Lección 111 (3er Repaso)

Lea aquí la Introducción al 3er Repaso


LECCIÓN 111

Para los repasos de por la mañana y por la noche:


1. (91) Los milagros se ven en la luz.

2 No puedo ver en la obscuridad. 3 Que la luz de la santidad y de la verdad iluminen mi mente para que pueda ver la inocencia que mora en mí.


2. (92) Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.

2 Veo a través de la fortaleza el regalo que Dios me dio. 3 Mi debilidad es la obscuridad que Su regalo disipa, al ofrecerme Su Fortaleza para que ocupe su lugar.


3. A la hora en punto:

2 Los milagros se ven en la luz.

3 Media hora más tarde:

4 Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.








AUDIOS de la Lección 111
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 111
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.


Ocurrir de la Lección 111
a través de Martin Musarra


Lección 111 comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda


Material de apoyo

Lección 111










LECCIÓN 111


Comentada por:

Jorge Luis Álvarez Castañeda


¡Que la paz sea con nosotros hoy!


Comenzamos el tercer repaso. Ya hemos recorrido 110 lecciones. Ha sido un gran paso. Merecemos darnos una felicitación desde el corazón. No ha sido fácil porque lo que ha estado en juego es el cuestionamiento de la manera ver el mundo que teníamos hasta ahora. Pensábamos que todo lo que nos sucedía se debía al mundo, a los demás.


Con, Jesús, aprendimos que son mis interpretaciones, mis pensamientos sobre los hechos los que determinan si me afectan o no. Esto es debido al sistema de pensamiento que escojamos: el del ego o el del Espíritu Santo.


Jesús, en la introducción al tercer repaso, nos habla de la importancia de los repasos. Los repasos son muy importantes y, como las lecciones, no nos aportan todo lo que deberían, sino los practicamos. Jesús, quiere que apliquemos los pensamientos de las lecciones a lo largo del día, especialmente, cuando algo nos moleste, cuando algo nos haga perder la paz. Jesús, nos hace un llamado a hacer las lecciones tal como nos propone.


Recordemos que estamos en un entrenamiento mental donde estamos cambiando la costumbre de hacer las cosas a nuestra manera para mantener nuestro deseo de ser especial, lo cual no nos ha traído sino sufrimiento y conflicto. Si aceptamos la guía de Jesús y del Espíritu Santo, obtendremos la paz y la felicidad que necesitamos.


No hay que hacer un rito de las lecciones donde, mecánicamente, se repiten sin pensar en el contenido, en lo que significan. Jesús, nos ha propuesto, en algunas ocasiones, repetir la idea del día varias veces en una hora. Es importante que empecemos a entrenar nuestra mente para que recuerde hacer las repeticiones. Si realmente queremos hacerlo, lo haremos cada vez mejor.


Cuando no hacemos una práctica, Jesús, nos dice que estemos atentos a distinguir las situaciones en que realmente no la pudimos hacer de las que, si pudimos hacer, pero que no quisimos. Es decir, que estemos atentos a observar la resistencia a hacer los ejercicios. Lo importante es que cuando no hacemos los ejercicios aprendamos a perdonarnos por no haberlos hecho. Un curso de milagros es un curso para aprender a perdonar. Pues bien, con las lecciones estamos poniendo en práctica el perdón. Recordemos que Jesús es muy amable con nosotros: no nos juzga ni nos condena. Bueno, hagamos lo mismo con nosotros mismos.


Si no hacemos una práctica, Jesús, no quiere que nos sintamos culpables por ello. Quiere que miremos, honestamente, porque no la hicimos. Detrás de ello hay un miedo a dejar el especialismo, el ser con minúscula que hemos fabricado en nuestra vida. Jesús, nos dice que observemos este miedo y lo perdonemos.


En la lección 106 Déjame aquietarme y escuchar la verdad, Jesús nos decía que fuéramos al interior de nuestra mente para encontrar la verdad. Y que no se trataba de llevar la luz a la obscuridad del mundo sino la obscuridad a la luz de la verdad. Pues bien, las lecciones representan la verdad a la cual llevamos nuestras necesidades, inquietudes y problemas. 


El Curso está diseñado para realizarlo en este mundo. No para aislarnos a meditar. Este mundo es nuestra aula de aprendizaje para aprender a perdonar. Las distracciones del mundo nos afectan si decidimos aceptar que lo hagan.


 Las lecciones están diseñadas para que las apliquemos a cualquier situación que nos afecte. Si tenemos un problema con un hermano, si vemos una noticia que no nos gusta, si mi hijo o pareja no hizo lo que le dije, si vi una persona que no me gusta, etc., estas son las situaciones en las que podemos llevar estos, supuestos, problemas ante la verdad de las lecciones y recordarlas. Es un practicar, una y otra vez, el ir de la mano del Espíritu Santo y de Jesús a la parte tomadora de decisiones de nuestra mente que escoge al Espíritu Santo como su guía. 


Al final de la introducción al tercer repaso Jesús nos dice: 


No te olvides de lo poco que has aprendido. 

No te olvides de lo mucho que puedes aprender ahora.

No te olvides de lo mucho que tu Padre te necesita, según repasas _los pensamientos que Él te dio. 



Para los repasos de por la mañana y por la noche:


1. (91) Los milagros se ven en la luz.


No puedo ver en la obscuridad. Que la luz de la santidad y de la verdad iluminen mi mente para que pueda ver la inocencia que mora en mí.


Recordemos que los milagros son una corrección en la manera como pensamos de acuerdo al maestro que escojamos para que nos guíe: el ego o el Espíritu Santo. Con el ego no veremos sino obscuridad, es decir, pecado o separación, culpa, miedo resentimientos, conflicto, relaciones especiales.. Con el Espíritu Santo, veremos la luz, vale decir, el llamado a despertar, la dicha, la visión de Cristo, la fortaleza que produce sentirse unido a Dios y a nuestros hermanos.


Esta es la luz de la verdad -fuimos creados por Dios y no por el ego – y de la santidad – de la inocencia, del fin de la culpabilidad y, por ende, del infierno en que hemos estado al seguir al ego –, que nos permite ver la inocencia que nos habita cuando permitimos que los milagros aparezcan en nuestra mente.



2. (92) Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.


Veo a través de la fortaleza el regalo que Dios me dio. Mi debilidad es la obscuridad que Su regalo disipa, al ofrecerme Su Fortaleza para que ocupe su lugar.


Jesús, compara la obscuridad con la debilidad y la fortaleza con la luz. La fortaleza que mora en mi me ofrecerá la luz que me permitirá acceder a los milagros. Esa fortaleza se relaciona con sentir en nosotros el poder de Dios que es él que nos guía y nos genera la confianza para superar todas las tentaciones del ego que pretende llevarnos a la obscuridad.


3. A la hora en punto:


Los milagros se ven en la luz.


Media hora más tarde:


Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.


Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les recomiendo leer la introducción al tercer repaso. Y como siempre, realizar la lección de la mano de Jesús y del Espíritu Santo, sin olvidarse de reír, porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad. 


Muchas, muchísimas, bendiciones.

Jorge Luis Álvarez Castañeda

Kenneth Wapnick


”Introducción al Repaso III y lección 111”


“Las introducciones a los repasos proporcionan mensajes importantes, como hemos visto, y esta no es la excepción. Su tema básico es nuestra vigilancia al hacer los repasos. Aún más importante – un punto enfatizado en casi todas las lecciones – estos ejercicios no tendrán ninguna relevancia si no los practicamos. La importancia que este concepto tiene para Jesús será evidente a medida que avancemos por la Introducción. Él quiere que apliquemos estos pensamientos a lo largo del día, especialmente cuando nos sintamos molestos, lo cual debería ser bastante frecuente si estamos verdaderamente atentos. Por lo tanto, es esencial practicar los pensamientos expuestos aquí. La idea de que el mundo es una ilusión, por ejemplo, no tiene sentido si no nos damos cuenta de que, si esto es así, no hay nada fuera de nosotros que tenga el poder de quitarnos la paz de Dios de nuestras mentes. Estas, entonces, son ideas que Jesús nos pide que apliquemos a lo largo del día, y nuestra práctica es el tema principal de esta Introducción.


(1) «Hoy comienza nuestro siguiente repaso. Cada día repasaremos dos de las últimas veinte lecciones durante diez días consecutivos de práctica. Para estas sesiones de práctica seguiremos un formato especial, que se te exhorta a seguir tan fielmente como puedas.»


Jesús no es un juez severo, sentado en el Cielo con una tarjeta de puntuación llevando un registro de cuántas veces olvidamos una sesión de práctica. Sin embargo, él apela a la parte tomadora de decisiones de nuestras mentes que estaría tentada de elegir al ego en lugar del Espíritu Santo, el especialismo y la individualidad en lugar de aprender las lecciones que los desharían y nos regresarían a casa. Él nos insta, no porque haya algo sacrosanto en estos períodos de repaso, sino por nuestro bienestar. Él nos recuerda en declaraciones como esta que hacer las cosas a nuestra manera trae dolor, mientras que tenerlo a él de guía nos libera del dolor. Por lo tanto, nos sentiremos mejor si reconocemos que estamos equivocados y él está en lo cierto, y de hecho que siempre ha estado en lo cierto.


(2:1-2) «Entendemos, por supuesto, que tal vez te resulte imposible hacer cada día y cada hora del día lo que aquí se sugiere como óptimo. Tu aprendizaje no se verá afectado si se te pasa una sesión de práctica porque te resultó imposible llevarla a cabo en el momento señalado.»


Jesús no es ingenuo, ni duramente exigente. Ciertamente puede haber momentos a lo largo del día cuando en el tramo de una hora es imposible dedicar unos minutos a pensar en la lección. Si hay un incendio, una persona se está ahogando, un accidente automovilístico o cualquier asunto urgente, vas a prestar atención a lo que esté sucediendo, y no necesariamente te tomarás cinco minutos para sentarte con los ojos cerrados y pensar en la lección. Una vez más, Jesús no es severo, pero está diciendo – como veremos en un momento- que hay que tener cuidado al distinguir entre lo que es razonable y lo que no lo es, en términos de perder una sesión de práctica. Lo “irrazonable” es elegir olvidar por miedo.


El punto es responder a la gentileza con la que Jesús actúa como nuestro maestro. Esta no es una tarea punitiva, ya que solo pide que seamos conscientes de nuestros pensamientos de miedo cuando descubramos que estas lecciones son demasiado amenazantes para nuestro especialismo. Este miedo a menudo lleva a olvidarlos en el momento señalado. Recuerda también nuestra discusión en la Lección 95. Nuestro éxito en estas lecciones no radica en tener un registro «perfecto» de recordar, sino en ser «perfectamente» conscientes de nuestra tentación de sentirnos culpables. Volveremos a esta idea en breve.


(2:3-4) «No es necesario tampoco que te esfuerces excesivamente por recuperar el número de sesiones perdidas. Nuestro objetivo no es hacer un rito de las sesiones de práctica, pues ello impediría el logro de nuestra meta.»


Hace muchos años, estaba trabajando con una comunidad de monjas de clausura que, como parte de su vida religiosa, habían asignado períodos de oración durante el día. Sin embargo, si perdían uno, se les pedía que rezaran sus oraciones antes de irse a dormir, una confusión obvia de la «forma» de orar con su «contenido» de pensar regularmente en Dios. Encontramos la misma idea expresada aquí. Jesús está diciendo que el objetivo no es que realmente recordemos la sesión de práctica, sino que seamos conscientes de nuestros pensamientos y vigilantes de la necesidad de olvidar para proteger al ego que se esconde en el estado corporal de la inconsciencia (evitando que nos percibamos como una mente). No es la «forma» de recordar lo que es importante, sino el «contenido» de querer recordar. Por lo tanto, Jesús no desea que estas lecciones sean ritualizadas. Recuerden a los estudiantes del Curso que tenían relojes especiales hechos para sonar a la hora en punto y media hora más tarde. Al tratar de recordar la lección, de hecho obstaculizaron el propósito del entrenamiento mental del libro de ejercicios de mostrarles primero qué tan resistentes eran a las lecciones, el requisito previo para desarrollar la motivación de aprender lo que las lecciones enseñarían.


(3:1-3) «Pero el aprendizaje definitivamente se vería afectado si dejases de llevar a cabo una sesión de práctica por no haber estado dispuesto a dedicarle el tiempo requerido. No te engañes a ti mismo con respecto a esto. Esa falta de buena voluntad puede estar muy cuidadosamente disimulada tras la falsa apariencia de situaciones que parecen estar fuera de tu control.»


Jesús distingue entre aquellas situaciones que están realmente más allá de nuestro control y las que no lo están. Él pide que estemos atentos a nuestra resistencia a aprender Un Curso de Milagros y practicar estos ejercicios. De nuevo, él no está siendo punitivo ni severo, ni está llevando un registro de nuestro cronograma de prácticas. Al ayudarnos a implementar lo que él enseña en el texto, Jesús simplemente está volviendo a entrenar nuestras mentes para que pensemos con él en lugar del ego. Como ya he dicho, nuestro éxito con el libro de ejercicios no proviene de la práctica de sus ejercicios tal como están escritos, sino de aprender a perdonarnos a nosotros mismos cuando lo olvidemos. Este olvido es un fragmento sombrío del pensamiento original cuando elegimos olvidar a Dios. Como todo el tiempo ha ocurrido, y se está llevando a cabo dentro de un instante, revivimos este instante profano cuando elegimos olvidar el Amor y la Unicidad de Dios, sustituyéndolo con nuestra existencia especial y separada:


“Cada día, cada hora y cada minuto, e incluso cada segundo, estás decidiendo entre la crucifixión y la resurrección; entre el ego y el Espíritu Santo. El ego es la elección en favor de la culpabilidad; el Espíritu Santo, la elección en favor de la inocencia. De lo único que dispones es del poder de decisión…Eres culpable o inocente, prisionero o libre, infeliz o feliz.” (T-14.III.4:1-3, 6)


Nos damos cuenta de nuestro error original al observar su recreación hoy, este preciso momento de elegir el ataque sobre el perdón, la culpa sobre la inocencia. Por lo tanto, necesitas ver qué tan rápido te olvidas de la lección del día, entendiendo que este olvido no se debe a que seas amnésico, tengas Alzheimer o estés tan extraordinariamente ocupado y seas importante. La mayoría de las veces, si no todas, lo olvidas porque quieres. Recuerda, este es un curso de motivación. Quieres olvidar porque recordar a Dios significa olvidarte de tu ego. Jesús te pide que no te sientas culpable cuando lo olvides, pero que seas honesto cuando lo hagas, diciéndote a ti mismo que lo olvidaste porque tenías miedo. Punto. Incluso en una emergencia, lo más probable es que, mientras te ocupabas de lo que se necesitaba, hubieras podido dedicar unos segundos a pensar en otra manera de ver la situación. Por lo tanto, Jesús te pide que hagas la distinción entre lo que es razonablemente objetivo en términos de tu horario y lo que no:


(3:4) «Aprende a distinguir aquellas situaciones que no son propicias para tu práctica de aquellas que urdes para enmascarar tu falta de buena voluntad.»


Jesús nos suplica que seamos conscientes de nuestra deshonestidad. La serpiente – es decir, el diablo – ha sido referida como la más sutil de las bestias, y el ego, la fuente del diablo proyectado, es el arquetipo de la sutileza. Es importante captar los ingeniosos subterfugios que empleamos para tratar de escapar de la “terrible carga” de la «paz» que Un Curso de Milagros nos ofrece amenazadoramente.


(4:1) «Aquellas sesiones de práctica que dejaste de hacer porque por una razón u otra no quisiste llevarlas a cabo, deberías hacerlas tan pronto como hayas cambiado de parecer con respecto a tu objetivo.»


Jesús nuevamente hace una distinción entre las sesiones de práctica que dejamos de hacer debido a circunstancias fuera de nuestro control, y aquellas que olvidamos. Deberíamos hacer estas últimas tan pronto como nos sea posible cuando nos demos cuenta de nuestro olvido. En otras palabras, si el ejercicio requiere que recordemos al comienzo de la hora, y quince minutos más tarde nos damos cuenta de que lo olvidamos, entonces lo hacemos; no es que acumulemos números para complacer a Jesús, sino que entrenemos nuestras mentes para pensar: “Quiero hacer lo que es bueno para mí; y pensar en Dios y en estos ejercicios es lo que más me conviene. Ayudarán a corregir todos los pensamientos del ego y terminarán con mi dolor”. Por lo tanto, queremos volver a enfocar nuestra atención para que tomemos conciencia de la resistencia en nuestras mentes a recordar.


(4:2) «No estás dispuesto a cooperar en la práctica de la salvación sólo si ello supone un obstáculo para los objetivos que son más importantes para ti.»


Los objetivos que valoramos más son los que pertenecen al especialismo. Jesús nos pide una vez más que seamos claros acerca de los pequeños objetivos que hemos valorado sobre Dios. Nuestros juicios prueban que tenemos la razón; y por lo tanto no valoramos que se nos diga, y luego se nos pida que aceptemos, que estamos equivocados.


(4:3-6) «Una vez que dejes de otorgarles valor, permite entonces que tus sesiones de práctica se conviertan en los substitutos de las letanías que les dedicabas. Pues no te aportaron nada. Mas llevar a cabo tus prácticas te lo ofrece todo. Por lo tanto, acepta su ofrecimiento y permanece en paz.»


Primero nos volvemos conscientes de nuestras letanías al ego – los valores asociados con el especialismo – y luego llevamos estos valores impíos al valor santo del perdón; la ilusión a la verdad. No podemos sustituirlos con el pensamiento del día hasta que estemos conscientes de lo que estamos sustituyendo. La idea, por lo tanto, es estar atentos a la resistencia: nuestros pensamientos, necesidades y valores del ego. La lección entonces simboliza la verdad, a la cual llevamos la ilusión impía, sin juicio o culpa. Simplemente nos damos cuenta de que ya no valoramos la ilusión, porque no nos hace felices.


(5) «El formato que debes seguir en estos repasos es el siguiente: dedica cinco minutos dos veces al día, o más si así lo prefieres, a reflexionar sobre los pensamientos que se han asignado. Lee las ideas y comentarios que se ofrecen para los ejercicios de cada día. Luego piensa en ellos, mientras dejas que tu mente los relacione con tus necesidades, tus aparentes problemas y todas tus preocupaciones.»


Esta última oración es el tema central de la Introducción, articulada a lo largo de todo: las lecciones representan la verdad a la cual llevamos nuestras necesidades, inquietudes y problemas; y el tiempo que le dediquemos a la práctica será suficiente, si es tiempo que verdaderamente queremos dedicar.


(6:1-5) «Invita las ideas a tu mente, y deja que ésta las use según crea conveniente. Ten fe en que sabrá usarlas debidamente, pues para tomar sus decisiones cuenta con la ayuda de Aquel que te dio los pensamientos a ti. ¿En qué otra cosa podrías confiar sino en lo que se encuentra en tu mente? Ten fe, durante estos repasos, en que los medios que el Espíritu Santo utiliza no pueden fallar. La sabiduría de tu mente acudirá en tu ayuda.»


Esta es la sabiduría de nuestras mentes correctas – el hogar del Espíritu Santo – y se expresa principalmente en la comprensión de que nunca estamos disgustados por la razón que creemos (WpI.5). Sólo estamos disgustados por nuestra resistencia a la verdad, no las proyecciones sobre las personas y las circunstancias. Tal comprensión de la verdadera naturaleza del problema constituye la aplicación práctica de la sabiduría del Espíritu Santo.


(6:6) «Dale instrucciones al principio, luego relájate con completa confianza y deja que la mente utilice los pensamientos que le diste tal como te fueron dados, para que ella los utilizara.»


Estos pensamientos no fueron dados como meditaciones sobre ideas nobles, sino para ser usados cuando estamos más tentados a estar enojados, ansiosos, culpables o deprimidos. Como hemos visto, el uso apropiado y sanador de estos pensamientos es ser la verdad a la cual llevamos nuestros pensamientos perturbadores e ilusorios.


(7) «Se te dieron con absoluta confianza y con la absoluta seguridad de que harías un buen uso de ellos; con la absoluta fe de que entenderías sus mensajes y los utilizarías en beneficio propio. Ofréceselos a tu mente con esa misma confianza, seguridad y fe. Ella no fallará. Pues es el medio del que el Espíritu Santo se vale para tu salvación. Y, puesto que ella goza de Su confianza, debe ser sin duda merecedora de la tuya también.»


Jesús nos pide que tengamos confianza y fe en el proceso. Como estudiantes serios de su curso, sabemos que hay una parte de la mente que está cuerda y quiere aprender lo que enseña. Este es el tomador de decisiones que ha aceptado los medios del Espíritu Santo, y así aprende la diferencia entre el dolor de la ilusión y la dicha de la verdad – ambos presentes en nuestras mentes.


Es la mente correcta la que comprende, y la mente equivocada la que se atemoriza. La primera tiene fe en que aprendamos e implementemos estas lecciones; la segunda hará todo lo que esté a su alcance para evitar tal aprendizaje. Jesús así nos refleja nuestras mentes divididas: la parte que cree en la realidad física y sus problemas; la otra parte que reconoce la necesidad de tener un Maestro diferente. El Espíritu Santo está en nuestras mentes correctas, donde vamos a tener una mejor manera de ver lo que nos perturba. La intolerancia al dolor proporciona la motivación para que el tomador de decisiones retire la fe del ego y la deposite en manos de Aquel que solo nos ama, suministrando el medio del perdón para brindarnos felicidad y paz.


(8) «Hacemos hincapié en lo beneficioso que sería para ti dedicar los primeros cinco minutos del día a tus repasos, así como los últimos cinco antes de irte a dormir. Si esto no es factible, trata por lo menos de dividirlos de tal manera que lleves a cabo uno por la mañana y el otro durante la última hora, antes de irte a dormir.»


Jesús nos deja saber que no podemos hacer esto tan estrictamente como él lo establece aquí, y que está bien si no podemos hacerlo. Recuerdo que hace unos veinticinco años conocí a un entusiasta espiritual que decidió después de recibir un Curso de Milagros que debería dejar su profesión y su familia, y retirarse a un lugar remoto. Solo allí, razonó, podría practicar y estudiar el Curso sin verse afectado por las exigencias diarias de su vida en el hogar y la oficina. Desafortunadamente no entendió el punto. Un Curso de Milagros no está destinado para ser hecho en el desierto, la cima de la montaña en cualquier otro lugar donde te «excluyas» del mundo. Por lo general, está destinado a ser realizado como parte de tu día normal.


Lo que esto era antes de que comenzaras el Curso debería ser lo mismo que ahora, ya que es allí donde necesitas recordar que las distracciones mundanas no te afectan, a menos que tu mente decida que lo hagan. Por lo tanto, leemos las palabras de Jesús que abordan el tema de los cambios externos:


“Donde se requieren cambios es en las mentes de los maestros de Dios…Es bastante improbable que en la formación del nuevo maestro de Dios, los primeros pasos a dar no sean cambios de actitud…Hay quienes son llamados a cambiar las circunstancias de sus vidas casi de inmediato, mas éstos son generalmente casos especiales. A la gran mayoría se les proporciona un programa de entrenamiento que evoluciona lentamente, en el que se corrigen el mayor número posible de errores previos.” (M-9.1:1, 4, 6-7)


Si las cosas del mundo te distraen de Dios o de Jesús, no es debido al mundo, sino porque no quieres que se te recuerde de Ellos o de Su paz. El programa de entrenamiento mental del libro de ejercicios, una vez más, te permite ponerte en contacto con la resistencia que siempre busca proteger el sistema de pensamiento del ego de separación. Es útil ver qué tan rápido puedes tratar de culpar a las circunstancias externas por la elección equivocada de tu propia mente.


(9:1-2) «Los ejercicios a llevar a cabo a lo largo del día son igualmente importantes, o incluso más importantes. Te has sentido inclinado a hacer los ejercicios únicamente en los momentos señalados, y luego a ocuparte de otras cosas a las que no aplicas lo que has aprendido.»


Aquí es donde Jesús te dice: “Entiendo lo que estás haciendo. No te juzgues a ti mismo, y por tu propio bien, deja de excluirme a mí y a mi mensaje porque no te hará feliz continuar haciéndolo”. No tienes que pretender que eres un alumno destacado de Un Curso de Milagros porque haces las lecciones fielmente. Ser fiel no significa cumplir con la obligación de media hora u hora, sino aplicar el pensamiento diario cada vez que te sientas tentado a sentirte molesto. Si estás realmente alerta, te verás molesto casi cada minuto, porque siempre hay algo que crees que está entrometiéndose con tu paz. Cuando no apliques el pensamiento a tu malestar, aprende a perdonarte a ti mismo una vez más elegir el ego sobre el Amor de Dios. Esto constituye la fiel aplicación de las lecciones y el significado del perdón.


(9:3-4) «Como resultado de ello, no has reforzado suficientemente tu aprendizaje, ni le has dado la oportunidad de probar cuán grandes son los regalos que te puede ofrecer. He aquí otra oportunidad de hacer un buen uso de él.»


El gran potencial de nuestro aprendizaje radica en la capacidad de aplicar las lecciones. Los regalos que ofrecen descansan en esto, no en la belleza del lenguaje o la santidad del pensamiento. Es su aplicación diaria, todos y cada uno de los días, lo que nos permite realizar el maravilloso potencial que nos ofrecen.


(10:1-5) «Durante estos repasos subrayamos la necesidad de no dejar que lo aprendido permanezca inactivo entre tus dos sesiones de práctica más largas. Intenta dar a tus dos ideas diarias un repaso breve, aunque serio, cada hora. Usa una de ellas a la hora en punto, y la otra, media hora más tarde. No necesitas dedicar más de un momento a cada una de ellas. Repite la idea, y deja que tu mente descanse en silencio y en paz por un rato.»


Ahora debería ser obvio cuánto quiere Jesús que apliquemos estas ideas – día tras día, hora por hora, momento a momento. Solo con tal diligencia y atención se logrará el propósito del entrenamiento mental para estos ejercicios.


(10:6) «Luego puedes dedicarte a otras cosas. Trata, sin embargo, de mantener el pensamiento vivo en ti, y deja que sirva también para ayudarte a conservar la paz a lo largo del día. »


Pasamos un tiempo tranquilo a la hora en punto y media hora más tarde, pero mientras tanto no debemos olvidar la idea. A medida que continuamos nuestro día, ocupados con las cosas multitudinarias que requieren atención, mantenemos el pensamiento de la corrección en nuestras mentes tanto como nos sea posible. Esto se logra llevando la experiencia desagradable a Jesús, no desaprobándola. Nos damos cuenta de que la experiencia desagradable no tiene nada que ver con lo externo, sino con la elección de nuestra mente de temer a Jesús y alejarlo, nuevamente. La idea del día, entonces, se convierte en un símbolo de su presencia, sabiduría y amor por nosotros. Llevamos nuestra inquietud a ese amor, recordando: “No estoy molesto por lo que alguien dijo o hizo, sino porque tuve miedo de la cercanía de Jesús”. Así es como estas lecciones refuerzan nuestro aprendizaje, acelerándonos hacia nuestro Destino Final.


(11) «Si algo te sobresalta, piensa de nuevo en la idea. Estas sesiones de práctica están diseñadas para ayudarte a formar el hábito de aplicar lo que aprendes cada día a todo lo que haces. No es cuestión de repetir el pensamiento y luego olvidarte de él. La ayuda que te puede prestar es infinita. Y su propósito es serte útil en toda circunstancia, en todo momento y lugar, así como siempre que necesites cualquier clase de ayuda. Procura, pues, tener presente la idea en todas tus actividades diarias, y haz que sean santas, dignas del Hijo de Dios y aceptables para Dios y para tu Ser.»


Este es un párrafo importante. El lenguaje es simple, pero Jesús nos dice sin ninguna duda cuán esenciales son estas lecciones, siempre y cuando las practiquemos y apliquemos. Él nos dijo anteriormente que el libro de ejercicios es un programa de entrenamiento de un año. La esperanza es que al final del año hubiéramos comprendido la importancia de recordar los pensamientos de Un Curso de Milagros a lo largo del día, utilizándolos como símbolos de la verdad a los que llevamos las ilusiones de nuestros disgustos.


Para reiterar, entender la metafísica de Un Curso de Milagros no significa nada si aún nos encontramos culpables, enojados, deprimidos y aislados. La importancia de la metafísica radica únicamente en ayudarnos a darnos cuenta de que el mundo es en verdad ilusorio, y que inventamos todo, incluido nuestro malestar, para mantener el especialismo intacto y el Amor de Dios alejado. Por lo tanto, tenemos que practicar una y otra vez el retornar a la parte tomadora de decisiones de nuestras mentes, donde habíamos elegido contra la verdad de Jesús al elegir la ilusión del ego. Solo entonces podemos corregir nuestra elección en favor del miedo.


(12) «Cada repaso diario debe concluir con una afirmación más del pensamiento que se debe repetir a la hora en punto, así como del que se debe repetir media hora más tarde. No te olvides. Esta segunda oportunidad de repasar cada una de estas ideas producirá avances tan grandes que emergeremos de estos repasos con ganancias tan extraordinarias en nuestro aprendizaje que de ahí en adelante marcharemos sobre un terreno más firme, con pasos más seguros y con mayor fe.»


La última exhortación de Jesús, entonces, es que usemos estas lecciones y no las olvidemos, y cuando olvidemos, nos perdonemos a nosotros mismos. Él cierra con esta pequeña cuarteta:


(13:1-2) «No te olvides de lo poco que has aprendido. No te olvides de lo mucho que puedes aprender ahora.»


Nuestro aprendizaje no tiene nada que ver con el dominio intelectual de un sistema de pensamiento. Como estudiantes de Un Curso de Milagros, ciertamente debemos entender la enseñanza del texto. Sin embargo, la comprensión sin aplicación no tiene sentido – por lo tanto, un texto «y» un libro de ejercicios. Practicar las lecciones – estar atentos a nuestra resistencia a la verdad – nos ayudará mucho. Ten en cuenta también la apelación a nuestra humildad al recordarnos lo poco que hemos aprendido. Reconocer que todavía tenemos mucho que aprender nos deja abiertos para aprenderlo, y recuerda una afirmación algo similar en la cuarta etapa del desarrollo de la confianza en el manual para los maestros: “[El maestro de Dios] todavía no ha llegado tan lejos como cree.” (M-4.IA.6: 10); allí aún quedan las etapas cinco y seis.


(13:3) «No te olvides de lo mucho que tu Padre te necesita, según repasas los pensamientos que Él te dio.»


“La necesidad de Dios”, por supuesto, es metafórica. Todos estaríamos en serios problemas si Dios nos necesitara. Cuando Jesús habla de la necesidad de nuestro Padre, está reflejando las nuestras de aceptar la Expiación y recordar que ya estamos completos como la Voluntad de Dios. Por lo tanto, nos pide que pensemos en nuestro objetivo a medida que practiquemos. Recordar que queremos ser sanados porque queremos despertar del sueño del dolor es lo que nos motiva a practicar, practicar y practicar. Todos los maestros desean que sus alumnos aprendan, y Jesús no es una excepción. Él no puede ayudarnos sin nuestro deseo de ser ayudados.


LECCIONES 111-120


Cada una de estas diez lecciones, que constan de dos de las veinte anteriores (Lecciones 91 a 110), resumen los temas importantes que hemos considerado en nuestra discusión previa. Pasaremos por ellas relativamente rápido.


LECCIÓN 111


(1) «Los milagros se ven en la luz.


No puedo ver en la obscuridad. Permite que la luz de la santidad y de la verdad ilumine mi mente y me deje ver la inocencia que mora en mí.


(2) Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.


Veo a través de la fortaleza el regalo que Dios me dio. Mi debilidad es la obscuridad que Su regalo disipa, al ofrecerme Su fortaleza para que ocupe su lugar.


(3) A la hora en punto: Los milagros se ven en la luz.

Media hora más tarde: Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.»


No podemos ver verdaderamente cuando estamos inmersos en el sistema de pensamiento de sombras del ego, pero sí vemos cuando recurrimos a la verdad. Tal visión refleja la fortaleza de Cristo en nosotros que aguarda nuestra decisión de dejar de lado la debilidad del ego.”


Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick.


TERCER REPASO


Comentado por:

Oscar Gómez Díez 


"No te olvides de lo poco que has aprendido."

"No te olvides de lo mucho que puedes aprender ahora."

"No te olvides de lo mucho que tu Padre te necesita, según repasas los pensamientos que Él te dio"


A partir de la lección 111 hasta la 120, haremos un repaso de las últimas 20 lecciones, que van de la 91 hasta la 110. Repasaremos dos lecciones por día. 


INTRODUCCIÓN:


Este repaso se inicia con una importante introducción sobre la forma que venimos practicando las lecciones, sobre nuestra falta de compromiso y disciplina para realizar las prácticas, del "olvido" como mecanismo de defensa de nuestro ego, al dejarnos distraer por otras actividades en nuestras vidas diarias. No menos importante es nuestra poca capacidad para acordarnos utilizar las lecciones del día, como una herramienta para dar respuesta a los aparentes conflictos o situaciones a las  que nos enfrentamos durante el día. No se trata de practicar por practicar mecánicamente,  lo es mas hacer las prácticas conscientemente, como nuestra respuesta interior a las situaciones diarias que nos reclaman perdonar y sanar nuestras mentes. 


El texto de la introducción del tercer repaso es tan importante, que les sugiero leerlo todos los días durante el repaso antes de la lectura y práctica de la lección diaria. 


DISCIPLINA  y COMPROMISO:


Jesús no pretende hacernos sentir culpables por nuestra falta de compromiso y disciplina, pues no sería coherente con los postulados del Curso sobre la erradicación de la culpa en nuestras mentes, pero si nos llama la atención sobre nuestra propia responsabilidad con nuestra sanación. 


"Entendemos, por supuesto, que tal vez te resulte imposible hacer cada día y cada hora del día lo que aquí se sugiere como óptimo."


"Tu aprendizaje no se verá afectado si se te pasa una sesión de práctica porque te resultó imposible llevarla a cabo en el momento señalado."


"No es necesario tampoco que te esfuerces excesivamente por recuperar el número de sesiones perdidas."


Cómo podemos observar en los párrafos anteriores  hay una actitud comprensiva, pero ello no excluye que nos llame la atención, cuando nos dejemos arrastrar por nuestro ego, con sus sutiles formas evasivas para no realizar las prácticas:


"Pero el aprendizaje definitivamente se vería afectado si dejases de llevar a cabo una sesión de práctica por no haber estado dispuesto a dedicarle el tiempo requerido."


"No te engañes a ti mismo con respecto a esto."


"Esa falta de buena voluntad puede estar muy cuidadosamente disimulada tras la falsa apariencia de situaciones que parecen estar fuera de tu control."


Una cosa es que no podamos hacer las prácticas por alguna situación específica, y otra muy distinta, no hacerla por falta de disposición, como una evasión a no querer perdonar ni sanar. Aquí podemos acudir a nuestro discernimiento y perdón:


"Aprende a distinguir aquellas situaciones que no son propicias para tu práctica de aquellas que urdes para enmascarar tu falta de buena voluntad."


En estos casos, debemos perdonarnos nuestra falta de voluntad, nuestros mecanismos de evasión de la práctica, tomando consciencia que las alternativas que nos ofrece el ego no son nada, y las prácticas que  nos ofrece el Curso lo son todo. 


PROPÓSITO:


Repasar las últimas 20 lecciones, haciendo una mayor consciencia en la forma en que realizamos nuestras prácticas, donde se prioriza el contenido sin descuidar la forma, y utilizar cada  lección como una herramienta para afrontar los conflictos que tengamos durante el día. 


PRÁCTICA  LARGA :

NUEVA METODOLOGÍA:


A partir de esta lección hasta la lección 120 las instrucciones de la práctica tienen cambios: "dedica cinco minutos dos veces al día, o más si así lo prefieres, a reflexionar sobre los pensamientos que se han asignado."


Para ello debemos leer las ideas y los comentarios de cada lección, y "Luego piensa en ellos, mientras dejas que tu mente los relacione con tus necesidades, tus aparentes problemas y todas tus preocupaciones." 

Se trata de llevar la idea del día a nuestra mente previamente relajada, y dejar que la idea actúe sobre ella, y se nos pide que tengamos fe que nuestra mente haga buen uso de ella, debido a la guía del Espíritu Santo en nosotros. "¿En qué otra cosa podrías confiar sino en lo que se encuentra en tu mente?"

"La sabiduría de tu mente acudirá en tu ayuda."

Al principio le das instrucciones a tu mente, luego te relajas, y deja que utilice los pensamientos del ejercicio, de ahí la importancia de aquietarnos y entrar en silencio, y en esas profundidades "Ofréceselos a tu mente con esa misma confianza, seguridad y fe. Ella no fallará. Pues es el medio del que el Espíritu Santo se vale para tu salvación."


PRÁCTICAS  CORTAS  y FRECUENTES:


Para esta sección de prácticas cortas, la introducción nos recuerda su gran importancia y nos señala, que algunas veces  hacemos las prácticas  de acuerdo a los horarios establecidos, y luego nos ocupamos en nuestras actividades cotidianas y no aplicamos lo aprendido en las situaciones conflictivas que tengamos durante el día.  "Como resultado de ello, no has reforzado suficientemente tu aprendizaje, ni le has dado la oportunidad de probar cuán grandes son los regalos que te puede ofrecer."


Si te decides a utilizar el pensamiento del día en tus situaciones diarias, encontraras que son una excelente herramienta para conservar tu paz a lo largo del día. 


Con este preámbulo sobre la introducción, damos inicio  a este tercer Repaso. 


LECCIÓN 111


Comentada por:

Oscar Gómez Díez 


1. (91) "Los milagros se ven en la luz."


"No puedo ver en la oscuridad. Permite que la luz de la santidad y de la verdad ilumine mi mente y me deje ver la inocencia que mora en mí." Recordemos que ver no es con los ojos del cuerpo, veo a través de una mente iluminada por el perdón y el amor, es lo que el Curso denomina la visión interior o visión de Cristo. Es con esa visión que vemos los milagros transformar y sanar nuestras mentes. 


2. (92) "Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una."


"Veo a través de la fortaleza el regalo que Dios me dio. Mi debilidad es la oscuridad que Su regalo disipa, al ofrecerme Su fortaleza para que ocupe su lugar." La fortaleza es el Espíritu Santo dentro de mí, la debilidad es mi ego y sus pensamientos de culpa y miedo, que mi fortaleza disipa con la luz del amor y el perdón, con lo que proceden a ocupar el lugar que antes tenía el ego en mi mente. 


PRACTICA:


Debemos dedicar una práctica matutina de 5 minutos y una nocturna también de 5 minutos, preferiblemente antes de irte a dormir. 


A partir de esta lección hasta la lección 120 las instrucciones de la práctica tienen cambios: "dedica cinco minutos dos veces al día, o más si así lo prefieres, a reflexionar sobre los pensamientos que se han asignado."  (3er repaso int) 


Para ello debemos leer las ideas y los comentarios de cada lección, y "Luego piensa en ellos, mientras dejas que tu mente los relacione con tus necesidades, tus aparentes problemas y todas tus preocupaciones."  (3er repaso int) 

Se trata de llevar la idea del día a nuestra mente previamente relajada, y dejar que la idea actúe sobre ella, y se nos pide que tengamos fe que nuestra mente haga buen uso de ella, debido a la guía del Espíritu Santo en nosotros. "¿En qué otra cosa podrías confiar sino en lo que se encuentra en tu mente?"

"La sabiduría de tu mente acudirá en tu ayuda." (3er repaso int) 

Al principio dale instrucciones a tu mente, luego te relajas, y deja que utilice los pensamientos del ejercicio, de ahí la importancia de aquietarnos y entrar en silencio, y en esas profundidades "Ofréceselos a tu mente con esa misma confianza, seguridad y fe. Ella no fallará. Pues es el medio del que el Espíritu Santo se vale para tu salvación." (3er repaso int) 


PRÁCTICAS CORTAS Y FRECUENTES:


A la hora en punto:


"Los milagros se ven en la luz."


 Media hora más tarde:


"Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una."


 RESPUESTA  A  LA  TENTACIÓN:


Cada vez que se presente una situación conflictiva a lo largo del día, utiliza las ideas de la lección. 


Si te decides a utilizar el pensamiento del día en tus situaciones diarias, encontraras que son una excelente herramienta para conservar tu paz a lo largo del día. 


Hoy iniciamos un ciclo de repaso que nos permitirá profundizar en lo aprendido en las ultimas 20 lecciones,  y si seguimos las instrucciones de este repaso, podremos interiorizar la lección, hacerla parte de nuestra vida cotidiana, como un hermoso instrumento de perdón y sanación. Acostumbrémonos a invocar en todo momento la presencia y la guía del Espíritu Santo, Él estará siempre disponible a cada llamado que le hagamos, el Amor siempre responde, nunca nos falla y siempre nos da lo mejor de sí, pues Su naturaleza es darse a Sí Mismo, extendiéndose eternamente. 

TEXTO




CELEBRANDO EL MILAGRO 



CELEBRA LA CORRECCIÓN QUE OCURRE AHORA 



BENDICIONES!




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