Esta es una pregunta que a todo momento nos estamos haciendo, así no seamos conscientes de ella. Cualquier situación que afrontemos se relaciona con esta disyuntiva. Podemos decir que en nuestra mente tenemos una parte que obedece al amor (llámese paz, Espíritu Santo, Jesús, Dios…), otra que obedece al miedo (llámese conflicto, ataque, ego) y otra, que escoge si sigue al amor o al miedo, como guía, como maestro.
Les propongo un ejercicio de auto- indagación. Les sugiero que lo hagan con la ayuda del Espíritu Santo, de Jesús, de Dios o de cualquier poder superior que ustedes consideren, decídanse ir al interior de su mente y mirarse con mente abierta y honestidad. Tómense el tiempo que necesiten. Háganlo sin afán. Les sugiero que escriban. El escribir ayuda a la concentración, evita el divagar de la mente y ayuda al compromiso con la actividad.
Pueden realizar lo siguiente:
1. Preguntarse ¿Qué le está haciendo perder la paz en este momento?
2. ¿Qué piensa de ello? Aquí trate de encontrar el pensamiento o los pensamientos relacionados con la pérdida de la paz. Escríbalos. Escoja el que considera más importante.
3. Luego, los analiza tomando como guía el cuadro “Amor o miedo”. Observe que en el cuadro hay dos columnas: una con características del amor y otra del miedo. Si se le facilita coloque dos sillas. Una al frente de la otra. Una silla correspondería al miedo y la otra al amor.
Y desde el lugar, por ejemplo, del miedo se analizaría el pensamiento o los pensamientos que tienen que ver con la pérdida de la paz. Lo mismo se hará desde el lugar del amor. En el cuadro hay una serie de características que definen el amor y el miedo. Así, el amor es unidad, presente, abundancia, inocencia. El miedo es separación, pasado y futuro, escasez, culpa, etc. La persona analiza su problema desde estas dos miradas. Así, puede preguntarse como vería el miedo con la característica de la separación, del pasado y el futuro, de la culpa, etc., el pensamiento que acompaña a la pérdida de la paz. Luego, se pasa a la silla donde estaría el amor y se analizaría el pensamiento que le está quitando la paz desde la unidad, el presente, la abundancia, la inocencia, etc. Se analizan la características una por una: primero desde el miedo y luego desde el amor.
No se imagina el conocimiento que tiene de sí misma y la profundidad de sus análisis. Al final, no le es difícil concluir que sus problemas han estado dominados por el miedo y no por el amor. Con esta actividad, se busca que avance hacia la comprensión de que sus problemas no están afuera, no provienen de sus hermanos sino que son sus propios pensamientos, sus propias interpretaciones, sobre lo que hacen sus hermanos, los que tiene que cambiar si quiere dejar de sufrir y recuperar la paz.
4. Se hace un trabajo de perdón con el pensamiento que le hizo perder la paz . Puedo valerse de la lección 46 o la lección 121 de Un curso de milagros. Y también de la oración anexa:
ORACIÓN DEL PERDÓN
_Espíritu Santo, por favor, ayúdame a perdonarme a mí MISMO(A) por haber usado, sin saberlo, a _____________ (persona, dolor, enfermedad, falta, ansiedad, miedo, auto-juicio, enojo, etc.) para atacarme, separarme de mis hermanos y del Amor de Dios como mi santo Ser. Amén._
5. Se hace un trabajo de Expiación. La Expiación es el proceso en el que se le pide al Espíritu Santo que anule todas consecuencias de nuestras decisiones equivocadas al tener pensamientos no amorosos en relación al pensamiento que me está quitando la paz. Se trabaja con la oración anexa:
ORACIÓN DE LA EXPIACIÓN
Espíritu Santo, te entrego mi decisión equivocada de tener estos pensamientos no amorosos acerca de_________ (persona, dolor, enfermedad, falta, ansiedad, miedo, auto-juicio, enojo, etc.) para que los transformes en pensamientos amorosos. Amén.
Finalmente, escriba como se siente y de que se ha dado cuenta al realizar la actividad. Agradezca, al poder superior que considere, por haberle ayudado a realizar esta terapia.
Nota: Estas oraciones están inspiradas en el libro de Nouk Sanchez “El final de la muerte. Las enseñanzas profundas de Un curso de milagros.”
Les deseo muchas experiencias de paz y de amor con esta terapia, sin olvidarse de reír.
¡Muchas, muchísimas, bendiciones!
Jorge Luis Álvarez Castañeda