LECCIÓN 201





Lea la Introducción al Sexto Repaso de Un Curso de Milagros aquí


LECCIÓN 201


 

No soy un cuerpo. Soy libre.

Pues aún soy tal como Dios me creó.

 

1. (181) Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.

2No hay nadie que no sea mi hermano. 3He sido bendecido con la unidad de la que gozo con el universo y con Dios mi Padre, el único Creador de la totalidad que es mi Ser, el cual es eternamente uno conmigo.

 

4No soy un cuerpo. 5Soy libre. 

6Pues aún soy tal como Dios me creó.



AUDIOS de la Lección 201
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 201
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.


Ocurrir de la Lección 201
a través de Martin Musarra


Lección 201
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda




































LECCIÓN 201

Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda

¡Que la paz sea con nosotros hoy!

   Se inicia el SEXTO REPASO. Les recomiendo leer la introducción antes de hacer la lección del día. Quiero destacar que ya han pasado 200 lecciones, más de 6 meses donde ustedes se han sostenido haciendo unas lecciones que muchas veces han cuestionado su manera de ver el mundo, su historia personal y todo lo que consideran valioso en este mundo. Se necesita valor y compromiso para llegar hasta este punto. Quiero que no lo olviden porque puede ser un logro importante en sus vidas y es importante que sigan persistiendo en él.

   Jesús, nos dice sobre la importancia de las ideas de este repaso:

_”Cada una de estas ideas por sí sola podría salvarte si verdaderamente la aprendieras. Cada una de ellas sería suficiente para liberaros a ti y al mundo de cualquier clase de cautiverio e invitar de nuevo el recuerdo de Dios”_.
_”Cada uno de ellos encierra dentro de sí el programa de estudios en su totalidad si se entiende, practica, acepta y aplica a todo cuanto parece acontecer a lo largo del día.  Uno solo de ellos bastaría”_.

   Cada idea cuestiona el sistema de pensamiento del ego, vale decir, la separación, el conflicto, el responsabilizar a nuestros hermanos de lo que nos pasa, el pensar que la causa de nuestros problemas está afuera y no en nuestra mente por las interpretaciones que hacemos, el querer resolver los problemas a nuestra manera, el sentirnos carentes y no merecedores del Amor de Dios, etc. 

   Jesús, nos pide ser coherentes y aplicar la idea a lo largo del día a todo lo que nos suceda. Si lo hiciéramos plenamente y de corazón, nos dice, que nosotros y el mundo se salvaría. Estaríamos adquiriendo el sistema de pensamiento de amor y de paz del Espíritu Santo.

   Este repaso gira alrededor de un tema central con el que se comienza y se concluye cada lección. El tema de este repaso es:

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

   Retoma el tema de la lección 199 No soy un cuerpo. Soy libre y le agrega la explicación: Pues aún soy tal como Dios me creó. De nuevo, Jesús retoma el tema de mi Identidad como Hijo de Dios. El desconocimiento de esta Identidad es la causa de todos los, aparentes, problemas que tenemos en este mundo. Cuando no aceptamos nuestra Identidad el ego nos centra en el cuerpo para que desconozcamos nuestra naturaleza como espíritu. Nunca he dejado mi condición de Hijo de Dios, a pesar de que crea haberlo olvidado. Precisamente, las enseñanzas de Jesús, en el Curso, buscan ayudarnos a que recordemos a Dios y a nuestra Identidad.

   Jesús nos propone realizar varias actividades. Se hacen dos sesiones largas: una por la mañana y otra por la noche de mínimo 15 minutos cada vez. También, se realizarán los recordatorios cada que el reloj marque la hora durante varios minutos. Y nos plantea realizar repeticiones, entre horas, del tema central del repaso y el pensamiento que nos corresponda practicar ese día con el fin de que recordemos la función que tenemos en el plan de salvación. Nuestra función es perdonar. El tener presente las enseñanzas de Jesús durante todo el día hace parte del entrenamiento mental de enseñarnos a pensar con el Espíritu Santo en lugar del ego. Sólo se requiere, en este proceso, un profundo abandono de todos los pensamientos que abarrotan la mente y, como dice Jesús, la hacen sorda a la razón, a la cordura y a la simple verdad.

Jesús, nos pide que:

_”Sencillamente cerramos los ojos y nos olvidamos de todo lo que habíamos creído saber y entender. Pues así es como nos liberamos de todo lo que ni sabíamos ni pudimos entender”_.

   Se trata de que avancemos hacia vaciar nuestra mente de todo lo que hemos aprendido en este mundo del ego. Lo mismo nos había dicho Jesús en la lección 189 Siento el Amor de Dios dentro de mí ahora:

_”Haz simplemente esto: permanece muy quedo y deja a un lado todos los pensamientos acerca de lo que eres y de lo que Dios es; todos los conceptos que hayas aprendido acerca del mundo; todas las imágenes que tienes acerca de ti mismo. Vacía tu mente de todo lo que piensa que es verdadero o falso, bueno o malo; de todo pensamiento que considere digno, así como de todas las ideas de las que se siente avergonzada. No conserves nada. No traigas contigo ni un solo pensamiento que el pasado te haya enseñado ni ninguna creencia que hayas aprendido con anterioridad sobre cualquier cosa. Olvídate de este mundo, olvídate de este curso, y con las manos completamente vacías, ven a tu Dios”_. 
L-189. 7:1-5

En las prácticas que nos propone, Jesús, nos pide que no dejemos pasar ningún pensamiento trivial sin confrontarlo. Si aparece alguno le dices a tu mente que no lo quieres. Lo descartas y lo substituyes por la idea que se esté practicando ese día. Lo mismo si alguna tentación aparece, es decir, si estoy pensando con el ego digo de inmediato:

_No quiero este pensamiento. El que quiero es ____ _.

Y entonces repites la idea del día y deja que ocupe del pensamiento trivial que habías pensado.

Como en cualquier actividad que hagamos la entregamos al Espíritu Santo para que Él nos ”enseñe que hacer, que decir y que pensar cada vez que recurres a Él” . De esa manera, cada sesión de práctica puede convertirse en un amoroso regalo de libertad para el mundo”_, nos dice Jesús. 

Les recomiendo leer, antes de empezar a realizar la lección de repaso, la introducción al SEXTO REPASO.


No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

1. (181) Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.

No hay nadie que no sea mi hermano. He sido bendecido con la unicidad de la que gozo con el universo y con Dios mi Padre, el único Creador de la totalidad que es mi Ser, eternamente uno conmigo.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

Todos somos uno. Mis hermanos y yo hacemos parte de la unidad en Dios. No hay ninguna razón para rechazar y excluir a ningún hermano. El ego es quien que quiere que lo hagamos. Con el Espíritu Santo y, mediante el perdón, recupero mi consciencia de unidad y me siento bendecido al estar unido a Dios y al universo. Por eso, puedo decir con toda certeza:

 No hay nadie que no sea mi hermano.

Vale la pena repetir continuamente esta afirmación siempre que podamos.

Proceso de práctica de la lección

1. Tiempo de quietud por la mañana y por noche. 

Se recomienda por lo menos 15 minutos. Reflexiona sobre sobre la lección:

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

(181) Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.

No hay nadie que no sea mi hermano. He sido bendecido con la unicidad de la que gozo con el universo y con Dios mi Padre, el único Creador de la totalidad que es mi Ser, eternamente uno conmigo.

Cierra los ojos. Aquietar la mente. No engancharse en pensamientos distractores. Pide la guía del Espíritu Santo. Si llega algún pensamiento distractor le ordenas a tu mente que no le preste atención y  dices:

No quiero este pensamiento. El que quiero es: Confío en mis hermanos que son uno conmigo.


En tu meditación intenta entrar en  contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Mantén la mente quieta sin palabras sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.

Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz.

  Tiempo mínimo 15 minutos. Ideal 30 minutos o más. Trata de dedicarle todo el tiempo que puedas y un poco más.

La idea de hoy es:

Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.

2. Recordatorios cada hora.

Repite: 

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.

Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza.

Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. Dale gracias por los regalos de la hora que ha pasado. Y deja que Su Voz te diga lo que Él quiere que hagas en esta hora que empieza.

3. Respuesta a la tentación.

No dejar ningún pensamiento trivial sin cuestionarlo. Si llega alguno le aseguras a tu mente que eso no es lo que quieres. Le dices:

No quiero este pensamiento. El que quiero es: Confío en mis hermanos que son uno conmigo.

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les propongo leer la introducción al SEXTO REPASO. De igual manera, realizar las prácticas como se les propone en la introducción al repaso siempre de la mano de Jesús y el Espíritu Santo y sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios para nosotros es que tengamos perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda




















Kenneth Wapnick

Introducción repaso VI

Lección 201
 
“Iniciamos nuestra discusión del sexto y último repaso volviendo a los comentarios realizados anteriormente cuando examinamos el quinto repaso. Todos los repasos ayudan a reforzar nuestro propósito de hacer el libro de ejercicios al llevarnos de vuelta a las lecciones anteriores, al igual que los maestros que presentan material en clase, y después de un período de tiempo repasarlo para asegurarse de que los estudiantes entiendan lo que se les ha enseñado. Jesús hace lo mismo aquí. Como veremos en esta Introducción, él tiene un alto concepto de cada lección, diciéndonos que su plan de estudios completo se puede encontrar en cualquiera de ellas. De hecho, podemos hacer una declaración idéntica de la idea central de cada lección, sin mencionar casi todas las oraciones. Una vez más, el propósito de Jesús es reforzar la seriedad con que toma su libro de ejercicios, y que le gustaría que lo tomemos con la misma seriedad. Por lo tanto, no son solo palabras bonitas que nos pide que repitamos algunas veces al día, sino palabras e ideas que él quiere que apliquemos continuamente a nuestras vidas.

Cuando consideramos la estructura del libro de ejercicios y lo que los ejercicios diarios nos piden, podemos ver que el propósito de Jesús es entrenarnos para traerle nuestras ilusiones – dolor, ataque y especialismo – y no dejar a ninguna persona fuera del amor sanador de su Expiación. Recordemos:

“La ofrenda de la Expiación es universal. Es aplicable por igual a todo el mundo y en cualquier circunstancia. En ella reside el poder de curar a cualquier persona de cualquier clase de enfermedad.” (M-22.6:1-3)

Por lo tanto, se nos pide que estemos atentos. Las lecciones, y los períodos de repaso especialmente, acentúan la importancia de esta vigilancia. Tendremos esto en cuenta a medida que avancemos por este período de repaso final de la Parte I.

(1:1-2) «Para este repaso utilizaremos sólo una idea por día y la practicaremos tan a menudo como podamos. Además del tiempo que le dediques mañana y noche, que no debería ser menos de quince minutos, y de los recordatorios que han de llevarse a cabo cada hora durante el transcurso del día, usa la idea tan frecuentemente como puedas entre las sesiones de práctica.»

A medida que leas estas palabras, pregúntate a ti mismo: ¿Por qué no harías esto? ¿Qué te impide llevar cada experiencia a lo largo del día – especialmente aquellas que traen dolor, ansiedad y sentimientos de trato injusto – al pensamiento central que Jesús presenta? La respuesta es obvia. Si hicieras lo que él te pidió, ya no podrías retener los pensamientos de victimización y especialismo, sin los cuales tu concepto de ti mismo desaparecería. Por lo tanto, sé consciente de cuán a menudo olvidas lo que dice Jesús, y cómo no deseas que este libro de ejercicios, y Un Curso de Milagros en sí, sea el enfoque central de tu vida; específicamente: hacer de estos ejercicios, lecciones e ideas los puntos focales de tu experiencia diaria. Ten en cuenta lo rápido que olvidas y descartas los pensamientos, poniendo tus propias necesidades especiales por delante. Date cuenta de que lo haces porque preferirías tener la razón que ser feliz, prefiriendo ser miserable para poder culpar a alguien más – todo esto en lugar de acudir a Jesús y simplemente decir: “Gracias a Dios estaba equivocado”.

(1:3-4) «Cada una de estas ideas por sí sola podría salvarte si verdaderamente la aprendieses. Cada una de ellas sería suficiente para liberaros a ti y al mundo de cualquier clase de cautiverio, e invitar de nuevo el recuerdo de Dios.»

Si realmente entendieras, practicaras e integraras plenamente cualquier idea de este curso, lo habrías aprendido en su totalidad, porque el todo se encuentra en cada parte, como es cierto, de hecho, en la Filiación y en el sistema de pensamiento del ego. Por ejemplo, si se entiende correctamente, el primer principio de los milagros – “No hay grados de dificultad en los milagros.” (T-1.I.1:1) – tiene la clave del sistema de pensamiento de Un Curso de Milagros: el ataque del ego y el perdón del Espíritu Santo. Jesús ahora reafirma este punto, en caso de que lo hayamos olvidado:

(2:1-2) «Con esto en mente, demos comienzo a nuestras prácticas, en las que repasaremos detenidamente los pensamientos con los que el Espíritu Santo nos ha bendecido en nuestras últimas veinte lecciones. Cada uno de ellos encierra dentro de sí el programa de estudios en su totalidad si se entiende, se practica, se acepta y se aplica a todo cuanto parece acontecer a lo largo del día.»

Cada idea y título de la lección sería suficiente si se acepta como verdad y se aplica a nuestras vidas. Por lo tanto, Jesús nos pide que apliquemos estos pensamientos a todo “cuanto parece acontecer a lo largo del día”, y debemos darnos cuenta de la importancia que les damos. Creemos que lo que sucede en nuestras vidas no solo es real, sino vital. Incluso pensamos que a veces es una cuestión de vida o muerte. Esto muestra la locura arrogante de todos los que creemos que estamos aquí, y es el significado del adjetivo “parece”.

(2:3-4) «Uno solo basta. Mas no se debe excluir nada de ese pensamiento.»

Si recuerdas las lecciones iniciales del libro de ejercicios, una de las reglas que Jesús nos pide que sigamos es no hacer excepciones a medida que apliquemos la idea del día a todo lo que hay en el cuarto, o lo que sea que las instrucciones requieran. No es que tengamos que incluir todo, porque eso solo nos haría buenos obsesivos compulsivos. Más bien, Jesús quiere que estemos seguros de que no estamos excluyendo nada intencionalmente. Ese es el principio que afirma aquí de no hacer excepciones a los “acontecimientos aparentes” que le traemos. Si hiciéramos excepciones, estaríamos apoyando el principio del ego de que existe una jerarquía de ilusiones – su primera ley del caos (T-23.II.2: 3) – y por lo tanto, elegimos conservar algunas, mientras que gustosamente le damos otras. Sin embargo, dado que no hay grados de dificultad en los milagros – la respuesta del Espíritu Santo a la primera ley del caos del ego – cada problema es el mismo, cada falta de perdón es toda falta de perdón.

Así, la visión final de Jesús contiene esta declaración familiar:

“Ya no se le otorga fe a ninguna ilusión, ni queda una sola mota de obscuridad que pudiese ocultarle a nadie la faz de Cristo.” (T-31.VIII.12:5)

(2:5) «Necesitamos, por lo tanto, usarlos todos y dejar que se vuelvan uno solo, ya que cada uno de ellos contribuye a la suma total de lo que queremos aprender.»

Debido a que todavía no somos capaces de dominar una sola lección, Jesús proporciona trescientas sesenta y cinco, y las usamos todas hasta llegar al punto de generalización, dándonos cuenta de que dicen lo mismo. Por lo tanto, se nos pide que practiquemos «lo mismo» día tras día, desde la Lección 1 hasta la Lección 365. También lo hacemos durante el resto de nuestras vidas, llevando lo que nos causa angustia – en nosotros mismos o en otros – a su amor perdonador.

(3:1-5) «Al igual que nuestro último repaso, estas sesiones de práctica giran alrededor de un tema central con el que comenzamos y concluimos cada lección. El tema para el presente repaso es el siguiente:

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.»

Como hemos visto, este es probablemente el tema más importante que Jesús repite a lo largo de Un Curso de Milagros. Voy a comentar más cuando comencemos el repaso.

(3:6-8) «El día comienza y concluye con esto. Y lo repetiremos asimismo cada vez que el reloj marque la hora, o siempre que nos acordemos, entre una hora y otra, que tenemos una función que transciende el mundo que vemos. Aparte de esto y de la repetición del pensamiento que nos corresponda practicar cada día, no se requiere ningún otro tipo de ejercicio, excepto un profundo abandono de todo aquello que abarrota la mente y la hace sorda a la razón, a la cordura y a la simple verdad.»

Esta instrucción es una reminiscencia de la conclusión del manual, donde Jesús nos pide que comencemos y terminemos nuestro día con el Espíritu Santo, y que pensemos en Dios con la mayor frecuencia posible entremedias:

“Prepárate para ello cada mañana; recuerda a Dios cuantas veces puedas a lo largo del día; pídele ayuda al Espíritu Santo siempre que te sea posible, y por la noche, dale las gracias por Sus consejos. Tu confianza estará ciertamente bien fundada.” (M-29.5:9-10)

Nuestra resistencia a esto, sin embargo, se explica por la presencia del abarrotamiento de especialismo de la mente, que nos hace sordos “a la razón, a la cordura y a la simple verdad”, desviando nuestra atención del tomador de decisiones de la mente que puede elegir la razón en lugar de la locura. Este desorden, así como el desorden proyectado de nuestras vidas corporales, es intencional. Hacemos trabajo de distracción para nosotros mismos y creamos problemas cuando, en verdad, no hay ninguno – cada problema externo es una sombra del problema interno de la culpa, que también es ilusorio.

El propósito del ego, una vez más, es evitar que recordemos y, por lo tanto, elijamos el sistema de pensamiento de mentalidad recta del Espíritu Santo.

(4:1) «Lo que nos proponemos en este repaso es ir más allá de todas las palabras y de las diferentes maneras de practicar.»

Jesús nos recuerda – como vimos en estas últimas lecciones – que el «contenido» es crucial, no la «forma». Por lo tanto, no son las palabras o los conceptos los que son importantes, ni los ejercicios específicos de la lección, sino a dónde nos llevan y qué reflejan. En otras palabras, es el significado o el propósito más allá de los específicos lo que es esencial:

“Por consiguiente, [el Espíritu Santo] se opone a la idea de que las diferencias en lo relativo a la forma sean significativas, subrayando siempre que «esas diferencias no importan». El significado de Su mensaje es siempre el mismo: lo único que importa es el significado.” (T-7.II.5:3-4)

Para reafirmar el punto, es el amor más allá de las palabras – el «contenido» más allá de la «forma» – lo que es importante. Por lo tanto, Jesús sigue entrenando nuestras mentes para ver el único significado detrás de todas las relaciones, situaciones y experiencias. De tal visión es su reino en la tierra.

(4:2) «Pues lo que estamos intentando esta vez es ir más de prisa por una senda más corta que nos conduce a la serenidad y a la paz de Dios.»

“¿Por qué esperar al Cielo?” Como Jesús dijo antes (W-pI.13 1.6: 1; 188.1: 1). ¿Por qué demorar la felicidad y seguir manteniendo la ilusión de que la miseria traerá la paz? Lo que ayuda a acelerar nuestro ritmo es pensar en estas ideas y practicarlas a lo largo del día.

(4:3-4) «Sencillamente cerramos los ojos y nos olvidamos de todo lo que jamás habíamos creído saber y entender. Pues así es como nos liberamos de todo lo que ni sabíamos ni pudimos entender.»

Olvidar significa elegir contra los pensamientos del ego – el mundo que “habíamos creído saber y entender” – para que podamos aprender algo diferente. Así nos olvidamos del miedo que recordamos, y recordamos el amor que olvidamos. Como dice el texto:

“…la enseñanza del Espíritu Santo es una lección que enseña a recordar…y a olvidar, pero olvidar sirve únicamente para que recuerdes de manera más consistente. Olvidas para poder recordar mejor.” (T-7.II.6:3-5)

(5:1-2) «Hay una sola excepción a esta falta de estructura. No dejes pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo.»

Esta es la clave. A pesar de que las sesiones de práctica se dejan relativamente desestructuradas, Jesús quiere que impongamos una estructura sobre nosotros mismos a lo largo del día – para ser conscientes de los pensamientos del ego. Nos pide que veamos cuán rápido volvemos al hábito de que el especialismo tenga prioridad en nuestras mentes, y nuestras necesidades e intereses se vuelven más importantes que los de cualquier otra persona. Esta es una directiva importante: “No dejes pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo” – e intenta ver qué tan rápido lo olvidas. Sin embargo, entrenarse para tomar conciencia deshace la amnesia intencional del ego.

(5:3) «Si adviertes alguno, niega su dominio sobre ti y apresúrate a asegurarle a tu mente que no es eso lo que quiere.»

La mente a la que apelamos es el tomador de decisiones. Nos damos cuenta de que aferrarse a un resentimiento o entregarse al especialismo, aunque no sea pecaminoso, no nos hará felices, y ciertamente no nos traerá la paz de Dios. Es esencial que veamos las dolorosas consecuencias de nuestros pensamientos triviales, ya que esta será nuestra motivación para dejarlos ir – el punto detrás de esta declaración familiar, aunque sorprendente, del texto:

“Tú que eres tan partidario de la aflicción, debes reconocer en primer lugar que eres infeliz y desdichado. El Espíritu Santo no puede enseñar sin este contraste, pues tú crees que la aflicción es felicidad.” (T-14.II.1:2-3 )

Los pensamientos triviales ocultos al Espíritu Santo traen miseria; los que perdonan conducen a la felicidad.

(5:4) «Luego descarta tranquilamente el pensamiento que negaste y de inmediato y sin titubear substitúyelo por la idea con la que estés practicando ese día.»

Esto es lo que significa “entregar las cosas” al Espíritu Santo. Este no es un ejercicio de magia, en el que le pedimos que nos quite algo doloroso mientras aún nos aferramos a ello. Dado que negamos la importancia de la idea del día, sustituyéndola gustosamente con un pensamiento del ego a cambio, primero debemos decidir que ya no lo queremos, eligiendo dejar ir al ego. Jesús nos recuerda que debemos asumir la responsabilidad total de todo lo que sentimos y pensamos. Nadie ni nada es responsable de nosotros, y por lo tanto, nadie ni nada, incluido Jesús, pueden quitarnos el ego. Sus manos están abiertas, pero debemos colocar los pensamientos del ego en ellas. Así traemos la oscuridad a la luz, el odio al amor, la negación a la conciencia, como lo indica este pasaje del texto citado a menudo:

“Tal vez te preguntes por qué es tan crucial que observes tu odio y te des cuenta de su magnitud. Puede que también pienses que al Espíritu Santo le sería muy fácil mostrártelo y desvanecerlo sin que tú tuvieses necesidad de traerlo a la conciencia.” (T-13.III.1:1-2)

(6:1-3) «Cuando la tentación te asedie, apresúrate a proclamar que ya no eres su presa, diciendo:

No quiero este pensamiento. El que quiero es ________. »

El espacio en blanco es la forma apropiada de corrección. Por ejemplo, el pensamiento de atacar a esta persona ya no es lo que queremos; elegimos perdonar en su lugar. Sin embargo, sabemos que decir estas palabras no es nada. Tenemos que decirlas «de corazón», y estar dispuestos a dejar ir un sistema de pensamiento que creímos que proporcionaba seguridad y consuelo, dándonos cuenta de que ahora es una mentira. Por lo tanto, reconocemos que nuestra identidad separada como un yo especial no promueve la felicidad o la paz, y por eso tenemos la buena voluntad de elegir otra cosa.

(6:4) «Y entonces repite la idea del día y deja que ocupe el lugar de lo que habías pensado.»

El comienzo del párrafo 4 nos dijo que vayamos más allá de las palabras, porque Jesús no quiere decir que usemos estas palabras – la idea del día – como mantras o afirmaciones que misteriosamente disipan los pensamientos del ego de la mente. Este no es un libro de ejercicios de tipo ritual, sino de usar «las formas» para buscar «el contenido» detrás de las palabras. En un pasaje que señala implícitamente el uso excesivo de los rituales por parte de la cristiandad, Jesús expone la adoración de la «forma» de la relación especial sobre el «contenido»:

“Cada vez que alguna forma de relación especial te tiente a buscar amor en ritos, recuerda que el amor no es forma sino contenido. La relación especial es un rito de formas, cuyo propósito es exaltar la forma para que ocupe el lugar de Dios a expensas del contenido. La forma no tiene ningún significado ni jamás lo tendrá.” (T-16.V.12:1-3)

Este pasaje familiar nos advierte así contra el error de convertir Un Curso de Milagros en una práctica ritual, sus palabras un sustituto del amor más allá de ellas.

(6:5) «Además de estas aplicaciones especiales de la idea diaria, sólo añadiremos unas cuantas expresiones formales o pensamientos específicos para que te ayuden con tu práctica.»

Jesús explica que añadirá unas pocas frases al título de la lección, que está enmarcada por la afirmación: “No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó “.

(6:6) «Por lo demás, le entregamos estos momentos de quietud al Maestro que nos enseña en silencio, nos habla de paz e imparte a nuestros pensamientos todo el significado que jamás puedan tener.»

Este repaso es sobre elegir entre el ego y el Espíritu Santo, aprendiendo que el ego nos traerá dolor y el Espíritu Santo, paz. Nuevamente leemos la pregunta de Jesús en el texto:

“¿A quién que esté respaldado por el Amor de Dios podría resultarle difícil elegir entre los milagros y el asesinato?” (T-23.IV.9:8)

El propósito general del libro de ejercicios, y este repaso en particular, es ayudarnos a ver las implicaciones de la elección entre el ego y el Espíritu Santo. Con nuestra adquisición de esta nueva percepción, la elección correcta no es difícil de hacer.

(7:1-2) «A Él le ofrezco este repaso por ti. Te pongo en Sus manos, y dejo que Él te enseñe qué hacer, qué decir y qué pensar cada vez que recurres a Él.»

Jesús dice prácticamente lo mismo al final del libro de ejercicios:

“Y ahora os pongo en Sus manos, para que seáis Sus fieles seguidores y Él, vuestro Guía en toda dificultad o dolor que consideréis real…Cada vez que tengas que tomar una decisión se te indicará claramente cuál es la Voluntad de Dios para ti al respecto. Y Él hablará por Dios y por tu Ser, asegurándose así de que el infierno no te reclame, y de que cada decisión que tomes te acerque aún más al Cielo.” (W-ep.4:1;5:3-4)

Podríamos sentirnos tentados de tomar estas palabras fuera de contexto y pensar que Jesús nos está diciendo que continuamente le preguntemos al Espíritu Santo qué debemos hacer en nuestras vidas. Pedir tales específicos constituye la parte «temprana» de nuestro entrenamiento, pero Jesús ahora quiere que llevemos nuestros pensamientos de ego al Espíritu Santo, porque estas son las interferencias para nuestro regreso a casa. Cuando estos desaparecen, Su Amor nos guía naturalmente en todo lo que pensamos, decimos y hacemos.

El mensaje aquí es estar atentos al ego, «no» tratar de escuchar la Voz del Espíritu Santo. Para reafirmar este punto crucial: este no es un curso para aprender a escuchar Su Voz específicamente, sino para aprender cómo llevar las interferencias del ego a Su Presencia. Así, Su Amor será la única fuente de lo que parece que hacemos aquí en el mundo. Recordemos una vez más estas líneas tan importantes del texto:

“Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. No es necesario que busques lo que es verdad, pero sí es necesario que busques todo lo que es falso.” (T-16.IV.6:1-2)

(7:3) «Él estará a tu disposición siempre que acudas a Él en busca de ayuda.»

El Espíritu Santo siempre está disponible porque Él está siempre en nuestras mentes. Nos hicimos inaccesibles a Él, pero cuando regresamos, Él está allí en ese momento.

(7:4) «Ofrezcámosle este repaso que ahora comenzamos, y no nos olvidemos de Quién es al que se le ha entregado, según practicamos día tras día, avanzando hacia el objetivo que Él fijó para nosotros, dejando que nos enseñe cómo proceder y confiando plenamente en Él para que nos indique la forma en que cada sesión de práctica puede convertirse en un amoroso regalo de libertad para el mundo.»

Una vez más, no te olvides del Espíritu Santo o de Jesús a lo largo del día. Si has llegado tan lejos con el libro de ejercicios, obviamente te has comprometido. ¿Qué impide entonces que lo completes, que pienses que puedes aprender mejor de cada situación en tu vida? La respuesta sólo podría ser que no quieres renunciar a tu yo individual y especial. No quieres aprender que has estado equivocado y que Jesús estuvo en lo cierto todo el tiempo.

El enfoque de este día y de todos los días debería ser el propósito dado por tu maestro. Si sientes angustia de cualquier tipo, es solo porque has elegido escuchar al ego en lugar de a él.

Repasaremos estas lecciones con relativa rapidez. Ten en cuenta, sin embargo, que su tema es que nuestra identidad no es el cuerpo, sino la mente, y la elección entre el dolor y la dicha, el miedo y el amor siempre está disponible para nosotros. Si no estamos en paz, es porque elegimos no estar en paz; si nos vemos separados, es porque elegimos no vernos unidos a los demás. Aunque la consideración principal es que no somos cuerpos, ciertamente no se sugiere que nos sintamos culpables porque tenemos necesidades físicas y psicológicas. Solo necesitamos darle al cuerpo un propósito diferente. Recuerda estas líneas frecuentemente citadas cerca del final del texto, una amable advertencia de Jesús de no abandonar nuestros autoconceptos demasiado rápido, ya que todavía tenemos mucho miedo:

“No hay afirmación que el mundo tema oír más que ésta: «No sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo.»” (T-31.V.17:6-7)

Antes de que nos pidan dejar ir nuestro yo individual, somos guiados a cambiar nuestro autoconcepto de la cara de inocencia que oculta el rostro del asesino, al verdadero rostro de la inocencia que refleja el yo perdonado y perdonador, compartiendo un solo propósito con todos sus hermanos.

El propósito de un repaso como este es recordarnos nuestro objetivo final. En el plano práctico, nuevamente, no se nos pide que neguemos que somos un cuerpo a medida que transcurra nuestro día – “una forma de negación particularmente inútil” (T-2.IV.3: 11) – sino más bien negar el «propósito» del ego para nuestros cuerpos, que siempre es atacar en su glorificación de separación y especialismo. Queremos elegir contra ese propósito y en favor del Espíritu Santo, que ve el cuerpo únicamente como un salón de clases. Para ser claros, «Jesús no nos está instruyendo a negar nuestros cuerpos». El mismo hecho de que estas palabras aparezcan en una página frente a nosotros, a la cual Jesús nos está pidiendo que prestemos atención, confirma que él sabe que todavía creemos que somos cuerpos – leyendo estas palabras con ojos que creemos que pueden ver y pensando con cerebros que creemos que pueden pensar. Nuestro maestro simplemente nos está pidiendo que le permitamos que nos diga cuál es su propósito para el cuerpo – que nos enseñe una forma diferente de mirarnos a nosotros mismos y al mundo.”

~ Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick.

( Introducción al Repaso VI )

LECCION 201  REPASO

Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.

“No hay nadie que no sea mi hermano. He sido bendecido con la unidad de la que gozo con el universo y con Dios mi Padre, el único Creador de la totalidad que es mi Ser, el cual es eternamente uno conmigo.”

Jesús comienza este repaso recordándonos que la realidad es nuestra unicidad y unidad. Nuestro objetivo, por lo tanto, es llevar a esa verdad todas las ilusiones de separación, individualidad y especialismo.












LECCIÓN 201

SEXTO REPASO
Introducción

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

Iniciamos el sexto y último repaso del libro de ejercicios. En Un Curso de Milagros los repasos no son un descanso entre lecciones, sino una manera de profundizar en nuestro aprendizaje, en aprehender el contenido más allá de la forma. 

Este repaso es la antesala de la segunda parte  del libro de ejercicios que inicia en la lección 221. Este repaso nos prepara para esta nueva etapa, donde vamos abandonando las estructuras en nuestro aprendizaje, pues se supone que ya hemos logrado una importante disciplina mental. Si bien se nos dice que hagamos las prácticas largas de la mañana y la noche mínimo de 15 minutos, (lo ideal serían 30 minutos) y practicas cortas y frecuentes cada hora, y repetirlas entre horas, lo que significa una mayor intensidad, con el propósito de recordar a Dios todo el día, el énfasis está en la experiencia  más que en la teoría, en el sentir más que en el analizar o reflexionar. 

Si en el primer repaso (las primeras 50 lecciones) repasamos 5 lecciones por día, del segundo al quinto repaso, practicamos 2 lecciones por día, en este sexto repaso practicaremos una sola lección por día, durante los próximos 20 días, envolviendo la idea del día con un pensamiento central a lo largo de los 20 días de repaso, este pensamiento central es:

"No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó."

Jesús le da mucha importancia a este pensamiento. Pues si nos queremos liberar del ego necesitamos des-identificarnos con el cuerpo, que ha sido el vehículo del ego para  hacer real la separación, y utilizarlo como un arma de ataque, y en lugar de ello, recordar que nuestra  única realidad es que  somos una mente libre e ilimitada, y eternamente amorosa. 

Si asumimos la primacía de la mente amorosa sobre la mente falsa, el cuerpo que de por si es neutro, puede cumplir otra función, ponerse a las ordenes del Espíritu Santo como un vehículo de comunicación para perdonar y extender amor. 

SENTIDO HOLOGRAFICO DE LAS PRÁCTICAS

"Cada una de estas ideas por sí sola podría salvarte si verdaderamente la aprendieses." 
Las imágenes holográficas nos han demostrado que en las  partes está contenido el todo. "Cada uno de ellos encierra dentro de sí el programa de estudios en su totalidad si se entiende, se practica, se acepta y se aplica a todo cuanto parece acontecer a lo largo del día. Uno solo basta. Mas no se debe excluir nada de ese pensamiento." Un solo pensamiento del día, que vamos a practicar durante este repaso, sería suficiente para liberarnos del infierno de este mundo, si decidimos aceptarla plenamente, si la hacemos nuestra y la practicamos de todo corazón. 

NO EXCLUIR NADA PARA UNIFICARLO TODO:

El propósito del Curso es unificar nuestra mente y nuestros pensamientos en uno solo: el Amor, pues esa es nuestra única realidad, por eso regresaremos a la unicidad con Dios y con toda Su Creación. 
"Necesitamos, por lo tanto, usarlos todos y dejar que se vuelvan uno solo, ya que cada uno de ellos contribuye a la suma total de lo que queremos aprender."

El tema para el presente repaso es el siguiente:            
"No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó."

"El día comienza y concluye con esto." quiere decir que tendremos en nuestra mente está idea, la repetiremos y recordaremos durante todo el día, pues  "tenemos una función que transciende el mundo que vemos."

Además de repetir el pensamiento del día con la mayor intensidad posible, "no se requiere ningún otro tipo de ejercicio, excepto un profundo abandono de todo aquello que abarrota la mente y la hace sorda a la razón, a la cordura y a la simple verdad." se requiere que decidamos realizar un profundo abandono de las ideas de separación y culpa del ego, que abarrota nuestra mente y oculta nuestra verdad. Debemos elegir abandonar todo pensamiento falso de nuestra mente. 

PRIORIZAR EL CONTENIDO MÁS QUE LA FORMA:

Lo que nos proponemos en este repaso es "ir más allá de todas las palabras y de las diferentes maneras de practicar." recordemos que las palabras son símbolos para representar pensamientos, nuestro propósito hoy es ir más allá de todo símbolo y centrarnos en el contenido amoroso del significado tras cada palabra, pues tratamos de cruzar la senda mas corta "que nos conduce a la serenidad y a la paz de Dios." y la senda más corta es la quietud y el silencio: "Sencillamente cerramos los ojos y nos olvidamos de todo lo que jamás habíamos creído saber y entender."

En  la quietud de nuestro silencio interior, nuestra mente verdadera  observa el error y lo descarta, "así es como nos liberamos de todo lo que ni sabíamos ni pudimos entender."

PRACTICA CONSTANTE DEL PERDÓN:

A partir de hoy hasta culminar el libro de ejercicios habrá menos estructura en la prácticas diarias, y menos teoría en los ejercicios, pues cuando hayamos perdonado todas nuestras culpas no necesitaremos ninguna estructura para llegar a  Dios, incluso se puede convertir en un obstáculo, pues habremos hecho de las formas un ritual, y  podremos confundir a Dios con un símbolo, cuando Él es el  Significado que no tiene forma, la naturaleza de Dios  es la Amorfia del Amor, la paz y la dicha que lo contiene todo sin ninguna forma, pues Dios en sí mismo lo contiene todo. 

Pero este paulatino abandono de las estructuras en nuestras prácticas tiene una excepción: "No dejes pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo." No dejes pasar un solo pensamiento falso sin confrontarlo, sin perdonarlo. 

"Si adviertes alguno, niega su dominio sobre ti y apresúrate a asegurarle a tu mente que no es eso lo que quiere."

"Luego descarta tranquilamente el pensamiento que negaste y de inmediato y sin titubear sustitúyelo por la idea con la que estés practicando ese día." 
En el caso de la idea de hoy  es:

(181) "Confío en mis hermanos, que son uno conmigo."

ENTREGARNOS AL ESPÍRITU SANTO:

Jesús nos pide que durante este repaso y de manera permanente mientras estemos en este mundo nos entreguemos  completamente bajo la orientación y la amorosa guía del Espíritu Santo, y le dedicamos "estos momentos de quietud al Maestro que nos enseña en silencio, nos habla de paz e imparte a nuestros pensamientos todo el significado que jamás puedan tener."

Jesús nos reitera que nos pone en las manos del Espíritu Santo  "Te pongo en Sus manos, y dejo que Él te enseñe qué hacer, qué decir y qué pensar cada vez que recurres a Él."

"Él estará a tu disposición siempre que acudas a Él en busca de ayuda."

Permitamos que el Espíritu Santo "nos enseñe cómo proceder y confiando plenamente en Él para que nos indique la forma en que cada sesión de práctica puede convertirse en un amoroso regalo de libertad para el mundo."

LECCIÓN 201

"No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó."

1. (181) "Confío en mis hermanos, que son uno conmigo."

"No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó."

Con estas  ideas nos levantaremos, pasaremos todo el día y nos acostaremos pensando en ellas y nos levantaremos nuevamente. 

Con estas ideas meditaremos en la mañana y en la noche, mínimo 15 minutos, y haremos una pausa cada hora para recordarlas en quietud y silencio y hacerlas nuestras, para igualmente   repetirlas entre horas lo más que podamos. 

RESPUESTA A LA TENTACION:

A lo largo del día, "Cuando la tentación te asedie, apresúrate a proclamar que ya no eres su presa, diciendo:"

"No quiero este pensamiento. El que quiero es ________ ."

 En el caso de  hoy  es:
(181) "Confío en mis hermanos, que son uno conmigo."

"Y entonces repite la idea del día y deja que ocupe el lugar de lo que habías pensado." 










TEXTO Cap 20





T.20.I















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BENDICIONES!






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