1. En el proceso de enseñanza a veces es beneficioso, especialmente después de haber pasado revista a lo que aparenta ser teórico y estar más allá del alcance de lo que el estudiante ha aprendido, volver de nuevo a las cuestiones prácticas. ²Esto es lo que vamos a hacer hoy. ³No vamos a hablar de ideas sublimes de alcance mundial, sino que simplemente nos vamos a ocupar de los beneficios que te aguardan a ti.
2. No pides demasiado de la vida, al contrario, pides demasiado poco. ²Cuando dejas que tu mente se ocupe de asuntos corporales, de las cosas que tienes que comprar y de lo que es eminente de acuerdo con los valores del mundo, estás invitando al pesar, no a la felicidad. ³Este curso no pretende despojarte de lo poco que posees. ⁴Tampoco trata de substituir las satisfacciones que el mundo ofrece por ideas utópicas. ⁵En el mundo no se puede hallar ninguna satisfacción.
3. Hoy vamos a hacer una lista de los verdaderos criterios con los que poner a prueba todas las cosas que crees desear. ²A menos que éstas satisfagan estos válidos requisitos, no vale la pena desearlas en absoluto, pues no harían sino reemplazar aquello que te ofrece más. ³Tú no puedes establecer las leyes que gobiernan el mecanismo de elección, ni tampoco puedes establecer las alternativas entre las que elegir. ⁴Pero sí puedes elegir; de hecho, tienes que hacerlo. ⁵No obstante, es aconsejable que aprendas cuáles son las leyes que pones en marcha cuando eliges y cuáles son las alternativas entre las que eliges.
4. Ya hemos subrayado que sólo hay dos alternativas entre las que elegir, aunque parezca haber muchas. ²La gama ya ha sido establecida y no es algo que podamos cambiar. ³No sería justo para contigo que el número de alternativas fuese ilimitado y que tu decisión final se demorara hasta que las hubieras considerado a todas en el tiempo, en vez de llevársete directamente al punto donde sólo puede llevarse a cabo una elección.
5. Otra ley benévola, relacionada con esto, es que no hay transigencia posible con respecto a lo que tu elección te ha de aportar. ²Lo que elijas no puede darte sólo una parte de sus resultados, pues en esto no hay términos medios. ³Cada elección que llevas a cabo o bien te aporta todo o bien no te aporta nada. ⁴Por consiguiente, si aprendes los criterios mediante los cuales puedes distinguir entre lo que es todo y lo que no es nada, elegirás la mejor alternativa.
6. En primer lugar, si eliges algo que no ha de durar para siempre, lo que estás eligiendo carece de valor. ²Un valor temporal no tiene valor alguno. ³El tiempo no puede anular ningún valor real. ⁴Lo que se marchita y perece nunca existió, y no tiene nada que ofrecer al que lo elige. ⁵Éste se ha dejado engañar por algo que no es nada, pero que se ha manifestado en una forma que él cree que le gusta.
7. En segundo lugar, si eliges quitarle algo a alguien, te quedas sin nada. ²Esto se debe a que cuando le niegas a alguien su derecho a todo, te lo niegas a ti mismo. ³No reconocerás, por lo tanto, las cosas que realmente posees, y negarás su existencia. ⁴El que trata de apropiarse de algo se ha dejado engañar por la ilusión de que es posible ganar a costa de la pérdida de otro. ⁵Pero las pérdidas sólo ocasionan más pérdidas, a nada más.
8. El siguiente criterio que debe examinarse es aquel sobre el que se basan los demás. ²¿Por qué razón tiene valor para ti lo que eliges?, ³¿Qué es lo que hace que tu mente se sienta atraída por ello? ⁴¿Qué propósito tiene? ⁵En esto es en lo que es más fácil caer en el engaño, ⁶pues el ego no reconoce lo que quiere. ⁷Ni siquiera dice la verdad tal como la percibe, ya que necesita el halo del que se vale para proteger sus objetivos del deslustre y del enmohecimiento a fin de que tú puedas ver cuán “inocente” es.
9. Mas su camuflaje no es más qué un fino barniz que sólo podría engañar a los que les place ser engañados. ²Sus objetivos son obvios para todo aquel que se toma la molestia de examinarlos. ³En esto el engaño es doble, pues el que se ha dejado engañar no sólo no se dará cuenta de que simplemente no ha ganado nada, ⁴sino que además creerá haber apoyado las metas secretas del ego.
10. Sin embargo, a pesar de que trata de mantener dicho halo claramente dentro de su campo visual, no puede dejar de percibir el deslustre de sus bordes y el enmohecimiento de su médula. ²Sus inconsecuentes errores le parecen pecados porque ve el deslustre como si fuese el suyo propio, y el enmohecimiento como un signo de su profunda falta de valía. ³Todo aquel que todavía desea conservar las metas del ego y protegerlas como propias no comete errores de acuerdo con los dictados de su guía. ⁴Éste le enseña que lo que es un error es creer que los pecados son tan sólo errores, pues, de ser así, ¿quién pagarla por sus pecados?
11. Y con esto llegamos al criterio de elección más difícil de creer porque, si bien es evidente, se halla oculto bajo múltiples capas de obscuridad. ²Si sientes el más mínimo vestigio de culpa con respecto a lo que has elegido, es que has permitido que los objetivos del ego nublen las verdaderas alternativas. ³De este modo, no te das cuenta de que sólo hay dos, y la alternativa que crees haber elegido parece temible y demasiado peligrosa para ser la nada que realmente es.
12. Todas las cosas o bien son valiosas o bien no tienen ningún valor; o bien son dignas de que se las procure o no lo son; son también completamente deseables o bien no merecen que se lleve a cabo el más mínimo esfuerzo por conseguirlas.² Elegir es fácil gracias a esto. ³La complejidad no es más que una cortina de humo que oculta el simple hecho de que tomar decisiones no es algo difícil. ⁴¿Qué ganas tú con aprender esto? ⁵Ganas mucho más que simplemente poder tomar decisiones con facilidad y sin dolor.
13. Al Cielo se llega con las manos vacías y las mentes abiertas, las cuales llegan sin nada a fin de encontrarlo todo y reivindicarlo como propio. ²Hoy intentaremos alcanzar este estado dejando a un lado el autoengaño y estando sinceramente dispuestos a valorar únicamente lo que en verdad es valioso y real. ³Nuestras dos sesiones de práctica largas, de quince minutos cada una, deben comenzar con lo siguiente:
14. Recibe entonces lo que le espera a todo aquel que llega sin lastres hasta las puertas del Cielo, las cuales se abren de par en par con su llegada. ²Si notas que empiezas a dejarte sobrecargar con fardos innecesarios o crees que tienes ante ti decisiones difíciles, responde de inmediato con este simple pensamiento:
Jesús, es un excelente maestro y busca que haya un equilibrio en sus enseñanzas. Ayer vimos un tema muy teórico y hoy pasamos a un tema más práctico: los beneficios que obtenemos al saber elegir. Y de eso se trata hoy la lección 133 No le daré valor a lo que no tiene.
_“No pides demasiado de la vida, al contrario, pides demasiado poco. Cuando dejas que tu mente se ocupe de asuntos corporales, de las cosas que compras y de lo que es eminente de acuerdo con los valores del mundo, estás invitando al pesar, no a la felicidad”_.
Importante cuestionamiento de Jesús. No es sino que nos preguntemos sinceramente ¿Cuánto tiempo le dedicamos a pensar en Dios y sus enseñanzas de amor, de perdón y de paz? Nos enredamos en los regalos, transitorios y conflictivos del ego, y dejamos, de lado, los regalos de dicha y paz de Dios. Dejamos de lado el mayor regalo de Dios que es nuestro Ser, nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios.
En la lección de hoy, Jesús, nos propone hacer una lista de los verdaderos criterios con los cuales podemos poner a prueba lo que vayamos a elegir. Y, si no satisfacen estos criterios, no valdría la pena desearlos.
Elegimos entre el amor o el miedo; entre la paz o el conflicto; entre la verdad o la ilusión; entre el ego o el Espíritu Santo. Ya, Jesús, nos había enseñado en la lección 130 Es imposible ver dos mundos que es imposible ver el mundo real o del amor y el mundo del ego o del miedo, al mismo tiempo. O vemos uno o vemos el otro. Es claro, que tenemos que decidirnos por una u otra opción. Es más, siempre lo estamos haciendo, así, no seamos conscientes de ello.
_”Lo que elijas no puede aportarte solamente parte de tus resultados, pues en esto no hay términos medios. Cada elección que llevas a cabo o bien te aporta todo o bien no te aporta nada”_.
No hay términos medios. O bien la elección me aporta el todo de la creación de Dios, o la fragmentación de la fabricación del ego que, en últimas, es nada.
Además de las leyes para elegir, Jesús, nos propone los siguientes criterios para elegir la mejor alternativa:
_”Si eliges algo que no ha de durar para siempre, lo que estás eligiendo carece de valor. Un valor temporal no tiene valor alguno. El tiempo no puede jamás anular ningún valor real. Lo que se marchita y perece jamás existió, y no tiene nada que ofrecerle al que lo exige. Este se ha dejado engañar por algo que no es nada, pero que se ha manifestado en una forma que él cree que le gusta”_.
Jesús, nos ha enseñado que lo real se relaciona siempre con Dios, es decir, con lo eterno. Ese es el contenido. El mundo del ego está regido por la forma que cambia continuamente y está regida por los cambios del tiempo, de las circunstancias, de la búsqueda de lo me pueda, supuestamente, hacer feliz. Todo será, por lo tanto, transitorio y cambiante.
_”Si eliges quitarle algo a alguien, te quedas sin nada. Esto se debe a que cuando le niegas a alguien su derecho a todo, te lo niegas a ti mismo… El que trata de apropiarse de algo se ha dejado engañar por la ilusión de que puede ganar mediante la pérdida de otro. Las pérdidas, sin embargo, sólo pueden ocasionar más pérdidas”_.
La cuarta ley del caos que rige este mundo es aquella en la cual el ego atribuye valor a aquello de lo que se apropia. Es decir, que siempre existen ganadores y perdedores. Si le quito algo a alguien hago realidad esta ley que no tiene nada que ver con las leyes de Dios de igualdad entre los Hijos de Dios que gozan de abundancia.
_”sobre el que se basan los demás. ¿Por qué razón tiene valor para ti lo que eliges? ¿Qué es lo que hace que tu mente se sienta atraída por ello? ¿Qué propósito tiene? En esto es en lo que es más fácil caer en el engaño. Pues el ego no reconoce lo que quiere”_.
Al ego no le interesa averiguar porque hace las cosas. Las hace sin tener claro para dónde va. De tal manera, que el fracaso esté en la mira para poder decir: no resultó como lo esperaba porque los otros no hicieron lo debido. Que se enmarca dentro de su filosofía de “busca, pero no encuentres”.
_“Si sientes el más mínimo vestigio de culpabilidad con respecto a lo que has elegido, es que has permitido que los objetivos del ego nublen las verdaderas alternativas”_.
Si una decisión me produce culpa es porque estoy siguiendo la lógica del ego que se basa en el pecado o separación o falta cometida en el pasado al creer en la separación de Dios, la cual me produce culpa en el presente y miedo por el posible castigo de Dios, en el futuro. La culpabilidad me produce sentimientos de indignidad, de sentir que estoy cometiendo una falta o pecado que merece castigo. Cuando estoy en la culpa me ataco a mí mismo porque me siento culpable lo cual aumenta la culpa porque la culpabilidad es resultado del ataque. Si siento la más mínima culpa es porque el ego me esta alejando de la alternativa de Dios.
Tomar decisiones no es difícil. El ego es el que busca hacer compleja la toma de decisiones. Si seguimos los criterios que plantea Jesús no será difícil. E iremos avanzando en nuestro proceso espiritual teniendo en cuenta que:
_”Al Cielo se llega con las manos y las mentes abiertas, las cuales llegan sin nada a fin de encontrarlo todo y reivindicarlo como propio”_.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les recomiendo realizar esta lección como se les propone de la mano de Jesús y el Espíritu Santo. Y, como siempre, sin olvidarse de reír, porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que seamos felices.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Kenneth Wapnick
LECCIÓN 133
”No valoraré lo que no tiene valor.”
Esta es otra lección importante, que contrasta -como la anterior- la realidad del Cielo (la verdad y el Amor de Dios) con la naturaleza ilusoria de todo en este mundo. Por lo tanto, sólo lo que es de Dios o que nos llevaría de vuelta a Él tiene valor, mientras que todo lo que nos arraiga aún más en este mundo carece de valor. La lección también proporciona la base para la discusión en el manual de las etapas en el desarrollo de la confianza, particularmente las tres primeras, que tratan la diferencia entre lo que es valioso y lo que no lo es (M-4.I-A).
(1) A veces en la enseñanza hay beneficio, particularmente después de haber pasado por lo que parece teórico y lejos de lo que el estudiante ya ha aprendido, para traerlo de vuelta a las preocupaciones prácticas. Esto es lo que haremos hoy. No hablaremos de ideas elevadas, que abarquen todo el mundo, sino que nos detendremos en los beneficios para usted.
Al leer esta lección se dará cuenta rápidamente de que Jesús mintió un poco en su declaración inicial. Es imposible para él discutir las aplicaciones prácticas de su curso sin volver a su fundamento metafísico. Estas "elevadas ideas que abarcan todo el mundo" incluyen: el mundo es una ilusión, y nada aquí tiene valor porque no hay nada aquí. Esto es instructivo porque no hay manera de que puedas realmente aprender, entender, practicar o enseñar Un Curso de Milagros sin entender estas premisas metafísicas. La razón por la que el perdón es curativo es que no hay nada que perdonar, y esta afirmación carecería de sentido sin una comprensión de lo que habíamos discutido en la lección anterior: No hay mundo, porque el mundo proviene de un sistema de pensamiento que no existe.
(2:1) No le pides demasiado a la vida, sino demasiado poco.
Esta línea debería ser familiar, ya que hemos citado su referencia casi textual del texto dos veces antes, y lo haremos de nuevo: "Aquí el Hijo de Dios no pide demasiado, sino demasiado poco" (T-26.VII.11:7). Pedimos regalos sin valor de la nada del ego, mientras que rechazamos como inapelables los valiosos regalos del todo de Dios.
(2:2) Cuando dejas que tu mente sea atraída a las preocupaciones corporales, a las cosas que compras, a la eminencia como valorada por el mundo, pides tristeza, no felicidad.
Es tentador cuando lees un pasaje como este estar abrumado por la culpa por las cosas que te gusta comprar cuando compras, por lo que te gusta hacer con tu cuerpo para sentirte mejor -evitando el dolor y maximizando el placer- o por lo que te gusta la aprobación de los demás. Sin embargo, la culpa no es el punto de vista de Jesús. Tenga en cuenta que este es un curso en contenido, no en forma; en causa (la mente), no en efecto (el cuerpo) (T-21.VII.7:8). En lugar de sentirnos culpables por nuestras relaciones especiales -con personas, sustancias, objetos o alimentos- debemos darnos cuenta de lo que renunciamos cuando elegimos nuestra especialidad. Así que Jesús no quiere que nos juzguemos a nosotros mismos ni a nadie más, sino que retrocedamos con él y veamos que cuando elegimos las preocupaciones del cuerpo -físicas o psicológicas- lo hacemos porque tenemos miedo, y el miedo no es un pecado. Además, la búsqueda de lo especial nos traerá tristeza, no felicidad, lo que significa que es una tontería perseguirla. Cuanto más conscientes seamos de que nuestra búsqueda de la felicidad fuera de la mente no nos dará lo que queremos, más motivados estaremos para dejar ir estos vínculos especiales.
(2:3-5) Este curso no intenta quitarte lo poco que tienes. No trata de sustituir las ideas utópicas por las satisfacciones que el mundo contiene. No hay satisfacciones en el mundo.
Esta afirmación no puede tener sentido sin entender la lección anterior. Aunque el enfoque de Jesús en esta lección puede ser más práctico, todavía se basa en principios metafísicos subyacentes, sus "elevadas ideas que abarcan todo el mundo". El papel de Jesús como nuestro maestro no es decirnos: no vayáis de compras, evitad esta comida o esta relación. Él simplemente nos recuerda que las cosas mundanas no nos traerán la paz de Dios. Por lo tanto, ¿por qué
invertir tiempo y energía en ellos? Sin embargo, no tilda de pecaminosos o equivocados a los que persiguen, y este es su punto. En un pasaje instructivo del texto, Jesús discute la naturaleza no maligna de los medicamentos:
Todos los medios materiales que usted acepta como remedios para las enfermedades corporales son declaraciones de principios mágicos.... Sin embargo, no se deduce que el uso de tales agentes con fines correctivos sea malvado. A veces la enfermedad tiene un poder suficiente sobre la mente para hacer a una persona temporalmente inaccesible a la Expiación. En este caso, puede ser prudente utilizar un enfoque de compromiso para la mente y el cuerpo, en el cual algo del exterior se le da temporalmente la creencia de sanación. Esto se debe a que lo último que puede ayudar a los que no tienen la mente correcta, o a los enfermos, es un aumento del miedo. Ya se encuentran en un estado debilitado por el miedo. Si se exponen prematuramente a un milagro, pueden precipitarse en pánico. Esto es probable que ocurra cuando la percepción al revés ha inducido la creencia de que los milagros son aterradores (T-2.IV.4:1,4-10).
Así, el uso de cualquier cosa en el mundo para obtener placer o evitar el dolor -definido como magia en Un Curso de Milagros- se convierte en algo sagrado si su propósito es reducir el miedo. El propósito del Espíritu Santo para las actividades mundanas es ayudarnos a aprender la lección de que no hay mundo ni satisfacciones que se puedan encontrar aquí. ¿Cómo puede nada satisfacer?
(3:1-2) Hoy enumeramos los criterios reales por los cuales probar todas las cosas que usted piensa que quiere. A menos que cumplan con estos sólidos requisitos, no vale la pena desearlos en absoluto, ya que sólo pueden reemplazar lo que ofrece más.
Como veremos, Jesús provee cuatro criterios para evaluar si lo que queremos es valioso o no. "Lo que ofrece más" son los dones que Jesús nos dice que son nuestros si simplemente tomamos su mano.
(3:3) Las leyes que gobiernan la elección que usted no puede hacer, no más de lo que usted puede hacer alternativas entre las cuales elegir.
Sólo hay una opción: Dios o el ego, lo valioso o lo sin valor, todo o nada.
(3:4-5) La elección que puedes hacer; de hecho, debes hacerlo. Pero es prudente aprender las leyes que se ponen en marcha cuando se elige, y las alternativas entre las que se puede elegir.
Jesús presentará dos leyes, seguidas de los cuatro criterios. Escogemos entre el todo del Amor del Cielo y la nada de la especialidad del ego. Nótese de nuevo que tú, Jesús, eres el que toma las decisiones y elige entre el sistema de pensamiento erróneo de ataque, culpa y odio, y el sistema de pensamiento correcto de perdón, amor y paz.
(4:1-2) Ya hemos enfatizado que hay sólo dos, por más que parezcan ser muchos. El rango está fijado, y esto no podemos cambiarlo.
Esta es una característica inherente de la mente dividida -la primera ley- que elige sólo entre el ego y el Espíritu Santo. Recordemos esta cita anterior de las "Reglas de Decisión":
... No tomarás decisiones por ti mismo, sea lo que sea que decidas. Porque están hechos con ídolos o con Dios. Y pides ayuda al anticristo o a Cristo, y el que elijas se unirá a ti y te dirá qué hacer (T-30.I.14:7-9).
No es posible elegir entre otras alternativas:
(4:3) Sería muy poco generoso para ti dejar que las alternativas sean ilimitadas, y así retrasar tu elección final hasta que las hayas considerado todas a tiempo; y no haber sido llevado tan claramente al lugar donde sólo hay una elección que hacer.
El "lugar" es el hogar del que toma las decisiones, y Jesús dice que no sería justo que él te ayudara a tomar decisiones aquí, donde son multitudinarias e ilusorias. Nos insta, en cambio, a no meterlo en este sueño de multiplicidad, sino a unirnos a él en la parte de la mente dedicada a la toma de decisiones, donde nos ayuda a ver que la única opción significativa es permanecer dormidos o despertar. El lector puede recordar nuestras referencias anteriores a "La Verdadera Alternativa", donde Jesús discute este mismo tema (T-31.IV). También es la base de sus comentarios sobre el miedo, originalmente destinado a Helen, que también hemos considerado antes. Su pertinencia justifica una revisión abreviada:
La corrección del miedo es su responsabilidad. Cuando pides liberación del miedo, estás insinuando que no lo es. En su lugar, usted debería pedir ayuda en las condiciones que han provocado el miedo. Estas condiciones siempre implican una voluntad de separarse. En ese nivel usted puede ayudarlo (T-2.VI.4:1-5).
...sé que no existe, pero tú no. Si interviniera entre sus pensamientos y sus resultados, estaría manipulando una ley básica de causa y efecto; la ley más fundamental que existe. Difícilmente te ayudaría si depreciara el poder de tu propio pensamiento. Esto estaría en oposición directa al propósito de este curso. Es mucho más útil recordarles que no guardan sus pensamientos con suficiente cuidado (T-2.VII.1:3-7).
Ya que la salvación sólo puede ser alcanzada a través de cambiar nuestras mentes, Jesús nos recuerda que debemos ejercer este poder de decisión. De hecho, el propósito del Curso es ayudarnos a hacer precisamente eso.
(5:1) Otra ley amable y relacionada es que no hay compromiso en lo que su elección debe traer.
La versión del ego de esta segunda ley de una u otra es matar o morir. El Espíritu Santo nos dice, sin embargo, que sólo lo que Él enseña es verdad, y nada del ego lo es:
... Sólo confunde la interpretación con la verdad. Y estás equivocado. Pero un error no es un pecado, ni la realidad ha sido tomada de su trono por tus errores. Dios reina por siempre, y sólo Sus leyes prevalecen sobre ti y sobre el mundo. Su Amor sigue siendo lo único que hay. El miedo es una ilusión, porque ustedes son como Él (M-18.3:7-12; cursiva omitida).
Escogemos a Dios o al ego, sin nada en medio, como subraya Jesús:
(5:2-4) No puede darte sólo un poco, porque no hay nada en medio. Cada elección que haces te trae todo o nada. Por lo tanto, si usted aprende las pruebas por las cuales usted puede distinguir todo de nada, usted hará la mejor elección.
Llegamos ahora a las cuatro pruebas o criterios para evaluar si lo que hemos elegido es valioso o no, verdadero o ilusorio. ¿Refleja nuestra elección el todo de Dios, o se convierte en un fragmento sombrío de la nada del ego? El párrafo anterior también se hace eco de la enseñanza de Jesús de que no podemos llevar un poquito del cielo al infierno, o un poquito del infierno al cielo; siempre es uno u otro. Ya hemos discutido que muchos estudiantes de Un Curso de Milagros, y de religión en general, tratan de traer a Dios al mundo, esperando mágicamente que esta combinación del Cielo y el infierno alivie nuestro sufrimiento y dolor.
El primer criterio:
(6:1) Primero, si escoges algo que no durará para siempre, lo que escoges no tiene valor.
Esto nos devuelve a la Lección 132: El mundo no comparte la intemporalidad del Cielo, y por lo tanto no puede ser real. Por lo tanto, si eliges algo que no durará para siempre, debe ser sin valor ya que no puede ser del Dios eterno. Casi todo lo que valoramos aquí no dura, como los objetos materiales o las subidas extáticas por las que muchos luchan. De hecho, nuestros placeres no duran, porque nuestra frustración nos impulsa continuamente a volver a por más. De esta manera el ego nos ha convencido de buscar fuera de nosotros mismos el placer y la paz, más que el Amor de Dios presente en nuestras mentes. Cada fracaso sólo refuerza nuestra necesidad de seguir buscando hasta que encontremos nuestro "tesoro".
(6:2-3) Un valor temporal es sin todo valor. El tiempo nunca puede quitar un valor que es real.
La respuesta del ego es que el tiempo puede quitar un valor que es real, al que Jesús responde: "Es una broma pensar que el tiempo puede llegar para eludir la eternidad, lo que significa que no hay tiempo" (T-27.VIII.6:5). Sin embargo, cuando valoramos lo transitorio en este mundo, estamos diciendo que el mundo del tiempo y del espacio no es una broma, sino una realidad seria: El tiempo puede interrumpir la eternidad, por no hablar de destruirla; por lo tanto, su valor para nosotros mismos, criaturas del tiempo.
(6:4-5) Lo que se desvanece y muere nunca estuvo allí, y no hace ofrenda al que lo escoge. No es engañado por nada en una forma que crea que le gusta.
Si piensas en "The Two Pictures", a la que volveremos a referirnos en el presente, encontramos una idea similar. El ego nos tentará, atraerá y seducirá con el marco resplandeciente de lo especial, dentro del cual esconde su imagen de la muerte, aquí descrita como nada. El brillo de la montura nos atrae porque preserva nuestro ser especial, arraigado en un mundo en el que todo se desvanece y muere. Una vez más, Jesús no nos pide que nos sintamos culpables cuando examinamos nuestras opciones para la temporalidad de la nada, pero sí quiere que entendamos que preferimos el marco a la imagen porque valoramos nuestra individualidad, que creemos que nos gusta.
El segundo criterio:
(7:1) A continuación, si decides quitarle una cosa a otra persona, no te quedará nada.
Esto es un corolario de nuestra ya conocida cuarta ley del caos: "tenéis lo que habéis tomado" (T-23.II.9,3). Si quiero algo que me falta, sólo puedo conseguirlo quitándotelo a ti, lo que significa que ahora estás sin él. No puede ser, pues, un verdadero regalo -la reflexión del amor- que exprese el derecho de todos a tenerlo todo. Bajo las leyes de lo especial, sin embargo, mi adquisición del tesoro deseado significa que es sólo mi derecho, un fragmento más de la nada del ego. Por lo tanto, no es un don compartido por todos, que lo hace inestimable, porque no se basa en el Amor total de Dios.
(7:2) Esto se debe a que, cuando usted niega su derecho a todo, usted ha negado el suyo propio.
Si yo creo que tengo algo y tú no, nuestras diferencias hacen que el sistema de pensamiento del ego de separación esté vivo y bien en nuestras mentes. Tal negación de la verdad de nuestra inherente unidad niega todo y no afirma nada.
(7:3) Por lo tanto, no reconocerás las cosas que realmente tienes, negando que están ahí.
Las cosas que realmente tengo son los dones de Dios para mí, reflejados en mi sueño como el perdón, la paz y la sanación. Sin embargo, nada de esto es posible, a menos que sea compartido por todos:
... A tus ojos cansados te traigo una visión de un mundo diferente, tan nuevo, limpio y fresco que olvidarás el dolor y la pena que viste antes. Sin embargo, esta es una visión que debes compartir con todos los que ves, porque de lo contrario no la verás. Dar este regalo es como hacerlo tuyo. Y Dios ordenó, en bondad amorosa, que sea para ustedes (T-31.VIII.8:4-7).
(7:4-5) Quien busca quitar ha sido engañado por la ilusión de que la pérdida puede ofrecer ganancia. Sin embargo, la pérdida debe ofrecer pérdida, y nada más.
Así yo lo tengo y tú no; yo gano y tú pierdes. Ahora me entero de que yo también he perdido, porque lo que es valioso no puede suponer ninguna pérdida para nadie. Si hay pérdida, por lo tanto, debe ser sin valor. El Amor de Dios es dado a todos Sus Hijos en igual medida, y es imposible que uno tenga más o menos:
Cuando se haya completado la Expiación, todos los talentos serán compartidos por todos los Hijos de Dios. Dios no es parcial. Todos Sus hijos tienen Su Amor total, y todos Sus dones son dados gratuitamente a todos por igual.... La particularidad de los Hijos de Dios no proviene de la exclusión sino de la inclusión. Todos mis hermanos son especiales. Si creen que están privados de algo, su percepción se distorsiona. Cuando esto ocurre, toda la familia de Dios, o la filiación, se ve afectada en sus relaciones (T-1.V.3:1-3,5-8).
Sin embargo, si creo en la pérdida y la escasez, este pensamiento, nacido de la idea de que existo robándole a Dios, significa que la pérdida del Cielo se ha convertido en mi ganancia.
El tercer criterio:
(8:1-4.) Su próxima consideración es aquella en la que descansan los demás. ¿Por qué la elección que haces es valiosa para ti? ¿Qué es lo que le atrae a su mente? ¿Para qué sirve?
El propósito subyacente del ego es preservar mi individualidad, la motivación para haber elegido el ego en primer lugar. Buscar cosas en este mundo prueba que existo. Además, mis necesidades demuestran que existe un yo separado, y me atrae el principio de que para que este yo continúe, alguien tiene que ser considerado responsable de mi estado de separación. Así vienen al rescate la cuarta y quinta leyes del caos (T-23.II.8-12). Si me falta algo y tú lo tienes, es porque me lo quitaste. Esto te establece a ti como el pecador y a mí como la víctima inocente. Mi estado de carencia es la prueba de que tomaste lo que necesito, privándome así de ello. Así que vengo al mundo valorando lo que probará mi impecabilidad, atraído por la culpa de otro y viviendo para cumplir con el propósito de mantener mi inocencia a expensas de otra persona.
(8:5-7) Aquí es más fácil de engañar. Porque lo que el ego quiere no lo reconoce. Ni siquiera dice la verdad tal como la percibe, pues necesita mantener el halo que utiliza para proteger sus objetivos del deslustre y del óxido, para que veas lo "inocente" que es.
Recuerdo cómo los políticos nos mienten. Dicen que su objetivo es ayudar al país y mejorar nuestras vidas, pero su objetivo, que no es un secreto, es ser elegidos. Quieren que se satisfagan sus necesidades especiales: fama, poder, riqueza. Lo interesante es que todos somos conscientes de ello, pero la mayoría de las veces nos dejamos engañar. Realmente pensamos, de forma bastante ingenua, que hay una diferencia entre los dos candidatos, o entre los diez candidatos. Sin embargo, todos quieren lo mismo: la glorificación de su particularidad. Lo que realmente sucede, reflejado arriba, es que se vuelven tan buenos en su acto que terminan creyéndolo ellos mismos; involucrándose tanto con su halo hecho por ellos mismos, que olvidan lo que el halo oculta. De la misma manera, todos estamos tan invertidos en la especial luminosidad del marco que perdemos la conciencia de la imagen misma: la culpa y la muerte, la imagen de la nada. Perpetuar esta culpa es la meta secreta del ego, porque prueba que la separación está viva y bien. Esta meta está protegida por el rostro de la inocencia, el halo de odio que nos rodea con "luz", mientras envuelve al mundo en la oscuridad de nuestra culpabilidad.
(9:1) Sin embargo, su camuflaje es un revestimiento delgado, que podría engañar a los que se contentan con ser engañados.
Por lo tanto, cuando somos engañados por un político, un amigo o un hombre de negocios, sólo puede ser porque queremos ser engañados, y estamos contentos de serlo. Por qué? Porque sus metas secretas también son nuestras
metas secretas. Todos queremos que nuestra especialidad sea glorificada y que nuestra individualidad esté firmemente establecida. Así nos contentamos, por elección, con ser atraídos al marco, codiciados para ocultar la imagen de la culpa del ego, su objetivo secreto que refuerza nuestra individualidad y el pensamiento de que hemos destruido a Dios y al amor. Nadie quiere reconocer ese pensamiento, y por eso nos dejamos seducir por el mundo, incluso cuando lo seducimos.
(9:2) Sus objetivos son obvios para cualquiera que se preocupe por buscarlos.
El propósito del Curso es que aprendamos de estas metas secretas. Jesús enseña cómo nunca dejamos de ser engañados por los que no tienen valor en el mundo. No importa cuántas veces estudiemos este curso y memoricemos sus pasajes, todavía nos atrae el brillo de lo externo: No queremos aprender lo que nos enseñaría exactamente lo contrario de todo lo que nuestros egos desean que aprendamos. En otras palabras, Un Curso de Milagros amenaza la individualidad y la especificidad que constituyen nuestra existencia. No vemos lo que está enseñando, eligiendo buscar en otra parte nuestra salvación.
(9:3-4) Aquí está el engaño duplicado, porque el que es engañado no percibirá que simplemente no ha ganado. Creerá que ha servido a las metas ocultas del ego.
En otras palabras, experimentamos pérdida y decepción en el mundo mientras creemos que estamos aquí. Sin embargo, no reconocemos que el ego configura nuestras situaciones para que fracasemos, culpando a otros por nuestro sufrimiento. Este es su propósito oculto, que felizmente cumplimos al mantener la culpabilidad en su lugar. El hecho de que esté consternado, desanimado y deprimido es prueba de que existo, lo que significa que he logrado las metas del ego, sirviéndolas exitosamente mientras mantengo mi identidad especial. Con gusto sufro la desilusión de valorar lo que no tiene valor porque eso asegura mi existencia separada, y prueba que estoy en lo correcto y que Dios está equivocado. Es buscando lo que no tiene valor que demuestro que no soy responsable, porque se ve que el mundo me niega la felicidad y la paz que merezco; por ejemplo, esta persona me maltrata o abusa de mí, sin la cual yo sería feliz. En otras palabras, siempre hay alguien o algo que me hace sufrir y estar molesto, permitiéndome llevar la cara de inocencia que dice que otros son pecadores culpables, pero no yo.
(10:1) Sin embargo, aunque trata de mantener su halo claro dentro de su visión, todavía debe percibir sus bordes manchados y su núcleo oxidado.
Hay algo en nosotros que sabe que nuestra vida de odio y amor especial es una farsa, porque la culpabilidad nunca desaparece. En otras palabras, la cara de la inocencia no funciona realmente, porque una parte de nosotros es consciente de "sus bordes manchados y su núcleo oxidado". La culpa permanece así en nuestras mentes, y sin éxito genera la necesidad de ser especiales para que no tengamos que ver que el problema es nuestro.
(10:2) Sus errores ineficaces le parecen pecados, porque considera que el deslustre es suyo; el óxido es un signo de profunda indignidad en sí mismo.
Esto describe tu culpa. Tratas de estar en paz, buscando la felicidad en el mundo y tratando de hacer que lo que no tiene valor sea valioso. Sin embargo, la búsqueda es inútil, y el ego atribuye su fracaso a tu pecaminosidad. Te sientes terrible, no porque no conseguiste lo que querías, sino porque te acuerdas de la creencia ontológica de que mataste a Dios para conseguir lo que querías. Sin embargo, nunca encontrarás paz, seguridad y alegría porque buscas en el lugar equivocado. La culpa proyecta su fea sombra de fracaso e indignidad, no importa cuán desesperadamente trates de pulir los marcos y mantener el halo brillante.
(10:3-4) Aquel que quiere preservar las metas del ego y servirlas como propias no comete errores, de acuerdo con los dictados de su guía. Esta guía enseña que es un error creer que los pecados no son más que errores, pues ¿quién sufriría por sus pecados si así fuera?
El ego dice que tu dolor y tu miseria prueban que has pecado, porque el pecado exige castigo: Si estuvieras sin pecado no sufrirías. Una variación de esta idea se encuentra en la tercera ley del caos del ego, donde Dios está obligado a creer en el pecado de Su Hijo, porque el Hijo le ha dicho que así es.
La arrogancia sobre la que se asientan las leyes del caos no puede ser más aparente de lo que aquí emerge (el campo de batalla del ego). He aquí un principio que definiría lo que debe ser el Creador de la realidad; lo que debe pensar y lo que debe creer; y cómo debe responder, creyéndolo. No se considera ni siquiera necesario que se le pregunte acerca de la verdad de lo que ha sido establecido para Su creencia. Su Hijo puede decirle esto, y..... Debe aceptar la creencia de Su Hijo en lo que es, y odiarlo por ello (T-23.II.6:1-4,6).
Así es como el pecado se hace real y está más allá de toda corrección.
Esta es una variación del famoso argumento de Juan Calvino de que se puede reconocer a la élite -los que Dios ama y por lo tanto salvaría- por sus vidas felices y prósperas. Sus familias no se enfermarían gravemente, no habría crisis ni dificultades financieras, y todo siempre saldría bien. Para Calvino, estos eran los criterios para identificar la impecabilidad y saber que Dios te amaba, mientras que el sufrimiento demostraba tu pecaminosidad.
(11:1) Y así llegamos al criterio de elección que es más difícil de creer, porque su obviedad está recubierta de muchos niveles de oscuridad.
Estos niveles de oscuridad son los marcos de lo especial; nuestros intentos de ver en el mundo exterior lo que no queremos saber está dentro de nosotros.
El cuarto criterio:
(11:2-3) Si usted se siente culpable por su elección, ha permitido que las metas del ego se interpongan entre las alternativas reales. Y así no te das cuenta de que sólo hay dos, y la alternativa que crees que elegiste parece temerosa, y demasiado peligrosa para ser la nada que realmente es.
La culpa es el criterio último para distinguir lo que es valioso de lo que no lo es. Su presencia demuestra que has elegido lo que no tiene valor, porque si valoras algo en este mundo como fuente de felicidad, paz o amor, te sentirás culpable. Jesús necesita que nos demos cuenta de cuán culpables creemos que somos, y que la culpabilidad es la fuente de toda la miseria. Superponemos nuestra culpa con niveles de oscuridad para negar su presencia en nuestras mentes, protegiendo así nuestro pecado secreto. Así, cada vez que buscamos algo aquí como fuente de alegría, recreamos el momento original en que escogimos pecaminosamente la individualidad del ego por encima del Amor de Dios; diciendo, en efecto: "El Amor de Dios no es suficiente". En vez de ser parte de la creación de Dios, quiero ser la Primera Causa que se sienta en el trono de la creación como creador".
En otras palabras, todos nosotros, como un solo Hijo, le dimos la espalda a Dios y elegimos el ego. Ese instante de locura es recordado siempre que buscamos lo especial. El mensaje aquí, una vez más, no es que debemos sentirnos culpables cuando buscamos lo que no tiene valor, sino que debemos reconocer lo que estamos haciendo. Si no entendemos que nuestra miseria viene de la culpa de dormir, no estaremos motivados para cambiar de opinión. Debido a que cubrimos nuestra culpabilidad, Jesús nos habla del plan del Espíritu Santo para revelar nuestra miseria, para que podamos reconocer su causa:
El Espíritu Santo necesita un estudiante feliz, en quien su misión pueda ser felizmente cumplida. Ustedes que están firmemente dedicados a la miseria deben primero reconocer que son miserables y no felices. El Espíritu Santo no puede enseñar sin este contraste, porque ustedes creen que la miseria es felicidad. Esto te ha confundido tanto que... no te das cuenta de que el fundamento del que depende no significa absolutamente nada.... No tengas fe en nada y encontrarás el "tesoro" que buscas.... Creerás que nada tiene valor, y lo valorarás. Un pedacito de vidrio, una mota de polvo, un
cuerpo o una guerra son uno para ti. Porque si valoras una cosa hecha de nada, has creído que nada puede ser precioso, y que puedes aprender a hacer lo falso verdadero (T-14.II.1:1-5,7,9-11).
Reconocer nuestra miseria nos permite que se nos enseñe la nada de nuestra valiosa culpa. Así escogemos la verdad del mundo que es la única que tiene valor: el perdón que nos lleva de la ilusión del miedo a la realidad del amor.
Jesús concluye la lección resumiendo:
(12:1-3) Todas las cosas son valiosas o sin valor, dignas o no de ser buscadas en absoluto, enteramente deseables o que no valen el más mínimo esfuerzo para obtenerlas. Elegir es fácil por eso. La complejidad no es más que una pantalla de humo, que oculta el simple hecho de que ninguna decisión puede ser difícil.
El universo físico, sin mencionar el cuerpo individual, es increíblemente complicado por el diseño: ocultar la simple elección que nuestras mentes tienen que hacer. Elegimos mal una vez, y antes de que pudiéramos cambiar de opinión, el ego formó un mundo complejo, haciéndonos olvidar que había una elección, olvidando incluso la imagen equivocada que habíamos elegido. En cambio, nos identificamos con el marco -el cuerpo de nuestra especialidad- que impedía el reconocimiento de la elección de la mente entre la verdad y la ilusión, lo valioso y sin valor, y que hacía casi imposible el retorno a la mente. Recuerda este pasaje del texto, detallando cómo las nubes de complicaciones del ego oscurecen la simplicidad de la respuesta:
... ¿Cómo podría haber otra manera de resolver un problema que es muy simple, pero que ha sido oscurecido por nubes pesadas de complicaciones, que se hicieron para mantener el problema sin resolver? Sin las nubes el problema surgirá en toda su simplicidad primitiva. La elección no será difícil, porque el problema es absurdo cuando se ve claramente (T-27.VII.2:3-5).
(12:4-5) ¿Cuál es la ventaja de aprender esto? Es mucho más que simplemente dejarte tomar decisiones fácilmente y sin dolor.
La verdadera ganancia es nuestro regreso al Cielo. Una vez que nos damos cuenta de que esta decisión implica nuestra felicidad, la elección por Dios es inevitable, pues ¿quién elegiría en contra de la alegría?
Jesús vuelve al tema importante de alcanzar a Dios escogiendo contra el ego:
(13:1) El mismo cielo se alcanza con las manos vacías y las mentes abiertas, que vienen sin nada para encontrarlo todo y reclamarlo como propio.
Esta declaración prefigura un hermoso pasaje de la Lección 189: La manera en que llegamos al Cielo es vaciar nuestras mentes de todos los pensamientos del ego; deshacer lo que es negativo (W-pI.189.7). Recordemos que Un Curso de Milagros no se centra en lo positivo, el Amor de Dios, sino en liberar las interferencias para recordar este Amor. Abandonamos el sistema de pensamiento del ego que habíamos agarrado tan fuertemente, y nuestras manos vacías se vuelven libres para recibir el regalo del Cielo.
(13:2) Intentaremos alcanzar este estado hoy, con el autoengaño a un lado, y con una voluntad honesta de valorar lo verdaderamente valioso y lo real.
Se nos pide que practiquemos la autohonestidad, dejando de lado el autoengaño de que queremos volver a casa, porque continuamente valoramos lo que no tiene valor: la individualidad, la especialidad y el juicio. Obsérvate a ti mismo a lo largo del día, viendo cómo el ego trata de establecer tu sabiduría para saber qué es lo mejor, y cómo trata de demostrar que no puedes confiar en nadie, porque la gente siempre te está fallando. Como nada funciona bien, tus juicios sobre los demás y sobre el mundo están justificados.
Para repetir, observen mientras buscan lo que no tiene valor en vez de lo que es valioso, la voluntad honesta de la que habla Jesús. Practicar esta honestidad significa pedirle que sea su guía a lo largo del día. Sabrás que has elegido contra él cuando te enfades, te sientas culpable, deprimido y juzgado. Sabrás que has elegido para él cuando hayas dejado ir estos pensamientos egoístas.
(13:3-4) Nuestros dos largos períodos de práctica de quince minutos cada uno comienzan con esto:
No valoraré lo que no tiene valor, y sólo lo que tiene valor busco, porque sólo eso es lo que deseo encontrar.
Antes de articular esta declaración y que sea en serio, primero tenemos que reconocer cómo no lo hacemos. Necesitamos escudriñar nuestras mentes a lo largo del día -nuestra honesta disposición- para ver cómo buscamos continuamente lo que no tiene valor. Cualquier cosa que involucre un juicio en contra de otros, o incluso insinuar algo especial, es inherentemente sin valor. Por lo tanto, pedirle a Jesús que nos ayude a ver todo de otra manera nos permite cambiar de lo que no tiene valor a lo que tiene valor. Habiendo pedido ayuda para buscar lo que tiene verdadero valor, tenemos la garantía de que lo encontraremos.
(14) Y luego recibe lo que espera a todo aquel que llega, sin trabas, a la puerta del Cielo, la cual se abre al llegar. Si empiezas a dejarte recoger algunas cargas innecesarias, o crees que ves algunas decisiones difíciles a las que te enfrentas, responde rápidamente con este simple pensamiento:
No valoraré lo que no tiene valor, porque lo que tiene valor me pertenece.
Tal vez recuerden esta primera declaración del texto:
No tienes idea de la tremenda liberación y profunda paz que viene de encontrarte a ti mismo y a tus hermanos totalmente sin juicio (T-3.VI.3:1).
Los juicios son las cargas innecesarias a las que Jesús se refiere. Cuando empieces a juzgarte a ti mismo y a los demás, detente lo más rápido posible y pregunta si realmente quieres las consecuencias de esos pensamientos sin valor. También las decisiones difíciles resultan de haber valorado lo que no tiene valor, pero ninguna decisión puede ser difícil aquí porque no hay "aquí". La única decisión verdadera es la elección de la mente entre el ego y Jesús. ¿Qué puede ser más sencillo? Elegirlo libera la inversión del ego en estar en lo correcto, y cuando vuelvas a prestar atención a una decisión sobre el nivel de la forma, automáticamente sabrás qué es lo más amoroso que puedes hacer.
Ciertamente necesitamos tomar decisiones mientras estamos en el cuerpo, pero nuestro amante maestro las hace sin esfuerzo, ya que ellas siguen suavemente la decisión correcta de la mente. Por lo tanto, cuando tales decisiones son problemáticas, y la ansiedad, la depresión y la culpa las rodean, sabes que has elegido al maestro equivocado. La petición de Jesús es simple en este momento: Suelta la mano del ego y toma la suya en su lugar. La dificultad sigue sólo cuando te resistes a su simple petición. Esta es su señal de que una vez más han visto al mundo como algo que vale la pena o que no vale nada, que es útil o dañino: ¡una percepción sin valor en verdad! Reconociendo la necesidad de regresar a la mente, recuerdas que lo único valioso en este mundo es aprender a elegir a Jesús como tu maestro y guía -a perdonar en vez de condenar-, una elección que ahora haces felizmente.
LECCIÓN 133
"No le daré valor a lo que no lo tiene."
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
El curso nos plantea que en este mundo siempre debemos elegir entre dos opciones: el miedo o el amor, el conflicto o la paz, el sufrimiento o la paz. Todo ello lo podemos resumir en elegir entre el ego o el Espíritu Santo.
"Cada elección que llevas a cabo o bien te aporta todo o bien no te aporta nada."
"Por lo tanto, si aprendes los criterios mediante los cuales puedes distinguir entre lo que es todo y lo que no es nada, elegirás la mejor alternativa."
En base a lo anterior, la pregunta que podría surgir, es cuáles son los criterios para valorar las cosas, y así poder decidir cuál es valiosa y cuál no. De eso se trata esta lección. "Hoy vamos a hacer una lista de los verdaderos criterios con los que poner a prueba todas las cosas que crees desear."
Si se cumplen los requisitos, las cosas que deseamos las podremos considerar valiosas, en caso contrario, "no vale la pena desearlas en absoluto, pues lo único que harían sería reemplazar, a aquello que es más valioso."
CRITERIOS PARA DETERMINAR LO QUE TIENE VALOR:
Los criterios son los siguientes:
Primer criterio:
1. Tiene que durar para siempre.
Solo lo eterno es real, lo temporal es ilusorio. En caso de darle valor a lo que esté sujeto al tiempo, lo que estas eligiendo carece de valor.
"Un valor temporal no tiene valor alguno. El tiempo jamás puede anular ningún valor real. Lo que se marchita y perece jamás existió, y no tiene nada que ofrecerle al que lo elige."
¿Que dura para siempre? Todos los atributos que hemos heredado de Dios: amor, paz, dicha. Impecabilidad, inocencia, plenitud, etc.
Segundo criterio:
2. Tiene que ver con la relación ganar - perder.
Si en la decisión que vas a tomar, algún hermano pierde, esta decisión carece de todo valor. Esta es una típica relación del ego. "si eliges quitarle algo a alguien, te quedas sin nada:"
"Esto se debe a que cuando le niegas a alguien su derecho a todo, te lo niegas a ti mismo."
"Las pérdidas, sin embargo; sólo pueden ocasionar más pérdidas. Eso es todo."
Tercer criterio:
3. ¿A que propósito obedece lo que deseamos?
Si el propósito es amoroso, bondadoso, pacifico, es realmente valioso.
Por el contrario, si obedece a los propósitos del ego, carece de todo valor.
En este tema el ego nos puede inducir al engaño, "Pues el ego no reconoce lo que quiere. Ni siguiera dice la verdad tal como la percibe" su propósito es mostrarse como una inocente víctima.
"Mas su camuflaje no es más qué un fino velo, que sólo podría engañar a los que les place ser engañados." pero podemos develar los propósitos del ego. "Sus objetivos son obvios para todo aquel que se toma la molestia de examinarlos."
Todas las decisiones que se toman con el propósito de conservar las metas del ego y de protegerlas, carecen de todo valor.
Cuarto criterio:
4. Si la decisión que tomas están basadas en la culpa, carecen de todo valor.
"Si sientes el más mínimo vestigio de culpabilidad con respecto a lo que has elegido, es que has permitido que los objetivos del ego nublen las verdaderas alternativas."
Para el Curso de Milagros a la hora de determinar qué es valioso, y tomar decisiones no hay términos medios, o corresponde al ámbito del amor, al estado del Cielo, o corresponde al ámbito del ego. En este último caso, cualquier cosa que se examine carecerá de cualquier valor.
"Todas las cosas o bien son valiosas o bien no tienen ningún valor; o bien son dignas de que se las procure o bien indignas de ello; son también completamente deseables o bien no merecen que se lleve a cabo el más mínimo esfuerzo por conseguirlas."
En base a estos criterios se hace más claro y fácil tomar decisiones basadas en el amor y el perdón.
PROPÓSITO:
Aprender a conocer los criterios para determinar lo que es valioso, o lo que no lo es, antes de tomar cualquier decisión. Valoramos las cosas del ego y su mundo, o valoramos el amor, el perdón y demás manifestaciones de Dios.
PRÁCTICA:
Aquiétate durante 15 minutos, en dos ocasiones en el transcurso del día, preferiblemente una en la mañana y la otra en la noche. Respira lenta y profundamente y mientras te vas relajando con la respiración, ve introduciendo en tu consciencia las siguientes palabras:
"No le daré valor a lo que no lo tiene y solo iré en pos de lo que es valioso, pues eso es lo único que deseo encontrar."
Y en la medida que estas palabras se asientan en tu consciencia, te relajas y te dejas ir de la mano de Quien siempre te ayudará a elegir desde el Amor.
"Al Cielo se llega con las manos vacías y las mentes abiertas, las cuales llegan a él sin nada a fin de encontrarlo todo y reivindicarlo como propio."
"Hoy intentaremos alcanzar este estado, dejando a un lado el auto-engaño y estando sinceramente dispuestos a darle valor únicamente a lo que en verdad es valioso y real."
"Recibe entonces lo que le espera a todo aquel que trata de llegar sin lastres hasta las puertas del Cielo, las cuales se abren de par en par con su llegada."
RESPUESTA A LA TENTACION Y PRÁCTICAS FRECUENTES:
Cada vez que percibas una situación conflictiva, repite con frecuencia estas frases que te ayudarán a recordar los criterios para determinar que es valioso y que no lo es, y poder tomar las decisiones desde el amor y la paz, te dices mentalmente lo siguiente:
" No le daré valor a lo que no lo tiene, pues lo que tiene valor me pertenece."
Aprendemos a determinar los criterios para tomar decisiones en este mundo, en base a que sean permanentes, que no sean a costa de mis hermanos, que nadie pierda, que no obedezcan a los propósitos ocultos o evidentes del ego, y que estén ausentes de motivaciones basadas en la culpa; así podremos tomar decisiones amorosas y sanadoras, que nos generen paz y felicidad.
CELEBRANDO EL MILAGRO
CELEBRA LA CORRECCIÓN QUE OCURRE AHORA
BENDICIONES!