LECCIÓN 57
Repasemos hoy las siguientes ideas:
1. (31) No soy víctima del mundo que veo.
2 ¿Cómo puedo ser la víctima de un mundo que podría quedar completamente des-hecho si así lo eligiese? 3 Mis cadenas están sueltas. 4 Puedo desprenderme de ellas sólo con desearlo. 5 La puerta de la prisión está abierta. 6 Puedo marcharme en cualquier momento sólo con echar a andar. 7 Nada me retiene en este mundo. 8 Sólo mi deseo de permanecer aquí me mantiene prisionero. 9 Quiero renunciar a mis desquiciados deseos y caminar por fin hacia la luz.
2. (32) He inventado el mundo que veo.
2 Yo mismo erigí la prisión en la que creo encontrarme. 3 Basta con que reconozca esto y quedo libre. 4 Me he engañado a mí mismo al creer que era posible aprisionar al Hijo de Dios. 5 He estado terriblemente equivocado al creer esto y ya no quiero seguir creyéndolo más. 6 El Hijo de Dios no puede sino ser libre eternamente. 7 Es tal como Dios lo creó y no lo que yo he querido hacer de él. 8 El Hijo de Dios se encuentra donde Dios quiere que esté y no donde yo quise mantenerlo prisionero.3. (33) Hay otra manera de ver el mundo.
4. (34) Podría ver paz en lugar de esto.
5. (35) Mi mente es parte de la de Dios. 2 Soy muy santo.
3 A medida que comparto la paz del mundo con mis hermanos empiezo a comprender que esa paz brota de lo más profundo de mí mismo. 4 El mundo que contemplo ha quedado iluminado con la luz de mi perdón, y me la devuelve reflejándola sobre mí. 5 En esta luz empiezo a ver lo que mis ilusiones acerca de mí mismo ocultaban. 6 Empiezo a comprender la santidad de todo ser vivo, incluyéndome a mí mismo, y su unidad conmigo.AUDIOS de la Lección 57
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 57
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.
Ocurrir de la Lección 57
a través de Martin Musarra
Lección 57
comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 57
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
*¡Que la paz sea con nosotros hoy!*
Repasemos hoy las siguientes ideas:
1. Repaso de la lección 31
(31) *No soy víctima del mundo que veo*.
_¿Cómo puedo ser la víctima de un mundo que podría quedar completamente des-hecho si así lo eligiese? Mis cadenas están sueltas. Puedo desprenderme de ellas sólo con desearlo. La puerta de la prisión está abierta. Puedo marcharme en cualquier momento sólo con echar a andar. Nada me retiene en este mundo. Sólo mi deseo de permanecer aquí me mantiene prisionero. Quiero renunciar a mis desquiciados deseos y caminar por fin hacia la luz_.
El mundo que veo es producto de mis proyecciones de pecado o separación, culpa y miedo. Y, de acuerdo al maestro que elija para verlo, puedo ver en él un lugar de terror donde sentirme víctima o un aula de aprendizaje para aprender a perdonar y para asumir mi responsabilidad de lo que me sucede. _“Mis cadenas están sueltas”_, nos dice Jesús. Creo estar preso y aprisiono a mis hermanos conmigo con mis resentimientos, con mi aferramiento al pasado, con mi deseo de ser especial. Pero, puedo elegir dejar esta mente errada que me muestra un mundo terrible y transformarla en la mente recta con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Desde la mente recta puedo decidirme y, como dice Jesús, en una bella metáfora:
_“renunciar a mis desquiciados deseos y caminar por fin hacia la luz del sol”_.
Repaso de la lección 32:
(32) *He inventado el mundo que veo*.
_Yo mismo erigí la prisión en la que creo encontrarme. Basta con que reconozca esto y quedo libre. Me he engañado a mí mismo al creer que era posible aprisionar al Hijo de Dios. He estado terriblemente equivocado al creer esto y ya no quiero seguir creyéndolo más. El Hijo de Dios no puede sino ser libre eternamente. Es tal como Dios lo creó y no lo que yo he querido hacer de él. El Hijo de Dios se encuentra donde Dios quiere que esté y no donde yo quise mantenerlo prisionero_.
Nos dice Jesús:
_“Yo mismo erigí la prisión en la que creo encontrarme. Basta con que crea esto y quedo libre”_.
Por lo tanto, es mi responsabilidad todo lo que me sucede. El mundo es neutro. Lo que suceda con él se relaciona con el maestro que elija para verlo: el ego o el Espíritu Santo. Si lo veo con el ego proyectaré conflicto, pecado o separación, culpa y miedo y eso será lo que perciba afuera y pensaré que es posible aprisionar al Hijo de Dios con los juicios. Pero, cuando lo quiera, puedo reconocer que he estado equivocado y cambiar de maestro. Si lo veo con el Espíritu Santo extenderé paz, unidad, inocencia, amor y eso será también lo que perciba afuera. Reconoceré que el Hijo de Dios siempre ha sido y es libre eternamente y conserva todas las cualidades que Dios le dio cuando lo creó.
Repaso de la lección 33:
(33) *Hay otra manera de ver el mundo*.
_Dado que el propósito del mundo no es el que yo le he asignado, tiene que haber otra manera de verlo. Veo todo al revés y mis pensamientos son lo opuesto a la verdad. Veo el mundo como una prisión para el Hijo de Dios. Debe ser, pues, que el mundo es realmente un lugar donde él puede ser liberado. Quiero contemplar el mundo tal como es y verlo como un lugar donde el Hijo de Dios encuentra su libertad_.
Jesús, nos llama a dudar de la manera como vemos el mundo. Es necesario aceptar que podemos estar equivocados y que no sabemos nada. Me he equivocado en el propósito que le he dado al mundo. He hecho de él un lugar de conflicto y de separación. Pero puede tener otro propósito. Puedo hacer de él un lugar para aprender a perdonar y ayudarme a recordar a Dios. Cuando sigo al ego mis pensamientos son lo opuesto a la verdad que habla de unidad, paz, amor, bondad y a la aceptación de que fuimos creados por Dios y no por el ego. Cuando sigo al ego no puedo por menos que sentirme en una verdadera prisión y sin salida. Es mi decisión seguir sufriendo aceptando al ego como guía o aceptar al Espíritu Santo para que me ayude ver a ver el mundo como un lugar _“donde el Hijo de Dios encuentre su libertad”_.
Repaso de la lección 34:
(34) *Podría ver paz en lugar de esto*.
_Cuando vea el mundo como un lugar de libertad, me daré cuenta de que refleja las Leyes de Dios en lugar de las reglas que yo inventé para que él obedeciera. Comprenderé que es la paz, no la guerra, lo que mora en él. Y percibiré asimismo que la paz mora también en los corazones de todos los que comparten este lugar conmigo_.
Esta es una lección muy sanadora. La paz siempre proviene de mí. Si algo de mis hermanos me hace perder la paz esta es una oportunidad que tengo para perdonar e ir sanando mi mente. La paz es la meta del Curso y está íntimamente ligada al perdón. Si no hay perdón, no hay paz. Se trata, con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, de ir acercándonos al mundo real, donde la percepción se libera de la culpa y se ve el mundo _“como un lugar de libertad”_, como dice Jesús y donde se reflejan las leyes de Dios. Las leyes del amor, de la paz, de la unidad, de la dicha. Siempre dan, no excluyen a nadie. Las leyes de Dios dan todo, a todos. Si sigo las leyes de Dios comprenderé que este mundo de conflicto que he fabricado no tiene razón de ser. Y que _“la paz mora también en todos los corazones de todos los que comparten este lugar conmigo”_, como dice Jesús. El problema no radica en el mundo sino en la manera como lo veo. Ante cualquier cosa que me disguste siempre puedo decir *Puedo ver paz en lugar de esto*.
Repaso de la lección 35:
(35) *Mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo*.
_A medida que comparto la paz del mundo con mis hermanos empiezo a comprender que esa paz brota de lo más profundo de mí mismo. El mundo que contemplo ha quedado iluminado con la luz de mi perdón, y me la devuelve reflejándola sobre mí. En esta luz empiezo a ver lo que mis ilusiones acerca de mí mismo ocultaban. Empiezo a comprender la santidad de todo ser vivo, incluyéndome a mí mismo, y su unidad conmigo_.
Mediante el perdón recupero la paz y me doy cuenta de que la paz proviene de mí y no depende da nada externo. Asumo mi responsabilidad de reconocer mi verdadera identidad como Hijo de Dios que me compromete con mantener mi paz y ayudar, con mi ejemplo, a que mis hermanos también la consigan. Y en la medida en que doy paz avanzo en el reconocimiento de mi inocencia e impecabilidad, de la santidad que es parte de la Mente de Dios y que yo comparto con Él.
*Proceso de práctica de la lección*
_Objetivo_
Hacer un repaso de las lecciones que buscan ayudarte a cambiar tu manera de percibir el mundo para que la quietud te acompañe y te cures de toda aflicción e inquietud. También, apuntan a que seas consciente de la cohesión del sistema de pensamiento hacia el cual te están conduciendo.
_Ejercicios_
Realizar dos sesiones largas: una por la mañana y otra por la noche. Después se harán sesiones tan a menudo como puedas.
Comienza el día leyendo las cinco ideas, incluyendo los comentarios. De ahí en adelante no es necesario seguir un orden determinado al repasarlas, aunque se debe practicar con cada una de ellas por lo menos una vez. Dedica dos minutos o más a cada sesión de práctica, pensando en la idea y en los comentarios que le siguen después que los hayas leído. Haz esto tan a menudo como te sea posible durante el día. Se sugiere que se haga cada hora al comienzo. Si una de las cinco ideas te atrae más que las otras, concéntrate en ella. Sin embargo, asegúrate de repasarlas todas una vez más al final del día.
No es necesario abarcar, ni literal ni concienzudamente, los comentarios que siguen a cada idea en las sesiones de práctica. Trata, más bien, de poner de relieve el punto central y de pensar en dicho comentario como parte de tu repaso de la idea en cuestión. Trata de traer ideas afines y trata de adentrarte en tu mente. Después de leer la idea y sus comentarios, los ejercicios deben hacerse, a ser posible, con los ojos cerrados y cuando estés solo en un lugar tranquilo.
_Observaciones_
Lee todas las lecciones de repaso con sus comentarios en la sesión de la mañana y en la de la noche.
En las sesiones cortas puedes escoger la lección que quieras.
Repasa cada lección por lo menos una vez.
Después puedes dedicarle más tiempo a la lección que quieras.
Estás entrenando tu mente para que no necesite un ambiente especial para las sesiones. A eso se llegará.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Hagamos la lección siempre en compañía del Espíritu Santo y de Jesús, sin olvidarnos de reír porque la Voluntad de Dios para nosotros es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 57
Repaso I. «Repasemos hoy las siguientes ideas:»
(1:1) (31) «No soy víctima del mundo que veo.»
(1:2-9) « ¿Cómo puedo ser la víctima de un mundo que podría quedar completamente des-hecho si así lo eligiese? Mis cadenas están sueltas. Puedo desprenderme de ellas sólo con desearlo. La puerta de la prisión está abierta. Puedo marcharme en cualquier momento sólo con echar a andar. Nada me retiene en este mundo. Sólo mi deseo de permanecer aquí me mantiene prisionero. Quiero renunciar a mis desquiciados deseos y caminar por fin hacia la luz del sol.»
Encontramos esto convincente porque sentimos que somos víctimas. Si este es un mundo que hemos fabricado, que es lo que Jesús nos ha estado enseñando desde el principio, el mundo no es el problema. «El hecho de que lo hayamos fabricado es el problema» - "¿Cómo podemos ser las víctimas de un mundo que podría quedar completamente des-hecho si así lo eligiésemos?"
Tenemos que estar dispuestos a admitir que hemos estado equivocados acerca de todo. Lo que nos hace creer que tenemos razón es nuestra experiencia de ser víctimas de todo lo demás. Recuerda, el "todo lo demás" no es sólo el cuerpo de los demás, sino también el nuestro. El cuerpo está exclusivamente fuera de la mente, la fuente de nuestra verdadera identidad. La analogía con un prisionero que camina hacia la luz del sol se refiere a la famosa Alegoría de la Caverna de Platón en «La República». Vale la pena resumir - aunque sea brevemente - cómo Jesús hace una referencia más específica a ello en el texto.
La alegoría está ambientada en una caverna, donde los prisioneros están encadenados de tal manera que sólo pueden ver la pared interior de la caverna, sin ser conscientes de la entrada de la caverna que hay detrás de ellos, a través de la cual fluyen los rayos del sol, arrojando sombras sobre la pared, de los transeúntes a lo largo del camino que pasa por la entrada de la caverna. Así, los prisioneros creen que las sombras son la realidad, ya que no conocen nada más. Uno de los prisioneros (representando al estimado maestro de Platón, Sócrates) es liberado y, volviéndose y abriéndose camino hacia la luz, comienza a entender la diferencia entre las apariencias y la realidad. Volviendo para enseñar la verdad a sus compañeros, los libera, sólo para encontrarse con el asesinato a manos de aquellos que todavía temen a la luz de la verdad. He aquí, pues, las dos referencias específicas del texto:
“Los que llevan años aprisionados con pesadas cadenas, hambrientos y demacrados, débiles y exhaustos, con los ojos aclimatados a la obscuridad desde hace tanto tiempo que ni siquiera recuerdan la luz, no se ponen a saltar de alegría en el instante en que se les pone en libertad. Tardan algún tiempo en comprender lo que es la libertad.” (T-20.III.9: 1-2)
“Los ojos se acostumbran a la obscuridad, y la luz de un día soleado les resulta dolorosa a los ojos aclimatados desde hace mucho a la tenue penumbra que se percibe durante el crepúsculo. Dichos ojos esquivan la luz del sol y la claridad que ésta le brinda a todo lo que contemplan. La penumbra parece mejor: más fácil de ver y de reconocer. De alguna manera lo vago y lo sombrío parece ser más fácil de contemplar y menos doloroso para los ojos que lo que es completamente claro e inequívoco. Éste, no obstante, no es el propósito de los ojos, y ¿quién puede decir que prefiere la obscuridad y al mismo tiempo afirmar que desea ver?” (T-25.VI.2)
Así reconocemos que hemos sido nuestros propios carceleros, y ahora podemos tomar la única decisión sensata disponible para nosotros: dejar las tinieblas en favor de la luz. Nuestras cadenas de culpabilidad y ataque eran simplemente la falta de voluntad para abrir los ojos y «ver», y ahora elegimos la visión. El siguiente párrafo repite la lección:
(2:1) (32) «He inventado el mundo que veo.»
(2:2-3) «Yo mismo erigí la prisión en la que creo encontrarme. Basta con que reconozca esto y quedo libre.»
Es por eso que Jesús sigue diciendo que este es un curso simple. Todo lo que necesitamos hacer es darnos cuenta de que hemos inventado todo esto; que el mundo es una alucinación (T-20.VIII.7), que todo lo que pensamos que nos está haciendo daño no es cierto. La llave para abrir esta ilusoria prisión de oscuridad siempre ha estado en nuestras mentes. Ahora por fin tenemos el maestro y el camino que nos ayuda a darnos cuenta de que este gozoso hecho es cierto.
(2:4-8) «Me he engañado a mí mismo al creer que era posible aprisionar al Hijo de Dios. He estado terriblemente equivocado al creer esto, y ya no lo quiero seguir creyendo. El Hijo de Dios no puede sino ser libre eternamente. Es tal como Dios lo creó y no lo que yo he querido hacer de él. El Hijo de Dios se encuentra donde Dios quiere que esté y no donde yo quise mantenerlo prisionero.»
Este es un tema que se vuelve prominente más adelante en el libro de ejercicios: Las lecciones 94, 110, 162 y el Repaso VI. Si somos tal como Dios nos ha creado, todo lo que el ego y su mundo nos han enseñado es falso. Su "luz" nos engañó, y una vez que reconocemos que era «auto»-engaño, podemos hacer algo al respecto eligiendo de manera diferente, dejando el mundo de las tinieblas para siempre y retornando el mundo de la luz - "donde Dios quiere que estemos" - a nuestra conciencia.
(3:1) (33) «Hay otra manera de ver el mundo.»
(3:2-3) «Dado que el propósito del mundo no es el que yo le he asignado, tiene que haber otra manera de verlo. Veo todo al revés y mis pensamientos son lo opuesto a la verdad.»
Para poder mirar al mundo "de otra manera", una declaración clave en Un Curso de Milagros, necesitamos la humildad de admitir que estamos equivocados. Siempre es útil estar alerta, darse cuenta de cuán tercamente insistimos en que tenemos razón, no sólo en las maneras evidentes de creer que la separación es real, sino en las maneras sutiles y cotidianas de estar tan seguros de que nuestras percepciones de los demás son correctas.
(3:4-6) «Veo el mundo como una prisión para el Hijo de Dios. Debe ser, pues, que el mundo es realmente un lugar donde él puede ser liberado. Quiero contemplar el mundo tal como es y verlo como un lugar donde el Hijo de Dios encuentra su libertad.»
Claramente la referencia aquí no es al mundo en sí, sino a nuestras «percepciones» del mundo; y aún más al punto, al «propósito» que le hemos dado. Si le hemos dado al mundo el propósito de aprisionarnos, lo hará. Si, por otro lado, le hemos dado el propósito de perdonar y liberar, somos libres. Volveremos sobre este importante tema en breve. Por ahora podemos recordar que el cambio de propósito implica un cambio en los maestros, cambiando nuestra percepción del mundo de una prisión de culpabilidad a un salón de clases de perdón.
(4:1) (34) «Podría ver paz en lugar de esto.»
(4:2-4) «Cuando vea el mundo como un lugar de libertad, me daré cuenta de que refleja las leyes de Dios en lugar de las reglas que yo inventé para que él obedeciera. Comprenderé que es la paz, no la guerra, lo que mora en él. Y percibiré asimismo que la paz mora también en los corazones de todos los que comparten este lugar conmigo.»
Esto se refiere al mundo real, que discutiremos en mayor profundidad más adelante. Basta decir por ahora que refleja la unicidad de la realidad al permitirnos ver a todos los miembros de la Filiación - «sin excepción» - compartiendo el objetivo común de abandonar la prisión de la guerra por el lugar de paz que habita en «todas» las personas. Así cambiamos nuestro propósito de la culpabilidad a la paz, del aprisionamiento a la libertad.
(5:1-2) (35) «Mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo.»
(5:3-5) «A medida que comparto la paz del mundo con mis hermanos empiezo a comprender que esa paz brota de lo más profundo de mí mismo. El mundo que contemplo ha quedado iluminado con la luz de mí perdón y refleja dicho perdón de nuevo sobre mí. En esta luz empiezo a ver lo que mis ilusiones acerca de mí mismo ocultaban.»
Este es también un tema importante, especialmente en el manual (por ejemplo, M-in.1-3): Enseñar a otros es como aprendemos. Cuanto más dejo ir mis resentimientos contra ti, enseñando que hay otra manera de pensar, más refuerzo esa idea en mí mismo. En esta luz del perdón veo lo que mis ilusiones pretenden ocultar. Como hemos visto, el perdón consiste en unirnos a Jesús, sosteniendo juntos la lámpara que brilla en la oscuridad de nuestras mentes, exponiendo las ilusiones del ego a la luz de la verdad (T-
11.V.1). El perdón levanta los velos del sistema defensivo del ego, permitiéndonos ver el amor que realmente se encuentra ahí.
Al retirar de ti las proyecciones de oscuridad de la culpa, reflejo la voluntad de retirar mi inversión en la oscuridad en mí. Así, las ilusiones dan paso a la luz de la verdad, y la paz alborea en una mente que hasta ahora había creído en el conflicto.
(5:6) «Empiezo a comprender la santidad de toda cosa viviente, incluyéndome a mí mismo, y su unidad conmigo.»
Esto es lo que yace debajo de la creencia del ego de que somos hijos de la separación, el especialismo, la culpa y el miedo. Es esta constelación de no santidad la que se ha convertido en la cobertura de nuestra santidad inherente como hijos del amor; una santidad compartida por «toda» "cosa viviente", incluidos nosotros mismos. Por lo tanto, podemos equiparar la no santidad con la separación, y la santidad con la unidad."
Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez.
“No soy víctima del mundo que veo”
“He inventado el mundo que veo”
“Hay otra manera de ver el mundo”
“Podría ver paz en lugar de esto”
“Mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo”
*LECCIÓN 57*
Estas lecciones de repaso que van de la 31 a la 35, parten de un hecho fundamental para mi sanación: La responsabilidad sobre mis pensamientos. Reconocer que no soy víctima de nada ni nadie, solo de mis propios pensamientos, que puedo cambiar, que puedo elegir el amor y la paz, y liberarme del miedo y del conflicto. Puedo conquistar mi libertad y paz interior.
Repasemos hoy las siguientes ideas:
*1.(31) No soy víctima del mundo que veo.*
No soy víctima de nada excepto de mis propios pensamientos. *"¿Cómo puedo ser la víctima de un mundo que podría quedar completamente deshecho si así lo eligiese?"* soy prisionero de mis propios pensamientos de miedo y ataque. *"Mis cadenas están sueltas. Puedo desprenderme de ellas sólo con desearlo."* yo mismo me esclavicé y yo mismo me libero. *"La puerta de la prisión está abierta. Puedo marcharme en cualquier momento sólo con echar a andar."* nadie ni nada me retiene en este mundo. Yo decido cuando me voy, yo decido cuando me libero del ego. *"Nada me retiene en este mundo."* soy mi propio prisionero, mi propio carcelero y mi propio libertador. *"Sólo mi deseo de permanecer aquí me mantiene prisionero."* mi libertad depende de mi voluntad, yo elijo ser libre, simplemente puedo decir *"Quiero renunciar a mis desquiciados deseos y caminar por fin hacia la luz del sol."* la luz del amor me espera, realmente siempre me ha esperado, pues sabe que siempre la he habitado.
*"2.(32) He inventado el mundo que veo."*
*"Yo mismo erigí la prisión en la que creo encontrarme. Basta con que reconozca esto y quedo libre."* Este es el primer paso del perdón. Yo mismo construí mi cárcel, escribí el guion de mi vida, basta que reconozca esto, y podré deshacer el falso mundo que he construido.
*"Me he engañado a mí mismo al creer que era posible aprisionar al Hijo de Dios. He estado terriblemente equivocado al creer esto, y ya no lo quiero seguir creyendo."*
Este es el segundo paso del perdón. Elegir abandonar lo que me quita la paz. A lo largo de muchos de los ejercicios del Curso de Milagros, se nos está recordando la técnica del perdón.
*"El Hijo de Dios no puede sino ser libre eternamente. Es tal como Dios lo creó y no lo que yo he querido hacer de él."* el tercer paso del perdón, es una constatación, un reemplazo de lo que ya no quiero ser por lo que realmente soy *"El Hijo de Dios se encuentra donde Dios quiere que esté y no donde yo quise mantenerlo prisionero."* cada ejercicio del Curso es una invitación a abandonar lo que no somos y una invitación hacia lo que realmente somos.
*"3.(33) Hay otra manera de ver el mundo."*
*"Dado que el propósito del mundo no es el que yo le he asignado, tiene que haber otra manera de verlo."* yo le había asignado al mundo ser el escenario de la separación y el conflicto. Esa otra manera de ver el mundo es el perdón y el amor. *"Veo todo al revés y mis pensamientos son lo opuesto a la verdad."* lo único que tengo que hacer es invertir la forma en que pensaba, y comenzar a pensar desde el amor, y de esa manera no *"Veo el mundo como una prisión para el Hijo de Dios."* si asumo que hay otra manera de ver el mundo, debo llegar a la conclusión que *"el mundo es realmente un lugar donde él puede ser liberado."* si decido invertir mi forma de pensar, si elijo perdonar mis errores de percepción y manifiesto que *"Quiero contemplar el mundo tal como es y verlo como un lugar donde el Hijo de Dios encuentra su libertad."* pues contemplare lo que decida contemplar, un mundo perdonado, un mundo en paz, un mundo donde el amor se ha extendido sin ningún obstáculo o barrera.
*"4.(34) Podría ver paz en lugar de esto."*
*"Cuando vea el mundo como un lugar de libertad, me daré cuenta de que refleja las leyes de Dios en lugar de las reglas que yo inventé para que él obedeciera."* cuando renuncie a mis creaciones falsas, cuando me haya liberado de mis propias ataduras, cuando tome consciencia de mi libertad, veré un mundo que refleje solo las leyes del amor, las leyes de Dios; el conflicto ha cesado y la paz reina en mi corazón. Y entonces *"Comprenderé que es la paz, no la guerra, lo que mora en él."* y me daré cuenta, que mi paz es también la paz de mis hermanos *"Y percibiré asimismo que la paz mora también en los corazones de todos los que comparten este lugar conmigo."* contemplar un mundo en paz es posible en la medida que conquiste mi paz interior.
*"5.(35) Mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo."*
Si reconozco que mi mente es parte de la de Dios, y fui creado a semejanza de Dios, necesariamente debo compartir su misma Santidad.
*"A medida que comparto la paz del mundo con mis hermanos empiezo a comprender que esa paz brota de lo más profundo de mí mismo."* si en la lección anterior ya había elegido a favor de la paz, en la medida que la comparto con mis hermanos, la refuerzo en mi. Lo mismo sucede con el perdón: *"El mundo que contemplo ha quedado iluminado con la luz de mi perdón y refleja dicho perdón de nuevo sobre mí."* la luz que mi perdón refleja, es lo que mis errores ocultaban, es el Amor *"En esta luz empiezo a ver lo que mis ilusiones acerca de mí mismo ocultaban."* tras el perdón, empiezo a experimentar el amor, a ver todo con los ojos del corazón, con la visión de Cristo, y entonces *"Empiezo a comprender la santidad de toda cosa viviente, incluyéndome a mí mismo, y su unidad conmigo."* cuando libero el amor en mi, empezare a ver la unidad de toda la existencia, veo la Santidad en cada cosa y en cada experiencia, las diferencias van despareciendo, ya no veo un”” “yo” y un ”tu” sino un nosotros, todo está hecho de la misma sustancia de la creación, todo es amor, y gozo de su existencia y de su paz.
Bendiciones
TEXTO
CELEBRANDO EL MILAGRO
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