecer menos a él de lo que te ha dado a ti. De esta manera, tu curación demuestra que tu mente ha sanado y que ha perdonado lo que tu hermano no hizo. Y así, él se convence de que jamás perdió su inocencia y sana junto contigo. El milagro deshace de este modo todas las cosas que, según el mundo, jamás podrían deshacerse. Y la desesperanza y la muerte no pueden sino desaparecer ante el ancestral clarín que llama a la vida. Esta llamada es mucho más poderosa que las débiles y miserables súplicas de la muerte y la culpabilidad. La ancestral llamada que el Padre le hace a Su Hijo, y el Hijo a los suyos, será la última trompeta que el mundo jamás oirá. Hermano la muerte no existe. Y aprenderás esto cuando tu único deseo sea mostrarle a tu hermano que él jamás te hirió. Él cree que tiene las manos manchadas de tu sangre, y, por lo tanto, que está condenado. Mas se te ha concedido poder mostrarle, mediante tu curación, que su culpabilidad no es sino la trama de un sueño absurdo.” (T-27.II.6) "
Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 349
"Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mí, y que en lugar de juzgarlas, les conceda a cada una un milagro de amor."
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
La idea de hoy siempre me ha parecido de las más hermosas del libro de ejercicios, y desde un principio la he memorizado, la he hecho mía. Es una plegaria que se convierte en una decisión, renunciar a ver el mundo con los ojos del cuerpo, con los ojos del juicio y la condena, para verlo con la visión de Cristo, con los ojos del corazón, y desde esa mirada, renunciar a todo juicio a toda condena, y en lugar de eso, bendecirlas con el regalo del perdón, con un milagro de amor.
ORACIÓN DEL DIA:
"Así quiero liberar todas las cosas que veo; concediéndoles la libertad que busco. De esta manera obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. Ello se me dará, porque lo he elegido como el regalo que quiero dar. Padre, Tus regalos son míos. Cada regalo que acepto me concede un milagro que puedo dar. Y al dar tal como quiero recibir, comprendo que Tus milagros de curación me pertenecen."
Cuando juzgamos y condenamos a alguien o algo, lo aprisionamos en nuestras mentes, a eso lo podemos llamar memorias de dolor, de resentimientos, de ataques, de sufrimiento o enfermedad.
Cuando dejamos de juzgarlas las liberamos y nos liberamos, y de esa manera hacemos nuestra la ley del amor, que recibo exactamente lo que doy.
Cuando elijo dar amor, recibiré amor, y me daré cuenta que ese regalo me pertenece como todos los que Dios nos da, la sanación será un resultado inevitable.
"Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, y nos concede la gracia para satisfacerlas todas. Y así, confiamos en que Él nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él." En el estado del Cielo no existen necesidades, pues es una condición de total plenitud, no hay límites para cualquier expresión de amor, pero creemos estar viviendo en un mundo de carencias, y creemos tener necesidades, mientras avancemos por los senderos del perdón y del amor, bajo la guía del Espíritu Santo, nos daremos cuenta que nuestra única necesidad es deshacer la creencia en la separación, y volver a Dios, a la plenitud de la que siempre hemos gozado. Durante ese recorrido, nos vamos dando cuenta que cada día necesitamos menos cosas de este mundo, pues todas ellas son ilusorias, y desaparecerán en la medida que las vayamos perdonando.
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "13. ¿Qué es un milagro?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.