_”El perdón permite que se descorra el velo que oculta la faz de Cristo de aquellos que contemplan el mundo sin piedad. Te permite reconocer al Hijo de Dios, y borra de tu mente todo pensamiento muerto, de manera que el recuerdo de tu Padre pueda alzarse en el umbral de tu mente”_.
El perdón es la respuesta ante cualquier problema que creamos tener. Los problemas indican la creencia en la separación: me siento separado de mi hermano, de mí mismo, de Dios. Todos estos problemas indican una falta de perdón.
_”¡He aquí la respuesta! ¿Preferirías quedarte afuera cuando el Cielo en su totalidad se encuentra adentro? Perdona y serás perdonado. Tal como des así recibirás. No hay más plan que este para la salvación del Hijo de Dios”_.
Ayer, veíamos que el perdón era la llave de la felicidad. Bueno, se trata de decidirnos firmemente por el perdón. Pareciera que esta decisión es muy lógica y fácil de tomar. ¿Prefiero ser feliz o infeliz? Todos diremos inmediatamente que feliz.
Pero, Jesús, nos conoce muy bien y nos pregunta en el capítulo 29 en la sección VI:
”¿Cuán dispuesto estás a perdonar a tu hermano? ¿Hasta qué punto deseas la paz en lugar de los conflictos interminables, el sufrimiento y el dolor? Estas preguntas son en realidad la misma pregunta, aunque formuladas de manera diferente. En el perdón reside tu paz, pues en el radica el fin de la separación y del sueño de peligro y destrucción, de pecado y muerte, de locura y asesinato, así como de aflicción y pérdida. Este es el “sacrificio” que pide la salvación, y, a cambio de todo ello, ofrece paz.” T-29.VI. 1: 1-5)
Y es que este “sacrificio” de perdonar nos cuesta mucho. No queremos perdonar al hermano. No queremos realmente tener paz. Consideramos lo que nos hizo o hizo como imperdonable e, incluso, llegamos a decir que “no tiene perdón de Dios.” ¿Por qué?
En ambos posiciones, estamos en el lugar de la arrogancia y estamos rechazando la Voluntad de Dios de que seamos felices. En ambos lugares creemos eximirnos de asumir nuestra responsabilidad. Nadie nos está haciendo nada. Son mis interpretaciones, mis resentimientos, mis pensamientos de ataque sobre los cuales no deseo asumir mi responsabilidad de cambiar, los que me causan malestar. Pero, con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, mediante el perdón, puedo sanar mi mente.
_”Abre hoy los ojos y contempla un mundo feliz, donde reinan la paz y la seguridad. El perdón es el medio por el que este mundo feliz viene a ocupar el lugar del infierno”_.
Jesús, nos propone realizar dos sesiones de 15 minutos por la mañana y por la noche e ir al interior de nuestra mente dónde está ese lugar de paz y de luz, donde están todos los regalos que me concede el perdón. Recordemos la lección 105 Mías son la dicha y la paz de Dios.
También, Jesús nos propone realizar cada 15 minutos (4 veces por hora) el recuerdo de los regalos de Dios diciendo:
El perdón me ofrece todo lo que quiero.
Hoy he aceptado que esto es verdad.
Hoy he recibido los regalos de Dios.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuya a su paz interior. También les recomiendo realizar la lección como se les propone de la mano de Jesús y del Espíritu Santo. Sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que seamos felices.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Kenneth Wapnick
”EL PERDÓN ME OFRECE TODO LO QUE DESEO.”
Lección 122
Esta lección y las próximas están centradas en temas positivos: el perdón aquí y la gratitud, la unicidad, el perdón de nuevo y el amor. En Un Curso de Milagros lograr lo que es positivo es conseguido a través de deshacer lo que es negativo, siendo el más claro ejemplo la lección 126, donde Jesús contrasta el perdón con su opuesto, el perdón para destruir, aunque el termino en si mismo no es usado.
A medida que avanzamos a través de las próximas 5 lecciones, veremos que es positivo en términos de lo que la lección está deshaciendo. En esta lección “El perdón me ofrece todo lo que deseo” Jesús nos habla acerca de retirar nuestra inversión en todo lo que pensamos que queremos y de lo que creemos que nos trae felicidad y paz, cambiando la falsa meta del especialismo por el verdadero perdón.
📘(1) ¿Qué podrías desear que el perdón no pudiese ofrecerte? ¿Deseas paz? El perdón te la ofrece. ¿Deseas ser feliz, tener una mente serena, certeza de propósito y una sensación de belleza y de ser valioso que transciende el mundo? ¿Deseas cuidados y seguridad, y disponer siempre del calor de una protección segura? ¿Deseas una quietud que no pueda ser perturbada, una mansedumbre
eternamente invulnerable, una profunda y permanente sensación de bienestar, así como un descanso tan perfecto que nada jamás pueda interrumpirlo?
Todo el mundo podría decir sí a esta pregunta, al menos conscientemente. El problema es que estamos siempre buscando nuestros deseos especiales. Buscamos en el mundo cualquier cosa que nos haga felices, nos traiga paz, nos ofrezca seguridad, o ponga fin a nuestro dolor, con lo cual el mundo está muy ansioso por complacernos. Por un momento, las cosas aquí parecen traernos la ausencia de dolor, ansiedad y soledad, para cuando creamos que lo queremos o necesitemos sentir, felicidad, alegría, y paz. Al final, sin embargo, nada en este mundo funciona, la realización que anuncia el comienzo de Un Curso de Milagros entonces gritamos por ayuda, diciendo que debe de haber otra manera, otro maestro dentro de nosotros. Solo entonces puede Jesús ayudarnos, enseñándonos a deshacer nuestro aprendizaje pasado a través del perdón, el precursor de la felicidad y paz reales.
Cuando entramos al proceso del perdón, los estudiantes comienzan a darse cuenta de que no comienzan diciendo “si” a Jesús, sino mas bien “no” por el ego. En estas líneas que ya hemos examinado en parte, leemos:
Pues has contestado "sí" sin darte cuenta de que "sí" tiene que significar "que no has dicho no". Nadie decide en contra de su propia felicidad, pero puede hacerlo si no se da cuenta de que eso es lo que está haciendo. Y si él ve su felicidad como algo que cambia constantemente, es decir, ahora es esto, luego otra cosa, y más tarde una sombra elusiva que no está vinculada a nada, no podrá sino decidir en contra de ella.
La felicidad tiene que ser constante porque se alcanza mediante el abandono del deseo de lo que no es constante. (T-21.VII.12:4,13:2)
La felicidad es constante, es nuestra cuando miramos directamente a la negación de la eterna constancia de Dios por el ego, y decimos: “ya no quiero mas esto”. En ese punto, para citar uno de los mensajes personales a Helen de Jesús: “la ayuda de Dios y todos los ángeles responderán” (ausencia de felicidad, p. 381). Nuestra simple sin embargo inequívoca decisión contra el ego – el significado del perdón – permite a la gentileza tranquila de la felicidad retornar a nuestra conciencia. Así descansamos en paz y confort.
📘(2) El perdón te ofrece todo eso y más. El perdón pone un destello de luz en tus ojos al despertar, y te infunde júbilo con el que hacer frente al día. Acaricia tu frente mientras duermes, y reposa sobre tus párpados para que no tengas sueños de miedo o de maldad, de malicia o de ataque. Y cuando despiertas de nuevo, te ofrece otro día de felicidad y de paz. El perdón te ofrece todo esto y más.
Los estudiantes de Un Curso De Milagros son continuamente cuestionados para ver la conexión entre causa y efecto: nuestra infelicidad y culpa por elegir al ego y no al Espíritu Santo. Aprendemos que si queremos cambiar el efecto – la miseria y dolor por felicidad y alegría – necesitamos cambiar la causa. El perdón es el nombre a el proceso por el cual esto ocurre, cambiando nuestras mentes cambiando de maestro.
Si somos verdaderamente serios acerca de querer retornar a nuestro hogar, despertando de este sueño de dolor, debemos también ser serios acerca de cambiar la causa de la infelicidad, diciendo no al ego que es la negación de Dios y diciendo Si a Dios. Esto significa que cuando estamos enfadados, comprendemos que no es por ninguna de las razones que pensamos, sino porque tercamente decimos que estamos mejor con el ego como nuestro maestro. Seguimos manteniendo que tener resentimientos nos oferta todo lo que queremos, como la enfermedad, el sufrimiento, y el dolor. Debemos de creer esto porque lo seguimos eligiendo: seguimos enfadados y enjuiciamos las pequeñas cosas; anhelando que se cumpla la gloriosa relación especial. Eso es por lo que no estamos en paz.
De nuevo, si queremos felicidad real, debemos elegir el perdón. Porque la mayoría de nosotros, no somos felices, elegimos los resentimientos en su lugar, afirmando la contrapartida del ego a esta lección: pensamientos de ataque, enfermedad, y dolor nos ofrece todo lo que queremos. Admitir eso es la honestidad que Jesús pide de nosotros: comprendiendo que conseguimos lo que hemos pedido, no podemos atribuir nuestra infelicidad a nada más.
El próximo párrafo provee una declaración mas clara del perdón: no hace nada positivo, pero remueve lo negativo. Ya hemos visto como el perdón como el perdón expresa un paso atrás con Jesús para mirar a traves de sus ojos a nuestros egos. Esta mirada sin juicio – imposible sin el amor gentil de Jesús a nuestro lado – permite levantar el velo de culpa, dolor y miseria. Asi leemos:
📘(3:1-2) El perdón permite que se descorra el velo que oculta la faz de Cristo de aquellos que contemplan el mundo sin piedad. Te permite reconocer al Hijo de Dios, y borra de tu memoria todo pensamiento muerto, de manera que el recuerdo de tu Padre pueda alzarse en el umbral de tu mente.
Los “pensamientos muertos” son del ego, como codiciando nuestra individualidad y especialismo, acariciando el pecado, la culpa, y el miedo, y abrazando la proyección de estos pensamientos en otros. Todos sirven como velos que mantienen la memoria de Dios enterrada en nuestras mentes. El lector puede recordar nuestra discusión en el final del ultimo obstáculo a la paz; el miedo a Dios. Lo que deshace este miedo y restaura el recuerdo del Padre a nuestra conciencia es el perdón de nuestro hermano especial. Viendo la Faz de Cristo en él – el símbolo para el perdón en el Curso – nos libera a ambos de la prisión de la casa del ego y odio, como leemos en las palabras inspiradoras y familiares de Jesús en “el levantamiento del velo”, la culminación de nuestro viaje a través de los cuatro obstáculos a la paz del ego:
Libera a tu hermano aquí, tal como yo te liberé a ti. Hazle el mismo regalo, y contémplalo sin ninguna clase de condena. Considéralo tan inocente como yo te considero a ti, y pasa por alto los pecados que él cree ver en sí mismo. Ofrécele en este huerto de aparente agonía y muerte su libertad y completa emancipación del pecado. De esta manera, allanaremos juntos el camino que conduce a la resurrección del Hijo de Dios y le permitiremos elevarse de nuevo al feliz recuerdo de su Padre, Quien no conoce el pecado ni la muerte, sino sólo la vida eterna. Juntos desapareceremos en la Presencia que se encuentra detrás del velo, no para perdernos sino para encontrarnos a nosotros mismos; no para que se nos vea, sino para que se nos conozca. Y al gozar de conocimiento, no quedará nada sin hacer en el plan de salvación que Dios estableció. Éste es el propósito de la jornada, sin el cual ésta no tendría sentido. He aquí la paz de Dios, que Él te dio para siempre. He aquí el descanso y la quietud que buscas, la razón de la jornada desde su comienzo. El Cielo es el regalo que le debes a tu hermano, la deuda de gratitud que le ofreces al Hijo de Dios como muestra de agradecimiento por lo que él es y por aquello para lo que su Padre lo creó. (T-19. IV.D.18-19).
Por lo tanto, si realmente quieres los regalos del perdón, tienes que extenderlo a cada fragmento de la Filiación, sin excepción.
🔹(3:3-5) ¿Qué podrías desear que el perdón no pudiese darte? ¿Qué otros regalos aparte de éstos merecen procurarse? ¿Qué imaginado valor, efecto trivial o promesa pasajera que nunca se ha de cumplir puede ofrecerte más esperanza que la que te brinda el perdón?
Esta es la cuestión repetida desde el comienzo de la lección, que Jesús continuamente plantea. El contrasta los regalos del ego con los suyos; y así la cuestión: ¿que es lo que que quieres? Uno de los puntos centrales de Un Curso de Milagros es que apreciamos ser miserables, porque garantiza nuestra existencia separada, por la cual alguien o algo es responsable.
Nuestro dolor podría ser nada, mientras no venga de nuestra decisión. Si no somos felices, sin embargo, es solo porque hemos elegido no ser felices, y Jesús nos ayuda a comprender esta locura.
📘(4:1) ¿Por qué habrías de buscar una respuesta distinta de la que lo contesta todo?
Esto, de nuevo es el corazón de todas las relaciones especiales: buscar una respuesta para el dolor en cualquier otro lugar que el lugar donde la respuesta real puede encontrarse. Jesús nos pide que miremos cómo no pedimos demasiado, sino mas bien pedimos poco (T-26:VII.11:7); estamos felices de conformarnos con las migajas en lugar del banquete, las partes de la canción en lugar de la canción misma. Así, como ya hemos visto en las paginas iniciales de el Canto De La Oración, Jesús apunta a esto muy específicamente:
El secreto de la verdadera oración es olvidar las cosas que crees necesitar. Pedir lo específico es muy similar a reconocer el pecado y luego perdonarlo. De la misma manera, también en la oración pasas por encima de tus necesidades específicas tal como tú las ves, y las abandonas en Manos de Dios. Allí se convierten en tus regalos para Él, pues Le dicen que no antepondrías otros dioses a Él; ningún Amor que no sea el Suyo. ¿Cuál otra podría ser Su Respuesta sino tu recuerdo de Él? ¿Puede esto cambiarse por un trivial consejo acerca de un problema de un instante de duración? Dios responde únicamente por la eternidad. Pero aun así todas las pequeñas respuestas están contenidas en ésta.
¿Quién querría entonces las pequeñas respuestas de especialismo del mundo, cuando en cambio podría tener la única respuesta a todas tus necesidades y plegarias, y ofrecerte la constante paz y felicidad la cual buscamos desesperadamente?
🔹(4:2) He aquí la respuesta perfecta, la que se da a toda pregunta imperfecta, a las súplicas sin sentido, a tu reticencia a escuchar, a tu poco esmero y a la confianza parcial que tienes.
¡Esto abarca todo lo que hacemos! A pesar de nuestra petición de ayuda, no es nunca ayuda lo que pedimos. Si lo fuera, no podríamos estar en dolor, porque podríamos haber ido dentro para pedir ayuda al Espíritu Santo y cambiar nuestra percepción. Sin hacer esto, todos nuestros requerimientos no tienen significado, el único requerimiento significativo es por el perdón, el cual es también la única respuesta significativa. ¿Podría ser más simple?
La oración es una forma de pedir algo. Es el vehículo de los milagros. Más la única oración que tiene sentido es la del perdón porque los que han sido perdonados lo tienen todo. Una vez que se ha aceptado el perdón, la oración, en su sentido usual, deja de tener sentido. La oración del perdón no es más que una petición para que puedas reconocer lo que ya posees. (T-3. V6:1-5).
El perdón hace posible que reconozcamos nuestra abundancia como Hijos de Dios. En las palabras de el famoso Gershwin song: “quien podría pedir por algo más”
🔹(4:3-5) ¡He aquí la respuesta! Deja de buscar. No hallarás ninguna otra en su lugar.
Las respuestas del ego son vistas afuera de nuestras mentes, en el mundo y en el cuerpo, son nuestros problemas. Sin embargo, el verdadero perdón no se encuentra externamente, sino en la mente, donde se localiza el problema.
Mientras mantengamos nuestras identificaciones en la separación, veremos los problemas donde ellos no están, buscando soluciones en el mundo como mágicamente traídas por el Espíritu Santo dentro de nuestro sueño para ayudarnos. Como veremos mas tarde, esta dinámica es conocida como el perdón para destruir.
📘(5:1-2) El plan de Dios para tu salvación no puede cambiar ni fracasar. Siéntete agradecido de que siga siendo exactamente como Él lo planeó.
Una vez más, “el plan de Dios” tiene un significado metafórico, expresando el hecho que la respuesta, un reflejo del Amor de Dios en la persona del Espíritu Santo, se encuentra en nuestras mentes. Nada que creamos que hemos hecho puede cambiar el hecho de la Expiación, porque nada ha cambiado en el Cielo. Aceptando esta feliz corrección cambiamos de la separación del ego al plan de Dios para la salvación.
🔹(5:3) Su plan se alza inmutable ante ti como una puerta abierta, llamándote desde adentro en cálida bienvenida, exhortándote a que entres y a que te sientas como en tu casa, donde te corresponde estar.
Jesús esta hablando de la mente recta, donde la respuesta se encuentra. La memoria del Amor de Dios espera inmutable ahí, la sala esta sellada y sellada. Como se vio en la lección anterior, el perdón es la llave de la felicidad porque abre la puerta de esta bóveda cerrada, revelando la respuesta verdadera que nos da la bienvenida. Eligiendo a Jesús como nuestro maestro nos permitimos usar su llave de amor para abrir la puerta cerrada. La motivación para la aceptación de la cálida bienvenida de la salvación viene de reconocer que este mundo no es nuestro hogar, y que la vida aquí nos invita al dolor y a la miseria. Así es como al final somos capaces de unirnos al amor que siempre ha estado unido con nosotros:
Pues lo que te atrae desde detrás del velo [i.e. la puerta abierta] es algo que se encuentra en lo más recóndito de tu ser, algo de lo que no estás separado y con lo que eres completamente uno. (T-19. IV – D.7:7)
📘(6:1-2) ¡He aquí la respuesta! ¿Preferirías quedarte afuera cuando el Cielo en su totalidad te espera adentro?
De nuevo, la respuesta está en nuestra mente recta, pacientemente esperando nuestra decisión de unirnos con ella. Permanecer afuera de esta puerta significa preferir el hogar del ego de culpa, pecado, y miedo – el sueño secreto – mas allá del cual esta el sueño del mundo del cuerpo. La amorosa respuesta del Espíritu Santo espera afuera de ambos sueños, invitándonos a retornar y estar en paz.
🔹(6:3-4) Perdona y serás perdonado. Tal como des, así recibirás.
Inherente en estas palabras está el tema de la unicidad. Si tengo algo contra ti, como las mentes están unidas yo también tengo algo contra mi. De hecho, esto es por lo que, si tengo algo contra mi, lo tengo que proyectar. Sin embargo, cambiando mi mente acerca de ti – viendo la cara de inocencia en vez de culpa – refleja el mismo cambio en mi. La manera en que te veo es la manera en que me veo a mi mismo, porque somos figuras en un sueño de culpa y miedo, concomitante con la mágica esperanza de escapar del castigo de la culpa viendo el pecado fuera de la mente. Pero compartimos el sueño feliz del Espíritu Santo también, en el cual perdonar y ser perdonado, dar y recibir es lo mismo.
🔹(6:5-7) No hay más plan que éste para la salvación del Hijo de Dios. Regocijémonos hoy de que así sea, pues la respuesta que aquí se nos da es clara y explícita, y su sencillez hace que sea inmune al engaño.
Todas las complejidades que el mundo ha tejido de frágiles telarañas desaparecen ante el poder y majestuosidad de esta simplísima afirmación de la verdad.
El texto nos dice: “la complejidad es de el ego” (T-15.IV.6:2) y su sistema de pensamiento es en efecto extraordinariamente complicado, doblando la realidad para satisfacer nuestras necesidades así nos convertimos en miserables pecadores quienes han logrado lo imposible. Además, Dios esta tan loco como nosotros, porque el nos quitara lo que nosotros le quitamos a Él. Esta locura es proyectada, fabricando un universo físico y el cuerpo que son complejos. Manteniendo el cuerpo ocupado en una tarea increíblemente difícil, demandando constantemente atención. A eso le añadimos el cuerpo psicológico con sus necesidades especiales, y así vemos el desorden caótico que el ego ha forjado. Es asombroso que podamos pasar el día.
La respuesta, sin embargo, es bastante simple: nada de esto ha sucedido – el sueño del mundo sigue siendo un sueño. Perdonar significa dar un paso atrás, y con el amor de Jesús a nuestro lado, mirar a los dos sueños – el del mundo y el de la mente – y darnos cuenta de que son ilusorios y débiles velos que esconderían la verdad y la luz de nosotros. Pero cuando miramos a la culpa y su mundo, desaparecen, y vemos que no tienen el poder de ocultar la luz del Amor de Dios. Nuestra necesidad de desinvertir en nuestra necesidad de tener razón y mantener la ilusión de nuestra identidad y permite a estas complejidades desaparecer, mientras sonreímos ante la tontería que intentamos hacer. El sistema de pensamiento de la culpa no es un solido muro de granito una frágil Telaraña, como es citado en este pasaje previo:
Pues la supuesta realidad de la culpabilidad es la ilusión que hace que ésta parezca ser algo denso, opaco e impenetrable, y la verdadera base del sistema de pensamiento del ego. Su delgadez y transparencia no se vuelven evidentes hasta que ves la luz que yace tras ella. Y ahí, ante la luz, la ves como el frágil velo que es.
Esta barrera tan aparentemente sólida, y ese falso suelo que parece una roca, es como un banco de nubes negras que flotan muy cerca de la superficie, dando la impresión de ser una sólida muralla ante el Sol. Su apariencia impenetrable no es más que una ilusión. Cede mansamente ante las cumbres que se elevan por encima de ella, y no tiene ningún poder para detener a nadie que quiera ascender por encima de ella y ver el sol. Esta aparente muralla no es lo suficientemente fuerte como para detener la caída de un botón o para sostener una pluma. Nada puede descansar sobre ella, pues no es sino una base ilusoria. Trata de tocarla y desaparece; intenta asirla y tus manos no agarran nada. (T-18.IX.5:2-6:6).
La ilusión no tiene poder de retener la simple verdad de la Expiación.
📘(7:1) Aquí esta la respuesta!
Esto necesita repetirse, porque el ego nos cuenta que la respuesta se encuentra en otro lugar – en nuestro especialismo -. Jesús hace coincidir el sobre aprendizaje del ego con sus repeticiones de la corrección.
📘(7:1-5) ¡He aquí la respuesta! No le des la espalda para irte a vagar sin rumbo otra vez. Acepta ahora la salvación. Es el regalo que te hace Dios, no el mundo. El mundo no puede dar ningún regalo de valor a la mente que ha aceptado como suyo lo que Dios le ha dado.
Si esta declaración fuera cierta, como lo es, solo necesito rechazar a Dios y el ego está bien. Sin embargo, incluso por un instante, no puedo justificar alguna creencia de que este mundo tiene valor para mi. Para asegurarse de que esto no suceda, continuamente impulsado por nuestro sistema de pensamiento del ego de juicio, resentimientos, y enfermándonos, inventando problemas inexistentes, para los cuales buscamos soluciones inexistentes. La abrumadora compulsión de llevar a cabo este “vagar sin rumbo” – desde el amor a la culpa del cuerpo – nace del pensamiento de que si permitimos que la luz entre en nuestras mentes y experimentamos su amor, no podemos por mas tiempo justificar el pensamiento de que no ahí nada importante ahí. El Espíritu Santo nos recuerda gentilmente que es nuestra elección seguir en el infierno o retornar a casa, Su Presencia es la prueba de que el Amor del Cielo no ha desaparecido. En nuestra locura elegimos desaparecer de Él, pero ahora elegimos retornar.
🔹(7:6) Dios dispone que hoy se reciba la salvación y que los enredos de tus sueños no sigan ocultándote su insubstancialidad.
No nos damos cuenta de que nuestros sueños no son nada hasta que los miramos. Es por eso que el perdón puede ser definido mas simple como mirar al ego sin juicio, lo cual es imposible si lo miramos por nosotros mismos; así el énfasis de Un Curso de Milagros en elegir un maestro diferente. El ego podría hacernos creer incluso que no merecemos la salvación, sus regalos permanecen en el futuro, de este modo hacemos el tiempo lineal y su fuente – el pecado, la culpa, y el miedo – real también. Jesús nos enseña mas bien que la salvación es inmediata – el pasado pecaminoso que ha causado el futuro nunca ha sucedido-:
El único problema pendiente es que todavía ves un intervalo entre el momento en que perdonas y el momento en que recibes los beneficios que se derivan de confiar en tu hermano…Sin embargo, la salvación es inmediata. A no ser que la percibas así, tendrás miedo de ella…La salvación eliminaría la brecha que todavía percibes entre vosotros y
permitiría que os convirtieseis en uno instantáneamente. Y es ésto lo que crees que supondría una pérdida…No es lo que puedas perder en el futuro lo que temes. Lo que te aterroriza es unirte en el presente. ¿Quién puede sentir desolación, excepto en el momento presente? Una causa futura aún no tiene efectos. Por lo tanto, eso quiere decir que, si sientes temor, su causa se encuentra en el presente. Y es esa causa la que necesita corrección, no un estado futuro…No te contentes con la idea de una felicidad futura. Eso no significa nada ni es tu justa recompensa.
Pues hay causa para ser libre ahora…No es del tiempo de lo que te tienes que liberar, sino de la diminuta brecha que existe entre vosotros…El propósito del Espíritu Santo es ahora el tuyo. ¿No debería ser Su felicidad igualmente tuya? (T-26. VIII.1:1;3:1-2,4-5;4:3-8;9:11-3,7,9-10)
El perdón nos trae esta verdad, liberando a la felicidad como del miedo a perder nuestra identidad de tiempo limitado. Podemos, por lo tanto, aceptar la salvación ahora – no la próxima semana, el próximo año, después de la muerte, o en la próxima vida, sino ahora mismo. Los regalos de Dios se “cumplen” en el instante santo, cuando decidimos unirnos a Él. Esta lección acelera ese feliz día.
📘(8:1) Abre hoy los ojos y contempla un mundo feliz, donde reinan la paz y la seguridad.
Esto significa que nuestros ojos están cerrados, esto es así porque vemos lo que no esta ahí. Pensamos que vemos, pero Jesús nos dice que los ojos del cuerpo no ven, como los oídos no oyen, y el cerebro no piensa. Lo que vemos es parte del sueño. El abrir de nuestros ojos es equivalente a tomar a Jesús de la mano y ver el mundo a través de sus ojos, donde la visión del ego de un mundo peligroso y conflictivo es cambiada por “un mundo feliz de seguridad y paz”.
🔹(8:2) El perdón es el medio por el que este mundo feliz viene a ocupar el lugar del infierno.
Ese mundo feliz, como veremos en el párrafo 12, es el mundo real, el estado mental en el cual nuestros pecados son perdonados. La bella sección en el texto llamada “el lugar que el pecado dejó vacante” describe ese mundo que nos trae el perdón. Aquí está el comienzo del párrafo:
En este mundo el perdón es el equivalente de lo que en el Cielo es la justicia. El perdón transforma el mundo del pecado en un mundo simple, en el que se puede ver el reflejo de la justicia que emana desde más allá de la puerta tras la cual reside lo que carece de todo límite. No hay nada en el amor ilimitado que pudiese necesitar perdón. Y lo que en el mundo es caridad, más allá de la puerta del Cielo pasa a ser simple justicia. Nadie perdona a menos que haya creído en el pecado y aún crea que hay mucho por lo que él mismo necesita ser perdonado. El perdón se vuelve de esta manera el medio por el que aprende que no ha hecho nada que necesite perdón. El perdón siempre descansa en el que lo concede, hasta que reconoce que ya no lo necesita más. De este modo, se le reinstaura a su verdadera función de crear, que su perdón le ofrece nuevamente.
(T-26.IV.1).
🔹(8:3) Dicho mundo se alza en la quietud para salir al encuentro de tus ojos abiertos y llenar tu corazón de una profunda tranquilidad, según afloran en tu conciencia verdades ancestrales en eterno renacimiento.
Como Jesús ha explicado en muchas ocasiones, nuestro renacer en la conciencia no puede ser comprendido, por que el Amor de Dios transciende nuestra capacidad de comprensión. Sin embargo, podemos comprender el significado del perdón nos provee para nuestro recordar. y el renacer en la conciencia de la paz de Dios es el final
.
🔹(8:4-5) Lo que entonces recordarás jamás podrá describirse. Sin embargo, tu perdón te lo ofrece.
Como Jesús ha explicado en muchas ocasiones, nuestro renacer en la conciencia no puede ser comprendido, por que el Amor de Dios transciende nuestra capacidad de comprensión. Sin embargo, podemos comprender el significado del perdón nos provee para nuestro recordar.
En el párrafo 9 comienzan las instrucciones para el periodo de practica, el cual, como todos los otros, están diseñados para ayudarnos a alcanzar este nuevo nivel de entendimiento:
📘(9) Teniendo presente los regalos que el perdón concede, emprenderemos nuestra práctica de hoy con la esperanza y la fe de que éste será el día en que alcanzaremos la salvación. Hoy la buscaremos gustosamente y con ahínco, sabiendo que tenemos la llave en nuestras manos; y aceptaremos la respuesta que el Cielo ha dado al infierno que nosotros mismos nos hemos labrado, pero en el que ya no queremos permanecer por más tiempo.
Si no somos sinceros y agradecidos en nuestra practica, no podremos hacer bien los ejercicios. Sin esta característica tan crucial para nuestro avance en el curriculum, gustosamente seguiríamos siendo esclavos de la seriedad del ego manteniendo la separación. Reconociendo que la individualidad es el infierno y la unidad es el Cielo suministramos la motivación para aprender una diferente lección de un diferente maestro. Felizmente, entonces, tomamos la llave del regalo del perdón de la mano que siempre la ha extendido a nosotros. Uniéndonos ahora con Jesús, poseemos el significado de abrir las puertas del Cielo y retornamos a nuestro hogar.
📘(10) Dedicaremos gustosamente un cuarto de hora por la mañana y por la noche a la búsqueda que garantiza que al infierno le llegará su fin. Comienza lleno de esperanza, pues hemos llegado al punto donde el camino se vuelve mucho más fácil. Y ahora el trecho que todavía nos queda por recorrer es corto. Estamos en verdad muy cerca del momento que se ha señalado como el final del sueño.
Le damos la bienvenida con nuestra recién encontrada sinceridad a cada periodo de practica, porque anuncia nuestra decisión de completar la jornada y despertar de la pesadilla del ego. Confrontada por la “bifurcación del camino”, hemos hecho la elección que constituye el punto de inflexión, que suaviza nuestro camino. Esta decisión es descrita en el siguiente pasaje de el texto:
Cuando llegas al lugar en que la bifurcación del camino resulta evidente, no puedes seguir adelante. Tienes que decidirte por uno de los dos caminos, pues si sigues adelante de la manera en que ibas antes de llegar a este punto, no llegarás a ninguna parte. El único propósito de llegar hasta aquí fue decidir cuál de los dos caminos vas a tomar ahora. El trayecto que te condujo hasta aquí ya no importa. Ya no tiene ninguna utilidad. Nadie que haya llegado hasta aquí puede decidir equivocadamente; pero sí puede demorarse. Y no hay momento de la jornada más frustrante y desalentador, que aquel en el que te detienes ahí donde el camino se bifurca, indeciso con respecto a qué rumbo seguir. (T-22.IV.1)
📘(11) Sumérgete en una sensación de felicidad al comienzo de estas sesiones de práctica, pues en ellas hallarás la segura recompensa de preguntas que ya han sido contestadas, así como lo que tu aceptación de esas respuestas te brinda. Hoy se te concederá experimentar la paz que ofrece el perdón y la dicha que te proporciona el descorrimiento del velo.
¡Cuan felices somos al practicar los ejercicios que nos traen a casa! ¡Cuanto nos llenamos de alegría trayendo nuestras preguntas a la única respuesta, en la cual encontramos la fuente de nuestra paz! Continuamos con la “bifurcación del camino”, y podemos casi sentir la alegría de Jesús como su perdón despierta la alegría en nosotros:
Así, tú y tu hermano os encontráis ahí en ese santo lugar, ante el velo de pecado que pende entre vosotros y la faz de Cristo. ¡Dejad que sea descorrido! ¡Descorredlo juntos! Pues es solo un velo lo que se interpone entre vosotros…
Por separado, cada uno de vosotros lo veréis como un sólido muro y no os daréis cuenta de lo delgado que es el cortinaje que ahora os separa. Aun así, éste ya casi ha sido eliminado de vuestra conciencia, e incluso aquí, ante el velo, la paz ha venido a vosotros. Piensa en lo que os espera después: el amor de Cristo iluminará vuestros rostros e irradiará desde ellos a un mundo en penumbra y con necesidad de luz. Y desde este santo lugar Él regresará con vosotros, sin irse de él y sin abandonaros. Os convertiréis en Sus mensajeros, al restituirlo a Él a Sí Mismo…
¡Pensad en la hermosura que veréis, vosotros que camináis a Su lado! ¡Y pensad cuán bello os parecerá el otro! ¡Cuán felices os sentiréis de estar juntos después de una jornada tan larga y solitaria en la que caminabais por separado! Las puertas del Cielo, francas ya para vosotros, las abriréis ahora para los que aún sufren. Y nadie que mire al Cristo en vosotros dejará de regocijarse. ¡Qué bello es el panorama que visteis más allá del velo y que ahora llevaréis para iluminar los cansados ojos de aquellos que todavía están tan extenuados como una vez lo estuvisteis vosotros! ¡Cuán agradecidos estarán de veros llegar y ofrecer el perdón de Cristo para desvanecer así la fe que ellos aún tienen en el pecado! (T-22.IV.3:1-3,5-9;4)
¿Quien, una vez que ha experimentado esa alegría, podría, excepto en la locura, elegir restaurar el velo de juicio que mantiene a dos hermanos separados y obscureciendo dicha alegría? Y cuanta dicha el permitir que la respuesta del perdón alcance a tocar a todos quienes no la han aceptado todavía.
📘(12:1) Ante la luz que hoy has de recibir, el mundo se desvanecerá hasta desaparecer por completo….
Cuando traemos la complejidad de la oscuridad de nuestro sistema de pensamiento – nuestros pensamientos de culpa y ataque – a la luz, simplemente los aleja con su brillo. El desvanecido mundo parece ser físico, pero es solo la sombra de la culpa. Así, cuando alguien perdona, el mundo no se desvanece literalmente – como podría lo que nunca fue desvanecerse? – lo que se desvanece son los pensamientos de culpa que están en la mente, el objeto del perdón. Necesitamos siempre mantener eso en la mente, pues de otra manera nos saldremos del camino rápidamente.
Así, cuando traigo la oscuridad de mi culpa a la luz del amor de Jesús, mirándola con Él, la culpa desaparece porque nace de mi creencia de que estoy separado de él y de Dios. Cuando me uno a Jesús, deshago la causa de la oscuridad – la separación, de la cual el mundo es solo una sombra. Puede solo desvanecerse en la presencia de la unicidad.
📘(12:1-2) …. y verás surgir otro mundo para describir al cual no tienes palabras. Ahora nos encaminamos directamente hacia la luz, y recibimos los regalos que han sido salvaguardados para nosotros desde los orígenes del tiempo, los cuales han estado aguardando el día de hoy.
Este es el mundo real. No es un lugar físico, la lección no significa que si esta oscuro y nublado antes de hacer la lección, el sol brillara repentinamente cuando la complete. Tal expectativa es magia; arrogante e irrelevante. Es la oscuridad de la mente la que desaparece, permitiendo a la luz de la Expiación, la base del mundo real, simplemente brillar. Permitámonos mirar de nuevo estas inspiradoras palabras al final del texto, como Jesús describe el indescriptible mundo al cual Él nos esta dirigiendo, junto con los demás hermanos:
Hermanos míos en la salvación, no dejéis de oír mi voz ni de escuchar mis palabras. No os pido nada, excepto vuestra propia liberación. El infierno no tiene cabida en un mundo cuya hermosura puede todavía llegar a ser tan deslumbrante y abarcadora que sólo un paso la separa del Cielo. Traigo a vuestros cansados ojos una visión de un mundo diferente, tan nuevo, depurado y fresco que os olvidaréis de todo el dolor y miseria que una vez visteis. Mas tenéis que compartir esta visión con todo aquel que veáis, pues, de lo contrario, no la contemplaréis. Dar este regalo es la manera de hacerlo vuestro. Y Dios ordenó, con amorosa bondad, que lo fuese.
📘(13) El perdón te ofrece todo lo que quieres. Hoy se te conceden todas las cosas que deseas. No pierdas de vista tus regalos a lo largo del día, cuando regreses nuevamente a enfrentarte a un mundo de constantes cambios y sombrías apariencias. Mantén tus regalos claramente en tu conciencia, según ves lo inmutable en medio del cambio y la luz de la verdad tras toda apariencia.
He repetidamente enfatizado, porque el libro de ejercicios también lo enfatiza repetidamente, que estas lecciones no tienen significado si no las aplicas a tu vida diaria. Esto es crucial comprender este importante párrafo. No es suficiente tener una experiencia meditativa maravillosa en la cual la oscuridad de la culpa desaparece en tu mente, y Jesús ardiendo en gloria contigo, ardiendo junto con Él, si cuando regresas al mundo todo esto se ha ido, y tu vuelves al enfado, a la impaciencia, enfermedad, a la irritación, y a la preocupación. Jesús nos esta pidiendo poner cuidadosa atención a lo que ocurre en nuestra vida diaria mientras nos encontremos “un mundo de cambios cambiante y de sombrías apariencias” y mientras lo hacemos, traemos la luz de la verdad, el perdón, y el amor con nosotros. Sin importar entonces lo que nos rodea, permanecemos en paz.
Por lo tanto, el propósito de estas lecciones es no simplemente tener una experiencia santa en la mañana temprano o dos veces durante el día, o tarde en la noche , cuando estamos con nosotros mismos. El propósito es traer la verdad a nuestras experiencias diarias y ver “lo inmutable en el corazón del cambio” todo aquí cambia. Lo que nos complace un día no nos complacerá otro. Una persona que queremos hoy no la queremos mañana. Sin embargo, lo que es inmutable es el Amor de Dios, representado para nosotros por Jesús y el Espíritu Santo. Él nos pide mantener el pensamiento diario en la mente durante todo el día, aceptando el desafío de traer lo que cambia a lo inmutable, y la apariencia a la realidad, pudiendo ver la luz de la verdad tras las apariencias.
📘(14) No caigas en la tentación de dejar que tus regalos queden sepultados en el olvido, por el contrario, mantenlos firmes en tu mente tratando de pensar en ellos por lo menos un minuto cada cuarto de hora. Recuerda cuán preciados son con el siguiente recordatorio, el cual tiene el poder de mantenerlos en tu conciencia a lo largo del día:
El perdón me ofrece todo lo que quiero.
Hoy he aceptado que esto es verdad.
Hoy he recibido los regalos de Dios.
Jesús así nos pide – para nuestro bien – aplicar sus enseñanzas tan frecuentes como podamos durante el día, cada quince minutos si es posible; incluso mas que eso. Si lo olvidamos, deberíamos intentar recordar que es el miedo de nuestra mente lo que lo ha motivado, no la perdida de la función cerebral. Asi, podremos retornar a nuestras mentes al punto de elección cuando elegimos dolor y sufrimiento como el precio que deberíamos pagar por mantener nuestra individualidad, un separado ser, conscientes ahora de nuestra elección, podemos elegir de nuevo, recordando lo que realmente queremos que es el final del dolor y el logro de la paz. Con ese regalo como nuestra meta, con mucho gusto y sinceramente elegimos el perdón. Y la sonrisa remplaza a las lagrimas, una bendición elimina una maldición, y el amor elimina el odio:
Un milagro inmemorial ha venido a bendecir y reemplazar a una vieja enemistad, cuyo fin era la destrucción (T-26.IX.8:5)
Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 122
"El perdón me ofrece todo lo que deseo."
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
En la lección anterior se nos hacia una detallada exposición sobre lo que le sucede a una mente que no perdona. En la de hoy, nos explica los beneficios que podemos lograr con el perdón:
"¿Qué podrías desear que el perdón no pudiese ofrecerte? ¿Deseas paz? El perdón te la ofrece. ¿Deseas ser feliz, tener una mente serena, certeza de propósito y una sensación de belleza y de ser valioso que transciende el mundo? ¿Deseas cuidados y seguridad, y disponer siempre del calor de una protección segura? ¿Deseas una quietud que no pueda ser perturbada, una mansedumbre eternamente invulnerable, una profunda y permanente sensación de bienestar, así como un descanso tan perfecto que nada jamás pueda interrumpirlo?"
" El perdón te ofrece todo eso y más."
Observemos que a diferencia de los libros de auto ayuda, que nos ofrecen técnicas para lograr lo que deseas, que son logros de este mundo, como bienes materiales, reconocimiento o prestigio, lo que nos ofrece el perdón, es la sanación de nuestra mente, y el disfrute de una paz y una dicha estable y permanente.
Los beneficios del perdón son recobrar los regalos eternos que Dios nos dio, y no los regalos del ego que cambian y vuelven a cambiar, que nos da y nos quita, como parte del juego de la dualidad. "El perdón es el medio por el que este mundo feliz viene a ocupar el lugar del infierno."
La mente que no perdona jamás puede disfrutar de los beneficios del perdón, pues vive en el infierno de su ego, en medio de culpas, miedos, carencias, conflictos y ataques. La mente que no perdona, busca resolver en el mundo sus conflictos, pero lo único que logra es hundirse mas en su propio infierno.
PROPÓSITO:
Experimentar todo lo que ofrece el perdón: paz, felicidad, seguridad, bienestar, sanación, invulnerabilidad, tranquilidad mental, y mucho mas que el perdón te ofrece, pasando del mundo ilusorio del sufrimiento, al mundo real, al mundo feliz.
PRACTICA:
La práctica larga, tiene un incremento de tiempo respecto a la de ayer y las anteriores. Pasamos de 10 a 15 minutos. El Curso parte del supuesto que hemos avanzado en el entrenamiento de nuestra mente, y por lo tanto, damos otro paso en el compromiso con nuestra propia liberación. Tendremos una práctica matutina de 15 minutos y una nocturna por el mismo tiempo, con el objeto de ponerle fin a nuestro infierno y de abrirle las puertas a nuestro Cielo interior.
"Sumérgete en una sensación de felicidad al comienzo de estas sesiones de práctica, pues en ellas hallarás la segura recompensa de preguntas que ya han sido contestadas, así como lo que tu aceptación de esas respuestas te brinda. Hoy se te concederá experimentar la paz que ofrece el perdón y la dicha que te proporciona el descorrimiento del velo."
Te sumerges en tu interior, en una meditación, en la que buscaras experimentar todos los regalos que el perdón te ofrece, son los regalos de Dios, no los del mundo con sus conflictos y carencias. Busca la luz del perdón y del amor, y siente como esta va disolviendo todas las manifestaciones del ego que nos impedían disfrutar el amor, la paz y la dicha.
"Mantén tus regalos claramente en tu conciencia, según ves lo inmutable en medio del cambio y la luz de la verdad tras toda apariencia."
PRÁCTICAS CORTAS Y FRECUENTES:
Cada 15 minutos, recuerda que:
"El perdón me ofrece todo lo que quiero. Hoy he aceptado que esto es verdad. Hoy he recibido los regalos de Dios."
No te dejes distraer en el propósito de obtener los regalos que el perdón te ofrece, siempre han sido tuyos, solo debes recordarlos y aceptarlos. Así que mantenlos presentes en tu consciencia. En la medida que perdones serás perdonado, en la medida que ames serás amado, en la medida que ofrezcas paz, recibirás paz e irradiaras tu luz sobre todo lo que existe y existirá jamás.
TEXTO UCDM
Capítulo 12
EL PROGRAMA DE ESTUDIOS DEL ESPÍRITU SANTO
II. Cómo recordar a Dios
1. Los milagros son simplemente la transformación de la negación en verdad. 2 Si amarse uno a sí mismo significa curarse uno a sí mismo, los que están enfermos no se aman a sí mismos. 3 Por lo tanto, están pidiendo el amor que los podría sanar, pero que se están negando a sí mismos. 4 Si supieran la verdad acerca de sí mismos no podrían estar enfermos. 5 La tarea del obrador de milagros es, por lo tanto,_ negar la negación de la verdad_. 6 Los enfermos deben curarse a sí mismos, pues la verdad mora en ellos. 7 Mas al haberla nublado, la luz de otra mente necesita brillar sobre la suya porque dicha luz es suya.
2. La luz brilla en todos ellos con igual intensidad independientemente de cuán densa sea la niebla que la oculta. 2 Si no le otorgas a la niebla ningún poder para ocultar la luz, no tiene ninguno. 3 Pues sólo tiene poder si el Hijo de Dios se lo confiere. 4 Y debe ser él mismo quien le retire ese poder, recordando que todo poder es de Dios. 5 Tú puedes recordar esto por toda la Filiación. 6 No permitas que tu hermano se olvide, pues su olvido es también el tuyo. 7 Pero cuando tú lo recuerdas, lo estás recordando por él también porque a Dios no se le recuerda solo. 8 Esto es lo que has olvidado. 9 Percibir la curación de tu hermano como tu propia curación es, por lo tanto, la manera de recordar a Dios. 10 Pues te olvidaste de tus hermanos y de Dios, y la Respuesta de Dios a tu olvido es la manera de recordar.
3. No percibas en la enfermedad más que una súplica de amor, y ofrécele a tu hermano lo que él cree que no se puede ofrecer a sí mismo. 2 Sea cuál sea la enfermedad, no hay más que un remedio. 3 Alcanzarás la plenitud a medida que restaures la plenitud de otros, pues percibir en la enfermedad una petición de salud es reconocer en el odio una súplica de amor. 4 Y dar a un hermano lo que realmente desea es ofrecértelo a ti mismo, ya que tu Padre dispone que comprendas que tu hermano y tú sois lo mismo. 5 Concédele su petición de amor y la tuya quedará concedida. 6 La curación es el amor de Cristo por Su Padre y por Sí Mismo.
4. Recuerda lo que dijimos acerca de las percepciones atemorizantes que tienen los niños pequeños, las cuales son aterradoras para ellos porque no las entienden. 2 Si piden iluminación y la aceptan, sus miedos se desvanecen. 3 Pero si ocultan sus pesadillas, las conservan. 4 Es fácil ayudar a un niño inseguro, ya que reconoce que no entiende el significado de sus percepciones. 5 Tú, sin embargo, crees que entiendes el significado de las tuyas. 6 Criatura de Dios, estás ocultando tu cabeza bajo unas pesadas mantas que tú mismo te has echado encima. 7 Y ocultas tus pesadillas en la obscuridad de tu falsa certeza y te niegas a abrir los ojos y a mirarlas de frente.
5. No nos quedemos con las pesadillas, pues no son ofrendas dignas de Cristo y, por lo tanto, no son regalos dignos de ti. 2 Quítate las mantas de encima y hazle frente a lo que te da miedo. 3 Sólo lo que tú te imaginas que ello pueda ser es lo que te da miedo, pues la realidad de lo que no es nada no puede dar miedo. 4 No demoremos esto, pues el sueño de odio no se apartará de ti a menos que tengas ayuda, y la Ayuda ya está aquí. 5 Aprende a mantenerte sereno en medio de la agitación, pues la quietud supone el final de la lucha y en esto consiste la jornada a la paz. 6 Mira de frente cada imagen que surja para demorarte, pues el logro del objetivo es inevitable debido a que es eterno. 7 Tener al amor por objetivo es algo a lo que tienes derecho, y ello es así a pesar de tus sueños.
6. Todavía quieres lo que Dios dispone, y ninguna pesadilla puede impedir que un Hijo de Dios logre su propósito. 2 Pues tu propósito te fue dado por Dios y no puedes sino cumplirlo, ya que ésa es Su Voluntad. 3 Despierta y recuerda tu propósito, ya que es tu voluntad recordarlo. 4 Lo que ya se ha llevado a cabo por ti tiene que ser tuyo. 5 No permitas que tu odio obstruya el camino del amor, pues no hay nada que pueda resistirse al amor que Cristo le profesa a Su Padre o al amor que Su Padre le profesa a Él.
7. Dentro de poco me verás, pues yo no estoy oculto porque tú te estés ocultando. 2 Es tan seguro que te despertaré como que me desperté a mí mismo porque desperté por ti. 3 En mi resurrección radica tu liberación. 4 Nuestra misión es escapar de la crucifixión, no de la redención. 5 Confía en mi ayuda, pues yo no caminé solo, y caminaré contigo de la misma manera en que nuestro Padre caminó conmigo. 6 ¿No sabías que caminé con Él en paz? 7 ¿Y no significa eso que la paz nos acompaña durante toda la jornada?
8. En el amor perfecto no hay miedo. 2 No haremos otra cosa que mostrarte la perfección de lo que ya es perfecto en ti. 3 No tienes miedo de lo desconocido, sino de lo conocido. 4 No fracasarás en tu misión porque yo no fracasé en la mía. 5 En nombre de la absoluta confianza que tengo en ti, confía en mí aunque sólo sea un poco, y alcanzaremos fácilmente la meta de perfección juntos. 6 Pues la perfección simplemente es y no puede ser negada. 7 Negar la negación de lo perfecto no es tan difícil como negar la verdad, y creerás en lo que podemos realizar juntos cuando lo veas realizado.
9. Tú que has tratado de desterrar el amor no has podido lograrlo, pero tú que eliges desterrar el miedo no podrás por menos que triunfar. 2 El Señor está contigo, pero tú no lo sabes. 3 Sin embargo, tu Redentor vive, y mora en ti en la paz de la cual Él fue creado. 4 ¿No te gustaría intercambiar tu conciencia de miedo por ésta? 5 Cuando hayamos superado el miedo—no ocultándolo ni restándole importancia; ni negando en modo alguno su impacto—esto es lo que realmente verás. 6 No puedes dejar a un lado los obstáculos a la verdadera visión a menos que primero los observes, ya que dejarlos a un lado significa que has juzgado contra ellos. 7 Si los examinas, el Espíritu Santo los juzgará, y los juzgará correctamente. 8 Sin embargo, Él no puede eliminar con Su luz lo que tú mantienes oculto, pues no se lo has ofrecido y Él no puede quitártelo.
10. Nos estamos embarcando, por lo tanto, en un programa muy bien organizado, debidamente estructurado y cuidadosamente planeado que tiene por objeto aprender a entregarle al Espíritu Santo todo aquello que no desees. 2 Él sabe qué hacer con ello. 3 Tú, sin embargo, no sabes cómo valerte de Su conocimiento. 4 Cualquier cosa que se Le entregue que no sea de Dios, desaparece. 5 No obstante, tienes que estar completamente dispuesto a examinar eso que Le entregas, ya que de otro modo Su conocimiento no te servirá de nada. 6 Él jamás dejará de prestarte ayuda, pues prestar ayuda es Su único propósito. 7 ¿No es cierto acaso que tienes más razones para temer al mundo tal como lo percibes, que para mirar a la causa del miedo y abandonarla para siempre?