LECCIÓN 61 Yo soy la luz del mundo.

 LECCIÓN 61 

Yo soy la luz del mundo.

 

1. ¿Quién es la luz del mundo sino el Hijo de Dios? 2Por lo tanto, esto no es más que una afirmación de la verdad acerca de ti. 3Es lo opuesto a una afirmación de orgullo, de arrogancia o de autoengaño. 4 No describe el concepto de ti mismo que tú has forjado. 5No se refiere a ninguna de las características con las que has dotado a tus ídolos. 6Se refiere a ti tal como fuiste creado, por Dios. 7Expresa simplemente la verdad.

2. Para el ego la idea de hoy es el epítome de la auto-glorificación. 2Pero el ego no sabe lo que es la humildad y la confunde con la auto-degradación. 3La humildad consiste en aceptar el papel que te corresponde en la salvación y en no aceptar ningún otro. 4 No es humildad insistir que no puedes ser la luz del mundo si ésa es la función que Dios Mismo te asignó. 5Es sólo la arrogancia la que afirmaría que ésa no puede ser tu función, y la arrogancia es siempre cosa del ego.

3. La verdadera humildad requiere que aceptes la idea de hoy porque es la Voz de Dios la que te dice que es verdad. 2Éste es uno de los primeros pasos en el proceso de aceptar tu verdadera función en la tierra. 3Es un paso gigantesco que te conducirá al lugar que te corresponde ocupar en la salvación. 4Es una aseveración categórica de tu derecho a la salvación y un reconocimiento del poder que se te ha otorgado para salvar a otros.

4. Debes reflexionar hoy acerca de esta idea tan a menudo como puedas. 2Es la respuesta perfecta a todas las ilusiones y, por ende, a toda tentación. 3La idea de hoy lleva todas las imágenes que tú has forjado de ti mismo ante la verdad y te ayuda a seguir adelante en paz, sin agobios y seguro de tu propósito.

5. Hoy se deben llevar a cabo tantas sesiones de práctica como sea posible, aunque no es necesario que ninguna exceda uno o dos minutos de duración. 2 Debes empezar cada sesión de práctica diciéndote a ti mismo:

 

3 Yo soy la luz del mundo. 

4Ésa es mi única función. 

5Por eso es por lo que estoy aquí.

 

 6Piensa entonces en estas afirmaciones por unos breves momentos, preferiblemente con los ojos cerrados si las circunstancias lo permiten. 7Deja que te vengan a la mente unas cuantos pensamientos afines y, si observas que tu mente se aparta del tema central, repite la idea de hoy para tus adentros.

6. Asegúrate de comenzar y finalizar el día con una sesión de práctica. 2De este modo, te despertarás reconociendo la verdad acerca de ti mismo, la reforzarás a lo largo del día y te irás a dormir re-afirmando tu función y el único propósito que tienes aquí. 3Estas dos sesiones de práctica pueden ser más largas que las demás si te resultan útiles y deseas extenderlas.

7. La idea de hoy va mucho más allá de la mezquina opinión que el ego tiene de ti y de tu propósito. 2Como portador de la salvación que eres, esto es obviamente necesario. 3Éste es el primero de una serie de pasos gigantescos que vamos a dar durante las próximas semanas. 4Trata de empezar hoy a sentar las bases para estos avances. 5Tú eres la luz del mundo. 6Dios ha edificado Su plan para la salvación de Su Hijo sobre ti.

 



AUDIOS de la Lección 61
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 61
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.


Ocurrir de la Lección 61
a través de Martin Musarra


Lección 61 comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda




MATERIAL DE APOYO














LECCIÓN 61

Yo soy la luz del mundo.


Comentada por:

Jorge Luis Álvarez Castañeda


¡Que la paz sea con nosotros hoy!


Jesús, considera esta lección muy importante. Recordemos que, Jesús, está hablando del mundo interior de nuestra mente y, que si aceptamos la luz que tenemos por nuestra condición de Hijos de Dios, eso será lo que extendamos a nuestros hermanos.


Nos dice en La lección:

¿Quién es la luz del mundo sino el Hijo de Dios? Por lo tanto, esto no es más que una afirmación de la verdad acerca de ti. Es lo opuesto a una afirmación de orgullo, de arrogancia o de autoengaño. No describe el concepto que has forjado de ti mismo. No se refiere a ninguna de las características con las que has dotado a tus ídolos. Se refiere a ti tal como fuiste creado por Dios. Expresa simplemente la verdad.


Jesús nos dice:

_”¿Quién es la luz del mundo sino el Hijo de Dios?  Por lo tanto, esto no es más que una afirmación de la verdad acerca de ti”_.


Soy el Hijo de Dios, el Cristo, el Ser Mismo. No soy el ser con minúscula, el personaje que fabriqué después de que se diera la creencia en la separación. Cuando me identifico con un cuerpo, con una personalidad, con unas creencias, con unos valores, mi Ser queda oculto. Dios es la Fuente de mi Ser. En mi Ser está la luz. No es una afirmación de orgullo sino un reconocimiento de lo que verdaderamente soy como Hijo de Dios.


Continúa Jesús:

_”Para el ego la idea de hoy es el epítome de la autoglorificación. Pero el ego no sabe lo que es la humildad y la confunde con la autodegradación. La humildad consiste en aceptar el papel que te corresponde en la salvación y en no aceptar ningún otro. No es humildad insistir en que no puedes ser la luz del mundo si ésa es la función que Dios Mismo te asignó. Es sólo la arrogancia la que afirmaría que ésa no puede ser tu función, y la arrogancia es siempre algo propio del ego”_.


El ego no acepta que sea la luz del mundo. Desconoce mi verdadera identidad como Hijo de Dios y me compara con el ser carente, miedoso y conflictivo que ha fabricado. Considera que ser muy humilde es auto-degradarse. Para Jesús, la humildad consiste en aceptar el papel que te corresponde en la salvación y en no aceptar ningún otro. Es arrogancia cuando no acepto la función que Dios me dio y quiero que la cosas sean a mi manera.


Continúa Jesús:

_”La verdadera humildad requiere que aceptes la idea de hoy porque es la Voz de Dios la que te dice que es verdad. Éste es uno de los primeros pasos en el proceso de aceptar tu verdadera función en la tierra. Es un paso gigantesco que te conducirá al lugar que te corresponde ocupar en la salvación. Es una aseveración categórica de tu derecho a la salvación y un reconocimiento del poder que se te ha otorgado para salvar a otros”_.


El Espíritu Santo asegura que es verdad que yo soy la luz del mundo y que serlo, como dice Jesús es “mi verdadera función en la tierra”. He desempeñado muchas funciones especiales que puedo poner al servicio del Espíritu Santo. 


Esto lo aclara Jesús en el capítulo 25 en la sección VI:

”El Espíritu Santo necesita que desempeñes tu función especial, de modo que la Suya pueda consumarse. No pienses que no tienes un valor especial aquí. Tú lo quisiste, y se te concedió. Todo lo que has hecho se puede utilizar, fácil y provechosamente, a favor de la salvación. El Hijo de Dios no puede tomar ninguna decisión que el Espíritu Santo no pueda emplear a su favor, en vez de contra él. Sólo en la obscuridad parece ser un ataque tu deseo de ser especial. En la luz, lo ves como la función especial que te corresponde desempeñar en el plan para salvar al Hijo de Dios de todo ataque y hacerle entender que está a salvo, tal como siempre lo estuvo y lo seguirá estando, tanto en el tiempo como en la eternidad.

 (T-25. VI. 7:1-7)


Es decir, que desde cualquier función especial que desempeñes, llámese profesión, situación laboral, social, etc., yo puedo cumplir la principal función que Dios me dio: ser la luz del mundo.


  Por eso, Jesús, dice que esta idea:

_”Es un paso gigantesco que te conducirá al lugar que te corresponde ocupar en la salvación. Es una aseveración categórica de tu derecho a la salvación y un reconocimiento del poder que se te ha otorgado para salvar a otros”_.


Esto implica que haga un trabajo de sanación de mi mente, con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús y valiéndome del perdón.


Continúa Jesús en la lección:

_”Debes reflexionar hoy acerca de esta idea tan a menudo como puedas. Es la respuesta perfecta a todas las ilusiones y, por ende, a toda tentación. La idea de hoy lleva todas las imágenes que has forjado de ti mismo ante la verdad y te ayuda a seguir adelante en paz, sin agobios y seguro de tu propósito”_.


La luz de nuestro Ser no puede resplandecer en nuestras mentes a  menos que, con la ayuda del Espíritu Santo, llevemos la obscuridad, vale decir, todos los pensamientos que pensamos con el ego, es decir, las ilusiones a la luz de la verdad de Dios. La luz del mundo es la luz de Cristo que resplandece en nuestras mentes y es la que nos permite ser la luz del mundo. 


Proceso de práctica de la lección


Objetivo


Empezar a reconocer mi verdadera función en la tierra: ser la luz del mundo.

 

Ejercicios


Realizar tantas sesiones de práctica como sea posible con una duración de uno o dos minutos. Se sugiere hacerlo cada vez que marque la hora.


Empieza diciéndote a ti mismo:

Soy la luz del mundo. Esa es mi única función. Por eso es por lo que estoy aquí.


Piensa en estas afirmaciones por unos breves momentos preferiblemente con los ojos cerrados. Deja que te lleguen a la mente unos cuantos pensamientos relacionados y si observas que tu mente se aparta del tema central repite la idea de hoy para tus adentros.


Observaciones


Asegúrate de comenzar y finalizar el día con una sesión de práctica. De este modo te despertarás  reconociendo la verdad acerca de ti mismo, la reforzarás a lo largo del día y te irás a dormir reafirmando tu función y el único propósito que tienes para ti: ser la luz del mundo.


Estas dos sesiones de práctica pueden ser más largas que las demás si te resultan útiles y deseas extenderlas. La aceptación de esta idea constituye uno de los siete pasos gigantescos que nos ayudarán en el proceso de regresar a Dios.


Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Hagamos la lección siempre en compañía del Espíritu Santo y de Jesús sin olvidarnos de reír porque la Voluntad de Dios para nosotros es que tengamos perfecta felicidad.


Muchas, muchísimas, bendiciones.

Jorge Luis Álvarez Castañeda.




Viaje x Lecciones UCDM

Lección 61 - Yo soy la luz del mundo.


"El título de la lección es tomado de los evangelios, específicamente donde Jesús les dice a sus discípulos: "Vosotros sois la luz del mundo" (Mateo 5:14). Aquí, como en muchos otros lugares en Un Curso de Milagros, vemos cómo Jesús toma una idea del cristianismo tradicional y le da una interpretación totalmente diferente. El entendimiento del evangelio era que la función de los discípulos era llevar esa luz al mundo - literalmente, al mundo físico.


Es fácil para los estudiantes de Un Curso de Milagros que desconocen su enseñanza subyacente confundir esta exhortación del evangelio con lo que Jesús quiere decir en esta lección. Él «no» está diciendo que deberíamos traer la luz al mundo, porque «no hay mundo». Al decir que somos la luz del mundo, se refiere a la luz de Cristo que brilla en nuestras mentes. Debido a que la mente del Hijo de Dios es una (un tema subsidiario en estas lecciones, pero una que se repite continuamente), esa luz es compartida por la Filiación como un todo. No se nos pide que seamos personas espiritualmente especiales quienes portan la luz porque Jesús nos la dio, y luego nos encargó la función de difundirla a las multitudes. Más bien, nos está recordando - al Hijo uno de Dios que tiene la ilusión de la fragmentación - que «todos» somos la luz del mundo.


Esto, entonces, corrige el autoconcepto del ego legado a cada uno de nosotros: que somos la «oscuridad» del mundo. De hecho, la Lección 93 comienza así: “Crees ser la morada del mal, de las tinieblas y del pecado.” (W-pI.93.1:1). Esa es la ilusión que llevamos a la verdad llena de luz sobre nosotros mismos.


Nuestra arrogancia y orgullo se expresa al albergar el pensamiento: “Yo soy la luz del mundo, pero tú no. Hay algo especial acerca mí y en mi santidad benéfica, voy a llevarte esa luz, dándote lo que tú no tienes.” Tal arrogancia refleja el especialismo espiritual de que yo tengo algo de lo que tú careces. En «El Canto de la Oración», Jesús analiza esta dinámica - “sanación-para-separar” - en el contexto de los sanadores que creen que «ellos» son los sanadores, dando sanación a una persona enferma y, por lo tanto, se separan de ellos. El siguiente pasaje se aplica también a lo que podemos llamar "portar la luz-para-separar":


“Alguien sabe más, se ha adiestrado mejor, o es quizás más talentoso y sabio. Por tanto, puede dar sanación a alguien que es inferior y que está bajo su patrocinio...¿Cómo puede ser eso? La verdadera sanación no puede provenir de la desigualdad asumida y luego aceptada como la verdad, y usada para ayudar a sanar a los heridos y calmar la mente que sufre la agonía de la duda...No te haces a ti mismo el portador del regalo especial que trae la sanación. Sólo reconoces tu unidad con aquel que pide ayuda. Pues en esta unidad desaparece su sentido de separación, y es éste lo que lo enfermó. No hay sentido en dar remedio apartado de donde radica la fuente de la enfermedad, pues de esa forma nunca puede sanarse verdaderamente.” (S-3.III.2:4-5; 3:3-4; 4:5-8)


La oscuridad que necesita sanación, independientemente de su forma, reside en la mente que cree en la separación. La luz que sana también reside en la mente, y cada uno de nosotros lleva ambas - la oscuridad de la culpa y la luz de la Expiación. Elegir la luz es una sanación para nosotros «y» para el mundo, porque la luz de Cristo resplandece en el Hijo de Dios como uno, ahí es únicamente «una» luz. Creer en cualquier otra cosa es el especialismo del ego en funcionamiento. Su engaño radica no solo en la separación, sino también en lo que encubre el especialismo: la creencia de que realmente soy la oscuridad del mundo.


Por lo tanto, en el libro de ejercicios, así como en el resto de Un Curso de Milagros, se nos enseña que nuestra función es recordarnos a nosotros mismos que somos la luz del mundo, haciendo entonces la elección en contra de la oscuridad del ego. Nuestra aceptación de ese hecho de la Expiación sirve como un recordatorio para que todos los demás hagan la misma elección que hemos hecho. Así, Jesús comienza la lección al contrastar la luz de nuestra verdadera Identidad con el ser arrogante  y engañoso producto de la oscuridad del ego:


(1) «¿Quién es la luz del mundo sino el Hijo de Dios? Por lo tanto, esto no es más que una afirmación de la verdad acerca de ti. Es lo opuesto a una afirmación de orgullo, de arrogancia o de autoengaño. No describe el concepto de ti mismo que tú has forjado. No se refiere a ninguna de las características con las que has dotado a tus ídolos. Se refiere a ti tal como fuiste creado por Dios. Expresa simplemente la verdad.» 


Más adelante en el libro de ejercicios, el tema de que somos tal como Dios nos creó se vuelve central, como mencioné anteriormente. Sin embargo, aquí una vez más Jesús nos muestra el otro lado. Él desea que entendamos que es lo que creemos acerca de nosotros mismos - “el concepto de ti mismo [pecaminoso y culpable] que tú has forjado” - al mismo tiempo que quiere que también recordemos que estos auto-conceptos son una defensa en contra de nuestro verdadero Ser: la luz de Cristo.


(2:1-2) «Para el ego la idea de hoy es el epítome de la auto-glorificación. Pero el ego no sabe lo que es la humildad y la confunde con la auto-degradación.» 


Para el ego, "Yo soy la luz del mundo" significa, nuevamente: "Tengo algo de lo que tú careces". Del mismo modo, para el ego, humildad significa auto-degradación, un significado que abrigan muchas, muchas personas. Esta versión cristiana tradicional de la humildad comúnmente se expresa en afirmaciones tales como: “Soy un miserable pecador. Pero sólo por la gracia del Señor Jesucristo, soy salvo." Quizás la más famosa de todas las oraciones de la iglesia ortodoxa es la "Oración de Jesús":"Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí que soy un pecador." Aunque aparenta ser lo contrario, esto es realmente el colmo de la arrogancia, porque dice que puede existir un ser pecaminoso que es independiente y separado del glorioso Ser que Dios creó. Un pasaje importante del texto refleja la falsa humildad del ego:


“Uno de los principales dogmas de la descabellada religión del ego es que el pecado no es un error sino la verdad, y que la inocencia es la que pretende engañarnos. La pureza se considera arrogancia, y la aceptación de nuestro ser como algo pecaminoso se percibe como santidad. Y es esta doctrina la que substituye a la realidad del Hijo de Dios tal como su Padre lo creó, y tal como dispuso que fuese para siempre. ¿Es esto humildad? ¿O es más bien un intento de desgajar a la creación de la verdad, y de mantenerla aparte?” (T-19.II.4)


(2:3-5) «La humildad consiste en aceptar el papel que te corresponde en la salvación y en no aceptar ningún otro. No es humildad insistir que no puedes ser la luz del mundo si ésa es la función que Dios Mismo te asignó. Es sólo la arrogancia la que afirmaría que ésa no puede ser tu función, y la arrogancia es siempre cosa del ego.»


Otro tema importante que aparece aquí es la «función». Un Curso de Milagros enseña que nuestra función es aceptar la Expiación para nosotros mismos, aceptar el hecho de que nuestros pecados aparentes se encuentran perdonados. No es nuestra función hacer nada con nadie más, la razón es que, en última instancia, «no existe nadie más». No tenemos más que pedir la ayuda de Jesús para sanar nuestras mentes, porque así nos damos cuenta de que la mente del Hijo de Dios es una. Una vez sanados, nos convertimos en un símbolo de sanación y de elección en favor de la mentalidad recta  - el símbolo de luz en lugar de oscuridad - para todos los demás.


Nuevamente, si nos tomamos las palabras en Un Curso de Milagros como verdad escrita en piedra, mirando sólo la forma sin entender su contenido, podríamos terminar con ideas que son exactamente las opuestas de lo que Jesús nos está enseñando y cometiendo el mismo tipo de errores que el cristianismo y muchas religiones y espiritualidades han estado cometiendo a lo largo de la historia. Las declaraciones que acabamos de considerar son los ejemplos principales de este error, ya que aparentan avalar el especialismo espiritual del ego, una sus principales defensas en contra de la verdad de nuestra realidad como el Hijo «uno» de Dios.


(3) «La verdadera humildad requiere que aceptes la idea de hoy porque es la Voz de Dios la que te dice que es verdad. Éste es uno de los primeros pasos en el proceso de aceptar tu verdadera función en la tierra. Es un paso gigantesco que te conducirá al lugar que te corresponde ocupar en la salvación. Es una aseveración categórica de tu derecho a la salvación y un reconocimiento del poder que se te ha otorgado para salvar a otros.» 


En el texto, Jesús explica en varios lugares que nuestra función en la tierra es perdonar o sanar, y nuestra función en el Cielo es crear. Por ejemplo:


“Lleva a cabo la labor del Espíritu Santo, pues compartes Su función. De la misma manera en que tu función en el Cielo es crear, aquí en la tierra es curar. Dios comparte tu función contigo en el Cielo, y el Espíritu Santo comparte la Suya contigo en la tierra.” (T-12.VII.4:6-8)


Esta lección se refiere así a nuestra función de aceptar nuestra propia salvación, para que el Espíritu Santo pueda extenderla a través de nosotros. También es evidente que Jesús está hablando de un proceso: "«uno de los primeros pasos» en el proceso de aceptar tu verdadera función en la tierra...«un paso gigantesco» que te conducirá al lugar que te corresponde ocupar en la salvación." Esto no es algo que llevemos a cabo de la noche a la mañana, y él no está esperando que sus estudiantes hagan la Lección 61 por la mañana, se sanen por la tarde y alcancen la compleción por la noche al entrar en el mundo real. Estamos empezando a cambiar nuestras mentes acerca de lo que creemos que somos. Volveremos una y otra vez a este importante tema del proceso.


(4) «Debes reflexionar hoy acerca de esta idea tan a menudo como puedas. Es la respuesta perfecta a todas las ilusiones y, por ende, a toda tentación. La idea de hoy lleva todas las imágenes que tú has forjado de ti mismo ante la verdad y te ayuda a seguir adelante en paz, sin agobios y seguro de tu propósito.» 


Esta es una referencia inequívoca al tema de llevar la oscuridad a la luz, o la ilusión a la verdad. Como hemos discutido anteriormente, Jesús no está diciendo que debamos usar estos pensamientos del libro de ejercicios como afirmaciones para cubrir o acallar nuestras percepciones erróneas sobre nosotros mismos. Él nos está pidiendo en su lugar que miremos nuestras percepciones erróneas, dándonos cuenta de nuestros auto-conceptos e imágenes terribles que abrigamos. Mirar a todo esto con Jesús es lo que constituye traer toda la oscuridad hacia su verdad, lo cual no podremos hacer si no sabemos que toda esa oscuridad se encuentra ahí.


Nuevamente, nada en el libro de ejercicios debe tomarse como análogo a las afirmaciones que se usan para ahogar al sistema de pensamiento del ego. Esto corrige el énfasis predominante de la Nueva Era en las afirmaciones, que es un ejemplo del uso de la verdad como una tapadera para la ilusión. Como lo hace a lo largo del libro de ejercicios, Jesús nos da el otro lado. Además de enfatizar nuestras creencias erróneas sobre nosotros mismos, también enfatiza la verdad sobre nosotros mismos; él no nos está pidiendo que cubramos las ilusiones con la verdad, sino de que seamos conscientes de que tenemos una elección. Muchas veces he señalado la importancia que Un Curso de Milagros coloca en el poder que tienen nuestras mentes para elegir. Sin embargo, no podemos llevar a cabo una elección significativa si no somos conscientes de cuáles son las alternativas «entre» las cuales estamos eligiendo. Esta es la razón por la que Jesús con mucha claridad nos informa que tenemos una mente errada - la voz del ego que miente - y una mente correcta - la Voz del Espíritu Santo que habla la verdad.


(5) «Hoy se deben llevar a cabo tantas sesiones de práctica como sea posible, aunque no es necesario que ninguna exceda uno o dos minutos de duración. Debes empezar cada sesión de práctica diciéndote a ti mismo: 


Yo soy la luz del mundo. Ésa es mi única función. Por eso es por lo que estoy aquí. 


Piensa entonces en estas afirmaciones por unos breves momentos, preferiblemente con los ojos cerrados si las circunstancias lo permiten. Deja que te vengan a la mente unos cuantos pensamientos afines y, si observas que tu mente se aparta del tema central, repite la idea de hoy para tus adentros.» 


Ten en cuenta que Jesús nuevamente nos insta a recordar el pensamiento del día con la mayor frecuencia posible, recordándonos la luz de nuestra Identidad, «a la cual traemos» el barato sustituto de culpa y juicio del ego. Date cuenta, también, cómo Jesús sabe que muy probablemente nuestra mente divagará, y nos anima gentilmente a superar nuestro miedo y regresar a la verdad de su enseñanza.


(6) «Asegúrate de comenzar y finalizar el día con una sesión de práctica. De este modo, te despertarás reconociendo la verdad acerca de ti mismo, la reforzarás a lo largo del día y te irás a dormir reafirmando tu función y el único propósito que tienes aquí. Estas dos sesiones de práctica pueden ser más largas que las demás si te resultan útiles y deseas extenderlas.» 


La metodología de Jesús ya debería ser reconocible. Él desea que continuamente recordemos la verdad acerca de nosotros mismos, para que entonces podamos tener un patrón de comparación contra el que podamos evaluar todos los engaños del ego. También nos permite la libertad de hacer más de lo que nos pide, si nos sentimos cómodos.


(7:1-4) «La idea de hoy va mucho más allá de la mezquina opinión que el ego tiene de ti y de tu propósito. Como portador de la salvación que eres, esto es obviamente necesario. Éste es el primero de una serie de pasos gigantescos que vamos a dar durante las próximas semanas. Trata de empezar hoy a sentar las bases para estos avances.» 


Jesús nos hace saber que él sabe acerca de nuestra elección en favor del ego - "la mezquina opinión que el ego tiene de ti" - y por lo tanto no es de ninguna utilidad negar nuestra elección por el ego. Además, es debido a esta elección en contra de nuestro Ser que se necesita tiempo para sentir cada vez menos confianza en el mezquino sistema de pensamiento de culpa y miedo del ego. Una vez más, las palabras de Jesús reflejan el proceso de elegir en contra de nuestra resistencia y en favor de la verdad. Estas lecciones, por lo tanto, están constituyendo las piedras basales donde vamos a construir totalmente un nuevo concepto de nosotros mismos, y lo haremos en pasos amorosos y amables.


(7:4-6) «Trata de empezar hoy a sentar las bases para estos avances. Tú eres la luz del mundo. Dios ha edificado Su plan para la salvación de Su Hijo sobre ti.»


Finalmente, Jesús nos anima a tener fe en su proceso de perdón, ya que nos recuerda nuestro propósito y cuán importantes son estas primeras lecciones para lograr nuestro objetivo: recordar la luz que es nuestra Identidad, producida al olvidar la oscuridad del mísero sustituto del yo separado del ego cargado de culpa."


~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.



LECCIÓN 61

"Yo soy la luz del mundo." 


Comentada por:

Oscar Gómez Díez 


 "1. ¿Quién es la luz del mundo sino el Hijo de Dios?" En la llamada sociedad occidental (Europa y América) cuando escuchamos la frase "Yo soy la luz del mundo." inmediatamente pensamos en Jesús. Pero el Curso se está dirigiendo a ti, a mi, a cualquiera que lea o no lea este texto, y en ese momento sentimos un remezón. Y nos preguntamos ¿como así  que "Yo soy la luz del mundo.?" esto es un despropósito!. 


Llevamos miles de años repitiéndonos que somos pecadores, impuros, "que no soy digno que entres a mi casa…. " y ahora me dicen que "Yo soy la luz del mundo."!!! algunos podrán decir que esto es blasfemia o arrogancia. 


El Curso es consciente de esta reacción de nuestro ego, y procede a explicar lo que es la verdadera humildad y la verdadera arrogancia. 

En primer lugar, hay que señalar que el Curso nunca se dirige a nuestros cuerpos, ni a nuestro "yo individual," ni a nuestro ego.  El Curso siempre se dirige a nuestras mentes. A esa mente que Dios creó a Su semejanza y que aún conserva los atributos que el Creador nos dio. Cuando esta lección nos dice "Yo soy la luz del mundo." nos está recordando quienes somos en realidad: los perfectos Hijos de Dios. Y aquí también otra distinción importante, para el Curso, el Hijo de Dios somos todos nosotros, tu, yo y todos los que creemos habitar en este mundo, y no sólo Jesús, como creíamos hasta ahora. Si no fuera así, tendría que preguntarme ¿si no soy el Hijo de Dios? entonces quien soy?  esta es una pregunta que nuestro ego no podría contestar, o la contestaría diciendo que soy un cuerpo para afirmar  la creencia en la separación. 


Ahora examinemos porque  "Yo soy la luz del mundo." El Curso no hace una definición explícita del concepto "luz", tampoco lo hace la Biblia, pero ambos lo mencionan y le dan mucha importancia. 


Quienes hayan tenido alguna experiencia de revelación, describen una luz de una belleza indescriptible, y ante la presencia de esa luz sienten una paz y un gozo infinito, están embriagados de Amor. Ahora, si puedes imaginarte esa escena, recuerda que eso eres tú. Hay un hermoso pasaje en capítulo 21 del Texto, llamado "La canción olvidada" que nos recrea lo que esta lección nos quiere decir:

"I. La canción olvidada"

 "Más allá del cuerpo, del sol y de las estrellas; más allá de todo lo que ves, y, sin embargo, en cierta forma familiar para ti, hay un arco de luz dorada que al contemplarlo se extiende hasta volverse un círculo enorme y luminoso. El círculo se llena de luz ante tus ojos. Sus bordes desaparecen, y lo que había dentro deja de estar contenido. La luz se expande y envuelve todo, extendiéndose hasta el infinito y brillando eternamente sin interrupciones ni límites de ninguna clase. Dentro de ella todo está unido en una continuidad perfecta. Es imposible imaginar que pueda  haber algo que no esté dentro de ella, pues no hay lugar del que esta luz esté ausente."

"Ésta es la visión del Hijo de Dios, a quien conoces bien. He aquí lo que ve el que conoce a su Padre. He aquí el recuerdo de lo que eres" UCDM (T-21.I.8/9)


He ahí lo que nos quiere decir esta lección. Y ahora sabiendo lo que eres,  trae esa luz y sana toda oscuridad que creas tener a través del perdón, y una vez que eres consciente de tu luz, que es lo mismo que decir, de tu paz, de tu dicha y de tu amor, compártelo con todo el mundo, con todos tus hermanos. Ilumínales su corazón con tu amorosa presencia. 


Pero para ello, primero debes recordar que eres la luz del mundo, practicándolo a lo largo del día, con la mayor frecuencia que puedas, asociando la idea con otras similares para que se arraigue en lo mas profundo de tu consciencia. Si lo haces este sería  "el primero de una serie de pasos gigantescos que vamos a dar durante las próximas semanas. Trata de empezar hoy a sentar las bases para estos avances. Tú eres la luz del mundo. Dios ha edificado Su plan para la salvación de Su Hijo sobre ti." práctica la lección con el entusiasmo de quien sabe que está sentando las bases para un cambio  cuántico en su vida. Y dite:


 "Yo soy la luz del mundo. Ésa es mi única función.  Por eso es por lo que estoy aquí."


Reconoce tu naturaleza y tu herencia. Proclamarlo no es arrogancia, por el contrario, ”Es sólo la arrogancia la que afirmaría que ésa no puede ser tu función, y la arrogancia es siempre cosa del ego. La verdadera humildad requiere que aceptes la idea de hoy porque es la Voz de Dios la que te dice que es verdad." deja atrás tus miedos y culpas, deja atrás tu ego, e ilumina al mundo y a tu mente con la luz de tu corazón. 


PRACTICA:


Dos sesiones largas de práctica, una por la mañana y otra por la noche. 


"Asegúrate de comenzar y finalizar el día con una sesión de práctica. De este modo, te despertarás reconociendo la verdad acerca de ti mismo, la reforzarás a lo largo del día y te irás a dormir reafirmando tu función y el único propósito que tienes aquí." Así que empieza cada sesión de práctica diciéndote:


"Soy la luz del mundo."

"Ésa es mi única función."

"Por eso es por lo que estoy aquí."


"Piensa entonces en estas afirmaciones por unos breves momentos, preferiblemente con los ojos cerrados si las circunstancias lo permiten." 


"Deja que te vengan a la mente unas cuantos pensamientos afines y, si observas que tu mente se aparta del tema central, repite la idea de hoy para tus adentros."


"Estas dos sesiones de práctica pueden ser más largas que las demás si te resultan útiles y deseas extenderlas."


REPETICIONES FRECUENTES:


"Hoy se deben llevar a cabo tantas sesiones de práctica como sea posible, aunque no es necesario que ninguna exceda uno o dos minutos de duración."


Hay una luz que no es de este mundo pero que lo ilumina. Lo que nos cuesta creer es que esa luz emana de nosotros mismos, pues fuimos creados a semejanza de la Fuente de toda luz, toda paz y todo Amor que ha existido por siempre.  No te olvides de  iluminar al mundo hoy,  borrando toda ilusoria  oscuridad en tu mente, reconoce tu santidad y tu luz brillará ilimitadamente. 


Oscar Gómez Díez 

TEXTO:






CELEBRANDO EL MILAGRO 


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BENDICIONES!







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